¿Sabes que Facebook o LinkedIn pueden
cortar el servicio y tú perder la información? Repasamos las condiciones más
polémicas que imponen estas firmas.
Reconozcámoslo.
Nunca (o casi nunca) nos leemos los «términos y condiciones» de los servicios a los que nos
suscribimos en Internet. Millones de españoles usan a diario Facebook,
Tuenti, Twitter, Gmail, Yahoo!, YouTube y decenas de otros servicios gratuitos sin
saber muy bien qué pueden recibir a cambio y a qué se comprometen. Conocer los
términos de estos contratos les llevaría muchas horas de ardua lectura de una
jerga repetitiva y a ratos ininteligible. Por eso, la inmensa mayoría recurre
al scroll para llegar por la vía rápida al botón de «He leído y acepto los
términos y condiciones de uso». «Queremos acceder y solo nos piden un clic.
Pero el consumidor no sabe en la mayoría de las ocasiones las implicaciones que
eso tiene», reconoce la portavoz de la Organización
de Consumidores y Usuarios, Ileana
Izverniceanu.
Sin embargo, esto no debería ser así, sobre todo si tenemos en
cuenta que volcamos (con demasiada ligereza) muchos datos personales e íntimos en esos servicios. Pedro López, socio del despacho de abogados MartínAndino y experto en nuevas tecnologías, hace
una crítica en doble sentido: «Por un lado, las empresas on-line deberían
esforzarse por ser más transparentes y explicar de manera más clara los derechos y obligaciones que comportan sus servicios, pero al
mismo tiempo los usuarios también tenemos que ser conscientes de que no podemos
contratar servicios de manera compulsiva y que es necesario informarse antes».
LOS CONTRATOS QUE FIRMAMOS EN INTERNET SON TAN
VÁLIDOS COMO LOS FÍSICOS
«Debemos plantearnos que al darnos de alta en portales de compra,
redes sociales, portales de contactos, servicios de correo electrónico o
sistemas de mensajería instantánea, aportamos ‘voluntariamente’, pues nadie nos
obliga, datos personales», dice Carolina Armada,
abogada de Simmons&Simmons.
También dice esta abogada que es erróneo pensar que, porque vemos estos contratos a
través de una pantalla, carecen de valor y tienen menos entidad que los papeles
que firmamos, por ejemplo, para alquilar un piso o comprar un coche.
Pleitos en California
Desde la OCU,
Izverniceanu advierte de que es una imprudencia aceptar cláusulas que no se
leen, sobre todo porque las compañías incluyen algunas «desproporcionadas y
abusivas» que limitan los derechos de los usuarios.
Pero, ¿cuáles son los términos polémicos que a las redes sociales
y otros servicios les cuesta poner en letra grande por temor a perder usuarios?
Uno que es clave es que la mayoría de estos servicios nos remiten, en caso de conflicto, a un Juzgado de California (donde están las
sedes de las principales firmas), lo que crea incertidumbre jurídica, toda vez
que a las autoridades de
consumo de la
Comunidad Autónoma (a las que nos debemos dirigir en primera instancia) les
resulta muy difícil actuar más allá de las fronteras nacionales.
A este respecto, Facebook nos dice claramente que los datos
personales son «transferidos y procesados en Estados Unidos». Izverniceanu
recuerda que se trata de una cuestión que ahora mismo está en discusión en
España y que las cláusulas que imponen sumisión a un
derecho extranjero «son
abusivas y por tanto nulas». Sin embargo, Alejandro Touriño,
abogado experto en nuevas tecnologías del despacho Écija,
cree que hay legislación suficiente como para confiar que, en caso de
conflicto, los tribunales españoles serían los competentes.
Servicios «tal cual»
Otro asunto espinoso es el de las caídas del servicio. En los
contratos, Google,
Facebook o LinkedIn eluden responsabilidades si el servicio presenta errores,
suspensiones o fallos de seguridad. Google, por ejemplo, advierte de que los
servicios se ofrecen «tal cual», y sin «ninguna garantía en
relación al contenido, sus funciones específicas, su fiabilidad, su disponibilidad
y su capacidad para satisfacer tus necesidades». En ese mismo pliego, va
incluso más allá cuando advierte de que puede suspender o cancelar un servicio
concreto de los muchos que oferta, como ocurre con Google Reader. Además, no
siempre nos avisará con antelación. En sus «condiciones» textualmente dice que
«solo en los casos en los que sea razonable» dará tiempo para que el usuario
extraiga la información que le interese.
LOS SERVICIOS PUEDEN SER SUSPENDIDOS O VARIADOS SIN
PREAVISO
LinkedIn, la
mayor red profesional del mundo, también se arroga el derecho a suspender e
interrumpir el servicio de forma discrecional. Además, puede retener y eliminar contenido de una cuenta sin previa notificación
si considera que es contrario al contrato firmado (pero casi nunca leído) por
el usuario. Además, si la red detecta que éste hace un uso «incorrecto» de la
misma, como invitar a otros usuarios que no conoce, también puede cancelar la
cuenta. En Facebook tenemos más de lo mismo, no garantizando que funcione
siempre «sin interrupciones, retrasos o imperfecciones».
¿Venden nuestros datos?
Muchos se dan de alta en un servicio, vuelcan cientos o miles de
datos íntimos en ellos y solo a posteriori se preguntan qué hacen estas
plataformas con su información y sobre todo si la ceden a terceros con fines
publicitarios. Hay quien piensa que Google o Facebook elaboran listados
gigantescos con los datos de los usuarios que luego son vendidos a anunciantes.
Sin embargo, no hay evidencia de esto en los contratos que firmamos. «Una cesión de datos a
una tercera empresa con fines publicitarios, y sin consentimiento del
interesado, sería una flagrante ilegalidad», recuerda Pedro López, que tiene claro
que en un caso de ese tipo la UE castigaría duramente al proveedor del
servicio.
Lo que sí hacen estas compañías es compartir datos personales disociados de la identidad. «La cesión
de un dato disociado no es una cesión de dato personal, pues no puede
identificar a nadie», explica David Hurtado,
portavoz de la organización de consumidores CECU. Eduardo Lagarón, otro experto del despacho de abogados
Écija, recuerda que la legislación de protección de datos en España no
contempla los casos en que la información cedida no pueda asociarse
directamente con la persona.
A este respecto, Facebook es claro y asegura que solo
proporciona datos a sus «socios publicitarios» después de haber eliminado el
nombre del usuario y otros datos identificativos, «o bien después de haber
combinado tus datos con los de otras personas, de manera que dejen de estar
asociados contigo». La red social, nos dice en otro momento, solo comparte
información personal con anunciantes si el usuario da permiso. Es decir,
Facebook nos muestra un anuncio de zapatillas deportivas porque hemos dicho que
nos gusta el baloncesto, pero si pinchamos en él, no le dirá al anunciante
quiénes somos. LinkedIn opera de forma similar, pues los
anuncios responden a categorías de perfiles generales (por ejemplo:
programadores de Java en Barcelona) y nunca «proporciona datos personales a
ninguna red de anuncios».
Cambios en la UE
En sus pliegos de condiciones, las redes sociales dicen
que los usuarios siempre son propietarios de sus datos y que, en caso de que
éstos decidan cancelar la cuenta,
serán borrados pasados un tiempo (hasta tres meses en el caso de Facebook). Sin
embargo, no dan la opción de recoger toda esa información y llevarla a otro
servicio.
CUALQUIER USUARIO DEBE PODER OBTENER UNA COPIA DE SUS
DATOS PERSONALES
El derecho a la
portabilidad de los datos es
precisamente una de las novedades que prepara el equipo de la comisaria europea
Viviane Reding en su nuevo Reglamento sobre protección de datos en la UE, que
podría entrar en vigor en la primavera de 2014 y que está poniendo nerviosos a
los grandes de Internet. La idea es que cualquier usuario pueda obtener en el
plazo de un mes una copia de sus datos
personales en un
formato electrónico de uso habitual y transferirlo a otro sistema. Una medida
de este tipo habría evitado, por ejemplo, las pérdidas de información que
sufrieron millones de usuarios con la clausura inesperada de Megaupload. «Esto no existe ahora mismo, y lo máximo que
puede hacer un usuario es acceder a sus datos, cancelarlos, rectificarlos u
oponerse a determinados tratamientos», explica Pedro López. Para David Hurtado,
de la CECU, la gratuidad del servicio es la excusa en la que muchos proveedores
se escudan para no dar la opción de migrar los datos.
Otro de los derechos que protegerá la Unión Europea es el del derecho al olvido, que permitirá a los interesados
borrar fácilmente sus datos en la red. No obstante, su aplicación, como
recuerda Alonso Hurtado, otro experto de Écija, puede chocar con el derecho a la información. Adicionalmente, la
armonización de la normativa de protección de datos en los 27 países de la UE
pretende que el usuario sepa con detalle qué hace una plataforma en la red con
su información y que la privacidad total se garantice por defecto, para que
luego se pueda ir desactivando conforme a las preferencias.
Eso evitará casos como el de la red de fotos Instagram,
que a finales del año pasado cambiaba de un día para otro las condiciones de su
servicio para
poder explotar comercialmente las instantáneas subidas por sus usuarios.
Además, como ha comentado la comisaria Reding, para dar más seguridad jurídica,
las compañías de Internet tendrán que tener oficinas en algún país europeo.
La
complicación de darse de baja
Uno de los puntos negros de los servicios de Internet, a juicio de
Pedro López, de Martín Andino, es el de «los procedimientos excesivamente
largos y farragosos para dar de baja los servicios». De hecho, según la CECU, es
la segunda queja de los usuarios de telecomunicaciones tras la facturación. El
abogado también recuerda que las compensaciones a
los usuarios que estipulan los servicios en Internet en caso de incurrir en
alguna irresponsabilidad son excesivamente bajas y en muchos casos no superan
los 100 dólares.
Preguntas en el aire
En los últimos años hemos cedido datos personales e
intimidad a cambio de gratuidad en los servicios de Internet. Ahora toca
valorar qué estamos dando, qué nos ofrecen, en qué condiciones y si tiene
sentido dar marcha atrás.
«¿Cuántos de nosotros estaríamos dispuestos a dejar
de utilizar este tipo de servicios? ¿Cuántos estaríamos dispuestos a
pagar por el mismo servicio, pero con unas condiciones de privacidad
y protección garantizadas?». Son las preguntas que deja en el aire Alonso
Hurtado, del despacho Écija, que tiene claro que, después de varios años
utilizando determinados servicios, «muchos de nosotros nos hemos convertido en
usuarios dependientes de determinadas formas de trabajo, determinadas
herramientas y funcionalidades; sin embargo, cada vez más somos conscientes de
que implican la necesidad de ceder parte de nuestra intimidad y parte de
nuestra, en definitiva, libertad e independencia».
Las extrañas condiciones de Facebook
1.Tus datos personales son transferidos y
procesados en Estados Unidos.
2. No te garantizan que sea seguro, funcione sin
interrupciones o tenga retrasos.
3. Si infringes derechos de propiedad intelectual,
te desactivan la cuenta.
4. Deberás acudir al tribunal de California para
cualquier conflicto.
5. Ceden tus datos a terceros, aunque disociados
del nombre y los apellidos.
6. Mantienen tu información tres meses después de
haberte dado de baja.
Las extrañas condiciones de Google
1. Recogen datos del dispositivo, de tu ubicación
física o del número del móvil.
2. Pueden tratar tus datos personales en un
servidor situado en el extranjero.
3. No dan ninguna garantía sobre la fiabilidad y
disponibilidad de sus servicios.
4. Pueden cancelar o limitar las funcionalidades de
un servicio sin avisarte antes.
5. La compensación a los usuarios descontentos
nunca supera el importe del servicio.
6. Debes someterte a la jurisdicción de un tribunal
de California en caso de conflicto.
Las extrañas condiciones de LinkedIn
1. No hay garantías de que el servicio vaya a
funcionar sin interrupciones.
2. Te pueden cancelar o modificar el servicio
cuando a ellos les parezca.
3. Pueden eliminar un contenido si va contra los
términos del contrato.
4. Cualquier reclamación se regirá por las leyes
del estado de California.
5. Pueden cambiar la política de privacidad en
cualquier momento.
6. Ceden tus datos a terceros, aunque disociados
del nombre y los apellidos.
Fuente: http://www.pcactual.com/articulo/actualidad/reportajes/13203/cuidado_con_letra_pequena_las_redes_sociales.html
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