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martes, 26 de diciembre de 2023

INFLACIÓN EN RECESIÓN


 Escribe: Milciades Ruiz

diciembre 26, 2023

Mientras Perú, sufre una caída económica casi a 0%, el presidente del Banco de Reserva, sale muy orondo ante la prensa anunciando que, “estamos en camino a derrotar la inflación”. Pero este pírrico triunfalismo es cuestionable porque podría ser, no por méritos propios sino por deflación generalizada derivada de la grave recesión. ¿Deberíamos alegrarnos por este anuncio en medio de la tempestad? Veamos.

 

El criollo común diría: “Si, pero eso no me sacará de misio”, como tampoco podemos decir que, vencimos a la lluvia porque vino la sequía. Es que la deflación es el efecto contrario a la inflación y ocurre cuando la economía se paraliza y muchos se quedan sin dinero. Entonces, baja la demanda haciendo caer los precios en general. Baja la inflación no por la buena gestión del BCR sino, por efecto global de la recesión que es mucho peor.

En un mercado no regulado como lo exige el neoliberalismo, los precios se rigen exclusivamente por la oferta y la demanda, sin importar muertos ni heridos. Si los países que nos venden alimentos elevan sus precios por su inflación, nos llegará la importación a precios elevados. El maíz para pollos es mayormente importado y eso repercute en el precio de carne de pollo, leche y otros alimentos básicos ya que las crianzas usan el maíz como forraje.

Igual sucede con el pan, ya que el país es dependiente del trigo extranjero. Los insumos ya han bajado, pero en el mercado local, el precio del pan sigue alto, como también de los otros productos panaderos y, fideos, galletas, etc. Son muchos los alimentos extranjeros de consumo local, como el aceite vegetal que es insumo de toda comida preparada, arroz, avena, papa, soya, leches, granos, etc.

La inflación internacional repercute en nuestra economía provocando inflación. La recesión deflacionaria, también. Si los precios internacionales bajan tendremos mayor oferta que a menor demanda bajarán los precios, haciendo bajar la inflación. Pero si a pesar de ello, la gente no compra por haber perdido ingresos, los negocios cerrarán agravando la recesión. En este caso, la inflación baja a un costo muy alto.

El espejismo nos impide ver que, si baja la demanda de alimentos es porque la gente está consumiendo menos. Así lo confirman las últimas encuestas en que los pobres dejan de comer ciertos días. ¿Esto es motivo de celebración? Bien sabemos que, en una sociedad de clases, la inflación, deflación y recesión, afectan más a los que menos tienen. ¿De qué nos sirve que la inflación baje aparentemente, si la recesión nos deja sin dinero? Peor aún, si los sueldos pierden valor como se muestra en el cuadro siguiente.


Por otro lado, si bien los catastróficos vaticinios climáticos, felizmente no se están cumpliendo, el campesinado nacional ha podido salvar en algo, la campaña agrícola y las lluvias irán en aumento tras el solsticio de verano. Ello viene permitiendo el abastecimiento del mercado con las primeras cosechas, que irán aumentando. La mayor oferta contribuye también, a bajar la inflación alimentaria.

Pero lo triste es que, las cosechas ocurran en plena recesión, haciendo caer los precios campesinos, por la falta de liquidez de los consumidores que comen menos que antes, aunque baje la inflación. Entonces los ingresos campesinos serán lánguidos. El campesinado no tiene poder mediático para influenciar en favor de sus intereses, como si lo tienen los grupos de poder que logran grandes presupuestos para obras públicas que caerán en sus manos.

Si la piña “Golden” que viene de la selva central se está rematando a S/.2 x kgr en las calles, significa que el mayorista lo vende a S/. 1,50, pagando a su abastecedor a 1 sol. Este, separará su ganancia después de pagar al transportista desde la selva, pagando cincuenta céntimos al acopiador y este, S/. 0,25 al productor, que se ha pasado un año trabajando e invirtiendo en el cultivo

Esto que sucede con la piña, que viene de la selva central a Lima, ocurre con otros cultivos que vienen desde muy lejos y el precio al campesino es una ridiculez. Pero de lo que reciba, tendrá que alcanzarle hasta el año siguiente. “Allá ellos”, dirán los neoliberales, “Quien les manda que se metan de campesinos”. “En el Perú, hay democracia y cada uno es libre de elegir su ocupación”.

¿Y así, reclaman seguridad alimentaria los que nunca pasaron hambre? La indiferencia está también entre nosotros. A muy pocos le importa lo que pase con el campesinado. No tienen representantes ni testaferros en el Parlamento. Ni los partidos políticos que se dicen populares se pronuncian acogiendo sus dramas.

Los políticos, no entienden ni quieren entender que, se trata del 30% de la población peruana, que tiene presencia mayor en el 95% de los distritos del país, que tiene el mayor número de inversionistas entre los sectores productivos, que de ellos depende nuestra seguridad alimentaria y la de nuestra descendencia, ni que, si se contrae el agro, automáticamente se contrae toda la industria, comercio y servicios conexos, etc.

Pero el asunto para el BCR es que, estamos venciendo a la inflación y seguirá bajando el próximo año en que la recesión será peor. Esta manera de pensar y obrar, es engañosa. En todo caso, en una economía clasista, la inflación y la recesión no ajusta a todos por igual. Con inflación o, sin ella, los del BCR tienen asegurado sus altos sueldos con bonificaciones, mientras los que han perdido ingresos tendrán que comer menos días a la semana. Bueno pues, ustedes, ¿qué dicen?

Diciembre 26- 2023

Fuente: https://republicaequitativa.wordpress.com/2023/12/26/inflacion-en-recesion/

 

lunes, 3 de julio de 2023

LA SITUACIÓN NACIONAL

 


Posted on julio 2, 2023

Escribe: Milciades Ruiz

A mediados del 2023, vivimos una situación degradante, en todos los aspectos, siendo más notorio lo que sucede en el ámbito político. El poder legislativo, actúa repudiablemente con disposiciones y, componendas inescrupulosas. Pero son las condiciones de la estructura económica las que determinan el comportamiento social, político, cultural, jurídico, etc. La lucha social responde a estas condiciones.

El insensible modelo neoliberal, implantado en nuestro país, ha ocasionado una degradación generalizada, hasta la cúspide del poder. Gobierno tras gobierno prevalece la corrupción que envilece la vida nacional. Esto no cambiará en tanto no se cambie el implante. La situación económica se agravó bruscamente con la llegada de la pandemia en el año 2020 que, obligó a un cierra puertas que ocasionó descalabro económico. Gran parte de la población perdió su fuente de ingresos pecuniarios.

La guerra en Ucrania por la hegemonía del poder planetario, empeoró la ya crítica situación económica al dispararse los precios entrando a una inflación que hasta ahora la sufrimos. Como siempre, debido a nuestra estructura económica piramidal, los sectores pudientes del nivel más alto, corrieron traslado de la crisis hacia los sectores más débiles en la parte baja.

De ese modo, los que manejan el mercado ajustaron sus precios con los nuevos costos elevados, para no perder su margen de ganancias, con lo cual, los consumidores absorbieron toda la inflación gastando más y reduciendo compras. Los más débiles de dinero redujeron sus alimentos. Aunque los costos hayan bajado en algunos rubros, los precios elevados se mantienen, y esto, es sobre ganancia para dichos manejadores.

El aplastamiento desaceleró la economía y los negocios cayeron generando desempleo. Los ingresos estatales provenientes del IGV e impuestos a las rentas, también cayeron, teniendo que ajustar presupuestos. Gran cantidad de menesterosos fueron empujados a la informalidad buscando sobrevivir. Fueron cayendo en cadena, por “efecto dominó”, los sectores que quedaban sin sustento.

Los más indefensos recurrieron a los programas sociales que, pugnan por mayor presupuesto para atender la demanda creciente. La población más necesitada se organizó en ollas comunes. Solo en Lima, en el 2021 se montaron 2,195 ollas comunes en 33 distritos. Pero otros, en su mayor parte, jóvenes optaron por el robo y, la delincuencia infectó los recursos humanos más preciados de nuestra sociedad.

En solo un año, la delincuencia creció 18% en el 2021, llegando a 94.789 actos delincuenciales (11 en cada hora), según el informe anual del Sistema de Denuncias Policiales (Sidpol). Si agregamos los casos no denunciados, la cifra sobrepasa los cien mil al año. Esto, sin considerar la migración hacia al narcotráfico, meretricio, y otras repercusiones en el área de salud, educación, servicios públicos, etc.

El trasvase de la crisis hizo que la capa baja de las clases medias, caigan bajo la línea de pobreza y muchos pobres entraron en pobreza extrema. El jefe del INEI hizo una exposición ilustrativa al respecto, mostrando lo siguiente:

PERÚ: POBREZA MONETARIA, 2022


 








Como se puede apreciar, hemos caído a una situación peor que antes de la pandemia. El ingreso pecuniario en promedio en Lima, se ha devaluado siendo menor en términos reales a la capacidad adquisitiva que teníamos en el 2015, los ingresos rurales se mantienen casi a la mitad de los ingresos urbanos.

El gasto ha caído dramáticamente en la población de bajos ingresos. En el gasto en la población rural se ha reducido a casi la mitad del urbano ya que, sus ingresos no alcanzan para más. El porcentaje de la población que no alcanza a cubrir la canasta básica de consumo, ha aumentado considerablemente, calculándose en 2 millones 700 mil los afectados.

Tenemos una tasa de pobreza monetaria de 27,5% y en el ámbito rural pasa del 41%. Pero las repercusiones de este empobrecimiento son multidimensionales, lesionando todos los aspectos de la vida. Cuanto más pobre es la persona mayor es el daño. Con estos gráficos oficiales, se demuestra pues que la estructura económica, determina las condiciones en todos los demás aspectos, incluyendo lo político.

Pero hay un perfil muy claro que es la proletarización rural que es más aguda entre el campesinado andino y más angustiosa entre la población indígena en la que reside nuestro germen ancestral. Lo rural abarca la población campesina y no campesina (comerciantes, profesionales, técnicos, profesores, etc.). La pobreza y extrema pobreza campesina es mucho más grave que el promedio rural. Los proletarios en nuestro país, están en el campo y este enfoque es importante para las proyecciones ideológicas.

Por su puesto que, toda esta situación descrita se refleja en el descontento y lucha popular. Según la Secretaría de Gestión Social y Diálogo (SGSD-PCM) se registraron 150 casos de conflictividad durante el año 2022, pero como sabemos entre fines de este año y comienzos del actual, el conflicto social fue muy intenso luego del fracaso del golpe de estado que pretendió el presidente Castillo.

Es lógico que, el deterioro económico y político genere protesta social, pues la pobreza se ha acentuado aceleradamente. Según el INEI, se calcula que la población pobre en el año 2022 subió a 9 millones 184 mil personas. Naturalmente, los conflictos sociales se incrementaron. Solo en enero de este año, dicha entidad del PCM, reportó 113,186 personas movilizadas en 25 regiones. Pero fueron mucho más.

 

La degradación económica y política, es mucho más grave que lo descrito. Pero lo expuesto, podría ser suficiente para comprender que, en el proceso histórico, todo está interconectado, aunque no tengamos consciencia de ello. Todos los aspectos están en concordancia con los hechos pasados y presentes. El movimiento económico origina movimientos correspondientes en cada sector del engranaje capitalista. La lucha popular no debería plantearse al margen de esta realidad.

La lucha no es contra las personas en particular sino contra el sistema imperante. Aunque “se vayan todos”, aunque renuncie la presidenta, la situación estructural no cambiará y seguiremos en lo mismo y quizá peor. La potencialidad revolucionaria está en el campo. Este fue el abrigo que forjó el triunfo de la revolución bolchevique, revolución china, Vietnam, Cuba y muchos hechos históricos.

Es probable que lo dicho caiga en saco roto, sin sensibilizar la consciencia política. Los partidos representados en el Parlamento pese a sus atrocidades reciben subvención del estado a costa de nuestros impuestos. El partido político ganador de las elecciones presidenciales pasadas recibe una subvención de un millón de soles. No creo que les guste cambiar esta denigrante situación. O sí. Ustedes qué dicen.

Julio 02.07.23