SIGLO XXI - QUINTO LUSTRO - "Un nuevo orden emerge de la desintegración del capitalismo que irá reemplazando la célula económica (familia) por una nueva matriz reproductiva (comunas) que cumplirá funciones defensivas, judiciales, productivas y administrativas."
miércoles, 18 de enero de 2012
PUNTO DE VISTA 30 AÑOS: ESTILO PROLETARIO
Un Tema de Actualidad (2-2)
Carísimo Lector:
La sección de correspondencia de Punto de Vista ha publicado algunas cartas llegadas a la Redacción. Como se puede apreciar, “unas son de cal y otras son de arena” Reiteramos nuestro agradecimiento general. Y como Punto de Vista seguirá saliendo, queremos adelantar un comentario general a algunos comentarios llegados y a otros por llegar. Nuestro propósito es difundir el Estilo Proletario, al que adherimos sin reserva mental alguna.
THE BIG STICK
Teodoro Roosevelt, cuando nacía el imperialismo yanqui señaló a sus agentes: “carry a big stick”, “cargue un gran garrote” Así, la política del gran garrote se extendió por América y el mundo entero.
Para el imperialismo, por supuesto que este era un gran consejo. Pero todo es según el color del cristal con que se mire. El proletariado, que tiene altos ideales, no puede jamás blandir garrote alguno, ni grande ni pequeño. ¡Y menos en sus propias filas! Pero sucede que uno u otro lector, demostrando gratuito odio visceral blande un gran garrote contra esta revista, que apenas nace empeñando desigual lucha por su derecho a la existencia y a su espacio vital.
Para decirlo sin rodeos, creemos que este no es un estilo proletario. Y tenemos noticias ciertas de que es un torpe estilo muy difundido en nuestro medio. Por eso debemos estudiarlo y señalar sus características, buscando tratar la enfermedad para salvar al paciente. En mérito a la parquedad, podemos señalar que este estilo tiene dos características básicas:
1.- Rebaja el debate a una “riña de zapateros” Así como el fanático de la corridas de toros habla en jerga “calé”, así como el fanático del tango habla en jerga “lunfardo”, así el “fanático” proletario cree actuar ortodoxamente cuando convierte la terminología marxista en una jerga más, y lo que hace es difundir un estilo cursi burdo y ramplón. Quítese esta replana marxista, y ¿qué queda del discurso? Pruebe el lector a escribir sin esta “terminología tradicional”; al comienzo le será muy difícil, pero cuando lo logre seguro que dará el salto de la nada a la existencia.
Este estilo es muy fácil de detectar. Pongamos un ejemplo. JCM señaló: “muchos proyectos de libro visitan mi vigilia”; pero un lector escribe que “JCM no necesitaba publicar un cronograma y organigrama de los proyectos que merodeaban en su cerebro y vigilia” El derrame biliar es evidente cuando se remplaza visitar por merodear; además de que un Plan se expresa en organigrama-cronograma y no al revés.
Para no rebajar el debate con expresiones de vulgares carreteros, bueno es recordar esta anécdota. En un mercado ferial, dos señores muy bien presentados se pelean por un mismo producto, con tal repertorio que una sencilla mujer de pueblo no pudo menos que señalar: ¡Qué vergüenza, Dios mío, Intelectuales y se pelean como zapateros remendones!
2.- Rebaja el debate a un “pleito de sabidurías” Los concursos de conocimientos y de preguntas y respuestas, han dejado a algunos la impresión de que el conocimiento es coleccionable, y que es posible expresar su dominio luciendo un repertorio profesoral. Por eso no se hace la distinción entre la expresión de un intelectual burgués y un intelectual proletario. El repertorio de los intelectuales sorbonizados es muy típico al respecto.
Este estilo es muy fácil de detectar. Pongamos un ejemplo. JCM escribió: “yo no olvido durante mis lecciones que este curso es, ante todo, un curso popular, un curso de vulgarización. Trato de emplear siempre un lenguaje sencillo y claro y no un lenguaje complicado y técnico”; pero un lector escribe que “la crítica comunista presupone la reconstitución analítica-sintética de la investigación o de las tesis sostenidas por el autor, con el objetivo de determinar la calidad y el grado de objetividad y coherencia subyacente, sobre una problemática de interés social y revolucionaria. También explicita las virtudes o deficiencias del método empleado y el corolario político que le acompaña e implica” ¡Qué gran garrote! Ya se decía siglos atrás, criticando el gongorismo:
-¿Entiendes, Fabio, lo que voy diciendo?
-¡Vaya si lo entiendo!
-Mientes, Fabio, que soy yo quien lo digo y no lo entiendo.
Pongamos otro ejemplo. JCM escribió: “el debate de propugnar ideas trae aparejado el de confrontarlas y oponerlas a las viejas, vale decir, de polemizar con ellas para proclamar su caducidad y su falencia. Cuando estudio, o ensayo estudiar, una cuestión o un tema nacional, polemizo necesariamente con el ideario o el fraseario de las pasadas generaciones… Mi actitud sólita es la actitud polémica, aunque polemice poco con los individuos y mucho con las ideas” Pero el mismo lector escribe que “el artículo La Polémica Mao-Stalin lleva un título que altera desde el inicio el problema a que se aboca, porque se apoya en un recurso sofístico: la ‘petición de principio’, al querernos hacer reconocer una crítica de Mao a las tesis económicas del socialismo, de Stalin, realizada post mortem, como Gran Polémica… La polémica presupone dos o más contendientes que esgrimen tesis divergentes y asumen el derecho a réplica sobre la misma problemática. Polémica etimológicamente viene del griego polémos, que significa guerra o arte ofensivo y defensivo” ¡Oh, pobre Mariátegui! Ni siquiera esa etimología sabía.
Para no rebajar el debate poniendo oscuridad en lugar de profundidad, fraseario en lugar de ideario, bueno es recordar esta anécdota. Un conferencista va a dar una charla de divulgación a trabajadores sencillos. Pero entre ellos hay un estudiante universitario, con quien se enfrasca en una discusión teorética y fuera de lugar. Cansado de escucharlos, un trabajador interrumpe esta “gran polémica” diciendo:
-En este pleito de sabidurías yo no entiendo nada; y ustedes, ¿sí se entienden?
Para no rebajar el debate a estos niveles, bueno es recordar siempre cómo trató de elevarlo JCM, señalando que “mi frase jamás tuvo entonación de vituperio ni de contumelia. Mi frase jamás fue perro de presa ni mucho menos gozquecillo”
GALIMATÍAS CRÍTICO
Esta riña de zapateros, este pleito de sabidurías, es expresión altisonante de un contenido específico. Ya JCM señalaba que “los que no han roto todavía el cerco de su educación liberal burguesa y, colocándose en una posición abstractista y literaria, se entretienen en barajar los aspectos raciales del problema, olvidan que la política y por tanto la economía la dominan fundamentalmente. Emplean un lenguaje seudo idealista para escamotear la realidad disimulándola bajo sus atributos y consecuencias. Oponen a la dialéctica revolucionaria un confuso galimatías crítico”
Este es el contenido del gran garrote. La riña de zapateros, el pleito de sabidurías no expresa sino la educación liberal burguesa, que se emplea siempre que se quiera escamotear la realidad. Porque el problema en los ejemplos, en todo caso, consiste en saber si el Plan de Publicaciones es correcto o no (de lo que no se dice una palabra), y si cuando Stalin se construía el socialismo o no (de lo que no se dice ni media palabra)
No hay que confundir lucha con pelea. La lucha es de clases; la pelea es de individuos. En el debate luchar es polemizar, combatir, y no reñir o disputar. Al respecto, bueno es recordar la anécdota de don José y el negro Ramón:
-a) Don José: “¡A trabajar!”
El negro Ramón: “Mi amo, barriga vacía no pue’ trabajá’”
Después de comer:
-b) Don José: “¡A trabajar!”
El negro Ramón: “Mi amo, barriga llena no pue’ agachá’”
Trabajar es luchar. No se puede luchar si se tiene el cerebro vacío. Y si está lleno con la idea socialista, tampoco se puede rebajar la lucha a una vulgar pelea. Y para mejor apreciar la diferencia entre lucha y pelea recordemos siempre este esquema:
LUCHA PELEA
1.-Dialéctica metafísica
2.- Polémica insulto
3.- Combate ataque
4.- Afines dispares
Quien en lo humano confunde los afines con los dispares, confunde en lo político combate con ataque y en lo teórico polémica con insulto. Y lo único que expresa es que en lo ideológico confunde dialéctica con metafísica.
Y este es precisamente el contenido de los dos estilos en el debate. Por eso el Estilo Proletario de lucha rechaza el estilo no proletario de pelea. Tomando de prestado al tío Moisés, personaje del periódico TRABAJO, podemos traer a propósito lo que él decía:
Sobrino:
si se trata de comé’, a comé’,
si se trata de bebé’, a bebé’,
si se trata de peleá’, a corré’
Hay que alimentarse con la idea del socialismo; hay que beber el estilo proletario; pero hay que correr de las riñas y pleitos de los dispares.
El pueblo chino tiene una figura tradicional: tres monitos, uno tapándose los ojos con las manos, otro tapándose la boca, y un tercero tapándose las orejas. Esta revista no es ni será ciega ni muda ante las luchas del pueblo. Pero en cuanto a peleas se refiere, será como el tercer monito. O como aquel sordo que se encontró con un tumulto:
-¿Qué pasa, qué pasa?
-Nada, hombre, una riña.
-¿Una niña?, ¿dónde?, ¿dónde?
-No hombre, una riña, una dis-puta.
-¿Una qué? ¡Bah! ¡Entonces no es tan niña!
Y siguió de largo su camino. Punto de Vista también seguirá de largo su camino ante estas disputas, que no son sino riñas mal venidas.
CONCIENCIA PROLETARIA
Si el estilo no proletario es negativo y destructor, el estilo proletario es positivo y constructor. Cuando la revolución logra su forma nacional se expresa en un estilo propio y definido. Este estilo de trabajo en cuanto forma no es otro que el espíritu de lucha en cuanto contenido. Y espíritu y estilo son, en buena cuenta, el desarrollo de la conciencia proletaria con la que se identifica todo el pueblo.
Hay un estilo proletario fundamental, que es modelo general. Pero por lo mismo que es modelo y no molde, debemos tomar de este estilo fundamental su esencia y no su nombre.
¿Cuál es el nombre de este estilo fundamental? Bolchevique. Literalmente, bolchevique no quiere decir sino mayoría, y por eso es que traducido para nada sirve. Pero usado sin traducción ha sido las más de las veces una burda imitación.
¿Cuál es la esencia de este estilo fundamental? Cuando Lenin comenzó a forjar el estilo proletario ruso, el estilo bolchevique, expresó que el proletariado con conciencia debía ser un propagandista, un agitador y un organizador. Y que el periódico proletario debía ser un propagandista colectivo, un agitador colectivo y un organizador colectivo.
Hay que ser propagandista, agitador y organizador. Como decía JCM, hay que “sembrar gérmenes de renovación y difundir ideas clasistas” Se siembra con la propaganda y agitación. Se difunde con la organización. Sembrar es la mitad de la tarea. Difundir es la otra mitad. El estilo proletario tiene estas dos mitades: sembrar y difundir.
JCM decía que “no basta predicar la revolución, hay que organizarla” Ser propagandista, agitador y organizador es sembrar y difundir, predicar y organizar.
Los bolcheviques fueron propagandistas por excelencia, agitadores por excelencia, organizadores por excelencia. El proletariado peruano también debe serlo. Y sus periódicos y revistas también deben serlo.
Por eso entre el proletariado y su propaganda hay una relación. Cada proletario es el CORRESPONSAL de su propaganda proletaria. Corresponsal es el término que identifica al proletario como propagandista, como agitador y como organizador. El CORRESPONSAL expresa el espíritu de lucha, expresa el desarrollo de la conciencia proletaria; el trabajo de sembrar y difundir, de predicar y organizar.
Ser propagandista, agitador y organizador es luchar CON ESPÍRITU CORRESPONSAL (CEC) Es ser CECISTA.
Se puede decir, entonces que el espíritu proletario peruano tiene un modelo general: estilo bolchevique; y tiene un nombre propio: estilo cecista. Trabajar con estilo cecista es lucha con estilo corresponsal.
Si este estilo y este nombre es asimilado, defendido y desarrollado por el pueblo peruano, bien puede caracterizar el estilo de la nueva democracia en el Perú. Aunque el nombre es lo de menos; lo que importa es la esencia.
En todo caso, esta revista cultiva el estilo proletario, el estilo cecista, porque lucha con estilo corresponsal, con conciencia proletaria. Punto de Vista es propagandista, es agitador. Siembra y difunde. Predica y organiza.
Carísimo Lector:
Lo invitamos a señalar como JCM: “nauseado de política criolla, me orienté resueltamente hacia el socialismo”
Lo invitamos cordialmente a asimilar este estilo cecista, a defender este espíritu corresponsal, a desarrollar esta conciencia proletaria
El Director
(Punto de Vista, Nº 3, enero-febrero 1983, págs. 24-25)
Nota.- Así se respondió a los “de qué se trata, para oponerme” de entonces. Es decir, la lucha por el Socialismo Peruano y su organización siempre enfrentó, enfrenta y enfrentará esta contradicción. Pero así se forjan las bellas tradiciones.
Ragarro
18.01.12
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