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SIGLO XXI - QUINTO LUSTRO - "Un nuevo orden emerge de la desintegración del capitalismo que irá reemplazando la célula económica (familia) por una nueva matriz reproductiva (comunas) que cumplirá funciones defensivas, judiciales, productivas y administrativas."
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miércoles, 7 de diciembre de 2016
BOLETÍN "CASA MUSEO JOSÉ CARLOS MARIÁTEGUI": HOMENAJE A ANTONIO MELIS
martes, 29 de noviembre de 2016
EN EL MUNDO ANDINO NO EXISTE SEPARACIÓN ENTRE LA COMUNIDAD HUMANA Y LA NATURALEZA
En la
colección Ripensare il mondo
(Repensar el mundo) de la editorial Hermatena se ha publicado en febrero del
2015 la traducción del libro del PRATEC Cultura
Andina Agrocéntrica, publicada en 1991 con el título COSMOVISIONI: Occidente e mondo andino. Han estado a cargo de la
cuidadosa traducción y edición Aldo Zanchetta y Maria Adele Cozzi. La
introducción que sigue ha sido escrita por el prestigioso peruanista Antonio
Melis.
DE LOS ANDES, UNA ALTERNATIVA
A LA RAZÓN PRAGMÁTICA
Antonio
Melis[1]
En los
últimos decenios se ha afirmado con creciente vigor un campo de estudios interdisciplinarios
que gira en torno a la categoría de mundo
andino. Con esta terminología se ha querido subrayar la presencia de
algunos rasgos peculiares de las organizaciones sociales que se han
desarrollado en el curso de milenios en una vasta zona hoy ocupada por países
como el Perú, Ecuador y Bolivia – diferente de otros estados sudamericanos – en
respuesta a los retos de un ambiente particular, signado sobre todo por el
predominio del factor altitudinal.
Entre
las organizaciones que han emprendido la investigación sobre estos temas en las
últimas décadas, ha correspondido un papel particularmente relevante al PRATEC
(Proyecto Andino de Tecnologías Campesinas). Algunos resultados de este trabajo
riguroso y apasionado se han recogido en este volumen, que desde el título
original[2]
llama la atención a la especificidad de ese mundo mediante el término
“agro-céntrico”. Subrayando este rasgo, se quiere destacar la originalidad de
un contexto físico y cultural y de la relación que con él establecen los
pueblos que se han asentado en ese territorio, contra cualquier pretensión
universal que quiere encasillarla en un modelo único de desarrollo.
Entre
los principales artífices de estas investigaciones encontramos a Eduardo Grillo
Fernández, presente aquí con tres ensayos. El primero de ellos parte de una
clara contraposición entre las formas de la religiosidad andina y las
concepciones religiosas europeas. En el mundo andino predomina una concepción de
lo sagrado de tipo panteísta e inmanente. En su interior, es fundamental el
principio del diálogo y de la reciprocidad. Todas las actividades pastoriles y
agrícolas están caracterizadas por la ritualidad. La chacra, el campo cultivado, no se opone a la naturaleza, se adapta
a ella. Es un mundo que no excluye los contrastes, pero posee los instrumentos
para superarlos, mediante la ritualización del conflicto.
En otro
ensayo del mismo autor se aborda el tema del lenguaje, refiriendo otra vez la
contradicción entre la cultura andina y la occidental moderna. En el mundo
andino predomina la disposición al diálogo, que se expresa con la palabra, los
gestos, los sonidos. Nos encontramos en un contexto en el que la oralidad
prevalece sobre la escritura y el tiempo cíclico sobre el tiempo lineal. De
acuerdo con el autor, la incomprensión de estos rasgos específicos ha sido la
causa del fracaso de los partidos políticos que han buscado trasplantar
mecánicamente los esquemas europeos a esta realidad.
El otro
artículo de Eduardo Grillo Fernández se detiene sobre todo en los aspectos
políticos de la organización andina. Trata aquí un aspecto crucial, causa hoy secular
de una profunda incomprensión debido a una visión tradicional. La idea de
democracia nutrida en el contexto europeo y norteamericano no coincide con la
praxis de los pueblos americanos originarios. Más allá del caso andino, es un
problema que ha emergido con fuerza también por la revuelta zapatista en
Chiapas, México en 1994. Se ha evidenciado que en las asambleas indígenas no
funcionaba el criterio de la mayoría, sino la búsqueda permanente de la
unanimidad.
Sobre la
diversidad de concepciones del saber que divide a los dos mundos en
confrontación resulta esclarecedor el ensayo de Grimaldo Rengifo Vásquez. El
autor subraya que en el mundo andino no existe separación entre la comunidad
humana y la naturaleza. De esto resulta una utilización del saber que no se
propone ejercer dominio en la relación con la naturaleza. Es un saber que no
apunta a la afirmación del humano sobre los otros seres. En su otra
contribución del libro, el autor precisa que el modo diverso de relación con la
naturaleza se puede resumir en el concepto de prueba, es decir, en una experimentación permanente de los
cultivos, sin perder de vista el criterio de armonía con el contexto natural.
Así, la semilla es tratada como una persona. Se considera que no siempre la
planta se adapta al terreno elegido por el humano y de esta manera contribuye a
la continua verificación de los resultados. Esta innovación permanente es
necesaria para la continuidad de la vida, y es inútil subrayar que esta
caracterización contrasta con los estereotipos de un mundo que no cambia. El
ensayo se refiere a la práctica, tratada también en otros ensayos del libro,
del ayni, es decir, la ayuda mutua,
que se destaca como un instrumento fundamental de la cohesión ética de la
sociedad andina.
El modo
diferente de leer el mundo, desde la organización agraria, es también el foco
del estudio de François Greslou. Se reitera la profunda interrelación entre los
seres humanos, naturales y divinos. Si por un lado se subraya el carácter
agrocéntrico, por el otro se afirma la flexibilidad de la misma estructura
agraria. El ensayo retoma también la organización socio-política de ese mundo,
que se funda no en el individuo, sino en los núcleos familiares reunidos en
comunidad. De aquí la resistencia obstinada contra cualquier tentativa de
reducir esta estructura a las formas europeas. Con este propósito, quiero
recordar que entre las razones del fracaso del proyecto de reforma propuesto
entre el fin de la década de los sesenta y el inicio de los setentas del
gobierno militar del general Juan Velasco Alvarado con la absurda iniciativa de
sobreponer al ayllu, la comunidad
andina, cooperativas de tipo europeo administradas por burócratas extraños a
ese contexto. La fuerza de la ancestral organización indígena es testimoniada
también por la persistencia de la autoridad tradicional, en una relación complementaria
con lo que representa a la sociedad moderna y al Estado.
Sobre la
necesidad de utilizar una visión “endógena” de la cultura andina insiste
también la contribución de Victor Antonio Rodríguez Suy Suy. Precisamente la
continuidad de los aspectos de fondo de la cultura andina a lo largo de
milenios es una confirmación de su organicidad, de su capacidad de responder de
manera armónica a las exigencias del ambiente.
La
diversidad andina se observa también en las concepciones de la actividad
artística como recuerda aquí Enrique Moya Bendezú. No existe en ese mundo
ninguna idea del arte por el arte, y la potencialidad artística se considera
presente en todos los humanos. Este aspecto es particularmente relevante,
porque puede ser extensiva a todas las expresiones artísticas americanas
originarias. Muchos de los malentendidos de su valor de parte de la cultura hegemónica
son heredadas del desconocimiento de su especificidad, ligada sobre todo a la
dimensión comunitaria. Por otro lado, no es ocioso recordar que cuando nos
referimos a la concepción europea del arte estamos en realidad refiriéndonos a
una idea que se ha afirmado a partir del romanticismo, pero que a su vez es
lejana de la que habíamos caracterizado en los siglos precedentes.
En el
sistema compacto del mundo andino los astros juegan también un papel
importante. Lo ilustra en su contribución Julio Valladolid Rivera, subrayando
la sustantiva continuidad del saber astronómico andino a través de milenios.
Una vez más emerge el fundamento animista de esas concepciones.
En esta
breve presentación se destacan algunos puntos particularmente sugerentes de esta
línea de investigación. La lectura de estos ensayos contribuirá con seguridad a
cuestionar las certezas eurocéntricas y el pensamiento único que trata de
imponerse mediante el proceso de la globalización. A la luz de estos ejemplos,
no se trata sólo de afirmar que otro mundo es posible, sino de constatar que ya
existe y puede representar un punto de referencia a considerar en la búsqueda
de un desarrollo alternativo, respecto a aquello que está demostrando día a día
su fracaso.
miércoles, 23 de noviembre de 2016
ANTONIO MELIS, IN MEMORIAM
Antonio
Rengifo Balarezo[1]
Antonio Melis (1942-2016),
crítico literario y profesor de literatura hispanoamericana de la universidad
de Siena, fue quien consagró a nuestro Mariátegui como el primer marxista de América en su ensayo «J.C. Mariátegui primo
marxista d'America», publicado en Critica Marxista, revista teórica del Partido Comunista Italiano.(Marzo-abril
de 1967).
Desde aquella fecha, el mismo, consagró varias décadas de su
existencia a la investigación y difusión de la obra mariateguiana. Sus contribuciones son fundamentales. Así como Melis en Italia, hay mariateguistas
en todas partes, hasta en La China; pero, de todos ellos, emerge la figura de
Antonio Melis como el primer
mariateguista extranjero del mundo.
Esto me permito afirmarlo porque él ya no está entre nosotros y no
hubiera sido de su agrado. Pues, era un hombre de una sencillez elegante. (Valga el oxímoron).
Un infarto cardiaco segó la vida de Antonio Melis el domingo
7 de agosto en La Paz, Bolivia, víspera de la inauguración de las XII Jornadas Andinas de Literatura Latinoamericana
(JALLA).
¿Quién
le presentó a Mariátegui?
Ahora es oportuno saber cómo se produjo el acercamiento de Melis
hacia Mariátegui o, mejor dicho, quién se lo presentó.El propio Melis nos informa,
fue el poeta peruano Xavier Abril de Vivero (1905-1990), autor de Poesía soñada. Xavier sabía que la obra
y la vida de Mariátegui seducen a las personas sensibles; más aún a un
jovencito como Melis. Tal vez le auguró
una relación entrañable con Mariátegui diciéndole: Mariátegui será más amigo tuyo que mío.
Melis había contraído una «deuda inmensa» con Xavier Abril
hasta que por fin decidió liberarse.
Pongamos atención a lo que dijo:
Escuché por primera vez sus palabras en los Sesenta, cuando
era estudiante en la Universidad de Padova y mi profesor de Literatura
Hispanoamericana, el conocido vallejista Giovanni Meo Zilio, lo invitó a dar
una charla a sus alumnos. De 1965 a 1967 tuve el privilegio de trabajar a
su lado en el Istituto Ispanico de la
Universidad de Firenze, dirigido por
el gran hispanista Oreste Macrí, junto con el ya recordado Meo Zilio, con el
traductor de Vallejo, Eguren y Belli, Roberto Paoli, y con Giuseppe D’Angelo,
quien más tarde fue un excelente agregado cultural de Italia en el Perú,
durante el gobierno presidido por Velasco Alvarado.(http://www.pacarinadelsur.com/home/brisas/1047-el-enigma-de-xavier-abril-un-caso-de-damnatio-memoriae)
La «deuda inmensa» de Melis con Xavier Abril no fue
únicamente por haberle presentado a Mariátegui; sino también por haberse
encontrado con el mismo Xabier Abril; poeta de su aprecio y silenciado en el
Perú, a pesar de su gran calidad estética. Le dedicó un esclarecedor estudio;
que, por lo valioso, es ejemplo de cómo se hace una crítica literaria.
Aparte de Xavier Abril y de la propia sensibilidad personal
de Melis, el otro influjo fue el contexto histórico que le tocó vivir; ya que
estuvo envuelto por la atmósfera de sensibilización y expectativa ocasionada
por la Revolución Cubana en la década del 60,
la rebelión juvenil de los universitarios parisinos del año 1968 y por la Revolución nacionalista
del Perú en la década del 70.
Melis
llega al Perú
Melis llega al Perú por primera vez en el año 1970.
Otros italianos también fueron atraídos al Perú: el diplomático Giuseppe
D´Angelo, como ya lo mencionó Melis y la napolitana Laura González del
Castillo. Laura había pertenecido al partido comunista italiano y era traductora
de la editorial Feltrinelli; la versión italiana de los textos del Che Guevara es obra suya.
Melis en el Perú fue un enamorado afortunado de José Carlos;
puesto que fue un enamorado consentido por la familia. Estableció una relación fraterna con su
paisana Anita Chiappe Vda. de Mariátegui y con sus hijos. En sus estancias limeñas se alojaba en casa
de Javier Mariátegui. La familia puso a
su disposición el archivo personal de José Carlos y su editorial.
Melis asumió la tarea de organizar, anotar y prologar la
correspondencia de Mariátegui. En dos
viajes a Lima culminó su loable tarea. A
la compilación de cartas habían contribuido varias personas y, por supuesto, la
familia. En los finales de su trabajo,
Melis se había detenido; no encontraba datos referidos a Néstor Martos para la
sección Noticias bio-bibliográficas. Estaba algo agotado del esfuerzo, quería terminar
cuanto antes; pero no podía y, como última instancia, me pregunta: «tocayo, ¿tu sabes algo?» Sonriendo, le respondo: «la solución está al alcance de tu mano. ¡Es el papá del poeta Marco
Martos!» En septiembre de 1984
ocurrió el alumbramiento de Correspondencia
de J.C. Mariátegui en dos tomos, bajo el sello de la Empresa Editora Amauta
S.A.
Melis en Lima estableció una cordial relación con otro
antiguo e insigne enamorado de Mariátegui: Guillermo Rouillon Duharte (1917-1978). Como sabemos, Rouillon, pese a sus
limitaciones económica, se consagró a elaborar su monumental biografía de
Mariátegui. Con todo derecho, Rouillon es
el biógrafo de Mariátegui por antonomasia.
Sin embargo, no ha tenido en nuestro país el debido reconocimiento. Para
suplir la calamitosa omisión, Melis desde Italia le envía una nota el año 1992 a la señora Armida Picón Vda. de
Rouillon:
A casi treinta años de su
primera aparición, La Bio-bibliografía de
José Carlos Mariátegui de Guillermo
Rouillon, sigue representando un punto de referencia imprescindible para los mariateguistas
de todo el mundo. Cuando en 1989
apareció el N°1 del Anuario Mariateguiano,
la redacción se propuso, entre otras cosas, reanudar ese inestimable
trabajo. Pero sería injusto olvidar su
monumental biografía de Mariátegui.
Guillermo llegó a ver impresa, por su desaparición prematura, solamente
el I tomo de su empresa. Ya he expresado,
en su momento, mi apreciación por esta tarea inspirada por su profunda adhesión
a la figura de José Carlos. En esta
oportunidad quiero destacar sobre todo la larga correspondencia con su autor
durante la elaboración del II tomo. Sus
cartas de esos años, dirigidas a conseguir toda la información posible sobre
los personajes conocidos por Mariátegui durante su estadía en Italia, son un
testimonio de su estilo de trabajo acucioso.
Restituir al público de los investigadores de la obra mariateguiana el
fruto de su indagación larga y amorosa, no es sólo un aporte a los
estudios. Es, en primer lugar, un acto
de justicia hacia un intelectual lejano de las modas y del oficialismo y
animado por una búsqueda apasionada de la verdad. (Mariátegui, suscitador de peruanidad. Guillermo Rouillon Duharte. Prólogo,
selección y notas: Guillermo Yucra Moreno. Lima: Fondo editorial de Universidad
Nacional Mayor de San Marcos, julio del 2013, p. 239).
Para Guillermo Rouillon no pasó desapercibido el libro de
Melis, José Carlos Mariátegui: vanguardia
política y vanguardia artística. Se publicó en Milán el año 1975.La reseña de Rouillon apareció en
la página editorial del diario El
Comercio de Lima el 19 de noviembre de 1975. Entresacamos un párrafo:
(…)Esta selección viene precedida de un medular y básico prólogo,
en el cual el autor hace un profundo y original análisis de la evolución
artística y literaria de Mariátegui que, desde luego, se halla íntimamente
vinculada con el desarrollo de su vocación ideopolítica(…)
Elogiar a Italia y a la ciudad de Florencia es una manera
honrar la memoria de Antonio Melis. Para ello, nada menos que las impresiones
de quien no podía estar ausente en esta ocasión, José Carlos Mariátegui:
(…) Me place Italia.
La amo por su belleza inmensa, por su belleza extraordinaria, por su
belleza única. No sólo es sugestiva la
Italia del paisaje, la Italia de la rivera Liguria, la Italia del golfo de
Salerno. Y no sólo es sugestiva la
Italia del arte, la Italia de Miguel Ángel, de Leonardo y de Rafael. También es sugestiva la Italia de la
pasión. Cómo se ama en Italia, hasta la
muerte, no se ama ya en ninguna parte del mundo. ¡Qué gente más pasional! Aquí son posibles todavía Romeo y
Julieta. Imposibles y absurdos en otro
lugar del globo. Y aquí se comete a
diario la heroica tontería de morir por amor.
Como tu recordarás el Dante llamó a Italia país que sólo la luz y el
amor ha por confines. Y tiene
razón. Sus confines, aunque poco
geográficos y demasiado poéticos son verdaderos.
Actualmente me tienes entregado en alma y cuerpo a
Florencia. ¡Qué ciudad tan llena de
encantos! (Carta a Bertha Molina fechada
en Florencia el 30 de junio de 1920)
Caro Antonio, concluyo este breve recordatorio con un
brindis, música y una frase tuya. Como tú sabes, a principios del presente año,
te envié una nota en la que te decía: «si alguna vez fuera a Italia quisiera
hacer un brindis contigo con el vino que le gustaba a Mariátegui: el dulce y
rubio vino de Frascati.» Me respondiste: «disculpa tocayo que te desilusione;
pero no es de los mejores vinos». Ahora,
con tu respuesta, entiendo más a Mariátegui; en esa época estaba enamorado y todo
para él tenía sabor a Gloria! Tocayo, te digo que estando contigo cualquier
vino tiene sabor a Gloria! Escuchemos el cassette
que me obsequiaste -en tus primeras venidas a Lima- para que apreciara a tu
hijo, integrante de una banda de rock. Finalmente,
la frase muy tuya y rotunda: la cultura siempre es
roja.
¡Hasta luego, tocayo!
---------ooOoo------
NOTA.-
He obviado
el itinerario mariateguiano de Melis; pero, quien quisiera seguirlo puede
consultar el ensayo del sociólogo sanmarquino y residente en Suecia, Carlos
Arroyo: La parábola mariateguiana de
Antonio Melis.
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