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domingo, 16 de julio de 2017

EL ‘INTERNET DE LAS COSAS’ ES EL PRÓXIMO GRAN AVANCE QUE YA BUSCA ESPECIALISTAS



Si hay algo que haya marcado de forma totalmente determinante los últimos años en el desarrollo de la sociedad eso es, sin lugar a dudas, la expansión de la tecnología en todos los sectores y campos del mundo moderno. Las nuevas formas de ver y comprender el mundo comenzaron a cobrar especial relevancia hace unos años y su crecimiento ha sido imparable hasta el momento, llenando las vidas de las personas de todo tipo de nuevos elementos y dispositivos que mejoran a nivel global su interacción con el medio.

El máximo exponente de esto ha sido la llegada de Internet y la posterior popularización de los teléfonos móviles con conexión de datos como una herramienta a través de la cual acceder a múltiples fuentes de información, recursos, entretenimiento y, por supuesto, comunicación. Tanto es así que hoy en día no son muchas las personas que viven en los denominados países desarrollados y no disponen de uno de estos objetos para hacer uso del mismo en el día a día con todo tipo de fines y propósitos.

En un mundo tan conectado es lógico que también esté cambiando el panorama laboral para adaptarse a las nuevas tendencias y demandas de un mercado tecnológico que no para de crecer. Los estudios y planes disponibles en la actualidad centrados en elementos de la red de redes comienzan a ser algo ya habitual entre los centros de formación, que buscan dar salida a estas nuevas necesidades. ¿El último en llegar? El ‘Internet de las cosas’.

Todo está conectado entre sí

Aunque a muchos aún no les resulte familiar, hay una nueva tendencia que se está posesionando como de gran importancia para el futuro próximo en lo que a nuevas tecnologías respecta. Es la referida al ‘Internet of Things’ (o Internet de las cosas) y que no es nada más que la red de redes en su máxima expresión, aplicada a todo lo que puede ser susceptible de conseguir alguna mejora mediante una conexión inalámbrica a otro sistema de comunicación. En otras palabras: la vida conectada al cien por cien en cada una de sus facetas.

A raíz del ‘Internet of Things’ -o, simplemente, IoT- están comenzando a surgir nuevos estudios centrados en esta materia para formar a los profesionales del mañana que tendrán que trabajar con estas nuevas tecnologías en un reducido periodo de tiempo. Elmaster en internet de las cosas de la Universidad de Alcalá es un claro ejemplo de ello, destinado a desentrañar todas las posibilidades que ofrece un campo en el que ya van siendo necesarios expertos y profesionales que dominen los procesos que rigen a la nueva concepción de interconexión.

Continuar con los estudios especializándose en un campo como este es una de las mejores opciones en cuanto a perspectivas de empleabilidad en un futuro se refiere, puesto que parece claro que la tecnología irá ganando más y más peso a nivel mundialconforme pasen los años. Además, los puestos de especialista son los más demandados en la actualidad para hacer frente a roles específicos donde se requiere una alta cualificación en aspectos muy determinados, exactamente lo que se adquiere a través de un master.

¿Por qué es tan importante el ‘Internet de las cosas’?

Como se ha mencionado, todo tiende a estar más conectado entre sí en una etapa que está dominada por Internet y los dispositivos que pueden ser llevados a cualquier parte en cualquier momento. Un ejemplo que deja esto claro es la domótica, que no es otra cosa que la tecnología y la inteligencia artificial aplicada al hogar para hacer que los procesos más cotidianos se transformen en actividades sencillas, que lleven menos tiempo y que puedan ser llevadas a cabo de una mejor manera que como se venía haciendo hasta ahora.

El ‘Internet de las cosas’, podría asemejarse en muchos aspectos a la domótica, puesto que al final se trata de conectar todo cuanto se pueda entre sí para formar un ecosistema perfecto de dispositivos en el que cada uno desempeñe una función determinada y permita ahorrar en tiempo y ganar en comodidad. Porque, claro está, la tecnología siempre ha sido concebida para estar al servicio de la humanidad, como una manera de proporcionar unas cualidades que hasta el momento no eran posibles por una u otra razón.

Fuente: http://noticiasdelaciencia.com/not/25098/el-lsquo-internet-de-las-cosas-rsquo-es-el-proximo-gran-avance-que-ya-busca-especialistas/


 

lunes, 31 de octubre de 2016

CUARTA REVOLUCIÓN INDUSTRIAL, TECNOLOGÍAS E IMPACTOS



Silvia Ribeiro

ALAI AMLATINA, 31/10/2016.-  Según los más ricos y poderosos del planeta, la cuarta revolución industrial ya está en marcha y es resultado de la convergencia de robótica, nanotecnología, biotecnología, tecnologías de información y comunicación, inteligencia artificial y otras.  El Foro Económico Mundial, que reúne cada año en Davos a las mayores empresas del planeta, produjo en 2016 un informe donde afirma que con la “tormenta perfecta” de cambios tecnológicos junto a lo que llaman asépticamente “factores socio-económicos”, al 2020 se perderán 5 millones de empleos, incluso contando los nuevos que se crearán por las mismas razones.

Si ellos hablan de una pérdida de 5 millones de empleos, seguramente serán muchos más.  Y es sólo uno de los impactos de esta revolución tecnológica, que no se define por cada una de estas tecnologías aisladamente, sino por la convergencia y sinergia entre ellas.  Nombran entre las diez tecnologías claves –y más disruptivas- la ingeniería de sistemas metabólicos para producir sustancias industriales (léase biología sintética para remplazar combustibles, plásticos, fragancias, saborizantes, principios activos farmacéuticos derivados de conocimiento indígena); el internet de las nano-cosas (además de usar internet para producción industrial, agrícola, etc., también nano-sensores insertados en seres vivos, incluso nuestros cuerpos, para captar y recibir estímulos y administración de drogas y farmacéuticos); ecosistemas abiertos de inteligencia artificial (integrar máquinas con inteligencia artificial al internet de las cosas, a las redes sociales y a la programación abierta, con potencial de cambiar radicalmente nuestra relación con las máquinas y entre éstas mismas) y varias otras, como nuevos materiales para almacenar energía, nano-materiales “bidimensionales”, vehículos autónomos y no tripulados (drones de todo tipo con mayor autonomía), optogenética (células vivas manipuladas genéticamente que responden a ondas de luz), producir órganos humanos en chips electrónicos.

En el año 2000, desde el Grupo ETC llamamos a esta convergencia BANG (Bits, Átomos, Neurociencias, Genes), un especie de Big Bang tecno-socio-económico, mejor llamado “Little Bang” porque las tecnologías a nano-escala (aplicadas a seres vivos y materiales) son la plataforma de desarrollo de todas las otras.  Avizoramos entonces que este “Little Bang”, estaba formando un tsunami tecnológico que tendría impactos negativos de grandes dimensiones en medio ambiente, salud, trabajo, en producción de nuevas armas para guerra, vigilancia y control social de todas y todos, entre otras.  Todo en un contexto de la mayor concentración corporativa de la era industrial, oligopolios con cada vez menos empresas que controlan inmensos sectores de producción y tecnologías.

Así está sucediendo, pero para cada uno de nosotros separadamente es difícil percibirlo en totalidad y en las dimensiones de sus impactos que se complementan.  Los gobiernos, mayormente controlados por intereses corporativos y con el mito de que los avances tecnológicos son beneficiosos de por sí, han dejado que casi todas estas tecnologías prosigan, se usen, vendan, estén diseminándose en el ambiente y en nuestros cuerpos, sin siquiera mínimas evaluaciones de sus posibles impactos negativos y sin regulaciones, mucho menos aplicación del principio precautorio.  Un ejemplo claro es la industria nanotecnológica, que con más de 2000 líneas de productos en los mercados, muchos presentes en nuestra vida cotidiana (alimentos, cosméticos, productos de higiene, farmacéuticos), no está regulada en ninguna parte del mundo, pese a que aumentan los estudios científicos que muestran toxicidad en ambiente y salud, especialmente para los trabajadores expuestos en la producción y uso de materiales con nanopartículas.

Pero el Foro de Davos sí elabora anualmente un amplio informe sobre riesgos globales, porque esos riesgos afectan sus capitales e inversiones.  En la edición 2015 afirman que “El establecimiento de nuevas capacidades fundamentales que está ocurriendo, por ejemplo, con la biología sintética y la inteligencia artificial, está particularmente asociado con riesgos que no se pueden evaluar completamente en laboratorio.  Una vez que el genio haya salido de la botella, existe la posibilidad de que se hagan aplicaciones indeseadas o se produzcan efectos que no se podían anticipar al momento de su invención.  Algunos de esos riesgos puedes ser existenciales, es decir, poner en peligro el futuro de la vida humana”.  A confesión de partes, relevo de pruebas.  Pero aunque lo reconozcan, no tomarán ninguna medida que coarte sus ganancias.

En este contexto, desde hace algunos años, estamos trabajando junto a otras organizaciones, movimientos sociales y asociaciones de científicos críticos, en la construcción de una red de evaluación social y acción sobre tecnologías (Red TECLA), para buscar por un lado informarnos y comprender el horizonte tecnológico, sus conexiones, impactos e implicaciones desde muchas perspectivas (ambiente, salud, ciencia, género, trabajo, consumo) y fortalecernos para actuar sobre ellas.

Para avanzar en estas ideas y en el cuestionamiento de la tecnociencia al servicio del lucro, con experiencias concretas desde varios países latinoamericanos, se realizará el seminario internacional “Ciencia, tecnología y poder: miradas críticas”, el 8 de noviembre, de 9.30 a 14 horas, en la Hemeroteca Nacional, Ciudad Universitaria, México, convocado por la Red TECLA,  la Unión de Científicos Comprometidos con la Sociedad y el Grupo ETC (http://www.etcgroup.org/es). Tenemos que apropiarnos, desde abajo, de la consideración y acción sobre estos temas.

- Silvia Ribeiro es investigadora del Grupo ETC