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miércoles, 10 de enero de 2024

CINCO COSAS QUE DEBES SABER SOBRE EL SIONISMO Y LA GUERRA CONTRA GAZA

 


Publicado el 10 de enero de 2024 / Por Otros medios

Por Marc Vandepitte

El genocidio que el ejército israelí está perpetrando hoy en Gaza no es un desliz, sino el fruto lógico de un proyecto imperialista y colonial establecido a finales del siglo XIX: el sionismo. Para comprender adecuadamente lo que está ocurriendo hoy en día es necesario examinar los orígenes y las apuestas de esta ideología y movimiento judío.

1. La cuestión judía

Los judíos han vivido dispersos por todo el mundo desde tiempos inmemoriales. Siglos antes de la caída de Jerusalén (70 d.C.), unos 3,5 millones de judíos vivían en la diáspora y solo medio millón residía en Palestina (1).

La situación de las distintas comunidades judías de la diáspora era muy diversa. Algunas eran prósperas y libres. En algunas regiones los notables judíos ocupaban incluso puestos de autoridad, en otras los judíos vivían en lo más bajo de la escala social, estaban oprimidos y eran blanco fácil del antisemitismo, especialmente en las regiones cristianas.

A finales del siglo XIX el capitalismo atravesaba una grave crisis. Gran parte de la población empobrecía. La clase dirigente necesitaba un chivo expiatorio para fomentar la unidad nacional y desviar la atención de la crisis, y en aquel momento ese chivo expiatorio fueron los judíos. Hubo brotes de antisemitismo tanto en Europa Oriental como Occidental. La Rusia zarista se vio sacudida por brutales pogromos en 1881 y en Francia se produjo el caso Dreyfus a finales del siglo XIX (2).

Durante ese periodo se formularon dos respuestas respecto a esta oleada antisemita. Para judíos progresistas como Karl Marx y Moses Mendelsohn la batalla se debía librar sobre el terreno contra todo aquello que fuera reaccionario. Otros, como Theodor Herzl, fundador del sionismo, optaron por la huida y, según ellos, los problemas de los judíos solo se podrían resolver en un Estado judío propio (3). De hecho, eso fue el punto central del sionismo.

2. Escaso apoyo dentro del judaísmo

En un principio se consideraron varios lugares para ese Estado judío propio, entre ellos UgandaKeniaArgentina y Palestina. Al final eligieron Palestina, un país que tenía la ventaja de que los mitos (4) del Tanaj (5) se podían utilizar para movilizar a los judíos en todo el mundo. Además, como veremos más adelante, este plan contaba con el pleno apoyo del imperialismo británico.

El sionismo fue creado por un puñado de intelectuales judíos. Contó con muy poco apoyo en sus primeras etapas. Varios círculos judíos se opusieron ferozmente a esta nueva ideología. Tanto el movimiento reformista como los judíos ortodoxos y el movimiento socialista (6) se opusieron a la idea de un Estado judío.

En el siglo XIX la burguesía judía estaba en su mayor parte bien integrada en la sociedad burguesa y la economía capitalista, de modo que sus miembros se centraron más en la asimilación que en la segregación. La idea de un Estado judío propio les parecía disparatada, totalmente incoherente con sus intereses. Tampoco los obreros judíos, que estaban influenciados por la Internacional Comunista, sentían demasiado entusiasmo por el sionismo (7).

Fue sobre todo entre la pequeña burguesía y, más concretamente, entre intelectuales, donde surgió el sionismo y encontró seguidores. La crisis del capitalismo golpeó duramente a la clase media y había pocas perspectivas de futuro para ella dentro de este sistema.

En resumen, en sus primeros años el sionismo fue apoyado principalmente por intelectuales pequeñoburgueses y era solo un movimiento minoritario dentro del judaísmo. Antes de la Primera Guerra Mundial el movimiento sionista no logró convertirse en un actor importante dentro del judaísmo.

La emigración a Palestina propugnada por los sionistas tampoco tuvo demasiado éxito. Entre 1881 y 1925 casi cuatro millones de judíos emigraron de Europa, pero sólo un 1% de ellos buscó refugio en Palestina en ese momento.

3. Apoyo imperialista y nazi

Los sionistas tenían poco apoyo de los sectores judíos, pero sí contaban con Gran Bretaña. A finales del siglo XIX el imperialismo está en pleno apogeo (8) y un Estado judío en Palestina conviene a los imperialistas británicos, por varias razones.

Los británicos querían controlar Oriente Próximo, de modo que un Estado judío en esa región y bajo influencia británica podría ser muy útil en este sentido. Palestina tenía una gran importancia estratégica debido a su proximidad al Canal de Suez (abierto desde 1869), que da acceso a la ruta más corta hacia Asia. A partir de 1935 el petróleo desempeñó un papel igualmente importante: el suministro de petróleo de Irak hacia el Mediterráneo también pasaba por este país (9).

A finales del siglo XIX el Imperio otomano estaba en pleno declive y había la posibilidad real de que se formara un Estado árabe grande y fuerte en el vacío que dejara el Imperio otomano. A principios del siglo XIX Mohammed Ali ya había tratado de crear un imperio árabe fuerte que incluyera Siria y parte de Sudán, además de Egipto. Los británicos querían impedirlo con la creación de un Estado judío.

Por último, al crear un Estado judío los británicos querían impedir que Francia, gran rival imperialista, se apoderara de esta región estratégica. Anteriormente Francia, bajo Napoleón, había intentado anexionarse Egipto y Siria.

En 1838 los británicos abrieron su primer consulado en Jerusalén. La misión incluía animar informalmente a los judíos a ir a Palestina con la promesa de protegerlos (10). Casi sesenta años antes de que los sionistas judíos celebraran sus congresos, a los británicos no solo les agradaba la idea de asentar judíos allí, sino que ya habían empezado a hacerlo.

En 1917 el Ministro de Asuntos Exteriores británico, Arthur James Balfour, escribió a Lionel Walter Rothschild, miembro de la destacada familia de banqueros judíos Rothschild de Gran Bretaña, una carta al movimiento sionista, que iba a pasar a la historia como la Declaración Balfour. En ella afirma que el gobierno británico estaba a favor del establecimiento de un «hogar nacional para el pueblo judío en Palestina» y que iba a hacer todo lo posible para facilitar este proyecto.

Foto: Lord Balfour, firmante de la carta a los Rotschild.

Las aspiraciones de los sionistas pequeñoburgueses coincidían con los intereses geopolíticos del imperialismo británico. El sionismo es en gran medida fruto del gran capital británico. Sea como fuere, sin Gran Bretaña el proyecto sionista nunca se habría podido desarrollar ni alcanzar sus objetivos en Palestina.

Pero los sionistas no solo buscaron apoyo en el imperialismo británico. Los sionistas alemanes, por ejemplo, cerraron varios acuerdos de cooperación con los nazis. Judíos alemanes ricos pudieron emigrar a Palestina junto con su capital. Ese capital judío-alemán permitió a los sionistas construir en Palestina la infraestructura económica necesaria para recibir a los judíos de Alemania. A cambio, los sionistas alemanes rompieron el boicot que la mayoría de las organizaciones judías de Europa y Estados Unidos habían declarado contra el comercio de productos alemanes.

En Palestina la Agencia Judía creó un comité para investigar los problemas de los judíos en Alemania. David Ben Gurion, primer Primer Ministro de Israel, escribió en su momento: «No es la tarea de la comisión abogar por los derechos de los judíos en Alemania. La comisión solo debería interesarse por el problema de los judíos alemanes en la medida en que puedan emigrar a Palestina».

Gracias a esos acuerdos los judíos alemanes «formaron la clase superior de Israel» de la época (11).

Después de la Segunda Guerra Mundial el papel de mecenas y facilitador fue asumido sobre todo por Estados Unidos, con Europa como socio menor.

4. Proyecto colonial

Puede que los judíos fueran (12) un pueblo sin tierra, pero Palestina seguramente no era una tierra sin pueblo. Algo menos de medio millón de palestinos vivían entre el río Jordán y el mar Mediterráneo a finales del siglo XIX. Para convertir la zona en un Estado «judío» era necesario eliminar a esa población autóctona.

En otras palabras, el proyecto propugnaba un colonialismo de asentamiento similar a lo que los europeos habían hecho anteriormente en América del Sur y del Norte, Sudáfrica, Australia y Nueva Zelanda.

Todos los proyectos de colonialismo de asentamiento se rigen por la llamada «lógica de la eliminación«, que es la lógica de eliminar a la población indígena en la mayor medida posible. La historia de los países mencionados demuestra que esta lógica lleva inevitablemente a la deshumanización, la privación de derechos, la limpieza étnica y el genocidio (13).

Los objetivos de los sionistas estuvieron muy claros desde el principio, aunque en un primer momento no los declararon abiertamente. En 1895 Theodor Herzl escribió en su diario: «Intentaremos que los indigentes crucen la frontera ofreciéndoles trabajo en los países de tránsito, mientras les negamos trabajo en nuestro país. […] Tanto el proceso de expropiación como el de eliminación de los pobres se deben llevar a cabo con discreción y cautela».

Y no fueron solamente palabras. Los sionistas compraron todas las tierras posibles, construyeron su propia estructura estatal paralela y establecieron milicias (14).

Poco a poco, los dirigentes sionistas se mostraron menos tímidos y se declararon abiertamente a favor de un Estado exclusivamente judío. En 1940 Josef Weitz, jefe del Departamento de Colonización de la Organización Sionista Mundial, no se anda con rodeos: «Debe quedar claro que en el país no hay sitio para ambos pueblos [árabe y judío]. […] Si los árabes [palestinos] la abandonan, la tierra será vasta y espaciosa para nosotros. […] Aquí no caben los compromisos. No hay otro camino que trasladar a los árabes [palestinos] desde aquí a los países vecinos, trasladarlos a todos, excepto quizá [a los árabes palestinos de] Belén, Nazaret y la vieja Jerusalén. No debe quedar ni un pueblo, ni una tribu [beduina]».

Los estatutos del Likud, el partido de Netanyahu, tampoco dejan mucho a la imaginación. Dice: “El derecho del pueblo judío a la tierra de Israel es eterno e incuestionable» y «entre el Mar y el Jordán solo habrá soberanía israelí».


Lo que tenemos aquí es puro colonialismo de asentamiento que, por cierto, encajaba perfectamente en el espíritu de la época, caracterizado por los impulsos colonizadores de los países europeos. A finales del siglo XIX se ocuparon y colonizaron casi todos los territorios no colonizados de Asia y África. Por ejemplo, en 1870 solo el 10% de África pertenecía a potencias europeas, porcentaje que aumentó hasta el 90% en el periodo anterior a la Primera Guerra Mundial. En la Conferencia de Berlín (1885) África se repartió simplemente entre los colonizadores europeos.

El sionismo forma parte de esos acontecimientos y, en otras palabras, se puede considerar el último proyecto colonial europeo.

5. ¿Solución de dos Estados?

El colonialismo agresivo se puso inmediatamente de manifiesto con la declaración y formación del Estado judío en 1948. Su nacimiento fue acompañado de la Nakba (“catástrofe” en árabe): una matanza masiva de la población palestina, la destrucción de 500 pueblos y la deportación de aproximadamente la mitad de la población palestina. Una resolución de la ONU preveía el retorno de todos los palestinos expulsados, pero nunca se cumplió.

A partir de entonces todo se redujo a aspirar a la menor cantidad posible de palestinos en el mayor territorio anexionado posible. Con la Guerra de los Seis Días de 1967 Israel cuadruplicó su territorio. Ocupó Gaza, la península del Sinaí (devuelta a Egipto en el 79), Cisjordania (incluida Jerusalén oriental) y los Altos del Golán (arrebatados a Siria).

Los Acuerdos de Oslo de 1993 y 1995 consolidaron aún más el proyecto colonial. Se suponía que estos acuerdos iban a resolver el conflicto palestino-israelí. Contemplaban el llamado autogobierno palestino, que prepararía el camino para la creación de un Estado palestino. Pero ese autogobierno era una farsa. En los hechos, esta “solución de dos Estados” no fue más que una táctica de distracción que permitió a Israel seguir desposeyendo a los palestinos. La paz no era más que un pretexto para que Israel ganara tiempo y siguiera construyendo colonias judías.

Y así lo hizo. Mientras tanto, medio millón de colonos viven ahora en la Cisjordania ocupada y la cifra va en aumento. Allí la vida de los palestinos se hace lo más difícil posible: son humillados, acosados y robados. Miles de ellos, incluidos niños, han sido secuestrados y pasan años en las cárceles de Israel.

Pero esto no es nada comparado con lo que ocurre en Gaza, donde sus residentes están sometidos a un bloqueo total desde 2007 y la franja ha quedado reducida a ser un campo de concentración.

Hoy en día solo queda una pequeña parte de la Palestina original.


¿»Acabar el trabajo» o fin del proyecto sionista/imperialista?

El ataque por sorpresa desde Gaza y el posterior asedio de Gaza son un punto de inflexión en el proyecto sionista. No es posible volver a la situación anterior.

El ejército israelí se permite una violencia primitiva y brutal basada en tecnología punta, incluida la inteligencia artificial. El objetivo oficial es eliminar a Hamás, pero la ferocidad y la crueldad de la operación delatan que se trata de una excusa para hacer inhabitable la zona y deportar completamente a la población.

Según el filósofo judío Moshé Machover, ese plan existe desde hace mucho tiempo. En 2014 afirmó : «Lo que en realidad se está esperando es el momento en que puedan ser expulsados a los países vecinos de una vez por todas. Eso sólo será posible durante una guerra a gran escala y me temo que Israel está dispuesto a provocarla».

Desde entonces se han filtrado varios planes para deportar a toda la población de Gaza al extranjero. El ministro de Agricultura, Avi Dichter, habla abiertamente de «una nueva ‘Nakba’».

Sin lugar a dudas, la guerra actual responde plenamente al viejo sueño sionista de gobernar la región desde «el mar hasta el río Jordán».

El respaldo imperialista a ese sueño también quedó muy claro cuando poco después del 7 de octubre los altos mandos estadounidenses y europeos se apresuraron a acudir a Tel Aviv para apoyar al gobierno israelí. Estados Unidos también envió inmediatamente dos buques de guerra, gran cantidad de municiones y 14.500 millones de dólares en ayuda.

Robert F. Kennedy Jr., sobrino del Presidente John F. Kennedy, explicó claramente por qué Israel es tan importante para Estados Unidos: «Israel es esencial para Estados Unidos. La razón es que actúa como bastión de Estados Unidos en Oriente Próximo. Es casi como tener un portaaviones en Oriente Medio. Es nuestro aliado más antiguo, desde hace 75 años».

Pero los sionistas están pagando un precio por toda esta barbarie. En palabras de la antropóloga libanesa Leila Ghanem, Israel se está convirtiendo silenciosamente en «el país más odiado del mundo».

Desde el comienzo de la guerra millones de personas de todo el mundo salieron a la calle contra el genocidio de Gaza, los sindicatos detuvieron entregas de armas, y funcionarios y soldados israelíes están siendo demandados ante tribunales internacionales y nacionales. Corre peligro la mejora de las relaciones que Tel Aviv estaba logrando con los países de la región.

Para el Sur Global el proyecto sionista es un anacronismo y no tiene futuro. Debe acabar “excepción israelí”. Los oprimidos y aterrorizados palestinos y su resistencia a este “último proyecto colonial” tienen un enorme valor simbólico.


Obama advierte acerca de una nueva ola de antisemitismo a consecuencia de lo que está ocurriendo en Gaza. Ironías de la historia: el sionismo, que pretendía ser una solución al antisemitismo, es ahora causa de antisemitismo.

También el imperialismo está en mala posición. El apoyo de facto al horror en Gaza desenmascara la retórica sobre los derechos humanos y la democracia. No podría ser mayor el contraste entre la manera en que Occidente trató a Rusia tras la invasión de Ucrania y al apoyo que hoy presta a Israel.

La guerra contra Gaza está acelerando las conflictivas relaciones Norte-Sur. Occidente está cada vez más aislado y ha perdido definitivamente credibilidad ante los países del Sur global.

Me gustaría terminar con las palabras de Leila Ghanem: «La batalla de Gaza es la batalla de todos nosotros. (…) Todavía resuenan en mis oídos las palabras del periodista portugués Miguel Urbano (1925-2017) : “Ahí donde el imperialismo concentra sus fuerzas militares, políticas, económicas y mediáticas, quienes resisten lo hacen en nombre de toda la humanidad. La caída de Gaza será la caída de todos nosotros ante a la barbarie capitalista. El mérito de la solidaridad mundial de hoy con Gaza es haber desenmascarado a nuestro común enemigo de clase».

Artículo original: https://www.dewereldmorgen.be/artikel/2023/12/31/5-zaken-die-je-moet-weten-over-het-zionisme-en-de-oorlog-tegen-gaza/

Notas:

(1) Catherine L., ‘De Palestijnse kwestie: een koloniaal probleem?’, in Catherine L., Wim De Neuter en Chomsky N., De Palestijnen: een volk teveel?, Berchem 1988, 5-23, p. 7.

(2) A finales del siglo XIX el oficial judío-francés Alfred Dreyfus fue acusado falsamente de ser espía de Alemania. Su condena se basó en declaraciones y documentos falsos formulados por el verdadero espía, Ferdinand Walsin-Esterhazy. Dreyfus fue condenado a cadena perpetua. Más tarde fue vuelto a juzgar al reabrirse el caso y Dreyfus fue puesto en libertad y más tarde aún fue finalmente absuelto.

(3) Catherine L., Palestijnen. Geschiedenis van een kolonisatie, Berchem 2017, p. 45-6.

(4) Es especialmente importante en este sentido el mito de la escatología. Ese mito se refiere al fin de los tiempos, también llamado Juicio Final. Según la Torá y el pensamiento judío, esos tiempos finales se caracterizan por el regreso de la diáspora judía exiliada, la venida de un Mesías judío, una vida después de la muerte y la resurrección de los muertos. Otro mito es que Israel es la tierra que Dios prometió a Abraham.

(5) El Tanaj es la parte de la Biblia considerada sagrada por los judíos. Los cristianos lo describen como el «Antiguo Testamento». El Nuevo Testamento, la otra parte de la Biblia, se centra en la llegada de Jesús.

(6) Pappe I., Ten myths about Israel, Londen 2017, p. 15.

(7) Rodinson M., De joodse natie in droom en daad, Berchem 1988, p. 83.

(8) La primera oleada de colonización comenzó con Colón en 1492. En aquella época afectaba principalmente a las Américas y a las regiones costeras de África y Asia. A partir de la segunda mitad del siglo XIX llegó una nueva oleada de colonización. Se ocuparon y colonizaron casi todas las zonas aún no colonizadas en busca de oportunidades de inversión favorables y rutas comerciales lucrativas, por un lado, y de materias primas y mano de obra baratas, por otro. Las superpotencias de la época, con Gran Bretaña a la cabeza, se repartieron literalmente el mundo e intentaron ampliar su esfera de influencia todo lo posible. Esa rivalidad es lo que llevó a la Primera Guerra Mundial.

(9) Catherine L., Palestijnen. Geschiedenis van een kolonisatie, p. 50.

(10) Pappe I., op. cit., p. 16.

(11) Catherine L., ‘Nazi’s en Palestijnen’, in Catherine L., Wim De Neuter en Chomsky N., op. cit. 133-155, p. 148-150.

(12) Dada su diversidad particularmente amplia, es muy cuestionable que los colonos judíos puedan considerarse un «pueblo». Shlomo Sand ha analizado en profundidad esta cuestión en su libro La invención del pueblo judío.

(13) Pappe I., op. cit., p. 42.

(14) Pappe I., op. cit., p. 42.

Traducido del neerlandés para Rebelión por Sven Magnus

Esta traducción se puede reproducir libremente a condición de respetar su integridad y mencionar al autor, al traductor y Rebelión como fuente de la traducción.

Fuentes y enlace: Rebelión [Foto: Theodor Herzl, padre del sionismo]

https://kaosenlared.net/cinco-cosas-que-debes-saber-sobre-el-sionismo-y-la-guerra-contra-gaza/

 

miércoles, 1 de noviembre de 2023

ENTREVISTA A MICHAEL HUDSON: QUE HAY DETRÁS DE GUERRA DE ISRAEL CONTRA GAZA

26 octubre, 2023

por Ilia Tsukan

La guerra de Israel contra el pueblo palestino de Gaza amenaza con convertirse en una gran conflagración regional con el despliegue de dos portaaviones estadounidenses en la región. A esto hay que agregar los ataques preventivos israelíes contra las fuerzas de la milicia Hezbolá en el Líbano, los ataques aéreos contra Siria y las serias advertencias como respuesta de Irán. En esta grave situación “otros actores” podrían entrar en juego si la crisis continúa.

Paradójicamente, el conflicto palestino-israelí bien podría ser un mero pretexto. Para el economista, ex analista de Wall Street y profesor Michael Hudson detrás de la sobrerreacción de Washington se esconden los planes de los neoconservadores para Oriente Medio. Estas son algunas de sus palabras:

El conflicto actual simplemente enmascara un intento de Estados Unidos de atacar a Siria e Irán y apoderarse de todo el Cercano Oriente. De eso se trata toda esta lucha nominal entre el pueblo palestino e Israel”.

No se trata de Hamas, no se mueven dos gigantescos portaviones con más de una decena de barcos de guerra de respaldo para atacar a un puñado de milicianos que tienen cohetes artesanales.

“He oído a generales estadounidenses hablar con Uzi Arad, el principal asesor económico de Benjamín Netanyahu, cuando trabajábamos juntos en el Instituto Hudson. Los generales le repetían al economista israelí: ustedes son nuestro portaaviones en la región. En realidad, Estados Unidos está utilizando a Israel. Siempre lo ha utilizado para controlar el Oriente Medio y controlar un asunto vital: sus suministros de petróleo. Bueno, la conversación con los generales fue alrededor de 1974, hace casi 50 años. Pero, esas ideas siguen alimentando la mentalidad imperial de Estados Unidos”, dijo el académico al podcast New Rules de Sputnik.

«Quieren hacerle a Siria e Irán lo que le hicieron a Irak», advierte el economista, señalando las recientes declaraciones de neoconservadores de alto perfil como el senador republicano, Mitch McConnell y la candidata presidencial Nikki Haley.

“Después del 11 de septiembre –recuerda Hudson–, en lugar de perseguir a los responsables de los ataques terroristas, Estados Unidos invadió Irak. Al parecer ahora quieren actuar de manera similar”.

“Si uno lee entre líneas lo que realmente le dijo Biden a Netanyahu fue algo como esto: Es mejor que no invadas la franja de Gaza porque saldrás perdiendo. Lo que tenemos que hacer es eliminar a Assad en Siria y terminar con el gobierno de Irán, para eso hemos traído nuestra flota. También podemos volver a utilizar el ISIS para desestabilizar a los iraníes”. 

El economista piensa que ante el rápido colapso del orden «basado en reglas» la respuesta de los neoconservadores es la militarización de la política estadounidense, esta sería la única fórmula para mantener la hegemonía estadounidense.

ARRIESGARSE DELIBERADAMENTE A LA TERCERA GUERRA MUNDIAL

Michael Hudson opina que el progreso de un mundo multipolar y una Eurasia interconectada (con Rusia, China e Irán liderando este proceso) es una amenaza vital para el poder global de EEUU: “por eso está provocando e intensificando conflictos regionales en lugares críticos desde el punto de vista geopolítico”.

“Estados Unidos está arriesgando deliberadamente, con esta política aventurera podría llegar a desencadenar una nueva Guerra Mundial. Sus estrategas se han dado cuenta de que están perdiendo su poder militar disuasorio. Esto los aterroriza en un momento en que la OTAN está prácticamente sin armas debido a la guerra en Ucrania”.

“El establishment de seguridad nacional está pensando: si vamos a tener una Tercera Guerra Mundial, nunca estaremos más fuertes que ahora. Nuestra posición se está debilitando paulatinamente, así que necesitamos crear conflictos que impidan el fortalecimiento de nuestros enemigos, hagámoslo ahora, porque si lo hacemos en el futuro vamos a perder la guerra”.

“Los estrategas neoconservadores creen que Rusia tiene inmovilizado su ejército en Ucrania y que no hay nada que los rusos puedan hacer para ayudar a Siria. Los halcones neocon lo han dicho con claridad: primero fuimos a por Irak, ahora iremos a por Siria y después a por Irán. Lo han escrito en detalle en los informes de seguridad nacional que presentan al Congreso.”.

Esta estrategia no es sonambulismo político, se trata de un plan muy consciente elaborado por el equipo de la subsecretaria de Estado, Victoria Nuland. El trasfondo es que están tratando de desencadenar una guerra en Oriente Medio porque Estados Unidos necesita el petróleo iraní para mantener la supervivencia del sistema.

“Todos los economistas saben que el PIB de un país se basa fundamentalmente en la electricidad y el consumo de energía: petróleo, gas y electricidad. Y todos los analistas geopolíticos saben, que detrás de cada guerra contra los países productores de energía están los intereses del capital estadounidense”.

“Ahora, con el agresivo despliegue de portaaviones en el Mediterráneo los Estados Unidos están enviando un mensaje a la región y al mundo: “Tenemos un plan para mantener nuestro orden basado en reglas ¿Qué vais hacer al respecto? Porque si pretendes defenderte, haremos lo que le hicimos a Irak, lo que estamos haciendo en Siria, lo que estamos haciendo en Ucrania. ¿Realmente quieres pasar por esto?”.

“Este es el subtexto de la reunión de Biden con Netanyahu y el porqué del despliegue de la flota en la zona del conflicto. A pesar de la amenaza muchos están respondiendo, no vamos aceptar el chantaje .Vamos a seguir nuestro camino”.

¿PUEDE ESTADOS UNIDOS PROVOCAR UNA GUERRA EN TRES FRENTES?

Según informan los medios la administración Biden solicitará al Congreso un suplemento presupuestario de 100 mil millones de dólares para financiar los puntos que considera conflictivos: Israel, Ucrania y Taiwan y… la frontera con México. La financiación para Israel alcanza unos 60.000 millones de dólares y la de Ucrania 10.000 millones de dólares.

Este intento de aumentar la financiación bélica se produce cuando un porcentaje importante de diputados republicanos se ha negado a seguir gastando el dinero de los contribuyentes en el atolladero de Ucrania.

Y si bien Washington podría declarar una “guerra en tres frentes”, Hudson cree que “tampoco no hay ninguna duda de que perderá las guerras, sea esta en Ucrania, en Medio Oriente o contra China en Taiwán.

Michael Hudson recuerda que durante la Guerra de Vietnam, él trabajaba con el estratega militar y teórico de sistemas Herman Kahn:

“Nos reuníamos, dice, con los principales generales que planificaban las acciones en Vietnam. En una cena con ellos, a la hora del café, nos dijeron: no es posible que ganemos, esto es horrible, no hay manera de que podamos salir de ese pantano. Sabían que estaban perdiendo y acusaban a los políticos por tener la ‘ilusión’ del dominio mundial”

“Hoy está pasando lo mismo. El ejército sabe que Estados Unidos perderá, pero los políticos insisten: Somos Estados Unidos por Dios, siempre vamos a ganar. Es casi un fervor religioso lo que hoy uno encuentra en el Consejo de Seguridad Nacional y en la CIA. Realmente creen que Dios está de su lado. No hay que extrañarse, esto es lo que ocurría en la Edad Media, donde cada país pensaba que Dios estaba de su parte. Pero los militares saben que con este tipo de creencias no se elabora una estrategia militar victoriosa ni se ganan las guerras”, concluye Hudson.

Fuente: Observatorio de la crisis.

https://www.elviejotopo.com/topoexpress/entrevista-a-michael-hudson/

 


domingo, 29 de octubre de 2023

IRÁN Y RUSIA TIENDEN UNA TRAMPA AL HEGEMON EN PALESTINA

 


28 octubre, 2023

Pepe escobar

La asociación estratégica Rusia-Irán, con China entre bastidores, está tendiendo una trampa, propia de Sun Tzu, para el Hegemon en Asia occidental. 

Aparte de Israel, no hay ninguna entidad en el planeta capaz de desviar la atención, en un instante, de la espectacular debacle de Occidente en Ucrania. 

Los belicistas a cargo de la política exterior estadounidense, no exactamente bismarckianos, creen que si el Proyecto Ucrania es inalcanzable, el Proyecto Solución Final en Palestina podría ser, en cambio, pan comido (limpieza étnica). 

Sin embargo, el escenario más plausible es que Irán-Rusia – y el nuevo “eje del mal” Rusia-China-Irán- tengan todo lo necesario para arrastrar al Hegemon a un segundo atolladero. Se trata de utilizar los propios y desconcertados movimientos del enemigo para desequilibrarlo hasta el olvido.

La ilusión de la Casa Blanca de que las Guerras Eternas en Ucrania e Israel están inscritas en el “noble impulso de la democracia” y que son “esenciales para los intereses de Estados Unidos” ya ha resultado contraproducente, incluso entre su propia opinión pública.

Eso no impide que, entre gritos y susurros, los neoconservadores americanos, aliados de Israel, estén aumentando el ritmo de sus acciones para provocar a Irán. Lo hacen mediante una proverbial bandera falsa que conduciría a un ataque estadounidense. Ese escenario de Armagedón encaja perfectamente con la psicopatía bíblica del Primer Ministro israelí Benjamín Netanyahu. 

Los vasallos se han visto obligados a obedecer dócilmente. 

En estos días los jefes de Estados de la OTAN se han dirigido directamente a visitar Israel para demostrar su apoyo incondicional a Tel Aviv, incluidos Kyriakos Mitsotakis de Grecia, Giorgia Meloni de Italia, Rishi Sunak de Gran Bretaña, Olaf Scholz de Alemania, Emmanuel Macron de Francia y por supuesto, el senil inquilino de La Casa Blanca 

Vengar el “siglo de la humillación” árabe 

Hasta ahora, el movimiento de resistencia libanés Hezbollah ha mostrado una moderación extraordinaria al no morder ningún anzuelo. Hezbolá apoya a la resistencia palestina en su conjunto, pese que hace unos años tuvo serios problemas con Hamás en Siria. Por cierto, Hamas, aunque parcialmente financiado por Irán, no está dirigido por los Iraníes. Por mucho que Teherán apoye la causa palestina, los grupos de resistencia palestinos toman sus propias decisiones. 

La gran noticia es que todos estos problemas se han superado ante la actual emergencia vital. Esta semana tanto Hamás como la Jihad Islámica Palestina (YIP) viajaron al Líbano para visitar en persona al secretario general de Hezbolá, Hassan Nasrallah. Eso explica la unidad de propósito –o lo que el Eje de Resistencia llama la “Unidad de Frentes”.   

Aún más reveladora fue la visita de Hamás a Moscú, que fue recibida con una impotente furia israelí. La delegación de Hamás estuvo encabezada por un miembro de su Politburó, Abu Marzouk y un día después el Viceministro de Asuntos Exteriores iraní, Ali Bagheri, viajó desde Teherán para reunirse con dos de los adjuntos del Ministro de Asuntos Exteriores ruso, los diplomáticos Sergei Ryabkov y Mikhail Galuzin.  

Eso significa que Hamás, Irán y Rusia están negociando en la misma mesa. 

Hamás ha llamado a unirse a los millones de palestinos en la diáspora, así como al mundo árabe y a todas las tierras del Islam. De manera lenta pero segura, se puede discernir un patrón: ¿podría el mundo árabe –y grandes sectores del Islam- estar a punto de unirse para vengar su propio “siglo de humillación”, tal como lo hicieron los chinos después de la Segunda Guerra Mundial con Mao Zedong?

Beijing, a través de su sofisticada diplomacia, ciertamente lo está insinuando, incluso antes que se alcanzara a principios de este año el innovador acercamiento entre Irán y Arabia Saudita, mediado por Rusia y China. 

Esto por sí solo no frustrará la obsesión neoconservadora estadounidense por bombardear las infraestructuras críticas de Irán, con un valor inferior a cero cuando se trata de ciencia militar. Estos mismos neoconservadores ignoran por completo cómo los iraníes podrían atacar -con precisión- a todas y cada una de las bases estadounidenses en Irak y Siria, siendo el Golfo Pérsico un caso abierto. 

El analista militar ruso Andrei Martyanov ha demostrado lo que podría pasar con esas costosas bañeras de hierro estadounidenses en el Mediterráneo oriental en caso de un ataque de Israel contra Irán.   

Además, hay al menos 1.000 soldados estadounidenses en el norte de Siria robando el petróleo de este país, lo que también se convertiría en un objetivo instantáneo. 

Ali Fadavi, comandante en jefe adjunto del CGRI (iraní), fue al grano: “Tenemos tecnologías en el campo militar que nadie conoce, y los estadounidenses las sabrán cuando las usemos”.

Un ejemplo de esto son los misiles hipersónicos Fattah iraníes, primos del Khinzal y el DF-27, que viajan a Mach 15 y que son capaces de alcanzar cualquier objetivo en Israel en 400 segundos.  

Y añádase a esto la guerra electrónica rusa (EW). Esto porque en Moscú hace seis meses se confirmó la estrecha interconexión militar ruso-irani. Los iraníes fueron a decirles a los rusos: «Tendrán todo lo que necesiten, sólo pídanlo». Lo mismo se aplica a la inversa: el enemigo mutuo es el mismo.

Se trata del Estrecho de Ormuz 

El meollo de la cuestión – en la estrategia ruso-iraní – es el Estrecho de Ormuz, por el que transita al menos el 20 por ciento del petróleo mundial (casi 17 millones de barriles diarios) más el 18 por ciento del gas natural licuado (GNL), lo que equivale al menos a 3.5 mil millones de pies cúbicos por día.  

Irán es capaz de bloquear en solo un instante el estrecho de Ormuz. Esto sería un acto de justicia poética para un Israel que pretende engullir, ilegalmente, todo el gas natural descubierto frente a las costas de Gaza: ésta es, dicho sea de paso, una de las razones de la limpieza étnica de Palestina. 

Sin embargo, el verdadero problema será el derribo de la cuidada estructura de derivados de 618 billones de dólares diseñada por Wall Street, como lo han confirmado los analistas de Goldman Sachs y JP Morgan, así como los operadores independientes de energía del Golfo Pérsico. 

Entonces, cuando las cosas se pongan feas – y mucho más allá de la defensa de Palestina y en un escenario de Guerra Total – no sólo Rusia e Irán sino también actores claves del mundo árabe a punto de convertirse en miembros de BRICS 11 – como Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos – tienen lo necesario para derribar el sistema financiero estadounidense en el momento que quieran.  

Como subraya un miembro del Estado profundo de la vieja escuela, ahora en negocios en Europa Central: 

“Las naciones islámicas tienen la ventaja económica. Pueden hacer estallar el sistema financiero internacional cortando el petróleo. No tienen que disparar ni un solo tiro. Irán y Arabia Saudita se están aliando. La crisis de 2008 requirió 29 billones de dólares para resolverse, pero ésta, si ocurriera, no podría resolverse ni siquiera con 100 billones de dólares en instrumentos fiduciarios”.

Como me dijeron los comerciantes del Golfo Pérsico, un escenario posible es que la OPEP comience a sancionar a Europa, para luego extender las sanciones a todos los países que están tratando al mundo musulmán como enemigos y carne de guerra. 

El Primer Ministro iraquí, Mohammed Shia al-Sudani, ya ha advertido que el envío de petróleo a los mercados occidentales podría retrasarse debido al genocidio que Israel está perpetrando en Gaza. Por su parte el Ministro de Asuntos Exteriores iraní, Hossein Amir-Abdollahian, ya ha pedido, oficialmente, un embargo total de petróleo y gas por parte de los países islámicos contra las naciones –esencialmente vasallas de la OTAN– que apoyan a Israel.

De modo que los sionistas cristianos en Estados Unidos, aliados con el activo neoconservador Netanyahu, que amenaza con atacar a Irán, tienen el potencial de derribar todo el sistema financiero mundial.

Guerra eterna contra Siria, remezclada  

Bajo el volcán actual, la asociación estratégica Rusia-China ha sido extremadamente cautelosa. Para el mundo exterior, su posición oficial es la de negarse a ponerse inmediatamente del lado de Palestina o de Israel; pedir un alto el fuego por motivos humanitarios; exigir una solución de dos Estados; y respetar el derecho internacional. Todas sus iniciativas en la ONU han sido debidamente saboteadas por el Hegemón. 

Tal como están las cosas, Washington no ha dado la luz verde para la invasión terrestre israelí de Gaza. La razón principal es que Estados Unidos necesita ganar algo de tiempo para expandir la guerra a Siria, “acusada” de ser el punto de tránsito de las armas iraníes hacia Hezbollah. Esto también significa reabrir un viejo frente de guerra contra Rusia. 

En Moscú no se hacen ilusiones. El aparato de inteligencia sabe bien que agentes israelíes del Mossad han estado asesorando a Kiev, mientras Tel Aviv suministraba armas a Ucrania bajo las presiones estadounidenses. Esto enfureció a los siloviki y pudo haber constituido un error fatal de Israel.

Los neoconservadores han decidido no parar. Están lanzando una amenaza paralela: si Hezbolá ataca a Israel con algo más que unos pocos cohetes, la base aérea rusa Hmeimim en Latakia será “eliminada” como una “advertencia” a Irán.

Esto no debe considerarse como un juego de niños. Después de los ataques israelíes en serie contra los aeropuertos civiles de Damasco y Alepo, Moscú ni siquiera pestañeó antes de ofrecer sus instalaciones de Hmeimim a Siria, con autorización para los vuelos del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica de Irán (CGRI). Según algunas fuentes de inteligencia rusas Netanyahu no desea bombardear totalmente la base aérea rusa ya que está posee la defensa A2/AD (anti-acceso/denegación de área).  

Moscú también ve claramente lo que podrían estar haciendo esas costosas bañeras de hierro estadounidenses en el Mediterráneo oriental. La respuesta ha sido rápida: los Mig-31K están patrullando el espacio aéreo neutral sobre el Mar Negro las 24 horas del día, los 7 días de la semana, equipados con Khinzals hipersónicos, que sólo tardarían seis minutos en visitar el Mediterráneo.   

En medio de toda esta locura neoconservadora, el Pentágono ha desplegado una formidable variedad de armamento y activos “no revelados” en el Mediterráneo oriental, ¿su objetivo?: Hezbollah, Siria, Irán, Rusia o todos los anteriores juntos. En este escenario China y Corea del Norte –parte del nuevo “eje del mal” inventado por Estados Unidos- han indicado que no serán meros espectadores. 

La Armada china está, a todos los efectos prácticos, protegiendo a Irán a distancia. Aún más contundente ha sido una declaración del primer ministro Li Qiang, algo muy poco común en la diplomacia china: 

«China seguirá apoyando firmemente a Irán en la salvaguardia de su soberanía nacional, integridad territorial y dignidad nacional, y se opondrá firmemente a cualquier fuerza externa que interfiera en los asuntos internos de Irán».

Nunca olvidemos que China e Irán están unidos por una asociación estratégica integral. Mientras tanto, el primer ministro ruso, Mikhail Mishustin, ha reforzado la asociación estratégica entre Rusia e Irán en una reunión con el primer vicepresidente de Irán, Mohammad Mokhber.

Recuerda a esos comedores de arroz de Corea. 

Las milicias pro-Irán a lo largo del Eje de Resistencia mantienen un grado cuidadosamente moderado de confrontación contra Israel, cercano a las tácticas de la guerrilla. Todavía no participan en ataques masivos. Pero esta apuesta será cancelada si Israel invade Gaza. Está claro que el mundo árabe, a pesar sus enormes contradicciones internas, simplemente no tolerará la masacre de civiles. 

Sin rodeos, en la incendiaria coyuntura actual, la potencia hegemónica creen haber encontrado una salida a su humillación en el Proyecto Ucrania. Piensan erróneamente que la misma vieja Guerra Eterna reavivada en Asia occidental puede ser “modulada” a voluntad. Y si estas dos guerras se convierten en un lastre político, (como con seguridad sucederá) ¿qué pueden hacer el hegemon a continuación? Simplemente iniciará una nueva guerra en el “Indo-Pacífico”. 

Nada de eso engaña a Rusia-Irán y su gélido seguimiento de un agitado Hegemón. Es esclarecedor recordar lo que  ya predecía Malcolm X en 1964:

“Unos hombres y mujeres comedores de arroz lo echaron de Corea. Sí, comedores de arroz con nada más que chanclas, un rifle y un plato de arroz se tomaron sus tanques y derrotaron todas esas otras acciones que se supone que Estados Unidos debía realizar para cruzar el rio Yalu. ¿Por qué? Porque no se pueda ganar una guerra solo bombardeando a un pueblo indefenso, como siempre se debe ganar con las botas sobre el territorio”.

Fuente: https://observatoriocrisis.com/2023/10/28/iran-y-rusia-tienden-una-trampa-al-hegemon-en-palestina/