El lunes pasado Àngel Ferrero fue entrevistado para el
programa Suelta la Olla, de la radio libre vasca 'Hala Bedi'
(http://halabedi.org/). Lo que sigue es la transcripción de esa entrevista
radiofónica.
Hala Bedi: Tenemos ya a nuestro próximo invitado, con el que
vamos a charlar los próximos minutos. Él es Ángel Ferrero y es el co-autor del
libro que os queremos presentar. La quinta Alemania es el título de este libro,
un trabajo colectivo realizado con Rafael Poch y Carmela Negrete que pretende
acercarnos a la realidad de Alemania, un país que está hoy más en boca de todos
que nunca. Egu Non, Buenos días, Ángel.
Àngel Ferrero:
Buenos días.
HB: Empecemos por
el título, La quinta Alemania. ¿A qué hace referencia?
AF: La quinta
Alemania fue una propuesta de Rafael Poch de periodización para contextualizar
lo que está ocurriendo ahora mismo en Alemania. Él propuso esta periodización,
en la que la primera Alemania sería la de Carlomagno; la segunda, la de la
unificación hasta la República de Weimar; la tercera, la del Tercer Reich; la
cuarta, la Alemania dividida; y la quinta sería la que surge después de la
Reunificación. También nos interesó el título para intentar desplazar un poco
todas estas expresiones y términos que están copando la prensa últimamente y
que en realidad desvían el foco de atención. Este tipo de metáforas y
comparaciones con el IV Reich, el nazismo, etcétera.
HB: La quinta
Alemania arrancaría, pues, con la Reunificación de las dos repúblicas, la
República Federal Alemana y la RDA tras el colapso de la Unión Soviética. Aquí
se cierra un ciclo histórico y se abre uno nuevo que es en el que estamos
inmersos.
AF: Exactamente.
No sólo se produce la reunificación de la República Federal y la República
Democrática Alemana, sino que eso fue un paso previo en la construcción europea
tal y como hoy la conocemos, en la medida en que muy pocos años después la
Unión Europea se amplió hacia el Este y se propuso la construcción del euro, y
en fin, este proceso nos ha llevado a donde nos encontramos actualmente. De
hecho, una de las cosas interesantes que se tratan en el libro es cómo muchas
de las fórmulas que se están aplicando ahora mismo a Europa del Sur, los
programa de austeridad, en realidad tuvieron su precedente en los mismos
programas que Alemania occidental aplicó a Alemania oriental inmediatamente
después de la Reunificación.
HB: O sea, que de
alguna manera nos están aplicando los mismos programas que permitieron esa
Reunificación alemana y que convirtieron a Alemania en uno
de los ejes principales, sino el principal, de la Unión Europea.Sobre la quinta
Alemania. Entrevista www.sinpermiso.info
AF: Ahora mismo
es el eje principal, en la medida en que Francia se ha visto relegada a un
segundo plano. Cómo está actuando Alemania en esa Unión Europea es algo que,
por ejemplo, un economista griego que seguro conocéis, Yanis Varoufakis, ha
explicado muy bien. De todos modos, hay que tener en cuenta, que Alemania, que
la propia élite alemana, es muy consciente de que, para ser una potencia con
proyección mundial, necesita a la Unión Europea, que no puede ser una potencia
fuera de la Unión Europea. Todos estos discursos de desintegración europea no
sé si no podemos tomárnoslos seriamente, pero sí al menos tendríamos que
colocarlos entre paréntesis, al menos hasta que avancen un poco los
acontecimientos.
HB: Alemania
necesita a Europa para consolidarse como nación clave en el contexto mundial.
Nos gustaría hablar de cómo ha cambiado las referencias que teníamos de
Alemania. Ya antes de la Reunificación se tenía la visión del estado alemán, de
la República federal por lo menos, como un estado con una gran cobertura de
derechos sociales, laborales, que se miraban con envidia desde otros países,
como el nuestro, que no habían alcanzado esas conquistas.
AF: Y era una
visión correcta, en el sentido de que aquí existía, me refiero a la República
Federal, un modelo de Estado social fuerte, que no tenía nada que envidiar al
modelo escandinavo. ¿Por qué existía este modelo social? No sólo se debe a la
presión social de los sindicatos, en la medida en que Alemania tenía y sigue
teniendo los sindicatos con más afiliados de toda Europa, sino por la presencia
del bloque oriental a las puertas.
HB: Algunos
estudiosos han dicho que de alguna manera (no sé si compartes esta tesis)
cuando termina la Segunda Guerra Mundial, con la política de bloques, se
intenta hacer atractivo el capitalismo en Europa, y particularmente en
Alemania, frente al temor de que los europeos cayesen en los brazos ideológicos
de los comunistas.
AF:
Efectivamente, es una tesis que tiene mucho de cierto, sin intentar ahora
embellecer por otra parte el modelo soviético, que tenía graves deficiencias,
como todos sabemos. Pero la puesta en marcha del Plan Marshall, por ejemplo,
muchos analistas, muchos expertos lo creen así, y hay un consenso razonable
como para decir que es cierto, sirvió para crear un mercado para los excedentes
de capital estadounidense y al mismo tiempo, ideológicamente, cerrar un acuerdo
entre Europa y Estados Unidos y bloquear el paso si no del comunismo, al menos
sí de las fuerzas de izquierda en toda Europa occidental, en la medida en que
eran muy atractivas para la clase obrera de la época y que, incluso descartando
la opción comunista, habían demostrado logros considerables, como el laborismo
en el Reino Unido.
HB: Y todo eso de
alguna manera comienza a desmantelarse con la Reunificación, desaparecido ya el
bloque soviético. Un proceso que yo creo que ya lo están agotando. Podemos
preguntarnos qué queda de ese Estado social en Alemania.
AF: En
comparación con el sur de Europa, donde el estado del bienestar llegó tarde y
mal, y el caso señalado fue siempre el español, en Alemania siguen
persistiendo algunas de esas estructuras. De todos modos, en estos últimos años
se han ido desmantelando. Uno de los grandes dramas de este país es que
precisamente el gobierno que lo hizo no fue un gobierno conservador, no fue una
coalición entre conservadores y liberales, sino que fue una coalición entre
socialdemócratas y verdes la que puso en marcha un programa de desmontaje del
Estado del bienestar que la prensa económica calificó como el más duro de toda
la posguerra alemana. Eso afectó al sistema sanitario, afectó, y muchísimo al
mercado laboral: se introdujeron los famosos miniempleos o minijobs que ahora
tanto se comentan en España, y el mercado laboral se precarizó muchísimo, con
salarios inferiores a los mil euros, gente que tiene que hacer tres trabajos
simultáneamente para llegar a final de mes. Muchos de ellos son incluso lo que
los ingleses llaman 'working poors' o trabajadores pobres, gente que trabaja y
cuyo salario no les permite llegar a final de mes, y tienen que pedir ayudas al
estado para poder llegar a final de mes.
HB: ¿Podemos
afirmar entonces que el modelo alemán está inspirado en el neoliberalismo
anglosajón?
AF: A mí no me
cabe ninguna duda. Si no pueden llevarlo más allá es porque persisten ciertos
sectores sociales, señaladamente los sindicatos, que obligan a que todos estos
cambios sean pactados o que hayan llegado con más lentitud que las terapias de
choque aplicadas en Estados Unidos, el Reino Unido, Europa oriental y Rusia.
Pero de todos modos lo han conseguido con cierto éxito. Se puede decir que los
sindicatos alemanes han sido en buena medida cooptados e integrados en cierta
manera en la estructura estatal y no han opuesto demasiada resistencia, y en
algunos casos ninguna resistencia, a todos estos programas. Mucho peor aún:
muchos de ellos han colaborado activamente en ese desmontaje del Estado del
bienestar.
HB: Una de las
cosas que afirmáis en vuestro libro es que las estructuras del estado alemán se
han creado de tal manera que nadie que no acepte estas reglas del juego puede
participar en él. Sobre la quinta Alemania. Entrevista www.sinpermiso.info
AF: Hay un
consenso muy extendido y un cierre de filas, llamémosle así, que no sólo
incluye a la clase política, sino a los medios de comunicación, la mayoría de
los cuales está en manos de unos pocos oligopolios y sobre todo los más
difundidos, que pertenecen a dos o tres grandes grupos editoriales radicados en
Hamburgo, lo cual hace que la crítica quede finalmente en los márgenes y que
las alternativas no tengan espacio público ni espacio mediático. Un caso claro
es el del partido de La Izquierda alemana, al cual se le niega en buena medida
una voz en los medios de comunicación y cuando se le presta es para condenarlo
como un partido incapaz de gobernar, incapaz de llegar a acuerdos.
HB: Comentábamos
que Alemania es el motor de esta Unión Europea, pero parece que estamos
viviendo un momento en que está produciéndose una fractura entre muchos de los
países que forman parte de ella por el ritmo que está imprimiéndole el estado
alemán. Algunos hablan incluso de una posible desintegración de la Unión
Europea, de seguir esta dinámica. ¿Es mucho decir todo esto?
AF: Yo sería muy
cauto con ese tipo de pronósticos, con la salida de Grecia del euro, por
ejemplo, algo que se comenta desde hace años. Una opción así perjudicaría, y
mucho, al resto de economías. No es una fórmula que las dos grandes economías
europeas, Francia y Alemania, estén dispuestas a aceptar. En la medida de lo
posible intentarán mantener a la periferia europea dentro de esa Unión.
Recientemente hemos sabido que Letonia entrará en el euro y ese proceso se
extiende, pero a medida que se extiende incluye una sustracción de soberanía de
los estados nacionales hacia las estructuras de la Unión Europea en Bruselas.
No parece que se pueda hablar de una desintegración rápida
del espacio europeo.
HB: Pero lo que
parece claro es que las normas económicas se van a imponer desde Alemania y eso
va a traer la extensión de ese desmantelamiento del estado del bienestar al
resto de la Unión Europea.
AF: Bueno, me
gustaría matizar algo: has dicho “desde Alemania” y, efectivamente, Alemania
juega un papel muy importante, pero conviene recordar que hay un grupo de
países que secundan esa política.
Holanda formaba parte de ese grupo, Austria forma parte de
ese grupo y Luxemburgo y Bélgica. Es una política que se aplica con la
complicidad de las élites y oligarquías locales. Lo hemos visto en Grecia, con
el gobierno de Nueva Democracia, y lo estamos viendo en España con el gobierno
del Partido Popular.
HB: Muchos
estados, de hecho, se excusan en la “excusa alemana” para implementar ellos sus
propias políticas que, como bien dices, coinciden con las de los sucesivos
gobiernos alemanes.
AF: Es justamente
eso. De hecho, una de las mayores ironías que hemos visto en estos últimos años
es ver cómo la prensa de Berlusconi ha pasado de mantener posiciones favorables
a todos estos desarrollos, a de repente, en el momento en que Berlusconi tiene
que abandonar el poder, que en los titulares se hable del IV Reich, aparezcan
caricaturas muy duras contra Merkel presentándola como una reencarnación del
canciller de hierro, etcétera.
HB: Lo que sí da
la sensación, en cualquier caso, es que por mucho que se haya intentado
armonizar las políticas económicas de los distintos estados de la Unión
Europea, este modelo beneficia a algunos países pero a otros no, o que se han
perdido determinadas herramientas: cuando un país tenía su propia moneda, por
ejemplo, podía devaluarla, tenía más margen.
AF: Aquí hay tres
cosas diferentes a responder o tres preguntas dentro de una misma pregunta.
Respecto a la primera: sí, hay países que se están beneficiando de esta crisis.
Y sí, probablemente el más beneficiado es Alemania, cuyos bonos del tesoro se
han convertido en un puerto seguro para muchos inversores y eso la ayuda a
refinanciarse a tasas muy bajas. En cuanto a la segunda pregunta, sobre la
pérdida de soberanía, es cierto que esta soberanía se ha ido delegando en las
estructuras europeas, muchas de las cuales son opacas o no se ha explicado bien
a la población, o son difíciles de controlar democráticamente.
En cuanto a la devaluación de la moneda, me consta que en
estos últimos meses se ha hablado mucho de España de un retorno a la peseta
como una de las salidas a la crisis, pero es algo que cualquier economista
serio descarta de inmediato porque acarrearía muchos problemas para el estado
español.
HB: También se ha
oído, y quizá no pase de boutade, que la propia Alemania abandonase el euro...
AF: Se ha
comentado y hay algunos analistas que hablan de que es una carta que Alemania
se guarda como amenaza al resto de economías, pero como comentaba antes, muchos
alemanes, no sólo conservadores, son conscientes de que Alemania fuera del euro
no tendría el mismo peso internacional y no pueden promover seriamente esa
opción, más aún cuando últimamente se habla de profundizar esa unión europea
para crear una unidad supranacional capaz de competir con los Estados Unidos,
pero también con los nuevos bloques económicos y geopolíticos que están
surgiendo, concretamente los estados BRIC (Brasil, Rusia, India, China).Sobre
la quinta Alemania. Entrevista www.sinpermiso.info
HB: Empezamos
esta entrevista hablando de la historia de Alemania. Alemania, que fue la gran
derrotada en la Segunda Guerra Mundial, ahora es el motor de la Unión Europea.
Apuntábamos también que muchos gobiernos europeos evitan asumir su propia
responsabilidad achacando las políticas económicas a las decisiones de Berlín.
¿No corremos el riesgo de crear un sentimiento de germanofobia en Europa una
vez más?
AF: Bueno,
lamentablemente no es que corramos ese riesgo, es que ese riesgo ya está en
marcha. Lo está en muchos medios de comunicación, en la opinión de la calle. Es
algo que se atiza también desde los medios de comunicación y que encuentra su
respuesta, o mejor dicho, su origen, cuando los medios de comunicación
populistas iniciaron una campaña contra Grecia en términos culturales y me
atrevería a decir que cuasirracistas sobre las causas de la crisis griega. Una
campaña que después se extendió a otros medios que estaban considerados “de
prestigio” como el Spiegel, con argumentos como que en el sur de Europa se
trabaja poco, que los griegos son vagos, que son corruptos, que son incapaces
de gestionar su propio estado, que no saben ahorrar, etcétera. Muchos de estos
argumentos son por supuesto falsos, pero obedecen a una intención consciente de
desplazar la atención de las causas reales de la crisis, que fue el rescate
bancario que generó una deuda pública, a una versión del cuento de la cigarra y
la hormiga. Por supuesto, toda esta simplificación tiene mucha fuerza y
consigue calar entre la población, lo mismo en Alemania que en España.
HB: Para ir acabando,
en este libro que estamos presentando hoy, La quinta Alemania, editado por
Icaria, precisamente el subtítulo de este libro que planteáis es que es un
modelo hacia el fracaso europeo. ¿Por qué?
AF: A largo plazo
creemos que así es, y lo estamos viendo ahora mismo: está generando tensiones
en la Unión Europea, tensiones que van del plano político al social. Es un
modelo hacia el fracaso social porque genera grandes diferencias sociales que
dentro de poco podrían llevar a escenario como el que hemos visto en Grecia en
el resto de Europa, y no cabe descartar que eso mismo pudiera acabar ocurriendo
en Alemania si la población va perdiendo poder adquisitivo y continúa la
segregación económica por barrios.
HB: Para
terminar, tú que vives en Alemania, ¿cómo se está viviendo toda esta crisis en
Alemania?
AF: Se ha creado
la falsa impresión de que en Alemania no hay crisis y de que, de alguna manera,
es una isla de bienestar rodeada de países arrasados económicamente, lo cual,
por supuesto, es una percepción equivocada y el desencanto dentro de unos años
podría ser peor, pero la idea que se ha generalizado es ésta.
HB: Muchas
gracias Àngel, por estar con nosotros estos minutos y aclararnos algunas cosas
sobre
Alemania y sobre la construcción europea, algo que nos
afecta a todos.
AF: Y que seguirá
dando mucho que hablar en los próximos años.
HB: Espero que
tengamos la oportunidad de volver a charlar de nuevo. Esker [Gracias] y hasta
la próxima.
AF: Gracias a
vosotros.
Àngel Ferrero es miembro del Comité de Redacción de
SinPermiso.
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