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miércoles, 16 de noviembre de 2022

¿QUÉ PODEMOS ESPERAR DE CHINA CON XI JINPING?



Marc Vandepitte

16/11/2022

Si algo debe preocuparnos no es China, es lo que nos espera de EEUU y de todo una serie de otros países occidentales

Vivimos tiempos muy turbulentos. Se avecinan muchas crisis y desafíos: el calentamiento global, el COVID-19, la crisis energética, la guerra en Ucrania... ¿Qué podemos esperar ahora que Xi Jinping ha sido elegido para un tercer mandato? ¿Qué dirección tomará China en los próximos años y acaso debe preocuparnos?

La cobertura mediática del vigésimo Congreso del Partido Comunista Chino fue pésima. Toda la atención se centró casi exclusivamente en un hombre y en su supuesta consolidación del poder. Sin embargo, este congreso no trataba de la persona de Xi Jinping, sino de la cambios y retos fundamentales del país más grande del mundo en términos de población. Pero no descubrimos prácticamente nada al respecto, salvo algunos tópicos recalentados.

En este artículo sí queremos hablar de esos grandes retos fundamentales a los que se enfrenta China y el mundo entero. Para ver lo que podemos esperar de China en este sentido, observamos cómo ha respondido a algunas crisis recientes y comparamos esta forma de actuar con el modo en que Occidente, y en especial EEUU, lo afronta.

Paz

Con México y Canadá como vecinos, EEUU tiene casi las fronteras más estables y seguras del mundo y no tiene que preocuparse por su seguridad nacional. A pesar de ello, en los últimos veinte años el país ha librado guerras contra siete países: Afganistán, Iraq, Siria, Libia, Yemen, Somalia y Pakistán. En la actualidad EEUU libra una 'guerra por delegación' (1) contra Rusia y no hace la menor presión por unas negociaciones de paz, todo lo contrario, quiere debilitar todo lo posible a Rusia.

Según un informe del Congreso de los EEUU, este país ha emprendido hasta 251 intervenciones militares desde 1991. EEUU tiene repartidas por todo el mundo más de 800 bases militares y casi 5 mil emplazamientos de defensa. Respecto a China, Washington se dirige cada vez más hacia una Guerra Fría. Con los años ha ido creando un verdadero cerco militar (2) y ha establecido asociaciones militares con países de la región (3) para aislar a China: la Cuadrilateral, AUKUS, los Cinco Ojos.

Hoy en día EEUU mantiene sanciones económicas contra más de 20 países. Todo esto forma parte del empeño de EEUU por mantener su supremacía absoluta (4).

En el caso de China se observa un planteamiento muy diferente. En siglos pasados la economía china era en gran medida autosuficiente y el país podía permitirse vivir aislado del mundo exterior y a menudo lo hacía. Incluso en el apogeo de su poder imperial, China difundía su cultura más a través de relaciones diplomáticas y económicas que mediante conquistas militares.

También ha mantenido esta política exterior en su historia reciente. China aspira a un mundo multipolar caracterizado por la igualdad entre todos los países. Considera la soberanía como la piedra angular del orden internacional y rechaza cualquier injerencia en los asuntos internos de otro país por el motivo que sea.

China gasta en armamento doce veces menos per cápita que EEUU. Tiene exactamente una base militar en el extranjero, concretamente en Yibuti que se utiliza para operaciones antipiratería.

La última guerra que libró China fue en 1979, contra Vietnam. Salvo un incidente fronterizo con India en 2020, el ascenso de China en Asia Oriental ha estado notablemente libre de conflictos, a pesar de las numerosas disputas fronterizas no resueltas del pasado. China es también el único de los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU que en los últimos 30 años no ha disparado un solo tiro fuera de sus fronteras.

Al igual que la mayoría de los países del Sur, China no se deja llevar por la fiebre bélica, que se ha desatado especialmente en los países occidentales desde la guerra de Ucrania. En cambio, impulsa las negociaciones de paz y se opone a las sanciones económicas contra Rusia.

China no responde a su cerco militar construyendo bases militares en torno a EEUU, sino con la construcción de pequeñas islas en el Mar de China Meridional y reclamando gran parte de este territorio. La supervisión de las rutas marítimas por las que se transportan sus productos energéticos e industriales es vital para Pekín. En este mismo contexto es donde hay que ver la Nueva Ruta de la Seda: es una salida por tierra para eludir el cerco marítimo.

Junto con otros países del Sur China intenta construir un mundo multipolar caracterizado por un mejor equilibrio de poder que el actual. Actualmente forma el BRICS junto con Brasil, India, Rusia y Sudáfrica. Pronto, Irán, Argentina, Arabia Saudita, Turquía y Egipto se unirán a este grupo de países.

COVID

La pandemia es la crisis sanitaria más grave de la historia reciente del mundo. La forma de actuar frente a esta crisis enseña mucho sobre un país, no solo sobre su asistencia sanitaria, sino también sobre cómo está organizado, cuáles son sus prioridades, la eficacia de sus políticas, etc. En otras palabras, el COVID-19 es una prueba de resistencia sólida como una roca.

En EEUU la gestión de la pandemia fue francamente abominable. Al principio el gobierno Trump no tomó en serio la amenaza. El 10 de febrero Trump incluso proclamó que el virus desaparecería por sí solo cuando subieran la temperaturas... Solo cuando los mercados bursátiles cayeron en picado el 12 de marzo, su gobierno empezó a despertarse.

Hasta el último momento el gobierno Trump trató de asegurar los intereses de los grandes grupos de capital, incluso a costa de la prevención y protección de la población. Por eso Trump quería evitar al máximo y durante el mayor tiempo posible medidas como la «distancia social», y mucho menos aplicar un confinamiento.

Un segundo motivo que explica la lentitud de la respuesta del gobierno Trump fue la consideración de los recortes presupuestarios, que han reducido en gran medida, por no decir demolido totalmente, la capacidad para luchar contra las epidemias en el país. Ambas razones se dieron también en muchos otros países occidentales, con fatídicas consecuencias.

Las consecuencias de esta gestión o de la falta de ella son desastrosas. En total murieron más de 1,3 millones de ciudadanos estadounidenses a causa del COVID-19. Los epidemiólogos están convencidos de que la cantidad de muertos podía haber sido diez veces inferior si se hubiera declarado el confinamiento dos semanas antes.

Después de una salida falsa en Wuhan, el gobierno chino actuó muy rápidamente con medidas drásticas como un confinamiento. El objetivo principal era, y sigue siendo, mantener la cantidad de víctimas lo más baja posible. Los motivos económicos se dejan de lado.

Para combatir la pandemia el gobierno desplegó importantes recursos. En la fase inicial, se trasladó desde el resto del país a 40 mil médicos y enfermeres a la provincia de Hubei, el epicentro de la epidemia. Unas 3 mil empresas, desde fabricantes de automóviles y empresas textiles hasta gigantes farmacéuticos, cambiaron temporalmente su producción para fabricar mascarillas, ropa de protección, desinfectantes, termómetros y equipos médicos.

La OMS describe el método chino como «quizás el control de la enfermedad más ambicioso, flexible y agresivo de la historia». Esta gestión ha dado sus frutos. El número de muertes por COVID en China es 5 mil 226. Un residente en EEUU o España tiene mil 100 veces más probabilidades de morir de COVID-19 que un chino.

La lucha contra el virus también tiene una dimensión internacional: solo se puede superar una pandemia si se supera en todo el mundo. Y aquí también las diferencias de planteamiento entre Occidente y China son sorprendentes.

Los países occidentales ricos se negaron a ayudar financieramente a los países de ingresos bajos y medios. Se salvaron ellos mismos primero y omitieron garantizar un suministro global adecuado y una distribución equitativa de los bienes esenciales, incluidos los equipos de protección, los materiales de diagnóstico, los medicamentos y los dispositivos médicos.

Contrasta fuertemente con el planteamiento chino. En 2020 los chinos exportaron 220 mil millones de máscarillas al resto del mundo. Con las vacunas pasó algo similar. En las primeras etapas los países ricos acapararon las vacunas para sí mismos en detrimento de los países del Sur. En ese período crucial China suministró 3 mil 800 millones de dosis al mundo. Sólo en una etapa posterior, cuando hubo un excedente de vacunas en el país, EEUU exportó algo más de 600 millones de dosis.

Clima

Los países ricos son responsables de más de la mitad de las emisiones de CO2. Su riqueza y desarrollo se basan en eso. Solo EEUU, es responsable de una cuarta parte de todas las emisiones del pasado. Por eso, países como EEUU tienen la mayor responsabilidad en la prevención de un (mayor) deterioro del clima.

A pesar de las promesas anunciadas con bombo y platillo por el gobierno Biden, las inversiones actuales en materia de clima en EEUU ascienden solo a una cuarta parte de lo que se necesita para cumplir los objetivos climáticos acordados. EEUU solo promete una reducción de las emisiones de 9 a 11% en comparación con 1990, lo cual es demasiado poco.

Con Biden no habrá ningún impuesto sobre el carbono ni aumento del impuesto sobre la gasolina. Por el contrario, las empresas de combustibles fósiles ganan hoy en día miles de millones en rebajas fiscales como resultado de la ley «Reconstruir mejor» (5).

No hay que buscar mucho para encontrar la razón de ese bajo esfuerzo; muchos miembros del gobierno tienen vínculos directos con la industria del petróleo y el gas. En otras palabras, el gobierno de EEUU está con las manos y pies atados por los gigantes de la energía que, evidentemente, pisan el freno a fondo en todo lo que respecta a la transición climática.

Y eso que el actual presidente ni siquiera es tan malo. El anterior era un negacionista del clima y hay una posibilidad razonable de que el próximo vuelva a serlo.

En China la situación es muy diferente. Allí no son las grandes empresas (energéticas) las que mandan y dirigen la dirección política. El Partido Comunista chino es el que determina las políticas que se siguen. Y apuesta decididamente por un futuro sostenible. Recientemente el gobierno chino lanzó el concepto de 'eco-civilización', que significa que se presta tanta atención al desarrollo de los ecosistemas como al bienestar humano.

China solo es responsable de 13 por ciento de las emisiones históricas, pero sí es el mayor emisor en la actualidad. Por otro lado, una parte no despreciable de las emisiones actuales se debe a la producción de bienes consumidos en Occidente (6).

En términos per cápita, China tiene actualmente las mismas emisiones que los países occidentales en 1885. Las emisiones acumuladas de China por persona son solo una octava parte de las de EEUU.

China se compromete a ser neutral desde el punto de vista climático en 2060. En ese periodo de transición sigue dependiendo del carbón, pero está haciendo grandes esfuerzos para alcanzar el objetivo climático.

En la actualidad las empresas chinas producen 72 por ciento de todos los paneles solares del mundo, 69 por ciento de las baterías de iones de litio y el 45 por ciento de todas las turbinas eólicas. Solo en 2021 China añadió más capacidad eólica marina que el resto del mundo contando los cinco años anteriores.

Gracias a las innovaciones de China, los costes de producción de la energía hidroeléctrica, eólica y solar han disminuido en todo el mundo han caído tanto que ahora pueden competir en precio con los combustibles fósiles en gran parte del mundo.

La capacidad total de las energías renovables de China es mayor que la de EEUU, la UE, Japón y el Reino Unido juntos. Pekín también promete multiplicar su capacidad de energía eólica y solar casi por tres.

En la actualidad, el país representa 42 por ciento de los puestos de trabajo en energías renovables del mundo. El 98 por ciento de todos los autobuses eléctricos del mundo circulan en China y el 70 por ciento de todos los trenes de alta velocidad. Desde principios de la década de 1980 la zona forestal se duplicó.

Crisis política

Aparentemente hay algo que no funciona en el sistema político occidental. Con figuras como Trump, Johnson, Bolsonaro, Duterte, etc., este sistema parece cada vez más un biotopo para personajes peligrosos que no rinden cuentas a nadie. Los líderes políticos con una agenda abiertamente racista y/o autoritaria cuentan cada vez más con el favor del votante, basta pensar en Orban en Hungría, Meloni en Italia, Modi en la India, Le Pen en Francia y Morawiecki en Polonia. La lista, por desgracia, es cada vez más larga.

Varios estudios recientes muestran que los ciudadanos comunes no tienen prácticamente ninguna influencia en la política y que sus deseos o necesidades se tienen poco o nada en cuenta. Las élites económicas son las que más influyen en la toma de decisiones políticas en Occidente.

En la crisis del COVID-19 los gigantes farmacéuticos fueron los protagonistas y quienes obtuvieron grandes beneficios. Son los gigantes de la energía los que tienen secuestrada la crisis climática y los que están haciendo mucho dinero a costa de los ciudadanos comunes en la actual crisis energética.

La industria militar es la que alimenta la fiebre de la guerra y la que se nutre de grandes beneficios. Y son los bancos los responsables de la crisis financiera de 2008, pero fueron los trabajadores quienes pagaron la factura.

La confianza en la política se erosiona cada vez más porque se hace más evidente para la población que vivimos en una plutocracia. Antes de la crisis financiera alrededor del 40 por ciento de la población estaba insatisfecha con la democracia, hoy en día ha aumentado a un 59 por ciento. Así lo indica un estudio realizado en 77 países.

Solo un tercio de los europeos sigue confiando en su parlamento o gobierno nacional. La confianza es aún menor en los partidos políticos. En Bélgica supone un 17 por ciento y apenas un 9 por ciento en Francia.

¿Y China? A ojos de Occidente no es una democracia. Su sistema no cumple en absoluto las normas que hemos establecido. Pero es un punto de vista occidental. Para la mayoría de los chinos la democracia significa principalmente gobernar en el interés del bien común y de una buena gestión.

Nosotros hacemos mucho más hincapié en cómo y quién toma las decisiones. Los chinos dan más importancia a la calidad de sus políticos que a los procedimientos de elección de sus dirigentes. Para optimizar esa calidad el Partido Comunista recluta a las personas más capaces. El proceso de selección para la promoción de altos cargos es objetiva y rigurosa. Kishore Mahbubani, un gran experto en Asia dice: «Lejos de ser un sistema dictatorial arbitrario, el Partido Comunista Chino ha conseguido crear un sistema de gobierno que es fuerte y duradero, ni frágil ni vulnerable. Y más impresionante todavía, este sistema de control ha sacado adelante al que quizá sea el mejor conjunto de líderes que China haya podido producir».

En cualquier caso, el partido puede contar con un fuerte apoyo popular. Casi tres cuartas partes de los chinos dicen que apoyan el sistema de partido único. De hecho, el apoyo al gobierno central en los últimos años ha estado entre 80 y 90 por ciento. Esta puntuación está muy por encima de la de los países occidentales.

Que esas puntuaciones sean tan altas no debería sorprender. Los chinos están mejorando juntos su situación a pasos agigantados. Mientras que en muchos países los salarios están estancados o disminuyen, en China han triplicado en la última década. Entre 1978 y 2015 los ingresos del 50 por ciento de los chinos más pobres aumentaron en un 400 por ciento mientras que en EEUU se redujo un 1 por ciento durante ese periodo.

Según la ONU, desde 1981 han salido de la pobreza 853 millones de chinos, lo que supone el 76 por ciento de todas las personas que salieron de la pobreza en el mundo durante ese periodo. Con un PIB per cápita que es casi cuatro veces menor que el de EEUU, la esperanza de vida de un chino en la actualidad es mayor que la de un ciudadano estadounidense.

The Economist, un diario que es todo menos un amigo de China, concluye: «El Partido Comunista Chino tiene una poderosa historia que contar. A pesar de sus muchos defectos, ha creado prosperidad y una esperanza que una generación anterior habría considerado impensable». Esto también explica la gran estabilidad política de los últimos 30 años.

¿Debemos preocuparnos?

No es que China no tenga problemas. La lista de retos a los que se enfrenta el país es larga. En el plano social está la redistribución de la riqueza y la cuestión de los 'migrantes internos' (7). En el plano económico se plantean los problemas del envejecimiento de la población, la transición al mercado interno y la disminución de la deuda.

En el plano político la coexistencia armoniosa con las distintas minorías, el freno a los resentimientos nacionalistas, la lucha contra la corrupción, el desarrollo del estado de derecho, la mayor democratización de la toma de decisiones, el freno a la capa capitalista, el restablecimiento de la moral socialista y llenar el vacío ideológico.

En el plano ecológico está el calentamiento global, sobre todo con la eliminación del carbón, pero también la eliminación de la contaminación ambiental. Y luego está la guerra económica y tecnológica que EEUU ha declarado contra China.

Viendo cómo los chinos han manejado las grandes crisis de los últimos años, es probable que también sepan manejar estos desafíos. Si algo debe preocuparnos, es lo que nos espera de EEUU y de todo una serie de otros países occidentales.

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Notas:

(1) Una «guerra por delegación» (en inglés, proxy war) es un conflicto en el que una parte (normalmente una superpotencia) delega en otra parte, que hace la guerra y actúa como retaguardia. En otras palabras, el trabajo sucio lo hace otro. La superpotencia proporciona apoyo económico, ideológico, logístico y/o militar. El delegado suele ser un país más pequeño y suele correr con las consecuencias negativas de una guerra de este tipo.

(2) En abril de 2020 el Pentágono publicó un nuevo informe en el que abogaba por una mayor militarización de la región. El plan es instalar misiles balísticos en sus propias bases militares o en las de sus aliados (flechas rojas). Si además instalan misiles de crucero en los submarinos (ver mapa), podrían alcanzar la China continental en 15 minutos.

(3) Hay tres asociaciones de este tipo: La llamada Quad (asociación entre Australia, India, Japón y EEUU), AUKUS (pacto de seguridad entre Australia, Reino Unido y EEUU) y los «Cinco Ojos» (asociación basada en la inteligencia entre Nueva Zelanda, Australia, Canadá, Reino Unido y EEUU).

(4) El Departamento de Estado de EEUU lo articuló en 1947 de la siguiente manera: «La supremacía absoluta debe ser el objetivo de la política estadounidense».

(5) La ley Reconstruir mejor es una ley con disposiciones sobre el cambio climático y la política social. Originalmente el plan era invertir 3 mil 500 millones de dólares en proyectos verdes y sociales. Tras las negociaciones esa cantidad se redujo a unos un millón 700 millones de dólares. La ley se aprobó el 19 de noviembre de 2021.

(6) Las exportaciones chinas representan actualmente alrededor del 5 por ciento de las emisiones mundiales de combustibles fósiles.

(7) Los «emigrantes internos» son chinos que van a las ciudades desde las zonas agrícolas, sobre todo del oeste del país, en busca de trabajo. A partir de mediados de la década de 1980 sucedió en las zonas cercanas, pero más tarde también en los principales polos industriales, especialmente en las regiones costeras (en el este).

Al Mayadeen

Fuente: https://www.lahaine.org/mundo.php/ique-podemos-esperar-de-china

 

domingo, 23 de octubre de 2022

CHINA: XI SE PREPARA PARA PONER EN MARCHA LA CUENTA ATRÁS

 


Pepe Escobar

20/10/2022

La asociación estratégica China-Rusia no tiene tiempo que perder con juegos hegemónicos; lo que los impulsa es que, más temprano que tarde, gobernaran la isla del mundo

El discurso de 1h45min del presidente Xi Jinping en la apertura del 20º Congreso del Partido Comunista de China (PCCh) en el Gran Salón del Pueblo en Beijing fue un interesante análisis del pasado reciente que nos orienta sobre el futuro cercano. Toda Asia y todo el Sur Global deberían examinarlo cuidadosamente.

El Gran Salón estaba adornado con brillantes estandartes rojos. Un eslogan gigante colgado en la parte trasera decía: "Viva nuestro gran, glorioso y correcto partido".

Otro cartel era casi un resumen del informe: "Mantengamos en alto la gran bandera del socialismo con peculiaridades chinas, implementemos plenamente el pensamiento de Xi Jinping , llevemos adelante el gran espíritu fundador del partido, y unámonos para construir un país socialista moderno y el rejuvenecimiento de la nación china".

Fiel a la tradición, el informe describió los logros del PCCh en los últimos 5 años y la estrategia de China para los próximos 5. Xi prevé "feroces tormentas" por delante, nacionales y extranjeras. El informe fue igualmente significativo por lo que no detalló o dejó sutilmente implícito.

Los miembros del Comité Central del PCCh ya conocían el informe y lo habían aprobado. Los congresales pasarán esta semana estudiando la letra pequeña y lo votarán el sábado. Luego se anunciará un nuevo Comité Central y se aprobará un nuevo Comité Permanente del Politburó, los 7 que realmente gobiernan.

El Congreso dilucidará los rostros de la nueva generación que trabajará cerca de Xi, así como quién sucederá a Li Keqiang como nuevo primer ministro: sus dos mandatos han terminado y, según la constitución, debe dejar el cargo.

Los 2.296 delegados al Congreso los hacen en representación de los 96 millones de miembros del Partido Comunista de China. No son meros espectadores: en la sesión plenaria que terminó la semana pasada, analizaron a fondo todos los grandes temas y se prepararon para participar en los debates del Congreso Nacional. Votarán todas las resoluciones, incluso la elección de los líderes, a puerta cerrada.

Puntos clave

Xi sostiene que en los últimos 5 años el PCCh avanzó estratégicamente mientras el pueblo de China respondía "correctamente" (terminología del Partido) todos los desafíos. Estos logros incluyen, las amenazas provenientes de extranjero, el fin de la pobreza, la normalización de Hong Kong, los progresos en el área diplomática y de la defensa nacional.

En comparación con los logros, el éxito de la política Cero-Covid ordenada por Xi sigue siendo muy discutible. Xi enfatizó que ha protegido la vida de las personas. Lo que posiblemente no quiso decir es que los dirigentes del Partido han sospechado, desde el comienzo, que el virus es un arma biológica estadounidense dirigida contra China. Es decir, un asunto de seguridad nacional que supera cualquier otra consideración, incluso la marcha de la economía china.

La política Cero-Covid ha afectado la producción y el mercado laboral. China se aisló durante un buen tiempo del mundo exterior. Solo un ejemplo: los gobiernos de los distritos de Shanghái mantendrán las medidas Cero-Covid por unos dos años más. Esta política de salud pública no desaparecerá pronto. Y una de las consecuencias es que la economía china seguramente crecerá este año menos del 3 %, muy por debajo del objetivo oficial de "alrededor del 5,5 %".

Aspecto destacados del informe de Xi.

Taiwán: Beijing ha iniciado "una gran lucha contra el separatismo y la injerencia extranjera" en Taiwán.

Hong Kong: ahora está «administrado por patriotas, lo que lo convierte en un lugar mejor». En Hong Kong hubo "una gran transición del caos al orden". Correcto: la fracasada revolución de color de 2019 casi terminó con un importante centro mundial de comercio/finanzas.

Alivio de la pobreza: Xi lo presentó como uno de los tres «grandes acontecimientos» de la última década, junto con el centenario del PCCh y el socialismo con peculiaridades chinas. El alivio de la pobreza es el núcleo de uno de los "dos objetivos del centenario" del PCCh.

Apertura: China se ha convertido en "un importante socio comercial y destino para la inversión extranjera". De esta manera Xi refuta la idea que China se ha vuelto autárquica. Pero, China no se involucrará en ningún tipo de "expansionismo" aunque seguirá abierta al mundo. La política estatal es: la globalización económica "con características chinas".

"Autorrevolución": Xi introdujo un nuevo concepto. La "autorrevolución" permitirá a China escapar de un ciclo histórico negativo. Y... "esto asegura que el partido nunca cambiará sus principios ".

El marxismo: definitivamente se mantiene como uno de los principios rectores fundamentales. Xi enfatizó: "Le debemos al marxismo el éxito de nuestro partido y del socialismo con características chinas" (y cómo China ha logrado adaptarlo).

Riesgos: este fue el tema recurrente del discurso. Los riesgos seguirán interfiriendo "los dos grandes objetivos del centenario". El objetivo número uno se alcanzó el año pasado, cuando China alcanzó el estatus de "sociedad moderadamente próspera" en todos los aspectos ('xiaokang', en chino). El objetivo número dos debe alcanzarse en el centenario de la República Popular China en 2049: "construir un país socialista moderno que sea próspero, fuerte, democrático, culturalmente avanzado y armonioso".

Desarrollo: la atención se centrará en el «desarrollo de alta calidad», esta noción contiene la resiliencia de las cadenas de suministro y una estrategia económica de «doble circulación» o expansión de la demanda interna en paralelo a la inversión extranjera (principalmente centrada en proyectos BRI). Esa será la prioridad de China. Entonces, en teoría, cualquier reforma privilegiará una combinación de «economía de mercado socialista» y apertura de alto nivel, mezclando la creación de más demanda interna con una reforma estructural del lado de la oferta. Traducción: «doble circulación» con esteroides.

"Democracia de proceso completo": este fue el otro nuevo concepto introducido por Xi. Se traduce como «democracia que funciona». Implica dos factores fundamentales : Rejuvenecimiento desde abajo y liderazgo del PCCh: «Necesitamos asegurarnos de que las personas puedan ejercer sus poderes y participen a través en el sistema del Congreso Popular».

Cultura socialista: Xi dijo que es esencial " trabajar con los jóvenes". El PCCh debe asegurarse que los medios de comunicación fomenten una generación de jóvenes "influenciados por la cultura tradicional, el patriotismo y el socialismo", favoreciendo así a la "estabilidad social". "Nuestra historia debe ir a todo el mundo" presentando una China "creíble y respetable". Eso ciertamente se aplica a la diplomacia china, incluso a los llamados «guerreros lobos».

"Sinizar la religión": Beijing continuará con su campaña de "Sinizar la religión", como una armonización proactiva de "la religión y la sociedad socialista". Esta campaña se introdujo en 2015, lo que significa, por ejemplo, que el islam y el cristianismo deben estar bajo el control del PCCh y en consonancia con la cultura china.

El compromiso de Taiwán

Ahora llegamos a los temas que obsesionan al hegemón occidental en decadencia: la conexión entre los intereses nacionales de China y cómo afectan a esta civilización-estado en las relaciones internacionales.

Seguridad nacional: "La seguridad nacional es la base del rejuvenecimiento nacional y de la estabilidad social, es un requisito previo para la fortaleza nacional".

Las fuerzas armadas: se fortalecerán los equipos, la tecnología y la capacidad estratégica del EPL. No hace falta decir que eso significa un mayor control del PCCh sobre las fuerzas armadas.

"Un país, dos sistemas": ha demostrado ser "el mejor mecanismo institucional para Hong Kong y Macao". Ambas regiones "gozan de alta autonomía" y son "administrados por patriotas". Xi prometió integrarlos mejor en las estrategias nacionales.

Reunificación de Taiwán: Xi se comprometió a completar la reunificación de China. Traducción: devolver Taiwán a la patria. Eso fue recibido con un torrente de aplausos. El mensaje estaba dirigido, simultáneamente, a la nación china y a las fuerzas de «interferencia extranjera»: «No renunciaremos al uso de la fuerza y tomaremos todas las medidas necesarias para detener los movimientos separatistas». El resultado: "La resolución del problema de Taiwán es un asunto del pueblo chino, que debe ser decidido por el pueblo chino".

Xi ni siquiera mencionó a Xinjiang por su nombre: solo lo hizo implícitamente, cuando enfatizó la unidad de todos los grupos étnicos. Xinjiang para Xi significa la industrialización del Lejano Oeste y un nodo crucial en las nuevas Rutas de la Seda (BRI). Los chinos saben que las tácticas de desestabilización de la CIA utilizadas en el Tíbet durante décadas no funcionaron en Xinjiang.

Refugio de la tormenta

Ahora analicemos algunas de las variables que afectarán los muy difíciles años que se avecinan para el PCCh.

Cuando Xi hablo de «feroces tormentas por delante», se esta refiriéndose a lo que piensa el liderazgo chino las 24 horas del día, los 7 días de la semana: Xi está convencido que la URSS se derrumbó porque el Hegemón hizo todo lo posible para socavarla. No permitirá que un proceso similar descarrile a China.

En el corto plazo, la «tormenta» puede referirse a la última ronda de la guerra económica estadounidense contra la tecnología china: el imperio trata de impedir que China compre o fabrique chips y componentes para supercomputadoras.

Sin embargo, Beijing mantiene un perspectiva a largo plazo, apuesta a que la mayor parte del mundo, especialmente el Sur Global, se alejará de la alta tecnología estadounidense y preferirá el mercado chino. Los chinos se han vuelto cada vez más autosuficientes, las empresas tecnológicas occidentales terminarán perdiendo los mercados por la competitividad y la economía a escala de China.

Xi no mencionó a EEUU por su nombre. Todos el liderazgo chino es consciente que Washington quiere "desacoplarse de China» y que continuará desplegando una secuencia de acciones para una posible guerra híbrida.

Xi no entró en detalles, pero está claro que la fuerza impulsora será la innovación tecnológica vinculada a una visión global. Ahí es donde entra BRI como el campo de aplicación privilegiado para estos avances tecnológicos.

Solo así podemos entender cómo Zhu Guangyao, ex viceministro de finanzas, puede estar seguro de que el PIB per cápita de China en 2035 duplicaría las cifras de 2019 y alcanzaría los 20.000 dólares.

El desafío para Xi y para el nuevo Politburó será corregir de inmediato el desequilibrio económico. Y abultar la "inversión financiada con deuda» esta vez no funcionará.

Por lo tanto, se pueden apostar que el tercer mandato de Xi se confirmará a finales de esta semana. Y que la nueva dirección del país tendrá que concentrarse en una planificación acompañada de un seguimiento riguroso que impida las desconexiones de periodos anteriores . El Politburó tendrá que prestar mucha más atención a las consideraciones técnicas. Xi probablemente delegará algunas políticas en un grupo de tecnócratas competentes.

De lo contrario, se puede repetir lo que preocupaba al primer ministro Wen Jiabao en 2007: "en China todavía tenemos una economía, desequilibrada, descoordinada y, en última instancia, insostenible". Ahí exactamente es donde el Hegemón quiere que esté ubicado el gigante asiático.

Tal como está, las cosas esto no va ocurrir por ningún motivo. La Comisión Nacional de Desarrollo y Reforma afirma que, en comparación con el resto del mundo, la inflación en China es sólo "marginal"; el mercado laboral es estable; y los pagos internacionales son estables.

También hay que considerar que el informe de Xi pone patas arriba a los sospechosos habituales geopolíticos anglonorteamericanos: Mackinder, Mahan, Spykman, Brzezinski.

La asociación estratégica China-Rusia no tiene tiempo que perder con juegos hegemónicos globales; lo que los impulsa es que, más temprano que tarde, gobernaran la isla del mundo, con aliados desde África hasta América Latina, todos participando en una nueva forma de globalización. Ciertamente con «características chinas»; pero sobre todo, con «características Pan-Euroasiáticas». La cuenta atrás ya está en marcha.

observatoriocrisis.com

Fuente: https://www.lahaine.org/mundo.php/china-xi-se-prepara-para