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miércoles, 24 de marzo de 2021

LA “NORMALIDAD” YA NO SERÁ, DEBEREMOS INVENTARLA

 


Fecha: 23 de marzo de 2021

Autor/a: Alejo Lerzundi

 

La “normalidad” de nuestras precarias vidas se ha visto vulnerada por la pandemia, la vieja desde antes de la república, la más rancia y violenta de la conquista, la más caduca y servicial de la colonia ha vuelto a las calles y a las redes sociales y a los medios de comunicación y naturalizado su relato de odio.

Es una continuidad que ocurría salpicado de efímeras alegrías que los peruanos sabíamos sacar partido en la desdicha, un triunfo de la rojiblanca, un cebichito con su helada, un magro “feliz se recibe el año”.  Qué poco dura la dicha en la casa del pobre, dice el proverbio castellano y “el que vive desgraciado desde la cuna comienza, desde la cuna comienza a vivir martirizado”, dice la canción cubana.

Ruth Toledano, nos dice que la hierba brotó en las grietas del confinamiento inicial. En aquellos primeros días, a la perplejidad ante lo que estaba sucediendo, se sumó una suerte de ilusión, un inédito y tajante cambio de rutina. Mucha gente nos aventuramos a fantasear con cambios definitivos, cambios de paradigma, de sistema, de comportamiento social, de existencia como especie. Cierto que estaban el dolor de la enfermedad y la desolación de la muerte, el temor a la ruina económica, la incertidumbre ante el futuro, pero a esa etapa de sufrimiento le sucedería una nueva era.

Como una gran metáfora contraria a la muerte, la vegetación salió por todas las rendijas, el follaje negro de smog reverdecía, los pájaros trinaban alocadamente como si despertaran colectivamente al celo. Las playas se llenaban de pájaros propios y forasteros, el mar se llenaba de anchovetas como en veda permanente.  Una explosión de vida limpia que no conseguiría mil acuerdos de Paris. Fueron pocos, pero fueron días de gloria para la explosión de la vida natural.

Esperamos que lo que vendría sería mucho mejor por evolutiva y transformadora. Sería una era de solidaridad que afianzarían las redes de ayuda mutua en los vecindarios, en los barrios, en los pueblos y en las ciudades. Una era en que la conciencia sobre el absurdo del consumismo, la inmadurez del despilfarro, la ceguera del agotamiento de recursos, sería incluso capaz de plantar cara al capitalismo salvaje. Una era en la que recuperaríamos el valor perdido del silencio y la contemplación, al tiempo que desarrollaríamos de nuevo esas habilidades perdidas que nos hacen autosuficientes.

Sería una era en la que ya habríamos aprendido cuáles son las prioridades y a distinguir de lo superficial lo que realmente merece la pena, en la que primarían la colaboración y el amor frente a la confrontación y el egoísmo y el abuso. Sería un mundo más sostenible, una vida más sencilla, una experiencia común más elevada, plasmada en solidaridad y ayuda mutua, de justicia social, donde la práctica de la corrupción sería vista como traición a la patria y los derechos humanos. Los políticos entenderían el servicio público como natural a su función y no la oportunidad para llenarse los bolsillos.

Vamos camino a la “normalidad” que añoramos, no todos, solo los pudientes, para aquellos “que todo pasado reciente fue mejor”.  Los que podemos aguantamos y no sabemos hasta cuando, sentimos que se ha fracturado algo que todavía no sabemos, lo que viene será diferente o no será. Para los jodidos, la vida continua en la precariedad sobredimensionada, me pregunto hasta dónde el aguante del sufrido pueblo y hasta dónde y cuándo los precarios ahorros del erario nacional. Si los ricos no se mojan ahora y siguen con su ridícula vidita de gente importante, perderán “soga y cabra” y no vivirán para contarlo, nos habremos ido todos.

Fuente: https://ceadesperu.wordpress.com/2021/03/23/la-normalidad-ya-no-sera-deberemos-inventarla/

 

jueves, 18 de febrero de 2021

LA PESTE NEGRA Y EL COVID 19, TODO PARECIDO NO ES PURA COINCIDENCIA

Fecha: 17 de febrero de 2021

Autor: Alejo Lerzundi

Ian Crofton en su libro “50 cosas que hay que saber sobre las cosas del mundo”, trata sobre la   “peste negra”.  A continuación un descripción resumida y sus consecuencias con relación a la pandemia provocada por el COVID 19.

A mediados del siglo XIV, Europa recibió la visita de una calamidad que no había conocido con anterioridad, con una tasa de mortalidad que ni siquiera ha sido superada por las dos guerras mundiales del último siglo. Se estima que en todo el continente murió alrededor de un tercio de la población en el plazo de tres años. La causa fue una pandemia, conocida en su momento como la Gran Pestilencia y después como la peste negra. Más de un cronista contemporáneo señaló que «los vivos no eran suficientes para enterrar a los muertos».

Las consecuencias de la peste negra fueron mucho más allá de una tasa de mortalidad devastadora. Fue un golpe tremendo contra la conciencia colectiva de la Europa medieval. Hizo desaparecer las certidumbres y el optimismo de la Alta Edad Media. Parecía que Dios estaba desencadenando un castigo terrible sobre su pueblo, que no se había visto desde los tiempos del Antiguo Testamento. Seguramente había algo podrido en el corazón de la humanidad para merecer semejante devastación, y algo muy podrido en particular en la Iglesia de Dios, que no podía hacer nada para contener la marea mortal de la enfermedad. Para muchas personas, parecía que habían llegado los Últimos Días, el tiempo de tribulación para la humanidad que debía preceder a la segunda venida de Cristo.

En la Edad Media, las personas no tenían ni idea de qué provocaba las enfermedades, y por eso eran incapaces de prevenir su extensión o aplicar una cura. No fue hasta finales del siglo XIX cuando los científicos identificaron la bacteria, Yersinia pestis, que causó la plaga, y se dieron cuenta de que se transmitía mediante las picaduras de las pulgas de las ratas negras.  «Muchos morían cada día o cada noche en las calles…; todo el lugar era un sepulcro».  Giovanni Boccaccio, en el «Decamerón», 1350-1353, describe la peste en Florencia.

La más habitual de las enfermedades sufridas durante la peste negra fue probablemente la peste bubónica, llamada así por las bubas duras y negras, del tamaño de un huevo o incluso de una manzana, que aparecían en ingles y axilas. Los infectados sufrían fiebre y delirios, dolores violentos en el pecho y vomitaban sangre. Pocos vivían más de tres o cuatro días, y muchos morían en cuestión de horas. En invierno, la forma neumónica de la enfermedad, que se extendía con la tos, era mucho más común, mientras que una tercera forma, la peste septicémica, infectaba la sangre y mataba a sus víctimas antes de que apareciesen los síntomas.

Algunos científicos actuales creen que la pandemia pudo haber sido vírica en su origen.  Salir de Asia. Probablemente la peste negra tuvo su origen en las estepas de Asia central y se extendió a través de las rutas comerciales hasta Europa. En una crónica, los tártaros que asediaban en 1346 el puerto de Caffa en el mar Negro (la actual Teodosia), en Crimea, se vieron obligados a abandonar las operaciones a causa de la enfermedad, pero antes de irse catapultaron por encima de las murallas los cadáveres de los que habían muerto con la esperanza de infectar a los habitantes. Al año siguiente, los mercaderes genoveses —o las ratas a bordo de sus barcos— llevaron la enfermedad de Caffa a Mesina en Sicilia, y en 1348 barrió todas las tierras del Mediterráneo y llegó a Inglaterra.

En 1349-1350 la plaga había devastado Francia, Gran Bretaña, Escandinavia, Alemania y Europa central. «Pasaba con gran rapidez de lugar en lugar», recoge el cronista inglés Robert de Avesbury, «matando con celeridad al mediodía los que estaban bien por la mañana… El mismo día veinte, cuarenta, sesenta y con frecuencia más los cadáveres se depositaban en la misma tumba». En el puerto inglés de Bristol, la hierba creció en las calles silenciosas. En algunos lugares la mortalidad alcanzó tasas tan altas como del 60 por ciento, y en todo Europa, según las estimaciones más bajas, murieron unos 25 millones de personas.

Ante el horror casi inimaginable de la peste negra, la gente recurrió a todo tipo de remedios desesperados. La enfermedad se atribuía habitualmente al aire corrompido, de manera que las puertas y las ventanas se mantenían cerradas, se quemaban sustancias aromáticas y todos los que se atrevían a salir llevaban esponjas empapadas en vinagre. Algunos acusaban al suministro de agua que, según ellos, debía estar contaminado por arañas, ranas y lagartos encarnaciones de la tierra, la suciedad y el Diablo— o incluso con la carne del basilisco, una serpiente mitológica que podía matar a un hombre con una simple mirada. Por todas partes se buscaban chivos expiatorios: los leprosos, los ricos, los pobres, el clero y, los más populares, los judíos, que fueron objeto de persecuciones muy extendidas.

Evitar una vida impura y purgar pecados ocultos se convirtió en una obsesión, y estallidos masivos de flagelantes barrieron Alemania, los Países Bajos y Francia. Los flagelantes, que evitaban la compañía de mujeres, tomaron nombres como los Portadores de la Cruz, los Hermanos Flagelantes y los Hermanos de la Cruz, y en sus sesiones ritualizadas y sangrientas buscaban purgar no sólo sus propios pecados, sino cargar con los pecados del mundo y así evitar la plaga y la aniquilación completa de la humanidad. Los flagelantes consiguieron una gran aprobación popular y al principio fueron tolerados e incluso animados por las autoridades eclesiales y seculares. Sin embargo, cuando pareció que los flagelantes amenazaban el orden establecido, fueron condenados con rotundidad, y en octubre de 1349 el papa Clemente VI publicó una bula para su supresión.

«No repicaba ninguna campana y nadie lloraba sin importar cuál era su pérdida porque casi todo el mundo esperaba la muerte… y la gente decía y creía: “Éste es el fin del mundo”». Agnolo di Tura, llamado el Gordo, un recaudador de impuestos de Siena, en 1348. Había seputaltado a sus cinco hijos con sus propias manos. No sólo se desafió la autoridad establecida de la Iglesia. Una vez pasada la peste, los trabajadores agrícolas que sobrevivieron vieron cómo sus servicios eran muy buscados, provocando demandas de mejores pagas. Dichas demandas fueron rechazadas por las clases terratenientes; en Inglaterra, por ejemplo, el Estatuto de los Trabajadores de 1351 intentó congelar los salarios en los niveles anteriores a la plaga. El descontento resultante entre campesinos y aldeanos, exacerbado por los elevados impuestos, provocó rebeliones populares; por ejemplo la Jacquerie de 1358 en Francia y la revuelta de los campesinos en Inglaterra en 1381.

También hubo revueltas en las ciudades de Flandes e Italia. Aunque estas rebeliones fueron reprimidas, a finales de siglo la falta de trabajadores condujo al abandono de la servidumbre en muchas partes de Europa y los salarios reales para la gran mayoría de la población crecieron hasta niveles desconocidos. Para muchos, la peste negra desembocó en una edad de oro de bienestar relativo.  La idea en síntesis es que la pandemia trajo consigo una forma nueva de cuestionar la autoridad.

La Peste de Albert Camus nos enseña que las peores epidemias no son económicas ni biológicas, sino morales. En las situaciones de crisis, sale a luz lo peor de la sociedad: insolidaridad, egoísmo, inmadurez, irracionalidad, brutalidad. Pero también emerge lo mejor. Siempre hay justos que sacrifican su bienestar para cuidar a los demás. Publicada en 1947, La peste intenta ser una respuesta al dolor desatado por la Segunda Guerra Mundial. Ambientada en Orán, narra los estragos de una epidemia que causa centenares de muertes a diario. La propagación imparable de la enfermedad empujará a las autoridades a imponer un severo aislamiento.

Algunas cifras vienen ensayándose sobre la situación y los estragos de la COVID 19 en los aspectos sociales y económicos. Lo que poco se dice es sobre el tremendo golpe contra las magulladas certezas del sistema económico social y sus clases dominantes para generar desarrollo y bienestar en el mundo. Parecería que hay algo de podrido en la gestión pública provocada por la corrupción generalizada.  La existencia del “mercado como el regulador eficiente de los precios”, “la democracia como mal menor que funciona” y “las libertades individuales aunque recortadas parcialmente funciona”, dejan de tener sentido. La realidad poblada de injusticia y las constantes manifestaciones populares los desmienten y descalifican.

Cada cierto tiempo aparece una desgracia parecida, sobe el detonante que lo inicia, no sabemos nada. Decimos de un lado, que es por la agresión desmedida a la naturaleza, por otro, menos racional, que es el castigo de Dios. Seguramente habrá algo podrido en el corazón de la humanidad para merecer semejante devastación, y algo muy podrido en particular en la Iglesia de Dios, que no podía hacer nada para contener la marea mortal de la enfermedad. Para muchas personas, parecerá que han llegado los “Últimos Días”, el tiempo de las tribulaciones y el ajuste de cuentas para la humanidad que debía preceder a la segunda venida de Cristo. El castigo nos llega a todos, sin distinción de clases, sin elegidos, como si todos fuéramos culpados por igual.

Vemos a los países ricos cuidando solo de ellos mismos y sus mezquinos intereses, las escasas vacunas son demandadas por encima de las capacidades de producción, las empresas productoras, para asegurar a compradores, acuerdan contratos millonarios que saben no cumplirán.  Se han desatado los vicios del abyecto mercantilismo, las entidades calificadoras se han politizado e ideologizado internacionalmente. Los especialistas de salud pública hacen lobbies. Las escasísimas muestras de solidaridad practicadas por personas y países pobres, son admirables y nos llenan de esperanza. Serán los precursores de la nueva sociedad que se construye.

Las encuestas de opinión, arrojan que el 40% de peruanos no quieren las vacunas. En pasado reciente se alentó a voluntarios para someterse al estudio experimental. Estas mismas vacunas, al parecer con ninguna garantía de uso, fueron aprovechadas por autoridades y allegadas del gobierno anterior, con el “gravísimo” pecado de no haberse registrado previamente. Sobre el particular, los peruanos en vez de agradecerles por el coraje, los venimos denostando como traidores a la causa de la ética pública. En tiempos electorales, sabemos que a los perseguidores solo les interesa descalificar a dos o tres candidatos malqueridos. Allí se encuentra la explicación de tanto escándalo, entre tanto, como dice un acucioso amigo observador, “El problema real es que faltan las benditas vacunas, que estimula nuestra natural peruanidad envidiosa por no recibir también el dudoso beneficio”.

Algunas personas califican la pandemia como provocada por teorías conspirativas para disminuir de propósito la población mundial, con la idea “noble” de preservar la humanidad de su destrucción total, son como los argumentos que usan los guerreristas para preservar la paz y las bombas encima de Hiroshima y Nagasaki para terminar con la guerra que ellos mismos la provocaron. . Me es difícil procesar lo que la mente humana es capaz de hacer, aunque tengamos evidencia de ello. Quiero seguir pensando, contrariamente a Malthus, que la ciencia y la tecnología son capaces de producir alimentos para toda la humanidad desde que se preserve el medio ambiente. Existen espacios no explorados, el uso de insectos como fuente de proteínas, algas marinas, alimentos sintetizados en laboratorio y más otras por los siglos de los siglos.

Fuente: https://ceadesperu.wordpress.com/2021/02/17/la-peste-negra-y-el-covid-19-todo-parecido-no-es-pura-coincidencia/

 


domingo, 20 de septiembre de 2020

¿PERÚ PAÍS MINERO?, LA DESINFORMACIÓN Y LA IMPORTANCIA DE LA AGRICULTURA FAMILIAR.


“Cuando solo queden piedras y petróleo, que no podrás comer, te acordaras de los campesinos”

 (Anónimo campesino).

por Alejo Lerzundi

19/09/20

Existe un mal entendido en considerar que el Perú es un “País minero”, la población mayoritaria está sensibilizada y repite sinrazón lo que se dice en los medios y las conversaciones entre personas mal informadas. Lamento decirlo, inclusive muchos profesionales del ramo agropecuario no han dimensionado adecuadamente la importancia del sector en el desarrollo del país.

El objetivo de la presente nota es demostrar la falsedad del “Perú país minero”, se usa para ello las cifras comparativas con el sector agropecuario y el minero en términos de contribución a la formación del Producto Bruto Interno – PBI, su importancia en la generación de divisas, del empleo, la población ocupada, su importancia en términos de seguridad alimentaria y la preservación del medio ambiente. En suma en términos de bienestar de la población peruana.

Desde que se cimentó la actividad minera en el Perú y la importancia que fue tomando al paso del tiempo, las empresas mineras, han acuñado la frase de que “EL Perú es un país minero”. Los argumentos para esta aseveración sobre la que se ha montado una gran propaganda, radica en la importancia de los productos extractivos para la generación de divisas. Efectivamente, según el Banco Central de Reserva, significa cerca del 60% del total de exportaciones.

Según la Confederación Nacional de Instituciones Empresariales Privadas – COFIEP, el sector contribuye con el 14% en la formación del Producto Bruto Interno – PBI, (cifra del año 2006, 2007). En realidad en 2018, es solamente el 8.8% según el Instituto Nacional de Estadística -INEI (dentro de estas, el subsector hidrocarburos es responsable del 4% en la formación del PBI).  En rigor, solo el 4.8 %, es la contribución de la minería a la formación del PIB. Estas cifras sobre exportaciones y formación del PBI, vienen disminuyendo paulatinamente en la medida de que otros productos llamados no tradicionales vienen creciendo a grandes pasos, especialmente en el sector agropecuario.

Según Beatriz Merino (2020) Presidente de la Sociedad Peruana de Hidrocarburos -SPH, las regalías de los hidrocarburos son 10 veces mayores que las regalías provenientes del sector minero. Mientras que para el año 2013 el total de las regalías mineras fue de S/. 502 millones, las regalías de los hidrocarburos sumaron un total de S/. 5,218 millones. Asimismo. En las regiones de Huánuco, Tumbes, Piura, Loreto, Ucayali y Cusco, los hidrocarburos han sido el principal financiador de los presupuestos.

Sólo el canon gasífero en el Cusco representó el 84.4% de los ingresos corrientes de este departamento en año 2013. Estas regiones han aprovechado los recursos para realizar inversiones, principalmente en: infraestructura, recursos hídricos, proyectos agrarios, mejoramiento del sistema de transporte terrestre, infraestructura en salud, gestión de proyectos y mejoramiento de la educación y el aprendizaje. Esta distinción es importante porque en las cuentas nacionales según actividad económica, minería va junto a extracción de gas y petróleo y servicios conexos.

La agricultura familiar, provee el 70% de los alimentos en el mundo y es la base para la producción sostenible de los mismos, está orientada a lograr la seguridad alimentaria y erradicar la pobreza. Incluye a las comunidades campesinas, nativas y a los pueblos indígenas u originarios; es una forma de vida que involucra el trabajo colectivo donde predomina la mano de obra de los miembros de la familia (jefe o jefa de familia, cónyuge, hijos e hijas) en las actividades agrícola, forestal, pesquera, ganadera y acuícola dentro de las unidades productivas que administran o de las que son poseedoras. En esta actividad están vinculadas “funciones económicas, ambientales, sociales y culturales” (FAO 2012).

En el Perú, según los datos del último Censo Nacional Agropecuario, la agricultura familiar representa el 97% del total de las más de 2,2 millones de unidades agropecuarias; y, en algunas regiones del país, esta tasa asciende a casi el 100%. Asimismo, en la agricultura familiar laboran más de 3 millones (83%) de los 3,8 millones de trabajadores agrícolas. Incluso, en seis regiones del país representan más del 50% del total de la población, y en otros siete superan el 30%. Por ello, la Agricultura Familiar es de vital importancia para el desarrollo nacional. En términos de empleo, la minería emplea sólo aproximadamente el 1.2% de la Población Económicamente Activa (PEA) a nivel nacional. (Maleta, 2017)

Por otro lado, es importante precisar que el resultado de la aplicación de la tipología de la Agricultura Familiar a todas las Unidades Agrícolas - UA del país, nos muestra que la mayoría pertenecen a la Agricultura Familiar de Subsistencia -AFS involucrando a 1 893 307 unidades familiares, las cuales representan el 88% del total de UA en el Perú. A junio del 2019, existen 6262 Comunidades Campesinas reconocidas, de las cuales se han titulado 5152 (23 951 441,2 hectáreas formalizadas); así como 2225 Comunidades Nativas reconocidas, de los cuales se han Titulado, 1488 (13 803 988,4 hectáreas formalizadas).

La contribución de la Agricultura Familiar en el año 2012– resultó sumamente importante en los tres aspectos analizados. Contribuyó al 83% de la población económicamente activa en el sector agropecuario, al 86% del valor de la producción agrícola, al 69% del valor de la producción pecuaria, representó el 99% del total de productores agropecuarios y se concentró en el 43% del total de la superficie agropecuaria.

Está demostrado la importancia de la agricultura y particularmente de la Agricultura familiar en su aporte al PBI, las exportaciones, la producción de alimentos dando seguridad alimentaria y la generación de empleos, las diferencias son enormes con relación a la minería. Entonces, de dónde sale que el “Perú es país minero”, pues, sale de la desinformación y la propaganda, de las empresas mineras, en magnificar una importancia que no la tiene, para justificar las prebendas del Estado con relación a los impuestos las deudas, las concesiones y la condonaciones. También sirve para para incumplir los acuerdos y minimizar sus efectos negativos, en el medio ambiente, la vida de las personas, especialmente las comunidades andinas.

El significado de la noción de los derechos de los agricultores, con el que iniciamos esta nota, depende en gran medida del interlocutor con el que se esté hablando. Una organización campesina de Filipinas los define como un tema de control campesino sobre las semillas, la tierra, el conocimiento y los medios de sustento, mientras que un artículo del Hindú Business Line los describe como el derecho de los agricultores a tener acceso a los cultivos transgénicos. La Federación Semillerista Internacional, tiene poco respeto por el concepto, afirman que «los derechos de los agricultores se introdujeron de manera más bien emocional, sin un examen cuidadoso y han conducido a un debate interminable, porque los conceptos fueron acomodados a los intereses. (Borras M. Junior, 2004).

El Servicio de Información sobre Derechos de los Agricultores creado por la Fundación M.S. Swaminathan Research Foundation, explica su existencia en base a que además de las empresas, los grupos indígenas y los agricultores también necesitan obtener beneficios económicos de la explotación de la biodiversidad. La definición oficial que formula el artículo 9 del Tratado Internacional de la FAO sobre Recursos Filogenéticos para la Alimentación y la Agricultura tampoco ayuda mucho al respecto. Allí se afirma que los países deben proteger y promover los derechos de los agricultores brindándoles a estos una parte equitativa de los beneficios y permitiéndoles participar en la toma de decisiones. Este modelo de agricultura y producción, contribuye sustancialmente a la seguridad alimentaria y nutricional, preserva las prácticas culturales que le permiten producir la tierra, gestionar el territorio; adaptarlo para procurar la sostenibilidad ambiental o adaptarse a los cambios que suceden en el medio ambiente. (FAO, 2004)

Las poblaciones comienzan a tomar conciencia acerca de la importancia de consumir alimentos libres de contaminantes que puedan afectar su salud, preocupándose por la composición de los alimentos que consumen y su origen, lo que ha generado un creciente interés por la inocuidad de los alimentos, con el propósito de proteger la vida y la salud de los consumidores. Así mismo, la ausencia de políticas, planes y programas articulados (o su implementación) con un enfoque territorial, intersectorial y descentralizado; de leyes favorables al desarrollo del sector o el fortalecimiento de las instituciones; condicionan el desarrollo del espacio rural, haciendo invisibles a los ciudadanos que trabajan en el campo; afectando la sostenibilidad de la producción, la inserción en la cadena productiva y el acceso a los mercados. Este hecho se manifiesta en un conjunto de externalidades negativas; entre ellas, el bajo nivel de productividad, la migración, la pobreza, el incumplimiento de los derechos de las mujeres y hombres de la agricultura familiar; por citar algunos ejemplos.

Para atender los requerimientos encima nombrados, es importante señalar que fue creado el Programa nacional de Desarrollo Productivo Agrario Rural - AGRO RURAL, Unidad Ejecutora adscrita al Ministerio de Agricultura y Riego (MINAGRI), y la formulación del Plan Nacional de Agricultura Familiar 2019 - 2021 (PLANAF) en coordinación con los sectores conformantes de la misma, así como las diversas dependencias del MINAGRI, y la participación de la sociedad civil. Tienen como objetivo, Incrementar el nivel de producción y productividad de los(as) agricultores(as) familiares, incrementar los niveles de inclusión social y seguridad alimentaria de los(as) agricultores(as) familiares e incrementar la eficiencia del manejo sostenible de los recursos naturales, así como en la articulación institucional en torno a la mitigación, prevención y adaptación al cambio climático, favorables al nivel de vida de los(as) agricultores(as) familiares, (PLANAF 2018)

Asimismo, se han aprobado diversos instrumentos para la implementación de las leyes de protección a la biodiversidad y la presencia de los transgénicos, faltan normativas complementarias y los mecanismos de control y vigilancia. Incluso el derecho milenario de los agricultores a guardar e intercambiar sus semillas no está claramente garantizado, sino que queda sujeto a «la legislación nacional según corresponda». Durante gran parte de la década pasada los derechos de los agricultores fueron un elemento central de batalla para muchas ONGs y organizaciones campesinas.

 

Sabemos que la implementación del PLANAF, al margen de las formalidades legales requiere una organización del Estado, los productores y otras instancias de la sociedad civil, especialmente al nivel local, los instrumentos operacionales para la transparencia y efectividad del uso de los recursos públicos, los instrumentos para el acompañamiento y  el cumplimiento de las metas y la suficiencia de los recursos humanos y materiales. De esta manera, los «derechos» de los agricultores, están también limitados por las «necesidades y prioridades» del país y están «sujetos a la presión de las transnacionales que tienen sus adeptos entre los gestores del Estado.

BIBLIOGRÁFICA:

BORRAS M. Junior, (2004). “La Vía Campesina Un movimiento en movimiento”. Fundación de Investigación Marxista.  TNI BRIEFING SERIES No 2004/6.  https://www.tni.org/files/campesina-s.pdf . Amsterdam 2004.

FAO, (2012). Boletín de Agricultura Familiar., Oficina Regional de la FAO. Santiago de Chile.  2012. http://www.fao.org/americas/noticias/ver/es/c/229905/

FAO, (2004) “El Estado Mundial de la Agricultura y la alimentación”. Viale delle Terme di Caracalla, 00100 Roma, Italia o por correo electrónico a: copyright@fao.org © FAO 2004. http://www.fao.org/3/a-y5160s.pdf

MALETTA, H. (2017) “La Pequeña Agricultura Familiar en el Perú. Una Tipología Microrregionalizada”. En IV Censo Nacional Agropecuario 2012: Investigaciones para la toma de decisiones en políticas públicas. Libro V. Lima, FAO. http://www.fao.org/3/a-i6759s.pdf

MERINO, Beatriz (2020). Presidente de la Sociedad Peruana de Hidrocarburos- SPH https://revistel.pe/sph-los-hidrocarburos-han-sido-son-y-seguiran-siendo/

MINAGRI, PLANAF, (2018).  “Plan Nacional de Agricultura Familiar 2019 - 2021 (PLANAF)”. Decreto Supremo N° 007-2019-MINAGRI que aprueba el Plan Nacional de Agricultura Familiar 2019 – 2021. Lima 2018. https://busquedas.elperuano.pe/normaslegales/decreto-supremo-que-aprueba-el-plan-nacional-de-agricultura-decreto-supremo-n-007-2019-minagri-1828314-1/

Fuente: https://ceadesperu.wordpress.com/2020/09/19/peru-pais-minero-la-desinformacion-y-la-importancia-de-la-agricultura-familiar/

 



lunes, 25 de mayo de 2020

UNA OPORTUNIDAD DEL CONGRESO PARA LEGISLAR: ¡¡EL IMPUESTO A LOS RICOS ES NECESARIO!!




Estamos viviendo ahora una situación similar a la que se ha dado en las post guerras ,esto ya ha sido anunciado por economistas del mundo y el Perú no es ninguna excepción, por lo contrario, nunca como hoy se ha evidenciado tanto la diferencia de clases en el país, tanto en el aspecto económico como cultural que han mostrado quienes pueden tener a su alcance  la atención médica oportuna y necesaria  para esta pandemia que  afecta más a las clases sociales media, baja y pobre  y  justamente este es el momento que debe aprovechar el CONGRESO a partir  los partidos de izquierda, para generar una ley que propenda a la equidad, por lo menos económica para que nuestra economía pueda levantarse, solo así  podremos salir de esta crisis, es necesario que las clases privilegiadas del país  tomen conciencia o se les obligue a tomar, de que son los llamados a restablecer nuestras arcas en base a los tributos que  deben pagar los que más tienen.

Es imprescindible que los ricos, todos aquellos que tienen riquezas generadas durante siglos o décadas, gracias al concurso de la masa trabajadora, sean quienes contribuyan con sus impuestos  a devolver en parte lo acumulado.

No se puede pensar en que se grave a los trabajadores de planillas con ingresos menores a 20,000 soles sabiendo que son (junto a los de menores ingresos) los que actualmente están cumpliendo con pagar impuestos justos, es menester pensar en el impuesto fuerte a los grandes empresarios, a los millonarios que han formado fortunas, explotando muchas veces a los empleados y obreros.

Ojala el  Congreso aproveche por lo menos esta oportunidad para promover esta Ley que los haría pasar a la historia con un buen recuerdo.


Ing. Tania González Bolaños
Perito Tasador - Consultor
Teléfonos: 4619782 / 999161182
Horacio Urteaga 1765 - E / Jesús María



 
En reciente “Manifiesto”, que fue canalizada por FEDIRAL a las instituciones del Estado, fue mencionada la creación de impuestos a las grandes fortunas en el Perú, de forma que se corresponsabilicen económicamente en la solución de la crisis. De esta forma también las responsabilizadas deberían ser socializadas con los grupos de poder y no solamente los beneficios como es costumbre en el Perú.
Las congresistas Mirtha Vásquez y Rocío Silva Santisteban, han propuesto un proyecto de ley con el objetivo de recaudar fondos para financiar la lucha contra el COVID-19 a partir de enero del 2021. El proyecto estipula que el impuesto se determine aplicando una escala progresiva de tasas que ascienden de 1% (más de 400 UIT a 700 UIT) al 5% (por exceso de 1.600 UIT).
Según la iniciativa, estarán sujetos a este impuesto las personas naturales domiciliadas en el país. El monto del impuesto será gradual, de acuerdo a los inmuebles y vehículos por el valor comercial establecido al 1 de enero del año correspondiente; las acciones y bonos, por su último valor de cotización bursátil al último día hábil previo a la determinación del impuesto, así como depósitos bancarios y créditos existentes al 1 de enero del año que corresponde al obligación tributaria. Serán también evaluados los objetos de colección, obras de arte y joyas por un valor superior a las 2 UIT (8,400 soles) y otros títulos financieros que se establezca mediante el reglamento de la ley. El proyecto exceptúa de esta disposición a los bienes muebles que forman parte del Patrimonio Cultural de la Nación.
Se encarga además a la SUNAT elaborar un padrón de la riqueza que registra la información contenida en las declaraciones juradas patrimoniales de las personas sujetas a este impuesto. La iniciativa señala en su fundamentación que este impuesto será permanente y busca reducir la desigualdad, transformando el marco tributario. Indica también que no se incorpora a la empresa jurídica porque se busca evitar que la incidencia tributaria recaiga sobre los consumidores o los trabajadores.
En el mundo entero se venía discutiendo sobre la necesidad de poner un “impuesto a los ricos”. Los premios Nobel Joseph Stiglitz, Paul Krugman y otros académicos, así como organismos internacionales (inclusive el FMI ), concuerdan que la imposición sobre la riqueza neta permite de forma real movilizar recursos fiscales. Existen diversas metodologías para la aplicación de este impuesto que van desde cargas fijas o tasas graduables y tienen el efecto menos adverso sobre la demanda agregada, que los impuestos sobre las personas de bajos ingresos. Por lo tanto, aumentar la progresividad del sistema tributario no solo mejora la distribución del ingreso y reduce la desigualdad, sino además estimula la economía.
Thomas Piketty, señala que la tasa impositiva que pagan los ricos está muy por debajo de tarifas "oficiales", debido a su capacidad para aprovechar las preferencias fiscales y los vacíos fiscales existentes. Según este punto de vista en necesario que se aplique un impuesto a la riqueza graduado del 5% para aquellos que tienen 2 millones de euros o más y hasta un 90% para aquellos que poseen más de 2.000 millones de euros .
De acuerdo con Piketty, los impuestos excepcionales sobre la riqueza se han dado en situaciones extremas como es el caso de la era keynesiana de la posguerra. Después de la Segunda Guerra Mundial,  Alemania y Japón, con el fin de reducir la deuda pública de la época, impusieron impuestos progresivos de hasta 90% a la riqueza permitiendo a estos dos países reducir muy rápidamente su deuda pública, y luego invertir en infraestructura pública y educación en los años 50 y 60.
En reciente investigación “Riqueza y desigualdad en el Perú”, elaborada por el economista e investigador Germán Alarco, con apoyo de Oxfam, evidencia los problemas en la medición de la riqueza y la desigualdad en el Perú. Según la investigación el Indice Gini sería el doble de lo que las cifras oficiales señalan. “De acuerdo a nuestra estadística oficial el Perú tiene un coeficiente Gini de alrededor de 0.35, pero de acuerdo a la información ajustada por nosotros, estamos entre 0.60 y 0.70, es decir, el Gini oficial del Perú es parecido al de Dinamarca”, señala el autor, quien afirma que esa cifra no responde a la realidad. En esta línea, de acuerdo a los estimados de Credit Suisse sobre la riqueza productiva, entre 2014 y 2016, el Perú tiene los mayores niveles de desigualdad con respecto a los otros socios de la Alianza del Pacífico.
Las cifras de la Encuesta Nacional de Hogares- ENAHO es una herramienta fundamental para la lucha contra la pobreza y desigualdad en el Perú, presenta una deformación sobre los ingresos y gastos de los sectores más pudientes de la sociedad y de las clases medias-altas, quienes casi nunca responden a las encuestas. Esta situación la convierte en un instrumento muy limitado para determinar adecuadamente el índice GINI o índice de desigualdad.  
La consultora internacional Knight Frank estima que hay más de 17 mil millonarios en nuestro país. Unos 880 peruanos con más de 10 millones de dólares. Otros 300 con más de 30 millones de dólares. Alrededor de 37 peruanos con más de 100 millones de dólares. Y al menos 5 con más de mil millones. Ninguno de estos aparece en la ENAHO ni en ninguno de los 10 primeros puestos de los hogares más ricos. Es decir, el 1% más rico del país no existe en la información oficial. De esta manera las políticas públicas vinculadas a lucha contra la desigualdad, basadas en informaciones mentirosas, son falsas e inocuas para afectar la estructura de desigualdad en el Perú.
Al respecto Marco Alva de Gestión indica que Si bien el 2018 fue un año complicado para las inversiones en todo el mundo, el total de patrimonio gestionado por la banca privada local logró expandirse. “El patrimonio administrado por la banca privada del BCP, a valor de mercado, tuvo un crecimiento de aproximadamente 10%”, Estimó que, en términos generales, el total gestionado por la banca privada que opera en el país habría aumentado en similar porcentaje. Eso parece bueno para el Perú, pero no lo es para el resto de la población, el PIB en 2018 creció apenas 4% respecto a 2017.  Debido al COVID – 19. Estas cifras no se repetirán en 2020 y las tendencias para el futuro son inciertas.
La crisis del Covid-19, ha hecho que diversos autores y países señalen que estemos en una “economía de Guerra. El Ejecutivo peruano ha solicitado facultades en materia tributaria al Congreso, a fin de implementar algunas medidas que estarían orientadas a la creación de un impuesto solidario. Sin embargo, no hay una definición clara de la amplitud de este y se especula sobre la posibilidad de que dicho impuesto sería aplicado solo a trabajadores en planilla con salarios mayores a S/10,000 y que permitiría una recaudación de entre S/200 millones y S/300 millones. Pero ¿es este un impuesto efectivamente solidario que contribuiría a minimizar los impactos negativos de la crisis sanitaria?, ¿realmente serán los que más tienen los que pagarán más? Este vendría a ser un nuevo impuesto a los ingresos solamente de empleados y no servirían casi de nada para la solución de los problemas que el país requiere.
Especialistas afines a los grupos de poder, consideran que ahora es un mal momento para centrar el debate con respecto a nuevos impuestos o un aumento de los mismos. Me pregunto, ¿sí en situaciones de normalidad tampoco fue, cuando será el momento?, argumentos conservadores e interesados en favor de los ricos nunca faltan. Es justo y necesario que quienes más tienen contribuyan, para la reactivación de la economía, amenizar el sufrimiento de los que no tienen y evitar una crisis social de proporciones que es fácil imaginar.
Sabíamos desde sus fundamentos que la riqueza acumulada por la clase empresarial, es la plusvalía de la cual se apropia el capitalista, son las malas condiciones impuestas a la clase obrera, el maltrato y abuso de los campesinos, los impuestos evadidos, no pagados, eludidos y condonados, son los capitales fugados y depositados en paraísos fiscales, son los capitales venidos de actividades ilícitas como el narcotráfico y son  lavados, son los capitales pagados por las empresas para obtener ventajas legales y económicos, son la destrucción de los recursos naturales. En fin, son los capitales acumulados con el signo de la mentira, la corrupción y la explotación de los pobres. En tal sentido, vamos a decir con claridad no es “su riqueza” la que será gravando, sino la simple devolución de la riqueza robada a todos los peruanos.