Dr. Hugo SALINAS
En la Casa del Maestro, el 15 de diciembre del 2013 se llevó a cabo las
preparatorias del Frente Amplio que se propone aglutinar a todas las fuerzas de
la izquierda, progresistas y personalidades. Luego del discurso de apertura y
presentaciones se pasó a las comisiones de trabajo. Grande fue mi entusiasmo
que de las tres comisiones propuestas, la encargada de definir el Programa del
Frente Amplio fuera la más numerosa.
Este es un síntoma claro de que las personas comienzan a comprender que
el alma de una organización política es el Programa, dejando así en segundo
orden a la noción de que “todo es político”. Identificar cuál es la raíz de
nuestros males permitirá proponer una respuesta directa y clara a nuestros
males de sociedad. Y esta propuesta debería convertirse en el Programa Mínimo
de una organización política que pretenda superar las lacras del pasado.
Desgraciadamente mi entusiasmo no duró mucho. Los directivos de la mesa
para definir el Programa, y que fueron los mismos organizadores del evento, hicieron
aceptar a los asistentes, se supone con la mejor de las intenciones, que las
intervenciones se orientaran a tres temas: Reforma política, Economía, y
Políticas sociales. Pero los dados ya estaban echados.
Si la intensión es establecer un programa político de transformación,
¿cómo podemos identificar a la raíz de nuestros grandes males si, desde el
comienzo, todo el espectro se divide en tres zonas con igual ponderación? ¿Es
porque pensamos que esas son las tres grandes raíces de nuestros males, porque
la Reforma política es la primera prioridad, o porque creemos que Programa
quiere decir hacer un listado de todos nuestros males, habidos y por haber?
Todo indica que en la mente de los organizadores la reforma es la
prioridad. No tienen la menor intención de elaborar un programa de
transformación. Solo se busca, como lo dijeron, construir un movimiento
político de “contrapeso”, que busque “reducir” la pobreza y no eliminarla, y
que tenga como objetivo principal “el cambio social en democracia”. Pero eso no
es todo.
Lo más grave es cortarte la palabra a pesar de estar en el tiempo
establecido por el Reglamento, y no volver a dártela más. Esta es la prueba de
que “los rostros jóvenes” no es suficiente[i]. De nada sirve hablar
tanto de que las ideas y decisiones deben surgir de las bases cuando, en los
hechos, todo argumento que se aparte de la copia ya redactada de antemano, sea
cortado.
Supongamos que la Reforma política sea la prioridad dentro del Programa
de un movimiento político. En este orden de ideas, la respuesta a
los efectos perversos de esta Democracia representativa y participativa es la
Democracia directa. Y existe un ejemplo claro en este aspecto. Resulta que los
fonavistas, mediante un Referéndum, han logrado que el pueblo les dé razón: se
les debe devolver sus aportaciones. ¿Pero cuál es la realidad? Los gobiernos se
suceden y ninguno de ellos tiene la menor intención de ejecutar lo que el
pueblo ha mandado. ¿Por qué?
Simplemente porque la Democracia directa no será ejecutable mientras la
base económica siga en manos de los poderes fácticos de la derecha. Y esto nos
conduce directamente a establecer que es el cambio de la base económica que
debe ser el tema prioritario de todo movimiento político que se reclame de
buscar la transformación del país.
Y el punto central de la base económica actual, muy genéricamente
llamada economía neoliberal, es la Repartición Individualista del resultado de
la actividad económica. Mediante este mecanismo, los accionistas se apropian
del 100% del resultado neto del esfuerzo de todo un pueblo, presente y pasado.
Y la respuesta a este gran mal ya lo conocemos. De lo que se trata
es de poner en práctica una economía de mercado a dos sectores. En donde el
Sector 1 concentre todas las empresas actuales a Repartición Individualista, y
se cree a partir de cero el Sector 2 a Repartición Igualitaria. Y la unidad
celular de este nuevo sector será la empresa-país que, a nivel de gobierno central,
cuenta con un financiamiento gratuito e ilimitado.
Pero esto no es impedimento para que, desde ahora, sin contar todavía
con el mando del gobierno central, comencemos a crear empresas-país; es decir,
comencemos a crear la nueva base económica de la nueva sociedad. Poniendo en
juego un poco de creatividad, existen mil formas de iniciar el desarrollo del
sector 2.
La única diferencia será que las utilidades de las empresas-país,
mientras que no se esté todavía en el gobierno central, servirán para la reinversión
o la creación de nuevas empresas. En este caso ya no se estaría hablando con
propiedad de una empresa-país, sino de una empresa comunitaria. Pero, en
esencia, ambas tendrán los mismos mecanismos que nos permitirán eliminar el
desempleo, la pobreza, y el atraso en las formas de trabajar.
En suma, el programa mínimo debe proponer la Repartición Igualitaria
como mecanismo de transformación, y como ente ejecutor a la empresa-país. Y
mientras no se tenga el control del gobierno central, la misión permanente es
crear y desarrollar las “empresas comunitarias” para generar una base económica
sólida que garantice la gran transformación que requiere el país.
Nuestro objetivo fundamental no es obtener puestos públicos, sino crear
la nueva base económica que sostenga a la nueva sociedad que tanto anhelamos[ii].
Lima, 16 de diciembre del 2013
[i] SALINAS Hugo, Jóvenes de edad o
jóvenes en ideas, in http://tacnacomunitaria.blogspot.com/2013/12/jovenes-de-edad-o-jovenes-en-ideas.html
[ii] SALINAS Hugo, La
miseria de las izquierdas democráticas, in http://www.rebelion.org/noticia.php?id=169631
No hay comentarios:
Publicar un comentario