Autor: Miguel Aragón
(4 de junio de 2003) (*)
1.- La independencia nacional.-
En las batallas de Junín y Ayacucho, a fines de 1824, hace 180 años, los pueblos de América del Sur concluyeron la etapa de lucha prolongada por la liberación nacional. Abatida la dominación colonial española, nuestros pueblos iniciaron una nueva etapa histórica, la etapa republicana. El objetivo central dejaba de ser la lucha por la independencia nacional, que ya se había logrado; y pasaba a ser, en un primer momento, la lucha por el desarrollo o evolución social, dirigido por la burguesía nacional; y en un segundo momento, tiempo después, el objetivo central pasaba a ser la lucha por el cambio social dirigido por el proletariado.
Actualmente, mientras la burguesía peruana definitivamente ya agotó todas sus posibilidades históricas de dirigir el desarrollo social del país, el proletariado se encuentra en una etapa avanzada de su lucha por el cambio social.
2.- La democratización de la sociedad peruana.-
En las décadas de 1840 y 1850, las utilidades del guano y del salitre crearon en el Perú, donde la propiedad había conservado hasta entonces un carácter aristocrático y feudal, los primeros elementos sólidos de capital comercial y bancario. El gobierno de Ramón Castilla (1845-1851, 1855-1862) marcó la etapa de solidificación de una clase capitalista. Las concesiones del estado y los beneficios del guano y del salitre crearon un capitalismo y una burguesía. Y esta clase, que se organizó luego en el "civilismo", se movió muy pronto a la conquista total del poder.
Apoyándose en esta nueva base social se organizaron primero el Partido Civilista, y después el Partido Constitucional de Andrés Cáceres, el Partido Demócrata de Nicolás de Piérola y el Partido Liberal de Augusto Durand. Durante siete décadas, de 1850 a 1920, la burguesía peruana, sin mucha convicción, y muy a su pesar, agitó las banderas de "reivindicación y defensa de las garantías individuales" y "democratización de la sociedad peruana". Cada vez que el gobierno de turno se entrampaba en sus propias crisis, para salir del atolladero, la oposición tolerada reclamaba "cambio de política económica", "cambio de ministros", "cambio de gobierno" y hasta "nueva constitución" como máxima aspiración. Algunas veces, a título de excepción, cuando los cachorros de sus caudillos, para salir de la modorra y cuando se sentían invadidos por un temporal arrebato de imaginación, hasta exigían airadamente "nueva república", repitiendo lo que sin entender, acababan de escuchar en sus viajes de placer por París y otras ciudades europeas más cercanas a las playas de las costas del Mar Mediterráneo, donde frecuentaban veranear y descansar sus ocios.
Esta etapa de agitación política burguesa, más que de lucha consecuente "por la democratización de la sociedad peruana", concluyó con el golpe de estado del 4 de julio de 1919, precisamente el día de conmemoración de la fiesta nacional de los Estado Unidos de Norteamérica, día elegido como un tributo de la servil burguesía peruana al nuevo amo. Con la "revolución del 4 de julio" el nuevo civilismo, el civilismo burgués, representado por el "Partido Democrático Reformista" de Leguía, desplazó definitivamente del gobierno al viejo civilismo, al civilismo feudal representado por el presidente Pardo y el candidato Aspíllaga. En 1919, con la culminación de la lucha "por la democratización de la sociedad", la mediocre burguesía peruana, muy de mala gana, y saturada de nostalgia pasadista, tuvo que asumir definitivamente las funciones de gobierno, sostenida con muletas por el gamonalismo y el capital extranjero, que de esa manera se sentían mejor representados en la defensa de sus intereses. Sin proponérselo, y sin siquiera imaginárselo, se habían creado las condiciones para ingresar a una nueva etapa de lucha social en el país. Atrás quedaba la lucha "por la democratización de la sociedad", y mucho más atrás, un siglo de por medio, la lucha "por la liberación nacional", cuyo centenario fue fastuosamente celebrado por el gobierno de la "patria nueva" en 1921 y 1924.
3.- El cambio social.-
Mientras estos cambios superficiales ocurrían en la política criolla peruana, otros cambios más trascendentales se venían dando en la base de la sociedad. El proletariado peruano había surgido en las últimas décadas del siglo XIX, con la aparición de la industria moderna, con lo cual se crearon las condiciones materiales para el cambió de los términos de la lucha política. Al comienzo, el naciente proletariado se sumó a las esporádicas y timoratas acciones políticas de la burguesía contra la feudalidad, pero muy pronto encontró su propio camino. En 1918, un numeroso contingente del proletariado peruano "nauseado de política criolla se orientó resueltamente al socialismo", constituyeron el comité de propaganda y concentración socialista, y el 22 de junio de 1918 publicaron el primer número de la revista "Nuestra Época", hito que marcó el nacimiento del movimiento socialista peruano, que este mes cumple su Aniversario 85. [texto escrito el año 2003].
Desde un comienzo, el movimiento socialista peruano desechó las banderas de la "liberación nacional" y de la "democratización de la sociedad", que fueron necesarias y correctas para tiempos ya superados, hasta 1821 la primera, y hasta 1919 la segunda. El movimiento socialista peruano agitó sus propias propuestas de reconstrucción peruana, renovación peruana, crear un Perú nuevo en el mundo nuevo, y resurgimiento del pueblo indígena, diferentes nombres que asumía creativamente "la lucha por el cambio social". Esta nueva tarea era diferente y superior a la revolución política, a la revolución de "la independencia nacional" que quedaba relegada para los anaqueles del museo de la historia. José Carlos Mariátegui al participar en el Tercer Congreso Indígena, el 29 de agosto de 1923, declaró "El instante es de transformación mundial. También la raza indígena se despereza. Hay que ayudarle a comprender su problema y encontrar su camino", "el indio no es siquiera un proletario, es un siervo. La independencia fue una revolución criolla, política, no social". Semanas antes, al iniciar sus conferencias en la Universidad Popular había declarado "con la revolución rusa ha comenzado la revolución social".
Durante cuatro generaciones el proletariado ha mantenido en alto su propia bandera de lucha por la revolución social, por el cambio social; y durante cuatro generaciones ha tenido que resistir las sucesivas ofensivas confusionistas de la burguesía y de la pequeña burguesía. Cada vez que se agudizaba en extremo la lucha social, la burguesía rescataba su anacrónica bandera de "la democratización de la sociedad"; y la demagógica pequeña burguesía sacaba del baúl de antigüedades, la todavía más anquilosada y raída bandera de "lucha por la segunda independencia" , y de lucha "por la liberación nacional". En su temporal borrachera nacionalista, sus caudillos hinchaban el pecho y se nutrían del espíritu de don José (de San Martín) y de don Simón (Bolivar), y no faltaban quienes hasta recurrían a disfrazarse con los vistosos uniformes de los Húsares de Junín, con chatarra, botones dorados y espuelas incluidas.
4.- Fortalecer el frente unido.-
En esta prolongada lucha del movimiento socialista peruano, que este mes cumple su Aniversario 85 [junio de 2003], cuatro generaciones se han sucedido en la historia, cuatro generaciones que han luchado y siguen luchando por el cambio social, para lo cual han agrupado sus fuerzas y encontrando la forma más adecuada de organización en cada etapa. Por un lado, de manera casi permanente y constante ha promovido y fortalecido el frente unido de los trabajadores; y por otro lado, en forma esporádica y temporal, ha intentado promover y organizar "el partido de masas y de ideas".
Cuando el movimiento socialista peruano aplicaba certeramente la política de frente unido, a su vez se desarrollaba la organización partidaria; cuando se equivocaba en la política del frente unido y se desvinculaba de las masas, se anulaban las condiciones necesarias para la organización partidaria.
El frente unido más que una teoría, es una acción contingente, concreta, eminentemente práctica. El frente unido más que un concepto, es una actitud solidaria ante un problema concreto, ante una necesidad urgente. El frente unido más que una ampulosa organización, o un aparato burocrático, es ante todo un organismo vivo, multiforme, que cambia permanentemente de tamaño, de forma y hasta de nombre; pero que en cada instante unifica a las fuerzas del pueblo peruano que están luchando por sus reivindicaciones inmediatas. El frente unido un día se nos presenta como "frente regional de Puno", otro día como "frente provincial de Arequipa"; en un momento aparece como "asociación de productores de arroz de Tarapoto", y en otro momento como "federación de campesinos productores de coca"; más adelante demanda nuestro apoyo como "federación de trabajadores de construcción civil" y luego como "federación de trabajadores mineros y metalúrgicos" . En cada acción concreta, todo el pueblo trabajador, todo el pueblo consciente apoya esa lucha concreta, culminada esa lucha, se prepara para la siguiente.
Hoy por hoy, y todo mayo y junio [de 2003], el frente unido del pueblo peruano se nos presenta como SUTEP-SIDESP, porque la lucha de los maestros es la lucha de todo el pueblo peruano. Cuenta con la participación de 300,000 maestros, y cuenta con el apoyo activo de ocho millones de estudiantes, ocho millones de padres de familia, y el respaldo del 85 % de la población, según nos informan las más confiables encuestas de opinión pública.
La tarea que tenemos por delante, no es "crear un frente único entre cuatro paredes", ni tampoco "crear una coalición de partidos de caudillos", uno más para engrosar la larga lista de "frentes únicos" que matizan la folklórica política peruana desde los lejanos tiempos de la fallida "alianza popular revolucionaria americana". La tarea que realmente tenemos por delante, es fortalecer el frente unido que está luchando a lo largo y ancho del país, en más 1,800 municipios y más de 200 provincias (**)
(**) Texto Adicional.- En los meses de abril. mayo y junio de 2009, el frente unido del pueblo peruano estuvo representado principalmente por las comunidades nativas de la región amazónica y las comunidades campesinas del sur de la región alto andina, que en el momento de mayor intensidad de la lucha coordinaron en el Frente Comunitario por la Vida , como la máxima expresión de la coordinación duradera del pueblo peruano en esos momentos. En las próximas luchas, que ya están madurando aceleradamente en las filas del pueblo, otros sectores serán los principales representantes y abanderados del frente en esos momentos de lucha concreta. Porque ya es tiempo que entendamos que, el frente unido del pueblo es una organización sumamente flexible y multiforme, en la cual no hay cabida para dirigentes burocráticos, ni caudillos eternos, quedando atrás las obsoletas pugnas entre caudillos y las descaradas maniobras por copar los cargos de "secretarios generales" (Nota agregada el 08 de agosto de 2009).
(*) El presente pronunciamiento fue escrito en junio de 2003, en los precisos momentos que se desarrollaba la Gran Huelga General de Maestros agrupados en el SUTEP y el SIDESP (la más importante lucha de masas ocurrida en veinticinco años, después del Paro General del 19 de julio de 1977). La movilización de maestros con el apoyo de la inmensa mayoría del pueblo, estremeció las 200 provincias del país por más de cuarenta días. Sospechosamente cuando la lucha de masas se encontraba en su máximo grado de combatividad, los diarios anunciaron la ocurrencia de una acción terrorista en la zona del Valle de La Convención, y la clase dominante intentó desprestigiar la lucha magisterial vinculándola a la torpe acción de provocación.
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