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sábado, 12 de noviembre de 2022

LA POSICIÓN DE ALEMANIA EN EL NUEVO ORDEN MUNDIAL DE ESTADOS UNIDOS

 


Por Michael Hudson

4.NOV.22 |

La política de USA está orientada a un solo objetivo: la hegemonía mundial política y financiera, y el dominio militar

 

Michael Hudson  - BRAVE NEW EUROPE 01 nov 2022

 

Alemania se ha convertido en un satélite económico de la Nueva Guerra Fría de Estados Unidos con Rusia, China y el resto de Eurasia. A Alemania y otros países de la OTAN se les ha dicho que se impongan sanciones comerciales y de inversión que durarán más que la guerra de poder de hoy en Ucrania. El presidente estadounidense Biden y sus portavoces del Departamento de Estado han explicado que Ucrania es solo el escenario inicial de una dinámica mucho más amplia que está dividiendo al mundo en dos conjuntos opuestos de alianzas económicas. Esta fractura global promete ser una lucha de diez o veinte años para determinar si la economía mundial será una economía dolarizada unipolar centrada en USA o un mundo multipolar y multidivisa centrado en el corazón de Eurasia con economías mixtas públicas y privadas.

Biden ha caracterizado esta división como entre democracias y autocracias. La terminología es el típico doble discurso orwelliano. Por "democracias" se refiere a los EE.UU. y las oligarquías financieras occidentales aliadas. Su objetivo es cambiar la planificación económica de las manos de los gobiernos electos a Wall Street y otros centros financieros bajo el control de USA. Los diplomáticos estadounidenses utilizan el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial para exigir la privatización de la infraestructura mundial y la dependencia de las exportaciones de tecnología, petróleo y alimentos de los Estados Unidos.

Por “autocracia”, Biden se refiere a los países que se resisten a esta toma de control de la financiarización y la privatización. En la práctica, la retórica estadounidense significa promover su propio crecimiento económico y nivel de vida, manteniendo las finanzas y la banca como servicios públicos. Lo que básicamente es un problema es si los centros bancarios planificarán las economías para crear riqueza financiera, privatizando la infraestructura básica, los servicios públicos y los servicios sociales como la atención médica en monopolios, o elevando los niveles de vida y la prosperidad manteniendo la banca y la creación de dinero. la salud pública, la educación, el transporte y las comunicaciones en manos públicas.

El país que sufre más “daños colaterales” en esta fractura global es Alemania. Como la economía industrial más avanzada de Europa, el acero, los productos químicos, la maquinaria, los automóviles y otros bienes de consumo de Alemania son los que más dependen de las importaciones de gas, petróleo y metales rusos, desde aluminio hasta titanio y paladio. Sin embargo, a pesar de dos gasoductos Nord Stream construidos para proporcionar a Alemania energía a bajo precio, se le ha dicho a Alemania que se aísle del gas ruso y se desindustrialice. Esto significa el fin de su preeminencia económica. La clave del crecimiento del PIB en Alemania, como en otros países, es el consumo de energía por trabajador.

Estas sanciones antirrusas hacen que la Nueva Guerra Fría actual sea inherentemente antialemana. El secretario de Estado de EE. UU., Anthony Blinken, ha dicho que Alemania debería reemplazar el gas de gasoducto ruso de bajo precio por gas LNG (GNL, gas natural licuado, en español  es un gas natural convertido en líquido por enfriamiento). estadounidense de alto precio. Para importar este gas, Alemania tendrá que gastar más de $ 5 mil millones rápidamente para desarrollar la capacidad portuaria para manejar buques tanque de GNL. El efecto será hacer que la industria alemana no sea competitiva. Las quiebras se extenderán, el empleo disminuirá y los líderes pro-OTAN de Alemania impondrán una depresión crónica y la caída del nivel de vida.

La mayor parte de la teoría política asume que las naciones actuarán en su propio interés. De lo contrario, son países satélites que no tienen el control de su propio destino. Alemania está subordinando su industria y su nivel de vida a los dictados de la diplomacia estadounidense y al interés propio del sector del petróleo y el gas de Estados Unidos. Lo está haciendo voluntariamente, no por la fuerza militar, sino por la creencia ideológica de que la economía mundial debe ser dirigida por los planificadores de la Guerra Fría de los EE. UU.

A veces es más fácil comprender la dinámica actual apartándose de la propia situación inmediata para mirar ejemplos históricos del tipo de diplomacia política que uno ve dividiendo el mundo actual. El paralelo más cercano que puedo encontrar es la lucha de la Europa medieval por parte del papado romano contra los reyes alemanes, los emperadores del Sacro Imperio Romano Germánico, en el siglo XIII Ese conflicto dividió a Europa en líneas muy parecidas a las de hoy. Una serie de papas excomulgó a Federico II y otros reyes alemanes y movilizó aliados para luchar contra Alemania y su control del sur de Italia y Sicilia.

El antagonismo de Occidente contra Oriente fue incitado por las Cruzadas (1095-1291), así como la Guerra Fría actual es una cruzada contra las economías que amenazan el dominio estadounidense del mundo. La guerra medieval contra Alemania fue sobre quién debería controlar la Europa cristiana: el papado, con los papas convirtiéndose en emperadores mundanos o gobernantes seculares de reinos individuales al reclamar el poder para legitimarlos moralmente y aceptarlos.

El análogo de la Europa medieval a la Nueva Guerra Fría de Estados Unidos contra China y Rusia fue el Gran Cisma de 1054. Exigiendo un control unipolar sobre la cristiandad, León IX excomulgó a la Iglesia Ortodoxa con sede en Constantinopla ya toda la población cristiana que pertenecía a ella. Un solo obispado, Roma, se aisló de todo el mundo cristiano de la época, incluidos los antiguos Patriarcados de Alejandría, Antioquía, Constantinopla y Jerusalén.

Esta ruptura creó un problema político para la diplomacia romana: cómo mantener todos los reinos de Europa occidental bajo su control y reclamar el derecho a recibir subsidios financieros de ellos. Ese objetivo requería subordinar a los reyes seculares a la autoridad religiosa papal. En 1074, Gregorio VII, Hildebrando, anunció 27 dictados papales que describen la estrategia administrativa de Roma para asegurar su poder sobre Europa.

Estas demandas papales son sorprendentemente paralelas a la diplomacia estadounidense actual. En ambos casos, los intereses militares y mundanos requieren una sublimación en forma de espíritu de cruzada ideológica para cimentar el sentido de solidaridad que requiere cualquier sistema de dominación imperial. La lógica es atemporal y universal.

Los dictados papales fueron radicales en dos formas principales.

 En primer lugar, elevaron al obispo de Roma por encima de todos los demás obispados, creando el papado moderno. La cláusula 3 dictaminó que solo el Papa tenía el poder de investidura para nombrar obispos o para deponerlos o restituirlos. Reforzando esto, la Cláusula 25 otorgaba el derecho de nombrar (o deponer) obispos al Papa, no a los gobernantes locales. Y la Cláusula 12 le dio al Papa el derecho de deponer emperadores, siguiendo la Cláusula 9, obligando a "todos los príncipes a besar los pies del Papa solo" para ser considerados gobernantes legítimos.

Asimismo, hoy en día, los diplomáticos estadounidenses reclaman el derecho a nombrar quién debe ser reconocido como jefe de estado de una nación.

En 1953 derrocaron al líder electo de Irán y lo reemplazaron con la dictadura militar del Sha. Ese principio otorga a los diplomáticos estadounidenses el derecho de patrocinar “revoluciones de color” para el cambio de régimen, como su patrocinio de dictaduras militares latinoamericanas que crean oligarquías clientelares para servir a los intereses corporativos y financieros de los Estados Unidos

El golpe de 2014 en Ucrania y la selección es solo el ejercicio más reciente de este derecho estadounidense de nombrar y deponer líderes.

Más recientemente, los diplomáticos estadounidenses designaron a Juan Guaidó como jefe de estado de Venezuela en lugar de su presidente electo, y le entregaron las reservas de oro de ese país.  Biden ha insistido en que Rusia debe destituir a Putin y poner en su lugar a un líder más proestadounidense. Este “derecho” a elegir a los jefes de estado ha sido una constante en la política estadounidense que abarca su larga historia de intromisión política en los asuntos políticos europeos desde la Segunda Guerra Mundial.

La segunda característica radical de los dictados papales fue su exclusión de toda ideología y política que se apartara de la autoridad papal. La cláusula 2 establecía que sólo el Papa podía ser llamado “Universal”. Cualquier desacuerdo era, por definición, herético. La cláusula 17 establecía que ningún capítulo o libro podía considerarse canónico sin la autoridad papal.

Una demanda similar a la que está haciendo la ideología actual patrocinada por Estados Unidos de “mercados libres” privatizados y financiarizados, lo que significa la desregulación del poder del gobierno para dar forma a las economías en intereses distintos a los de las élites financieras y corporativas centradas en Estados Unidos.

La demanda de universalidad en la Nueva Guerra Fría de hoy está envuelta en el lenguaje de la "democracia". Pero la definición de democracia en la Nueva Guerra Fría actual es simplemente “pro-estadounidense”, y específicamente la privatización neoliberal como la nueva religión económica patrocinada por Estados Unidos. Esta ética se considera “ciencia”, como en el cuasi Premio Nobel de Ciencias Económicas   

Ese es el eufemismo moderno para la economía basura neoliberal de la Escuela de Chicago, los programas de austeridad del FMI y el favoritismo fiscal para los ricos.

Los dictados papales detallaron una estrategia para asegurar el control unipolar sobre los reinos seculares. Afirmaron la precedencia papal sobre los reyes mundanos, sobre todo sobre los emperadores del Sacro Imperio Romano Germánico. La cláusula 26 les dio a los papas la autoridad para excomulgar a cualquiera que “no estuviera en paz con la Iglesia Romana Ese principio implicaba la cláusula final 27, que permitía al papa "absolver a los súbditos de su fidelidad a los hombres malvados". Esto alentó la versión medieval de las "revoluciones de colores" para lograr un cambio de régimen.

Lo que unió a los países en esta solidaridad fue el antagonismo con las sociedades que no estaban sujetas al control papal centralizado: los infieles musulmanes que ocupaban Jerusalén, y también los cátaros franceses y cualquier otra persona considerada hereje. Sobre todo, hubo hostilidad hacia las regiones lo suficientemente fuertes como para resistir las demandas papales de tributo financiero.

La contraparte actual de tal poder ideológico para excomulgar a los herejes que se resisten a las demandas de obediencia y tributo sería la Organización Mundial del Comercio, el Banco Mundial y el FMI dictando prácticas económicas y estableciendo "condiciones" para que las sigan todos los gobiernos miembros, bajo pena de sanciones de EE. UU.: la versión moderna. de excomunión de los países que no aceptan la soberanía estadounidense.

 La cláusula 19 de los Dictados dictaminó que el Papa no podía ser juzgado por nadie, al igual que hoy, Estados Unidos se niega a someter sus acciones a los fallos de la Corte Internacional. Asimismo, hoy en día, se espera que los satélites estadounidenses sigan los dictados de EE. UU. a través de la OTAN y otras armas (como el FMI y el Banco Mundial) sin lugar a dudas.

 Como dijo Margaret Thatcher sobre su privatización neoliberal que destruyó el sector público británico, NO HAY ALTERNATIVA There Is No Alternative (TINA)

Mi punto es enfatizar la analogía con las sanciones estadounidenses de hoy contra todos los países que no sigan sus propias demandas diplomáticas.

 Las sanciones comerciales son una forma de excomunión. Invierten el principio del Tratado de Westfalia de 1648 que hizo que cada país y sus gobernantes fueran independientes de la intromisión extranjera. El presidente Biden caracteriza la interferencia de Estados Unidos como una garantía de su nueva antítesis entre “democracia” y “autocracia”. Por democracia se refiere a una oligarquía clientelista bajo el control de Estados Unidos, que crea riqueza financiera al reducir los niveles de vida de los trabajadores, en oposición a las economías mixtas público/privadas que buscan promover los niveles de vida y la solidaridad social.

Como mencioné, al excomulgar a la Iglesia Ortodoxa con sede en Constantinopla y su población cristiana, el Gran Cisma creó la fatídica línea divisoria religiosa que ha dividido “Occidente” de Oriente durante el último milenio. Esa división fue tan importante que Vladimir Putin la citó como parte de su discurso del 30 de septiembre de 2022 describiendo la ruptura actual con las economías occidentales centradas en EE. UU. y la OTAN.

Los siglos XII y XIII vieron a los conquistadores normandos de Inglaterra, Francia y otros países, junto con los reyes alemanes, protestar repetidamente, ser excomulgados repetidamente y finalmente sucumbir a las demandas papales. Llevó hasta el siglo XVI que Martín Lutero, Zuinglio y Enrique VIII finalmente crearan una alternativa protestante a Roma, lo que hizo que el cristianismo occidental fuera multipolar.

¿Por qué tomó tanto tiempo? La respuesta es que las Cruzadas proporcionaron una gravedad ideológica organizadora. Esa fue la analogía medieval con la Nueva Guerra Fría actual entre Oriente y Occidente. Las Cruzadas crearon un foco espiritual de "reforma moral" al movilizar el odio contra "el otro": el Oriente musulmán y cada vez más judíos y disidentes cristianos europeos del control romano.

 Esa fue la analogía medieval con las doctrinas neoliberales de "libre mercado" de la oligarquía financiera estadounidense y su hostilidad hacia China, Rusia y otras naciones que no siguen esa ideología.

En la Nueva Guerra Fría actual, la ideología neoliberal de Occidente está movilizando el miedo y el odio hacia “el otro”, demonizando a las naciones que siguen un camino independiente como “regímenes autocráticos”. Se fomenta el racismo absoluto hacia pueblos enteros.

Al igual que la transición multipolar de la cristiandad occidental requirió la alternativa protestante del siglo XVI, la ruptura de Eurasia, el corazón euroasiático con el Occidente de la OTAN centrado en los bancos debe consolidarse mediante una ideología alternativa sobre cómo organizar las economías mixtas públicas /privadas y su infraestructura financiera.

Las iglesias medievales de Occidente fueron despojadas de sus limosnas y dotaciones para contribuir con el Óbolo de Pedro y otros subsidios al papado para las guerras que libraba contra los gobernantes que se resistían a las exigencias papales. Inglaterra desempeñó el papel de víctima principal que hoy desempeña Alemania. Los enormes impuestos ingleses recaudados aparentemente para financiar las Cruzadas fueron desviados para luchar contra Federico II, Conrado y Manfredo en Sicilia.

Ese desvío fue financiado por banqueros papales del norte de Italia (lombardos y cahorsinos) y se convirtió en deuda real que se transmitió a toda la economía. Los barones de Inglaterra libraron una guerra civil contra Enrique II en la década de 1260, poniendo fin a su complicidad en sacrificar la economía a las demandas papales.

Lo que acabó con el poder del papado sobre otros países fue el final de su guerra contra Oriente. Cuando los cruzados perdieron Acre, la capital de Jerusalén en 1291, el papado perdió el control sobre la cristiandad. Ya no había más “mal” que combatir, y el “bien” había perdido su centro de gravedad y coherencia. 

En 1307, Felipe IV (“el Hermoso”) de Francia se apoderó de las riquezas de la gran orden bancaria militar de la Iglesia, la de los Templarios en el Templo de París. Otros gobernantes también nacionalizaron a los Templarios y los sistemas monetarios fueron arrebatados de las manos de la Iglesia. Sin un enemigo común definido y movilizado por Roma, el papado perdió su poder ideológico unipolar sobre Europa occidental.

El equivalente moderno al rechazo de los Templarios y las finanzas papales sería que los países se retiraran de la Nueva Guerra Fría de Estados Unidos. Rechazarían el patrón dólar y el sistema bancario y financiero estadounidense. Eso está sucediendo a medida que más y más países ven a Rusia y China no como adversarios sino como grandes oportunidades para una ventaja económica mutua.

La promesa rota de beneficio mutuo entre Alemania y Rusia

La disolución de la Unión Soviética en 1991 prometía el fin de la Guerra Fría. El Pacto de Varsovia se disolvió, Alemania se reunificó y los diplomáticos estadounidenses prometieron el fin de la OTAN, porque ya no existía una amenaza militar soviética. Los líderes rusos se entregaron a la esperanza de que, como lo expresó el presidente Putin, se crearía una nueva economía paneuropea desde Lisboa hasta Vladivostok. Se esperaba que Alemania, en particular, tomara la iniciativa de invertir en Rusia y reestructurar su industria siguiendo líneas más eficientes. Rusia pagaría por esta transferencia de tecnología suministrando gas y petróleo, además de níquel, aluminio, titanio y paladio.

No se anticipó que la OTAN se expandiría para amenazar con una Nueva Guerra Fría, y mucho menos que respaldaría a Ucrania, reconocida como la cleptocracia más corrupta de Europa, para que fuera dirigida por partidos extremistas que se identificaban con insignias nazis alemanas

¿Cómo explicamos por qué el potencial aparentemente lógico de beneficio mutuo entre Europa Occidental y las antiguas economías soviéticas se convirtió en un patrocinio de cleptocracias oligárquicas?

 La destrucción del oleoducto Nord Stream resume la dinámica en pocas palabras Durante casi una década, una demanda constante de Estados Unidos ha sido que Alemania rechace su dependencia de la energía rusa. A estas demandas se opusieron Gerhardt Schroeder, Angela Merkel y líderes empresariales alemanes. Señalaron la obvia lógica económica del comercio mutuo de manufacturas alemanas por materias primas rusas.

El problema de Estados Unidos era cómo impedir que Alemania aprobara el oleoducto Nord Stream 2. Victoria Nuland, el presidente Biden y otros diplomáticos estadounidenses demostraron que la forma de hacerlo era incitar al odio hacia Rusia.

La Nueva Guerra Fría se enmarcó como una nueva Cruzada. 

Así describió George W. Bush el ataque estadounidense a Irak para apoderarse de sus pozos petroleros. El golpe de Estado de 2014 patrocinado por Estados Unidos creó un régimen títere ucraniano que ha pasado ocho años bombardeando las provincias orientales de habla rusa. La OTAN incitó así a una respuesta militar rusa.

 La incitación tuvo éxito y la respuesta rusa deseada fue debidamente etiquetada como una atrocidad no provocada. Su protección de los civiles se describió en los medios patrocinados por la OTAN como tan ofensiva como para merecer las sanciones comerciales y de inversión que se han impuesto desde febrero. Eso es lo que significa una Cruzada.

El resultado es que el mundo se está dividiendo en dos campos: la OTAN centrada en Estados Unidos y la emergente coalición euroasiática.

 Un subproducto de esta dinámica ha sido dejar a Alemania incapaz de seguir la política económica de relaciones comerciales y de inversión mutuamente ventajosas con Rusia (y quizás también con China). El canciller alemán Olaf Sholz viajará esta semana a China para exigirle que desmantele su sector público y deje de subsidiar su economía, o Alemania y Europa impondrán sanciones al comercio con China. No hay forma de que China pueda satisfacer esta ridícula demanda, como tampoco Estados Unidos o cualquier otra economía industrial dejaría de subvencionar su propio sector de chips informáticos y otros sectores clave /1

El Consejo Alemán de Relaciones Exteriores es un brazo neoliberal “libertario” de la OTAN que exige la desindustrialización alemana y la dependencia de los Estados Unidos para su comercio, no de China, Rusia o sus aliados. Esto promete ser el último clavo en el ataúd económico de Alemania.

Otro subproducto de la Nueva Guerra Fría de Estados Unidos ha sido poner fin a cualquier plan internacional para detener el calentamiento global. Una piedra angular de la diplomacia económica estadounidense es que sus compañías petroleras y las de sus aliados de la OTAN controlen el suministro mundial de petróleo y gas, es decir, reduzcan la dependencia de los combustibles a base de carbono. De eso se trató la guerra de la OTAN en Irak, Libia, Siria, Afganistán y Ucrania.

 No es tan abstracto como “Democracias vs. Autocracias”. Se trata de la capacidad de Estados Unidos para dañar a otros países interrumpiendo su acceso a la energía y otras necesidades básicas.

Sin la narrativa del “bien contra el mal” de la Nueva Guerra Fría, las sanciones de EE. UU. perderán su razón de ser en este ataque de EE. UU. a la protección ambiental y al comercio mutuo entre Europa Occidental y Rusia y China. Ese es el contexto de la lucha de hoy en Ucrania, que será simplemente el primer paso en la lucha anticipada de 20 años por parte de EE. UU. para evitar que el mundo se vuelva multipolar.Este proceso obligará a Alemania y Europa a depender de los suministros estadounidenses de GNL.

El truco consiste en tratar de convencer a Alemania de que depende de Estados Unidos para su seguridad militar. De lo que Alemania realmente necesita protección es de la guerra de Estados Unidos contra China y Rusia que está marginando y “ucranizando” a Europa.

No ha habido llamamientos de los gobiernos occidentales para un fin negociado de esta guerra, porque no se ha declarado ninguna guerra en Ucrania. Estados Unidos no declara la guerra en ninguna parte, porque eso requeriría una declaración del Congreso bajo la Constitución de los Estados Unidos. Así que los ejércitos de EE. UU. y la OTAN bombardean, organizan revoluciones de colores, se entrometen en la política interna (dejando obsoletos los acuerdos de Westfalia de 1648) e imponen las sanciones que están separando a Alemania y sus vecinos europeos.

¿Cómo pueden las negociaciones “poner fin” a una guerra que no tiene declaración de guerra y es una estrategia a largo plazo de dominación mundial unipolar total?

La respuesta es que no puede haber un final hasta que se reemplace una alternativa al actual conjunto de instituciones internacionales centradas en Estados Unidos. Eso requiere la creación de nuevas instituciones que reflejen una alternativa a la visión neoliberal centrada en los bancos de que las economías deben ser privatizadas con planificación centralizada por los centros financieros. 

Rosa Luxemburg caracterizó la elección entre el socialismo y la barbarie. He esbozado la dinámica política de una alternativa en mi libro reciente, The Destiny of Civilization - El Destino de la Civilización

1 Véase Guntram Wolff, “Sholz should send an explicit message on his visit to Beijing”, "Sholz debería enviar un mensaje explícito en su visita a Pekín", Financial Times, 31 de octubre de 2022. Wolff es director y CE del Consejo Alemán de Relaciones Exteriores.

*Michael Hudson es presidente del Instituto para el Estudio de las Tendencias Económicas a Largo Plazo (ISLET), analista financiero de Wall Street y profesor de investigación distinguido de economía en la Universidad de Missouri, Kansas City. Es autor de Killing the Host (publicado en formato electrónico por CounterPunch Books y en papel por Islet). Su nuevo libro es J is For Junk Economics

Fuente: http://infoposta.com.ar/notas/12720/la-posici%C3%B3n-de-alemania-en-el-nuevo-orden-mundial-de-estados-unidos/

 

 

viernes, 16 de septiembre de 2022

CRISIS DEL CAPITALISMO: UN SISTEMA CON RESPIRADOR ARTIFICIAL

 


Por Fabio Vighi

Hemos entrado en un ciclo global de inflación secular que es único en la historia.

 

FABIO VIGHI - The Philosophical Salon 5 SEPT 2022

 

 El intento cínico de preservar un sistema basado en el supuesto ontológico de inyecciones monetarias permanentes implica ahora la demolición controlada de la economía real y del mundo quela sustenta. La liquidez artificial en constante expansión solo puede destruir las monedas. La consecuencia inmediata de este proceso implosivo, sin embargo, no es la liberación del capitalismo, sino una nueva fase capitalista de manipulación ideológica y violencia autoritaria, que ahora está sobre nosotros

. Cada paso en la caída económica mundial continuará siendo emparejado con narrativas de emergencia de la gravedad correspondiente. Esta es la razón por la cual cualquier resistencia al nuevo status quo en ciernes, ya sea motivada por el aumento insostenible del costo de la vida o el aumento de la discriminación sobre la vida humana, implicará una lucha para definir la causa de nuestra situación como sistémica en lugar de exógena.

El genio de la inflación

¿En qué tipo de mundo vivimos? Hay una respuesta que tiene prioridad sobre todas las demás: nuestro mundo globalizado es un sistema basado en la deuda de crecimiento financiero simulado que se basa en la expansión continua de la liquidez, que se crea "de la nada" en forma de deuda / crédito.

Nuestra civilización es adicta a la impresión de dinero y a las burbujas de activos, una dependencia que difícilmente se puede romper. En un mundo empapado de deudas como el nuestro, nada es más peligroso que interferir con la expansión de la falsa liquidez; nada más amenazante que una repentina "crisis crediticia", una hemorragia de dinero recién acuñado. El flujo de caja que se dirige a los mercados de valores debe seguir aumentando, cueste lo que cueste. Como he argumentado en mis artículos anteriores sobre este asunto, COVID-19 fue, en esencia, un intento sin precedentes de restaurar la capacidad expansiva de la liquidez artificial en un momento crítico de la historia del capitalismo de casino.

A finales de 2019, el sector financiero estaba, una vez más, en riesgo de volverse rápidamente ilíquido a medida que el dinero del Monopoly (juego de mesa basado en el intercambio y la compraventa de bienes raíces),se estaba agotando, un hecho predecible que ya había desencadenado la Gran Crisis Financiera.

 Sin embargo, en 2019 lo que estaba en juego era mucho más alto que en 2008, ya que la adicción monetaria del sistema había llegado a un punto de ruptura.

Hoy, en tiempos post-pandémicos, aparentemente posteriores a la pandemia, seguimos siendo rehenes de un esquema Ponzi (estafa financiera, piramidal en la que se pagan intereses con las propias inversiones o las de los inversores nuevos y no por medio de ganancias legítimas) donde los pasivos tóxicos actúan como garantía de otros pasivos tóxicos, en lo que es un rastro interminable de papel insustancial.

 Los bancos centrales amplían sus balances para comprar estos pasivos simplemente para evitar su pérdida de valor en papel.

Poner fin a la expansión monetaria es como provocar un paro cardíaco. Si la curva de oferta monetaria disminuye o incluso se aplana, nuestro mundo experimenta convulsiones, síntomas de abstinencia y se vuelve frío. Eventualmente, colapsa. Con un sistema financiero grotescamente sobre apalancado como el nuestro, toda la economía y el tejido social penden al borde de un precipicio. La elección que enfrentan la mayoría de los países, incluidos los ricos, pronto será el incumplimiento o la hiperinflación de la moneda necesaria para pagar los pagarés. Esto significa que la acumulación de capital en sí misma está ahora en respiración asistida ya que sus gerentes están atrapados en lo que solo puede describirse como una situación de pérdida o sea perder-perder.

Por un lado, saben que deben encontrar razones para atraer más liquidez (deuda) al presente a fuerza de lo que convencionalmente se conoce como "imprimirlo", o sea más impresión, MÁS CIRCULANTE

Por otro lado, también saben que este escamoteo apenas original solo puede conducir a una inflación desbocada y luego a la hiperinflación.

Lo que ocurre hoy como una cuestión de normalidad monetaria como se solía caracterizar en las economías en tiempos de guerra, es decir, la financiación directa a través de las prensas monetarias, impresión de moneda Si bien esto solo puede resultar con  la depresión de la economía real, generando simultáneamente una mayor desigualdad de riqueza registrada, lo que debería hacernos reflexionar es el pensamiento de que un mundo así,  rehén de la inflación de burbuja inevitablemente "se funde en el aire", perdiendo su base social así como el lenguaje para articular cualquier forma de resistencia. El colapso es a la vez económico, sociopolítico y cultural.

En agosto de 2019, BlackRock (quizás la entidad individual más poderosa del planeta) publicó un libro blanco/1 titulado sin ambigüedades 'Lidiar con la próxima recesión: de la política monetaria no convencional a la coordinación de políticas sin precedentes'. El documento advertía contra dos riesgos estrictamente interrelacionados: primero, que los mercados se estaban volviendo ilíquidos mientras el conjunto de herramientas de política estaba vacío (las tasas de interés ya eran negativas); en segundo lugar, que esa continua expansión monetaria conllevaba el riesgo de una hiperinflación similar a la de Zimbabue. Traicionando a más que una pizca de ansiedad, BlackRock instó a los bancos centrales (la Reserva Federal) a encontrar remedios "no convencionales" para evitar la próxima recesión.

Específicamente, impulsaron una "respuesta sin precedentes" descrita como "ir directo": "Ir directo significa que el banco central encuentra formas de poner el dinero del banco central directamente en manos de los gastadores del sector público y privado", al tiempo que se aseguran de que tal gigante monetario no desencadene una inflación potencialmente devastadora.

 Unos meses más tarde, sucedió algo verdaderamente sin precedentes: el COVID-19, seguido de lo que sigue apareciendo como un flujo imparable de emergencias globales. Como he argumentado con más detalle en otra parte (aquí y aquí), El Virus permitió que el plan de "ir directo" – la inyección similar a la metadona de billones en efectivo con clic del mouse – se ejecutara en modo de seguridad.

El tsunami hiperinflacionario temido por BlackRock se pospuso gracias, de nuevo, a confinamientos "sin precedentes", que evitaron que la economía inundada de liquidez se sobrecalentara. Sin embargo, como era de esperar, después del primer año de histeria deflacionaria del Covid, el monstruo salió del armario con una venganza, recordándonos el dilema existencial de BlackRock: "cómo volver a meter al genio de la inflación en la botella una vez que haya sido liberado"

Manteniendo las apariencias

La clave para entender nuestra situación económica es darnos cuenta de que la inflación, o más precisamente la calamitosa devaluación del medio monetario – es ahora estructural, ya que la simulación del crecimiento monetario ha penetrado en todas las formas de capital.

La liquidez financiera insustancial ha colonizado durante mucho tiempo la producción y el consumo de materias primas, mercancías, convirtiéndolos en rehenes de la industria del crédito. El sector financiero responde a lo que sucede en los mercados de bonos, que están cada vez más apuntalados artificialmente por las inoculaciones monetarias de los Bancos Centrales. Los bonos se emiten para recaudar dinero y pagar intereses fijos regulares al tenedor de bonos. Sin embargo, los bonos también son negociables, lo que significa que dan rendimientos llamados rendimientos de bonos.

Cuando, en un entorno económico críticamente estresado y con mucha tensión como el nuestro, los rendimientos de los bonos aumentan bruscamente y de manera aparentemente incontrolada, generalmente es una señal de que los precios de los bonos están cayendo a un ritmo igualmente dramático. Esto sugiere que los inversores se están retirando y, como consecuencia, el mercado de bonos se está hundiendo, lo que es una mala noticia para las acciones dopadas, drogadas con deuda. En resumen, el costo de financiar la propia deuda de uno aumenta rápidamente, y el fantasma de la insolvencia asoma su fea cabeza. Debido a que los atracones de deuda se dispararon después de 2008, cualquier turbulencia en los mercados de bonos ahora se registra como un shock en los mercados de valores.

 Es muy parecido a un reloj: cuando los rendimientos de los bonos suben rápidamente, las acciones reciben un golpe, lo que normalmente lleva a la caballería del Banco Central a la acción. La única manera de evitar que los bonos se deterioren es que los bancos centrales usen su poder de fuego ilimitado e impriman más efectivo para comprar los títulos de deuda no queridos; que es intrínsecamente inflacionario, asestando así otro golpe fatal al poder adquisitivo de las monedas fiduciarias.

Considere el rendimiento de referencia del Tesoro de los Estados Unidos a 10 años: cuando ese rendimiento se dispara rápidamente, indica que los inversores en deuda estadounidense están corriendo hacia la puerta, lo que significa la ruina y perdición para las "finanzas creativas" de Wall Street, ávidas de crédito.

Entonces, ¿qué sucede cuando la inversión en deuda, el alma del capitalismo contemporáneo, pierde su atractivo?

 El 13 de junio de 2022, los rendimientos de los bonos italianos superaron el 4% /2 causando una "fragmentación" en el costo del endeudamiento en toda la UE.

A la velocidad del rayo, el BCE (Banco Central Europeo) corrió al rescate /3  vendiendo bonos alemanes y otros bonos del norte de Europa cerca del vencimiento para comprar bonos italianos y otros bonos del sur de Europa, un subterfugio que apenas entusiasmó a los norteños "frugales".

Además, instituyó el ITP (Instrumento de Protección de la Transmisión) /4, también conocido como "escudo anti propagación", que permite compras de deuda específicas e ilimitadas, de facto, poniendo a los países que necesitan TPI bajo administración externa (BCE). El punto, sin embargo, es que cualquier intervención de este tipo del Banco Central sigue siendo inflacionaria, lo que nos lleva de vuelta al dilema original de la degradación irreversible del dinero.

A pesar de negar primero la inflación, luego llamarla "transitoria" y finalmente culpar a Putin, nuestros líderes políticos (los ejecutores) y sus banqueros centrales y no tan centrales (los ejecutores) han tenido que admitir recientemente que "tenemos un problema de inflación".

Entonces, cuando el 10 de agosto de 2022 el presidente Biden leyó rápidamente desde su podio de la Casa Blanca que en el mes de julio los Estados Unidos habían sido bendecidos con una inflación del 0%, y agregó que la economía de los Estados Unidos está en auge, por supuesto que deberíamos oler feo,  como a  una rata muerta : la distorsión flagrante de la realidad no es solo un truco electoral en vista de las elecciones intermedias, pero también parecería preparar el terreno para un "pivote de la FED", es decir, un alto a las alzas de tasas y un retorno a la flexibilización cuantitativa al Quantitative Easing –QE- (dinero fácil).

Esto se debe a que si las alzas de tasas continuaran más allá de los niveles cosméticos actuales, y el costo de los préstamos aumentara sustancialmente, los mercados saturados de deuda colapsarían, junto con las monedas y todo lo demás.

Un retorno al QE legitimado por una narrativa de inflación máxima (incluidos los precios del petróleo) parece un escenario creíble para el futuro cercano. Sin embargo, si bien el QE cumpliría con su tarea de mantener líquidos los mercados, sin embargo, retrocedería el reloj a 2019, con el sistema requiriendo formas aún más "no convencionales" de lidiar con el monstruo de la inflación. Como por ejemplo (de nuevo) los confinamientos.

¿Otoño caliente en Europa?

Al observar la actual crisis energética, que amenaza con poner a Europa de rodillas a más tardar este invierno, los confinamientos (o restricciones similares) no pueden dejar de aparecer como la forma más "práctica" de lograr ahorros de energía a gran escala. Las restricciones sociales no solo controlarían la inflación, sino que también nos ayudarían a los ciudadanos conscientes a "poner nuestro granito de arena" contra el cambio climático, alimentando la noble ilusión de que un "Green New Deal” un nuevo acuerdo verde ecológico de cero emisiones netas, apoyado, por supuesto, por un programa masivo de estímulo fiscal (es decir, más deuda) - que  desencadenará una nueva era de crecimiento capitalista.

 La adopción de políticas de confinamiento puede ser la única forma de que el "capitalismo verde" se afirme, ya que el sistema necesita mantener bajo control tanto la espiral inflacionaria como las masas empobrecidas.

El punto clave aquí es que el "crecimiento sostenible" a través de la tecnología verde sigue siendo una ilusión piadosa para un sistema que requiere niveles crecientes de producción intensiva en mano de obra para generar un valor económico real.

 Cada salto en la innovación tecnológica postindustrial impulsada por el capital, sin importar cuán verde o deseable sea, hará que el desempleo y la pobreza crezcan, junto con la imposición de medidas represivas generalizadas a poblaciones enteras.

En este sentido, una nueva ola pandémica a partir de este otoño podría proporcionar una mayor cobertura para el desastre social y económico en ciernes.

En las últimas semanas, virólogos, ministros de salud, medios de comunicación y LA OMS /5 han comenzado a "expresar su preocupación" por las nuevas variantes de Covid que se propagan rápidamente en la "región europea", que se espera que se conviertan en dominantes ya en septiembre.

Alemania, un país con alto riesgo de racionamiento energético debido a su dependencia del gas ruso, ya ha aprobado UN NUEVO PAQUETE /6 de restricciones pandémicas, que entrará en vigor el 1 de octubre y durará hasta el 7 de abril del próximo año. Estos incluirán no solo máscaras faciales obligatorias, sino también, cuando sea necesario, prueba de vacunación y pruebas negativas. En resumen, el espectro del corona todavía está rondando a Europa, sugiriendo que las contradicciones inmanejables del capitalismo contemporáneo continuarán siendo abordadas de manera autoritaria, y engañando a la gente a obedecer.

Como lo confirma la desaparición de Greta Thunberg de los principales medios de comunicación (donde ahora parece ser REPRENDIDA /7), este probablemente no sea el mejor momento para predicar la agenda capitalista de cero emisiones netas, que es una de las razones subyacentes de la escasez de energía que la guerra en Ucrania ha exacerbado (no causado).

Europa, más bien, se está preparando para el próximo escenario de crisis energética. Alemania está planeando ZONAS PÚBLICAS DE CALENTAMIENTO/8 para aquellos que no pueden pagar sus facturas de energía.

En Francia (y en otros lugares) la iluminación nocturna se está apagando, mientras que  Macron advierte sobre el próximo "FIN DE LA ABUNDANCIA" /9, culpando convenientemente a la guerra en Ucrania y al cambio climático, como si la indigencia no fuera ya desenfrenada.

En el Reino Unido, miles de personas se han unido a una campaña "Don't Pay" NO PAGUES https: //dontpay.uk/, contra el aumento del costo de las facturas de energía. Y el vicepresidente de la Comisión Europea está alentando a la gente a luchar contra Putin al no lavar su ropa.../10

¿Lograrán los tecnócratas ricos convencer heroicamente al pueblo empobrecido, cagado de frío, desaliñado y sin lavarse para que forme un frente unido contra el gas ruso en nombre del programa de creación de deuda también conocido como "transición verde"?

¿Se sentirá la gente atraída por las sugerencias condescendientes de sus políticos para "climatizar" sus hogares y cambiar a vehículos eléctricos prohibitivamente caros?

¿O necesitarán nuestros líderes una nueva "emergencia pandémica" para persuadirnos de manera concluyente?

Cualquiera que sea el resultado, la conclusión es que, no importa cuántas veces Wikipedia cambie la definición de "recesión", este invierno muchos europeos y estadounidenses se verán obligados a elegir entre poner comida en la mesa y pagar sus facturas de energía. Será cuestión de calentar o comer, una alternativa absurda teniendo en cuenta el potencial tecnológico y productivo de que disponemos.

Huelga decir que el problema no es la tecnología per se, sino que está ligada a una lógica económica en declive y, por lo tanto, particularmente virulenta basada en la extracción masiva de plusvalía del trabajo humano.

El mundo tiene capacidad humana y tecnológica más que suficiente para satisfacer las necesidades de todos, pero debido a que este potencial sigue sujeto a la dinámica ciega del capital, no puede ser utilizado para el bien común.

¿Recuerdas el escenario del " bloqueo de la cerradura " en el folleto de la Fundación Rockefeller de 2010, que predijo con tanta precisión tanto una pandemia zoonótica mortal ('la pandemia que el mundo había estado anticipando durante años finalmente llegó y  golpeó') con la consiguiente imposición de 'reglas y restricciones herméticas, desde el uso obligatorio de máscaras faciales hasta controles de temperatura corporal en las entradas a espacios comunes como estaciones de tren y supermercados'?

 ¿Qué también previó que "la rápida imposición y aplicación por parte del gobierno chino de la cuarentena obligatoria para todos los ciudadanos, así como su cierre instantáneo y casi hermético de todas las fronteras,  que "salvaron" millones de vidas, deteniendo la propagación del virus mucho antes que en otros países y permitiendo una recuperación post-pandemia más rápida"?

Y que además profetizó que "después de que la pandemia se desvaneció, este control y supervisión más autoritario de los ciudadanos y sus actividades se estancó e incluso se intensificó. Con el fin de protegerse de la propagación de problemas cada vez más globales, desde pandemias y terrorismo transnacional hasta crisis ambientales y aumento de la pobreza, los líderes de todo el mundo se hicieron de un control más firme del poder".

 Lo que se explica en esta notable pieza de escritura creativa del grupo de expertos, el think – tank de Rockefeller es, en última instancia, la conexión entre los confinamientos, bloqueos y la pobreza: el "control autoritario" ayuda contra los "problemas globales" como el "aumento de la pobreza".

¿No es este mundo autoritario el mundo en el que ya vivimos? ¿No es la ficción más real que la realidad misma? Aquellos que creen que los confinamientos son cosa del pasado, es mejor que se lo piensen dos veces. La normalización de la represión y la vigilancia que comenzó con el 9/11 y continuó con covid-19 y ahora está a punto de acelerarse.

Dos caminos, un solo destino

Mientras tanto, el Occidente globalizado está involucrado en una carrera loca hacia el fondo del pozo. Europa está liderando el camino, gracias al contraproducente demasiado predecible de las sanciones contra Rusia. Habiéndose hecho dependiente del gas ruso, Europa se ha marcado el más torpe de los autogoles, ¿intencionalmente?

Porque, ¿cómo podrían los líderes europeos que invocaron e incluso diseñaron las sanciones draconianas (mientras también esperaban continuar comprando gas ruso a escondidas) no ver que estas sanciones serían un boomerang para golpear a Europa en la cabeza?

 Es un caso de extrema incompetencia, de sumisión ciega a dictados externos (EE.UU.) o autoinmolación deliberada, tal vez una mezcla de todo esto.

El resultado probable es que tan pronto como se declare oficialmente la recesión, y se establezcan nuevas restricciones sociales, veremos a los bancos centrales pasarse de ser HALCONES Hawkins (aumento de tasas) a moderados (reducción y baja de tasas), es decir, la Fed & Compañía, volverá a una política de compras de activos a gran escala más inflacionarias y dinero barato.

La única otra opción disponible es llevar los mercados al suelo, al piso a través de alzas de tasas sostenidas y significativas. Este escenario sería deflacionario, pero solo a costa de una depresión repentina y devastadora que pulverizaría los capitales tanto en los mercados financieros como en el terreno, causando una amplia pérdida de empleos, cierres de negocios, disturbios, saqueos, etc.

Si la liquidez se seca, llegaremos a la espiral deflacionaria, es como conducir bajo los efectos del alcohol a toda velocidad contra una pared. Todo lo que ya no pueda financiarse a través del crédito se paralizará.

Los bancos se negarán a prestar y las cuentas bancarias podrían congelarse.

La destrucción deflacionaria del capital a través del colapso de la deuda y los mercados de valores aniquilaría las monedas y los medios de vida. Lo menos que se puede decir es que para que esto suceda como un accidente controlado, ya deben existir contramedidas confiables (autoritarias) destinadas a controlar el malestar social.

Para la mayoría de nosotros, entonces, el futuro parece ofrecer una opción entre la estanflación estructural (economía estancada con alta inflación) y una depresión deflacionaria abrupta, como una elección entre desangrarse hasta la muerte y o sufrir un ataque al corazón.

 De cualquier manera, la división entre los súper ricos y todos los demás aumentará aún más, con consecuencias catastróficas para la humanidad. Ya no es el clásico vaivén entre el auge y la caída, o un ciclo financiero que termina en un "momento Minsky", (se refiere al colapso del mercado debido a la imprudente actividad especulativa que define un período alcista insostenible) porque hemos alcanzado el límite absoluto de la expansión capitalista.

Es importante reiterar que estamos ante una implosión sistémica, no ante una crisis diseñada por banqueros malvados motivados por el sadismo y la codicia.

 Si bien estos últimos son los principales atributos del impulso capitalista como tal, ya que el capital no es más que un fin perverso en sí mismo, la implosión actual refleja el agotamiento histórico de la sustancia creadora de valor del capital; el hecho de que el ingrediente fundamental del valor mismo, el trabajo, está desapareciendo irreversiblemente mientras que la productividad automatizada (tecnológica) despega.

Debería ser suficiente observar que en una economía capitalista sana el precio del trabajo aumentaría. En cambio, el trabajo se ha devaluado durante décadas, lo que confirma dramáticamente que cualquier impulso monetario a la economía carece de sustancia de valor y está destinado a causar más miseria.

 Por lo tanto, es inevitable que, en algún momento pronto, la reproducción capitalista vuelva al suelo a través de la severa contracción de masas insustanciales de dinero ("burbujas"). La liquidez ficticia, creada sin ninguna base en la producción real, será degradada violentamente.

De la negación al sacrificio

Lo que se sigue negando, entonces, es que la devaluación del medio monetario es el síntoma clave de la implosión del capitalismo como una sociedad global de trabajo productora de mercancías mediada por el mercado e impulsada por la búsqueda ciega de la ganancia  y el beneficio como fin en sí mismo.

 Lo más doloroso de esta negación es que durante mucho tiempo ha conquistado el corazón y el alma de (lo que todavía se atreve a llamarse a sí mismo) la izquierda.

La izquierda política es oportunistamente e ignorante o está atrapada en la ilusión neoliberal de que un tipo virtualizado de capitalismo financiero es posible, tal vez incluso "con rostro humano".

Como resultado, casi nadie en la izquierda se atreve o incluso es capaz de conectar el rápido deterioro de las condiciones socioeconómicas con el giro autoritario del "capitalismo de emergencia" de hoy, ya explícito en el trato brutalmente discriminatorio de "los no vacunados", o en los niveles crecientes de la propaganda de nuestros principales medios de comunicación.

¿Todavía no está claro para la izquierda que la cara política del "capitalismo de ruptura" es el fascismo, aunque articulado en nuevas y más sofisticadas formas (¡progresistas!) de violencia y represión?

La única forma en que nuestro sistema comatoso puede prolongar su vida útil es abandonando su fachada liberal y aumentando dramáticamente su capacidad inherente para la barbarie.

En términos capitalistas, nos enfrentamos a un giro irónico en la infame TINA de Margaret Thatcher: no hay alternativa (TINA eslogan político QUE puede interpretarse como que el mercado, el capitalismo, y la mundialización, son fenómenos necesarios y beneficiosos, y que cualquier otra orientación está destinada al fracaso)

Pase lo que pase, seguiremos viendo una drástica devaluación de las monedas fiduciarias y la rápida disolución del vínculo social.

 Tal como yo lo veo, el final del juego involucra dos estrategias principales:

1. La manipulación de un flujo continuo de emergencias globales que inducen miedo, cuya función última es trasladar la culpa de la implosión sistémica a algún agente externo mientras se introduce

 2. Un novedoso sistema de crédito social (o sistema de calificación) basado en la miseria masiva y CBDC (Monedas Digitales del Banco Central), que ahora se están probando en más de 100 países.

El sujeto esclavizado a la distopía capitalista "no tendrá nada, y sin embargo estará (convencido de que es) feliz" ,tanto a través del miedo como, especialmente, de la internalización de un nuevo sistema de valores basado en la culpa colectiva, la responsabilidad, el sacrificio y la obediencia

. En otras palabras, no solo no tendremos nada, sino que lo más importante es que seremos persuadidos "para disfrutarlo"

La ideología consumista que impulsa el capitalismo moderno ya está siendo reemplazada por el mandato de "no disfrutar (tener) nada"

Queda por ver si tal conversión a una forma castigadora de capitalismo tendrá éxito.

Sin duda, un cambio de paradigma de este calibre necesita el apoyo de un sistema de creencias capaz de transformar la arrogancia consumista en sumisión esclavista.

 La humanidad (particularmente las clases medias) tendrá que comprometerse con causas comunes que podrían justificar que se les prive del "regalo" (incluso como un objeto de fantasía) del consumo ilimitado: el miedo por sí solo no será suficiente.

 Para que el paradigma neofeudal tenga éxito, la fantasía de "trabajar y disfrutar" que mantiene al consumidor moderno funcionando debe desvanecerse en el fondo y ser reemplazada por una nueva ética del sacrificio.

Como lo explicó Macron en su ya mencionado discurso del "fin de la abundancia", estamos en un punto en el que "nuestro sistema basado en la libertad... puede exigir sacrificios a sus ciudadanos».

Aquí está la artimaña ideológica del capitalismo senil: montar una ola interminable de "emergencias globales" que podrían inducirnos a aceptar la pérdida de las libertades elementales para salvar la libertad del capital.

Lo que cambia aquí es la relación del sujeto con la nada: si en el capitalismo de consumo "nada" se disfraza de "más" (ya que la lógica capitalista del deseo se basa en no tener nunca suficiente de "eso"), en el capitalismo neofeudal "más" se venderá como "nada", es decir, un apego cuasi religioso a la renuncia.

Aprovechar el deseo humano  y encauzarlo hacia un nuevo contrato social basado en protegernos de las calamidades globales será crucial para la capacidad del sistema de reproducirse. Las emergencias son el nuevo "regalo" capitalista, y lo  seguiran  dando.

El potencial de este Leviatán moderno podría ser desbloqueado por un nuevo espíritu de sacrificio colectivo, razón por la cual el capitalismo contemporáneo está tan ansioso por secuestrar la retórica de la izquierda: "sabe" que solo en nombre de "ideales progresistas" pueden las masas explotadas aceptar nuevas formas de dominación disfrazadas de sacrificios necesarios.

Si ese es el caso, las narrativas supuestamente "progresistas" y "humanitarias" se traducirán en formas superiores de conservadurismo y tiranía.

Hoy en día, esta lógica emerge claramente con el chantaje emocional sobre el cambio climático: se supone que los individuos progresistas deben asumir cambios drásticos en el estilo de vida (para peor) compartiendo la culpa por causar daño a la Madre Tierra, mientras que el planeta continúa expuesto a la dinámica (re)productiva y mediada por el mercado del capital.

Esta actitud se puede reconocer en el conocido fenómeno de los "eco-guerreros famosos", un derivado del "capitalismo filantrópico". Leonardo DiCaprio, por ejemplo, tuitea regularmente sobre la lucha colectiva contra el cambio climático (por ejemplo, 'Si no actuamos juntos, ¡seguramente pereceremos!'), pero lo hace desde su súper yate de 315 pies, en cubierta de helicóptero y 110 millones de dólares, que al viajar solo un par de millas contamina tanto como lo hace su automóvil promedio en un año, difícilmente "actuando juntos".

Precisamente como actor, sin embargo, debería saberlo mejor, ya que comenzó con Titanic y todos sabemos cómo terminó esa película.

En otras palabras, el tortuoso intento elitista de cooptar el espíritu izquierdista de compromiso con una causa colectiva podría, en algún momento durante la caída del sistema, ser contraproducente, que es probablemente la única esperanza que tenemos.

 

1/  | perspectivas macroeconómicas mundiales BlackRock

2/ https://finance.yahoo.com/news/1-euro-zone-bond-yields-080040417.html?guccounter=1

3/ https://www.reuters.com/markets/europe/exclusive-ecb-channel-cash-north-south-bid-cap-spreads-sources-2022-06-30/

4/ https://www.ecb.europa.eu/press/pr/date/2022/html/ecb.pr220721~973e6e7273.en.html

5/ https://www.who.int/europe/news/item/19-07-2022-rapidly-escalating-covid-19-cases-amid-reduced-virus-surveillance-forecasts-a-challenging-autumn-and-winter-in-the-who-european-region

6/ https://www.dw.com/en/covid-german-cabinet-signs-off-on-rules-for-autumn-and-winter/a-62909823

7/https://www.youtube.com/watch?v=aHZym4QG7UQ

8/ https://www.thelocal.de/20220712/no-one-should-freeze-german-cities-plan-public-warming-halls-for-winter/

9/https://www.theguardian.com/world/2022/aug/24/macron-warns-of-end-of-abundance-as-france-faces-difficult-winter

10/ https://rmx.news/european-union/take-shorter-showers-and-air-out-your-clothes-instead-of-washing-them-ec-vice-president-tells-citizens/

Fabio Vighi es profesor de Teoría Crítica e Italiano en la Universidad de Cardiff, Reino Unido. Entre sus trabajos recientes se encuentran Critical Theory and the Crisis of Contemporary Capitalism (Bloomsbury 2015, con Heiko Feldner) y Crisi di valore: Lacan, Marx e il crepuscolo della società del lavoro (Mimesis 2018).

Fuente: https://infoposta.com.ar/notas/12643/un-sistema-con-respirador-artificial/