domingo, 16 de diciembre de 2012

BUSCANDO UNA VÍA AL REINO DE LIBERTAD I: DISCURSO EN LA CONFERENCIA NACIONAL DE SYRIZA




GRECIA
Discurso en la conferencia nacional de Syriza
ALEXIS TSIPRAS
Martes 11 de diciembre de 2012



Compañeras y compañeros: ha llegado el momento de dar un paso hacia adelante. Desde hace veinte años quienes estamos aquí hemos marchad juntos en las marchas europeas, en jornadas internacionales de global, en las masivas manifestaciones contra la guerra, en el Foro Social Griego, en las protestas de Génova, Florencia, Atenas y Tesalónica, en la formación de SYRIZA- frente social, en las plazas de la indignación.

Sin embargo el paso que damos juntos hoy es el más decisivo. Hoy ponemos las bases de una nueva organización política. Hoy las necesidades sociales se encuentran con un nuevo sujeto político, con un nuevo programa político radical. Hoy las fuerzas del trabajo, las clases populares y a las nuevas generaciones tenemos la oportunidad de sentar las bases de una nueva herramienta política. Una organización política que partirá de ellas y que constituirá su principal conquista.

Compañeras y compañeros, nuestra obligación hoy, si realmente queremos dirigirnos a la gente que creyó en nosotros y nos apoyó, es avanzar en rupturas y delimitaciones. No nos situemos por debajo de las circunstancias, prestemos atención a las necesidades sociales. Dejemos atrás la burocracia y los trámites procedimentales. Entre todos y todas hemos conseguido superar prejuicios y estereotipos, y lo que nos inmovilizaba y mantenía lejos de los ciudadanos y los procesos sociales; poco a poco y a través del diálogo y la síntesis. Hoy sentamos las bases de una organización en relación directa con los movimientos sociales, con el movimiento obrero y el de la solidaridad, con los movimientos de las mujeres y de la juventud. Somos un partido de la sociedad, no un partido del Estado y del sistema. No queremos un partido como instrumento para apoderarse del Estado.

Queremos alcanzar la hegemonía ideológica en el pueblo. Queremos el poder para el pueblo. Queremos una organización cuya estructura y procedimientos reflejen el mundo del trabajo y el del esfuerzo y no la división entre el trabajo y el Estado y de sus procedimientos. Hacemos un partido de trabajadores, no un partido de especialistas; no una entidad que copia el programa y la estructura del Estado, sino una organización de “los de abajo” que cambia a diario y cuestiona todas las estructuras establecidas.

Queremos una organización que no sólo sea masiva, sino de las masas, que abrirá las puertas a la participación y la imaginación, que actuará como catalizador en la autoorganización social, sin miedo. Será la organización de los débiles. El espacio donde encontrarán apoyo y expresión los “sin trabajo”, los “sin seguro”, los “sin vivienda”, los “sin dignidad”, los “sin derechos”. La crisis política y humanitaria que ha causado el neoliberalismo los ha hecho visibles y nuestro deber ahora es crear una espacio para los “sin fuerza”, para los “sin voz”… para que la puedan tener.

Creamos una organización política democrática, participativa, viva. Una organización que, en primer lugar, combatirá permanentemente en su interior para que no se impongan las burocracias y las estructuras conservadoras, para impedir que venza el conservadurismo en su interior, para que no se adapte al status quo. Y, en segundo lugar, una organización que combatirá este conservadurismo en la sociedad. Queremos una organización realmente colectiva, que respete todas las opiniones y a todos sus militantes. Somos un partido de izquierda radical, un partido democrático, colectivo, eficaz, sin estrategias particulares. Un partido de compañeras y compañeros desinteresados, que ponen la responsabilidad común y colectiva por encima de opiniones, estrategias o aspiraciones personales. Queremos un partido que pertenezca a sus militantes, no un partido de burócratas. Un partido que sintetice las diferentes opiniones y las unifique en provecho de los intereses sociales que abordará colectivamente.

Compañeras y compañeros, ha llegado el momento de dar un gran paso con determinación. El destino y el tiempo así lo exigen. Nuestro pueblo pone sus esperanzas en nosotros. Asumamos con valentía nuestras responsabilidades. Respondamos a la llamada de la historia con claridad: no sólo estamos decididos a asumir nuestras responsabilidades sino que estamos preparados para ello. Preparados desde hace tiempo.

Una vez que nuestros análisis y previsiones desde hace años -como ya lo acepta todo el mundo dentro y fuera de Grecia- se han visto plenamente cumplidas, podemos asumir la gobernabilidad del país. No sólo podemos, no vamos a gestionar el desastroso Memorándum sino que vamos a detenerlo. Detengamos el desastre y abramos vías de creación. La gente, las ciudadanas y ciudadanos, a pesar de la continua y persistente propaganda del sistema, ya lo saben. Desde el inicio de la crisis, el sistema impone una política irracional y salvaje injustificada a base de conjuras y chantajes. En cambio, nosotros afrontamos la crisis con lógica y análisis correctos.

Somos como aquellos científicos de la Edad Media. Decimos cosas obvias y nos juzgan como inquisidores en los boletines de noticias. No decimos que la Tierra gira, pero decimos algo igualmente obvio: que con la austeridad no se sale de la crisis sino que se agrava aún más; que la crisis es europea; que Grecia fue elegida como cobaya experimental; que no se hace frente a la deuda sin su reestructuración; que se necesita una solución global europea; que a través del euro chantajean a la sociedad para que acepte la ruina. Y lo que decimos se apoya en el análisis de la realidad, no en profecías.

Hoy vemos que poco a poco todo lo que dijimos, nuestro relato de la crisis pero también, nuestras propuestas para salir de ella, se confirman. Sin embargo para los dogmáticos del neoliberalismo que nos gobiernan, cuando la realidad más los cuestiona y nos da la razón,… peor para la realidad. Tengamos presente esto. Algunas veces acusaban a la izquierda de estar pegada a los dogmas. Hoy los dogmáticos son ellos. La izquierda está abierta al análisis, a las ideas, al pluralismo, lo que supone una gran ventaja.

Puede que no tengamos el apoyo de los medios ni del poder económico, ni los recursos de nuestros rivales, pero tenemos el poder de nuestras ideas, el poder de la esperanza y de la creatividad, que es más fuerte que el del miedo y el desastre. Y sobre todo tenemos la razón de nuestro lado. Esto por sí solo puede darnos la victoria. La Ilustración va a vencer y tener éxito en la Edad Media. Asumiremos la responsabilidad de gobernar el país y, a pesar de encontrarnos en las peores condiciones de desastre económico y desmantelamiento social, lo conseguiremos. Tendremos éxito.

Compañeras y compañeros, desde el sistema de propaganda del Memorándum, desde el centro de comunicación que dirigen los tres partidos del Memorándum, últimamente sólo emana un mensaje uniforme. Al no haber podido hacernos frente con sus teorías sobre los dos extremos, ahora nos dicen que queremos parecernos a los resto del sistema político que justamente ahora, está en quiebra, y a los partidos de ayer. Quienes ya no tienen ningún contacto con la sociedad inventan argucias comunicativas. Quienes ya no tienen nada que ver con la realidad hacen una lectura totalmente superficial de la misma y subestiman enormemente la inteligencia del pueblo griego. Vamos a dejarles claro que ni vamos a llevar a cabo una restauración de este sistema en ruinas, ni somos una nueva versión de ningún otro partido. No copiamos modelos de partido, ni siquiera los de los nuestros. No marchamos por un camino trillado. Somos el “fruto maduro” de una nueva época en la que las clases sociales salen de nuevo a la escena. Somos expresiones de la ideología y de los valores que han regresado: la dignidad, la solidaridad, la propuesta alternativa.

SYRIZA es el producto de una época en que las contradicciones de clase y sociales se acentúan y politizan. Hoy nace una nueva realidad social a partir de una experiencia ya probada de que los Memorándums y su gestión son políticas de clase que aspiran a la aniquilación del trabajo, de los derechos sociales y de la democracia. Es por esto que no tenemos ninguna razón para reducir nuestro radicalismo a un electoralismo sin salida o una identidad despolitizada. Y les decimos que vamos a consolidarlo. No vamos a ser como ellos.

Tenemos todas las razones necesarias, no sólo para no moderar sino para fortalecer nuestro radicalismo. Transformémoslo en programa político con la participación activa de los trabajadores y trabajadoras y así ganar la hegemonía política e ideológica incluso en las capas sociales que miraban con desconfianza y hostilidad a la izquierda. Entendemos esta desconfianza como fruto de los vertiginosos cambios que han transformado las vidas de millones de personas en un mundo en el que la velocidad de los cambios hace pensar que la tierra se hunde bajo nuestros pies. En un mundo que, por primera vez, empeora cada vez más para las futuras generaciones, en un espantoso campo de avances geopolíticos a nuestro alrededor. Comprendemos absolutamente esa desconfianza y, también, el miedo de los ciudadanos y ciudadanas por el mañana. Sin embargo les llamamos a participar activamente, a vencer al miedo. Lo peor que podemos hacer por nosotros y nuestros hijos es permanecer inactivos y asustados. Les llamamos a confiar en nosotros; a que, por encima de todo, confíen en nuestra fuerza, a que confíen en un gobierno de la izquierda, en un gobierno democrático, en un gobierno de salvación para la sociedad. Porque va a ser el único gobierno que podrá poner a las personas de este país por encima de los prestamistas y usureros; los intereses del pueblo por encima de los implicados económicamente y las necesidades de la sociedad, especialmente de las generaciones más jóvenes, por encima de los beneficios bancarios.

Compañeras y compañeros, entendemos la desconfianza. Sobre todo, cuando proviene de las capas medias que pensaban que los políticas de los partidos del sistema respondían a su noción de interés social. Sin embargo, lo que no podemos entender es la hostilidad de las fuerzas de la izquierda.

La actitud de la dirección del KKE (Partido Comunista) nos provoca tristeza y nos plantea muchas interrogantes Una actitud que si, al menos en las formas, hubiera modificado en el período crucial previo a las elecciones de junio, podría haber favorecido la derrota política del sistema en beneficio de los trabajadores y del pueblo. No fue así. El KKE insistió obstinadamente en situar a SYRIZA, y no al Memorándum de la barbarie, como el enemigo principal.

Muchos creímos que después de las elecciones se darían cuenta de la grave responsabilidad que tenían ante la historia, ante el movimiento popular, ante la propia historia del KKE, que nunca ha estado ausente de las grandes batallas de nuestro pueblo. Nos equivocamos. Después de las elecciones nos da la sensación de que, con sus propios planteamientos característicos y su carácter histórico, no sólo no toman parte en este gran proceso de emancipación popular y derrocamiento político del sistema que lleva a cabo el país, sino que deciden mantenerse enfrente.

No nos molesta la crítica. Principalmente cuando viene de la izquierda. Sin embargo nos molesta que se ejerza la crítica desde la izquierda con los argumentos de la derecha. Con argumentos desgastados y baratos sobre el lobby del dracma y sobre la política impositiva del gran capital porque se irán las empresas. Nos molesta y nos duele incluso más ver a los señores Stournaras, Samaras y los diputados de la mayoría aplaudir dentro del parlamento a la señora Papariga.

Pero incluso si la dirección del KKE parece no entender el período histórico en el que estamos, nosotros insistiremos -tenemos que insistir- en la línea de la unidad de las fuerzas de la izquierda, en la línea de la unidad de las fuerzas populares. Sabemos que se han encontrado en una situación difícil, nosotros también hemos pasado momentos difíciles, y no nos alegramos por ello.

De la dirección del KKE no esperamos que se admitan errores ni que apoyen nuestras posiciones. De la dirección del KKE únicamente esperamos una cosa: que no deje a la clase trabajadora y a los trabajadores del país como presa en las manos de Samaras, Benizelos y Merkel. Y a los miles de comunistas que lo siguen, que contribuyan a la lucha de clases en un frente social y político, en un frente de unidad popular para rechazar la barbarie del Memorándum.

Compañeras y compañeros, las últimas reuniones del Eurogrupo no dieron una salida definitiva a la emisión de deuda. Naturalmente, no podían. Fue una decisión que quedó en el aire. Una nueva ecuación matemática no resuelta, cuando todos saben que el problema es una ecuación política. Naturalmente, el tercer gobierno del Memorándum, el gobierno de las medidas de los 20.000 millones de euros y del secuestro hasta el 2040, que desde ayer es también el gobierno del encubrimiento de escándalos, no puede solucionar esta ecuación política.

La decisión del Eurogrupo -que celebran y de la que se jactan- está llena de trampas y de zonas grises. Los bancos, que esperan los capitales que sustituirán las pérdidas de la ISP (50.000 millones de euros que serán cargados a los contribuyentes griegos), exigirán además dinero para compensar las pérdidas de los bonos que venden. Las pérdidas irán una vez más al fondo de pensiones, amenazado de saqueo con un segundo y drástico recorte. Sabemos lo que sucederá más tarde. Vendrán nuevas medidas (incluso mayores recortes en las pensiones de hambre) hasta alcanzar la completa desaparición de los servicios sociales a fin de cubrir sus objetivos. El señor Stournaras, insinuando un nuevo saqueo de los fondos de pensiones, habló una vez más de deber patriótico, lo que, viniendo de quienes siguen los dictados de la troika, constituye toda una provocación. Son ellos los autores de la enorme destrucción social que desde hace dos años y medio asola nuestro país; quienes destruyen las relaciones laborales; quienes desgarran el tejido social y privatizan los servicios públicos; quienes, mientras supuestamente negocian, aceptan y aplican sin reparos las exigencias más ilógicas y humillantes de los burócratas de la troika.

La sostenibilidad de la deuda griega es más incierta que nunca. Lo que queda claro es que el pueblo griego se ve empujado a la pobreza y miseria sin límite alguno. En realidad, el gobierno griego no gobierna, finge que lo hace. Sigue fielmente la línea de “lo que digan los prestamistas”. El señor Samaras finge ser el primer ministro, pero ha entregado las llaves a la troika. Los ministros, como ellos mismos lo reconocen, sólo acuden a firmar decretos y leyes preparados por otros. La coalición de gobierno hizo depender su futuro del favor de los acreedores. Hoy lo paga caro.

La gran mayoría del pueblo ve cada vez más clara lo falsas que eran las promesas de renegociación. En junio, el país, y no SYRIZA, perdió una gran oportunidad. El miedo venció por muy poco a la esperanza. Sin embargo, ahora el miedo ha cambiado de bando. Ha pasado del pueblo, que ya no tiene nada más que temer, a quienes antes lo utilizaban para atemorizar a la gente.

El miedo ha pasado a los socios de gobierno y a los prestamistas. A quienes se coaligaron en junio con el único objetivo de impedir la victoria de SYRIZA y el rechazo del Memorándum; que el pueblo levantara la cabeza frente a una política que destruye el país. Pero tal vez ese fue su error fatal. Agotaron todos sus conjuros y argumentos de miedo en junio. Mintieron. Lanzaron una y otra vez chantajes que anularon su propia vida gubernamental. Ahora sus armas se han agotado. El rey está desnudo. No recibimos el préstamo en verano, ni en octubre, ni el 16 de Noviembre y, sin embargo, no estamos en bancarrota. No recibimos el préstamo, pero no porque el gobierno fuera de SYRIZA. Las pequeñas empresas cerraron y las grandes se fueron del país, pero no porque el gobierno fuera de SYRIZA. Se han saqueado los salarios y las pensiones y se han agotado los ahorros de las clases medias… y no porque el gobierno fuera de SYRIZA.

El desastre está aquí, y no lo trajo ni el gran cambio político ni el gobierno de SYRIZA. Lo trajo el Memorándum y el gobierno tripartito, lo trajeron quienes supuestamente nos llevan salvando desde hace tres años. Éste ha sido su error fatal. Para mantener a toda costa el corrupto sistema político en el poder, impidieron nuestra victoria en junio por la mínima. Apostaron a todo y ahora ya no creen ni en sus diputados. Apostaron a todo para evitar nuestra victoria en junio y no se dieron cuenta que de ese modo abrían el camino a una amplia y abrumadora victoria futura.

Una victoria que viene y que ya nadie puede detenerla. Viene la gran victoria de nuestro pueblo, que dará por primera vez al país un gobierno de la izquierda. Será un gobierno con programa radical pero, por encima de todo, un gobierno de unidad popular, un gobierno de responsabilidad y salvación social. Cuanto mayor sea la victoria y más amplia la nueva mayoría de gobierno, mayor será nuestra capacidad de renegociar, de reivindicar, de lograr.

Tengámoslo todos muy presente hoy: con SYRIZA en el gobierno y el pueblo en la calle para reivindicar y combatir, no hay escenario de desastre. El desastre es el Memorándum y la situación que vivimos ahora. Nosotros venimos a gestionar junto al pueblo la emancipación social, el cambio, la salvación, no el desastre. Y a quienes confeccionan escenarios para la gestión del desastre les agradecemos su contribución, pero preferimos que se dirijan al señor Samaras.

Mirad lo que está ocurriendo en toda Europa. Todos han vuelto sus ojos hacia nosotros. Todos esperan que nos convirtamos en la chispa que prenda fuego en el campo, que incite a los pueblos a levantarse, que les dé un ejemplo de gran cambio. Nada será lo mismo en Europa después de una abrumadora victoria de nuestro pueblo en Grecia. De cobayas de la crisis pasaremos a ser embriones de futuros cambios y revueltas en beneficio de los pueblos de toda Europa.

Basta con que nos lo creamos y que, sobre todo, cada paso que demos tenga al pueblo como protagonista activo. Nosotros no pedimos al pueblo que nos encargue en contrato de salvación. Pedimos participación y lucha. Pedimos derrocar juntos el status quo y al gobierno del Memorándum y reconstruir juntos la Grecia de la justicia, la prosperidad y la creatividad.

Compañeras y compañeros, con nuestra Conferencia nacional y el camino hacia nuestro primer congreso, esperamos abrir un nuevo ciclo político en nuestro país. Se cierra el ciclo de transición y de las exigencias injustificadas. Se abre un nuevo ciclo con la finalidad de acabar con el Memorándum de una forma u otra, con expectativas altas y esperanzas. Nos hacemos cargo del esfuerzo histórico necesario para hacerlas realidad.

Pero tengamos en mente esto: la historia no nos debe nada. Se lo debemos a nuestra gente, a nuestros hombres y mujeres, a los militantes anónimos que han escrito la historia. A quienes construyeron el movimiento obrero y popular de inicios del siglo XX y sentaron las bases del movimiento sindical. A las fuerzas del trabajo, a los grandes levantamientos obreros por las 8 horas, por el trabajo digno y los salarios. Se lo debemos a quienes han hecho historia por sus grandes luchas a favor de la democracia y la independencia nacional, a quienes dieron su vida en la heroica resistencia.

Compañeras y compañeros, le debemos mucho a la generación 114 y su lucha inquebrantable. A quienes resistieron a la Junta (dictadura militar) instigada por el extranjero y al imperialismo, a la generación de la Politécnica, a quienes lucharon y no recibieron nada. Le debemos mucho a las fuerzas de la izquierda, aunque se hayan desintegrado. A los abnegados compañeros del KKE, que siempre han estado en la vanguardia de la lucha. A las fuerzas de la renovación comunista del 68 y al KKE- interior. A quienes formaron grupos más pequeños pero siempre combativos en la izquierda.

Se lo debemos a las compañeras y compañeros de las organizaciones socialistas y de la socialdemocracia que desde 1975 hasta 2010, otros más pronto, otros más tarde, se negaron a adulterarse y vender sus ideas incorporándose al sistema de corrupción en el marco del neoliberalismo. Se lo debemos a los grandes teóricos y sus análisis, a Kastoriadis, a Poulantzas, quien nos enseñó que “el socialismo será democrático o no será”.

Se lo debemos a quienes crearon y desarrollaron los movimientos sociales y ecológicos para la defensa de sus derechos y del medio ambiente. Se lo debemos a la generación de activistas de Génova y al Foro Social Griego. Se lo debemos a quienes mantuvieron viva la izquierda radical y la juventud de izquierda en los momentos en que todo el sistema intentaba desacreditarla y eliminarla políticamente y en el parlamento. Se lo debemos a quienes creyeron en la unidad de la izquierda e hicieron posible el Espacio de Diálogo y de Acción Conjunta, más tarde SYRIZA, en años difíciles.

Compañeras y compañeros, fueron años difíciles, con un balance que debe permanecer en nuestra memoria: podemos cambiar el mundo con ideas y valores liberadores. Se lo tenemos que decir a las mismas personas que, por una parte, nos dicen que la historia terminó y, que por otra, intentan reescribir la historia según conviene al mecanismo autoritario del Estado. Esta historia no se falsea ni se reescribe. Es la historia de nuestro país, la historia de millones de personas; son todas las tradiciones de lucha de nuestro pueblo por la libertad, la democracia, la soberanía popular, la solidaridad y la justicia. Y lo volvemos a decir a quienes lucharon tenazmente los últimos años, para que no alimenten ilusiones. Con la historia y la gente que llevamos a nuestras espaldas no sucederá jamás. Nuestra voz viene de muy lejos e irá más lejos aún.

Quienes, en base a su ideología y valores, creyeron que desenredarían la historia tan fácilmente leyeron erróneamente los signos de los tiempos. Se sometieron agradablemente a la jungla del neoliberalismo cuando nosotros caminábamos contracorriente. Se sometieron a la arbitrariedad del mercado cuando nosotros dijimos “Las personas valen más que los beneficios”. Se comprometieron con la bolsa de valores y el valor de las acciones, mientras nosotros permanecimos fieles al sistema de valores e ideas, basados en la sociedad, los débiles y las capas populares.

Ellos hablaban de modernización y cambios estructurales y hablaban del pleno sometimiento de la política y sociedad al dictado de los mercados. Nosotros hablábamos de grandes reformas democráticas y cambios institucionales al servicio de las personas y la democracia. Lo único que consiguieron fue arrasar con todos los derechos sociales y laborales, poner la alfombra a los especuladores y a los políticos-empresarios.

Ellos hablaban de la Grecia fuerte en base a las grandes obras y las Olimpiadas. Nosotros, de la sociedad fuerte contra el modelo de desarrollo que nos condujo a la crisis. Lo único que lograron hacer más fuerte fue el clientelismo y la corrupción que nos llevaron a la bancarrota. Hablaban de economía de mercado e imponían la dictadura de los mercados. Nosotros hablábamos de la economía de las necesidades. Han entregado el país atado de pies y manos a los prestamistas.

Ellos ridiculizaban a los componentes de SYRIZA, incapaces de entender que lo que para ellos era inconveniente para nosotros era nuestra mejor ventaja. La unidad, la pluralidad, la acción común. Y cuando la injusticia y la barbarie cristalizaron en su régimen, toda la sociedad griega reconoció en su dignidad sublevada un aliado. Los miles de huelguistas y manifestantes, los millones de indignados en las plazas, los desempleados, la nueva generación… todos se identificaron, apoyaron e hicieron de SYRIZA la oposición oficial. Toda la sociedad ha reivindicado esta voz radical. Fue la sociedad en conjunto quien en mayo y junio echó por tierra el sistema clientelar y corrupto y desacreditó los mecanismos de propaganda y terror. Desacreditó sus partidos, el personal del sistema político en quiebra entregado a los acreedores y nos mostró la fuerza de esperanza para el cambio y la salvación del país.

Compañeras y compañeros: ha llegado el momento de que todos y todas demos juntos el siguiente gran paso hacia el nuevo partido de la izquierda y de las fuerzas democráticas; hacia el nuevo partido del socialismo del siglo XXI.

No lo hacemos en función de ninguna intencionalidad de partido. Nos llama la historia. Nuestro mandato no viene de ninguna nomenclatura burocrática. Nos viene dado por 1,6 millones de personas que nos votaron. Incluso muchos más que entendieron que somos la esperanza para el futuro. Nuestro deber es avanzar.

Se lo debemos a aquéllos que no llegaron a ver los resultados de sus luchas a lo largo del siglo pasado, a las generaciones más jóvenes y a nuestros hijos. Para que no sufran el infierno del neoliberalismo en un país colonizado por una deuda que deberán pagar las tres próximas generaciones.

Compañeras y compañeros, ¡adelante!. Demos el paso decisivo. El futuro es obstinado y no apremia. No puede esperar. Mañana empieza hoy. Sigámoslo con determinación.

10/12/2012

Traducción de Tomás Martínez para Izquierda Anticapitalista
Extraído de: http://vientosur.info/spip/spip.php?article7516

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