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lunes, 9 de enero de 2017

MÉXICO, RUMBO AL PRECIPICIO FINANCIERO





Ulises Noyola Rodríguez

ALAI AMLATINA, 09/01/2017.- Al cierre del cuarto año de gobierno de Enrique Peña Nieto, la deuda pública de México alcanzó un máximo histórico de 9.38 billones de pesos, monto equivalente a 50.5% del Producto Interno Bruto (PIB). Esta situación pone de manifiesto la crisis estructural que padece la economía mexicana, agudizada a raíz del estallido de la crisis global en septiembre de 2008.

Desde mediados de 2014, las finanzas públicas fueron afectadas por la caída del precio del petróleo y el nivel de producción de Petróleos Mexicanos, ambos factores disminuyeron la participación del sector petróleo en el gasto público de 40 a 13% entre 2008 y 2016, con lo cual, se puso en riesgo el financiamiento de la inversión pública, el presupuesto de los estados y los programas sociales[1].

Frente a la debacle, el gobierno mexicano decidió apostar por el endeudamiento público, principalmente a través de la emisión de deuda interna (67% de la deuda pública), que se contrata con acreedores nacionales y se liquida en pesos mexicanos, lo cual disminuyó la vulnerabilidad externa ante una restricción del financiamiento externo denominado en dólares[2].

Sin embargo, la emisión de deuda pública no sirvió para impulsar el crecimiento económico sustentado en una mayor inversión pública, sino que las entidades estatales con un mayor nivel de endeudamiento público estuvieron caracterizadas por tener gobiernos con altos índices de corrupción (Chihuahua, Coahuila, Nuevo León, Quintana Roo, Veracruz)[3].

La falta de supervisión del gobierno mexicano sobre la deuda pública permitió el endeudamiento excesivo de las entidades estatales, sin comprobar la canalización de los fondos recaudados para el financiamiento de proyectos de infraestructura, que evitaran su uso inadecuado auspiciado por la corrupción de los gobernadores estatales.

Uno de los casos más dramáticas es Veracruz, entidad que fue recientemente declarada en emergencia financiera debido a la incapacidad de la administración estatal de cumplir con el pago de salarios, prestaciones sociales y servicios de sus funcionarios públicos; esto pone en evidencia las graves consecuencias derivadas de la adquisición de un elevado nivel endeudamiento público bajo un contexto político plagado de corrupción[4].

Por otra parte, para el gobierno mexicano será cada vez más difícil encontrar condiciones accesibles de financiamiento a través de costos reducidos en los mercados nacionales debido a la normalización de la política monetaria de la Reserva Federal de Estados Unidos, situación que ha provocado cinco incrementos de la tasa de interés de referencia por un total de doscientos cincuenta puntos base por parte del Banco de México durante 2016.

De esta manera, el aumento sistemático de la tasa de interés de referencia del Banco de México que se situó en un nivel de 5.75% en diciembre de 2016, elevará aún más el costo del financiamiento del gobierno mexicano en los mercados financieros; la situación será cada vez peor toda vez que se esperan tres aumentos más de la tasa de interés de los fondos federales de la Reserva Federal para el año 2017.

Las condiciones adversas de financiamiento para el gobierno mexicano ya se ha  hecho sentir en la reducción del Presupuesto de Egresos de la Federación correspondiente a 2017 por una cantidad de 240,000 millones de pesos, que afectó seriamente la disponibilidad de recursos de varias dependencias estatales (Petróleos Mexicanos, Secretaría de Educación Pública, Secretaría de Comunicaciones y Transportes, Secretaría de Salud)[5].

La perspectiva de la economía mexicana es desfavorable ya que se prevén mayores ajustes en el sector público que todavía tuvo un déficit primario de 217,570 millones de pesos (1.3% del PIB) en 2015, que se espera convertir en un superávit primario de 73,800 millones de pesos (0.4% del PIB) con el fin de fortalecer la confianza de las finanzas públicas en los mercados financieros en 2017[6].

La restricción de financiamiento público por parte de las autoridades estatales se realiza en un contexto crítico para la economía mexicana luego del triunfo electoral del candidato republicano a la presidencia de Estados Unidos, Donald Trump. El magnate se comprometió a construir un muro fronterizo que sostiene, será financiado por el gobierno mexicano, además de llevar a cabo una renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) durante los primeros meses de su mandato.

La negociación para reformular los términos del TLCAN corre el riesgo de desencadenar aún más incertidumbre sobre el futuro de la relación comercial entre Estados Unidos y México. El panorama es muy amenazante ante la posibilidad de reducir la inversión privada de origen estadounidense hacia la economía mexicana, situación que no haría sino apuntalar las tendencias recesivas sobre México ante la ausencia de un estímulo fiscal.

El desarrollo de las negociaciones sobre el TLCAN podría resultar grave para la economía mexicana, puesto que la proyección de crecimiento del PIB se encuentra actualmente en 1.9% para el próximo año, mientras que un caso adverso de las negociaciones podría suscitar una caída de 2.7 % del PIB en 2017[7], de acuerdo con la Comisión Económica para América Latina y el Caribe.

Por añadidura, si Donald Trump hace realidad algunas de sus amenazas en contra de México (congelamiento de las remesas, aplicación de un arancel de 35% sobre las exportaciones mexicanas, salida de Estados Unidos del TLCAN), provocará una salida abrupta de capitales, situación que reducirá considerablemente el margen de maniobra del gobierno para apoyar la actividad económica por medio del endeudamiento.

La perspectiva negativa de las calificadoras de crédito internacionales (Fitch, Standard & Poors, Moody’s) sobre la economía mexicana a partir del triunfo electoral de Donald Trump, apunta a la disminución de la nota asignada a los títulos de deuda pública por las calificadoras de crédito, lo cual se traducirá en mayores ajustes en el sector público a fin de conseguir un saldo positivo en las finanzas públicas en 2017.

En conclusión, el porvenir de la economía mexicana se vislumbra bastante negativo tras el triunfo electoral de Donald Trump, que indudablemente causará estragos para las finanzas públicas de México, pero solamente mostró la vulnerabilidad de la economía nacional derivada de la desarticulación del sistema productivo, la corrupción y nuestra extrema dependencia de la economía de Estados Unidos.

- Ulises Noyola Rodríguez es colaborador en la División de Estudios de Posgrado de Economía en la UNAM.





[1] El Economista. Ingresos petroleros tocan mínimos, solventan sólo 13% del gasto público. Fecha de publicación: 19/06/2016.
[2] Centro de Estudios de las Finanzas Públicas. Análisis y Evolución de la Deuda Pública. Fecha de publicación: 21/06/2016.
[3] Centro de Estudios de las Finanzas Públicas. Diagnóstico de la Deuda Pública de las Entidades Federativas. Fecha de publicación: 01/04/2016.   
[4] El Financiero. Veracruz declara emergencia financiera. Fecha de publicación: 12/12/2016.
[5] El Financiero. Hacienda propone otro recorte por 70 mmdp en 2017. Fecha de publicación: 09/09/2016.
[6] Secretaría de Hacienda y Crédito Público. Fortalecer economías y apoyar inversión, prioridad internacional en 2017. Fecha de publicación: 02/12/2016.
[7] El Economista. Cepal recorta expectativas de crecimiento para México a 1.9%. Fecha de publicación: 14/12/2016.


martes, 18 de octubre de 2016

EL REPOSICIONAMIENTO DE BEIJING EN AMÉRICA LATINA




Ulises Noyola Rodríguez

ALAI AMLATINA, 18/10/2016.- La caída de los precios de las materias primas evidencia la fragilidad de la relación económica entre China y América Latina que en la actualidad registra una importante desaceleración en las transacciones comerciales, situación de la cual Estados Unidos busca sacar ventaja a fin de reposicionarse en la región.

El gobierno chino decidió apoyar la construcción de grandes obras de infraestructura en América Latina, que seguramente serán edificadas con materiales provenientes del gigante asiático por medio de la creación de diversos fondos de infraestructura con los gobiernos latinoamericanos que alcanzaron un total de 45,000 millones de dólares en 2015.

De esta manera, el interés que el gigante asiático mantiene hacia América Latina está enfocado básicamente en el financiamiento de proyectos de infraestructura que garanticen la provisión de materias primas. La puesta en marcha de ambiciosas iniciativas de alcance continental para transportar los recursos naturales de la región hacia el Pacífico así lo evidencia.

La construcción del Canal de Nicaragua, por su parte, cambiará la relación geopolítica de China con América Latina, ya que el tránsito de mercancías será realizado con el apoyo de la seguridad proporcionada por el gobierno nicaragüense, con lo cual, Washington no tendrá ningún tipo de control militar sobre esta zona a partir de 2020[i].

No obstante, la construcción de infraestructura en América Latina derivada de las inversiones de China no conseguirá aumentar sustancialmente el valor agregado de las exportaciones latinoamericanas, pues esos proyectos de inversión sólo aseguran una alta rentabilidad de corto plazo. Esta situación no modificará la estructura primario-exportadora de los países latinoamericanos[ii].

Por añadidura, las nuevas relaciones estratégicas que China ha logrado consolidar con varios países de Asia y el Medio Oriente (Rusia, Arabia Saudita e Irán) con el fin de diversificar sus fuentes de suministro de recursos naturales estratégicos, intensificará la competencia con los países latinoamericanos por el mercado chino.

En este sentido, la sobreproducción de petróleo impulsada por la competencia internacional sigue acentuando la tendencia deflacionaria del precio del petróleo cotizado actualmente a un precio de 50.35 dólares el barril en los mercados internacionales, que terminó por disminuir aún más el ritmo de crecimiento de las economías latinoamericanas.

Los intentos de los países miembros de la Organización de los Países Exportadores de Petróleo (OPEP) por estabilizar el precio del petróleo resultan aún insuficientes. El cartel petrolero y Rusia acordaron una reducción de la producción de 700,000 barriles por día, cifra que representa solamente 1% de la producción mundial de petróleo[iii].

Adicionalmente, las empresas exportadoras chinas intensivas en trabajo con problemas de sobrecapacidad registran una desaceleración de la demanda de materias primas provenientes de América Latina, lo cual dificulta el relanzamiento de la relación comercial con el gigante asiático.

La presión de Washington sobre Beijing provocó el compromiso del gobierno chino de reducir un 13% del exceso de la capacidad productiva durante el período 2014-2020 en la pasada cumbre del G-20, por lo tanto, no es previsible un aumento sustancial de la demanda de materias primas por parte de empresas exportadoras[iv].

Por otro lado, las empresas exportadoras chinas también acentúan la tendencia deflacionaria en la economía mundial dado el precio reducido de sus mercancías comercializadas en los mercados internacionales en los sectores productivos que operan con sobrecapacidad.

El precio reducido de las mercancías producidas por las empresas exportadoras chinas en los sectores intensivos en trabajo tienen una fuerte penetración en los países latinoamericanos, lo cual afecta la rentabilidad de las empresas latinoamericanas, ya que disminuye la producción nacional, la inversión privada y la generación de empleos.

De esta manera, las empresas latinoamericanas ya iniciaron demandas antidumping por prácticas inequitativas de competencia comercial de parte de las corporaciones chinas pues éstas reciben el apoyo de su gobierno a través de ayudas estatales bajo la forma de inversión pública, subsidios y créditos bancarios[v].

Las consecuencias serían graves para las empresas chinas con la disminución de las importaciones de los países latinoamericanos provenientes de China, que ya recibieron las restricciones comerciales de Estados Unidos y desacelerarían aún más las transacciones comerciales entre China y América Latina.

La respuesta del gobierno chino fue atenuar los efectos regresivos de la sobrecapacidad de los sectores intensivos en trabajo a través del aumento del consumo por medio de incrementos salariales, prestaciones sociales y servicios públicos, con el fin de crear una clase media favoreciendo la demanda de alimentos provenientes de América Latina.

Sin embargo, la deslocalización productiva de las empresas chinas en los países asiáticos con salarios inferiores amenaza con destruir los esfuerzos del gobierno chino de cambiar la estructura del nuevo modelo productivo basado en la demanda interna, lo cual limitaría el aumento de los salarios y la demanda de alimentos en China[vi].

Las dificultades económicas de los países latinoamericanos para apoyar las exportaciones con destino al gigante asiático provocaron un acercamiento comercial de las economías más grandes de la región como Brasil y Argentina con Estados Unidos.

Este acercamiento comercial con Estados Unidos podría ser el primer paso para abrir las negociaciones sobre la incorporación de los países latinoamericanos con un mayor peso económico en América Latina a los proyectos de integración (TPP y Alianza del Pacífico) impulsados por Washington.

La consolidación de los proyectos de integración apoyados por Estados Unidos permitiría recuperar el terreno perdido en la participación de las exportaciones latinoamericanas que pasó de 60 a 40% durante el período 2000-2014 con el ascenso de China como primer socio comercial de varios países latinoamericanos principalmente en el Cono Sur[vii].

Sin embargo, el retraso de la aprobación del TPP en el Congreso norteamericano debido a las consecuencias perniciosas para la industria local, el nivel de los salarios y la pérdida de empleos, pone en cuestión la capacidad de Washington de revertir el golpe asestado por China en América Latina.

Por otra parte, el gobierno chino desea también mantener su influencia económica en América Latina con el anuncio de la incorporación de Brasil y la candidatura de varios países latinoamericanos (Venezuela, Chile, Colombia) en el Banco Asiático de Inversiones en Infraestructura (BAII) a principios de 2016[viii].

De esta manera, la participación de los países latinoamericanos en las cadenas de valor de Asia fortalecería las relaciones económicas con el gigante asiático e incrementaría las transacciones en el comercio intrarregional con el financiamiento de proyectos que apoyen la integración productiva en el continente asiático.

No obstante, los proyectos de inversión financiados por el BAII avanzan con demasiada lentitud, puesto que incluyen solamente el financiamiento de cuatro pequeños proyectos en el continente asiático, de tal suerte que aún no se contemplan grandes proyectos de inversión para América Latina en 2016.

Además, los proyectos de inversión financiados por el BAII fueron cofinanciados con el Banco Mundial, el Banco Asiático de Desarrollo y el Departamento para el Desarrollo Internacional del Reino Unido, instituciones que están fuertemente influenciadas por Estados Unidos, lo cual limita la autonomía del gigante asiático en la inversión de proyectos en América Latina.

De forma similar, el Nuevo Banco de Desarrollo de los BRICS financió proyectos de inversión por un monto de apenas 811 millones de dólares en los países miembros (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) y firmó un memorándum de entendimiento con el Banco Mundial para financiar proyectos conjuntos en las siguientes operaciones de la entidad financiera[ix].

Por lo tanto, la voluntad de Beijing se dirige a fortalecer las relaciones con las instituciones financieras dominadas por Washington que todavía tienen un rol importante en Latinoamérica, lo cual debilita las posibilidades de China de establecer una relación autónoma en América Latina con respecto a Estados Unidos.

Finalmente, el rol de China como exportador de capitales siguió aumentando su presencia en América Latina, donde los bancos estatales chinos proporcionaron préstamos a los países latinoamericanos por un monto equivalente a 29,000 millones de dólares en 2015, cantidad que superó los préstamos otorgados por el Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo[x].

Pero la nueva fase de la crisis económica mundial caracterizada por la caída del precio de las materias primas alteró las operaciones de los bancos estatales chinos en América Latina, ya que los préstamos se encuentran respaldados por commodities, situación que anteriormente beneficiaba a los países latinoamericanos por medio del precio elevado de las materias primas.

Por lo tanto, el reembolso de los préstamos demanda la sobreexplotación de los recursos naturales de los países latinoamericanos, que están seriamente expuestos a los bancos estatales chinos con el caso representativo de Venezuela por la caída del precio de las materias primas, lo cual enfrenta la oposición de las clases populares.

Por añadidura, la ambición de China de incorporar el yuan en la canasta de monedas de los Derechos Especiales de Giro estuvo acompañada del aumento de la participación en el financiamiento de Fondo Monetario Internacional que pasó casi a duplicar sus recursos financieros a 659,000 millones de dólares a finales de 2015, lo que volvió a dar a Washington el poder de intervenir en los países latinoamericanos en un futuro[xi]

En conclusión, la turbulencia económica global mantuvo la estrecha cohesión de China con Estados Unidos, que resultó en el planteamiento conjunto de la nueva arquitectura financiera a nivel global, lo cual planteó la cuestión del rol que asumirán ambas potencias en América Latina.

- Ulises Noyola Rodríguez es Colaborador en la División de Estudios de Posgrado de Economía en la UNAM.



[i] Asia Times. Nicaragua canal boosts China power. Fecha de publicación: 22/11/2013.
[ii] Xinhua. Fondo de Inversión para Cooperación en Capacidad Productiva China-América Latina destaca sostenibilidad y control de riesgos. Fecha de publicación: 6/06/2016.
[iii] The New York Times. OPEC Agrees to Cut Production, Sending Oil Prices Soaring. Fecha de publicación: 28/9/2016. 
[iv] Bloomberg. Global Steel Glut Concerns Raised in G-20 Draft Statement. Fecha de publicación: 3/09/2016.
[v] Alacero. Investigaciones antidumping contra China: Avances hacia una competencia justa en la industria del acero de América Latina. Fecha de publicación: 22/06/2015.
[vi] Wall Street Journal. China lucha para evitar que sus fábricas se muden. Fecha de publicación: 13/06/2016.
[vii] Comisión Económica para América Latina y el Caribe. América Latina y el Caribe y China: Hacia una nueva era de cooperación económica. Fecha de publicación: 22/05/2015.
[viii] Financial Times. AIIB gathers for inaugural annual meeting. Fecha de publicación: 24/06/2016.
[ix] Xinhua. World Bank, BRICS bank to enhance co-op in infrastructure development. Fecha de publicación: 10/09/2016.
[x] Financial Times. China doubles bets on ailing Latin America economies. Fecha de publicación: 12/02/2016.
[xi] Fondo Monetario Internacional. Reformas históricas que duplicarán los recursos de las cuotas y reforzarán la representación de las economías emergentes y en desarrollo. Fecha de publicación: 27/01/2016.