¿Apoyarán otro crimen de guerra
estadounidense?
05-09-2013
Traducido para Rebelión por Germán
Leyens
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Aunque todavía presume de poderes
dictatoriales para comenzar una guerra por cuenta propia, Obama postergó su
ataque unilateral a Siria cuando recibió una carta de más de 160 miembros de la
Cámara de Representantes recordándole que llevar al país a la guerra sin
aprobación del Congreso es un delito impugnable y cuando vio que ningún país
que podría servir de cobertura para un crimen de guerra, ni siquiera el
Gobierno títere británico y los Estados títeres de la OTAN, apoyarían la
anunciada agresión militar anunciada de EE.UU. a Siria.
Obama no fue castigado por el ataque a
Libia sin la aprobación del Congreso porque utilizó a la OTAN, títere de
Washington, y no a las fuerzas militares estadounidenses. Esa estratagema
permitió que Obama pretendiera que EE.UU. no estaba involucrado directamente.
¿Qué podemos esperar ahora, cuando la
falta de cobertura y el desafío del Congreso han llevado al aspirante a tirano
Obama a postergar su ataque a Siria?
Si Obama fuera inteligente, y
evidentemente alguien que nombra a Susan Rice asesora de seguridad nacional no
es inteligente, simplemente dejaría que el ataque a Siria perdiera protagonismo
y desapareciera cuando el Congreso vuelva el 9 de septiembre para enfrentar los
problemas insolubles del déficit presupuestario y del techo de la deuda.
Una administración competente se daría
cuenta de que un gobierno que no es capaz de pagar sus cuentas sin recurrir a
la máquina de hacer billetes enfrenta demasiados problemas para preocuparse de
lo que sucede en Siria. Ningún gobierno competente arriesgaría un ataque
militar que podría resultar en una conflagración en Medio Oriente y un aumento
de los precios del petróleo, empeorando la situación económica a la que se
enfrenta Washington.
Pero Obama y su colección de
incompetentes han demostrado su ineptitud. El régimen también es corrupto, y
toda la estructura solo se basa en mentiras.
Ahora, cuando la Casa Blanca se da
cuenta de que Obama no puede cometer un crimen sin cobertura, es probable que
podamos esperar lo siguiente. Se apartará el argumento de si Asad
usó armas químicas y se planteará que el Congreso no debe debilitar el
prestigio y la credibilidad de EE.UU. al no apoyar al presidente Obama, el
último testaferro de las guerras de agresión de ese país.
La Casa Blanca sobornará, engatusará e
intimidará al Congreso. El argumento del régimen será que ya que están en juego
el prestigio y la credibilidad de EE.UU. el Congreso debe apoyar al presidente.
El presidente y el secretario de Estado han hecho declaraciones inequívocas de
la culpabilidad de Asad y de su determinación de castigarlo. Ante el desvarío
de Washington, la forma de castigar a Asad por matar sirios con armas
químicas (supuestamente) es matar más sirios con misiles crucero.
Si te parece que esto no tiene sentido,
no formas parte del Gobierno de Obama o de los medios estadounidenses, y no
podrías ser neoconservador.
La Casa Blanca argumentará que Obama se
ha comprometido con el Congreso al permitir que éste vote sobre la decisión, y
que la parte del compromiso del Congreso es dar su apoyo. La Casa Blanca dirá
que se encuentren a mitad de camino.
El lobby de Israel, Susan Rice, los
neoconservadores y belicistas como los senadores John McCain y Lindsey Graham
argumentarán que la falta de apoyo al ataque de Obama a Siria afecta a la
credibilidad de EE.UU., ayuda a los “terroristas” y “deja indefenso a EE.UU.”.
Es bastante malo, argumentarán, que Obama haya mostrado indecisión al esperar
la aprobación del Congreso e indeterminación al proponer un ataque limitado en
lugar del plan original de cambiar el régimen.
Ante las amenazas de eliminación de las
generosas donaciones a la campaña electoral del lobby de Israel y del complejo
militar/industrial, la Cámara y el Senado pueden alinearse para “apoyar al
país” mientras se comete otro crimen de guerra. La combinación de sobornos,
intimidación y llamados patrióticos de apoyo a EE.UU. puede influenciar al
Congreso. Nadie sabe realmente si los 160 miembros de la Cámara son
sinceros al advertir a Obama, o si simplemente quieren algo. Tal vez solo
quieran que Obama pague su aprobación.
Si el Congreso da su respaldo a otro
crimen de guerra estadounidense, el primer ministro británico David Cameron
puede volver al Congreso y decir que “ahora Obama puede contar con el Congreso,
suministrando así la cobertura, y si el Parlamento no se ajusta nos dejará sin
dinero”.
Pocos políticos británicos, fuera de
George Galloway, se sienten cómodos si se quedan sin dinero.
Si Cameron logra convencer al
Parlamento, los demás países de la OTAN podrían decidir que se sumarán al carro
de los pagos. La regla primordial de la civilización occidental es que más
dinero es mejor que nada de dinero.
Washington y sus títeres europeos de la
OTAN criticarán a Rusia y China por utilizar sus vetos en el Consejo de
Seguridad para bloquear que la ONU lleve justicia, libertad y democracia a
Siria. Esos falsos argumentos serán usados por los medios occidentales para
debilitar la importancia de la oposición del Consejo de Seguridad de la ONU al
ataque de Washington a Siria. Los corruptos de los medios estadounidenses
preguntarán por qué Washington debería ser disuadido por miembros del Consejo
de Seguridad que apoyan el uso de armas químicas por parte de Asad. Los
corruptos que integran los medios de EE.UU. harán todo lo posible para asegurar
que Washington mate todavía más sirios. Asesinar es el sello distintivo de
EE.UU.
Como prueba la historia de la
humanidad, la gente hará cualquier cosa por dinero. Notables excepciones son
Edward Snowden, Bradley Manning y Julian Assange. Si cualquiera de ellos
hubiera ido a Washington y hubiese dicho “compradme”, a cambio de su silencio,
Washington les hubiera dado inmensas fortunas con las cuales habrían podido
vivir una vida confortable.
Considerando la corrupción del Gobierno
de EE.UU. y lo decidido que está Washington a salirse con la suya, los
inspectores de armas químicas de la ONU corren peligro. Es poco probable que
tengan un accidente como el Team Six de los SEAL. Pero a menos que los aislen,
como a un jurado, son objetivos a sobornar. Si el informe de la ONU no apoya la
posición de la Casa Blanca se presionará al Secretario General para que el
informe no llegue a conclusiones. Después de todo Washington firma los cheques
que mantienen la actividad de la ONU.
Nadie debe esperar que el Congreso de
EE.UU. vote basándose en la evidencia. Además el Congreso no ha mostrado hasta
ahora la menor comprensión del hecho de que si Asad utilizó armas químicas
también es un crimen de guerra que EE.UU. cometa un acto de pura agresión
contra Siria, un país que no ha atacado a EE.UU. No es asunto de Washington la
forma en que el Gobierno sirio derrota el esfuerzo de los extremistas de
al-Nusra para derribarlo.
El argumento de Obama de que está bien
matar gente con fósforo blanco y uranio empobrecido, como hacen EE.UU. e
Israel, pero no con gas sarín, carece de lógica.
El propio Washington tiene planes de
contingencia de utilizar revienta-búnkeres nucleares contra las instalaciones
subterráneas de energía nuclear de Irán. Si Washington cree que las armas de
destrucción masiva no son permisibles, ¿por qué tiene tantas Washington así
como planes de contingencia para utilizarlas? ¿Lamenta Washington que EE.UU.
haya lanzado dos bombas nucleares contra ciudades japonesas precisamente cuando
el Gobierno japonés hacía todo lo posible por rendirse?
Desde el fin mismo de la peligrosa
Guerra Fría, las guerras calientes han sido el soporte principal de la política
exterior de EE.UU. George H.W. Bush atacó Irak después de que el embajador de
Bush dio luz verde a Sadam Hussein para el ataque a Kuwait. Clinton atacó
Serbia con falsos pretextos y sin ninguna autoridad constitucional o legal.
George W. Bush atacó Afganistán e Irak sobre la base de mentiras. Obama renovó
el ataque a Afganistán y también ha atacado a Yemen, Pakistán, y Somalia. Obama
envió a sus títeres de la OTAN para atacar Libia, envió mercenarios a Siria y
ahora se propone impedir la derrota de sus mercenarios atacando ese país.
Washington está construyendo una cadena
de bases militares alrededor de Rusia y China. Esas bases son extremadamente
provocativas y vaticinan una guerra nuclear.
EE.UU., un país con un vasto arsenal de
armas nucleares, cuyos dirigentes políticos son corruptos y dementes, es un
gran peligro para la vida en la tierra. Ahora se
reconoce universalmente que Washington es el peligro número uno para
el mundo, con la excepción de los estadounidenses que alardean de su
patriotismo. Esos crédulos son los facilitadores del fin de la humanidad
mediante la guerra.
Hasta que la economía estadounidense
colapse, Washington puede imprimir dinero y puede comprar aquiescencia para sus
crímenes. Washington puede confiar en sus medios prostituidos para contar sus
mentiras como si fueran hechos. El mundo no estará seguro hasta que el castillo
de naipes estadounidense se derrumbe.
Me dan lástima esos estadounidenses
desinformados que piensan que viven en el mejor país del mundo. A muy pocos
estadounidenses les importa que su Gobierno haya destruido innumerables vidas,
desde Centroamérica y Vietnam hasta Medio Oriente y África. Los militares de
EE.UU. asesinan rutinariamente a civiles en Afganistán, Pakistán, Yemen y
Somalia y son responsables de hasta un millón de muertos iraquíes y cuatro
millones de iraquíes desplazados. La definición estadounidense de “el mejor
país del mundo” es el país que puede asesinar a más gente inocente, gente que
nunca ha atacado a EE.UU., gente que solía considerar a ese país la
esperanza del mundo y ahora lo ve como una amenaza mortal.
En EE.UU. los salarios y las
oportunidades de empleo disminuyen. No existe ningún impedimento para que las
instituciones financieras saqueen a los ciudadanos. No existen restricciones a
la ilegalidad y brutalidad de la policía y ningún límite a las mentiras que
mantienen a la población estadounidense en Matrix, fuera de la
realidad.
Cuesta imaginar que esa gente pueda
contener o limitar a un gobierno decidido a la guerra.
Los republicanos que se preocupan de
las deudas de nuestros hijos y nietos están preocupados por un futuro que
posiblemente no llegará. La desmedida arrogancia de Washington impulsa al mundo
hacia la guerra nuclear.
“El mejor país del mundo” es la fuerza
malévola que está destruyendo las vidas y perspectivas de muchos pueblos
diferentes y todavía podría destruir toda la vida de la tierra.
Paul Craig Roberts fue editor de The
Wall Street Journal y secretario asistente del Secretario del Tesoro
estadounidense. Es autor deHOW THE ECONOMY
WAS LOST , publicado por CounterPunch/AK Press. Su libro Economies
in Collapse: The Failure of Globalism, se publicó en Europa en junio de
2012. Su último libro es The Failure of Laissez-Faire Capitalism.
Fuente: http://www.counterpunch.org/2013/09/03/obama-decides-its-safer-to-buy-congress-than-to-go-it-alone/
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