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jueves, 1 de abril de 2021

¿SE ACABA LA PACIENCIA CHINA?

 

El secretario de Estado de EEUU, Antony Blinken, y el ministro de Relaciones Exteriores de China, Wang Yi.

Foto: https://www.escenariomundial.com

 

Al contrario de lo que piensa el vulgo de la izquierda latinoamericana, el partido de las guerras y las agresiones internacionales de Estados Unidos es el Partido Demócrata y no el Partido Republicano.

01/04/2021

Estados Unidos, como todo el mundo sabe, es gobernado por lo que allá llaman el Deep State: el Estado profundo. Eso es un conjunto de Lobbies: grupos de presión muy ricos donde está representada Wall Street, el Complejo Militar-industrial, los dueños de cadenas de medios (tipo Murdoch), AIPAC, y otros intereses permanentes. Ese Deep State es el que en realidad gobierna a los Estados Unidos; por ello no importa quien gane las elecciones; porque la política va ser la misma. Para dar la ilusión de un cambio le cambian la raza o el género al Presidente. Obama fue el presidente negro, decían, cuando en realidad era un mulato: madre blanca y padre negro. Como dice Lampedusa en el Gattopardo Hay que cambiar algo, para que todo siga igual.

Para el Deep State, Trump era un Presidente incómodo porque a veces aspiraba a tomar decisiones.

Para devolverlo a la realidad, en esas ocasiones le armaban en la prensa un escándalo artificial y sin fundamento del tipo Russiagate. Como Trump sabía la influencia de Netanyahu en la prensa y el Congreso americanos; poco después hacía una concesión a Netanyahu, como: mudar la Embajada de Estados Unidos de Tel Aviv a Jerusalén y el escándalo de inmediato se calmaba. El Deep State es amigo de las guerras, porque las guerras y las crisis que amenazan la paz son buen pretexto para obligar a los satélites de Estados Unidos (OTAN & Co.) a comprar armas Made in USA.

Trump decepcionó al Deep State porque no inició guerras, por lo tanto, era malo para el único negocio grande de exportación de los Estados Unidos. Por eso, el poder judicial americano miró hacia otro lado, después de las elecciones, cuando Trump presentó pruebas de un evidente fraude electoral a favor de Biden. Biden fue Vicepresidente de Obama y está afiliado a la Banda de los Clinton cuyo fervor por las agresiones militares está garantizado por una larga y consistente experiencia.

Al contrario de lo que piensa el vulgo de la izquierda latinoamericana, el partido de las guerras y las agresiones internacionales de Estados Unidos es el Partido Demócrata y no el Partido Republicano al que repugnan las guerras porque son onerosas y les preocupa no los muertos o la destrucción, sino el equilibrio fiscal.

Hace poco tuvo lugar en Anchorage, Alaska, el primer encuentro entre China y Estados Unidos, desde que Biden es presidente.

Ambas delegaciones encabezadas por los jefes de las diplomacias respectivas: la Delegación norteamericana por el Secretario de Estado Blinken y la de China por su Ministro de Relaciones Exteriores Wang Yi y alto diplomático Yung Viechi.

La entrevista se desarrolló en modo contrario a las buenas costumbres diplomáticas, que recomiendan comenzar el diálogo conversando primero sobre los puntos en que las posiciones están más cercanas. Los Estados Unidos no respetó esa norma. Con su sólita prepotencia, Blinken comenzó a recitar la letanía de quejas sobre la conducción de asuntos internos de China: Hong Kong, Taiwán, Xinjiang y los uigures, como supuestas violaciones de normas de Derecho Internacional establecido por las Naciones Unidas. Tal vez olvidó que una norma básica de la ONU es la no intervención en los asuntos internos de otros países.

Yung le respondió tajantemente que Estados Unidos no está en condiciones de sermonear a nadie sobre violación de normas internacionales. Hace apenas 18 años, con pretextos inaceptables, bombardeó e invadió a Irak donde aún mantiene sus tropas de ocupación.

Hace apenas 11 años, sin otra justificación que la de proteger una insurrección jihadista, junto con sus cómplices de la OTAN, bombardeo y destruyó a Libia; el país más próspero y pacífico de África. Desde entonces, sus agentes no cesan de sembrar allí el caos y la muerte; luego financió, entrenó y equipó grupos de fanáticos salafistas reclutados por Arabia Saudita, protegiéndolos porque, aunque mataban civiles y los usaban como escudos, eran terroristas moderados porque sólo querían derrocar el gobierno legal de Siria, el gobierno de Assad. Estados Unidos es el único país del mundo que tiene dos categorías de terroristas: terroristas malos y terroristas moderados. Habrá que ver si los muertos en Siria por los terroristas moderados están menos muertos que los muertos por los otros. Los muertos de los moderados en Siria y la destrucción de la infraestructura civil de Siria se justifican porque suceden con la santa intención de debilitar el gobierno de Assad. A estos terroristas, la OTAN los protege con ataques misilísticos ilegales contra bases del ejército árabe del gobierno legítimo de Siria.

Es poco usual que China sea tan áspera y directa con sus adversarios. El encuentro de Anchorage sólo sirvió para demostrar algo que ya sabíamos; que el hecho de que Biden esté en la Casa Blanca no cambia nada en cuanto a esperar un comportamiento más respetuoso de los asuntos internos de otros países por parte de Estados Unidos. Si se piensa bien, el arteriosclerótico Biden va a ser más peligroso que Trump para la paz mundial.

China parece haberlo entendido así, porque después de Anchorage, Yang salió directo a reunirse con Lavrov. Muy probablemente para hablar de una alianza política y militar que rebaje la pretenciosa agresividad de los Estados Unidos.

Es muy indicativo del humor en China y de que a China se le agota la paciencia, que el día 21 de marzo una numerosa formación de aviones de guerra de Beijing sobrevoló a lo largo y ancho el espacio aéreo de Taiwan, en abierto desafío a las pretensiones de Estados Unidos, y que Estados Unidos se haya quedado mudo.

Tanto Rusia como China parecen haber entendido que Estados Unidos confunde cortesía y prudencia con debilidad y falta de determinación.

Por eso, creo que si el gobierno de Venezuela desea el respeto de Estados Unidos y quiere entrar en el juego geopolítico mundial debiera comenzar conversaciones con China o Rusia para que monten una base misilística en el archipiélago de las Aves. Se verá entonces como se ablanda Washington en su comportamiento con Venezuela o su eventual socio; porque el sistema defensivo de Estados Unidos es anticuado. Su sistema de defensa está previsto para un ataque soviético proveniente del Ártico con mísiles balísticos

Ahora, no tienen nada para protegerse de un ataque con modernos misiles crucero hipersónicos de largo alcance provenientes del sur.

Sólo una amenaza existente y real puede hacer recapacitar al Deep State que gobierna en Estados Unidos. Los matones son arrogantes mientras no se sientan amenazados cuando tienen miedo que lo son, se vuelven dóciles.

Eso lo entendió bien Nikita Kruschev, quien a cambio de quitar unos mísiles que no estaban en Cuba algunas semanas antes, aún sin desembalarlos, obligó a que el gobierno de Washington se comprometiera a “mantener el Status Quo en Cuba”; esto es a dejar al gobierno de Fidel Castro en el poder. Esa es la realidad de lo que pasó; aunque ni a Washington ni a La Habana les convenga admitirlo.

 

Almeria 30/03/2021

 https://www.alainet.org/es/articulo/211643

 

jueves, 30 de julio de 2020

CAUSA Y REMEDIO DE LA DEBACLE ECONÓMICA QUE VIENE

·        Umberto Mazzei

29/07/2020

 

Foto: https://www.elquintopoder.cl

Desde hace 200 años que en los Estados Unidos de América se cultiva un virus económico que se hizo epidemia económica que se ha contagiado al resto del mundo.

 

Esa enfermedad fue diagnosticada en 1919 por Sismondi, en su libro Nuevos Principios de Economía Política. Ese libro aborda, por primera vez, el principal problema económico de nuestro tiempo: la concentración de la riqueza en pocas personas. Otro problema moderno que aborda Sismondi es el desequilibrio entre consumo y producción; eso que ahora llaman burbujas.

 

Hace 200 años que Sismondi publicó esas denuncias: la distribución de la riqueza entre la población y la sobreproducción que impulsa el imperialismo.

 

Sismondi fue un historiador y economista ginebrino, de cuyo libro tanto Marx (plus-valía), como Keynes (salarios son el mercado) sacaron sus ideas más válidas.

 

Sismondi señaló entonces la causa del error básico que causa la epidemia de burbujas que desordena la vida económica mundial.

 

Sismondi dijo que la abundancia de capitales conduce a inversión en bienes de capital para aumentar la producción, sin que haya un aumento igual en los ingresos en la población que amplíe el mercado.

 

Ese modo de proceder procede de un disparate llamado Ley de Say.

 

Jean Baptiste Say es el padre de lo que se conoce como Supply-side Economics (Economía de la Oferta). Say dijo que el equilibrio entre oferta y demanda era irrelevante, porque toda producción crea su propio mercado.

 

Ese enunciado, aprobado por David Ricardo, se enseña como ciencia en las escuelas de negocios norteamericanas, bajo el nombre de Ley de Say. Sismondi denunció, en 1819 que esa expectativa empresarial era una grave equivocación.

 

Como Ricardo aprobó lo que Say decía, esa doctrina fue tomada por buena por los economistas liberales norteamericanos. Tal vez, porque al inicio era conveniente para el desarrollo de cualquier clase de industria en el nuevo país, que al alba de la revolución industrial, aún producía muy poco.

 

El disparate de Say impulsó una sobreproducción endémica en la economía norteamericana, reportada, en el siglo XIX, por observadores extranjeros, que veían sucederse las quiebras en la Bolsa de New York.

 

En Estados Unidos, la espontanea sobreproducción impulsada por la abundancia de capital asumió el rango de doctrina oficial en la época de Reagan, allá por los años ‘80. Se le llamaba Reaganomics o Supply-side Economics (Economía de la Oferta).

 

La sobreproducción generó la política de dumping de productos en el mercado internacional, que es típica de la política comercial de los Estados Unidos. Esas exportaciones, ese modo de proceder, son un modo de arruinar a las industrias nacientes y los competidores en otros países. El dumping es una característica de la política comercial de Estados Unidos tan notoria que sus exportaciones subsidiadas de origen agrícola arrasan a las zonas rurales de los países en desarrollo cuya base económica es la agricultura; y que la Organización Mundial del Comercio (OMC) convocó la Ronda de Doha con el fin específico de negociar la reducción de los subsidios a las exportación de productos agrícolas de Estados Unidos y de la Unión Europea.

 

La creencia en Say conviene para movilizar capitales ociosos en países donde la riqueza está concentrada en grandes fortunas financieras informatizadas que quieren transformar los capitales intangibles del mundo financiero en bienes tangibles de la economía real.

 

Hasta allí, el asunto es inocuo y puede ser beneficioso porque la inversión de capitales en bienes de capital genera un aumento momentáneo del empleo.

 

El peligro comienza cuando el aumento de la producción generado por la inversión no corresponde a un aumento estructural del ingreso en manos del público (salarios) porque la nueva producción no encontrará compradores; eso produce una sobre-oferta que ahora llamamos burbujas.

 

Los capitales que provienen del ahorro generado por ganancias de actividades empresariales exitosas no son un peligro, porque siempre van a ser orgánicos a la economía y tienen límite natural.

 

Lo peligroso, son los capitales artificiales que provienen de la creación inorgánica ilimitada de dinero sin respaldo. El desorden económico mundial proviene de los capitales inorgánicos creados con un golpe de tecla, que abusan del crédito fiduciario acordado a un dinero sin respaldo, lo que en términos simples, concretos, reales no es otra cosa que deuda. Deuda que se multiplica geométricamente cuando esos créditos se usan para juegos especulativos en las bolsas financieras.

 

Los excesos de producción típicos de la Economía de la Oferta hacen necesario estimular la compra con ventas a crédito. Ventas a crédito de productos que el público no necesita causan el endeudamiento excesivo, que conduce a las típicas olas de quiebras personales que contraen el mercado.

 

Sin ventas al público; los comerciantes y productores a su vez quiebran. Los créditos financieros no se pagan. Los bancos a punto de quebrar, piden ayuda a los gobiernos que luego emiten dinero inorgánico para salvar a los bancos y evitar el colapso de un sistema financiero encadenado a escala mundial por deudas contraídas los unos con los otros en las bolsas financieras internacionales.

 

Los bancos centrales nacionales tienen la función de vigilar y garantizar la solidez de las operaciones financieras, para que no afecten el valor y poder adquisitivo de las monedas nacionales respectivas.

 

Pero con el dogma de la independencia de los Bancos Centrales en un sistema monetario internacional basado en el dólar, éstos ya no son más que dependencias de la Reserva Federal de los Estados Unidos.

 

La Reserva Federal no pertenece al pueblo de Estados Unidos. La Reserva Federal pertenece a un consorcio de grandes bancos privados norteamericanos fundado en 1913. Desde entonces, ese consorcio privado usurpó la función de emitir dinero por cuenta del gobierno norteamericano, función que por ley corresponde a la Secretaría del Tesoro de Estados Unidos.

 

Para consolidar el predominio de la Reserva Federal sobre los bancos centrales nacionales, se inventó el dogma de que los bancos centrales deben ser independientes de las políticas económicas de los gobiernos respectivos. Ese dogma los convierte en dependientes de la Reserva Federal. La dependencia se acentuó desde que (1971) la Reserva Federal emite dólares sin una garantía de valor en oro. Ahora, la función de los bancos centrales en los países vasallos de Estados Unidos es la de mantener el valor de cambio de un dólar fiduciario (basado en el crédito).

 

Para evitar el colapso del dólar, los bancos centrales deben replicar en moneda nacional la emisión de dólares sin respaldo por la Reserva Federal, para que pueda mantenerse un tipo de cambio relativamente estable. Con una especie de devaluación colectiva, para salvar el prestigio del dólar, se erosiona deliberadamente el valor real de los ahorros y salarios del resto del mundo.

 

La función del Banco Central Europeo ya no es la de mantener el poder adquisitivo de los salarios europeos. Su función ahora, como se vio en 2008, es de emitir con el pretexto de salvar a los bancos, una masa monetaria equivalente a la emitida por la Reserva Federal para salvar a los grandes bancos de Wall Street. Con la emisión de una masa monetaria equivalente, se evitaba un ascenso del Euro con respecto al dólar.

 

Para tener una idea de lo que hubiese sucedido si el BCE no hubiese emitido una masa monetaria inorgánica (deuda) equivalente a la emitida por la Reserva Federal, basta con mirar lo sucedido con el Banco Central de Suiza. Los suizos sólo emitieron unos pocos millardos de francos para salvar al UBS de la quiebra.

 

Antes del 2008, un dólar valía 1,86 francos suizos. Después de la crisis el dólar valía la mitad, apenas 0,90 de franco suizo.

 

El poder de compra de los ahorros y salarios suizos no solo se mantuvo, sino que aumentó con la depreciación general de las otras monedas nacionales sacrificadas para salvar el dólar.

 

La causa básica del anunciado desastre económico internacional que se avecina es el colapso del dólar bajo el peso de sus deudas, aunque para disimular la causa real se atribuirá el colapso a las exageradas medidas de secuestro de libertades tomadas bajo el pretexto de protección contra el COVID-19; para lo cual se asusta deliberadamente al pueblo presentándolo como una enfermedad mortal, sin que lo sea. Su tasa de mortalidad no llega al 5%

 

El único remedio que veo para la inmensa crisis económica internacional que va a estallar es volver al patrón oro y devolver a la Secretaría del Tesoro de Estados Unidos las funciones que le asigna la Constitución de Estados Unidos. Eso no va a suceder. El otro remedio es que los Estados Unidos pierdan la guerra que vendrá.

 

Tengo entendido que a John Kennedy lo mataron porque pensaba devolver a la Secretaría del Tesoro su función legal de órgano emisor y eso cuando el dólar aún tenía el respaldo del Patrón oro ($35/oz.) acordado en Bretton Woods.

 

El más beneficiado con la desaparición de los Kennedy fue el consorcio de bancos dueños de la Reserva Federal

 

La acumulación de las riquezas en el estado, no es el fin del gobierno, sino la participación de todos los ciudadanos en los goces de la vida física, que la riqueza representa.”, J.C.Sismondi. (Nuevos Principuios de Economía. (cap.II, Lib.1)

 

Un objetivo aún ausente en la mayoría de las políticas económicas del mundo occidental avasallado que sacrifica el bienestar de su gente al esfuerzo financiero de mantener la supremacía toxica y corroída de la Reserva Federal y del US dólar.

 

Almeria 23/07/2020

 

https://www.alainet.org/es/articulo/208154

 


sábado, 1 de febrero de 2020

TRASCENDENCIA DEL CAMBIO DE GOBIERNO EN RUSIA



Análisis
29/01/2020

A los analistas de la política internacional nos intriga lo que a veces parece indecisión y pasividad de Rusia ante el evidente acoso y las provocaciones a las que con frecuencia la somete el bando Atlantista Anglosajón.

Es que ante la dificultad nacional e internacional de hacer un viraje asertivo abrupto después de aquella Era Yeltsin en que el bando Atlantista se apoderó económicamente e institucionalmente de los restos de lo que fuera la Unión Soviética y acometiera en Rusia un lavado cerebral masivo para imponer los valores e instituciones del Neoliberalismo Esa era la situación ideológica en Rusia cuando tuvo lugar la súbita irrupción de Vladimir Putin al poder, tuvo que lidiar con prudente habilidad para mantener en equilibrio el poder adquirido por el bando partidario del vasallaje al Atlantismo Anglosajón con los partidarios de una consolidación Euroasiática endógena. Todo esto mientras sacaba al pueblo ruso de la miseria e inseguridad en que lo sumió el experimento Neoliberal de Yeltsin. En una exhibición de virtuosismo y casi diría malabarismo político, Putin no solo logró devolver a Rusia el crecimiento económico y un papel influyente en el escenario internacional sino que, con un presupuesto mucho menor, le sacó ventaja a Estados Unidos en cuanto a tecnología militar.

Hace pocos días Putin pronunció ante la Duma un discurso en que propuso cambios constitucionales que debilitarán la influencia de la 5ª columna Atlantista en la toma de decisiones de Rusia.

Aunque Putin anunció su abandono del poder dentro de 4 años. El resultado inmediato fue la renuncia del entero gobierno ruso, encabezado por el Primer Ministro Dimitry Medvedev.

La esencia del discurso de Putin se reduce al anuncio de que las próximas políticas de gobierno ruso estarán orientadas a mejorar el nivel de vida de la población rusa y a consolidar y aumentar la soberanía de la Federación Rusa.

La renuncia de Medvedev se comprende si se conoce que él era el principal exponente del Atlantismo residual heredado de la Era de Yeltsin en que prevalecieron las mafias financieras promovidas desde New York y favorecidas por Anatoly Chuváis, el ministro de Yeltsin encargado de la privatización de las empresas del Estado que pertenecieron a la Unión Soviética.

Las tendencias de las dos nuevas políticas no pueden entusiasmar a Medvedev y su equipo que obedecen a la ideología capitalista y la visión cosmogónica Anglosajona de la política internacional.

Otro motivo de renuncia fueron las sugerencias de Putin para formalizar a nivel constitucional los requisitos obligatorios para aquellos que ocupan cargos de importancia crítica para la seguridad y soberanía nacional. Esos requisitos dificultan la posibilidad de pertenecer al mismo tiempo a la élite oligárquica rusa y a una élite oligárquica extranjera, por que exigen 25 años de residencia continuada en Rusia y no tener otra nacionalidad que la rusa. Está claro que se quiere excluir del poder a quienes puedan tener patriotismo y fidelidad divididos

El nuevo primer ministro es Mikhail Mishustin, poco relacionado con Occidente, por lo que en Internet se han hecho todo tipo de especulaciones sobre lo que su nombramiento puede significar.

Sólo ahora que ya se conoce el nuevo equipo de gobierno se puede especular sobre sus futuras políticas No sólo por quienes están a cargo de las carteras, sino también por quienes ya no lo estarán más.

Una cosa que sabemos con certeza por lo que Putin anunció en su discurso es:

1. Se hará un gran esfuerzo para hacer frente a la pobreza que todavía sufren muchos rusos;

2. Se hará un gran esfuerzo para devolver a Rusia su completa soberanía.

Los cambios en el nuevo gobierno no implican la neutralización total del bloque Atlantista. Anton Siluanov permaneció como jefe del Ministerio de Finanzas, pero fue degradado de su cargo como Primer Viceprimer Ministro de Rusia, Un cargo que ahora ha sido tomado por Andrei Belousov, un cambio que le permite neutralizar a Siluanov. En cuanto a Medvedev, se le otorgó una "promoción de oro" a la posición en gran medida técnica como Vicepresidente del Consejo de Seguridad de Rusia. Mucho honor y poco poder.

La mayoría de los observadores rusos notan dos cosas clave:

Primero: este es un gobierno altamente competente, técnicamente calificado. En verdad puede decirse que, por primera vez, cada puesto en el nuevo gabinete ahora está ocupado por un profesional cuya experiencia es reconocida por todos.

Segundo: este es en gran medida un gobierno técnico apartado de la manipulación ideológica atlantista. Esto no quiere decir que las políticas sociales y económicas de Rusia no cambiarán, por presiones extranjeras funcionarán de un modo subalterno a las necesidades y realidades de Rusia. Por lo que es de esperar más coherencia y efectividad en la presencia de Rusia como el único protagonista europeo autentico y soberano con proyección en una política internacional en que Eurasia es cada día más relevante.

Madrid 28/01/2020