Cuando se trata de opciones políticas, las encuestas
en el Perú, como casi todo lo demás, es un gran negocio al servicio de los
poderes fácticos que administran y gobiernan de facto el modelo económico
neoliberal, in soberano, autoritario y represivo, desde hace casi ya 3 décadas.
Su credibilidad puede reflejarse con uno solo de
innumerables ejemplos. El lunes 14 de enero los monopolios mediáticos
limeños han propagandizado una encuesta de la encuestadora DATUM que eleva la
popularidad del presidente Humala en ocho puntos hasta el 57% (Ver:http://www.24horas.com.pe/politica/120205-datum-aprobacion-presidente-ollanta-humala-llega-57).
Esta encuestadora DATUM es la misma (que al igual que
todas las demás) publicaba el 5 de marzo de 2011, a apenas 35 días de la
elección presidencial del 10 de abril de ese año, que el Humala candidato
estaba a un lapidario 16 puntos porcentuales abajo respecto del favorito de la
derecha y a 5 puntos abajo de los otros dos candidatos derechistas que se
disputaban el paso a segunda vuelta. Es decir, en imposibilidad matemática de
pasar siquiera a segunda vuelta, tal como lo aseguraban orondos los
expertos encuestadores en todos los medios masivos de comunicación (Ver y
sonreír: http://elcomercio.pe/politica/722975/noticia-encuesta-hoy-datum-toledo-29-castaneda-keiko-18-cada-uno).
Lo más notorio, sin embargo, era el porcentaje que esa
misma encuesta pre electoral le otorgaba a los candidatos al congreso de la
opción Gana Perú, la de Humala: ¡apenas el 5%! Entre las últimas fuerzas. ¿Cuánto
obtuvo un mes más tarde? ¡Poco más del 35%! La más alta de todas las fuerzas
(con 10 congresistas más que los más cercanos, los fujimoristas). Nótese que
para que una encuesta tenga validez científica debe tener un margen de error
máximo del 3%.
Por eso, objetivamente, no puede menos que mover a
risa ver a escasos dos años de distancia, a militantes de esa misma opción
política, Gana Perú, aceptar con fe religiosa las cifras de aquellas mismas
encuestadoras, e incluso llegar a difundirlas sin ningún pudor ni consideración
por su propia imagen ética, intelectual y política.
¿Qué pasó en dos años? ¿Las encuestadoras y los
poderes fácticos a los que se alquilan se volvieron “progresistas”, partidarias
de redistribuir la riqueza, mostrar soberanía a las trasnacionales, atender las
justas demandas populares y empujar la integración regional soberana?
¿O el Humala presidente y sus seguidores
incondicionales abandonaron ese programa y administran alegremente el
neoliberalismo insoberano, contrario a la integración regional y
manchado con la sangre de los manifestantes populares que lo levantaron como
alternativa y lo hicieron ganar en contra de sus aduladores actuales?
¿Qué opina usted?
Ricardo Jimenez A.
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