lunes, 16 de diciembre de 2013

MI TESTIMONIO SOBRE EL FRENTE AMPLIO DE IZQUIERDA


Dr. Hugo SALINAS

En la Casa del Maestro, el 15 de diciembre del 2013 se llevó a cabo las preparatorias del Frente Amplio que se propone aglutinar a todas las fuerzas de la izquierda, progresistas y personalidades. Luego del discurso de apertura y presentaciones se pasó a las comisiones de trabajo. Grande fue mi entusiasmo que de las tres comisiones propuestas, la encargada de definir el Programa del Frente Amplio fuera la más numerosa.

Este es un síntoma claro de que las personas comienzan a comprender que el alma de una organización política es el Programa, dejando así en segundo orden a la noción de que “todo es político”. Identificar cuál es la raíz de nuestros males permitirá proponer una respuesta directa y clara a nuestros males de sociedad. Y esta propuesta debería convertirse en el Programa Mínimo de una organización política que pretenda superar las lacras del pasado.

Desgraciadamente mi entusiasmo no duró mucho. Los directivos de la mesa para definir el Programa, y que fueron los mismos organizadores del evento, hicieron aceptar a los asistentes, se supone con la mejor de las intenciones, que las intervenciones se orientaran a tres temas: Reforma política, Economía, y Políticas sociales. Pero los dados ya estaban echados.

Si la intensión es establecer un programa político de transformación, ¿cómo podemos identificar a la raíz de nuestros grandes males si, desde el comienzo, todo el espectro se divide en tres zonas con igual ponderación? ¿Es porque pensamos que esas son las tres grandes raíces de nuestros males, porque la Reforma política es la primera prioridad, o porque creemos que Programa quiere decir hacer un listado de todos nuestros males, habidos y por haber?

Todo indica que en la mente de los organizadores la reforma es la prioridad. No tienen la menor intención de elaborar un programa de transformación. Solo se busca, como lo dijeron, construir un movimiento político de “contrapeso”, que busque “reducir” la pobreza y no eliminarla, y que tenga como objetivo principal “el cambio social en democracia”. Pero eso no es todo.

Lo más grave es cortarte la palabra a pesar de estar en el tiempo establecido por el Reglamento, y no volver a dártela más. Esta es la prueba de que “los rostros jóvenes” no es suficiente[i]. De nada sirve hablar tanto de que las ideas y decisiones deben surgir de las bases cuando, en los hechos, todo argumento que se aparte de la copia ya redactada de antemano, sea cortado.

Supongamos que la Reforma política sea la prioridad dentro del Programa de un movimiento político.  En este orden de ideas, la respuesta a los efectos perversos de esta Democracia representativa y participativa es la Democracia directa. Y existe un ejemplo claro en este aspecto. Resulta que los fonavistas, mediante un Referéndum, han logrado que el pueblo les dé razón: se les debe devolver sus aportaciones. ¿Pero cuál es la realidad? Los gobiernos se suceden y ninguno de ellos tiene la menor intención de ejecutar lo que el pueblo ha mandado. ¿Por qué?

Simplemente porque la Democracia directa no será ejecutable mientras la base económica siga en manos de los poderes fácticos de la derecha. Y esto nos conduce directamente a establecer que es el cambio de la base económica que debe ser el tema prioritario de todo movimiento político que se reclame de buscar la transformación del país.

Y el punto central de la base económica actual, muy genéricamente llamada economía neoliberal, es la Repartición Individualista del resultado de la actividad económica. Mediante este mecanismo, los accionistas se apropian del 100% del resultado neto del esfuerzo de todo un pueblo, presente y pasado. Y  la respuesta a este gran mal ya lo conocemos. De lo que se trata es de poner en práctica una economía de mercado a dos sectores. En donde el Sector 1 concentre todas las empresas actuales a Repartición Individualista, y se cree a partir de cero el Sector 2 a Repartición Igualitaria. Y la unidad celular de este nuevo sector será la empresa-país que, a nivel de gobierno central, cuenta con un financiamiento gratuito e ilimitado.

Pero esto no es impedimento para que, desde ahora, sin contar todavía con el mando del gobierno central, comencemos a crear empresas-país; es decir, comencemos a crear la nueva base económica de la nueva sociedad. Poniendo en juego un poco de creatividad, existen mil formas de iniciar el desarrollo del sector 2.
La única diferencia será que las utilidades de las empresas-país, mientras que no se esté todavía en el gobierno central, servirán para la reinversión o la creación de nuevas empresas. En este caso ya no se estaría hablando con propiedad de una empresa-país, sino de una empresa comunitaria. Pero, en esencia, ambas tendrán los mismos mecanismos que nos permitirán eliminar el desempleo, la pobreza, y el atraso en las formas de trabajar.

En suma, el programa mínimo debe proponer la Repartición Igualitaria como mecanismo de transformación, y como ente ejecutor a la empresa-país. Y mientras no se tenga el control del gobierno central, la misión permanente es crear y desarrollar las “empresas comunitarias” para generar una base económica sólida que garantice la gran transformación que requiere el país.

Nuestro objetivo fundamental no es obtener puestos públicos, sino crear la nueva base económica que sostenga a la nueva sociedad que tanto anhelamos[ii].

Lima, 16 de diciembre del 2013


[i] SALINAS Hugo, Jóvenes de edad o jóvenes en ideas, in http://tacnacomunitaria.blogspot.com/2013/12/jovenes-de-edad-o-jovenes-en-ideas.html

[ii] SALINAS Hugo, La miseria de las izquierdas democráticas, in http://www.rebelion.org/noticia.php?id=169631

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