martes, 19 de abril de 2011

IZQUIERDA DEMOCRÁTICA Y 2011


Elecciones 2011 (2-3)

El 10 de abril, además de los cinco candidatos del “abanico electoral”: Ollanta Humala, Keiko Fujimori, Pedro Pablo Kuczynski, Alejandro Toledo, Luis Castañeda, participaron otros cinco por fuera de ese aval oficial: José Ñique (Fonavistas del Perú), Ricardo Noriega (Despertar Nacional), Rafael Belaúnde (Adelante), Juliana Reymer (Fuerza Nacional), Humberto Pinazo (Justicia, Tecnología, Ecología) ¿Qué representan?

Representan la tradicional Izquierda Democrática, que lucha por que se cumplan los principios liberales de libertad-igualdad-fraternidad. Y la conforman intelectuales, tecnólogos, empresarios de varios niveles. Así, ¿por qué recibieron tan bajísima votación?

El pensamiento liberal lideró el capitalismo como nuevo sistema de producción; fue su motor ideológico en la lucha contra el feudalismo en su etapa terminal, absolutismo. Y hasta mitad del siglo pasado pudo representar la función de servicio del sistema dominante.

Después, el sistema ha desarrollado el neo liberalismo, con que ha hecho tabla rasa de sus principios liberales. En esta su etapa terminal (financiarización), la función de servicio desaparece y el Estado sólo muestra su función de dominio. Para sobrevivir, en lo económico impone la “flexibilización laboral” (desconocimiento de los derechos laborales ganados lucha tras lucha por los trabajadores); en lo jurídico impone la criminalización de la protesta popular, haciendo tabla rasa de la Constitución y de la Carta de DDHH de Naciones Unidas; en lo político, impone su “abanico electoral” neoliberal y silencia la participación de la izquierda liberal. Es la etapa que estamos viviendo ahora.

En este marco, la Izquierda Democrática sufre dos rechazos. Por un lado del sistema dominante, que ni siquiera la considera en su escalafón electoral, ni en las encuestas que realiza ni en los debates que organiza. Para el neoliberalismo no existe ni como estorbo.

Pero, lo más grave, sufre la “conspiración del silencio” de la propia izquierda, el rechazo de los electores que, organizados o individualmente ni la mencionan. Así, sufre el silencio de la derecha neoliberal y es desconocida por la propia izquierda liberal.

Si el escalafón electoral oficial ni la menciona, menos la menciona el ciber espacio de la izquierda (foros, web, listas de correos), que centralizó el debate sólo en el abanico electoral del sistema, haciéndole el juego como rueda suelta al dominio mediático oficial.

La izquierda democrática presentó candidatos como Ñique de la Puente, que fue líder estudiantil y presidente de la FUSM, perseguido, detenido, exiliado. ¿Lo han apoyado el ambiente intelectual universitario, sus ex-compañeros estudiantiles, sus compañeros de su entorno intelectual, grupos que se reclaman de la izquierda? Otro candidato, Juliana Reymer, (¿apellido similar a Rejtman?) hija de judío alemán perseguido por el nazismo, vendedora informal y luego capacitada en gerencia de micro empresa, ¿recibió el apoyo de su gremio, de los grupos que se reclaman de la izquierda, de la “tercera vía”?

Esta realidad expresa el ocaso de la Izquierda Democrática, que en un país de capitalismo marginal y en total bancarrota, no tiene función de servicio que desempeñar legalmente. Caso diferente al del capitalismo emergente, como de Brasil, que requiere de esta Izquierda Democrática como válvula de escape a su sistema de explotación. Y si en una elección de menor nivel, (como en Lima p.e.) puede lograr la victoria electoral con su demagogia, de inmediato sucumbe ante el gobierno permanente neo-liberal.

Y más aún, si ante la “operación avispa” del neoliberalismo (abanico electoral) se aferra a su tradicional “operación marmota” (todo a última hora)

Ramón García Rodríguez

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