Mostrando entradas con la etiqueta Consenso como trampa. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Consenso como trampa. Mostrar todas las entradas

lunes, 8 de mayo de 2023

EL AGOTAMIENTO DE LA LÓGICA DEL CONSENSO EN EL PERÚ Y LA BÚSQUEDA DE UNA POLÍTICA EMANCIPADORA

 


Considero que si se quiere explicar la "pasividad" de Lima en el contexto de las protestas recientes no podemos circunscribirnos solamente a un tipo de explicación (entiendo que detrás de cada una de ellas hay un posicionamiento político particular), debido a la complejidad de las relaciones de fuerzas y dinámicas en juego.

Tanto las menciones a la responsabilidad de Castillo, a las limitaciones de su gobierno, a las fallas estratégicas en la política de los sectores movilizados, como a la falta de presencia de la izquierda en los territorios urbanos o a la "alienación" de Lima (cosa que explica todo y nada al mismo tiempo y que genera una división bastante impotente, distante y cuestionable entre conscientes y no conscientes), quedan bastante cortas si es que no tomamos en cuenta los siguientes elementos:

1) Las elecciones 2021 fueron más que una simple elección, ya que en esa coyuntura las clases dominantes desarrollaron los antagonismos de tal manera que produjeron no sólo divisiones al interior de los movimientos progresistas y antifujimoristas, sino también divisiones en los sectores populares y medios. En ese sentido, la campaña de terruqueo, anticomunista, de movilización y politización del miedo y de la agresividad no fueron sólo tácticas de campaña, sino estrategias de una determinada forma de politizar el campo social desde arriba que sirvieron y vienen sirviendo como mecanismos de aseguramiento de los privilegios de las élites ante una "amenaza" que en la práctica no logró cuestionar dichos privilegios en lo más mínimo. 

2) Ese ejercicio de poder se desarrolla en un determinado momento de la composición de fuerzas donde a nivel de las clases dominantes se ha profundizado el desplazamiento de la lógica de consenso liberal expresada en la idea de "piloto automático" (qué no es tan automático si consideramos las operaciones políticas que suponen a nivel de distintas instancias estatales como el MEF, BCR, etc.) hacia una lógica de corte autoritaria con tintes fascistas. Ambos polos estaban contenidos en la forma de dominación ejercida desde arriba en los gobiernos post-Fujimori (tornándose más explícita la lógica fascista en contextos de conflicto social), pero desde hace unos años asistimos al agotamiento de la lógica de consenso. En ese contexto, y como producto de dicho agotamiento, deben ser estudiadas y entendidas las nuevas derechas, así como el incremento de la agresividad y la crueldad de la violencia estatal.

3) Esta composición de fuerzas se nutre de las múltiples matrices de desigualdad que configuran nuestra singular configuración nacional y donde el racismo y la colonialidad son elementos importantes, no como estructuras omniexplicativas, sino como estructuras que se actualizan y reproducen en cada coyuntura, en cada momento político y en cada interacción social.

4) Ese tipo de dinámicas están asociadas a la lógica de acumulación del capital a través de la guerra como elemento constitutivo del mismo. No una guerra en su acepción interestatal, sino una guerra al interior de las poblaciones, una guerra contra las poblaciones que toma distintas formas en contextos urbanos y rurales. La dominación no puede ser entendida desde una pacificación del poder ni desligarse de esta lógica de guerra. Y es en esta dinámica de guerras y acumulación de capital donde también debemos inscribir el agotamiento de la lógica de consenso. Sólo desde ahí podremos también entender el incremento de la brutal respuesta de las fuerzas del orden en contextos de protesta, no como el accionar de malos elementos, sino como una política sistemática de violencia estatal y guerras del capital.

5) Esta lógica de guerra tiene su correlato a nivel social en la cosificación de las relaciones sociales y en una forma necropolítica de entender el lazo social. Sólo desde esas coordenadas podemos ver como parte de una misma dinámica, la confiscación de los cadáveres de parte de las clínicas durante la pandemia para que los familiares paguen las facturas pendientes, el desprecio por la vida durante el mismo contexto (la pandemia como acelerador de la necropolítica) y las violencias estatales que asesinan a los cuerpos rebeldes y racializados.

6) Pero la guerra, en los términos planteados, no sólo significa la aniquilación de los cuerpos, sino también el dominio y control sobre la vida. En ese sentido, hay todo un ejercicio biopolítico y subjetivo de control de la vida a través de distintos mecanismos como la deuda, la precarización del trabajo, el extractivismo, la acumulación por desposesión, la lógica de competencia exacerbada en el hacerse empresario de sí mismo, etc.

 


Al constatar todos esos elementos tendríamos que pensar en cómo desactivar esas tendencias. Una práctica política emancipadora, es cierto que debe buscar mejores condiciones para las luchas, pero no puede reducir su accionar a contener las tendencias estructurales de colapso social. Es cierto que nuevas elecciones y asamblea constituyente ayudan a poner nuevas condiciones en el escenario político, pero lo único que harían sería contener esas tendencias estructurales. ¿Qué hacer y cómo hacer? No lo tengo claro la verdad, pero sí tengo la intuición de que requerimos respuestas colectivas que se asienten en la materialidad de las relaciones sociales y hagan frente a la política del capital en los territorios y cuerpos, no sólo en su estructura estatal. 

Quizás ahí radica la diferencia entre Lima y otras zonas del país en cuanto a politización. La politización en Lima, desde los 90s (salvo algunas excepciones puntuales y locales), ha estado desvinculada de la materialidad de las relaciones sociales, de la vida cotidiana y centrada más en la esfera pública, en las redes sociales y en contextos electorales. Mientras que en algunas zonas del país se ha hecho frente a las dinámicas extractivistas del capital en distintos momentos y desde espacios de socialización como por ejemplo las comunidades campesinas que, con todas sus limitaciones y defectos, están más vinculadas a la reproducción de la vida misma de la población rural. ¿En Lima qué organizaciones sociales tenemos que estén insertas en la vida cotidiana de las personas desde las cuales plantear resistencias a las políticas estatales y del capital? Los sindicatos, organizaciones vecinales, de base, etc. desde principios de los 90s han perdido fuerza y quizás se explique en esa falta de inserción en la vida misma, pero también por el hecho de que las mutaciones del capital y del trabajo en las últimas décadas han significado cambios radicales en los procesos de socialización que rompieron la eficacia de las experimentaciones políticas y sociales desarrolladas en el campo popular desde mediados del siglo XX. Quizás haya que empezar a buscar respuestas tanto desde nuevas coordenadas como desde los aprendizajes de las potencias colectivas ya desplegadas en un pasado reciente, así como desde las que están latentes en el campo social en tiempo presente para romper la impotencia política como signo de nuestro tiempo.

08 mayo 2023

Eric Torres

viernes, 20 de noviembre de 2020

LA CONVENCIÓN CONSTITUCIONAL ES UNA TRAMPA

 


Por werken rojo

9 noviembre, 2020

 

por Celso Calfullan

El acuerdo al que llegaron Chile Vamos, la ex Concertación y el Frente Amplio desde un principio fue elaborado como una trampa para que el pueblo no pueda realmente participar y solo lo pueda hacer formalmente.

Toda la casta política quería frenar la posibilidad que los que salieron a las calles durante la revuelta popular pudieran llevar a cabo los cambios que requiere este país. En lo primero que pensaron para ponerse de acuerdo fue precisamente en cuál era la mejor forma para frenar las demandas que tiene el pueblo.

Uno de los principales puntos del acuerdo fue que todas las normas deben ser aprobadas por dos tercios de los integrantes de la Convención Constitucional, en lo concreto esto significa que un tercio de los integrantes tiene derecho a veto, este poder de veto fue entregado conscientemente a la derecha pinochetista, por parte de los partidos de la ex Concertación y el Frente Amplio, esto no fue un error o una ingenuidad por parte de estos partidos, sino que lo realizaron conscientemente.

Esto nos demuestra que tanto la ex Concertación, como el Frente Amplio no tienen la menor intención de realizar los cambios que el pueblo está exigiendo en todo este último año y por eso acordaron el quorum de los dos tercios, para luego usar esto como excusa para no realizar los cambios, el quorum de los dos tercios es completamente antidemocrático por donde se lo mire. Por otro lado ni siquiera pueden decir que fueron presionados o usar el tema del temor a la dictadura, como lo hicieron a fines de los años ochenta.

La Convención Constitucional no cumple las reglas básicas de la democracia como ellos mismos la definen, donde supuestamente la mayoría define los cambios que se requieren en esta sociedad.

Esto nos viene a confirmar una vez más el carácter poco democrático que tenemos en Chile, desde la dictadura hasta nuestros días, donde la derecha siempre ha tenido derecho a veto con apenas un tercio de los votos y que nos ha llevado a las situación de crisis que tenemos ahora, porque realmente las mayorías nunca han sido tomadas en cuenta en los últimos 30 años.

Por esto mismo es fundamental seguir denunciando la trampa llamada Convención Constitucional por antidemocrática y porque será poco representativa de los anhelos que tienen las grandes mayorías en Chile.

Además de lo anterior, hay que mencionar que los candidatos independientes están en completo desmedro con respecto a los partidos, la cancha está completamente inclinada en favor de los partidos que llevaron a cabo este acuerdo, finalmente todo muy conveniente para ellos por supuesto.

Pero a pesar de estas limitaciones igual hay que intentar presentar candidatos realmente independientes que no obedezcan a los intereses de los partidos que han defendido este sistema en los últimos 30 años, ellos siempre han estado muy cómodos con la constitución que heredaron de la dictadura y si no hubiera sido por las grandes movilizaciones y la revuelta de octubre 2019, jamás hubiéramos tenido un plebiscito para saber si queríamos o no una nueva constitución.

Pero está claro que no podemos tener ninguna confianza en un sistema ideado por la casta política para escribir una nueva constitución, esta no puede ser acordada y negociada en una convención constitucional antidemocrática, por eso mismo tenemos que seguir exigiendo una verdadera Asamblea Constituyente, donde participen las organizaciones sociales y comunales realmente representativas de los sectores populares que han luchado por realizar los cambios que el pueblo requiere para tener una vida relativamente digna y no como ocurre ahora.

La lucha por una Asamblea Constituyente debe seguir siendo central en el próximo periodo que se nos avecina, junto con la necesidad de impulsar también la lucha por tener un gobierno de los trabajadores.

Celso Calfullan.

Fuente: https://werkenrojo.cl/la-convencion-constitucional-es-una-trampa/

 

MAYORÍA IMPEDIDA DE APROBAR NUEVA CONSTITUCIÓN

Articulista

por Felipe Portales

Esto es lo que significa, en definitiva, el antidemocrático quórum de los dos tercios, impuesto por algunos parlamentarios (y ni siquiera debatido al interior de los partidos, ni menos con las organizaciones sociales) a través del funesto y engañoso acuerdo del 15 de noviembre del año pasado. En efecto, dicho quórum le permitirá a la minoritaria derecha –que siempre ha obtenido desde 1990, y lejos, más de un tercio de los congresales electos- vetar cualquier texto constitucional que le incomode. Y si a ella le retrucan con otro veto, quedará muy contenta con la mantención de la actual Constitución que, no nos olvidemos, fue impuesta por Pinochet en los 80, y asumida por Lagos y todos sus ministros, con algunas reformas, en 2005, como “una Constitución democrática que ya no divide a los chilenos” (Ver “El Mercurio”; 18-9-2005).

Es lo que reconoció descarnadamente Pablo Longueira ante el Consejo Ampliado de la UDI –en una intervención que se ha filtrado profusamente por video- cuando buscó calmar la ansiedad que muchos en su partido tenían frente al inminente triunfo del “Apruebo” en el plebiscito pasado, ya que creían que la mayoritaria centro-izquierda podría aprobar en la Convención Constitucional, luego de ello, una Constitución que sentase las bases para sustituir el “modelo chileno”.

Obviamente, ante la opinión pública se presenta tal acuerdo por parte de sus suscriptores fundamentado en que una Constitución es demasiado importante como para dejarla simplemente a cargo de una “mayoría circunstancial”. Pero lo que ocultan es que con ese quórum le están dejando el poder para hacerla o dejarla como está, a una “minoría permanente”, rompiendo además las bases fundamentales de la lógica, las matemáticas y el sentido común, ¡al hacer equivalente un tercio a dos tercios!

La falacia de dicho argumento se hace evidente también cuando se emplea mañosamente el ejemplo de Sudáfrica, al señalar que allí se estableció el quórum de dos tercios. Pero, ¡lo que no se dice y se oculta!, es que en dicho país se colocó efectivamente en primera instancia dicho quórum, pero siempre dejando la facultad de que la mayoría accediese a un plebiscito dirimente para que el pueblo (el real soberano en una democracia) decidiese finalmente si ratificaba los textos mayoritarios de la Asamblea o los minoritarios. Esto no tiene nada que ver con la imposición del 15 de noviembre. Así, por ejemplo, si el 65% de la Convención futura desea que el agua sea un bien de uso público que solo puede concesionarse administrativamente a privados, ¡no podrá establecerlo si el 35% no lo quiere! Y tampoco podrá reponer aquella disyuntiva en el famoso “plebiscito de salida” en que se aprobará o rechazará todo en bloque. Concebir que este procedimiento es democrático es sencillamente grotesco.

Y también se arguye mañosamente que esto es lo que ratificó cerca del 80% del electorado en el plebiscito. Esto es otro gigantesco sofisma, porque es claro que la inmensa mayoría de la población no tenía idea de esta profunda limitación democrática que CONTENÍA AMBAS DISYUNTIVAS PLEBISCITARIAS; y aunque lo hubiese sabido, no tenía opción al respecto. Esto es, se escogía “apruebo o “rechazo”; y “convención mixta constitucional” o “convención constitucional”; ¡pero no se escogía “quórum de dos tercios” o “quórum mayoritario”! En ambas se estipularon los famosos dos tercios…

Y, además, en el curso de toda la campaña NADIE se refirió siquiera a esta crucial disposición, ni menos se debatió frente a la opinión pública este tema. De tal manera que cuando algún personero de la ex Concertación o de la derecha dice de forma rimbombante que ¡cómo se puede suponer que la generalidad de los chilenos votó engañada!; hay que responderle que sí, que así fue. Engaño que contó con la totalidad de los grandes medios de comunicación (particularmente la TV) que no informaron ni debatieron los alcances de este crucial dispositivo. Y por cierto, no sería en absoluto el primer engaño que “las dos derechas” le han hecho al pueblo chileno en los últimos 30 años. Basta recordar el que le hicieron en 1989 (¡que todavía la generalidad desconoce!), cuando, a través de una Reforma Constitucional concordada ese año, el liderazgo de la Concertación le regaló a la inminente oposición de derecha solapadamente (ya que se plebiscitaron “en paquete” 54 reformas) la futura mayoría parlamentaria, por el cambio de los quórums exigidos para la aprobación de las leyes estipulados en el Artículo 65 de la Constitución original del 80.

Otro gran engaño fue respecto del ¡caso Clarín!, en que los gobiernos de la Concertación se negaron “con dientes y muelas” –con el obvio y entusiasta apoyo de la derecha propiamente tal- a devolverle los bienes confiscados por la dictadura a Víctor Pey por el cierre de dicho diario, con los que Pey relanzaría el diario. En ello se llegó Incluso a desarrollar esquemas de corrupción, como lo certificó el Colegio de Abogados con la sanción que le aplicó a un abogado funcionario de gobierno por favorecer a un familiar para que comprara partes de los “derechos” que el gobierno de Lagos les había adjudicado a personas que el propio Consejo de Defensa del Estado había desechado como propietarios del “Clarín” en 1975. Todo este caso nunca fue ni ha sido debatido en TV por las partes involucradas, por lo que la generalidad de la población lo desconoce completamente. Y podríamos seguir indefinidamente.

Positivamente, ha surgido un grupo de diputados de diversos partidos, encabezados por Camila Vallejo, quién ha presentado un proyecto de ley destinado a que la “Convención Constitucional” pueda funcionar bajo sus propios términos como toda Asamblea realmente Constituyente (y no “Constituida” como la chilena); y desechando la imposición antidemocrática del quórum de dos tercios. Lamentablemente, el PS actuando de forma completamente entreguista con la derecha propiamente tal -y autoritaria con sus propios diputados- hizo “bajarse” lastimosamente del grupo de diputados que había presentado el proyecto a la socialista y nieta de Salvador Allende, Maya Fernández…

                 Y ahora –reveladoramente- el presidente de la Comisión de Constitución de la Cámara, el diputado DC Matías Walker, ha manifestado que no le dará prioridad alguna al proyecto, demostrando el temor de que los  parlamentarios de la ex Concertación tienen de quedar “desnudos” al rechazar dicho proyecto democratizador. En cambio, la derecha propiamente tal -que no tiene nada que esconder al respecto- ha planteado, a través del diputado de la UDI Juan Antonio Coloma, que el proyecto sea votado inmediatamente por la Comisión.

                 Al menos están quedando cada vez más claros los objetivos claramente antidemocráticos de las dos derechascon este mal llamado “proceso constituyente”. Y que si llegan a tener “éxito” con una “nueva” Constitución consensuada entre ellas, no tendrá mayor legitimidad que la que obtuvieron con su anterior Constitución consensuada en 2005.

Fuente: https://elporteno.cl/mayoria-impedida-de-aprobar-nueva-constitucion/