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sábado, 4 de noviembre de 2023

PERÚ: DE MAL, EN PEOR

 


Escribe: Milciades Ruiz

Nuestro país, atraviesa una situación crítica. Por nuestra sensibilidad social, profesamos ideas políticas en favor de la población desprotegida. Esta vocación, nos hace preocupar por sus sufrimientos, y nos solidarizamos con sus aspiraciones de justicia social. Con mayor razón, si estamos en la zona de pobreza. Luchamos contra el sistema de dominación social que protege más, a quienes tienen más dinero. ¿Qué pasa ahora?


Ya es un hecho reconocido oficialmente, de que el conflicto de poderes mundiales, viene causando estragos recesivos en la economía nacional por nuestra dependencia de vivir solo de entregar materia prima. La sequía económica hace sangrar el lado más floreciente de nuestra sociedad: la juventud. Frente a esta situación estructural, solo se piensa atacar el producto final que arroja la fabricación delincuencial, interponiendo el terrorismo de estado.

Se presume que, con mayor represión, mayores efectivos policiales y militares, más fiscales, más jueces, más unidades motorizadas, más presupuesto, más locales administrativos, más armas, instrumentos legales, declaratorias de emergencia, etc., se puede eliminar lo que produce la fábrica política. Se actúa sobre las consecuencias y no, sobre las causas, dejando que la fábrica siga arrojando las mismas fallas.

Pero la situación está reventando también en otros sectores débiles que, ya piden aumento de sueldos, más empleo, eliminar la carestía inflacionaria, mayor presupuesto para los gobiernos locales, para las oficinas públicas, etc. Se piensa entonces que, otorgando limosna de bonos dinerarios y, más fondos a programas sociales asistencialistas, se arregla la crisis. Y cuando el déficit sea insostenible, se acudirá a los préstamos de organismos de sumisión financiera.

En esta situación, cada día el torniquete exprime más a los de abajo. Si a esto añadimos los estragos del cambio climático, entones la sobrecarga de la crisis será insoportable para los desprotegidos. Sobre todo, para los campesinos, cuyos ingresos dependen del clima. Los de arriba siguen disfrutando de su posición porque tienen margen de sobra. Los de abajo, no tienen margen y comerán menos

La prensa anuncia un “Niño” catastrófico, alarmando a la población y autoridades, como lo viene haciendo asustando con el “Niño costero” desde inicios de año, sin que se cumplan sus vaticinios. Exigen un gasto descomunal en obras preventivas, sin reparar en el daño al erario nacional, cuyos fondos se están agotando, en plena recesión. Hace recordar a Toledo, que hizo aprobar de necesidad nacional, la vía interoceánica, para embolsarse millones de dólares del soborno de Odebrecht.

La prevención oportuna es necesaria, pero sin intereses particulares. Sin embargo, la prensa nos lleva de las narices y nos pone la agenda, para enfocarnos en la prevención de supuestas lluvias torrenciales que, causarían inundaciones pasajeras en ciudades costeras, exigiendo gastos de fondos que nos harán falta para salvar a la gente de la serranía, que ya sufre los efectos de la falta de lluvias y esto, es mucho más grave.

Mientras nos enfocamos en el fenómeno de “El Niño”, que al parecer no será muy grave, estamos descuidando la prevención del fenómeno de la sequía que, ya empezó a padecer dramáticamente el agro nacional, en el centro y sur del país. Hay sequía en el altiplano y la prensa no ve los padecimientos del campesinado, a pesar de ser el sector social que cubre casi la totalidad del territorio nacional.

Nos acercamos al solsticio de verano que, ocurre el 21 de diciembre de cada año, porque nuestro planeta se inclina 23,5° respecto del plano de su órbita y expone al Perú, a una mayor calentura solar. Al inclinarse varían también, las corrientes marinas y los inmensos vientos planetarios, la temperatura ambiental, etc. El agua superficial de los océanos se desnivela y las ondas marinas cálidas se inclinan hacia nuestras costas. Este cambio de posiciones ocasiona la estación de verano y, el fenómeno de “El Niño”, llamado así por su cercanía a la Navidad.

Sucede todos los años. Es lo normal. Con la inclinación, la corriente marina cálida procedente de Guayaquil, se encuentra con la corriente fría de Humbolt, cargada de peces, procedente de Chile, a la altura de Piura y, la pone tibia. Entonces los peces retroceden a su hábitat y disminuye la pesca en el norte peruano. A esto, los pescadores norteños le llamaron “El Niño”.

Pero, el recalentamiento ambiental, y de las aguas superficiales marinas de nuestro litoral norteño puede dar lugar o no, a lluvias torrenciales según la magnitud de las condiciones atmosféricas. Entonces tendremos un fenómeno “Niño” débil, moderado o quizá fuerte. Eso está por verse. Los anuncios meteorológicos a noviembre señalan más calentura a Ecuador, pero hay que esperar el solsticio.

La experiencia nos dice que, por más catastrófico que sea el fenómeno de “El Niño”, siendo crucial en marzo, su duración es de pocos días, porque el 21 de este mes, entramos a la estación de otoño, al regresar de su inclinación nuestro planeta. En todo caso, la estación lluviosa es beneficiosa para la población mayoritaria. En particular, para la campesina, que tendrá abundante agua para la producción agropecuaria con la que surte a la población nacional e internacional.

Con la estación lluviosa, los reservorios estarán repletos y los acuíferos subterráneos estarán llenos para sacar agua, donde no hay. Pasado el desastre de pocos días, hasta las zonas desérticas y cerros, reverdecen y producen. Las exportaciones agropecuarias crecerán y los miles de empresas agroindustriales y agro exportadoras darán mucho empleo, trayendo divisas al Perú. Los ingresos estatales aumentarán y el crecimiento económico -PBI, solucionará muchos problemas, etc.

Todo lo contrario, sucede con la falta de lluvias. La sequía, genera desastre total de larga duración, con pérdidas económicas masivas y descapitalización campesina. La recuperación tarda años. El solo retraso de lluvias o, la simple merma, traerá grandes pérdidas para la economía rural, porque cada cultivo tiene un calendario impostergable. Si el agua llega fuera de oportunidad o, en cantidades insuficientes, se perderá lo invertido ya que, no hay marcha atrás en el tiempo climático.

He vivido ambos fenómenos y puedo dar fe de lo terrorífico que es la sequía. La falta de oxígeno es asfixiante, y los niños enferman por deshidratación, la gente respira un aire seco y el polvo penetra hasta los pulmones. Buscamos agua y no hay por ningún lado, el ganado padece estrés calórico hasta que muere de sed y hambre, ya que las pasturas se quedan sin agua. Las cosechas se pierden sin remedio alguno, el drama masivo es horizontal y, nadie se salva. Sin agua no hay oxígeno y sin oxígeno no hay vida.

Pero lo que intento resaltar en todo esto, es la injusticia social y la segregación política de la serranía. En la forma de gobierno tradicional, se privilegia la costa y, se posterga a la sierra y selva. Desde el 2017, se ha venido destinando miles de millones de soles a la costa norte con el programa “Reconstrucción con cambios” a raíz del “Niño Costero” y todo ha terminado en “reconstrucción de la corrupción”.

La Autoridad para la Reconstrucción con Cambios (ARCC), durante sus cerca de seis años de vigencia, ha gastado cerca de 11 millones de soles en consultorías, así como 2.5 millones de soles para la creación de correos electrónicos para la institución y 8 millones en la construcción de módulos educativos temporales para 11 colegios; sin embargo, sus principales funciones no han sido cumplidas a cabalidad.

Hoy se pide la misma política para la prevención de lluvias en la misma región norteña. Nada para la sierra y selva afectadas por la sequía. ¿Es esto justo? ¿Por qué sucede tanta injusticia? Pues, porque lo permitimos. ¿Cómo, no entender el resentimiento social del sur andino? Esta injusticia se acabará cuando la serranía conquiste el poder de gobernar, a nivel local, regional y nacional. Pero eso, no cae del cielo, ni llega por sí solo. Sin lucha nada se consigue. ¿O, sí? Ustedes qué dicen.

Noviembre 02 - 2023


viernes, 12 de noviembre de 2021

COLAPSO DE LA CIVILIZACIÓN INDUSTRIAL

 


DEMASIADAS COSAS QUE PARECÍAN IMPOSIBLES ESTÁN SUCEDIENDO AL MISMO TIEMPO

Sergi Picazo

11 noviembre 2021

La tormenta perfecta después de la Covid-19: no llegan microchips, falta gas natural, los alimentos se encarecen, las materias primas están al límite y... la crisis energética va para largo.

Demasiadas cosas juntas que parecían imposibles están sucediendo al mismo tiempo. Falta de todo. Suben los precios de todo. Informaciones de prensa hablan del hecho de que no habrá magnesio en Europa, que hay un problema con el uranio, que fallarán los nitratos para la agricultura. Son frecuentes los cortes de electricidad en China. Falta agua en Taiwán. Medio millar de barcos están atrapados en puertos de todo el mundo. Maersk no tiene suficientes contenedores. No hay camioneros en Alemania. Latas de refrescos se venden sin pintar. El precio de los juguetes, de la alimentación o del diésel se encarece. Estantes vacíos en supermercados del Reino Unido. Fábricas paradas en la Zona Franca [de Barcelona]. ¿Habrá cortes de suministro de gas este invierno? No podrás comprar la PlayStation 5 ni tu nueva bicicleta eléctrica. La prensa achaca esta crisis a los cuellos de botella y la Covid-19, pero si amplías el zoom, podrás ver el cuadro completo: crisis energética, falta de materias primas… y los efectos del cambio climático en el seno de un capitalismo globalizado zombi. La Covid-19 fue un ensayo del colapso que vendrá.

Los diarios económicos hablan todo el día de esto; las grandes patronales empresariales están por primera vez realmente asustadas… y todos dicen que la culpa es de una demanda de consumo disparada, de los cuellos de botella, de los trabajadores asiáticos confinados por la pandemia, de la dependencia de China, del bloqueo del canal de Suez, de los barcos que no llegan. Lo venden, sin embargo, como una situación temporal. Algunos científicos y activistas denuncian que también está ocurriendo una cosa más, que es más estructural que momentánea: las materias primas estarían llegando a su pico, la crisis energética no sería temporal, la crisis climática ya está afectándonos, no podremos seguir consumiendo tres planetas como hasta ahora. “La crisis de los microchips no es más que la punta del iceberg”, dice Alicia Valero, profesora de la Universidad de Zaragoza y autora de Thanatia. Los límites minerales del planeta: “Un ejemplo: en el siglo XXI ya hemos gastado más cobre que en toda la historia”. ¿Se acabó la fiesta? Viene el decrecimiento, y ya no será una elección: vendrá a hostias. Todo es incierto, todo es confuso, todo es complejo.

Dicen que no están llegando microchips para la industria del automóvil, que no están llegando los teléfonos móviles para la Navidad ni las bicicletas eléctricas que ahora se han puesto de moda. ¿Puede que sea un problema temporal y que en un año todo se solucione? Puede ser. Pero entonces, ¿cómo se explican otras cosas que echaremos en falta muy pronto, como el gas que viene de Argelia, el petróleo de Arabia Saudita, el litio de Chile o… por ejemplo, ¿cómo se explica que falte vidrio para embotellar el vino del Penedès y papel para imprimir libros cuando la mayor parte provienen del reciclaje y no dependen de los barcos de Maersk que vienen de Shanghái? El científico del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), experto en energía y autor de Petrocalipsis, Antonio Turiel, lo dijo hace poco: “Falta vidrio. Hablamos de un material reciclable y de proximidad, así que ¿en este caso también radica el problema en cuellos de botella logísticos? ¿No se trata más bien de que los costes energéticos de fundir vidrio ahogan a la industria?”

Demasiadas cosas juntas que parecían imposibles están sucediendo al mismo tiempo. Arabia Saudita reconoce que casi ya no le queda capacidad ociosa de producción de petróleo. Lo explican en el portal económico Sharecast. Los precios del propano en EEUU son tan elevados que los mercados predicen un “Armaguedon” durante los meses más duros del invierno. Lo dice el Financial Times. La falta de electricidad en Europa está afectando a la producción de silicio y de zinc, perjudicando, entre otras, la producción de placas solares. Tan solo el precio del silicio ha aumentado un 300% este año. Lo dice Reuters. Europa podría quedarse sin magnesio en poco tiempo, el 87% del cual proviene de China, y esto pararía la industria de transformación del aluminio, del titanio e incluso del acero: es decir, bicis, coches, aviones. Lo dice El Economista. El precio del algodón se duplica en apenas un año (más del 120% de aumento) y ahoga el sector textil. Los precios más altos en 10 años. Lo dice Forbes. La subida de los precios de los materiales de construcción ha hecho que las obras en el Estado español sean ya un 22% más caras y que 4 de cada 10 empresas estén cancelando o parando el trabajo. Lo dice La Vanguardia.

Y hablemos de cosas aún más serias: está subiendo y todavía subirá más el precio de la alimentación. Lo anuncian las patronales del sector. En agosto, el índice de precios de los alimentos ya había aumentado un 32,9% respecto a agosto de 2020. “Y lo que es peor: nuestros márgenes son estrechos y los costes se disparan”, aseguran. En estos 12 meses, los grupos de alimentos que utiliza la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) para fijar el índice han evolucionado así: los cereales, como el trigo, la cebada o el maíz, suben un 31%; los lácteos, un 13%; la carne, un 22%, y el azúcar, un 9,6%. ¿Esto también tiene que ver con los cuellos de botella en Asia? Gustavo Duch, activista por la soberanía alimentaria, explicaba hace poco en un artículo en Ctxt: “Subirá el recibo de la comida por factores productivos derivados de la crisis climática, la desaparición de polinizadores o el agotamiento de insumos como los fertilizantes. Y por factores puramente capitalistas como la especulación.”

Por qué pasa todo esto ahora y todo al mismo tiempo

Demasiadas cosas juntas que parecían imposibles están sucediendo al mismo tiempo. Es cierto que las causas principales del colapso son los puertos colapsados, que el transporte terrestre no da abasto, la crisis del modelo just in time, que no almacenamos casi nada, las fábricas funcionan a medio gas en China o en Taiwán. Pero también hay causas de fondo, como una crisis energética global que no hace más que empeorar, una transición de los combustibles fósiles a las energías renovables mucho más compleja de lo que decían, el límite o pico del petróleo y de otras materias primas. Y en medio de todo esto está el factor de la elevada demanda de consumo: con una parte de la ciudadanía europea o norteamericana que tiene los bolsillos llenos (tras el ahorro forzoso del confinamiento por la pandemia de la Covid-19). Crisis sanitaria, crisis económica, crisis de la globalización, crisis energética y… crisis climática.

Probablemente los síntomas que estamos experimentando no son indicadores de un colapso total inminente. Habrá un invierno duro debido a la demanda de energía a causa del frío, y después mejorará en la primavera, y en verano volverá a crecer la demanda. “El proceso de crisis irá repitiéndose”, asegura Turiel. De todos modos, Luis González Reyes, miembro de Ecologistas en Acción y autor del libro La espiral de la energía, explicaba a los compañeros de El Salto que los síntomas que aparecen influyen en los factores que sí que llevarían a un colapso. “Estamos viviendo las primeras etapas del colapso”, decía. Hay fenómenos coyunturales y hay algunas cosa que han venido para quedarse. “Hemos de ser capaces de leer las coyunturas, que se recuperarán, como el desabastecimiento de bicicletas que ha habido; pero si miramos la articulación de las cadenas de producción globales, estamos ante un proceso sostenido y que tiene mar de fondo, que apunta hacia el colapso de la civilización industrial.”

Cada vez más investigadores e incluso la Agencia Internacional de la Energía reconocen que el planeta está llegando al límite de materias primas, al menos de las reservas conocidas. El citado Antonio Turiel y el activista de Extinction Rebellion y València en Transició, Juan Bordera, concluyen en el mejor artículo escrito hasta ahora sobre esta crisis en Ctxt que “el pico de todo tenía que llegar pronto o tarde, y está llegando”. Alicia Valero, que tiene conocimiento de la falta de minerales, confirma que “si seguimos a este ritmo, toda la transición ecológica y digital está en riesgo” porque “pasaremos de ser dependientes del petróleo a ser dependientes de toda la tabla periódica”. En su opinión, en los próximos años “habrá más paradas económicas y bajará el PIB: o cambianos el modelo, o la falta de recursos nos hará cambiar bruscamente el modelo”. Esto va en serio.

Y “en medio del marasmo de esta crisis total del capitalismo, de este pico de todo”, Turiel y Bordera reclaman que ahora debería ser el momento de relocalizar lo esencial, producir nuestros propios alimentos, asegurarnos los suministros básicos y el saneamiento del agua”. Decrecimiento, relocalización de la economía, salvar el agua, el aire y la alimentación… y disfrutar de los centenares de cosas que no contaminan.

Pero sobre todo hay una solución de este lío: “Tengo la solución: consume meeenos”, susurra al estilo joebiden. ¿Sabéis quién lo ha dicho? Un tal Morten Engelstoft, máximo ejecutivo de Maersk, la mayor empresa de transporte marítimo y de contenedores del mundo y una de las más afectadas por el caos. ¿Dónde lo ha dicho? En el Financial Times, la biblia capitalista. Abro comillas de la reflexión completa que hizo este empresario poco sospechoso de ecologismo radical: “Necesitamos un crecimiento más bajo del consumo para dar tiempo a la cadena de suministros para ponerse al día, o deberíamos repartir el crecimiento de manera diferente. La recuperación nos llevará un largo periodo de tiempo.”

Insisto: demasiadas cosas juntas que parecían imposibles están sucediendo al mismo tiempo (la frase, por cierto, no es mía: es del compañero Luis González Reyes).

04/11/2021

https://www.elcritic.cat/opinio/sergi-picazo/massa-coses-que-semblaven-impossibles-estan-passant-al-mateix-temps-107501

Traducción: viento sur

Fuente: https://vientosur.info/demasiadas-cosas-que-parecian-imposibles-estan-sucediendo-al-mismo-tiempo/