Mostrando entradas con la etiqueta Irán - EEUU. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Irán - EEUU. Mostrar todas las entradas

domingo, 29 de octubre de 2023

IRÁN Y RUSIA TIENDEN UNA TRAMPA AL HEGEMON EN PALESTINA

 


28 octubre, 2023

Pepe escobar

La asociación estratégica Rusia-Irán, con China entre bastidores, está tendiendo una trampa, propia de Sun Tzu, para el Hegemon en Asia occidental. 

Aparte de Israel, no hay ninguna entidad en el planeta capaz de desviar la atención, en un instante, de la espectacular debacle de Occidente en Ucrania. 

Los belicistas a cargo de la política exterior estadounidense, no exactamente bismarckianos, creen que si el Proyecto Ucrania es inalcanzable, el Proyecto Solución Final en Palestina podría ser, en cambio, pan comido (limpieza étnica). 

Sin embargo, el escenario más plausible es que Irán-Rusia – y el nuevo “eje del mal” Rusia-China-Irán- tengan todo lo necesario para arrastrar al Hegemon a un segundo atolladero. Se trata de utilizar los propios y desconcertados movimientos del enemigo para desequilibrarlo hasta el olvido.

La ilusión de la Casa Blanca de que las Guerras Eternas en Ucrania e Israel están inscritas en el “noble impulso de la democracia” y que son “esenciales para los intereses de Estados Unidos” ya ha resultado contraproducente, incluso entre su propia opinión pública.

Eso no impide que, entre gritos y susurros, los neoconservadores americanos, aliados de Israel, estén aumentando el ritmo de sus acciones para provocar a Irán. Lo hacen mediante una proverbial bandera falsa que conduciría a un ataque estadounidense. Ese escenario de Armagedón encaja perfectamente con la psicopatía bíblica del Primer Ministro israelí Benjamín Netanyahu. 

Los vasallos se han visto obligados a obedecer dócilmente. 

En estos días los jefes de Estados de la OTAN se han dirigido directamente a visitar Israel para demostrar su apoyo incondicional a Tel Aviv, incluidos Kyriakos Mitsotakis de Grecia, Giorgia Meloni de Italia, Rishi Sunak de Gran Bretaña, Olaf Scholz de Alemania, Emmanuel Macron de Francia y por supuesto, el senil inquilino de La Casa Blanca 

Vengar el “siglo de la humillación” árabe 

Hasta ahora, el movimiento de resistencia libanés Hezbollah ha mostrado una moderación extraordinaria al no morder ningún anzuelo. Hezbolá apoya a la resistencia palestina en su conjunto, pese que hace unos años tuvo serios problemas con Hamás en Siria. Por cierto, Hamas, aunque parcialmente financiado por Irán, no está dirigido por los Iraníes. Por mucho que Teherán apoye la causa palestina, los grupos de resistencia palestinos toman sus propias decisiones. 

La gran noticia es que todos estos problemas se han superado ante la actual emergencia vital. Esta semana tanto Hamás como la Jihad Islámica Palestina (YIP) viajaron al Líbano para visitar en persona al secretario general de Hezbolá, Hassan Nasrallah. Eso explica la unidad de propósito –o lo que el Eje de Resistencia llama la “Unidad de Frentes”.   

Aún más reveladora fue la visita de Hamás a Moscú, que fue recibida con una impotente furia israelí. La delegación de Hamás estuvo encabezada por un miembro de su Politburó, Abu Marzouk y un día después el Viceministro de Asuntos Exteriores iraní, Ali Bagheri, viajó desde Teherán para reunirse con dos de los adjuntos del Ministro de Asuntos Exteriores ruso, los diplomáticos Sergei Ryabkov y Mikhail Galuzin.  

Eso significa que Hamás, Irán y Rusia están negociando en la misma mesa. 

Hamás ha llamado a unirse a los millones de palestinos en la diáspora, así como al mundo árabe y a todas las tierras del Islam. De manera lenta pero segura, se puede discernir un patrón: ¿podría el mundo árabe –y grandes sectores del Islam- estar a punto de unirse para vengar su propio “siglo de humillación”, tal como lo hicieron los chinos después de la Segunda Guerra Mundial con Mao Zedong?

Beijing, a través de su sofisticada diplomacia, ciertamente lo está insinuando, incluso antes que se alcanzara a principios de este año el innovador acercamiento entre Irán y Arabia Saudita, mediado por Rusia y China. 

Esto por sí solo no frustrará la obsesión neoconservadora estadounidense por bombardear las infraestructuras críticas de Irán, con un valor inferior a cero cuando se trata de ciencia militar. Estos mismos neoconservadores ignoran por completo cómo los iraníes podrían atacar -con precisión- a todas y cada una de las bases estadounidenses en Irak y Siria, siendo el Golfo Pérsico un caso abierto. 

El analista militar ruso Andrei Martyanov ha demostrado lo que podría pasar con esas costosas bañeras de hierro estadounidenses en el Mediterráneo oriental en caso de un ataque de Israel contra Irán.   

Además, hay al menos 1.000 soldados estadounidenses en el norte de Siria robando el petróleo de este país, lo que también se convertiría en un objetivo instantáneo. 

Ali Fadavi, comandante en jefe adjunto del CGRI (iraní), fue al grano: “Tenemos tecnologías en el campo militar que nadie conoce, y los estadounidenses las sabrán cuando las usemos”.

Un ejemplo de esto son los misiles hipersónicos Fattah iraníes, primos del Khinzal y el DF-27, que viajan a Mach 15 y que son capaces de alcanzar cualquier objetivo en Israel en 400 segundos.  

Y añádase a esto la guerra electrónica rusa (EW). Esto porque en Moscú hace seis meses se confirmó la estrecha interconexión militar ruso-irani. Los iraníes fueron a decirles a los rusos: «Tendrán todo lo que necesiten, sólo pídanlo». Lo mismo se aplica a la inversa: el enemigo mutuo es el mismo.

Se trata del Estrecho de Ormuz 

El meollo de la cuestión – en la estrategia ruso-iraní – es el Estrecho de Ormuz, por el que transita al menos el 20 por ciento del petróleo mundial (casi 17 millones de barriles diarios) más el 18 por ciento del gas natural licuado (GNL), lo que equivale al menos a 3.5 mil millones de pies cúbicos por día.  

Irán es capaz de bloquear en solo un instante el estrecho de Ormuz. Esto sería un acto de justicia poética para un Israel que pretende engullir, ilegalmente, todo el gas natural descubierto frente a las costas de Gaza: ésta es, dicho sea de paso, una de las razones de la limpieza étnica de Palestina. 

Sin embargo, el verdadero problema será el derribo de la cuidada estructura de derivados de 618 billones de dólares diseñada por Wall Street, como lo han confirmado los analistas de Goldman Sachs y JP Morgan, así como los operadores independientes de energía del Golfo Pérsico. 

Entonces, cuando las cosas se pongan feas – y mucho más allá de la defensa de Palestina y en un escenario de Guerra Total – no sólo Rusia e Irán sino también actores claves del mundo árabe a punto de convertirse en miembros de BRICS 11 – como Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos – tienen lo necesario para derribar el sistema financiero estadounidense en el momento que quieran.  

Como subraya un miembro del Estado profundo de la vieja escuela, ahora en negocios en Europa Central: 

“Las naciones islámicas tienen la ventaja económica. Pueden hacer estallar el sistema financiero internacional cortando el petróleo. No tienen que disparar ni un solo tiro. Irán y Arabia Saudita se están aliando. La crisis de 2008 requirió 29 billones de dólares para resolverse, pero ésta, si ocurriera, no podría resolverse ni siquiera con 100 billones de dólares en instrumentos fiduciarios”.

Como me dijeron los comerciantes del Golfo Pérsico, un escenario posible es que la OPEP comience a sancionar a Europa, para luego extender las sanciones a todos los países que están tratando al mundo musulmán como enemigos y carne de guerra. 

El Primer Ministro iraquí, Mohammed Shia al-Sudani, ya ha advertido que el envío de petróleo a los mercados occidentales podría retrasarse debido al genocidio que Israel está perpetrando en Gaza. Por su parte el Ministro de Asuntos Exteriores iraní, Hossein Amir-Abdollahian, ya ha pedido, oficialmente, un embargo total de petróleo y gas por parte de los países islámicos contra las naciones –esencialmente vasallas de la OTAN– que apoyan a Israel.

De modo que los sionistas cristianos en Estados Unidos, aliados con el activo neoconservador Netanyahu, que amenaza con atacar a Irán, tienen el potencial de derribar todo el sistema financiero mundial.

Guerra eterna contra Siria, remezclada  

Bajo el volcán actual, la asociación estratégica Rusia-China ha sido extremadamente cautelosa. Para el mundo exterior, su posición oficial es la de negarse a ponerse inmediatamente del lado de Palestina o de Israel; pedir un alto el fuego por motivos humanitarios; exigir una solución de dos Estados; y respetar el derecho internacional. Todas sus iniciativas en la ONU han sido debidamente saboteadas por el Hegemón. 

Tal como están las cosas, Washington no ha dado la luz verde para la invasión terrestre israelí de Gaza. La razón principal es que Estados Unidos necesita ganar algo de tiempo para expandir la guerra a Siria, “acusada” de ser el punto de tránsito de las armas iraníes hacia Hezbollah. Esto también significa reabrir un viejo frente de guerra contra Rusia. 

En Moscú no se hacen ilusiones. El aparato de inteligencia sabe bien que agentes israelíes del Mossad han estado asesorando a Kiev, mientras Tel Aviv suministraba armas a Ucrania bajo las presiones estadounidenses. Esto enfureció a los siloviki y pudo haber constituido un error fatal de Israel.

Los neoconservadores han decidido no parar. Están lanzando una amenaza paralela: si Hezbolá ataca a Israel con algo más que unos pocos cohetes, la base aérea rusa Hmeimim en Latakia será “eliminada” como una “advertencia” a Irán.

Esto no debe considerarse como un juego de niños. Después de los ataques israelíes en serie contra los aeropuertos civiles de Damasco y Alepo, Moscú ni siquiera pestañeó antes de ofrecer sus instalaciones de Hmeimim a Siria, con autorización para los vuelos del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica de Irán (CGRI). Según algunas fuentes de inteligencia rusas Netanyahu no desea bombardear totalmente la base aérea rusa ya que está posee la defensa A2/AD (anti-acceso/denegación de área).  

Moscú también ve claramente lo que podrían estar haciendo esas costosas bañeras de hierro estadounidenses en el Mediterráneo oriental. La respuesta ha sido rápida: los Mig-31K están patrullando el espacio aéreo neutral sobre el Mar Negro las 24 horas del día, los 7 días de la semana, equipados con Khinzals hipersónicos, que sólo tardarían seis minutos en visitar el Mediterráneo.   

En medio de toda esta locura neoconservadora, el Pentágono ha desplegado una formidable variedad de armamento y activos “no revelados” en el Mediterráneo oriental, ¿su objetivo?: Hezbollah, Siria, Irán, Rusia o todos los anteriores juntos. En este escenario China y Corea del Norte –parte del nuevo “eje del mal” inventado por Estados Unidos- han indicado que no serán meros espectadores. 

La Armada china está, a todos los efectos prácticos, protegiendo a Irán a distancia. Aún más contundente ha sido una declaración del primer ministro Li Qiang, algo muy poco común en la diplomacia china: 

«China seguirá apoyando firmemente a Irán en la salvaguardia de su soberanía nacional, integridad territorial y dignidad nacional, y se opondrá firmemente a cualquier fuerza externa que interfiera en los asuntos internos de Irán».

Nunca olvidemos que China e Irán están unidos por una asociación estratégica integral. Mientras tanto, el primer ministro ruso, Mikhail Mishustin, ha reforzado la asociación estratégica entre Rusia e Irán en una reunión con el primer vicepresidente de Irán, Mohammad Mokhber.

Recuerda a esos comedores de arroz de Corea. 

Las milicias pro-Irán a lo largo del Eje de Resistencia mantienen un grado cuidadosamente moderado de confrontación contra Israel, cercano a las tácticas de la guerrilla. Todavía no participan en ataques masivos. Pero esta apuesta será cancelada si Israel invade Gaza. Está claro que el mundo árabe, a pesar sus enormes contradicciones internas, simplemente no tolerará la masacre de civiles. 

Sin rodeos, en la incendiaria coyuntura actual, la potencia hegemónica creen haber encontrado una salida a su humillación en el Proyecto Ucrania. Piensan erróneamente que la misma vieja Guerra Eterna reavivada en Asia occidental puede ser “modulada” a voluntad. Y si estas dos guerras se convierten en un lastre político, (como con seguridad sucederá) ¿qué pueden hacer el hegemon a continuación? Simplemente iniciará una nueva guerra en el “Indo-Pacífico”. 

Nada de eso engaña a Rusia-Irán y su gélido seguimiento de un agitado Hegemón. Es esclarecedor recordar lo que  ya predecía Malcolm X en 1964:

“Unos hombres y mujeres comedores de arroz lo echaron de Corea. Sí, comedores de arroz con nada más que chanclas, un rifle y un plato de arroz se tomaron sus tanques y derrotaron todas esas otras acciones que se supone que Estados Unidos debía realizar para cruzar el rio Yalu. ¿Por qué? Porque no se pueda ganar una guerra solo bombardeando a un pueblo indefenso, como siempre se debe ganar con las botas sobre el territorio”.

Fuente: https://observatoriocrisis.com/2023/10/28/iran-y-rusia-tienden-una-trampa-al-hegemon-en-palestina/

 

jueves, 16 de enero de 2020

LOS ENTRETELONES DE LAS RELACIONES ENTRE ‎ESTADOS UNIDOS E IRÁN



Al referirse a la crisis de los rehenes, que enfrentó al presidente James Carter a Irán en 1979, el presidente Donald Trump despertó el orgullo de Estados Unidos. Pero esa afirmación es sólo una presentación tendenciosa del periodista Walter Cronkite. Al mencionar aquella crisis, Trump enviaba un mensaje al Irán que supo negociar un happy end con el presidente Reagan.

por Thierry Meyssan 

Al ordenar el asesinato del general iraní Qassem Suleimani en Irak, el presidente estadounidense Donald Trump estuvo a punto de provocar la Tercera Guerra Mundial. Al menos esa es la versión de la oposición estadounidense y de la prensa internacional. Thierry Meyssan estima que lo que sucede entre bastidores es muy diferente del show mediático internacional. El autor estima que lo que se prepara en este momento es una retirada coordinada de Estados Unidos y de Irán en el Medio Oriente.
Red Voltaire | Damasco (Siria) | 14 de enero de 2020



Dos países divididos

Entender las relaciones entre Estados Unidos e Irán se hace especialmente difícil, sobre todo por tratarse de dos países profundamente divididos:

 Aunque Donald Trump es el presidente de Estados Unidos, todos los expertos son capaces de ver que está tratando de gobernar a pesar de la oposición de casi toda la administración federal, la cual no aplica sus instrucciones y participa activamente en el proceso parlamentario iniciado para sacarlo de la Casa Blanca. 

No se trata de una división política entre republicanos y demócratas ya que el presidente Trump no es un republicano propiamente dicho, aunque obtuvo la investidura del Partido Republicano. Se trata más bien de una diferencia heredada de las 3 guerras civiles anglosajonas –la guerra civil británica, la guerra de independencia estadounidense y la Guerra de Secesión. Se enfrentan así la cultura de los rednecks, herederos de la conquista del Far West (el Lejano Oeste) y la cultura de los puritanos, herederos de los «Padres peregrinos» que llegaron a América a bordo del buque ‎‎Mayflower [1].

 En Irán existen dos poderes que compiten entre sí: el gobierno del jeque-presidente Hassan Rohani y la estructura de poder que depende del Guía de la Revolución, el ayatola Alí Khamenei. Digan lo que digan los medios occidentales, en Irán no hay un grupo que esté paralizando el pais. La causa de la parálisis es la lucha a muerte entre esos dos grupos. 

El presidente Rohani representa los intereses de la burguesía de Teherán y de Ispahán –comerciantes interesados en el intercambio internacional y duramente golpeados por las sanciones estadounidenses. El jeque Rohani es un viejo amigo del Estado Profundo estadounidense: fue el primer contacto iraní de la administración Reagan y de Israel en el momento del caso Irán-Contras, en 1985. Fue a través de Rohani que el ayatola Hashemi Rafsanyani se puso en contacto con los hombres del coronel estadounidense Oliver North, lo cual permitió Rafsanyani dedicarse a la compra de armas, hacerse con el mando de los ejércitos iraníes y convertirse de paso en el hombre más rico de Irán, para llegar después a ser presidente de la República Islámica. Más tarde, durante las negociaciones secretas irano-estadounidenses en Omán, en 2013, el jeque Rohani fue seleccionado por la administración Obama y por Alí Akbar Velayati para acabar con el nacionalismo laico del entonces presidente Mahmud Ahmadineyad y restablecer las relaciones entre Estados Unidos e Irán. 

Por el contrario, la función del Guía de la Revolución fue creada por el imam Ruholla Khomeini según el modelo del sabio de la República de Platón –modelo que nada tiene que ver con la religión musulmana. El ayatola Khamenei supuestamente debe velar por que las decisiones políticas no violen los preceptos del islam ni los principios de la Revolución antimperialista iraní de 1978. De él dependen los Guardianes de la Revolución, el cuerpo armado al que pertenecía el general Qassem Suleimani. El Guía de la Revolución dispone de un presupuesto extremadamente variable, determinado por las fluctuaciones imprevistas de los ingresos provenientes del petróleo. Por consiguiente, la estructura de poder más afectada por las sanciones estadounidenses no es la administración del presidente Rohani sino la que depende del Guía de la Revolución. Durante los últimos años, el ayatola Alí Khamenei ha tratado de imponerse como referencia en el seno del islam en general, invitando a todos los jefes políticos y religiosos del mundo musulmán a viajar a Teherán, incluso a sus más feroces adversarios.

Tanto en Estados Unidos como en Irán, la mayoría de las decisiones adoptadas por uno de los poderes anteriormente descritos encuentra de inmediato la oposición de su adversario interno.

Otro elemento que dificulta la comprensión de lo que sucede tiene que ver con las mentiras que se han acumulado entre ambas potencias durante todos estos años, mentiras que a menudo siguen muy presentes. Sólo citaremos aquí las que se han mencionado en los últimos días:

 Aunque se sigue hablando de la famosa «crisis de los rehenes» de 1979, lo cierto es que el personal diplomático estadounidense detenido entonces en Irán fue sorprendido en flagrante delito de espionaje. La ambajada de Estados Unidos en Irán era el cuartel general de la CIA para todo el Medio Oriente. No fueron los iraníes sino Estados Unidos quien violó las normas y obligaciones del estatuto diplomático. Dos marines miembros del personal a cargo de la custodia de la embajada denunciaron las actividades que realizaba la CIA en aquella sede diplomática, el equipamiento de espionaje que allí existía todavía está expuesto al público hoy en día en los locales que ocupaba la embajada de Estados Unidos en Teherán y los documentos ultrasecretos descubiertos allí fueron publicados en más de 80 volúmenes. 

 La República Islámica nunca ha reconocido el Estado de Israel, pero tampoco se ha planteado nunca la liquidación de la populación judía sino que se pronuncia por el principio de «un hombre, un voto», señalando que ese principio también se aplica a todos los palestinos que hayan emigrado y adquirido otra nacionalidad. En 2019, la República Islámica presentó al Consejo de Seguridad de la ONU un proyecto de referéndum de autodeterminación aplicable en la Palestina geográfica, que abarca todo Israel y la Palestina política. 

 Aunque los medios tratan de hacernos creer lo contrario, Irán e Israel no son enemigos irreconciliables ya que están explotando juntos el oleoducto Eilat-Ascalón, cuya propiedad comparten ‎‎ [2]

 Las potencias occidentales siguen fingiendo creer lo contrario, pero saben perfectamente que Irán renunció a toda investigación sobre las armas nucleares en 1988, cuando el imam Khomeini declaró las armas de destrucción masiva incompatibles con el islam. Los documentos robados por Israel y revelados con bombo y platillo por el primer israelí Benyamin Netanyahu en 2018 demuestran que las investigaciones posteriores a la decisión del imam Khomeini sólo tenían que ver con un generador de onda de choque, elemento que puede formar parte de la fabricación de un detonador para bombas atómicas [3]. O sea, no era una pieza nuclear sino un componente mecánico que puede tener múltiples usos.



Para las potencias occidentales, al ordenar el asesinato del general Qassem Suleimani, el presidente Trump, agregó otro nombre a la lista de terroristas eliminados. Pero, desde la perspectiva del Medio Oriente, Trump cambió de bando: después de haber luchado contra el Emirato Islámico (Daesh) y de haber abatido al califa al-Baghdadi, el presidente estadounidense asesinó al principal enemigo de Daesh, que era el general Suleimani.

El asesinato del héroe

Habiendo establecido lo anterior, pasemos ahora al asesinato del general iraní Qassem Suleimani y a la crisis provocada por ese hecho.

El general Suleimani era un soldado excepcional. Luchó en la guerra iniciada por Irak contra Irán, guerra que duró 8 largos años (de 1980 a 1988). Bajo su mando, la fuerza Al-Quds (el nombre árabe y persa de Jerusalén) de los Guardianes de la Revolución aportaron su ayuda a todas las poblaciones víctimas del imperialismo en el Medio Oriente. Durante la agresión israelí de 2006 contra el Líbano, el general Suleimani estuvo en Beirut, dirigiendo la resistencia junto al general sirio Hassan Turkmani y el jefe del Hezbollah, Hassan Nasrallah. Qassem Suleimani entendía la diferencia entre ‎‎Estados Unidos y el imperialismo y a menudo negoció con Washington, proponiéndole incluso alianzas temporales por ejemplo, en 2001, se alió con la administración de George W. Bush en la lucha contra los talibanes afganos. Sin embargo, desde mayo de 2018, el general Suleimani recibió orden de limitarse a la lucha junto a las comunidades chiitas. Violando el alto al fuego en vigor desde la guerra israelo-siria de 1973, el general iraní lanzó algunos ataques contra Israel desde suelo sirio, poniendo al gobierno de Siria en una situación embarazosa.

El presidente estadounidense Donald Trump había comprendido ciertamente el papel militar que desempeñaba el general Suleimani bajo las órdenes del ayatola Khamenei, pero no entendía que Suleimani se había convertido en un héroe del mundo musulmán, en un verdadero icono, admirado por demás en las academias militares del mundo entero. Al dar luz verde al asesinato del general Suleimani, el presidente Trump actuó en contra de su propia reputación en el Medio Oriente. Desde su llegada a la Casa Blanca, Trump había luchado constantemente contra el apoyo estadounidense a al-Qaeda y al Emirato Islámico (Daesh), pero al autorizar el asesinato de Suleimani se convirtió en responsable de la muerte del hombre que encarnó esa lucha con su presencia física en numerosos teatros de operaciones. Ni siquiera vale la pena recalcar aquí la naturaleza absolutamente ilegal del asesinato, que además confirmó nuevamente el modus operandi habitual de Estados Unidos desde su surgimiento como país.

El asesinato de Qassem Suleimani tiene lugar después de la decisión de Washington de clasificar a los Guardianes de la Revolución iraní como «organización terrorista». Los iraníes comparten la fuerte convicción de que constituyen un pueblo, una civilización. La muerte del general Suleimani en realidad unificó temporalmente a los dos poderes políticos iraníes alrededor de un mismo sentimiento. Millones de iraníes salieron a las calles durante los funerales de Suleimani.

Sólo cuando se hizo evidente que la muerte de Suleimani no iba a desencadenar la Tercera Guerra Mundial, Israel se dio el lujo de aclarar a través de la CBS que había confirmado al Pentágono la localización del general iraní y admitió a través del New York Times que fue informado previamente de que Suleimani iba a ser asesinado. Se trata de informaciones actualmente inverificables.


No habrá conflagración

Todos los medios de difusión occidentales hablaron de los planes iraníes de respuesta, establecidos desde hace años. Pero el Guía Khamenei y el presidente Rohani no reflexionaron en función de esos planes. Los iraníes no son niños que se pelean en un patio de escuela. Los iraníes son una Nación. Ambos responsables iraníes actuaron siguiendo el interés superior de la Nación, como ellos lo conciben. A pesar de las declaraciones estruendosas llamando a la venganza, no habrá una venganza iraní de tal magnitud, como no hubo una venganza del Hezbollah después del asesinato ilegal de Imad Moughniyah, perpetrado en 2008, en Damasco.

Para el presidente Rohani, independientemente de la muerte del general Suleimani, es indispensable reanudar el contacto con Washington. Rohani ha considerado hasta ahora que la administración Obama, la que lo puso en la presidencia, siguiendo su interlocutor y que Donald Trump sólo era una especie de accidente llamado a ser destituido rápidamente mediante el Rusiagate o con el flamante ‎‎Ucraniagate. Por esa razón, Rohani ha rechazado hasta ahora los numerosos llamados de Trump a la negociación. Pero Trump sigue en la Casa Blanca y es muy probable que se mantenga allí durante los próximos años. Mientras tanto, la economía iraní se derrumba, gravemente afectada por las sanciones ilegales de Estados Unidos. La reacción internacional de empatía ante el ilegal asesinato del general Suleimani permite actualmente a Rohani abrir la negociación con Washington desde una posición de superioridad moral.

Para el ayatola Khamenei, Estados Unidos es el país que ha saqueado Irán durante todo un siglo y Donald Trump no es un hombre de palabra. No porque Trump no haya respetado sus propias promesas sino porque rompió las de su predecesor. El acuerdo 5+1 (JCPOA) había sido aprobado por el Consejo de Seguridad de la ONU. Irán lo consideraba nviolable. Pero Trump decidió simplemente desecharlo, lo cual tenía derecho a hacer. Pero Irán y Estados Unidos habían firmado también un pacto secreto que establecía una nueva distribución de influencias en el Medio Oriente. Trump también anuló ese otro pacto. Ese es el que ahora pretende renegociar de formar bilateral.

A raíz del asesinato del general Suleimani, Irán anunció rápidamente que no seguiría respetando el acuerdo 5+1 y los diputados chiitas iraquíes exigieron la retirada de las tropas estadounidenses de su país. Los medios de prensa occidentales entendieron esos gestos como muestras de agravación del conflicto, pero en realidad eran ofertas de paz. El acuerdo 5+1 dejó de existir cuando Estados Unidos lo abandonó e Irán así lo reconoce ahora, después de haber tratado inútilmente de salvarlo. La retirada de las tropas estadounidenses, no sólo de Irak sino de todo el Medio Oriente, es un compromiso que Trump había contraído durante su campaña electoral, compromiso que no había logrado concretar debido a la oposición de su propia administración. En otras palabras Irán se pone del lado de Trump.
Las manifestaciones contra Irán que se registraban en Líbano y en Irak cesaron como por arte de magia.

El poderoso lobby petrolero estadounidense aportó su respaldo al presidente Trump al cuestionar la ‎‎«doctrina Carter». En 1980, el entonces presidente James Carter había planteado que el petróleo del Golfo era indispensable para la economía de Estados Unidos. Su sucesor creó el CentCom y el Pentágono garantizó el acceso de las compañías estadounidenses al petróleo del Golfo Pérsico. Pero, Estados Unidos ha alcanzado la independencia en el sector energético. Ya no necesita ese petróleo. Por consiguiente, tampoco necesita seguir desplegando sus tropas en esa región. Para Estados Unidos, el objetivo del juego ya no es el de antes. Ya no se trata de apoderarse del petróleo arabo-persa sino de controlar los intercambios petroleros a nivel mundial.

Los dirigentes políticos no han sabido adaptarse al desarrollo de los medios de comunicación. Hablan demasiado y demasiado pronto. Adoptan posturas y luego no saben cómo echarse atrás. Después de haber lanzado increíbles llamados de venganza, los Guardianes de la Revolución tenían que hacer algo. Y optaron por bombardear dos bases militares estadounidenses en Irak, sin causar víctimas. Exactamente de la misma manera que Estados Unidos, el Reino Unido y Francia cuando dijeron haber castigado a Siria, supuestamente por haber utilizado armas químicas. Esas tres potencias occidentales acabaron bombardeando una base militar vacía aunque el bombardeo provocó en los alrededores de la base un incendio que dejó algunas víctimas.

El Estado Profundo estadounidense, después de haber aconsejado mal a Trump, se las arregló para que, en la televisión iraní, una voz desconocida exhortara a asesinar al presidente estadounidense, prometiendo además una recompensa de 80 millones de dólares. En lo adelante, si Trump muere asesinado no habrá que investigar, automáticamente Irán será declarado culpable. Pero vale la pena recordar que cuando el imam Khomeini emitió su fatwa contra la vida de Salman Rushdie, no prometió ninguna recompensa. La promesa de recompensa en dinero corresponde más bien a las costumbres del ‎‎Far West.

En plena crisis, la defensa antiaérea iraní derribó por error un avión de pasajeros ucraniano que despegaba de Teherán. Así que el embajador del Reino Unido organizó en Teherán una pequeña manifestación donde se exigió la renuncia del ayatola Khamenei. Estos hechos trastocan el juego, privando a Irán de la ventajosa posición de víctima que mantenía desde el asesinato del general Suleimani.

Es evidente que Estados Unidos no cederá nada sin obtener algo a cambio. La retirada de sus tropas se concretará sólo en coordinación con una retirada militar iraní. El general Qassem Suleimani era precisamente el símbolo del despliegue militar iraní. Lo que hoy se negocia es la retirada de ambas partes. Ya estamos asistiendo a una retirada estadounidense de Siria e Irak hacia Kuwait. La historia de la carta enviada y luego anulada donde el general William Sheely III anunciaba la retirada estadounidense de Irak demuestra que esas negociaciones están en marcha.

Los principios de la paz no serán fijados desde ahora, y la llegada de esa paz no será inmediata. 

 Durante el periodo de duelo por la muerte del general Suleimani, Irán no podrá admitir públicamente haber llegado a un acuerdo con Estados Unidos. 

 Un acuerdo sólo será válido si cuenta con la aprobación de Irak, Líbano, Siria, Turquía y, por supuesto, de Rusia. A pesar de sus maniobras, el Reino Unido no podrá hacerlo fracasar y tendrá que aceptar que salga a la luz en una conferencia regional.

Qassem Suleimani estaría seguramente orgulloso de su vida si su muerte permitiera el regreso de la paz en la región.

[1] «Estados Unidos, ¿se reforma o se desgarra?», por Thierry Meyssan, Red Voltaire, 26 de octubre de 2016.
[2] «Israel e Irán explotan juntos el oleoducto Eilat-Ascalón», Red Voltaire, ‎‎2 de enero de 2018.
[3] "Shock Wave Generator for Iran’sNuclear Weapons Program:More than a Feasibility Study", por David Albright y Olli Heinonen, FDD, 7 de mayo de 2019. (PDF - 4.3 Mo).