Mostrando entradas con la etiqueta Orden y Caos. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Orden y Caos. Mostrar todas las entradas

jueves, 13 de agosto de 2020

¿HABRÁ ELECCIONES EN EE.UU. EN NOVIEMBRE?

 Ante qué coyuntura internacional nos encontramos en 2020


Foto: Telam

·        Wim DierckxsensWalter Formento

13/08/2020

Introducción

 

Las elecciones en Estados Unidos en 2016 fueron una batalla política que cambió el rumbo de la política internacional de Estados Unidos. Esta batalla política tuvo su momento clave en las elecciones donde cuatro grandes actores de poder disputaban la presidencia, de los cuales tres eran fracciones distintas de la oligarquía financiera y una expresaba a los sindicatos y trabajadores.

 

En el Partido demócrata se expresaba de modo dominante la oligarquía financiera globalista, que constituía el Estado Profundo –Deep State– en el Partido Demócrata y lo controlaba, expresándose en las figuras de Clinton´s y Obama´s. Pero será desafiado por el movimiento de trabajadores organizados en sindicatos y desde los barrios urbanos pobres, que se expresa hoy por Sanders y Osorio Cortes. Esta fracción tuvo todas las condiciones para ganar las internas Demócratas, pero el aparato financiero-electoral operó para que en las elecciones internas indirectas Sanders “sea” derrotado. Todos los datos afirman que Sanders tenía mayoría de electores para ganar la interna, pero que estos fueron comprados y reorientados de modo que se impuso la candidata del estado profundo oligárquico financiero globalista.

 

En cambio en el Partido Republicano, el estamento de poder profundo del continentalismo financiero –Ted Cruz, Marco Rubio, John Kasic– fue derrotado por Donald Trump. Este expresaba a la oligarquía financiera local-nacional contra el estamento de poder profundo de la oligarquía financiera continentalista, que expresa los intereses de los Bush/Rockefeller/Houston/Dallas/Tea-Partypetróleo y finanzas. Que en la fórmula presidencial se expresó en el vicepresidente Pence y también en los secretarios Tillerson/Pompeo/Bolton. Trump fue la gran sorpresa, una sorpresa porque pudo imponerse contra el establishment republicano sin que hubiera mayores resistencias a este supuesto extraño.

 

Este era un primer momento, cuando se expresaron los distintos actores políticos, económicos e intereses presentes en cada partido político, esto ya fue una muestra de las nuevas condiciones nacionales e internacionales y las características conflictivas del resultado electoral que sorprendió a “todos”, o casi a todos. Particularmente pone de manifiesto la fragmentación de la oligarquía financiera en Estados Unidos y sobre todo la sorpresiva derrota de la oligarquía globalista. Eso en un momento donde el planteo del referéndum de febrero de 2016[1], acerca de la salida de Gran Bretaña -Brexit Británico- de la Unión Europea, signaba el momento. Y mostraba también el escenario de crisis en la Unión Europea entre la oligarquía globalista enfrentada a la oligarquía británica y a la oligarquía germana-franco-italiana en la Unión Europea, expresada por el bloque Alemania-Francia-Italia.

 

El mundo mostraba también a partir de 2014-2016, que nuevos actores mundiales estratégicos multipolares emergían, como multipolarismo político-Económico estratégico –BRICS– y como Dialogo Filosófico-Cultural estratégico de Civilizaciones. Ambos en dialogo y enfrentados a los Unipolarismos Financieros.

 

En este marco general es que situamos la realidad de Estados Unidos cuando abordamos su situación nacional de pre-guerra civil, que es el modo como se expresa la batalla política entre fracciones de oligarquías financieras en Estados Unidos. Una pre-guerra civil que aparece bajo las formas de puja entre actores populares que se expresan y distinguen desde sus referencias étnico-político-sociales como: afroamericanos (Black-Lives-Matter), hispanoamericanos, mexicanos, angloamericanos, etc.

 

Que es un modo distinto de cómo se manifestaron las luchas entre 1961-1973 en una situación similar de crisis mundial, con referencias a sus pertenencias socio-económicas (clases) y organizaciones sindicales y a sus líderes propios (ej.: Martin Luther King, Malcolm X, etc.). Donde además, la oligarquía financiera continentalista/tricontinentalista se expresaba en y desde el partido republicano y, la gran burguesía industrialista y el movimiento obrero sindical en el Partido Demócrata.

 

Por ello, tal vez, la necesidad de los asesinatos del presidente John Kennedy, de Robert, de Martin Luther King, Malcolm X y tantos otros por el estado profundo económico-financiero. Hasta que el Partido demócrata quedó subordinado a la oligarquía financiera Globalista (anglo-holandesa) entre 1991-1994 con los Clinton´s y Obama´s. Y el Partido Republicano bajo control del estamento de poder profundo de la oligarquía continentalista norteamericana. Por lo tanto, ambos partidos están bajo control oligárquico financiero unipolar y enfrentados de modo estratégico, porque la oligarquía globalista requiere de la negación de lo nacional o desarticulación de las oligarquías continentales y locales/nacionales para imponer y actuar en sentido estratégico.

 

La crisis financiera global que estalla con centro en Estados Unidos entre septiembre de 2001 y 2008, se transformará en crisis sistémica entre septiembre de 2019-marzo de 2020 también con centro en Estados Unidos. Cuando la Oligarquía Financiera Global, transnacionales financieras globales, no pudo imponer sus condiciones a la nación China, mediante la guerra financiera (desde las Cities de Londres, Nueva York y Hong Kong), ni luego mediante la guerra militar irregular (terrorista Otan/Daesh/Isis/etc.) en Siria, para que luego escalara a China, Rusia e India, en su segundo movimiento, mediante la sublevación de la población musulmana en cada país. Entonces, la crisis tomó forma, en 2016-2017 de Brexit golpeando sobre la City de Londres, de Trump-Presidente golpeando sobre la City de Nueva York y de Tiananmen II (2019) golpeando sobre la City de Hong Kong, esta última en una doble acción aparentemente combinada tanto desde Xi Jimping como desde Trump.

 

En este contexto, emerge la Pandemia Coronavirus -Covid19- que toma forma de crisis sanitaria mundial. Donde ésta, por un lado, impide observar el despliegue de la crisis sistémica y, por otro, también impide observar la crisis energética del petróleo fósil y por carácter transitivo, también del petróleo y gas de esquisto en Estados Unidos, en general, controlado por los intereses globalistas de Chevrón y Obama. Todo lo cual resultará en el fortalecimiento de Rusia y también de Alemania-Francia-Italia en la UE; también de Irán-Rusia-China; también de Irán-China-Egipto-Libia-Rusia. Y luego, permite observar el despliegue de la crisis del petro-dólar como moneda de reserva mundial controlada por el continentalismo, que deviene en Tricontinentalismo norteamericano desde 1971/73; que en su despliegue, permite que emerja y se consolide una fracción desde su seno, como oligarquía global hacia 1987/94.

 

Ésta, desde 2018, viene planteando ya su moneda global propia, la Libra (de Facebook) como moneda virtual soportada en el Complejo Estratégico de Inteligencia Artificial -CE/IA- globalista, las GAFAM (FAAMG en inglés). Claro que el CE/IA está en plena disputa entre los intereses Globalistas y los del Continentalismo Norteamericano, que desarrolló todos los antecedentes de las GAFAM desde 1940-2013 y que a partir de 2013-2020 empieza a ser disputado por la oligarquía globalista.

 

Ésta controló y desarrolló las GAFAM hasta que estalló la crisis sistémica en septiembre de 2019. Desde este momento hasta marzo de 2020, el Continentalismo Norteamericano articulando con Trump en el gobierno, recuperó posiciones en marzo/abril de 2020, hasta el punto donde aparecen signos que las GAFAM están en plena situación de disputa entre ambas fracciones de oligarquía. Esta lucha por el Complejo Estratégico de Inteligencia Artificial es una muestra de la batalla inter-oligárquica en Estados Unidos, que se expresa en las luchas callejeras y en los muertos por Covid-19. Donde el CE-IA del multipolarismo BRICS, es también parte de esta batalla estratégica en el terreno de la IA, aunque como contradicción externa.

 

Todo este sistema de intereses y contradicciones es lo que se manifestará y tiene lugar en la batalla electoral por la presidencia de los Estados Unidos en noviembre de 2020 o como suceda. Y nos permite abordar su complejidad y la dinámica de los actores estratégicos en pugna.

 

El Imperio del Caos

 

En octubre de 2016, un mes antes de las elecciones en EEUU escribimos: “Parece que hemos entrado en el Imperio del Caos, entendido como lo que resulta de la negativa a aceptar el propio declive hegemónico. Parece que Obama lidió con la decadencia de Estados Unidos, como Gorbachov en la ex URSS. La pretensión de California, Hawái y Puerto Rico de separarse de la Unión de Estados (si Trump ganase las elecciones) aparecería como el modo de plantearse incluso la Perestroika en Occidente.

 

Ante el posible triunfo electoral de Trump (y con las derrotas en el Brexit, en Hong-Kong, en Nueva-York, en Siria, Irán, Libia, etc.), los globalistas que pretenden y necesitan imponer un nuevo orden en el mundo, con un proyecto del Estado Global que estaría por encima de las naciones, e incluso por encima de los EEUU, se encuentra en un momento donde si no pudiese retomar el control de EEUU, por cualquier medio, podría debilitarse de modo cualitativo. Esto en un contexto de crisis de los actores transnacionales unipolares financieros, que es el modo como se expresa principalmente ésta, y de fortalecimiento de los actores nacionales, articulados en lo multipolar/poliédrico y pluriversal que es el otro modo de expresarse. Lo cual lleva la crisis por la puja de poder mundial a un alto nivel de complejidad.

 

Por ello, el Globalismo Unipolar, para lograr su cometido, no puede descartar en este contexto un golpe de estado, la ley marcial para no mencionar la “eliminación física del nuevo presidente”.  Consideramos, en agosto de 2020, que pudimos describir a grandes rasgos y prever en 2016 lo que en estos cuatro años ha sucedido, pero aún faltan los meses de mayor tensión. Entonces ¿Qué más podría suceder durante y qué después de las elecciones de noviembre 2020?

 

Si los demócratas realmente hubieran tenido la intención de "ganar" en 2016, Hillary Clinton no era la mejor candidata y tal vez podríamos llegar a coincidir que fue la peor opción para disputar contra Trump. El Comité Nacional Demócrata (DNC) manipuló el proceso primario contra Bernie Sanders, como todos sabemos y hemos ya escrito también, lo hicieron hace 4 años y lo volvieron a hacer en 2019. La figura de Hillary fue odiada y no sólo por los conservadores. Aunque todas las encuestas (a menudo realizadas por los globalistas quienes controlan el partido Demócrata) dijeron que Clinton ganaría en forma contundente, nunca hubo gran cantidad de militantes y simpatizantes en los eventos de su campaña. Ella nunca logró mayor impacto más allá del “aparato” comunicacional. Incluso se podría haber pensado que todo fue preparado para que perdiera. La retórica de Trump era claramente anti-globalista y sus llamados a "drenar el pantano" movilizaban y convocaban a simpatizantes y votantes.

 

Hay que tomar en cuenta que los globalistas elaboran estrategias a más largo plazo que los electorales, es decir no piensan primero en los próximos 4 años de gobierno, esto se deriva luego de definir y establecer lo estratégico del poder. Para que la fracción del Estado profundo globalista pensase que Trump se convierta en presidente, tal vez pensó primero en la “utilidad” de su presidencia como chivo expiatorio del colapso económico que estaba en desarrollo. Tengamos en cuenta que desde la crisis de 2008, la ´economía de mercado´ de los EEUU (una burbuja observada en la Bolsa de Valores) solo se ha sostenido a flote a fuerza de la emisión de dinero sin respaldo, expansión monetaria, realizada por la Reserva Federal -Fed-. La Fed estimulaba con expansión monetaria -crédito- otorgado a bajas y decrecientes tasas de interés para que las principales transnacionales globalistas (GAFAM/FAAMG), lo “invirtieran” en adquisiciones y re-compra de sus propias acciones. Esta política aumentó el precio de las acciones de las mega-transnacionales sin cesar y con ello fomentó la centralización de capital, ingresos y riqueza en muy pocos, y cada vez menos, actores financieros transnacionales.

 

Esta burbuja de “dinero de helicóptero”, emisión sin respaldo, estallaría independientemente de cuánto dinero “fabrique” la Reserva Federal, estallido que podría ser “usado" para desprestigiar y debilitar al presidente Trump, según los Globalistas. En medio del actual confinamiento por Covid-19, están maniobrando para un mayor declive de una economía estadounidense ya debilitada, por su transnacionalización global. Las características propias de la Pandemia permiten que la crisis económica permanezca invisibilizada, en medio de las otras crisis que estallaron (sanitarias, energética, militar, paramilitar, de moneda de reserva, etc.) y siguieron estallando en el primer semestre de 2020.

 

El hecho es que todo empezó con la Crisis Sistémica de septiembre de 2019[2]. La cual sigue, se profundiza y manifiesta con la Batalla y Crisis por el control de las Tecnológicas –GAFAN– en marzo/abril 2020. Y todo parece como si estuvieran preparando al pueblo y la nación norteamericana (y al mundo) para el colapso que se espera hacer “estallar” antes de las elecciones de noviembre de 2020.  Hasta la fecha, las acciones de GAFAN han subido un 35%, desde la crisis bursátil que alcanzó su pico mínimo a mediados de marzo. Las demás empresas que cotizan en la Bolsa de Nueva York (S&P500) vieron bajar sus acciones. Aunque un nuevo colapso bursátil se diera, la centralización de capital real en cada vez menos empresas globalistas transnacionales será un hecho y con ello un mayor control sobre la sociedad y el mundo entero.

 

Trump ante todo ha sido un presidente antiglobalista y ha logrado avanzar en este objetivo general. Su guerra comercial con China comenzó para obligar a las transnacionales globalistas (GAFAN+Microsoft), que operan con sus plataformas en ese país, regresar con sus inversiones a Estados Unidos o salir de China. Pero los globalistas, recientemente perdieron el control de la City de Hong Kong, en medio de la “guerra comercial” con Pekín y antes, con el Brexit, la City financiera de Londres perdió el control sobre la UE y Gran Bretaña. Estos hechos han debilitado particularmente a las fuerzas globalistas. Y recientemente se sumó la crisis en la City de Nueva York, cuando a partir del 23 de marzo de 2020 la Reserva Federal (Fed) ya no opera sin control político. Cuando Trump (como parte de la oligarquía local/nacionalista) incorporó a la Secretaría del Tesoro (oligarquía continentalista con centro en el Tea Party y Houston/Dallas) en un frente único para limitar a la Fed Globalista, para así poder ya no solo influir, sino decidir sobre la expansión monetaria y también sobre el destino de dichos fondos.

 

En la misma línea, pero en otro plano, observamos que la OTAN-Globalista ha perdido mucha de su legitimidad en la Unión Europea, “legitimidad”/poder que procedía de imponerse como vencedor en la guerra mundial en 1944-50 e incorporar a Europa occidental (también a Japón) como parte de su Bipolarismo.

 

Primero fue Alemania, pero ahora Francia aboga por una organización militar netamente europea. Mientras Alemania está presionando para que envíen las tropas fuera de su territorio nacional, Trump mismo ha manifestado que la OTAN es un costo improductivo y sería mejor que regresen a EEUU, las tropas y las bases militares.  Este es el cuadro previo a las elecciones y con una agenda globalista de un ´Economic Reset´ (básicamente la sustitución del dólar por una moneda globalista) programado originalmente para la tercera semana de enero de 2021 durante el Foro Económico Mundial, proyecto que ha sufrido contratiempos por lo planteado antes.

 

Escenarios posibles para las elecciones de 2020

 

Faltan menos de tres meses para las elecciones nacionales en los Estados Unidos. Cabe esperar que las mentiras y amenazas que emanen de ambos partidos aumenten geométricamente a medida que se acerque la fecha de la votación. Cuando la administración Trump pretendió la reapertura de la economía, los demócratas se manifestaron contrarios a la iniciativa e intentaron explotar en su beneficio las crisis y la pandemia. Como ya señalamos en nuestro artículo anterior[3], los Black Lives Matter, que operan en nombre de la justicia social, son conducidos desde la fracción globalista del partido demócrata para generar una ´Revolución de Colores´, con el objetivo de condicionar de modo estructural a Trump, reduciendo sus capacidades de “maniobra”, iniciativa política y económica, en lugar de ser un genuino movimiento emancipatorio.

 

Las autoridades del partido demócrata han propuesto que las elecciones se realicen por correo local o electrónico, y los republicanos la rechazaron. Porque esto “desalentaría” y/o bloquearía el voto en los sectores sociales de la población proclives a votar a Trump. Pero también por la “posibilidad” de ser tecno-manipuladas, porque quién controle las capacidades de Inteligencia Artificial / Big-Data controlará también las elecciones. Trump sabe por experiencia propia que la posibilidad de “orientar” elecciones es posible, por los servicios que le “presto” la contratación de Cambridge Analytica para las elecciones de 2016. Ningún partido que resulte perdedor en una elección, no presencial y directa, aceptará los resultados y los impugnará, y el ganador será “acusado” de haber hecho trampa.

 

Los demócratas presionen también para que los votos se emitan/manejen vía correo local. Por supuesto, tienen una agenda para que sus partidarios se registren en sus respectivos estados y emitan sus votos en el buzón del correo local. El problema fundamental es que no existe un sistema nacional en los Estados Unidos donde registrarse para votar. En Virginia, por ejemplo, se puede registrar y votar sin ningún contacto humano. El proceso de registro se puede realizar llenando un formulario en línea, pero no hay documentos que se presenten que permita certificar la persona, lo que significa que toda la información puede ser falsa. En la ciudad de Nueva York, en agosto todavía estaban luchando para contar las papeletas por correo de las primarias demócratas de junio. En Wisconsin, más de 20.000 papeletas primarias fueron desechadas por inválidas, etc. Unas elecciones por correo local llevaría meses poder obtener un resultado final, sin hablar de las apelaciones.

 

Se puede suponer que habría condiciones para los debates presenciales entre candidatos, pero éstos expondrían la fragilidad en la salud mental de Biden de modo estructural. Los demócratas harán, y ya hacen, todo lo posible para que no haya debates presenciales entre Trump y Biden. Prefieren que éste solo aparezca ante los grandes medios-plataformas globalistas, si se pudiera en modo pre-grabado/editado, controlados por los demócratas, que hacen campaña a su favor.

 

Trump en cambio está presionando para que haya múltiples debates presenciales, y en diferentes distritos, incluso plantea que el primero tiene que ser en agosto. La pandemia constituye una excusa para que Joe Biden no esté presente en debates, que a la vez revela la debilidad de su candidatura. Biden, el candidato del Partido Demócrata, padece demencia y al parecer en etapa cuatro, por lo tanto, lleva a pensar que al igual que hace 4 años también ahora podría ser la peor opción electoral, al menos para los demócratas. Si realmente esperan convocar a un amplio espectro de votantes contra Trump.

 

Por ello, un escenario que se vuelve probable para los grandes intereses financieros globalistas podría ser aquel donde el actual presidente continúe en el cargo. Para lo cual deberían poder estar los “acuerdos” y “condiciones” políticas para realizar elecciones. No hay tiempo, el acto electoral está planteado institucionalmente para el 3 de noviembre. Y debería suceder como máximo el tres de enero de 2021, porque de lo contrario, automáticamente el 20 de enero de 2021[4], a las 12hs, pasaría la presidencia a manos de la presidenta de la cámara de representantes, la pro-globalista Nancy Pelosi. Si bien podría ser una de las opciones de los globalistas, este escenario sería de baja probabilidad porque Trump y la derecha financiera continentalista en el Partido Republicano no aceptarían tal salida.

 

Para que las fuerzas globalistas analicen “negociar/acordar” con Trump, el escenario donde “faciliten” que éste gobierne por otros cuatro años, deben “crearse” condiciones para debilitar las opciones de Biden. Este escenario tiene ya sus antecedentes, desde el momento en que facilitaron que este se “impusiera” sobre Sanders, utilizando una serie de maniobras y “alquimias” propias del sistema electoral indirecto de Estados Unidos. Por el cual lo dejaron fuera de carrera, cuando era el más probable vencedor en una situación de “normalidad” mínima. El triunfo de Biden en las internas/primarias demócratas, reveló a alguien que ya tenía la fragilidad de salud mental y, además, que ya estaba expuesto a los “negociados” en Ucrania, lo cual permitiría suponer que impusieron a un candidato frágil y probable “perdedor”. Con un acuerdo entre las fuerzas del estado profundo es “posible” realizar unas elecciones electrónicas cuyo resultado a priori esté acordado.

 

En esta dirección Kissinger[5] ya planteó, en abril de 2020, el escenario de “unidad” a ser aceptado y construido entre las tres grandes fracciones oligárquicas presentes en Estados Unidos. Una realidad institucional, en el marco de la cual debería producirse el acto electoral y, a la vez, garantizarse que ganen ambos: Trump la presidencia y las tres fracciones financieras constituyendo el bloque de poder de gobierno, con sus contradicciones en posición secundaria respecto del oponente principal a acordar: China y el multipolarismo BRICS.

 

Como ya hemos descripto en la Guerra de Big Data y el ´Muro Tecnológico´[6], el proceso de desconexión de China se ha puesto ya en marcha, desconexión que hace años ya recomendó Samir Amín en China a los dirigentes políticos, como único modo de transición hacia un socialismo democrático. Solo un nuevo bloque de poder financiero en unidad, tiene chances frente a la opción de ceder ante el avance de la China Multipolar que suma a la Rusia (Putin), la India (Modi), más África, Oriente Medio y Sudamérica. Además de una relación que se desarrolla con Alemania y la UE.

 

Retomando, sin el acuerdo de cúpulas consolidado, los resultados electorales en EEUU jamás podrán ser “aceptados” ni por uno ni por otro partido. Pero independientemente del acuerdo de cúpulas, recordemos que el otro escenario que avanza es aquel del descontento civil, con múltiples focos activos de protesta y con manifestaciones violentas en las calles que han desencadenado el ´caos´, organizado desde arriba y por fuera de lo popular. Esta “violencia social” conducida desde arriba (oligarquías globalistas demócratas), tal vez fuera el prerrequisito para que se lograsen forzar “acuerdos” entre las fracciones oligárquicas financieras en Estados Unidos. Y hayan sido un factor necesario para negociar unas elecciones digitales, bajo el acuerdo que concluya confirmando a Trump en el cargo por cuatro años más. Es decir, un escenario donde es acusado por el electorado demócrata de usurpar el proceso electoral pero sostenido por un acuerdo oligárquico de cúpulas entre las tres oligarquías financieras en Estados Unidos y su poder político-comunicacional-militar. El resultado con Trump ´reelecto´ públicamente, sin ninguna duda sería considerado el peor resultado posible para el caos en las calles. Pero, observando la coyuntura, bien podría ser el único resultado favorable para el núcleo de poder-profundo globalista (el Deep State Democrata).

 

Si hubiera conducción desde las bases y sin acuerdo de cúpulas, la lucha social podría adquirir un carácter más radical contra las elites en el poder, pero con la mitad de la población dividida en varios bandos este escenario pierde fuerza. Si, en cambio, hubiera una fracción de la oligarquía financiera que quedara fuera del acuerdo de cúpulas, sea cual fuese, esta situación incluso podría avanzar a una probable "guerra civil". Todo esto en la medida que se profundice la lucha por la Casa Blanca y no se incluyan a todos los intereses en juego en un determinado bloque de gobierno y participación en la riqueza.  

 

Esto es más que probable en caso que no haya “acuerdos inclusivos” previos o posteriores. Estados como California, y otros, pueden declararse independientes y hasta puede que Estados Unidos se precipite en una crisis de desintegración nacional desde los estados federales, lo cual sería el más desfavorable de los escenarios no solo para las fuerzas globalistas, sino para el conjunto de las fracciones de oligarquías financieras en Estados Unidos.

 

Todos tenemos presentes que el objetivo estratégico de los actores e intereses financieros globalistas es precisamente: borrar la soberanía de las naciones, incluso la de Estados Unidos en general. Pero  en este momento, su prioridad es conformar un frente oligárquico común en Estados Unidos desde donde confrontar, primero que todo con China, imponiendo un ´Muro Tecnológico´, para frenar y paralizar al multipolarismo-poliédrico BRICS, económico-cultural estratégico. Ésta sería la plataforma también para convocar/forzar un re-alineamiento subordinado de la Unión Europea (Alemania-Francia-Italia) y del Asia Pacifico (Japón-Corea del Sur-Indonesia), que están cada vez más cerca de realizar acuerdos con el multipolarismo BRICS.

 

La perspectiva poselectoral

 

La batuta de este juego poselectoral, sin embargo, pareciera no estar aun en manos de la élite del Estado-Profundo-Globalista en el Partido Demócrata, sino en manos de la elite del Estado-Profundo-Continentalista Republicano, elites financieras continentalistas que ya articulan con los intereses del nacionalismo oligárquico (oligarquía local de mercado interno) que rodea y se expresa con Trump.

 

Si estos últimos dos (Nacionalismo y Continentalismo) exigen o afirman soluciones alternativas, como persistir en la lucha contra los globalistas (luchar por el retorno de las inversiones de los Big Five y otras más a EE.UU.) y la seguridad basada en un enfoque multipolar; con el espacio de dialogo internacional abierto con las naciones del mundo multipolar (Pekín/Moscú/etc.) como aliados de coyuntura en el consejo de seguridad de la ONU (la reunión de los 5). Entonces existiría la posibilidad de otro escenario, donde éstos puedan evitar que los globalistas tomen el control del gobierno, con su excluyente proyecto de ´Economic Reset´ para un mundo global más allá de las naciones y de los ciudadanos en el mundo , convertidos en los ´Siervos de la Tierra del siglo XXI´[7].

 

Pero también es de tener cuidado un escenario donde el continentalismo financiero norteamericano pueda conducir el bloque oligárquico, logrando subordinar al globalismo y al Trump-ismo (nacionalismo oligárquico), forzando el escenario mundial en términos de confrontaciones militares de envergadura el escenario planteado por Kissinger. Si se orienta hacia una política solo articulando con el continentalismo norteamericano, para derrotar a los globalistas en el partido demócrata, entonces es probable que puedan en la batalla contra el globalismo debilitarlo pero fortaleciendo al continentalismo financiero norteamericano.

 

Este escenario fortalecería la estrategia de imponer un nuevo bipolarismo mundial hacia ´Otro Siglo Americano´, escenario de baja probabilidad. Donde en el mejor de los casos nos deslizaríamos hacia un mundo nuevamente partido en dos, en un bipolarismo con guerra fría entre Oeste y Este. Este  bipolarismo militarista tiene probabilidades reducidas de imponerse pero no nulas y puede desembocar en un escenario catastrófico. Pues, para que avance tiene que poder forzar confrontaciones militaristas y polarizaciones ideológicos-culturares donde se instale el eje Fascismo-Antifascismo. De darse, este sería el peor escenario para los Pueblos, las Naciones y la Humanidad.

 

Como ya hemos planteado en otros artículos, la prioridad en este contexto es lograr que la paz asegure que el terreno de política sea el escenario donde se deban resolver las diferencias, para que la política presencial sea el terreno donde se deciden y definen las diferencias de intereses y proyectos. No olvidemos que en este momento del desarrollo de todas las capacidades de destrucción masiva, estamos a un paso de que una confrontación militar nos lleve a la destrucción de la Humanidad y de la Vida en el planeta Tierra.

 

La salida más sensata, pero no garantizada, pareciera ser caminar hacia un nuevo orden mundial de Paz, realmente inclusivo de naciones unidas, con todas las regiones, multipolar y  pluriversal en un mundo que reduce a un mínimo posible el espacio para la guerra. La paz mundial tiene también su “precio” cuando China y Rusia deberían ser solidarios y ayudar incluso a Estados Unidos a salir de su crisis civilizatoria y ya no solo económica. Incluso convocando a Estados Unidos a formar parte del multipolarismo pluriversal. En este escenario Trump y Sanders, la economía real, el Estado, las empresas nacionales norteamericanas y los que viven de su trabajo (ocupados y desocupados) de todos los orígenes étnicos-religiosos son los actores principales.

 

12-08-2020

 

Bibliografía

 

 

Walter Formento y Wim DierckxsensElecciones en EE.UU.: Hillary vs Trump, www.mariwim.info, 5 de noviembre de 2016.

 

Wim Dierckxsens y Walter Formento, Ante qué coyuntura nos encontramos, www.mariwim.info, 25 de noviembre de 2016.

 

Brandon Smith, Elección 2020: el peor de los casos es el más probable,

 

www.Alt-Market.com , 23 de julio de 2020.

 

James Bovard, ¿Hacemos que Estados Unidos sea Constitucional otra vez? Zero Hedge, 31 de julio de 2020

 

Philip Giraldi, El fraude electoral es real: el sistema electoral es vulnerable, Fundación Culture Estratégica, 6 de agosto de 2020

 

Ben Wilson, 1000 de las papeletas de correo una vez que se consideren inválidas ahora ordenadas para ser contadas en NYC, www.SaraACarter.com, 6 de agosto de 220

 

 

 


[1]https://www.bbc.com/mundo/noticias/2016/02/160220_reino_unido_referendo_ue_importancia_decision_wbm

[2] Perestroika: De la caída Soviética a la de Washington - 1989-2020, Wim Dierckxsens, Walter Formento, 18/10/2019. https://www.alainet.org/es/articulo/202728 

[3] ¿Revolución de Colores en Estados Unidos?, Wim Dierckxsens y Walter Formento, 21/07/2020. https://www.alainet.org/es/articulo/208002

[4] https://cnnespanol.cnn.com/2020/07/31/por-que-trump-no-tiene-autoridad-para-retrasar-la-eleccion-presidencial/

[5] Pandemia de crisis y coronavirus: Crisis de las transnacionales y el retorno de los Estados nacionales, Wim Dierckxsens, Walter Formento, 21/04/2020. https://www.alainet.org/es/articulo/206048

[6] Nueva guerra fría y muro tecnológico, inteligencia artificial, big data, Wim Dierckxsens, Walter Formento, 31/07/2020. https://www.alainet.org/es/articulo/208207

[7] Esta descripción remite a que los pueblos pueden quedar relegados a ser solo realidad en su terruño pero quedarían excluidos de y reducidos a participar de los espacios públicos de decisión política incluso de los espacios indirectos a los cuales ya los relegó el sistema representativo formal. Asociándolo a la historia de los seres humanos durante el feudalismo reducidos a ser solo siervos atados a la tierra y vendidos con ella, como los instrumentos de labranza y el ganado, del señor feudal que los tenía en propiedad, como ´animales parlantes´.

https://www.alainet.org/es/articulo/208433

 

viernes, 22 de febrero de 2019

STEFAN ZWEIG, EL TRIUNFO DE LA PERFECCIÓN SOBRE EL CAOS



Literatura 22 febrero, 2019 Lola Moreno
 
Hay autores que no conocen el terror a la página en blanco. Mary Shelley, por ejemplo, decía admitir humildemente que la invención no consiste en crear a partir de la nada, sino a partir del caos, en disponer los materiales y dar forma a sustancias oscuras e informes, en la capacidad de captar las posibilidades de un asunto y en el poder de moldear y adaptar ideas sugeridas en relación con él.

Cada autor determina los porcentajes exactos de autobiografía, lectura e imaginación que componen su obra. La propia experiencia vital es fundamental para el proceso creativo. Las lecturas cincelan la sensibilidad y, a través de la imaginación, la escritura confiere a lo relatado belleza, en cualquiera de sus interpretaciones, incluida la llamada estética de la fealdad o de la crueldad, dependiendo de la finalidad y del concepto ético que se maneje, o de la ausencia del mismo.

Multitud de aspectos pueden explicarse desde infinidad de perspectivas y ángulos relacionados con las humanidades. La interrelación de disciplinas artísticas, es decir, la existencia de dependencias mentales y de estilo entre la música y la pintura, o entre estas y la literatura, de unos principios y unos efectos psicológicos comunes a diferentes artes, la transmutación de sensaciones auditivas en sensaciones visuales o viceversa, es una cuestión naturalmente asimilada y abiertamente reconocida por los autores artísticos actualmente. Pero no siempre ha sido así.

Con la directriz de lo interdisciplinar se debe abordar el arte y la literatura de las primeras décadas del siglo XX, sobre todo las vanguardias, y se puede profundizar en las que tuvieron lugar en los años sesenta, momento de eclosión de la música y de la pintura. El análisis de todo lo referente a la interacción de códigos, sean pictóricos, literarios o musicales, la concepción multidisciplinar, se viene haciendo desde hace tiempo.

En la obra de ficción de Stefan Zweig (Viena, 28 de noviembre de 1881 – Petrópolis, 22 de febrero de 1942) hay verdad y belleza como supremo ejemplo del ideal platónico de la creación, elevación estilística contra el naturalismo, una exquisita sensibilidad, un profundo conocimiento del ser humano en general, y de la psique femenina en particular, minuciosas e insuperables descripciones de los estados de ánimo de sus personajes, de estados del alma, psicoanálisis y teoría de la interpretación de los sueños, como admirador y amigo de Freud que fue, influencias de, entre otros, Balzac, Dickens y Dostoievski, poesía… música, en el más amplio sentido de la palabra. A partir de la obra Epicoene, o la mujer silenciosa, del poeta y dramaturgo del Renacimiento inglés Ben Jonson, compuso el libreto de la ópera La mujer silenciosa (Die schweigsame Frau, 1934), de Richard Strauss. Coetáneo de varios de los más grandes compositores clásicos, proclamó que el valor más vivo de su presente fue la gloriosa herencia de la música, y que lo gloriosamente realizado en el espacio de una manifestación de arte siempre vale para todas las demás.

Y todo ello como maestro indiscutible de la novela breve, impulsado por su confesa naturaleza de lector impaciente que no soportaba que le hicieran perder el tiempo con páginas superfluas. En suma, el grueso de su obra completa rezuma intelectualidad y sapiencia con mayúsculas. Las de un premio Nobel.

El misterio de la creación artística 

Para Zweig, de todos los misterios del universo, ninguno más profundo que el de la creación, el arcano más profundo de nuestro mundo, de naturaleza extraterrenal, a través del cual lo inmortal se hace visible a nuestro mundo transitorio. Habla entonces de un milagro llevado a cabo por un ser humano, pues «la máxima virtud del espíritu humano consiste en procurar hacerse comprensible a sí mismo lo que en un principio le parece incomprensible».

Nos define la creación artística como un proceso interior que tiene lugar en el espacio aislado e impenetrable del cerebro del artista. El esfuerzo supremo y más noble del que es capaz la humanidad. Un acto sobrenatural en una esfera espiritual que se sustrae a toda observación. Y considera que toda nuestra fantasía y toda nuestra lógica no pueden facilitarnos sino una idea insuficiente del origen de una obra de arte, el misterio más luminoso de la humanidad. «No estamos en condiciones de participar del acto creador artístico; sólo podemos tratar de reconstruirlo, exactamente como nuestros hombres de ciencia tratan de reconstruir, al cabo de miles y miles de años, unos mundos desaparecidos y unos astros apagados.»

La génesis de la obra de arte y el proceso creativo

Stefan Zweig nos dice sobre su proceso creativo:

En realidad, escribir me resulta fácil y lo hago con fluidez; en la primera redacción de un libro dejo correr la pluma a su aire y fantaseo con todo lo que me dicta el corazón… en cuanto termino de poner en limpio el primer borrador de un libro, empieza para mí el trabajo propiamente dicho, que consiste en condensar y componer, un trabajo del que nunca quedo suficientemente satisfecho de una versión a otra… Este proceso de condensación y a la vez de dramatización se repite luego, una, dos o tres veces en las galeradas; finalmente se convierte en una especie de juego de cacería: descubrir una frase, incluso una palabra, cuya ausencia no discriminaría la precisión y a la vez aumentaría el ritmo. Entre mis quehaceres literarios, el de suprimir es en realidad el más divertido.

Así mismo considera sorprendente el hecho de que poseamos tan pocas confesiones sobre el origen de una obra artística, y para explicarlo se apoya en el ensayo The philosophy of composition, de Edgar Allan Poe, donde este afirma: «… yo mismo he pensado muchas veces cuán interesante habría de ser un artículo en que un autor —si fuera capaz de ello— nos describiera con todos los detalles cómo una de sus creaciones alcanzó paso a paso el estado definitivo de la perfección. Muy a pesar mío, no soy capaz de decir por qué jamás ha sido entregado al mundo semejante informe».


Stefan Zweig and Elisabeth Zweig

Y nos ofrece la respuesta a por qué el artista no nos describe su modo de crear, la experiencia más importante de su vida. Porque todo proceso creativo verdadero supone un estado apasionado, una situación de éxtasis (del gr. ekstasis, ‘estar fuera de sí mismo’), un estado de concentración absoluta que constituye un elemento ineludible, la verdadera médula del secreto: «El artista sólo puede crear su mundo imaginario olvidándose del mundo real».

Como ejemplo de la intensidad que puede alcanzar ese olvido de sí mismo, esa existencia fuera del mundo verdadero, nos pone a Arquímedes. Y a Balzac de la intensidad que la concentración espiritual puede alcanzar en grandes hombres creadores. Escribió su biografía, Balzac, la novela de una vida (1920), y la incluyó en Tres maestros (Balzac, Dickens, Dostoievski).

Un día que Honoré de Balzac se encontraba escribiendo en su estudio, un amigo entró sin avisar. Al notar su presencia, se dio la vuelta y se puso en pie de un respingo. Muy exaltado, se le acercó. Lo agarró del brazo y, con lágrimas en los ojos, exclamó: «¡Qué horror! La duquesa de Langeais ha muerto». El amigo, que conocía bien la alta sociedad parisina, se quedó perplejo. Nunca había oído hablar de tal dama. Tras observarlo detenidamente, Balzac reparó desconcertado en su propia confusión. La duquesa no existía, era la protagonista de la novela en la que estaba trabajando y, justo en ese instante, él mismo acababa de darle muerte con su pluma sobre el papel.

Debido a ese ensimismamiento absoluto, semejante al del creyente durante la oración y al del soñador durante el sueño, el artista no sabe de qué modo ha procedido, incluso hay veces que ni siquiera sabe lo que ha producido. Como prueba nos señala a Goethe y a Corot, el gran pintor impresionista francés.

Además incide en que no hay que confundir la inspiración con la creación, de la cual resulta la obra artística. En que, puesto que sólo somos capaces de comprender lo que se ofrece visiblemente a nuestros sentidos, la inspiración de un artista tiene que tomar formas terrenales para resultarnos terrenalmente comprensible.

Y en que sólo podemos intentar descubrir algo del secreto del artista, acercarnos humildemente al profundo arcano de sus creaciones, a una parte de cómo se han ido formando las obras que conocemos y admiramos cual perfectas, mediante la observación de la transición de la idea a la realización artística en sus trabajos previos, las huellas que deja en el lugar de su acción al realizar su tarea, las únicas huellas visibles, «el hilo de Ariadna que nos permite encontrar nuestro camino de regreso en ese laberinto misterioso». De ahí la importancia de la conservación de manuscritos.

En este sentido, a Stefan Zweig le debemos brillantes, como todo lo suyo, descripciones de dos métodos enormemente diferentes de componer música, que a su vez precisan de dos estados de ánimo dispares durante el rapto creador, pero con similar resultado de genialidad y perfección. En uno, el artista parece asumir una actitud meramente pasiva durante la creación, de modo que el genio de la inspiración dicta y él no es más que el escribiente, el instrumento, el ejecutante de una orden superior: «No necesita trabajar, luchar, esforzarse por su trabajo, sino que le basta copiar obedientemente lo que se le acerca como en un sueño divino. No trabaja en absoluto; algo trabaja dentro de él y en su lugar».

Fue el caso de Mozart, en su opinión «el genio tal vez más grande de la música», de Händel al componer El Mesías, de Schubert en sus lieder, de Bach, Rossini y Haydn. En el lado opuesto sitúa a Beethoven, genio de igual rango a Mozart, y a Wagner, con un proceso de composición mucho más lento y dificultoso, menos divino y mucho más humano.

En sus ensayos, nos hace saber de Beethoven:

Corría horas enteras a campo traviesa, sin fijarse en nadie, cantando, murmurando, gritando salvajemente, ora marcando el ritmo con las manos, ora lanzando los brazos al aire en una especie de éxtasis; los campesinos que de lejos le veían, tomábanle por un loco y le esquivaban con cuidado. De vez en cuando se detenía y registraba con el lápiz unas cuantas de esas notas, apenas legibles, en su cuadernillo de apuntes.

En El amor de Erika Ewald (1904), una de sus primeras novelas, una joven profesora de piano se enamora de un violinista que, pese a su juventud, ha alcanzado una fama completamente fuera de lo común como virtuoso de su instrumento. La acción se desarrolla en Viena, entonces «la ciudad de más de un millón de habitantes». Y, justo antes de producirse el conflicto, los vemos caminando juntos «por una antigua y amplia avenida bordeada de acacias» que él le cuenta «había sido el camino favorito de Beethoven, paseando por el cual había inventado muchas de sus más hondas creaciones». El nombre del compositor les pone a «ambos de un tono serio y solemne», porque les hace pensar «en su música, que había hecho su vida más rica y profunda en tantas horas dichosas». De modo que todo les parece «más trascendente y grande porque comienzan a pensar en él».

Acto seguido asisten a una escena en una fonda donde unos músicos callejeros tocan las antiguas melodías populares vienesas y un viejo vals de Johann Strauss, ante el cual «Erika se volvió a sentir asombrada del poder que la música tenía sobre su alma, pues de repente se sintió ligera, como meciéndose, flotando».

Un poco más adelante ella se dará cuenta, ante el lento pero después irreprimible despertar de su sensualidad, de que frente a la vida «le faltaba el alegre paso de baile de un temperamento risueño, frívolo, que, olvidando con rapidez, salta por encima de los abismos del dolor, oscuros aunque llenos de secretos». Porque en su naturaleza «todos los grandes acontecimientos y todos los sucesos sobresalientes, además de provocar una conmoción general en el alma, pulsan también la cuerda grave y sorda de un secreto dolor y de una íntima melancolía, cuyo sonido llega a ser tan elevado y penetrante que todos los demás sentimientos se disuelven en él perdiendo su ser».

La música ejerce un inmenso poder sobre Erika. Siempre se busca a sí misma y a sus sueños en la música, sus débiles nervios son fácilmente excitables y sucumben al hechizo de una música sentimental. Sólo conoce las solitarias alegrías que con su inocente capacidad poética encuentra en libros, cuadros, paisajes y piezas musicales. «Un alma tierna y débil y tímida, que teme la vida sin más y su brutal fealdad.» A Erika la música la hechiza, enloquece y eleva en ensoñaciones por encima de todas las realidades, especialmente una canción popular de melancólica melodía, una canción de amor compuesta por él para ella, y que tendrá una importancia capital en el desenlace de la historia, una canción que la tiene subyugada y dominada sin que ella lo hubiese sospechado desde que él se la interpreta al comienzo de la relación.

Dos de los capítulos o de las catorce miniaturas históricas que conforman su libro Momentos estelares de la humanidad, «La resurrección de Georg Friedrich Händel, 21 de agosto de 1741» y «El genio de una noche, La marsellesa, 25 de abril de 1792», nos instruyen deleitándonos con su vibrante estilo en cómo El Mesías y el himno francés fueron creados en un brevísimo espacio de tiempo. En otro momento, nos cita el rápido proceso de composición de «La marsellesa», de Rouget de Lisle, contrario al de otro de los más famosos poemas de la literatura universal, «El cuervo», de Poe.

Zweig nos explica como pocos autores que en el arte no existe una medida común, que cada artista tiene su propio método y sus propias dificultades y, en consecuencia, se toma su propio tiempo: Lope de Vega y Balzac mucho menos que Goethe y Flaubert, como en pintura Van Gogh menos que Leonardo, y Goya y Frans Hals menos que Holbein y Durero.

La cuestión moral

Luego el proceso creativo parte de la condición previa de la concentración y de dos elementos contrarios, lo inconsciente o lo consciente, la inspiración divina o el trabajo humano, la alada inspiración pura o el trabajo consciente y penoso, aunque es cierto que suelen estar mezclados misteriosamente en el artista. Y, según Stefan Zweig, procedan las ideas, en un instante de iluminación, bien de las profundidades de la naturaleza humana, bien de la altura del cielo, la fórmula verdadera de la creación artística es inspiración, trabajo, trabajo, trabajo, paciencia, deleite y tormento. «Cada artista agrega al gran arcano de la creación uno nuevo: su misterio propio, personal. Las diferencias se hallan en la técnica, en el método, en el procedimiento de trabajo de los distintas artistas.»

En muchos artistas, lo creador es un estado permanente, otros son absolutamente incapaces de escribir siquiera una sola línea cuando no se sienten llamados interiormente. Para Zweig, la perfección lo es todo, y todo camino que conduce a ella es acertado. Cada artista debe ser creador y maestro de su propio arcano.

Aquí radica para él el compromiso ético o moral del artista. «De cada hombre sólo sabemos verdaderamente lo que es cuando le vemos y conocemos dedicado a su trabajo.»

Pero participar del secreto de su creación no puede ofrecer un deleite artístico perfecto mientras sólo sea pasivo. Esto es, que para comprender y aprender no basta con mirar o contemplar la obra ajena, sino que también hay que preguntarse y buscar, ya que «ninguna obra de arte se manifiesta a primera vista en toda su grandeza y profundidad». Es más, para Stefan Zweig «no tenemos ningún derecho moral a contemplar cómoda y tranquilamente la acción sacrosanta y más apasionada de otro hombre». Es nuestro deber dar lo mejor de nosotros mismos para comprenderle, esforzarnos por penetrar en su misterio personal y acercarnos así al arcano de su arte para poder admirarnos de su inconmensurabilidad. «No tengo yo noticias de deleite y satisfacción más grandes que reconocer que también le es dado al hombre crear valores imperecederos, y que eternamente quedamos unidos al Eterno mediante nuestro esfuerzo supremo en la tierra: mediante el arte.»

La elevación de lo informe y difuso a la perfección: la eterna lucha del arte

Entre otras personalidades, Stefan Zweig tuvo amistad con Arturo Toscanini (Parma, 25 de marzo de 1867 – Nueva York, 16 de enero de 1957), considerado por muchos el mejor director de orquesta no sólo de su época sino también del siglo XX, célebre por su incansable perfeccionismo. Contrario a los regímenes fascistas de Alemania e Italia, Toscanini emigró a EE. UU., donde dirigió la Orquesta Sinfónica de la NBC, fundada para él en 1937, en la Radio Nacional hasta 1954. Su actividad como director de actuaciones en directo lo convirtió en el primer director de orquesta estrella de los modernos medios de comunicación masivos.

Fruto de esa amistad y de la profunda admiración, prologó el libro de Paul Stefan dedicado a la figura del director (Toscanini, 1936). Ese prólogo constituye una magnífica loa del afán perfeccionista del artista y, por ende, un espléndido trabajo ensayístico con declaración de intenciones propias, pues no en balde comienza con la cita de la segunda parte de Fausto: «Amo al que pretende lo imposible». Para Zweig, si bien la perfección es atributo únicamente de Dios y no del hombre, sólo podemos aspirar a alcanzar una extrema aproximación a ella mediante una lucha paciente, tenaz, atroz y fanática por lo cabal de la cual no se debe desistir, ya que «toda voluntad que se observa continuamente en alcanzar lo inalcanzable y en hacer posible lo imposible logra en el arte y en la vida un irresistible poder». Stefan Zweig representa la veneración del arte en sus formas más elevadas como manifestación de lo moral y, si vio en Toscanini a un hombre único «castigado por el demonio de la perfección» en una época disuelta y quebradiza, a un hombre extraordinario ejemplo de fidelidad a la visión propia de la obra, que enseñó a una época confusa e incrédula el respeto por los valores más sagrados, él mismo se nos revela así a nosotros. Para él, alcanzar la suprema grada del arte supone hacer parecer natural lo difícil y normal lo perfecto. Y advierte ante posibles autocomplacencias: «Lo heroicamente conquistado carece de duración en su elemento creador, y es imposible de retener para siempre con los sentidos, con el alma. Cada perfección debe re-crearse y reconquistarse de obra en obra, de hora en hora. El arte es una lucha eterna, nunca es un fin, sino siempre un comienzo».

Que Toscanini se convirtiera en el primer director de orquesta estrella de los modernos medios de comunicación masivos le mereció la siguiente reflexión:

Tal severidad moral del concepto y del carácter es un acontecimiento dentro de nuestro arte y de nuestra existencia. Nada hay más peligroso para la dignidad y el ethos del arte que lo untado y cómodo de nuestra actividad artística ordinaria, que la ligereza con que, por obra del fonógrafo y de la radio, se pone lo más sublime al alcance aun del más despreocupado, a cada hora; pues esa comodidad hace olvidar a los más el esfuerzo de la creación y los induce a asimilar el arte sin tensión y sin respeto, como la cerveza y el pan. El arte es una labor sacra, una misión apostólica por lo inalcanzablemente divino de nuestro mundo, y no un regalo del azar, sino una merced justa, no un placer tibio, sino también una penosa creación.

Goethe, Hölderlin, Novalis, Nietzsche, Rilke y Hofmannsthal: contra el naturalismo

Stefan Zweig contemplaba su tiempo como una época dominada por «un genio o un demonio» que quería del arte sólo la realidad inmediata, el presente, lo perecedero, indiferente y hostil a las grandes figuras de símbolo, que había barrido de sus inclinaciones la poesía, y del teatro, la cohesión del discurso, que renegaba del pasado, de la consagración de leyes heredadas, de los eternos vínculos de las normas y las formas, de la tradición sagrada, de las obras eternas, clásicas. En su opinión, Nietzsche fue «la última voz alemana que creó una gran poesía y levantó ditirámbicamente el idioma a nuevas magnificencias». Y que, después de Nietzsche, sólo había habido dos grandes austríacos, Rainer Maria Rilke y Hugo von Hofmannsthal, que se mantuvieron en el terreno alemán de la tradición clásica como custodios del alto verbo. Valoró la muerte de ambos como el fin en las letras alemanas de la supremacía de la pura creación literaria indiferente a su época.

Nunca comprendió el naturalismo, el creer suficiente oír la lengua de paso en la calle, en una conversación casual, para crear lo más valioso. Contrapunto perfecto a esta concepción suya pueden considerarse las siguientes palabras de Henry Miller en el prólogo de Los subterráneos, de Jack Kerouac, fechado en 1959:

Suele decirse que el poeta, o el genio, se adelanta a su propia época. Es cierto, pero solamente debido a que es un ser profundamente de su época. «¡No os detengáis!», nos va diciendo. «Todo esto ya ha ocurrido antes millones de veces.» («Siempre adelante», decía Rimbaud.) Pero los que se resisten a cambiar no entienden esta clase de palabras. (Todavía están rezagados en relación con Isidore Ducasse.) ¿Qué hacen, pues? Le derriban de su alta percha, le matan de hambre, de una patada le hunden los dientes en la garganta. A veces son menos misericordiosos incluso: hacen como si el genio no existiera. […] El buen poeta, o en este caso «el prosista bop espontáneo», siempre está atento al son de su época: el swing, el beat, el ritmo metafórico disyuntivo que brota tan veloz, tan alocada, tan peleonamente, y de forma tan increíble y tan deliciosamente salvaje, que nadie llega a reconocerlo una vez transcrito en el libro. Mejor dicho, sólo lo reconocen los poetas. […] Cuando alguien pregunta: «¿De dónde saca todo eso?», la respuesta es: «De ti». No hay que olvidar que Kerouac se ha pasado toda la noche despierto, escuchando con los ojos y las orejas. Toda una noche de mil años. Lo oyó en el útero, lo oyó en la cuna, lo oyó en la escuela, lo oyó pegando la oreja a la pared de la bolsa de la vida, allí donde un sueño vale oro. Y, además, ya está casi harto de oírlo. Quiere dar un nuevo paso adelante. Quiere reventar.

En la oración conmemorativa para el funeral cívico de Hofmannstahl, celebrado en el Burgtheater de Viena en 1929, Zweig destacó el hecho de que aquel empezara a ser reconocido como «un poeta justamente en el momento en que se consideraba imposible y anticuada la creación poética de corte clásico», que supiera «encerrar un universo de sentimientos en la materia más frágil y delicada», que fuera uno de esos jóvenes poetas geniales y perfectos considerados en todos los tiempos y en todos los pueblos «como la única prueba valedera de que lo poético procede de los dioses, de que la suprema labor de las artes nunca puede ser conquista y elaboración, sino sólo gracia de las alturas […] nos dio tanto como una generación entera».

En su década lírica, lo consideró el mejor poeta moderno después de Goethe. Y el poeta lírico de mayor envergadura después de Novalis y Hölderlin. El mayor conocedor de las normas y los valores de la obra de arte. Autor de auténticas obras maestras en su género. Un amante heroico de lo eterno e inmaculado, nacido como él en Viena, «esta ciudad juguetona e inclinada solamente a la ligereza». Creador de «versos magníficamente grabados, como los de Lutero y Hans Sachs», que imprimió «a la forma casi superada de la ópera, una vez más, el sello real de lo poético». De El caballero de la rosa dijo que es «la más perfecta comedia austríaca», «la más permanente obra escénica de la época» en su comunión de poesía y música. De sus escritos en prosa, que poetizan y constituyen la cima de la literatura alemana acerca de temas de arte. Y de su prematura muerte, que supuso la caída de «la suprema instancia de la justicia normativa de nuestro mundo subvertido en sus valores», de la superioridad del espíritu sobre la materia, de la perfección sobre el caos, de lo duradero y eterno en «una época que descansa sólo en lo deleznable».

Porque, sobre todas las cosas, Stefan Zweig creía posible un arte elevado y noble que ha de servir a lo absoluto.

El alma del austríaco

Existe una fotografía en blanco y negro, perteneciente a una serie propiedad de Ullstein Bild/Getty, en la que aparece Stefan Zweig en Ossining (Nueva York), en 1941, a los siete años de su itinerante exilio huyendo del nazismo y apenas un año antes de su suicidio en Petrópolis (Río de Janeiro). Como era su costumbre, impecablemente vestido, camisa blanca, pajarita negra y, en esa ocasión, sin chaqueta, sentado en un pequeño sillón de mimbre con las piernas cruzadas, mirando de perfil derecho al horizonte, en el jardín de entrada de una casa cuyo porche principal, con seis peldaños y sostenido por dos columnas con sendos capiteles de estilo jónico, aparece de fondo. No resultaría extraño, al menos así me lo imagino yo, que en ese momento resonara en su cabeza una composición de alguno de los geniales compositores que vio nacer su amada Austria, algún libreto de ópera suyo o, simplemente, como había proclamado en el funeral cívico del gran poeta compatriota y amigo Hugo von Hofmannsthal, «una parte del alma del austríaco es siempre música».