Asia Times Online
26-01-2013
Traducido del inglés para Rebelión por
Germán Leyens
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Y el ganador del Óscar a la Mejor Secuela
de 2013 es… La Guerra Global contra el Terror (GGCT), una producción del
Pentágono. Que abandonen toda esperanza todos los que pensaban que el asunto se
había acabado con la eliminación cinematográfica de “Gerónimo”, también
conocido como Osama bin Laden, reducido a un cameo fugaz en la cinta de
justificación de la tortura Zero Dark Thirty.
Ahora es oficial –proveniente de la boca
del león, el jefe del Estado Mayor Conjunto, general Martin Dempsey, y
debidamente publicado en el sitio de AFRICOM, la filial africana armada del
Pentágono. Basta de al Qaida “histórico” oculto en algún sitio en los
Waziristanes, en las áreas tribales de Pakistán; ahora le toca a al Qaida en el
Magreb Islámico (AQIM). En boca de Dempsey, AQIM “es una amenaza no solo para
el país de Malí, sino para la región, y si… no es encarado, podría convertirse
en una amenaza global.”
Con Malí elevado ahora a la condición de
“amenaza” para todo el mundo, se prueba que la GGCT será indefinida. El Pentágono
no ironiza; cuando, a principios de los años 2000, los guerreros de poltrona
acuñaron la expresión “La Guerra Prolongada”, realmente querían decirlo.
Incluso bajo la doctrina de “dirección
desde atrás” del presidente Obama 2.0, el Pentágono apunta inequívocamente a la
guerra en Malí, y no solo a la guerra en las sombras [1]. El general Carter
Ham, comandante de AFRICOM, ya opera bajo la suposición de que los islamistas
en Malí “atacarán intereses estadounidenses”.
Por lo tanto, están enviando los primeros
100 “consejeros” militares estadounidenses a Níger, Nigeria, Burkina Faso,
Senegal, Togo y Ghana, las seis naciones miembros de la Comunidad Económico de
Estados Africanos Occidentales (ECOWAS) que formarán un ejército africano
encargado (por las Naciones Unidas) de reconquistar (¿invadir?) las partes de
Malí bajo la influencia islamista de AQIM, su facción disidente MUJAO y la
milicia Ansar ed-Dine. Ese mini-ejército africano, por supuesto, es pagado por
Occidente.
Los estudiosos de la Guerra de Vietnam serán
los primeros en notar que el envío de “consejeros” fue el primer paso del
siguiente cenagal. Y dejando a un lado una ironía definitivamente no
"pentagónica", EE.UU. entrenó durante los últimos años a soldados
malienses. A su debido tiempo muchos de ellos desertaron. En cuanto al capitán
Amadou Haya Sanogo, espléndidamente entrenado en Fort Benning, no solo dirigió
un golpe militar contra un gobierno elegido de Malí, sino que también creó las
condiciones para el auge de los islamistas.
Nadie, sin embargo, presta atención. El
general Carter Ham está tan excitado ante la perspectiva de que AFRICOM acumule
más actuaciones que Led Zeppelin en su apogeo, y que él mismo adquiera un
estatus de salvador icónico (¿Carter de África?), que está confundiendo sus datos.
[2]
El general parece haber olvidado que
AFRICOM –y la OTAN– apoyaron (y armaron) irremediablemente a los rebeldes de la
OTAN en Libia que fueron la vanguardia combativa en la guerra contra Muamar
Gadafi. El general sabe que AQIM tiene “mucho dinero y muchas armas”.
Pero cree que los que abandonaron Libia y
se llevaron sus armas, eran “mercenarios pagados por Gadafi, y que “muchos de
ellos provenían del norte de Malí”. No, general, no eran mercenarios de Gadafi;
en su mayoría eran rebeldes de la OTAN, los mismos que atacaron el consulado de
EE.UU., en realidad una estación de la CIA, en Bengasi, los mismos que viajan a
Siria, los mismos que andan sueltos por todo el Sahel.
¿Qué se propone Argelia?
En el momento justo, el primer ministro
británico David Cameron oyó la Voz de su Amo, y anunció que la intervención en
Malí durará años “o incluso décadas”. [3]
Este martes, la creme de la creme del
establishment de los servicios de inteligencia británicos se reúne para
planificar nada menos que una guerra pan-Sahara/Sahel, para la cual quieren
otra “coalición de los dispuestos” al estilo de Bush. [4] Por el momento, la
participación británica significa aún más “consejeros” en las acostumbradas
categorías de “cooperación militar” y “entrenamiento de seguridad”, mucho
dinero y, por último pero no menos importante, Fuerzas Especiales en modo de
guerra en las sombras.
Todo el escenario llega completo con otro
providencial “Gerónimo”: Mokhtar Belmokhtar, alias “El Inatrapable” (por lo
menos para la inteligencia francesa), el líder del MUJAO que fue el cerebro del
ataque al campo de gas In Amenas en Argelia.
¿No habremos visto esta película? Claro
que la vimos. Pero ahora –es oficial– Malí es el nuevo Afganistán (como ya
informó Rebelión en
Arde, Malí, arde, Malí, el Afganistán africano el 21 de enero
de 2013). Dice Cameron: “Tal como tuvimos que enfrentarnos en Pakistán y
Afganistán, el mundo tiene que unirse para enfrentar esta amenaza en el Norte
de África”. Correcto: Belmokhtar ya está ensayando para su aparición en uncameo en
una secuela de Zero Dark Thirty.
De modo que ahora está claro dónde se
ubica la “relación especial” anglo-estadounidense de
Pentágono/Africom/inteligencia británica – con los franceses bajo el presidente
François Hollande, reconvertido en señor de la guerra, “dirigiendo”
momentáneamente el camino hacia la Operación Cenagal Africano. Crucialmente,
nadie en la Unión Europea, aparte de los británicos, está suficientemente loco
como para seguir los pasos del señor de la guerra Hollande.
En comparación, lo que definitivamente no
está claro es dónde se ubica la clave de esta ecuación –Argelia– desde el punto
de vista de la GGCT occidental.
El hecho número uno es que el nuevo
“Gerónimo”, Belmokhtar, y su Brigada Mulathameen (“Los enmascarados”), cuyo
“Batallón firmado en sangre” atacó en Argelia como un subgrupo, goza de vínculos
extremadamente confortables con la inteligencia secreta argelina. En cierto
modo, esto podría verse como un remix de la relación entre los talibanes –y al
Qaida “histórica”– con el Servicio de Inteligencia Interservicios (ISI)
paquistaní.
La reacción ultradura de los militares
argelinos al ataque islamista era predecible (es lo mismo que hicieron en los
años noventa en su guerra interna contra el Frente de Salvación Islámico): No
negociamos con terroristas; los matamos (junto con numerosos rehenes). Lo hacemos
solos, sin extranjeros entrometidos, y preferimos una censura total de la
información.
No es ninguna maravilla que este modus
operandi haya provocado un rosario de levantamientos de cejas en la “relación
especial” anglo-estadounidense. De ahí, la conclusión de Washington y Londres:
no podemos confiar en los argelinos. Nuestra GGCT –el capítulo Sahara/Sahel– se
librará sin ellos. Tal vez, incluso contra ellos.
Un factor serio que complica las cosas es
que los cerca de 40 islamistas (incluidos libios, sirios y egipcios) cruzaron
por lo menos 1.600 kilómetros de desierto y llegaron de Libia, no Malí. Tenían
que contar con “protección” seria – cualquier cosa desde inteligencia
suministrada por una potencia extranjera a argelinos cualificados y bien
informados. Los rehenes hablaron de secuestradores “con acento norteamericano”
(incluyendo a un canadiense al que Reuters ha llamado
“Chedad”) y todos ellos sabían exactamente dónde se encontraban los extranjeros
dentro del complejo. [5]
El profesor Jeremy Keenan de la Escuela de
Estudios Orientales y Africanos en Londres lo ubica en términos de una operación
de bandera falsa argelina que fue por mal camino. [6] Argel puede haber querido
señalar a Occidente que los bombardeos franceses en Malí serían inevitablemente
contraproducentes; pero luego Belmokhtar trastocó todo el asunto ya que estaba
furioso porque se había permitido a los franceses que utilizaran el espacio
aéreo argelino para bombardear Malí. En cierto modo, podría verse como otro
remix de la revuelta de los talibanes contra el ISI.
La opinión pública argelina siente
profundas sospechas, por decir lo menos, de los motivos de todos los
protagonistas, incluidos el gobierno argelino y especialmente Francia. A
continuación cito una muestra fascinante. Vale la pena citar in extenso esta
perspectiva, de un profesor de ciencias políticas, ya que resume claramente la
“conducción” francesa en el nuevo capítulo de la GGCT.
En una entrevista con el periódico en
idioma francés Le Soir d'Algerie, el profesor de ciencias políticas
Ahmed Adimi describe la intervención como un intento de “debilitar Argelia” y
un “paso en un plan para la instalación de fuerzas en la región del Sahel”. La
tesis de Adimi es que Francia ha trabajado durante años para desestabilizar el
Sahel como medio para fortalecer su posición geopolítica.
Cuando se le pregunta si la operación francesa
en Malí era consistente con la resolución 2085 del Consejo de Seguridad de las
Naciones Unidas, Adimi declara que la resolución “no plantea un gran problema
de por sí. Las potencias occidentales la han utilizado para intervenir y
adoptar resoluciones a fin de justificar sus operaciones militares. Esto ya ha
pasado en Irak. De hecho, la operación francesa puede parecer legal ya que
tiene lugar a pedido del presidente en funciones de Malí. Sin embargo, es
importante recordar que el actual gobierno llegó al poder en un golpe. Respecto
a la intervención, era ciertamente predecible pero los franceses han
precipitado las cosas. […] Esos grupos terroristas están siendo manipulados por
potencias extranjeras,” y sigue argumentando que se “permitió” que esos grupos
pasaran al sur a Konna como medio para justificar la intervención francesa.
Adimi argumenta que los argelinos han
“estado haciendo sonar la alarma sobre la situación en el Sahel en general.
Ahmed Barkouk y yo mismo hemos organizado varios seminarios sobre este tópico.
Discutimos el papel de Francia y su compromiso en la región. Francia fue la que
estuvo tras la creación del movimiento por el Azawad, y hablo ciertamente de la
organización política y no del pueblo de Azawad, que tiene derechos como comunidad.
Los franceses sabían que su intervención en Libia llevaría al retorno de los
militares tuaregs favorables a Gadafi a Malí. También planificaron la entrega
de las provisiones de armas libias a lo largo del Sahel. Ese proyecto es
transformar la región en un nuevo Afganistán, el resultado de una planificación
a largo plazo.”
Tariq Ramadan, en un artículo devastador,
[7] también desenmascara a París, haciendo la conexión entre la dudosa
intervención “humanitaria” de Sarkozy en Libia y el actual impulso de Hollande
por proteger a un país “amigo”, todo combinado con la hipocresía de décadas de
Francia a la que no le importa en lo más mínimo el sufrimiento de “el pueblo”
bajo diferentes dictaduras africanas.
Pero el Óscar al Mejor Guión Hipócrita
ciertamente va para la actual preocupación francesa-inglesa-estadounidense de
que Malí pueda ser el nuevo campo de juego de al Qaida, cuando los principales
campos de juego son en realidad el norte de Siria apoyado por la OTAN (hasta la
frontera turca), el norte de Líbano y la mayor parte de Libia.
Sigamos el oro y sigamos el uranio
Incluso antes de que sea posible analizar
enteramente la miríada de ramificaciones –muchas de ellas imprevistas– de la
GGCT expandida, hay dos frentes que deben ser cuidadosamente observados en el
futuro cercano. Por lo tanto sigamos el oro y sigamos el uranio.
Sigamos el oro. Numerosas naciones tienen
lingotes de oro depositados en la Reserva Federal de Nueva York. Incluyen,
fundamentalmente, Alemania. Recientemente, Berlín comenzó a pedir que se le
devuelva su oro físico, 374 toneladas de la Banque de France y 300 toneladas de
un total de 1.500 toneladas de la Reserva Federal de Nueva York.
Adivinad lo que dijeron esencialmente los
franceses y los estadounidenses. ¡No tenemos oro! Bueno, por lo menos ahora
mismo. Tardará cinco años hasta que el oro alemán en Francia sea devuelto, y no
menos de siete años para el alijo en la Reserva Federal en Nueva York.
Resultado final: tanto París como Washington/Nueva York tienen que presentar
como puedan el verdadero oro físico.
Y ahora Malí encaja maravillosamente. Malí
–junto con Ghana– representa hasta un 8% de la producción global de oro. De
modo que si alguien está desesperado por conseguir el artículo genuino –oro
físico– tiene que controlar Malí. Imaginad si todo ese oro cayera en manos de…
China. Ahora sigamos el uranio. Como sabe cualquiera que se haya interesado por
el caso del óxido de uranio de Níger antes de la invasión de Irak, Níger es el
cuarto productor de uranio del mundo. Su mayor cliente es –¡sorpresa!– Francia.
La mitad de la electricidad de Francia proviene de la energía nuclear. Sucede
que las minas de uranio en Níger están concentradas en el noroeste del país, en
la cadena occidental de las montañas de Air, muy cerca de la frontera maliense
y una de las regiones bombardeadas por los franceses.
El tema del uranio está íntimamente
conectado a sucesivas rebeliones de los tuaregs; hay que recordar que, para los
tuaregs, no existen fronteras en el Sahel. Todas las recientes rebeliones de
los tuaregs en Níger ocurrieron en tierras del uranio, en la provincia Agadez,
cerca de la frontera de Malí. De modo que, desde el punto de vista de los
intereses franceses, imaginad la posibilidad de que los tuaregs logren el
control de esas minas de uranio y comiencen a hacer negocios con… China. Pekín,
después de todo, ya está presente en la región.
Todo este crucial tejemaneje
geoestratégico, “Occidente” combatiendo a China en África, con AFRICOM ayudando
al señor de la guerra Hollande mientras adopta la perspectiva de la Guerra
Prolongada, realmente invalida el síndrome de la repercusión negativa. Es
impensable que los servicios de inteligencia británicos, franceses y
estadounidenses no hayan previsto las ramificaciones negativas de la “guerra
humanitaria” de la OTAN en Libia. La OTAN estuvo íntimamente aliada con
salafistas y salafistas-yihadistas, temporalmente reconvertidos en
“combatientes por la libertad”. Sabían que Malí –y todo el Sahel– estarían
posteriormente repletos de armas.
No, la expansión de la GGCT al
Sahara/Sahel ocurrió intencionalmente. La GGCT es el regalo que sigue
rindiendo; ¿qué podría superar a un nuevo teatro de guerra para el complejo
industrial-militar-de seguridad-de contratistas-de medios
franco-inglés-estadounidense?
Oh, sí, también hay que tener en cuenta
ese “pivoteo” hacia Asia. Uno daría un dedo –extraído al estilo islamista– para
saber cómo y cuándo tendrá lugar el contragolpe de Pekín.
Notas:
1. Mali conflict exposes White
House-Pentagon split, Los Angeles Times, 18 de enero de 2013.
2. African nations can, must do for
themselves - with US support, 4 de diciembre de 2012.
3. David Cameron: fight against terrorism
in north Africa may last decades, The Guardian, 20 de enero de
2013.
4. Intelligence chiefs and special forces
plot Sahara mission, The Independent, 21 de enero de 2013.
5. In Amenas : les ex-otages racontent
quatre jours d'angoisse,Liberation, 20 de enero de 2013.
6. Algeria Hostage Crisis: Terror Attack
'Inside Job' Gone Wrong, Says Professor Jeremy Keenan, The Huffington
Post, 19 de enero de 2013.
7. Le Mali, la France et les extremistes, journaldumali.com,
18 de enero de 2013.
Pepe Escobar es autor de Globalistan:
How the Globalized World is Dissolving into Liquid War (Nimble Books,
2007) y de Red Zone Blues: a snapshot of Baghdad during the surge.
Su libro más reciente es Obama does Globalistan (Nimble Books,
2009).Contacto: pepeasia@yahoo.com
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rCR
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