El mejor refugio para
criminales que el dinero puede comprar
28-10-2012
Traducido del inglés para Rebelión por
Jesús Negro García
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Introducción
Cada
vez que los estafadores financieros hacen fortuna a costa de los inversores o
los bancos hacen oscilar los tipos de interés para aplastar a la competencia o
los evasores de impuestos se zafan de las crisis fiscales o las monarquías que
viven de las rentas de la extracción petrolífera blanquean sus beneficios o los
oligarcas saquean las economías para luego gastar millones en bebida, drogas y
otras miserias, todos ellos tienen a su disposición un refugio seguro en
Londres.
Importantes
agentes inmobiliarios les buscan y encandilan, deseosos de venderles
propiedades de millones de dólares, inmuebles de lujo y mansiones punteras.
Pomposos y pretenciosos académicos británicos les convencen para enviar a su
progenie a escuelas privadas de seis dígitos, con la promesa de que cuando se
hayan graduado el inglés fluirá a través de sus cavidades nasales, tendrán
total dominio sobre sus "r" y serán maestros en el arte de una
elocuencia, elocuente pero insustancial. Los gobernantes británicos, ya sean
liberales laboristas o conservadores, en la mejor y más hipócrita de las
tradiciones legales, dan vida a vacíos jurídicos que atraigan a los más grandes
y saludables parásitos del mundo.
Una
ola de crímenes barre la City de Londres
Una
verdadera ola de crímenes [1] ha invadido la City de Londres, en la que
expertos en banca de inversión millonarios hacen la cama a clientes billonarios
y estafan a Hacienda para pagar sanciones y pasar por encima de la ley. Los
cursos de ética empresarial son obligatorios en Oxford y Cambridge desde que se
puso de moda entre megaestafadores el declararse culpables, pagar una multa y
evitar la prisión, y jurar solemnemente que nunca jamás volverían a saltarse la
ley... hasta el siguiente meganegocio.
Londres
se ha convertido en el centro del capital financiero mundial, protagonizando
una colaboración activa a largo plazo con multimillonarios cárteles de la
droga, el tráfico de armas, el contrabando de personas y la trata de blancas.
Los "brits" son especialistas en el blanqueo de dinero de los reyes
del narcotráfico de México, Colombia, Perú, Rusia, Polonia, República Checa, y
Nigeria. Los tratantes de blancas albaneses tienen a sus propios banqueros
privados en prestigiosos bancos de la ciudad, prefiriendo aquellos graduados en
la London School of Economics. Cleptócratas griegos bilingües, evasores
millones de dólares en impuestos de toda la vida, venidos directamente de su
saqueada tierra madre, tienen allí a sus corredores de bienes raíces favoritos,
que nunca se aventuran en ninguna clase de grosera "debida
diligencia" que pueda poner al descubierto unas declaraciones fiscales
inapropiadas. Los Chicos de la City, con gran brío y optimismo, instigados y
asistidos por la hipercinética política de puertas abiertas de Tony Blair para
benditos estafadores de todos los colores y credos, dieron la bienvenida a los
gánsteres rusos de la oligarquía demócrata, especialmente a aquellos que
pagaban en efectivo sus inmuebles de lujo al estilo inglés con valores de
millones de libras.
El
refugio londinense para los enriquecidos saqueadores y parásitos ofrece unos
servicios sin precedentes, especialmente en lo que toca al tema de la
extradición y la persecución criminal en el lugar donde hayan cometido sus
crímenes. Imparciales funcionarios británicos de los campos judicial y legal
son unos expertos a la hora de citar precedentes constitucionales que, en
estricta observancia del orden legal establecido, ratifiquen la denegación de
extradición, negando los sistemas judicial y legal de los países saqueados y
haciendo caso omiso a las reclamaciones de justicia de los empobrecidos
irlandeses, rusos, griegos y españoles.
La
indignación, tanto real como fingida de los muy morales Chicos de la City y las
sonrisas cínicas de los socios mayoritarios, con más experiencia, dan la
bienvenida a las revoltosas víctimas de sus huéspedes billonarios. Las masas
empobrecidas exigen que los bancos de crédito británicos extraigan las
cantidades para el pago de la deuda directamente de las cuentas de los
estafadores que recibieron préstamos, le pasaron la deuda al tesoro público y
blanquearon las ganancias obtenidas de forma fraudulenta ingresándolas en sus
cuentas británicas.
Cuando
los espadachines estafadores, vestidos en Saville, cruzan espadas con sus
homólogos, como cuando el venerable y respetable banco Barclays fijó el LIBOR
para sacar beneficio de los diferenciales del tipo de interés, a expensas de
otros bancos y todos los banqueros estuvieron de acuerdo en que la solución era
pagar una multa de 290 millones de libras, admiten el crimen e intentan salvar
un sistema que debe dedicarse "únicamente" a estafar al tesoro
público, a los inversores al por menor y a los actores pasivos del mercado (market
takers). El "crimen" de Barclays fue, por supuesto, echar veneno
en el abrevadero en que sus colegas y socios se saciaban.
Los
Chicos de Barclay, chicos y chicas ellos, indignados por el dedo acusador del
resto de los Chicos de la City, pusieron de relieve una cuestión que nadie
podía negar: no estaban solos. HSBC, Standard Charter, el Royal Bank of
Scotland, Lloyds en Londres y muchos otros banqueros de un extremo a otro del
Atlántico, con iguales activos o inferiores, se vieron envueltos en similares
negocios, de carácter poco ético o, por lo menos, cuestionables (me atrevería a
decir que criminales). También pagaron multas y fueron debidamente castigados.
Los altos funcionarios de la City, con más edad y experiencia, enviaron
memorias internas a sus descarados subalternos de RP, instándoles a detener
este lavado público de sus camisas de seda manchadas, puesto que las mutuas
acusaciones creaban la falsa imagen de que una ola de crímenes estaba cruzando
las salas de la City de Londres.
Desafortunadamente,
el sistema legal británico no solo protege a los estafadores billonarios de
ultramar, también se acomoda, es completamente vengativo y mira hacia otro lado
cuando las solicitudes de extradición vienen de su "socio especial"
en Washington. Sea una figura religiosa islámica o un soplón australiano
(Assange), los "bobbies", con la urgencia debida y los papeles de
extradición en la mano, están preparados para tirar abajo las puertas de la
embajada y así facilitar su cumplimiento.
Londres:
Alcahueteando para los parásitos:
La
crisis económica mundial es de gran ayuda para las agencias inmobiliarias del
High End londinense, así como para los millonarios y billonarios de ultramar,
evasores fiscales, políticos al asalto del tesoro público, el abandono de las
economías víctimas del pillaje y el vertido de todos esos billones en mansiones
y áticos de lujo. Los monarcas rentistas superricos de los despóticos estados
del Golfo se unen a los especuladores de mercancías rusos y a los nuevos ricos
chinos, dueños de fábricas clandestinas, para ver quién puja más alto por
ciertas propiedades londinenses situadas en prestigiosos códigos postales en
Belgravia (Ebury Street, Eton Place y Eton Square) Knightbridge, Mayfair (Park
Street). Los corpulentos oligarcas rusos y la pía realeza saudí se apoltronan
en fincas campestres en Hertfordshire, Herefordshire y Cheshire, deleitándose
con sus elegantes jardines ingleses y disfrutando de las lisonjas y cuidados de
sus muy exclusivos cortesanos británicos, en cualquiera de los doce
dormitorios. La actitud de tolerancia y apertura del gobierno británico para
con los gánsteres de la oligarquía rusa y albanesa, cuyo sangriento ascenso a
la riqueza se puede comparar al de cualquier padrino siciliano, pone a punto
los engranajes de lo que al Financial
Times le ha dado por llamar la "industria" de los bienes raíces,
con financiación de la "comunidad" financiera y en contubernio con
los inversores de seguros.
La
internacional de depredadores toma su té vespertino a las 4:00 p.m., el jerez a
las 6:30 p.m. Se entretienen con los cotilleos sobre la corte de Su Majestad y
la celebración del aniversario de la reina, y se solazan con la vida deportiva
(equipos de fútbol sobre caballos de polo). Cultivan el gusto por la cultura;
acompañados por expertos de Oxbridge, compran sus objetos de colección:
pinturas en Ordovas, en Saville Row, Richard Nagy en Old Bond Street, Frank
Auerbach en el Malborough; esculturas en Jean & Luc Baroni en St. James; y
Vacheron Constatin en lo que respecta a las tiendas de joyería.
Los
oligarcas del petróleo del Golfo, que reciben unas rentas exorbitantes de la
energía de países pobres de África y Asia y los billonarios chinos e indios,
que explotan a cientos de miles de mujeres asiáticas que trabajan en sus
fábricas y les niegan el permiso de trabajo, un descanso apropiado y seguro
médico, se gastaron 9 billones de libras (14,4 millones de dólares) en
residencias en el centro de Londres en el periodo 2010-2012[2]. Entre 2011 y
mitad del 2012, el 60 por ciento de los clientes del principal mercado del
centro de Londres se componía de millonarios y billonarios extranjeros[3].
El
régimen Cameron-Clegg exige sacrificios, austeridad y un apretarse los
cinturones en Grecia, condenando a millones al despido, el suicidio y el
abandono, instando al mismo tiempo al 1% que compone las clases más
privilegiadas de la cleptocracia griega a "invertir" y residir en los
exclusivos vecindarios del centro de Londres. De acuerdo con el FMI, 56 000
plutócratas griegos son evasores de impuestos[4]. De acuerdo con un estudio de
los ingresos anuales de EE. UU., hay unos 28 billones de euros (36 billones de
dólares americanos) sin declarar[5]. La mayor parte de este dinero está
depositado en bancos londinenses o han sido "invertidos" en
propiedades de lujo en Mayfair, Belgravia o sus cercanías. Si se revisaran las
cuentas ilegales, o aún mejor, si se utilizaran para pagar la deuda externa, se
respetarían las leyes griegas, se reducirían el déficit y los recortes sociales
y, quizás, se revitalizaría la economía. Pero en lo tocante a Grecia, el
respeto a las leyes fiscales se traduciría en una reducción de las comisiones
para los magnates de la industria inmobiliaria de Savells, Marsh & Parsons,
Knight Frank; del número de cuentas privadas en HSBC y Barclay's; del
patrocinio de las agencias de "personal de compañía" de ambos sexos
en el High End.
El
crimen se paga. FIRE[6] entra en juego. Los hospitales públicos cierran. Los
costes de las matrículas se elevan. Las clínicas y escuelas privadas sirven a
los oligarcas de ultramar y sus socios británicos se enriquecen. ¿Dónde está la
"crisis"? No se ve en el centro de Londres, ni el sistema legal, ni
en las Fuerzas Especiales. Los estafadores de los bancos siguen floreciendo,
los litigios judiciales entre los oligarcas pagan. Sucias guerras de
mercenarios en Afganistán, Libia, Siria y muchos otros lugares proporcionan
unos lucrativos contratos a gordos coroneles retirados, en la mejor tradición
del imperio.
¿La
crisis? Eso es para otra Inglaterra, la que está fuera de la City, en los
códigos postales equivocados, en la que los trabajadores copan las habitaciones
de urgencias, en la que los pobres, en la que los pobres esperan ser
desahuciados de lo que una vez fueron viviendas de protección social y aquellos
que estudian y trabajan solo les esperan deudas y trabajos sin ningún futuro.
¡Dios
bendiga a la maldita Londres, el paraíso de los parásitos!
[1]
Fight Racism! Fight Imperialism! (Oct – Noviembre 2012) pág. 1, 3.
[2]
Financial Times “Global Prosperity Insight”, Oct. 3, 2012, pág. 5.
[3]
ibid.
[4]
Financial Times, Oct. 6, 7, 2012, pág. 4.
[5]
ibid.
[6]
FIRE, siglas del sistema parásito de la Troika: Finanzas, Seguros y Bienes
Raíces en inglés (Finance, Insurance and Real Estate)
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