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lunes, 14 de agosto de 2017

CLASES SOCIALES, LUCHA DE CLASES Y ENEMIGOS DE CLASE




Por Diario UNO el agosto 12, 2017
Juan Diego Motta

El fin de semana se difundieron dos reportajes televisivos sobre la huelga del magisterio y la crisis que afronta este sector, seguidos de una entrevista al Ministro del Interior disertando sobre la situación de la educación. Que desde la cartera del Interior se salga a dar la cara por el gobierno en un tema educativo y de derechos laborales no debería pasar inadvertido. Es el fracaso de una política tecnocrática y la emergencia de las soluciones cortoplacistas y punitivas.

LA HUELGA Y SUS RAZONES

El gran capital internacional requiere del Perú mano de obra barata, es decir, de baja calificación, no necesita que todos los peruanos tengamos acceso a una educación de calidad. Por ello el modelo neoliberal dictamina al gobierno peruano que la inversión en educación en porcentaje de PBI sea de las más bajas de la región (solo superamos a República Dominicana, y la tan criticada economía venezolana casi nos duplica).

Hay una pérdida de la capacidad adquisitiva en las remuneraciones docentes que no se revierte desde 1975 y existe una política de precarización en los empleos (reducción de costos laborales). El 2000 los docentes contratados eran el 6,6%, el 2011, el 18.4% y el 2015, el 29.8%.

Frente a esta situación miles de maestros están en huelga. Y el gobierno viene con el cuento, por enésima vez, de que los problemas no son tales y que todo se reduce a un grupo de terroristas manipulando las puras e ingenuas almas de los maestros.

LA DERECHA Y SUS PASIONES

Una de las notas periodísticas intentaba afirmar estas ideas a través del “gran descubrimiento” de que una ex dirigente, profesora y ahora asesora de un congresista del FA es de izquierda y apoya la huelga de sus colegas. El periodista mostraba una intervención de la docente frente a los maestros en huelga donde esta llama a la derecha “enemigo de clase”. A paso seguido el reportero sentenciaba que “no fue solo un discurso informativo” ¡Horror! … Pregunto ¿por qué tendría que ser solo informativo? Mientras la ley no lo impida cualquier peruano tiene el derecho a expresarse, más aún en el caso de una profesora o de un congresista que cumplen funciones formativas o deliberativas, su deber es dar opinión.

Luego el hombre de prensa señalaba que “fue un discurso duro y radical congelado en el tiempo” y preguntaba a la maestra “¿quiénes son los enemigos de clase del magisterio?” A lo que aquella replicaba que se estaba sacando la frase de contexto y en última instancia se sobreentiende a qué se refería. Pero el periodista insistía una y otra vez.

Más adelante el Ministro del Interior también intervenía sobre la bendita frase: “Lo de enemigo de clase va más allá de lo sindical” y se espantaba diciendo “acá estamos hablando de lo político e ideológico”. Pero no solo eso, un editorial de El Comercio se sumaba al cargamontón añadiendo “El problema deriva del contexto ideológico que supone la expresión ‘enemigo de clase’. A saber, el de la lucha de clases que propugna el marxismo-leninismo”. ¡A, carambas! ¿No se suponía que ya no existen las “ideologías”? A cien años de la Revolución Rusa parece que el fantasma del socialismo sigue apasionando a la derecha.

REALIDAD E IDEOLOGÍA

Dejémonos de hipocresías. Más allá de la forma como se contesta a un linchamiento mediático, el tema no es una frase fuera de contexto. El tema es si hay o no clases sociales, si hay o no (a este paso habrá que decirlo persignándonos antes 7 veces) lucha de clases y por tanto enemigos de clase. De acuerdo a un informe de OXFAM de enero de 2016 “el 1% más rico de la población mundial posee más riqueza que el 99% restante de las personas del planeta”. Por si eso no fuera poco apenas hace un año el Fondo Monetario Internacional publicó un informe en el que se admite que el neoliberalismo “en lugar de promover el crecimiento” lo que ha hecho es que “aumente la desigualdad”. Mientras una muestra del 2012 sobre los ingresos entre generaciones daba cuenta que el Perú encabezaba el ranking mundial de los habitantes con más altas posibilidades de seguir siendo pobres si nacen pobres, etc.

El estadounidense Warren Buffett, uno de los hombres más ricos del mundo, habría señalado en un arrebato de honestidad o en una meditada frase para la antología de la hipocresía, lo absurdo que resultaba que él como capitalista pagase solo el 19% de impuestos (impuesto a la renta), mientras que su secretaria como trabajadora pagase el 33% (impuesto al trabajo), añadiendo: “¿Es esto justo? ¿Es esto correcto? Claro que hay una lucha de clases, pero es mi clase, la clase de los ricos, la que está librando esta guerra… Y la estamos ganando”. Si la lucha de clases es vigente, la lucha por acabar con la sociedad de clases, por acabar con la explotación del hombre por el hombre, también lo es. En ese sentido, la frase de la maestra es, nos guste o no, real. ¿De qué se espantan tanto?

IDEOLOGÍA Y FALSA CONCIENCIA

Lo que hacen los periodistas de derecha es negar cualquier alternativa crítica al sistema tachándola de “ideología”, y equiparando a esta como un anticuado artefacto de un pasado carente de libertad. Sin embargo lo que expresa la derecha es justamente una ideología, y una muy represiva:“la ideología post ideológica” o “la ideología perfecta”, pues se presenta como la negación de las ideologías, es invisible.

Recordemos que Marx no era amigo del término ideología. Para él la ideología era la falsa conciencia, la visión de un mundo desgarrado, una forma de vida marcada por el fetiche de la mercancía. Es decir un mundo donde todo tiene precio, los afectos, las personas, los principios, la vida.

Lo que la derecha repite es ideología. Lo que hacemos los que denunciamos y buscamos transformar este injusto orden de cosas no es ideología, es descorrer el velo, ver la realidad y actuar en consecuencia. Ser conscientes de nuestra naturaleza humana. Justamente lo que el Ministro del Interior no puede hacer porque vive en un mundo artificial, como cuando termina su entrevista sobre los maestros, rematando como Sheriff en el viejo oeste: “nosotros no vamos a conversar con esta gente (…) tengo la impresión de que están débiles”. Bueno, pues, el ministro va a tener que tragarse todas sus palabras, porque los huelguistas siguen fuertes y han obligado a dialogar a PPK.¡




viernes, 2 de octubre de 2015

DIEGO MOTTA: SE VIENEN NUEVOS TIEMPOS


ESTE 4 de Octubre: ¡TODOS SOMOS EL FRENTE AMPLIO!
Publicado: hace 23 horas


Este domingo 4 de octubre realizamos las elecciones ciudadanas del Frente Amplio. Es una decisión política y autónoma acordada en el Congreso del FA el 18 y 19 de julio ante 600 delegados, de los cuales más de 400 eran plenos. 

Hay un miedo general a estas elecciones. No se quiere que la gente decida, se quiere que las cúpulas manejen todo. Los opinólogos como Mr. Levitsky y los repetidores de los opinólogos no faltan para deslegitimar el proceso. Antes nadie quería elecciones libres, hablaban de candidatos naturales y hasta pretextaban que no había tiempo. Hoy que nuestro proceso político avanza en todo el Perú, recién empiezan hablar de elecciones primarias. Muy bien, saludamos el sentido de la oportunidad de algunos, nuestro ejemplo se ha propagado, no podemos si no estar contentos. 

Nosotros como Partido Pueblo Unido buscamos que la fecha de las elecciones sea luego, pero el Congreso y el Consejo Nacional definieron otra cosa. Nosotros somos respetuosos de los acuerdos. Nuestra elecciones no solo están dentro del marco de la legalidad si no avaladas por la constitución, por ejemplo: Art. 2 de la constitución: "Toda persona tiene derecho... 24. A la libertad y a la seguridad personales. En consecuencia: a. Nadie está obligado a hacer lo que la ley no manda, ni impedido de hacer lo que ella no prohíbe". Nadie nos prohíbe hacer nuestro proceso político de cara a la gente, y así lo haremos. Hay quienes critican esto, y sin embargo nunca han hecho algo similar en sus organizaciones, donde pastan dinosaurios y se niega a la juventud el rol que por mérito en sus luchas merecen.

Nosotros confiamos. Lo que la democracia del pueblo decida, deberá luego ser ingresado ante los organismos electorales de la democracia legal. Ese es el acuerdo político dentro del FA y estamos seguros se cumplirá, pues confiamos en el pueblo y el pueblo no dejará que su voto se vea burlado.
Se vienen nuevos tiempos. Se me ocurre explicárselos en tres tiempos:

Tiempo 1:
Porque la izquierda no le pertenece a un partido, un grupo de intelectuales o los dirigentes de siempre, le pertenece al pueblo que está a la izquierda, al que se la juega todos los días. Por eso el FA ha planteado desde siempre elecciones primarias y ahora estas serán abiertas a la ciudadanía. Lo que el pueblo decide se hace.

Tiempo 2:
Porque la unidad no es propiedad de nadie -entendámoslo: no es un fetiche, ni arma arrojadiza-, la unidad se logra en las calles construyendo organización con el pueblo que lucha. Por eso el Partido Pueblo Unido desde el FA plantea la unidad con todos a excepción de aquellos a los que el pueblo ha vetado por su conducta traidora, nunca con los que desde el Estado prefirieron defender el modelo neoliberal antes que al pueblo, algunos incluso masacrando.

Tiempo 3:
Porque la renovación en la política es tarea urgente, pero a condición de no convertirla en un nuevo fetiche. No se trata solo de rostros jóvenes, necesitamos de lo nuevo y lo nuevo es lo que rompe con lo caduco. Necesitamos de jóvenes y viejos con ideas nuevas, capaces de arriesgar, sin el temor egoísta del cálculo o de los arreglos bajo la mesa. Por eso desde el Partido Pueblo Unido planteamos que toda decisión de alianzas debe ser consultada a bases y toda elección de representantes, incluyendo al resto de la plancha presidencial y congresistas debe ser también con un proceso de elecciones ciudadanas y abiertas. ¡No tengamos miedo al pueblo!

¿Lo ven? son nuevos tiempos. ¡Construyamos el Frente Amplio!

Diego Motta
Partido Pueblo Unido
Frente Amplio 


lunes, 19 de enero de 2015

DIEGO MOTTA : EL TRABAJO HA VUELTO ( 08/01/15)



EL TRABAJO HA VUELTO la Ley Pulpín lo trae
“Considerando que existen condiciones de trabajo que entrañan tal grado de injusticia, miseria y privaciones para gran número de seres humanos, que el descontento causado constituye una amenaza para la paz y armonía universales…” Preámbulo de la Constitución de la Organización Internacional del Trabajo, 1919 “La fiesta de los ricos es la miseria de los pobres” Pinta en un mural del Centro de Lima luego de las movilizaciones juveniles.
Diego Motta. Partido Pueblo Unido - Frente Amplio


PUBLICADO: 2015-01-08

El trabajo no ha muerto. Las últimas movilizaciones protagonizadas por un germinal movimiento juvenil no solo han demostrado una inusitada potencia en este sector etario. Superada la emoción con que algunos “pulpinólogos” se impresionan -hablaré sobre eso en otra ocasión-, queda poner atención en la maduración paulatina de las reivindicaciones. No solo se trata del régimen laboral juvenil, es la política laboral del país la que empieza a ser cuestionada. El trabajo ha vuelto.

La tesis del fin del trabajo que penetró de una u otra manera en todos los rincones de la sociedad -incluyendo sectores de la izquierda- a través de los medios era sencilla. Ante el desarrollo tecnológico de los nuevos procesos productivos impulsados por la competitividad en un mundo globalizado, ocurrirá una inevitable reducción estructural del empleo (Jeremy Rifkin). Eso -sobre todo en sociedades dependientes como la nuestra- se expresa en una deshumanizante pelea por un puesto de empleo que apela al individualismo más amoral, azuzado por el “afuera hay una cola de personas esperando por tu puesto”. No obstante, lo que no decían los teóricos del fin del trabajo y de la clase obrera, es que actualmente se trabaja más horas y en condiciones más precarias. ¿Dónde está el fin del trabajo?, ¿dónde el fin de la contradicción capital-trabajo? La cuestión del trabajo sigue siendo vigente.

¿ALGUNA VEZ SE FUE EL TRABAJO?

No. Sin embargo la pérdida de su centralidad a nivel de las manifestaciones clásicas de la acción sindical en los años de neoliberalismo, era asumido así por muchos intelectuales post modernos y no pocas veces por el sindicalismo post clasista que abandonó cualquier vieja expectativa de vocación de poder y se dedicó, en el mejor de los casos, a reclamar por salarios. Sindicalismo ventral guiado por viejas dirigencias especializadas en asegurar su propia supervivencia y contemplar el lento pero sostenido avance de sus vientres, conformaba solo el coro monótono de la tragedia: la cuestión del trabajo era una postal de viejas épocas, las luchas laborales y el sindicalismo una cuestión de hombres mayores de 50 años.

Ahora, así de rápido como fue abandonada la tesis de la contradicción principal entre trabajo y capital, hoy eso parece revertirse como por acto de magia. Todos quieren ser dirigentes obreros -o mejor, sus voceros-, pugnan por ser entrevistados en RPP y hasta los columnistas de La República desempolvan a Marx y pontifican sobre lo determinante que es la condición de trabajador para el comportamiento político del ciudadano. Y ciertamente lo es, a tal punto que el desastre de la política en nuestro país está también determinado por el desastre del mundo laboral y el abandono de este por buena parte de la izquierda.

LA IZQUIERDA Y EL TRABAJO

La incapacidad de la izquierda tradicional de forjar una alternativa al neoliberalismo, tiene su origen en su insolvencia para pensar con cabeza propia y su falta de amor propio. En buena medida en el abandono patético del asunto del trabajo -así como antes se le absolutizó-, para abrazar otros tópicos (ecología, pueblos originarios, género, democracia) no por un proceso reflexivo válido y necesario, si no por mero agasajo a lo que está en boga, a lo que recibe financiamiento. La bancarrota de la vieja izquierda radica también en la indiferencia ante la cuestión del trabajo, la sumisión de su política a los imperativos de la gobernabilidad (en palabras de Antonio Baylos citando a Bruno Trentin respecto a la izquierda europea).

Y no se trata aquí de pretender desandar en el tiempo y negar la impronta de las luchas por la defensa del territorio, los recursos naturales, el medio ambiente, etc., y subordinarlas a la cuestión del trabajo. No. Solo pretendemos anotar: Primero, la vigencia de la cuestión laboral, más allá de la coyuntura de la Ley N° 30288. Segundo, la infertilidad teórica de la vieja izquierda (vejez no en sentido etario, si no como lo caduco) que la hace girar hacia donde sopla el viento y su incapacidad para poder ser dirección de algo más que de sus ansias. Tercero, la responsabilidad histórica de los nuevos liderazgos por comportarse como tales.

EL TRABAJO Y EL FUTURO

Es el momento para exigir la revisión y derogatoria de todos los regímenes laborales especiales violatorios de los derechos laborales, así como la elaboración y aprobación de una Nueva Ley General del Trabajo, expresión de un amplio debate con participación de la sociedad civil, incluidas las organizaciones sociales movilizadas: sindicatos, estudiantes y organizaciones territoriales (las zonas). Es la oportunidad para el surgimiento de una nueva alternativa que surja del pueblo que está a la izquierda y que no se siente identificado por la vieja izquierda y menos por la derecha. Hacia esto último toda nuestra atención.

Carabayllo 07.01.15