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miércoles, 7 de diciembre de 2016

BOLETÍN "CASA MUSEO JOSÉ CARLOS MARIÁTEGUI": HOMENAJE A ANTONIO MELIS





BOLETÍN Nº 92 / SETIEMBRE - OCTUBRE 2016

Contenidos:

Antonio Melis: mariateguista Günther Maihold
Reminiscencias de Antonio Melis Eugenio Chang-Rodríguez
Los milagros de Antonio Melis Eduardo González Viaña
Homenaje a Antonio Melis Rodrigo Montoya Rojas
Melis y la correspondencia de Mariátegui José Luis Ayala
Antonio Melis, intelectual comprometido Vicente Otta R.
Adios a Antonio Melis Wilfredo Kapsoli Escudero
Celebrando al maestro Antonio Melis Rosina Valcárcel
Antonio Melis, in memoriam Antonio Rengifo Balarezo
Recuerdo de Antonio Melis Osmar Gonzales Alvarado
El Amauta y Melis Fernanda Beigel
Evocando al tío, al amigo y al mariateguista José-Carlos Mariátegui Ezeta
Antonio Melis: Vallejo, Mariátegui y Arguedas Ricardo Portocarrero Grados
El magisterio de Antonio Melis Rodja Bernardoni
Mariátegui, Melis y la cultura italiana Gustavo Espinoza M.
Medio siglo de amistad César Lévano



martes, 29 de noviembre de 2016

EN EL MUNDO ANDINO NO EXISTE SEPARACIÓN ENTRE LA COMUNIDAD HUMANA Y LA NATURALEZA





En la colección Ripensare il mondo (Repensar el mundo) de la editorial Hermatena se ha publicado en febrero del 2015 la traducción del libro del PRATEC Cultura Andina Agrocéntrica, publicada en 1991 con el título COSMOVISIONI: Occidente e mondo andino. Han estado a cargo de la cuidadosa traducción y edición Aldo Zanchetta y Maria Adele Cozzi. La introducción que sigue ha sido escrita por el prestigioso peruanista Antonio Melis.


DE LOS ANDES, UNA ALTERNATIVA A LA RAZÓN PRAGMÁTICA

Antonio Melis[1]


En los últimos decenios se ha afirmado con creciente vigor un campo de estudios interdisciplinarios que gira en torno a la categoría de mundo andino. Con esta terminología se ha querido subrayar la presencia de algunos rasgos peculiares de las organizaciones sociales que se han desarrollado en el curso de milenios en una vasta zona hoy ocupada por países como el Perú, Ecuador y Bolivia – diferente de otros estados sudamericanos – en respuesta a los retos de un ambiente particular, signado sobre todo por el predominio del factor altitudinal.

Entre las organizaciones que han emprendido la investigación sobre estos temas en las últimas décadas, ha correspondido un papel particularmente relevante al PRATEC (Proyecto Andino de Tecnologías Campesinas). Algunos resultados de este trabajo riguroso y apasionado se han recogido en este volumen, que desde el título original[2] llama la atención a la especificidad de ese mundo mediante el término “agro-céntrico”. Subrayando este rasgo, se quiere destacar la originalidad de un contexto físico y cultural y de la relación que con él establecen los pueblos que se han asentado en ese territorio, contra cualquier pretensión universal que quiere encasillarla en un modelo único de desarrollo.

Entre los principales artífices de estas investigaciones encontramos a Eduardo Grillo Fernández, presente aquí con tres ensayos. El primero de ellos parte de una clara contraposición entre las formas de la religiosidad andina y las concepciones religiosas europeas. En el mundo andino predomina una concepción de lo sagrado de tipo panteísta e inmanente. En su interior, es fundamental el principio del diálogo y de la reciprocidad. Todas las actividades pastoriles y agrícolas están caracterizadas por la ritualidad. La chacra, el campo cultivado, no se opone a la naturaleza, se adapta a ella. Es un mundo que no excluye los contrastes, pero posee los instrumentos para superarlos, mediante la ritualización del conflicto.

En otro ensayo del mismo autor se aborda el tema del lenguaje, refiriendo otra vez la contradicción entre la cultura andina y la occidental moderna. En el mundo andino predomina la disposición al diálogo, que se expresa con la palabra, los gestos, los sonidos. Nos encontramos en un contexto en el que la oralidad prevalece sobre la escritura y el tiempo cíclico sobre el tiempo lineal. De acuerdo con el autor, la incomprensión de estos rasgos específicos ha sido la causa del fracaso de los partidos políticos que han buscado trasplantar mecánicamente los esquemas europeos a esta realidad.

El otro artículo de Eduardo Grillo Fernández se detiene sobre todo en los aspectos políticos de la organización andina. Trata aquí un aspecto crucial, causa hoy secular de una profunda incomprensión debido a una visión tradicional. La idea de democracia nutrida en el contexto europeo y norteamericano no coincide con la praxis de los pueblos americanos originarios. Más allá del caso andino, es un problema que ha emergido con fuerza también por la revuelta zapatista en Chiapas, México en 1994. Se ha evidenciado que en las asambleas indígenas no funcionaba el criterio de la mayoría, sino la búsqueda permanente de la unanimidad.

Sobre la diversidad de concepciones del saber que divide a los dos mundos en confrontación resulta esclarecedor el ensayo de Grimaldo Rengifo Vásquez. El autor subraya que en el mundo andino no existe separación entre la comunidad humana y la naturaleza. De esto resulta una utilización del saber que no se propone ejercer dominio en la relación con la naturaleza. Es un saber que no apunta a la afirmación del humano sobre los otros seres. En su otra contribución del libro, el autor precisa que el modo diverso de relación con la naturaleza se puede resumir en el concepto de prueba, es decir, en una experimentación permanente de los cultivos, sin perder de vista el criterio de armonía con el contexto natural. Así, la semilla es tratada como una persona. Se considera que no siempre la planta se adapta al terreno elegido por el humano y de esta manera contribuye a la continua verificación de los resultados. Esta innovación permanente es necesaria para la continuidad de la vida, y es inútil subrayar que esta caracterización contrasta con los estereotipos de un mundo que no cambia. El ensayo se refiere a la práctica, tratada también en otros ensayos del libro, del ayni, es decir, la ayuda mutua, que se destaca como un instrumento fundamental de la cohesión ética de la sociedad andina.

El modo diferente de leer el mundo, desde la organización agraria, es también el foco del estudio de François Greslou. Se reitera la profunda interrelación entre los seres humanos, naturales y divinos. Si por un lado se subraya el carácter agrocéntrico, por el otro se afirma la flexibilidad de la misma estructura agraria. El ensayo retoma también la organización socio-política de ese mundo, que se funda no en el individuo, sino en los núcleos familiares reunidos en comunidad. De aquí la resistencia obstinada contra cualquier tentativa de reducir esta estructura a las formas europeas. Con este propósito, quiero recordar que entre las razones del fracaso del proyecto de reforma propuesto entre el fin de la década de los sesenta y el inicio de los setentas del gobierno militar del general Juan Velasco Alvarado con la absurda iniciativa de sobreponer al ayllu, la comunidad andina, cooperativas de tipo europeo administradas por burócratas extraños a ese contexto. La fuerza de la ancestral organización indígena es testimoniada también por la persistencia de la autoridad tradicional, en una relación complementaria con lo que representa a la sociedad moderna y al Estado.

Sobre la necesidad de utilizar una visión “endógena” de la cultura andina insiste también la contribución de Victor Antonio Rodríguez Suy Suy. Precisamente la continuidad de los aspectos de fondo de la cultura andina a lo largo de milenios es una confirmación de su organicidad, de su capacidad de responder de manera armónica a las exigencias del ambiente.

La diversidad andina se observa también en las concepciones de la actividad artística como recuerda aquí Enrique Moya Bendezú. No existe en ese mundo ninguna idea del arte por el arte, y la potencialidad artística se considera presente en todos los humanos. Este aspecto es particularmente relevante, porque puede ser extensiva a todas las expresiones artísticas americanas originarias. Muchos de los malentendidos de su valor de parte de la cultura hegemónica son heredadas del desconocimiento de su especificidad, ligada sobre todo a la dimensión comunitaria. Por otro lado, no es ocioso recordar que cuando nos referimos a la concepción europea del arte estamos en realidad refiriéndonos a una idea que se ha afirmado a partir del romanticismo, pero que a su vez es lejana de la que habíamos caracterizado en los siglos precedentes.

En el sistema compacto del mundo andino los astros juegan también un papel importante. Lo ilustra en su contribución Julio Valladolid Rivera, subrayando la sustantiva continuidad del saber astronómico andino a través de milenios. Una vez más emerge el fundamento animista de esas concepciones.

En esta breve presentación se destacan algunos puntos particularmente sugerentes de esta línea de investigación. La lectura de estos ensayos contribuirá con seguridad a cuestionar las certezas eurocéntricas y el pensamiento único que trata de imponerse mediante el proceso de la globalización. A la luz de estos ejemplos, no se trata sólo de afirmar que otro mundo es posible, sino de constatar que ya existe y puede representar un punto de referencia a considerar en la búsqueda de un desarrollo alternativo, respecto a aquello que está demostrando día a día su fracaso.


[1] Docente de Literatura Hispanoamericana y de Pueblos Indìgenas de América, Universidad de Siena, Italia.
[2] Cultura Andina Agrocéntrica

miércoles, 23 de noviembre de 2016

ANTONIO MELIS, IN MEMORIAM





Antonio Rengifo Balarezo[1]


Antonio Melis (1942-2016), crítico literario y profesor de literatura hispanoamericana de la universidad de Siena, fue quien consagró a nuestro Mariátegui como el primer marxista de América en su ensayo «J.C. Mariátegui primo marxista  d'America», publicado en Critica Marxista, revista teórica del Partido Comunista Italiano.(Marzo-abril de 1967).

Desde aquella fecha, el mismo, consagró varias décadas de su existencia a la investigación y difusión de la obra mariateguiana.  Sus contribuciones son fundamentales.  Así como Melis en Italia, hay mariateguistas en todas partes, hasta en La China; pero, de todos ellos, emerge la figura de Antonio Melis como el primer mariateguista extranjero del mundo.  Esto me permito afirmarlo porque él ya no está entre nosotros y no hubiera sido de su agrado. Pues, era un hombre de una sencillez elegante.  (Valga el oxímoron).

Un infarto cardiaco segó la vida de Antonio Melis el domingo 7 de agosto en La Paz, Bolivia, víspera de la inauguración de las XII Jornadas Andinas de Literatura Latinoamericana (JALLA).


¿Quién le presentó a Mariátegui?
Ahora es oportuno saber cómo se produjo el acercamiento de Melis hacia Mariátegui o, mejor dicho, quién se lo presentó.El propio Melis nos informa, fue el poeta peruano Xavier Abril de Vivero (1905-1990), autor de Poesía soñada. Xavier sabía que la obra y la vida de Mariátegui seducen a las personas sensibles; más aún a un jovencito como Melis.  Tal vez le auguró una relación entrañable con Mariátegui diciéndole: Mariátegui será  más amigo tuyo que mío.

Melis había contraído una «deuda inmensa» con Xavier Abril hasta que por fin decidió liberarse.  Pongamos atención a lo que dijo:

Escuché por primera vez sus palabras en los Sesenta, cuando era estudiante en la Universidad de Padova y mi profesor de Literatura Hispanoamericana, el conocido vallejista Giovanni Meo Zilio, lo invitó a dar una charla a sus alumnos. De 1965 a 1967 tuve el privilegio de trabajar a su lado en el Istituto Ispanico de la Universidad de Firenze, dirigido por el gran hispanista Oreste Macrí, junto con el ya recordado Meo Zilio, con el traductor de Vallejo, Eguren y Belli, Roberto Paoli, y con Giuseppe D’Angelo, quien más tarde fue un excelente agregado cultural de Italia en el Perú, durante el gobierno presidido por Velasco Alvarado.(http://www.pacarinadelsur.com/home/brisas/1047-el-enigma-de-xavier-abril-un-caso-de-damnatio-memoriae)

La «deuda inmensa» de Melis con Xavier Abril no fue únicamente por haberle presentado a Mariátegui; sino también por haberse encontrado con el mismo Xabier Abril; poeta de su aprecio y silenciado en el Perú, a pesar de su gran calidad estética. Le dedicó un esclarecedor estudio; que, por lo valioso, es ejemplo de cómo se hace una crítica literaria.

Aparte de Xavier Abril y de la propia sensibilidad personal de Melis, el otro influjo fue el contexto histórico que le tocó vivir; ya que estuvo envuelto por la atmósfera de sensibilización y expectativa ocasionada por la Revolución Cubana en la década del 60, la rebelión juvenil de los universitarios parisinos del año 1968 y por la Revolución nacionalista del Perú en la década del 70.  

Melis llega al Perú

Melis llega al Perú por primera vez en el año 1970.  Otros italianos también fueron atraídos al Perú: el diplomático Giuseppe D´Angelo, como ya lo mencionó Melis y la napolitana Laura González del Castillo. Laura había pertenecido al partido comunista italiano y era traductora de la editorial Feltrinelli; la versión italiana de los textos del Che Guevara es obra suya.

Melis en el Perú fue un enamorado afortunado de José Carlos; puesto que fue un enamorado consentido por la familia.  Estableció una relación fraterna con su paisana Anita Chiappe Vda. de Mariátegui y con sus hijos.  En sus estancias limeñas se alojaba en casa de Javier Mariátegui.  La familia puso a su disposición el archivo personal de José Carlos y su editorial.


Melis asumió la tarea  de organizar, anotar y prologar la correspondencia de Mariátegui.  En dos viajes a Lima culminó su loable tarea.  A la compilación de cartas habían contribuido varias personas y, por supuesto, la familia.  En los finales de su trabajo, Melis se había detenido; no encontraba datos referidos a Néstor Martos para la sección Noticias bio-bibliográficas.  Estaba algo agotado del esfuerzo, quería terminar cuanto antes; pero no podía y, como última instancia, me pregunta: «tocayo, ¿tu sabes algo?»  Sonriendo, le respondo: «la solución está al alcance de tu mano. ¡Es el papá del poeta Marco Martos!» En septiembre de 1984 ocurrió el alumbramiento de Correspondencia de J.C. Mariátegui en dos tomos, bajo el sello de la Empresa Editora Amauta S.A.

Melis en Lima estableció una cordial relación con otro antiguo e insigne enamorado de Mariátegui: Guillermo Rouillon Duharte (1917-1978).  Como sabemos, Rouillon, pese a sus limitaciones económica, se consagró a elaborar su monumental biografía de Mariátegui.  Con todo derecho, Rouillon es el biógrafo de Mariátegui por antonomasia.  Sin embargo, no ha tenido en nuestro país el debido reconocimiento. Para suplir la calamitosa omisión, Melis desde Italia le envía una nota el año 1992 a la señora Armida Picón Vda. de Rouillon:

A casi treinta años de su primera aparición, La Bio-bibliografía de José Carlos Mariátegui  de Guillermo Rouillon, sigue representando un punto de referencia imprescindible para los mariateguistas de todo el mundo.  Cuando en 1989 apareció el N°1 del Anuario Mariateguiano, la redacción se propuso, entre otras cosas, reanudar ese inestimable trabajo.  Pero sería injusto olvidar su monumental biografía de Mariátegui.  Guillermo llegó a ver impresa, por su desaparición prematura, solamente el I tomo de su empresa.  Ya he expresado, en su momento, mi apreciación por esta tarea inspirada por su profunda adhesión a la figura de José Carlos.  En esta oportunidad quiero destacar sobre todo la larga correspondencia con su autor durante la elaboración del II tomo.  Sus cartas de esos años, dirigidas a conseguir toda la información posible sobre los personajes conocidos por Mariátegui durante su estadía en Italia, son un testimonio de su estilo de trabajo acucioso.  Restituir al público de los investigadores de la obra mariateguiana el fruto de su indagación larga y amorosa, no es sólo un aporte a los estudios.  Es, en primer lugar, un acto de justicia hacia un intelectual lejano de las modas y del oficialismo y animado por una búsqueda apasionada de la verdad. (Mariátegui, suscitador de peruanidad. Guillermo Rouillon Duharte. Prólogo, selección y notas: Guillermo Yucra Moreno. Lima: Fondo editorial de Universidad Nacional Mayor de San Marcos, julio del 2013, p. 239). 


Para Guillermo Rouillon no pasó desapercibido el libro de Melis, José Carlos Mariátegui: vanguardia política y vanguardia artística. Se publicó en Milán el año 1975.La reseña de Rouillon apareció en la página editorial del diario El Comercio de Lima el 19 de noviembre de 1975. Entresacamos un párrafo:

(…)Esta selección viene precedida de un medular y básico prólogo, en el cual el autor hace un profundo y original análisis de la evolución artística y literaria de Mariátegui que, desde luego, se halla íntimamente vinculada con el desarrollo de su vocación ideopolítica(…)

Elogiar a Italia y a la ciudad de Florencia es una manera honrar la memoria de Antonio Melis. Para ello, nada menos que las impresiones de quien no podía estar ausente en esta ocasión, José Carlos Mariátegui:

(…) Me place Italia.  La amo por su belleza inmensa, por su belleza extraordinaria, por su belleza única.  No sólo es sugestiva la Italia del paisaje, la Italia de la rivera Liguria, la Italia del golfo de Salerno.  Y no sólo es sugestiva la Italia del arte, la Italia de Miguel Ángel, de Leonardo y de Rafael.  También es sugestiva la Italia de la pasión.  Cómo se ama en Italia, hasta la muerte, no se ama ya en ninguna parte del mundo.  ¡Qué gente más pasional!  Aquí son posibles todavía Romeo y Julieta.  Imposibles y absurdos en otro lugar del globo.  Y aquí se comete a diario la heroica tontería de morir por amor.  Como tu recordarás el Dante llamó a Italia país que sólo la luz y el amor ha por confines.  Y tiene razón.  Sus confines, aunque poco geográficos y demasiado poéticos son verdaderos.  

Actualmente me tienes entregado en alma y cuerpo a Florencia.  ¡Qué ciudad tan llena de encantos!  (Carta a Bertha Molina fechada en Florencia el 30 de junio de 1920)

Caro Antonio, concluyo este breve recordatorio con un brindis, música y una frase tuya. Como tú sabes, a principios del presente año, te envié una nota en la que te decía: «si alguna vez fuera a Italia quisiera hacer un brindis contigo con el vino que le gustaba a Mariátegui: el dulce y rubio vino de Frascati.» Me respondiste: «disculpa tocayo que te desilusione; pero no es de los mejores vinos».  Ahora, con tu respuesta, entiendo más a Mariátegui; en esa época estaba enamorado y todo para él tenía sabor a Gloria! Tocayo, te digo que estando contigo cualquier vino tiene sabor a Gloria! Escuchemos el cassette que me obsequiaste -en tus primeras venidas a Lima- para que apreciara a tu hijo, integrante de una banda de rock.  Finalmente, la frase muy tuya y rotunda: la cultura siempre es roja.

¡Hasta luego, tocayo!

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NOTA.- He obviado el itinerario mariateguiano de Melis; pero, quien quisiera seguirlo puede consultar el ensayo del sociólogo sanmarquino y residente en Suecia, Carlos Arroyo: La parábola mariateguiana de Antonio Melis.









[1] rengifoantonio@gmail.com