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viernes, 6 de octubre de 2017

"LA PRIMERA CRISIS QUE SUFRE EL GOBIERNO DE PPK ES EL RESULTADO DE LA HUELGA DOCENTE"





Entrevista a Manuel Martínez, del Consejo de redacción de la revista Herramienta sobre la actualidad política peruana

06-10-2017

M.H.: Te pido un breve informe de la crisis institucional que se está viviendo en Perú. Se habla del posible alejamiento del presidente peruano Kuczynski por un posible golpe parlamentario.  

M.M.: Efectivamente, hay una crisis política en el Perú muy importante que es en realidad la primera que sufre el gobierno de Pedro Pablo Kuczynski. Es el resultado de la huelga del gremio docente. Lo cual posiblemente necesite una lectura más profunda porque muchas veces se piensa que la lucha de clases no repercute en los niveles más altos de la política y, en este caso concreto, en un gobierno neoliberal como el de Pedro Pablo Kuczynski ha sufrido un golpe muy importante. 

En el Perú, el gremio docente es en este momento el sindicato más organizado a nivel nacional, tiene presencia en todos los rincones del país, fue fundado a principio de los años ´70, durante el gobierno militar de Velazco Alvarado y ha protagonizado una cantidad impresionante de luchas, huelgas nacionales con amplia repercusión social, porque los docentes tienen una relación muy importante con la sociedad. 

Este año en la ciudad de Cuzco, el 15 de junio, se inició una huelga que luego se extendió a otras regionales del sindicato y que duró 70 días. Una huelga muy fuerte, muy contundente, con una amplia repercusión y que tenía dos ejes, uno era el tema salarial, los docentes aspiraban a tener un ingreso básico de 2.000 soles, teniendo en cuenta que el dólar está a 3.40 aproximadamente y el otro tema era el de la evaluación que el gobierno se propuso y que viene de antes, los docentes deben ser periódicamente evaluados. No es que se nieguen a la evaluación sino que cuestionan la forma en la que se hace esa evaluación y con qué criterio. 

Esta huelga tuvo distintas repercusiones. En el Perú la tradición es que cuando un sindicato entra en huelga, esa lucha la dirige un comité que se elige de manera especial para ese fin, no es como acá que si hay una huelga desde la comisión directiva del sindicato se hace todo. La comisión directiva funciona pero si hay una huelga se elige un comité ad hoc. En la elección de ese comité fue designado el profesor Pedro Castillo, que era un ignoto, un docente de Cajamarca, un pueblo del norte del país, que no tenía militancia conocida en el gremio y que, sin embargo, se convirtió al calor de esta lucha en una figura referencial de los y las docentes a nivel nacional. 

La huelga no se mantuvo unida, hubo sectores que levantaron antes y otros que la mantuvieron hasta hace poco. El gobierno hizo todo lo posible para quebrarla, la ministra Marilú Martens que es la segunda ministra de educación de este gobierno porque el primero ya había sido volteado en una interpelación parlamentaria y esta segunda acaba de renunciar, fue la que monitoreó la acción del gobierno frente a la huelga y no tuvo respaldo parlamentario suficiente. En el Perú hay una tradición de la interpelación parlamentaria, o sea, que si el Parlamento interpela a un ministro después tiene que votar si sigue o no la confianza, y si decide que no, tiene que renunciar. 

M.H.: Un Parlamento dominado por el fujimorismo.
 
M.M.: Exactamente. Entonces hay un problema político en el medio porque si el gobierno de Pedro Pablo no negocia con el fujimorismo obviamente estas interpelaciones parlamentarias siempre van a tener los mismos resultados. Cuando la interpelación se hace a todo el gabinete, éste tiene que renunciar, que es lo que acaba de suceder. Si renuncia el gabinete el Presidente tiene que convocar a una personalidad que se llama en el caso del Perú Presidente o Presidenta del Consejo de ministros y ése elige a los ministros, si el Presidente acepta, vuelve al Parlamento, éste da su voto de confianza o no, sino, por segunda vez se vuelve a hacer el mismo procedimiento y si nuevamente no da el voto de confianza el Presidente puede disolver el Parlamento y convocar a elecciones. 

Ese es el funcionamiento “democrático” que tiene el régimen político peruano. Este último gabinete, donde estaba la ministra Marilú Martens y otros, fue destituido por una interpelación parlamentaria, entonces se produjo una primera crisis política. Esa figura no existe en Argentina pero en Perú es bastante común. El Presidente apeló a la figura de Mercedes Aráoz que era la vicepresidente de la República y al mismo tiempo parlamentaria, ocupaba dos cargos, uno en el Ejecutivo y otro en el Legislativo, entonces ahora con licencia temporal como vicepresidenta de la República y como parlamentaria pasó a conformar la Presidencia del Consejo de ministros y a conformar un nuevo gabinete. 

Hay que tener en cuenta que Mercedes Aráoz ya había sido ministra de Toledo y de Alan García, es más, el APRA en el año 2011 en una crisis terminal del gobierno de Alan García la elige a Aráoz como su candidata presidencial sin ser ella aprista y una vez que la eligen y la inscriben como candidata del APRA, pasaron unos días, renuncia y por primera vez en la historia el APRA no tuvo candidato presidencial.

M.H.: De todas maneras es una representante del establishment político.  

M.M.: Totalmente. Fue ministra, trabajó en comercio exterior, en turismo, etc. Una chica que viene del St. Marie College, un colegio privado de Jesús María que es un distrito de clase media limeña, estudió en la Universidad del Pacífico que es privada con asistencia de los jesuitas y tiene un posgrado en la Universidad de Miami. 

M.H.: Suena muy prestigiosa. ¿Fujimori camino al indulto? 

M.M.: Pero en el Perú es una persona que además de ser blanca y representativa de la clase media peruana tiene llegada política porque efectivamente está ocupando un lugar en el establishment desde hace varios años. La otra novedad es que Mercedes Aráoz como presidenta del Consejo de ministros ha convocado a Claudia Cooper para el Ministerio de economía y finanzas, es decir, que el nuevo gabinete tiene dos mujeres fuertes. 

Claudia Cooper es ejecutiva de Compass Group que es una empresa multinacional dedicada a la alimentación y que en Perú trabaja con los fondos de inversión para las pymes. Esta empresa dedicada a la alimentación tiene sus negocios en 55 países del mundo y más o menos 380.000 empleados en todo el mundo. Por otro lado, también fue funcionaria del Banco de Crédito del Perú, uno de los bancos más importantes. La economía entonces pasa a estar en manos de esta señora también de perfil claramente neoliberal. 

Hay que señalar que en la composición del gabinete hay dos personajes que pueden ser motivos de nuevos conflictos, el primero es Javier Mendoza que es miembro de la Corte Suprema de Justicia y que ahora pasa del poder Judicial al Ejecutivo y según distintas fuentes es favorable a un posible indulto del dictador Alberto Fujimori. Se dice que habría una negociación entre el gobierno de Pedro Pablo Kuczinsky y Fuerza Popular que es la mayoría parlamentaria fujimorista, en particular no con Keiko que es la hija, sino con su hermano que es el ala dura del fujimorismo que además estuvo presente en el acto de juramentación en la Casa de gobierno. Él plantea el indulto a su padre, algo que es rechazado por un gran sector de la población. Ese es el punto pendiente de verse. 

El otro punto complejo del gabinete es Idel Vexler que ha sido nombrado Ministro de educación y que está cuestionado por los sectores más progresistas y de izquierda por su oposición al tratamiento de la igualdad de género en la educación, tema que en el Perú es increíblemente debatido y rechazado por muchos sectores. 

Y lo último es que este gabinete ya enfrenta un nuevo problema que es la demanda de familias del pueblo de Cajamarca contra la minera Newmont que es la aurífera más grande operando en la región y esa demanda fue presentada en EE UU. Es el problema que ahora van a tener que sortear.


martes, 8 de septiembre de 2015

75º ANIVERSARIO DEL ASESINATO DE LEÓN TROTSKY: "TROTSKY ERA LA ÚLTIMA BANDERA PARA UN SECTOR DE LA OPOSICIÓN SOCIAL Y POLÍTICA EN LA RUSIA ESTALINISTA"





08-09-2015

Mario Hernandez: Se han cumplido 75 años del asesinato de León Davidovich Bronstein, conocido como Trotsky, en el barrio de Coyoacán, México DF, a manos de un agente de la policía secreta soviética, Mercader. 

Para homenajear al revolucionario ruso e internacionalista y para comprender su pensamiento y vigencia en la actualidad, estamos con Daniel de Lucía, historiador y profesor del Joaquín V. González, Cecilia Feijoo, del Instituto de Pensamiento Socialista (IPS), que desarrolla una tarea de difusión muy importante de la obra de León Trotsky y un viejo amigo y compañero de lucha de los años ´70. Cuando lo conocí venía huyendo de la denominada Masacre de La Plata, donde asesinaron 8 compañeros del Partido Socialista de los Trabajadores (PST) que estaban apoyando la huelga de Petroquímica Sudamericana. El próximo 22/9 se realizará un homenaje en La Plata al cumplirse 40 años. Manuel Martínez es un compañero peruano, tiene una militancia internacionalista, de una formación teórica muy sólida, uno de los animadores de la revista Herramienta casi desde su comienzo.

A León Trotsky se lo conoce fundamentalmente por su enfrentamiento con Stalin, el líder emergente de la Revolución rusa, posterior a la muerte de Lenin. Sin embargo, estuve revisando un material de uno de sus biógrafos, Isaac Deutscher, que señala que esas diferencias entre Trotsky, Stalin y Lenin, en realidad, no serían tales ya que de alguna manera aquellos primeros años de la Revolución rusa prefiguraban la figura de Stalin, como expresión de un totalitarismo extremo. Tenemos que hablar de millones de seres humanos asesinados en los llamados Kulaks, entre ellos dos millones de miembros del Partido Comunista de la URSS y prácticamente todo el Comité Central que había conducido la Revolución rusa, un 9 de noviembre de 1917.

Cecilia Feijoo: Deutscher es una persona muy influyente en la literatura mundial, inclusive en Inglaterra. Hace un tiempo salió una entrevista en The Guardian, donde le preguntaban a Tony Blair cuál era su libro preferido y él contestó que era la trilogía de Deutscher.

Deutscher influenció al marxismo inglés. Él hace una analogía muy fuerte entre la Revolución francesa y la Revolución rusa, y desde ahí lee el rol que va a jugar Stalin en la revolución, lo asimila a la figura de Napoleón y ve que Stalin es la manera en la que la revolución continúa, porque está al frente del Estado que surge de ella.

Trotsky discreparía con esta posición porque vemos que no hay tal analogía entre Napoleón y Stalin. Esto se debe a que son dos revoluciones de carácter diferente, una es el ascenso al poder de la burguesía y otra el del proletariado, de una clase que no defiende ninguna propiedad y que no puede llevar a otros países con la bayoneta esa propiedad, como lo hace Napoleón con las guerras napoleónicas.

Esto no es lo que sucede en Rusia porque el sujeto es otro, es el proletariado, y expresa otra lógica. Esta visión de Deutscher es errónea, de hecho tiene una biografía previa a la trilogía que es la de Stalin. Hay una ilusión de Deutscher en la que a pesar de la aberración que expresa el estalinismo, ve la lucha contra el enemigo capitalista, ya que es un gran analista geopolítico, y el papel progresista que tiene Stalin en ese punto, más allá de lo desastroso de la política internacional. Para mí ese es el error.

Daniel de Lucía: Coincido con lo que señala la compañera. En un resumen de ese trabajo, Deutscher decía que el bolchevismo fue pasando de la democracia al totalitarismo sin darse cuenta. Creo que en este sentido lo que estaría en discusión es el período de la Revolución rusa anterior a Stalin. Creo que no hay que idealizarlo y hay que revisarlo porque hay muchas contradicciones, pero coincido en que no se puede partir de esa analogía, no se puede afirmar, por ejemplo, que en Lenin estaba Stalin, por varias razones no es así, por más que uno pueda ser crítico de la política bolchevique.

No hay que perder de vista que los bolcheviques practicaron un terror que como en la revolución francesa tenía en vista el terror de Robespierre y la idea de que si no le cortamos la cabeza a ellos, nos la cortan a nosotros. Esto no se puede comparar con lo que es el terror autoritario ejercido por Stalin con las características que ya sabemos que tuvo. Por otro lado, volviendo a lo de Deutscher, era un hombre que venía del comunismo polaco, pero con una posición socialdemócrata. Creo que si bien se tienen que revisar muchos aspectos, cosa que los trotskistas ortodoxos muchas veces no quieren hacer, el período de Lenin y de Trotsky y algunos aspectos autoritarios que también tuvo, pero estoy completamente de acuerdo en que no se puede establecer un signo igual. La polémica viene también por el lado de toda una literatura anarquista que ha planteado una crítica a lo que es el período bolchevique, pero desde otro lado y sería otra discusión.

Manuel Martínez: Me parece que hay que ser claros en este asunto. En primer lugar son dos cosas completamente distintas, coincido en ese sentido. Me parece equivocado decir que está planteada la continuidad con Stalin de un régimen que fue revolucionario, que tuvo elementos de protagonismo obrero y popular a través de los soviets, aunque al mismo tiempo esa democracia revolucionaria tenía permanentemente contradicciones con el partido, y eso no es por maldad o porque sean desviaciones, creo que es mucho más complejo el tema.

Es una revolución que se produce en un país mayoritariamente campesino con una enorme cantidad de analfabetos, un proletariado muy politizado pero reducido a la zona más europea, entonces es una revolución absolutamente extraña. Yo coincido con la idea de Gramsci, aunque no soy gramsciano, quien escribió un artículo muy curioso que se llama “Una revolución contra el capital” y tenía un doble sentido ese título, era una revolución anticapitalista y, al mismo tiempo, contra El Capital de Marx, es decir, que había surgido en un país que no se ajustaba a las características que Marx había planteado para la posibilidad del socialismo. No era un país europeo central, no era un país con un proletariado ampliamente desarrollado que podía jugar efectivamente el rol de sujeto de la revolución propiamente dicho, etc.

Creo que los problemas que se presentaron en el período inicial de la revolución, desde el ´17 hasta el ´24, fueron problemas de una complejidad enorme y coincido en que no hay que idealizarlo. Lo esencial de ese período fue el avance revolucionario, la lucha contra la burguesía terrateniente. Más allá de que en ese proceso se presentaron múltiples contradicciones y además problemas que no estaban planteados en ningún lado, por ejemplo, que había que crear un ejército para defenderse de la agresión. Si uno busca cualquier trabajo de Marx y Engels anteriores a la Revolución rusa sobre ese tema, no lo va a encontrar, entonces tuvieron que inventar.

Obviamente, se aplicó el terror. Inclusive hay una discusión sobre cómo se lo ha presentado a Trotsky después de su persecución, exilio y asesinato, casi como una figura hiper democrática, hay una visión bastante liberal.

Daniel de Lucía.: Una apropiación.

Manuel Martínez.: Claro, hay una apropiación liberal de la figura de Trotsky, y él fue parte de esa dirección revolucionaria que entre el ´17 y el ´24 tuvo que jugar un rol fundamental al frente de la revolución y, al mismo tiempo, seguramente en ese proceso se cometieron lo que hoy nosotros, modestamente, desde lejos, podemos decir que se cometieron errores o, en todo caso, se tuvieron que afrontar contradicciones que seguramente no fueron siempre bien resueltas.

Creo además que lo que sucedió luego de la muerte de Lenin fue un cambio cualitativo, en realidad hay un proceso que el propio Trotsky ya había planteado, él habla del Termidor, del momento en que se está gestando un poder contrarrevolucionario. Al mismo tiempo, plantea la defensa del Estado obrero, que es todo un debate y hasta el último día de su vida lo plantea. Plantea una idea de la revolución que es sumamente compleja, ¿qué defendemos? La propiedad nacionalizada, las conquistas económicas y sociales, pero al mismo tiempo había que luchar contra el poder burocrático que estaba al frente de ese proceso.

Daniel de Lucía.: Posición que a veces se olvida que fue muy irruptora en el campo de la izquierda radical, porque muchos sectores no lo aceptaron. Son debates que han sido mal llevados, calificando a unos de buenos y a otros de malos, cuando se tendría que haber planteado en otros términos. Hay cuestiones que reflejan una crisis de base entre Estado y comuna, que se volvió a dar en otro proceso revolucionario como fue la Revolución española. Quizás hubiera que dar más ese tipo de discusiones que caer en los tacticismos políticos, en ese sentido los debates han sido pobres.

Manuel Martínez: Cecilia, ¿por qué Stalin manda asesinar a Trotsky?

Cecilia Feijoo: Era un momento difícil, convulsivo desde el punto de vista del propio desarrollo de la Revolución rusa y el Estado que había surgido. Era complicado para Stalin, así como lo fue toda la década del ´30, la Revolución española, su derrota, el fascismo en Europa y los problemas internos que va a tener Stalin para consolidar su poder.

Había colectivizado el campo, había generado una hambruna muy grande en las ciudades, había lanzado el plan quinquenal que iba por detrás de los objetivos, obviamente como se hacían con los métodos del terror no estaban dando sus frutos y tenía cuestionamientos internos de lo que quedaba de aquéllos que habían militado en el bolchevismo antes de la revolución o durante ella, y que en el ´28 se habían integrado con Stalin; porque la idea de la colectivización del campo era una idea comunista, ya se había estatizado el campo y la idea era impulsar el trabajo colectivo contra la idea de la pequeña producción y eso había llevado a un sector de antiguos oposicionistas a volver a ingresar al partido y a apoyar a Stalin. Antiguos compañeros de la oposición de Trotsky se incorporaron, pero era una situación interna muy compleja y en una situación internacional con el ascenso del fascismo que los comunistas sabían que el interés alemán era conquistar el Este. Eran el enemigo del fascismo, la URSS que había surgido de una revolución que inclusive había tenido sus repercusiones dentro de Alemania durante los años ´20.

Por otro lado, la necesidad de expandirse y conquistar las riquezas del Este ambicionadas por la burguesía alemana. Esa situación pone en un brete a Stalin y se va a expresar con cómo va a actuar ante la Segunda Guerra Mundial.

La necesidad de eliminar a Trotsky era la necesidad del propio Stalin y esa casta de liquidar a la última figura que podía reagrupar a aquéllos que seguían peleando por una perspectiva socialista dentro de Rusia y también fuera de ella, de hecho Trotsky durante los ´30 no pierde el contacto, hasta el ´38 cuando comienza lo que se llama “el gran terror” y ahí sí pierde todo contacto con lo que pasa dentro de la URSS, con su hijo y su ex esposa, Alejandra, sus amigos, inclusive aquéllos que en un momento estaban en contra de él van a ser fusilados por el estalinismo en los Juicios de Moscú.

Trotsky era la última bandera que podía tener un sector de la oposición social y política, no solo los cuadros importantes sino también el sector obrero, se venía una guerra y cuando hay guerra hay revoluciones, eso ya lo había aprendido Stalin de manera reaccionaria.

Trotsky ha resistido mejor que Stalin el paso del tiempo

Mario Hernandez: Daniel, en este momento nadie habla de Stalin, sin embargo, parece ser que Trotsky ha resistido un poco mejor el paso del tiempo.


Daniel de Lucía: Quiero agregar antes algo a lo que decía la compañera, todo el enfrentamiento con el fascismo pone aún más blanco sobre negro el cretinismo sobre el pacto con Ribbentrop.

Mario Hernandez: Von Ribbentrop era el Ministro de Relaciones Exteriores del régimen nazi.

Daniel de Lucía: Trotsky ha resistido más pero también son muchas las imágenes proyectadas y son muy variadas las apropiaciones de su figura. Creo que si tuviera que rescatar un Trotsky es alguien que encarnó, respecto del fenómeno del burocratismo, la crítica a ese régimen y dentro de esa critica la posibilidad de un rescate en las condiciones difíciles y contradictorias de lo que es el proyecto marxista radical, el proyecto del socialismo como proyecto de generación de sistema e incluso de los fenómenos burocráticos como han surgido.

Hay toda una serie de capas geológicas que nos hacen un poco difícil el analizar a Trotsky, porque como dijo Manuel hay un Trotsky apropiado de posiciones liberales, está el de los trotskismos que también es una imagen muy alisada que se la quiere ver sin fisuras, hoy por hoy se ha avanzado en esta discusión, pero hasta hace unos años no era posible.

Por otro lado, hay páginas de internet que ponen el piolet con el que fue asesinado y afirmando que fue un acto del proletariado, que nos hace pensar en el grado de sectarismo criminal que vuelve a surgir. Las imágenes de Trotsky son múltiples y muy complejas. En cuanto a esto quería agregar, que frente a ese Trotsky sin fisuras del trotskismo, tendría que aparecer la figura que escribió en condiciones muy difíciles, que hay un Trotsky teórico muy interesante, uno político, que indudablemente tiene valor pero que, muchas veces, escribió muy condicionado por las coyunturas y en ese sentido el trotskismo luego ha elevado al rango de autoridad algunos escritos que son mucho más coyunturales. Inclusive una discusión que hay ahora sobre qué es lo que guarda vigencia, no contempla eso. Sin decir que haya que tirarlos por la borda hay que entender que están escritos en el contexto del ´30 y que mucha agua ha pasado bajo el puente.

Una revolución que no avanza y empieza a detenerse, va para atrás

Mario Hernadez: Manuel, a tu entender ¿cuál es la actualidad política y teórica del pensamiento de León Trotsky?


Manuel Martínez: Para mí es la revolución permanente. Dicho en términos concretos, la idea que plantea Trotsky de que la revolución necesita desarrollarse sin solución de continuidad es una idea magistral. Lo que no significa necesariamente asumir las características particulares de esa teoría que escribió, porque la terminó de escribir en los años ´20, más allá que muchas de esas características correspondan a un momento determinado y que seguramente no se van a repetir o a plantear de la misma manera en otros procesos revolucionarios.

Una revolución que no avanza, que comienza a enfrentarse con los poderes concentrados de la burguesía y el imperialismo, y frente a eso empieza a detenerse, va para atrás. Trotsky ha representado esto de manera magistral en todo su pensamiento y creo que esa es su vigencia fundamental.

El otro elemento muy interesante para seguir pensando en este momento es la idea de que la revolución necesita el protagonismo directo de los sujetos que la producen, yo emparento esto con la idea de poder popular. Me sorprendió en Venezuela escuchar al propio Chávez, que no era precisamente un militante trotskista ni bolchevique, decir que lo más grande que tiene Trotsky es la revolución permanente.

Mario Hernandez: El único que le hizo un homenaje oficial a León Trotsky.

Manuel Martínez: A mí me sorprendió pero no es casualidad, porque más allá de todo el posicionamiento que uno pueda tener ante lo que ocurre en Venezuela, si es o no una revolución que es una discusión legítima, lo real y concreto es que al ocupar Chávez un liderazgo político que va a un enfrentamiento prolongado con el imperialismo, encuentra que la teoría de la revolución permanente es una necesidad impostergable, otra cosa es que se aplique o no.

Daniel de Lucía: Con el respeto que me merece Chávez, los populistas tienen ese encanto de poder citar a cualquiera y de querer amalgamar y llevarlos de su lado, hasta Perón en algún momento citó algún escrito de Trotsky y en ese sentido todos sabemos en qué contexto se hace. Si bien no deja de ser interesante, no podemos negar que hay una diferencia que es la crítica radical, o si nos mantenemos en el sistema. En ese sentido retomo lo que decías, la revolución no se puede quedar en el medio y tenemos ejemplos a montones, uno es el de Chile.

Y agregando a lo que señalás del legado de la revolución permanente yo agregaría la crítica al frente populismo de la década del ´30 que para mí tiene una vigencia impresionante, mirándolo desde el Tercer Mundo, desde nuestro lugar de países semicoloniales, el no seguidismo a los movimientos nacionalistas, más allá de que le reconociera méritos y que hay un Trotsky que estuvo bastante oculto que es el del reportaje de Mateo Fossa, cuando dice que si Inglaterra democrática atacara a Brasil fascista estaría del lado de Brasil fascista, que fue un Trotsky bastante revulsivo, y es un perfil que muchos sectores trotskistas no aceptan. Esa es la riqueza de su pensamiento. Otra cosa para plantear es que yo creo en el internacionalismo, pero bien entendido, Trotsky plantea que en América Latina ser internacionalista es ser antiimperialista, estar en contra del imperialismo norteamericano.

Manuel Martínez: Mi viejo maestro Nahuel Moreno, una vez dijo que Trotsky dirigiendo la guerra civil revolucionaria iba en el famoso tren blindado, se bajaba en un pueblito y ante la célula del partido y ante la instancia soviética de ese pueblito preguntaba qué tenía que decir. O sea que la gran figura al frente del Ejército Rojo, el gran líder desde su juventud, cada vez que tenía que dar un paso se sometía a la consulta, a la decisión orgánica de quienes estaban efectivamente protagonizando. Eso para mí expresa una personalidad, seguramente con grandes contradicciones, pero es la coherencia y la consecuencia lo que lo caracterizan. Yo reivindico esas dos cuestiones, la permanencia de la revolución y el protagonismo directo de los sujetos que la llevan adelante.

Cecilia Feijoo: Es una discusión qué reivindicar de Trotsky, porque podemos reivindicar muchas cosas, pero hay que ver qué es lo que tiene actualidad de su pensamiento. Creo que tenemos que pensar en quién era Trotsky, qué momento del marxismo expresa, porque él se concebía a sí mismo como tal.

Estamos hablando de Trotsky, un gran escritor, un hombre que se dedicó a las letras y que como Lenin, Raskovsky, intelectuales, hijos de sectores acomodados de la sociedad rusa que rompen con esa clase y unen su destino a lo que consideran que expresa el marxismo como única fuerza social que puede llevar adelante el sueño de Marx, de autoliberación de los hombres que son los trabajadores.

Esta idea del intelectual que se une a ese sector social para pensar la liquidación de la propiedad privada, por eso no hay liderazgo, por eso la reivindicación de los soviets. Trotsky siempre va a volver a esa idea, fue el orador de la revolución, después se exilia, vuelve a la revolución y se fusiona a la organización soviética y después viene la construcción del Estado que como decíamos es un momento complejo. Pero él ve esa revolución, y esto es algo que yo reivindico de la teoría de la revolución permanente, que es la interdependencia de la revolución, no es nacional y por eso nos sirve tanto a los latinoamericanos y que haya terminado trágicamente su vida en el México de Cárdenas, habla también de nuestra situación como latinoamericanos en esa perspectiva de la revolución internacional de la que Trotsky es parte, de la historia del marxismo del siglo XX y es algo que yo reivindico.

Mario Hernandez: Cecilia contanos un poco cuál es la actividad del Instituto del Pensamiento Socialista.

Cecilia Feijoo: Venimos publicando las Obras Completas de León Trotsky en un acuerdo con La Casa Museo, donde vivió y fue asesinado en México. Este año vamos a publicar dos libros, uno es una recopilación de artículos sobre la Segunda Guerra Mundial y también los cinco primeros años de La Internacional Comunista, vamos a terminar de traducir su segundo tomo, los textos de intervención, sobre el internacionalismo, esta gran experiencia política y estratégica que es la Tercera Internacional bajo Lenin, de la cual Trotsky participa y todos los debates que hay sobre táctica, estrategia, fusión con partidos, los partidos socialistas, sectores del consejismo que se van hacia la izquierda y comienzan a simpatizar con el nuevo Estado obrero.

Estamos abocados a publicar literatura marxista, vamos a editar el libro de Ernest Mandel sobre la Segunda Guerra Mundial que no se edita desde los años ´70 donde da una explicación alejada de la usual. Esto es parte de dar a conocer la teoría marxista junto con la lucha política, somos parte del Frente de Izquierda y de los Trabajadores (FIT), venimos de hacer una fuerte actividad electoral, pero no subordinamos la difusión de las ideas.

Daniel de Lucía: Quiero rescatar una cosa más que es el análisis de Trotsky sobre el fascismo que ha sido respetado y reconocido por gente que viene de otras corrientes como Poulantzas. También su visión sobre la Guerra Civil de España, aún con las limitaciones que se pueden señalar, es otro aspecto importante para rescatar.

Por otro lado, el legado de Trotsky es el del socialismo y del clasismo, señalo esto porque al trotskismo y al marxismo radical le cuesta mucho leer el mundo actual, creo que la lucha de clases conserva una gran vigencia y hay que animarse a pensarlo con categorías diferentes a lo que puede haber sido la época de Trotsky o épocas más clásicas en las cuales el modelo es el obrero de la época fordista. Hoy estamos en una coyuntura más compleja y, a veces, me parece que al marxismo radical le cuesta repensar eso sin tirar el legado. Si hubiera un tema que tuviera que cerrar todo esto y que tiene que ver con Trotsky pero también con toda la historia del socialismo, es que la gran asignatura pendiente al día de hoy sigue siendo la democracia de base, la democracia obrera que a mi manera de ver hasta ahora es solo un proyecto.

El consejismo y la Revolución rusa, así como otras experiencias que hubo, son muy rescatables como experiencias históricas, pero hasta ahora no se ha logrado plasmar una democracia obrera y esa es la gran cuestión pendiente. No me convence ningún argumento que se haya dado diciendo que no es racional la economía socialista, pero sí el gran tema pendiente es que no se ha logrado montar una democracia de masas, incluso no se ha logrado derrocar por medios revolucionarios un sistema democrático burgués. Esa es la gran cuestión, cómo se reparte el poder.

Manuel Martínez: Creo que hay que tener en este momento una lectura que rompa con cualquier dogmatismo, reivindico la figura de Trotsky así como de otros revolucionarios como Lenin o Rosa Luxemburgo, del siglo XX. Reivindicamos procesos revolucionarios que incluso no tienen mucho que ver con los postulados clásicos de la revolución, el aporte de la Revolución china, por ejemplo, más allá de los cuestionamientos que se le puedan hacer a su líder Mao Tse Tung. El aporte de la guerra de guerrillas o la guerra popular, que son elementos que aparecen en el siglo XX.

Creo que Trotsky de alguna manera también fue así, aunque no hacía concesiones, pero al mismo tiempo tenía la capacidad de ver la diversidad de los procesos de la lucha de clases a escala mundial. Por ejemplo, el hecho de que haya terminado en México y que desde allí haya desarrollado una idea sobre Latinoamérica es un elemento importantísimo que rompe con lo que después va a ser el estalinismo que va a imponer una línea política para Latinoamérica, a tal punto que van a considerar que Mariátegui es un pequeñoburgués.

Trotsky no busca imponer ninguna línea, busca comprender la peculiaridad latinoamericana y creo que en ese sentido también hay que reivindicarlo.


jueves, 9 de abril de 2015

RECUERDO DE ALBERTO FLORES GALINDO, TITO (1949-1990)




Manuel Martínez

A principios de los años 80, quien escribe estas líneas conoció al gran historiador peruano Alberto Flores Galindo. No recuerdo la fecha exacta, pero sí que la cita –gestionada por la ahora historiadora Carlota Casalino– se concretó en el Café Roma, en la Plaza San Martín de Lima. Tito –como lo llamaban sus amigos/as– me trató desde el primer momento como si nos conociéramos desde hacía tiempo. No me sorprendí; sabía que era así, muy amable, sencillo y profundo. Él, por entonces, ya era un renombrado profesor, ensayista y periodista, un académico no academicista, un militante no partidarizado de la causa por el socialismo.

Había egresado de la carrera de Historia de la Pontificia Universidad Católica del Perú a los 22 años. Su tesis, calificada como sobresaliente, contenía una exhaustiva investigación sobre el proletariado minero del centro del país: en 1974 fue publicada por esa casa de estudios con el título Los mineros de la Cerro de Pasco 1900-1930 (un intento de caracterización social). Venía también de la Ecole des Hautes Etudes en Sciences Sociales de París, a la que asistió como becario para continuar su formación. Allí amplió su mirada del marxismo, cuestionando la visión determinista y economicista, empapándose de los trabajos de la Escuela de los Annales y estudiando con Romano Ruggiero, Robert Paris, Pierre Vilar y Jean-Pierre Vernant, como lo señala muy bien Osmar Gonzales (Memoria 108, México, febrero de 1998).

Recuerdo que en aquella cita, además de intercambiar sobre las vicisitudes de la izquierda peruana, compartiendo críticas a la disputa inter-izquierdista que tendría lamentables consecuencias, el tema que más tratamos fue el impacto que había tenido la publicación de La agonía de Mariátegui (la polémica con la Komintern) (Desco, Centro de Estudios y Promoción del Desarrollo, Lima, 1980). Ese libro extraordinario, en el que escudriña con notable rigurosidad el pensamiento del Amauta, y a mi juicio –modestamente– el mejor trabajo que se escribió hasta ahora sobre el derrotero del autor de los 7 Ensayos…, no había caído bien en cierta “ortodoxia marxista”. Tito se quejó por ello, señalando que quienes denostaron a Mariátegui desde su temprana muerte, ya sea por su “heterodoxia” o por su singular “interpretación de la realidad peruana”, distantes ambas de la inflexible “ortodoxia comunista” de los años 30 del siglo pasado, y que luego, décadas después lo reivindicaron a su manera, pretendían que se borrara de la historia –o a lo sumo que se “matizara”– el enorme desencuentro entre el fundador del socialismo peruano y la Komintern. Sin embargo, sin duda alguna y felizmente, ese desencuentro había desbrozado el camino para pensar-proyectar-concretar una alternativa socialista “indoamericana”, con “nuestro propio lenguaje”, es decir como creación propia. En La agonía…Tito sostiene que el pensamiento de Mariátegui es el resultado de la confluencia de su descubrimiento del mundo andino y de su propia comprensión del marxismo: una realidad singular en la que perviven por siglos comunidades, tradiciones y utopías, por un lado, y una teoría militante que propone superar la infamia del capitalismo en un sentido socialista, por el otro. En esa confluencia, que invita a la “creación heroica”, emerge la tensión-conflicto entre socialismo y nación. Gran aporte y gran legado, pero también enorme desafío para quienes estamos empeñados en construir una alternativa de liberación social.

Volví a reunirme con Tito años después, en el Cusco. Intercambiamos mucho, caminamos por calles y plazas, tomamos innumerables cafés. Pude conocerlo mejor y ratificar su bonhomía. Estaba muy lejos de los pedantes de la academia: era uno de los mayores intelectuales del Perú, de aquella Generación del 68, pero nunca perdió su humildad porque seguía buscando conocer más y más la realidad peruana, en cada rincón, en cada acontecimiento de la lucha de clases. Estaba preocupado por la guerra interna, tratando de explicarse –lejos de cualquier visión liberal o moralista– el crecimiento de la violencia y el porqué de la horadación que producía Sendero Luminoso en la multiforme sociedad peruana. Discutiendo sobre esto, me recomendó la lectura de su libro Aristocracia y Plebe: Lima 1760-1830 (Estructura de clases y sociedad colonial) (Mosca Azul, Lima, 1984), seguramente para enriquecer la mirada de ese presente con algo más que un repaso de sus antecedentes históricos. Sin embargo, claramente, ya estaba empeñado en la que se considera su obra cumbre: Buscando un Inca/Identidad y utopía en los Andes (Instituto de Apoyo Agrario, Lima, 1987). Este libro –premiado por la Casa de las Américas– condensa una pormenorizada investigación sobre la gestación y el recorrido de la “utopía andina” desde la invasión europea del siglo XVI hasta el siglo XX, que –según anota el historiador José Luis Rénique– está “en el trasfondo de los movimientos rurales andinos”. Fue criticado desde la propia izquierda, mucho más que La agonía…, ya que la pervivencia de esa “utopía” era cuestionada por una visión “modernista” que prácticamente la disolvía: “el mito del Inkarri”[1] –según sus críticos– había sido desplazado por “el mito del progreso”. El debate, iniciado por el antropólogo Carlos Iván Degregori (1945-2011), de la revista El Zorro de Abajo, quedó lamentablemente inconcluso, debido a que Tito quedó postrado por una enfermedad terminal que le quitó la vida en marzo de 1990. No está demás, sin embargo, apelar a los textos intercambiaron ambos autores hacia fines de los años 80. Con posiciones contrapuestas, esos textos siguen aportando al conocimiento de la complejidad del mundo andino, a las vicisitudes de su sometimiento al capitalismo colonial, no sólo desde el punto de vista político-económico sino también desde el ángulo visual cultural y subjetivo.

El 14 de diciembre de 1989, Tito escribió una carta de despedida que tituló: Reencontremos la dimensión utópica. En ella agradeció el apoyo económico brindado por sus amigos para poder tratarse en Estados Unidos. El Seguro Social del Perú, durante 10 meses, no había habilitado el tratamiento que requería. Él, a pesar de sus limitaciones físicas, logró transmitir sus sentimientos ayudado por su compañera Cecilia Rivera. El título mismo de su carta-testamento es toda una interpelación a la izquierda. Repasó su recorrido:

Aunque muchos de mis amigos ya no piensen como antes, yo, por el contrario, pienso que todavía siguen vigentes los ideales que originaron al socialismo: la justicia, la libertad, los hombres. Sigue vigente la degradación y destrucción a que nos condena el capitalismo, pero también el rechazo a convertirnos en la réplica de un suburbio norteamericano. En otros países el socialismo ha sido debilitado; aquí, como proyecto y realización, podría seguir teniendo futuro, si somos capaces de volverlo a pensar, de imaginar otros contenidos.

E incluyó un mensaje a las nuevas generaciones que tiene enorme vigencia:

No creo que haya que entusiasmar a los jóvenes con lo que ha sido nuestra generación. Todo lo contrario. Tal vez exagero. Pero el pensamiento crítico debe ejercerse sobre nosotros. Creo que algunos jóvenes, de cierta clase media, tienen un excesivo respeto por nosotros. No me excluyo de estas críticas, todo lo contrario. Ha ocurrido sin discutirse, pensarse y menos, interrogarse. Espero que los jóvenes recuperen la capacidad de indignación.

Sus Obras Completas han sido editadas en siete tomos por SUR Casa de Estudios por el Socialismo –que él fundó–. Esta es la remembranza de un amigo y discípulo.



[1] Inkarri sería Túpac Amaru I, martirizado y decapitado en 1572 por orden el virrey Toledo en la Plaza del Cusco, donde se enterró su cabeza. El mito consiste en que su cabeza está viva y que su cuerpo está creciendo para volver y restaurar un nuevo orden. Este mito subyacente habría motivado también el gran apoyo que tuvo la revolución liderada por Túpac Amaru II en 1780.