Cosificación del universo humano
El proceso de individualización de la humanidad tiene su punto de partida en la emancipación del hombre respecto a sus condiciones naturales y primitivas de producción. Los antiguos organismos sociales de producción se fundaban en la inmadurez del hombre individual, aún no liberado del cordón umbilical que lo ataba a otros seres de la misma especie. Los hombres entran en la historia tal como primitivamente salen del reino animal en sentido estricto: aún semi animales. La economía de subsistencia sostiene su colectivismo, su carácter gregario, la dependencia de unos en los otros. Pero, el intercambio de mercancías comienza allí donde termina la comunidad y la existencia del mercancías tiene como precondición el desarrollo de la división social del trabajo. A la economía de subsistencia le sigue una economía de abundancia, una época de abundancia creciente pero miserable. La civilización nos trae progreso. Superabundancia para unos y de miseria para las mayorías. Marx tenía toda la razón al señalar que a medida que se incrementa la productividad la desvalorización del mundo humano crece en razón directa de la valorización del mundo de las cosas. El trabajador se convierte en una mercancía tanto más barata cuantas más mercancías produce. A ésta época le corresponde la escisión del producto laboral en cosa útil y cosa de valor. Es decir, cuando un objeto útil rebasa las necesidades inmediatas del poseedor potencialmente se desdobla o convierte en valor de cambio. Este desdoblamiento sólo se materializa en el intercambio donde se realiza como mercancía. Con el aumento de la productividad del trabajo se propaga la propiedad privada y el cambio, la diferencia de fortuna, la posibilidad de emplear fuerza de trabajo ajena y, con ello, la base de los antagonismos de clase. La propiedad privada sobre la tierra, los rebaños y los objetos de lujo, lleva al intercambio (del trueque a la compra-venta), a la transformación de los productos en mercancías. Son usos de guerra que las conquistas incluyen a la apropiación de tierras sus componentes, esto es, los hombres que las fructifican y sus bienes. Inventado el comercio aparecen las mercancías y el hombre cosa.
Tacna, 11 julio 2009
Edgar Bolaños Marín
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