05-01-2013
Los mayas zapatistas organizados en el
EZLN volvieron sobre sus pasos de 1994, y esta vez sin armas, el 21 de
diciembre pasado, se tomaron simultáneamente las cinco ciudades del inicio de
su movimiento: San Cristóbal de las Casas, Altamirano, Las Margaritas, Palenque
y Ocosingo. En silencio, perfecta sincronía, organización y simultaneidad, más
de 40 mil hombres y mujeres integrados en los contingentes de la multietnicidad
que ha caracterizado al zapatismo salieron en la madrugada de ese día
memorable, de vaticinios de fin de mundo e inicios de nueva era, para cumplir,
una vez más, otra cita con la historia de este país de la impunidad en el
gobierno y de pueblos que resisten con la dignidad y el mandar obedeciendo que
el EZLN ha establecido como efectiva y real alternativa democrática.
Precedidos siempre de la acción, antes que
la palabra hueca de la clase política, este singular desfile de columnas de los
mayas zapatistas que sin excepción, incluyendo niños, subieron –con el puño en
alto– a tarimas situadas frente a los palacios de gobierno de las cabeceras
municipales tomadas y flanqueadas por la bandera nacional y la rojinegra de
esta organización, ratifican con este hecho simbólico quiénes son los que
mandan y protagonizan esta lucha que cumple 19 años de hacerse pública y que ha
estremecido al mundo de la emancipación y las rebeldías.
La reaparición del EZLN el 21 de diciembre
en Chiapas y los comunicados del Comité Clandestino Regional
Indígena-Comandancia General de los días siguientes constituyen una demostración
de la fortaleza de este movimiento surgido de la imbricación de las luchas de
liberación nacional en América Latina –que se desarrollan después del triunfo
de la Revolución Cubana el primero de enero de 1959– con el mundo indígena,
matriz civilizatoria de la nación mexicana que ha prevalecido pese a los
intentos de los poderes oligárquicos de todos los signos políticos por
borrarlos como pueblos con identidad, cultura y gobiernos propios. Las
experiencias de la nueva autonomía que se han establecido en territorio de
hegemonía zapatista marcan la diferencia de la nueva era, en la que los pueblos
viven en la dignidad de una forma de expresión del poder popular, sin
burocracias ni mediaciones.
Trascendentes y frescos, en este desierto
de la política mexicana y global, resultan los comunicados zapatistas, con el
sesgo peculiar que imprime el SCI Marcos a los documentos de
la organización, que constituye, en sus términos, la mejor prueba de vida
que una foto o un video: palabras directas, sin rodeos ni significados ocultos
de agendas-electorales-de-por-vida, que desnudan al poder tal cual es,
estructuralmente violento-explotador, sin rostros humanos y capacidades
reformables; caracterizaciones precisas de las fuerzas políticas principales
del país: el panismo, a través de la “Carta del SCI Marcos del
EZLN a Luis Héctor Álvarez Álvarez”, la izquierda institucionalizada y el
priísmo con sus descripciones de los conocidos personajes que ahora gobiernan,
con sus asesinos, cómplices del crimen organizado, e izquierdistas listos para
actuar en tierra abonada por el clientelismo y el corporativismo de los
partidos, y los que quieren serlo a costa del erario. Especial mención en estos
comunicados que fundamentan la reaparición zapatista es para quienes, desde la
izquierda acotada, en palabras del Sub: “ayer nos calumniaron
primero y quisieron acallarnos después… Incapaces y deshonestos para ver que en
sí mismos tenían y tienen la levadura de su ruina, pretendieron desaparecernos
con la mentira y el silencio cómplice… Seis años después, dos cosas quedan
claras: ellos no nos necesitan para fracasar. Nosotros no los necesitamos para
sobrevivir”.
Además del análisis en torno a las fuerzas
políticas y la coyuntura que marca esta reaparición del EZLN, sons de interés
primordial para las luchas antisistémicas mexicanas las acciones a desarrollar
por su dirigencia en el futuro próximo, de las cuales destaco la que me parece
más estratégica, necesaria y oportuna: reafirmar y consolidar la pertenencia al
Congreso Nacional Indígena (CNI), con toda justeza considerado el espacio de
encuentro con los pueblos originarios de nuestro país. El CNI fue fundado en el
marco del diálogo entre el EZLN y el gobierno federal que llevó a la firma de
los irrespetados acuerdos de San Andrés y fue el resultado, asimismo, de los
debates de todas las organizaciones indígenas para dar coherencia nacional a su
movimiento por la autonomía y las resistencias anticapitalistas. En la actual
ofensiva de las corporaciones capitalistas contra los pueblos, apoyadas por el
régimen de partidos de Estado, para despojarlos de sus territorios y sus
recursos, es vital la presencia de los mayas zapatistas con el propósito de
unificar esfuerzos, compartir experiencias y consolidar estrategias comunes.
También son sumamente importantes las
decisiones en torno a retomar el contacto con los adherentes de la Sexta
Declaración de la Selva Lacandona en México y en el mundo; la construcción de
puentes necesarios hacia los movimientos sociales que han surgido y surgirán;
con individuos y grupos, en México y en el mundo,que aún mantienen su
convicción y compromiso con la construcción de una alternativa no institucional
de izquierda; el mantenimiento de la distancia crítica del EZLN frente a
la clase política mexicana que, en su conjunto, no ha hecho sino medrar a costa
de las necesidades y las esperanzas de la gente humilde y sencilla.
Seguramente, con esta reaparición vendrán
también las críticas y los sesudos análisis antizapatistas ya conocidos. Sin
embargo, éstas son las acciones y las palabras de los que no claudican, no se
venden ni se rinden.
http://www.rebelion.org/noticia.php?id=161773
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