Mostrando entradas con la etiqueta Guerra - Política. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Guerra - Política. Mostrar todas las entradas

sábado, 16 de abril de 2022

LA REVOLUCIÓN CONTRA EL CAPITALISMO ES LA ESTRATEGIA

 


 Julio C. Gambina  15 De Abril, 2022

Publicado en Debates estratégicos

Los distintos procesos de crisis en la economía manifestados en este Siglo XXI tienen ahora expresión concreta en el terreno militar. El costo en vidas es elevado, pero también en gasto e inversiones inútiles para la sociedad mundial. Las guerras insumen recursos necesarios para atender las necesidades vitales de la humanidad y de la naturaleza. La guerra, en todas sus manifestaciones, son expresión de la disputa por la hegemonía del orden mundial. Lo era la “guerra comercial” declarada por EEUU contra China, como todas las confrontaciones derivadas de sanciones unilaterales generadas en el último tiempo, especialmente emanadas desde Washington y replicadas por los socios globales.

El horizonte cercano nos devuelve más penurias para la mayoría empobrecida del planeta, lo que requiere pensar en términos de construcción de alternativa. La estrategia para superar el momento actual, de crisis extendida, alimentaria, energética, económica, financiera, cultural, política, más pandemia y más guerras nos convoca a desplegar estrategias conducentes a limitar la ofensiva del capital contra el trabajo, la naturaleza y la sociedad, que definimos como anticapitalismo.

Nos queda claro que la situación de guerras explícitas, que arrastran a posicionamientos definidos en la institucionalidad mundial, caso de las resoluciones que se viene abordando en las Naciones Unidas y que parecen no tener límites, nos presenta un escenario de futuro inmediato de incertidumbre con perspectivas regresivas. En la coyuntura puede ejemplificarse la regresión con la suba de precios de alimentos y combustibles que sufren los sectores de menores ingresos, al tiempo que mejoran las perspectivas de apropiación de las ganancias de los capitales más concentrados del sistema mundial.

En otros tiempos de guerras se gestaron condiciones para la revolución y por eso, vale recuperar el desafío civilizatorio gestado a comienzos del Siglo XX.

La guerra mundial desatada en 1914 habilitó la revolución rusa en 1917, y entre sus principales consignas estaban la lucha por la paz y el pan, premisa para sustentar una propuesta de carácter anticapitalista y por el socialismo.

Son dos aspectos claves, la paz y los alimentos, que están en juego en nuestros días, en un escenario de agravamiento del cuadro belicista, especialmente en Europa, pero no solo.

Al mismo tiempo reaparece el temor inflacionario (8,5% anualizado, para marzo en EEUU y del 7,5% para Europa) en un marco de desaceleración de la economía. Las sanciones y bloqueos por la guerra en Ucrania impactan en la disminución de la producción y circulación y bienes y servicios en el sistema mundial. Es una realidad que agrava un cuadro de desaceleración económica que vive la economía mundial, solo contrarrestado por la fuerte expansión productiva de los llamados países emergentes, especialmente China.

Gasto militar

Con la guerra se estimula la expansión de la militarización y el consecuente gasto militar.

Ello ocurre en desmedro de otros destinos orientados a superar las falencias esenciales de millones de personas en el mundo, especialmente la alimentación. Dice la FAO:

“Hoy se producen alimentos más que suficientes para alimentar a cada uno de nosotros. Sin embargo, hasta 811 millones de personas siguen padeciendo desnutrición crónica, en medio de signos de disminución del impulso para alcanzar el Hambre Cero.”[1]

La caída de la producción de alimentos y sus exportaciones por las afectaciones productivas en territorio de guerra en Ucrania, más las sanciones del capitalismo desarrollado sobre Rusia, obstaculizando globalmente la circulación de bienes y servicios, impacta en la suba de los precios internacionales.

Es grave el tema en alimentos y energía, estableciendo serios límites para atender las necesidades básicas de los sectores más empobrecidos en el ámbito mundial, al tiempo que exacerba los problemas de arrastre de contaminación que afectan el cambio climático y la destrucción de la naturaleza.

La situación de guerra en Ucrania, en Yemen, o en Palestina, entre otros territorios, se despliega en un marco de expansión del gasto militar global y los argumentos presentados explicitan la necesidad de la “defensa”. Como cada país asume la hipótesis de conflicto de la amenaza externa, el resultado es un incremento del gasto militar de cada país con capacidad de intervenir en la disputa mundial. Ese argumento defensivo está azuzado por estrategias de inteligencia que inducen a un mayor gasto militar.

El crecimiento del presupuesto militar queda explicitado en las informaciones para 2020 del Banco Mundial (BM), quien se lamenta por la tendencia incremental, un 2,4% del PBI mundial, especialmente en pleno desarrollo de la pandemia por el coronavirus iniciada en marzo de ese año.[2]

Resulta interesante recoger los datos del SIPRI[3], que también informa el BM, en donde puede leerse:

“Las transferencias internacionales de armas importantes experimentaron una ligera caída entre 2012-16 y 2017-21 (-4,6 %). Sin embargo, las exportaciones de los Estados Unidos y Francia aumentaron sustancialmente, al igual que las importaciones a los estados de Europa (+19 por ciento), Asia Oriental (+20 por ciento) y Oceanía (+59 por ciento).”

Ahí puede entenderse los focos de la guerra, los territorios del conflicto y las hipótesis de confrontación. Agrega el informe:

“El mayor crecimiento en las importaciones de armas entre las regiones del mundo se produjo en Europa. En 2017-21, las importaciones de armas importantes por parte de los estados europeos fueron un 19 % más altas que en 2012-16 y representaron el 13 % de las transferencias mundiales de armas.”

Resulta curiosa la confirmación de Europa como destino principal de la venta de armas, lo que evidencia que el conflicto desatado a fines de febrero era parte de las hipótesis de conflicto previas. Completa la información destacando:

“Mientras continuaba el conflicto en Yemen y las tensiones entre Irán y otros estados de la región seguían siendo altas, las importaciones de armas jugaron un papel importante en los desarrollos de seguridad en el Golfo. Las importaciones de armas de Arabia Saudita —el segundo mayor importador de armas del mundo— aumentaron un 27 % entre 2012-16 y 2017-21. Las importaciones de armas de Qatar crecieron un 227 por ciento, lo que lo impulsó del vigésimo segundo mayor importador de armas al sexto.”

Es de interés verificar los territorios que concentran el flujo del comercio de armas y asociarlo a los intereses estratégicos del capital por la dominación de la producción mundial.

La misma fuente indica, para abril del 2021, un aumento del gasto militar para alcanzar los 1.981 billones de dólares, siendo EEUU, China, India, Rusia y el Reino Unido, los 5 mayores involucrados, totalizando en su conjunto un 62% del volumen global.

No debe sorprender que este gasto explicita las disputas que existen por la hegemonía del sistema capitalista mundial, por lo que no extraña que, junto a lo militar, la guerra se manifiesta como “comercial, financiera, productiva, tecnológica, monetaria, incluso, cultural”.

Ese conjunto de países define hoy los bloques de alineamiento internacional que arrastra a otros países, y desafía a pensar en términos de lucha en contra y más allá del régimen de la ganancia, lo que supone pensar en alternativas al orden global.

Estrategia alternativa

Son tiempos de desorden del orden emergente en 1945 e incluso de aquel unipolar emergente en 1991.

La debilidad del dólar y la aparición de una puja de varias monedas nacionales que intentan ser expresión del dinero universal, resulta una clara manifestación de la búsqueda de una nueva regularidad en la orientación del sistema global.

Mercancía y Dinero es la presentación del fenómeno capitalista en los estudios de Marx sobre “El Capital”, por lo que resulta de interés en una estrategia en contra del capitalismo analizar los fenómenos visibles en el proceso de extensión de la mercantilización. Una extensión dialécticamente obstaculizada por las sanciones que disparan iniciativas de nuevos circuitos de valorización en el ámbito mundial.

Los caminos de la mercantilización y la valorización de capitales es un proceso continuo desde los orígenes de la acumulación capitalista, que hoy se define con mayor visibilidad en el terreno militar.

El interrogante que muchos sostienen, apunta a comparar críticamente este gasto militar en expansión, con otro destino, alternativo, para enfrentar la desnutrición y el hambre. La respuesta no pude buscarse en razonamientos o apelaciones “humanitarias”, relativas al orden económico, social, político y cultural, sino en la esfera de la lógica de la ganancia y la acumulación derivada del régimen del capital. No existe el humanismo en el capitalismo, solo la ganancia y la acumulación.

Por eso, volviendo al inicio de la nota, el desafío humanitario del presente está asociado a la búsqueda de una alternativa civilizatoria, en contra y más allá del capitalismo. No hay espacio para la reforma, aun cuando la lucha por reivindicaciones reformista puede contribuir en una perspectiva de transformaciones profundas, revolucionarias.

En 1917 emergió una propuesta que abonó el imaginario social mundial por el socialismo durante décadas, incluso pudo construir un sistema mundial bipolar luego de la segunda guerra mundial en 1945, más allá de la opinión que pueda ofrecerse sobre el tipo de sociedad construida en la URSS hasta 1991. Incluso, la estrategia “tercerista” y variadas luchas por la liberación nacional y social fueron posibles en un marco de bipolaridad del sistema mundial.

Aquella búsqueda frustrada por el anticapitalismo y el socialismo, inspirada según sus seguidores en la crítica de la economía política y del propio capitalismo, estaba asentada en los estudios de Carlos Marx.

Con la caída de la URSS, se habilitó la recuperación de la teoría en origen, con los desarrollos de los nuevos tiempos y por eso nos motiva, nuevamente en tiempos de guerra, a pensar y proponer rumbos estratégicos en defensa de la humanidad y la naturaleza.

Se trata de construir imaginarios sociales colectivos, conscientes, sustentados en la des-mercantilización de la cotidianeidad y una práctica extendida de autogestión y trabajo comunitario. Es algo que recrean concepciones del “vivir bien” o el “buen vivir” que recuperaron recientes reformas constitucionales en la región.

Buenos Aires, 13 de abril de 2022


[1] FAO. Metas de desarrollo sostenible, en: https://www.fao.org/sustainable-development-goals/goals/goal-2/en/

[2] Banco Mundial.(https://datos.bancomundial.org/indicator/MS.MIL.XPND.GD.ZS

[3] Instituto Internacional de Investigación por la Paz de Estocolmo. SIPRI. El comercio mundial de armas cae ligeramente, pero aumentan las importaciones a Europa, Asia oriental y Oceanía (14/03/2022); en: https://sipri.org/media/press-release/2022/global-arms-trade-falls-slightly-imports-europe-east-asia-and-oceania-rise

Fuente: https://contrahegemoniaweb.com.ar/2022/04/15/la-revolucion-contra-el-capitalismo-es-la-estrategia/

 

martes, 26 de mayo de 2020

PERÚ: HAMBRE DE PODER




24/05/2020
“Hay gente que se está haciendo multimillonaria por el coronavirus, aunque no lo podamos creer”
Ricardo Darín, Argentina 

Una entrevista reciente a Beatriz Merino en el Canal “N” ha desnudado el apetito voraz de la clase dominante empeñada en recuperar posiciones de Poder y asumir el control del Estado en toda su extensión. Si a ella le sumamos la de Willax TV a Pedro Pablo Kuczynski, tendremos la versión completa de una película que nuestro país conoce y ha vivido por largos años. Ambos encuentros sintetizan los anhelos de una oligarquía dispuesta a consolidar el “modelo” neoliberal, al servicio del capital financiero y de la administración norteamericana.

El colofón, lo puso la CONFIEP, que rechazó categóricamente la posibilidad de establecer el control de precios por parte de Estado para los medicamentos básicos, afectados por la especulación de los emporios farmacéuticos.

Es claro que se trata de la punta del Iceberg, porque debajo de ese pronunciamiento bulle la más burda concepción mercantilista que rige la economía de mercado o, y que santifica en el Perú la cuestionada “Constitución de 93”. Ella se expresa en una sola idea: la libertad de los empresarios para gobernar a su antojo de acuerdo a las normas de la sociedad salvaje en la que la única regla válida, es la multiplicación del capital.

La CONFIEP ha buscado -y busca- sacarle el máximo provecho a la crisis sanitaria que nos agobia, Por eso, desde un inicio obtuvo el programa “Reactiva Perú”, para dar crédito estatal a los empresarios.

El primer beneficiado con él ha sido “Casa Andina”, un grupo hotelero de propiedad de Carlos Rodríguez Pastor -el primer multimillonario del Perú- que ha logrado un oneroso subsidio en provecho de su empresa;  y que, propietario de Inka Farma, Mia Farma, Fasa y Arcángel, ha alzado en un 250% el precio de los medicamentos.

Después, a CONFIEP le llovieron otras granjerías, incluido el “despido perfecto” de sus trabajadores para eludir obligaciones.

En pago, asumió la defensa de Julio Velarde, a quien Beatriz Merino calificó como “Gran Presidente del BCR”; justificó a las AFP alentando a la muy bien rentada Giovanna Prialé, Presidenta de la Asociación que las administra; protegió a los consorcios farmacéuticos;  bloqueó sin vergüenza alguna la posibilidad de un impuesto a “las más altas fortunas”; y hasta sacó la cara por la cúpula corrupta del fujimorismo, comenzando por “la señora K”. Todo eso, en una circunstancia en la que la honestidad y el decoro, debieran brillar más que el sol del mediodía.

Dos, son los conceptos más desarrollados en esta etapa. Por un lado, la idea de “la guerra” que enfrentamos; y, por otro, la defensa del modelo, que “no tiene la culpa” de lo que pasa.  Veamos.

Sustentando el tema de la guerra, muestran un criterio curioso. Sostienen que los que ahora hacen la guerra -y tienen que ganarla- son personas agresivas y confrontacionales, como corresponde a la etapa; pero que deberán ceder sus puestos, apenas acabe el conflicto, a otras que –en el marco de la paz- emprenderán la reconstrucción del país, respondiendo a un criterio diferente: la concertación y el acuerdo.

Las personas de la “reconstrucción” –dicen- deben ser gentes no conflictivas, ni guerreras; sino políticas, y concertantes, con experiencia y voluntad de acción. Ellas, deben integrar un nuevo Gabinete, licenciar al Presidente Vizcarra y asumir el control del país para asegurar el 2021 bajo su égida.

¿Quiénes deberán ser estos probos personajes?  Beatriz Merino lo ha dicho sin ambages: Keiko Fujimori, Cesar Acuña, Julio Guzmán, Alfredo Barrenechea. Ellos –que fueron candidatos presidenciales- demostraron al postular, “que tienen interés en el Perú” y que “intentan servirlo”. ¡Hay que darles la oportunidad! Confundido como pez fuera del agua, el FREPAP ha pedido la “vacancia presidencial”.

Y PPK –que está en su casa por sus años y dolencias, cuando debiera estar tras las rejas- aseguró que el Modelo “no tiene la culpa”. El asunto es de gestión. Unos lo hacen bien; y otros, no saben hacerlo. Es cuestión de dar el Poder a quienes sí saben cómo se maneja; a los empresarios exitosos.

De paso, dijo que el “impuesto a los ricos”, no funciona. “Hay muchas formas de evadirlo”, dijo acudiendo a su dominio del tema y su larga experiencia. Y, claro, él y los suyos han vivido muchos años evadiendo obligaciones tributarias y otras. Se trata de ver cuánto deben al fisco las grandes empresas, para darse cuenta que “supieron hacerlo”. Para eso existen los paraísos fiscales, los Panamá Papers, y otros; desde las Bahamas hasta Andorra, pasando por Luxemburgo, Belice y Mónaco. ¡Están listos!

Como telón de fondo, andan los “medios”. Existe una cítara concertada que afinan Phillip Bhutters, Jaime Bayli, Rafael Rey, José Barba y otros, y a la que se suman con creciente entusiasmo Milagros Leyva, Mávila Huerta,  Federico Salazar y Aldo M.; una troupe al servicio del Capital. No sólo copan los medios, sino usan las redes, en las que abunda una insidiosa campaña de diatribas e insultos contra Vizcarra. No lo critican, lo insultan.

¿El pretexto? El llamado “fracaso” de la guerra sanitaria. No reparan que ese argumento podría mejor usarse contra Donald Trump y Bolsonaro. A ellos, no los tocan. Y es que no es el tema el que importa, sino su uso, el que le dan.

De ese modo y a una sola voz, no hacen sino mostrar la hilacha: su insaciable hambre de Poder.




viernes, 3 de abril de 2020

POPEYE, BIN LADEN Y DOS CORONELES CHINOS



Antonio Maira

Cádiz Rebelde/ El Viejo Topo


A partir del 11 de septiembre la preocupación fundamental de los políticos estadounidenses no fue capturar o matar a Bin Laden y destruir Al Qaeda, ni tampoco la de lograr la caída de los talibanes y el establecimiento de un régimen manejable, o francamente títere, en Kabul, siendo estas dos cosas extremadamente importantes. Porque, otra cosa, además de las Torres Gemelas, se ha desmoronado el 11 de septiembre.

Una flecha en el tendón de Aquiles

Con toda la importancia de esos dos logros -uno, el de la venganza, declarado públicamente, y el otro, el de la implantación de las cohortes imperiales en suelo afgano, que más que sospechado es conocido, compartido o lamentado, aunque en discreto silencio, por todos los gobiernos del mundo-, lo realmente significativo para los estrategas del Pentágono y para las propias relaciones de poder internacionales que sostienen la supremacía de los EEUU o el poder del Imperio, es que los atentados han puesto de manifiesto, también para todos sus enemigos, la existencia de una enorme grieta en la seguridad del país más poderoso del mundo, una vulnerabilidad totalmente insospechada. Esto es extraordinariamente dramático para el proyecto de poder de los Estados Unidos porque no puede ser remediado con éxito militar, inmediato, alguno.

De repente, el territorio norteamericano -zona liberada de la guerra- es alcanzable para sus enemigos, sus bienes pueden ser destruidos y sus ciudadanos masacrados. Y esto no es una sospecha paranoica o una alarma artificial elaborada para facilitar el crecimiento del presupuesto de defensa o para justificar una operación de castigo, sino una tremenda constatación avalada por cinco o seis mil muertos, por el ataque al Pentágono y por la destrucción total e irremediable del World Trade Center, los edificios más simbólicos de la actitud de los Estados Unidos ante el nuevo milenio. Y también por varias horas de desconcierto total, de temor y de impotencia dramática, del país más armado del mundo. Sin aviso alguno, en una hora corriente de un día cualquiera, los hechos afirmaron algo totalmente inaudito: que la guerra había entrado y podía volver a entrar, con niveles muy altos de destrucción y gran número de víctimas civiles, arrasando los mayores símbolos de poder, en el mismísimo territorio de los Estados Unidos.

Sobre la absoluta imposibilidad de que esto ocurriera estaba diseñada una estrategia de dominación extremadamente agresiva y toda una política internacional que desde hace años rompía negociaciones, acuerdos, tratados y conciertos.


Ganar un enemigo, perder la impunidad

En el número de octubre de Le Monde Diplomatique, Ignacio Ramonet dice que a "los veteranos de la guerra fría" del gabinete Bush la situación puede resultarles favorable, porque "los atentados les restituyen un factor estratégico del máximo nivel, del que se habían visto privados durante diez años, desde el hundimiento de la Unión Soviética: un adversario". Sin embargo, y aunque la demanda de establecer un enemigo como prioridad de la política exterior aparecía en el documento Santa Fe IV que supone la posición de la derecha dura norteamericana y, como tal, orienta la política exterior de los presidentes republicanos, lo que parece vital en estos momentos es que los Estados Unidos han perdido el factor estratégico fundamental: la impunidad. Este factor determinaba la posibilidad de recurrir a la guerra sin pensarlo dos veces, como instrumento cotidiano y sin correr riesgo alguno. Los ataques del 11 de septiembre han hecho tambalearse el diseño estratégico que para la dominación del mundo habían establecido los sucesivos Consejos de Seguridad Nacional -la institución que determina la continuidad, más allá de las contingencias presidenciales, en el diseño del Imperio-, la política de armamentos de Washington y la estructura fundamental de su política exterior. Lo han hecho al destruir la herramienta fundamental del sistema de poder: el modelo de guerra elaborado minuciosamente en los últimos quince años.


El no de dos coroneles chinos

El primer aviso de que en la guerra las cosas podrían no ir tan bien como los Estados Unidos esperaban fue escrito, en chino, por los coroneles Qiao Liang y Wang Xianghui nada menos que en 1999, poco antes de la "guerra modélica" contra Yugoslavia. La idea de que algo como lo sugerido pudiera ocurrir era tan descabellada que el libro La guerra más allá de las reglas: evaluación de la guerra y de los métodos de guerra en la Era de la globalización pasó totalmente desapercibido. En realidad, el desinterés parecía justificado: los coroneles iniciaban el análisis en la experiencia de la guerra del Golfo y de las sucesivas operaciones contra Iraq, y admitían, en una primera conclusión, que los EEUU eran invencibles.

Efectivamente, los militares chinos partían, de acuerdo en esto con sus satisfechos colegas estadounidenses, de la constatación de la absoluta superioridad militar y tecnológica de los EEUU. Ese punto de partida, cuya consecuencia era la impotencia de los demás países para defenderse de las agresiones y chantajes armados de la superpotencia, se completaba con la convicción, en relación con China, de la enorme posibilidad de sufrir a corto o medio plazo una ataque demoledor o una amenaza irresistible.

Sin embargo, lejos de mantenerse en esa conclusión desasosegante nuestros coroneles se habían implicado a fondo en el análisis de las posibilidades de salir de un dilema dramático: obedecer a los EEUU o ser arrasados. En esa minuciosa tarea definieron una revolución militar que iba más allá de la ya realizada por el Pentágono; se basaba en la recomendación de un pensamiento y una actuación "fuera de las reglas", es decir, del conjunto de normas y métodos sobre la guerra definidos por Occidente para asegurar su victoria.

Desde esa revolución basada en lo "militarmente incorrecto", que arranca desde una posición deliberadamente marginal, lanzaron un verdadero reto a los EEUU. En la guerra cuyas normas, reglas y métodos de combate han sido definidas por Occidente, su país, China, no tendría posibilidad alguna. En consecuencia, Qiao Liang y Wang Xianghui, recomiendan resolver el problema "pensando fuera del marco", "al margen de las reglas", de esas reglas, normas y métodos de guerra que han sido impuestas por los estrategas y militares del Pentágono.


Popeye se va a la guerra

Los Estados Unidos, en opinión de los coroneles chinos, parten de una convicción y asumen una exigencia primaria en su relación con la guerra. La convicción es la de que las disputas internacionales pueden ser resueltas, definitivamente, en el campo de batalla. Como veremos más tarde esta convicción es una manifestación y una consecuencia del modelo de guerra que han estado desarrollando los estrategas del Pentágono: una guerra instrumental, sin riesgos, fácil, sin costes humanos, con éxito asegurado y con una fácil relación con la opinión pública.

La exigencia es la de "cero bajas propias" como norma suprema en el modelo de "combate". Desde la invasión de Panamá y la guerra del Golfo, y como antídoto al síndrome de Vietnam, Washington ha desarrollado una tecnología de guerra aérea y misilística, orientada a destruir desde lejos, con los atacantes fuera del alcance de sus víctimas. El ataque a Yugoslavia, a pesar de algunas perplejidades cuando parecía necesaria la intervención por tierra, constituyó la definición plena del modelo.

Los dos principios -a los que podemos llamar: "guerra para todo" y "guerra sin honras fúnebres"-, en opinión de los coroneles, constituyen también dos errores mayúsculos. La guerra no resuelve definitivamente los problemas, la eliminación del coste humano propio no es siempre posible. Además, el Pentágono rinde un culto excesivo a la tecnología.

La guerra contemporánea está enmarcada por normas. leyes y acuerdos desarrollados durante décadas por Occidente. La desvinculación de estas normas es una exigencia para la defensa de los países más débiles, es decir, de cualquier país que pueda ser agredido por los estadounidenses; una apreciación, como veremos, en la que se quedan cortos nuestros analistas chinos. Los EEUU no sólo forjaban normas y técnicas para la guerra sino que estaban consolidando la norma suprema de que ellos no se vinculaban a norma alguna.

En relación con los métodos de guerra, Qiao Liang y Wang Xianghui critican, desde el punto de vista de la eficacia militar, el enorme desarrollo y despliegue de armas de distinto tipo que realiza el ejército norteamericano. El exceso reduce la eficacia de cada una de ellas. La conclusión de este análisis profesional es realmente preocupante: "ningún arma puede ser realmente decisiva excepto las armas nucleares". La preocupación se ve reforzada por el proyecto de desarrollo y fabricación de "pequeñas armas nucleares", diseñadas para explotar a gran profundidad bajo el suelo, que fue anunciado hace meses en Estados Unidos. También por la reclamación de guerra nuclear en Afganistán que hicieron algunos congresistas.

Otro aspecto de los conflictos militares, convertido en regla universal por EEUU, es la concepción de que los enfrentamientos armados están vinculados a un "campo de batalla" específico. La guerra no puede irse de las manos ni del lugar asignado para ella. El escenario del combate tiene que ser definido y concreto.


Pensar fuera de las reglas

El instrumento primario, pues, de una revolución militar capaz de resistir a la enorme superioridad de la superpotencia es la falta de respeto a las reglas y los métodos de la guerra que pretende imponer Estados Unidos. Esto, que pareció irrelevante durante más de dos años, está causando ahora pavor entre los funcionarios del Pentágono. No hay más que observar los acontecimientos del 11 de septiembre a través del prisma de la guerra sin reglas de Qiao Liang y Wang Xianghui.

La guerra "más allá de todas las fronteras y limitaciones" cuestiona, en primer lugar, la definición y la limitación del escenario del combate. En el Pentágono están muy interesados en mantener los conflictos armados dentro de campos de batalla determinados. Pero eso, que puede ser muy conveniente para los EEUU, es extremadamente indeseable para sus enemigos. La conclusión es que ese enfrentamiento militar localizado y de altísima tecnología no tiene porqué ser el del siglo XXI. La conflagración romperá, por decisión del más débil, el escenario limitado. Es posible concebir una guerra sin fronteras y sin métodos codificados para enfrentarse al enorme poderío de EEUU. Si China tiene necesidad de defenderse deberá hacerlo más allá de las fronteras y limitaciones que imponen, para su propio provecho, los EEUU. China debe evitar la trampa de la guerra diseñada para hacer segura la victoria de Occidente.

EEUU, reconocen los coroneles chinos, tiene el liderazgo en la capacidad para concebir tipos de guerra distintos. Ha desarrollado, como parte de la que llaman su "revolución militar", el concepto de "acción militar no bélica". El control de la información mediática por los estados mayores podría ser un ejemplo de estas acciones a las que se refieren Qiao Liang y Wang Xianghui, pero también las operaciones de vigilancia global y de control permanente de los posibles enemigos, las operaciones encubiertas, y, desde hace poco, los "asesinatos selectivos". Sin embargo, el modelo norteamericano no ha desarrollado otro concepto revolucionario, el de "acción bélica no militar". En ese campo, enormemente amplio, tiene que trabajar China. Es ahí donde pueden hacer la guerra aquellos países incapaces de enfrentarse con Estados Unidos. Estructuras informales de combatientes civiles, guerra informática, guerra en todos los campos posibles. La acción militar es sólo una dimensión de la guerra. Ante una amenaza vital China tiene que sentirse libre para combatir de cualquier manera, con cualquier arma, en cualquier lugar.

Los militares chinos vuelven a colocar la guerra en el lugar de las grandes tragedias, se niegan a aceptar la posibilidad de ser atacados sin costes y vencidos sin remedio. El principio que debe seguir China, dicen, es el de acumulación. Hacer la guerra en todos los sitios posibles, "golpear objetivos vulnerables con procedimientos inesperados".


En Yugoslavia la ley se ajusta al delincuente

Pocos meses después de la publicación del libro, la OTAN realizó su enorme ataque aéreo contra Yugoslavia. Durante este bombardeo el modelo militar para las guerras del Imperio fue llevado hasta las últimas consecuencias.

En primer lugar, EEUU "perfila" las reglas de la guerra según su propios intereses. La intervención de la OTAN rompe con el derecho internacional -se hace sin autorización del Consejo de Seguridad- y con el propio tratado de la Organización Atlántica. Las normas, no obstante, sufrirían un cambio radical antes de finalizados los bombardeos para que se ajustasen a la guerra que las había violado. El ajuste de la ley para legitimar al delincuente se realizó durante la Cumbre de la Alianza Atlántica en Washington. Los países de la OTAN, que ya se habían autodefinido como "comunidad internacional", proclaman su derecho a señalar enemigos, delitos y delincuentes internacionales, y a hacerles la guerra sin intervención de las Naciones Unidas. "Sin autorización pero bajo el espíritu de las NNUU" dirían, cínicamente, para acallar alguna mala conciencia. Es todo un atentado contra la legalidad internacional realizado con procedimientos de golpe de Estado.


Destrucción planificada y matanza escalonada

Pero son los elementos técnicos de la guerra y sus enormes consecuencias lo que nos ocupa en estos momentos. El primero de ellos es que las diferencias tecnológicas entre los EEUU y sus aliados, y sus posibles enemigos, son tan inmensas que la guerra deja de ser un combate, una contienda, para convertirse en una destrucción planificada y en una matanza con escalada unilateral. Realizada siempre en territorio enemigo es éste el que soporta la destrucción material y el que "pone los muertos". El único ejemplo posible es el precedente de las guerras coloniales. En contra de lo que demandaría una conciencia humanitaria, en nombre de la cual se emprenden muchas batallas, esta guerra, que por lo desigual debe llamarse "carnicería" o "castigo", mantiene excelentes relaciones con la opinión pública de los pueblos "más civilizados".

Pero la guerra tiene dos caras. De un lado fácil, del otro intolerable. La impunidad con la que EEUU y sus aliados pueden hacerla aumenta enormemente su probabilidad y la aceptación pública en Occidente, incluso cuando se trata de conflictos de extrema violencia. Lo que se piense al otro lado carece de importancia. La facilidad de la contienda conduce, inevitablemente, al "gatillo fácil". La guerra pierde para los Estados Unidos y sus aliados el carácter de tragedia y se convierte en un instrumento político cotidiano. La trivialización de este horror ha sido tan escandalosa, en estos últimos años, que se ha bombardeado Iraq para distraer a la opinión pública de Estados Unidos de asuntos domésticos como los devaneos sexuales de Clinton, o para reforzar la legitimidad de una presidencia de origen tramposo, como la de Bush.

El enfrentamiento militar se ha convertido en una contienda entre destrucción y matanza, frente a resistencia. Si la resistencia se empecina, la masacre de civiles puede utilizarse como un instrumento irresistible de presión. Son los llamados "daños colaterales". En Yugoslavia aumentaron a medida que la firmeza de la población hacía temer que se impusiese la necesidad del combate en tierra. La "batalla terrestre" alteraría el principio fundamental -"no bajas propias"-, del modelo de guerra de EEUU. Otro tanto hemos observado en Afganistán.


La irresistible tentación de hacer la guerra

En esta guerra que permite no sólo mantener a las poblaciones propias al margen de la destrucción, de la violencia y de la muerte, sino también a los propios "combatientes", la brutalidad es necesariamente monopolio de Occidente. Pero esa brutalidad es encubierta e incluso trasladada al enemigo. Este es el papel fundamental de los medios de comunicación.

Ya que la guerra de "cero bajas" y en territorio enemigo, como tal, no plantea ningún riesgo, se convierte en un instrumento casi alternativo de la diplomacia, incluso sustitutivo de la misma, porque alcanza los objetivos con más rapidez y eficacia. Desaparece la autocontención que había definido a la contienda armada como el recurso más extremo. Ahora adquiere un carácter cotidiano. La guerra de victoria garantizada y sin riesgos se convierte en un proceso sin características disuasivas. Ya no es una tragedia sino una realidad estimulante.

La "guerra según el Pentágono" tiene también determinadas funciones económicas: la "guerra negocio". Estamos ante conflictos armados de corta duración, escenario limitado, momento elegido y altísimo consumo. El equipo militar necesario puede escogerse y fraccionarse para adaptar el castigo a los objetivos deseados, ya que el riesgo de ser derrotado y destruido ha desaparecido. El conflicto militar es además un mecanismo de experimentación que culmina los procesos de investigación y desarrollo militares. Es, por lo tanto, una pieza fundamental de la economía de armamento y de las relaciones de la gran industria con el Pentágono -el casi olvidado complejo militar-industrial que maneja el gigantesco presupuesto militar de EEUU.

La última característica de la "guerra modelo" es su carácter ejemplarizante. La guerra, enormemente desigual, violenta, victoriosa, llevada hasta el límite de resistencia del enemigo, es observada por todos y, en cierto sentido, se dirige contra todos. Es una advertencia universal de poder, un acto de imperio.


Dos años después

El libro de los militares chinos no recibió demasiada atención. Ninguna en lo relativo a su análisis de la "revolución militar" de la que alardeaban los estrategas norteamericanos. Mucho menos en relación con la revolución antagonista que se iniciaba con la consigna "pensar y actual fuera de las reglas".

La poca atención se centró en el escándalo. Se acusaba a sus autores, con enorme hipocresía por cierto, de hacer una apología del terrorismo, de la propuesta de utilización de armas prohibidas y de la guerra sin límites humanitarios. La acusación desde los sectores oficialistas se hacía ocultando el poderoso sistema de terror y de impunidad que habían establecido y que estaban desarrollando, hasta las últimas consecuencias, los EEUU.


Los EEUU rompen también algunas reglas

Los militares chinos no podían apreciar, en aquél momento, hasta qué punto EEUU iba a desarrollar su propio modelo fuera del marco de los tratados y reglas internacionales.

Su estrategia global ha sido la de conservar y ampliar todas las capacidades armamentísticas posibles, negándoselas al mismo tiempo al enemigo. El problema era que la guerra de Yugoslavia, casi modélica, había dejado en realidad algunas cuestiones por resolver. Una de ellas estaba relacionada con el carácter no determinante de la guerra aérea en determinadas condiciones. La característica fundamental del modelo, la exigencia casi absoluta de "cero bajas propias" podía desaparecer en escenarios más complicados que el de los Balcanes. Ya en la reforma del Tratado del Atlántico Norte, cuando todavía las bombas caían sobre Belgrado, se definía como delito internacional perseguible la fabricación de armas de destrucción masiva: nucleares, químicas y bacteriológicas. La norma era establecida por un conjunto de países, capitaneados por los EEUU, que son y han sido los máximos fabricantes, utilizadores y vendedores de esas armas de destrucción masiva. Lo que pretenden, evidentemente, es el monopolio.

Con la excusa de evitar esa proliferación, Iraq había sido bombardeado y bloqueado hasta el genocidio.

No obstante esa "faceta justiciera", los EEUU se han negado a aprobar el desarrollo del Tratado contra las Armas Químicas y Biológicas, se han visto descubiertos desarrollando un enorme programa de investigación y desarrollo de armas bacteriológicas, han aprobado presupuestos para desarrollar un proyecto de fabricación de pequeñas armas nucleares diseñadas para explotar a gran profundidad -un refuerzo para su guerra modelo-, han anunciado su negativa a firmar ningún acuerdo contra la realización de pruebas nucleares, se disponen a terminar con la moratoria nuclear y se han negado a ratificar el Tratado contra Minas.

Así pues, los Estados Unidos no están dispuestos a respetar norma ni tratado alguno. De hecho, la propia declaración de Bush ante un Congreso que autorizaba la "guerra contra el terrorismo", estuvo marcada por declaraciones muy significativas: "utilizaremos -decía el presidente- todas las armas que sean necesarias". La declaración causa una alarma inmediata cuando recordamos el juicio de los coroneles chinos: "las únicas armas realmente resolutivas son las nucleares", y completamos ese juicio con la indiscutible exigencia norteamericana de victoria y con la ausencia total de escrúpulos que ha demostrado este país en los últimos cincuenta y seis años.


El ataque del 11 de septiembre

Con el desplome de las Torres Gemelas y de uno de los vértices del Pentágono, todos los elementos fundamentales del modelo de guerra elaborado y ensayado por los EEUU han saltado hechos pedazos.

En primer lugar, las condiciones impuestas al escenario de la guerra. La guerra no sólo se inicia en los EEUU sino que lo hace en su espacio aéreo y en los edificios más emblemáticos del país: el cuartel general y el corazón empresarial, comercial y financiero. En segundo lugar, la guerra comienza con un tremendo número de víctimas civiles norteamericanas y otro número muy considerable de víctimas militares en el Estado Mayor de los ejércitos imperiales.

Para más escarnio de los diseñadores de la guerra del nuevo siglo, Estados Unidos es situado en el lugar que no le corresponde en un esquema de guerra similar al que han desarrollado los estrategas pentagonales: atacado desde el aire, por un enemigo inalcanzable que también bombardea ciudades. Los EEUU no pueden repeler ni contestar al ataque, colocados en una impotencia similar a la que, frente a ellos, sintieron iraquíes y yugoslavos. Porque no sólo ha desaparecido el habitual campo de batalla sino que también lo han hecho, pulverizados, los combatientes. La impunidad ha cambiado de bando.

La guerra de dos caras les ha enseñado la faceta amarga, el perfil intolerable. Las armas y el método han sido totalmente inauditos. Un simple factor humano: la disponibilidad a la inmolación de los enemigos, ha alterado toda la batalla, ha sorprendido todas las previsiones, se ha burlado de las costosísimas estructuras de defensa, de los fabulosos gastos militares.


...tal vez, Bin Laden

Tal vez fue Bin Laden, pero también, tal vez, fueron otros.

Es posible, aunque muy improbable, que los que planificaron el ataque a los Estados Unidos se hayan inspirado en la lectura directa del libro de los dos coroneles. Es mucho más seguro que, más que recoger su inspiración teórica, compartiesen con ellos la misma necesidad estratégica. Los autores de los atentados actuaron, desde luego, totalmente al margen de las reglas. Las armas, los combatientes, el escenario y el método fueron inconcebibles. Su actuación resultó absolutamente imprevisible e inimaginable para los miles de creadores de modelos y "jugadores de la guerra" que trabajan en el Pentágono.


De la seguridad al desconcierto

Las fuerzas armadas de los Estados Unidos eran superiores a las de cualquier grupo de países del mundo. Sus gastos militares ampliaban esa superioridad. No había antagonista militar alguno en el horizonte previsible.

Los Estados Unidos controlaban todos los aspectos de la guerra empezando por el escenario de la batalla, siempre muy lejos de su propio territorio. Controlaban el comienzo y el final de la guerra, la intensidad de las operaciones militares, el ritmo de los combates y los niveles de destrucción y de matanza. Dominaban también su impacto en la opinión pública.

Los políticos de Washington y los generales del Pentágono habían establecido las reglas de su guerra y habían prescindido de todas las normas internacionales.

En estas condiciones, el reto que se habían puesto a sí mismos los coroneles chinos parecía una reflexión marginal de quienes se resistían a una derrota ya programada en los libros secretos del Pentágono.

Todo fue así hasta un día de septiembre. El día en que la Guerra más allá de las reglas, convertida en "la guerra imposible", se abatió contra los Estados Unidos.



Antonio Maira Rodríguez

Cádiz Rebelde, octubre 2001
El Viejo Topo nº 160, Enero 2002


lunes, 29 de julio de 2019

LA VICTORIA DE USA EN SIRIA SUPONE EL CONTROL ENERGÉTICO Y LA SUBYUGACIÓN DE EUROPA POR DÉCADAS



lunes, 29 de julio de 2019


¿Sigue habiendo alguien que piensa que EEUU perdió la guerra en Siria? ¿Que ganaron Rusia e Irán a EEUU en su propio terreno? ¿Que EEUU no consiguió sus objetivos? Solo hay que revisar un poco los objetivos, estrategias y resultados para darse cuenta de lo sucedido.

Objetivo Europa

La geopolítica mundial se basa en la interacción de intereses nacionales, acceso a recursos, la acumulación de riquezas y el control de las rutas comerciales. Si bien los bienes pueden obtenerse de formas variadas o sustituirse, la energía se debe producir constantemente, es irreemplazable, y la base de la producción, distribución y control de bienes; la base de nuestra sociedad. Dentro de la energía los hidrocarburos por sus características son los productos energéticos fundamentales con diferencia. Y es algo de lo que carece Europa. Por eso quien controle el suministro de hidrocarburos controla Europa.

Europa es por muchas razones el verdadero objetivo de batalla donde se dirime ahora el equilibrio mundial. Es un gran mercado de producción, pero mayor consumo de energía que no tiene, por lo tanto es altamente dependiente y altamente controlable. Un bollito para quien controla hidrocarburos. Los movimientos militares, como el asalto sobre Venezuela, las Guerras de Libia y Siria, el acoso a Rusia e Irán, el golpe de estado en Ucrania, un conjunto de guerras que deben ser libradas para acumular recursos y separar al máximo posible a China de Alemania, los dos grandes productores industriales mundiales y a Alemania de Rusia e Irán, dos de los mayores productores de hidrocarburos mundiales.

La Geopolítica del Gas Europeo

Hasta hace 20 años el sistema de suministro de gas ruso a Europa era muy sencillo.

1- Ucrania era el lugar de paso, donde el gaseoducto Soyuz ruso desembocaba en el Transgas europeo. El gas de Bielorrusia Yamal se bifurcaba en dos, el Nord que pasaba por Polonia hacia Alemania y el South desembocaba de nuevo en Ucrania. Esto transformaba a Ucrania en el país clave de la zona.

2- El resto del gas llegaba al sur de Europa vía Argelia, bajo control franco-americano. 

Eran buenos tiempos. Y más sencillos. Alemania era una miserable colonia americana, igual que Polonia y Ucrania. Con la caída del muro de Berlín y la disolución de la URSS Ucrania se convertía a el pieza clave del dominio americano sobre Europa. Argelia era una satrapía francesa y USA solo tenía que frenar a Rusia en Bielorrusia, ya que el resto de fronteras eran segura. Ah, que tiempos...

Pero llegó la tecnología. Con el desarrollo de la tecnología la oferta se diversificó y se propuso la creación de otras 3 vías de suministro a Europa. 

- El Nord Stream 2 que Iría de Bielorrusia a Alemania pasando por el mar Báltico y saltándose a Polonia y Ucrania. Este beneficiaria a Rusia y perjudicaría enormemente a Ucrania y Polonia.

- El Nabbuco con gas Iraní que pasaba por Turquía y Grecia, ambos de la OTAN. Que iría en beneficio de Turquía e Irán y en perjuicio de Ucrania.

- Y el Qatar-Turquía, que pasaría por Siria, con gas de Arabia evitando el golfo y semanas de transporte. El cuál beneficiaría a Irak, Siria y Turquía.

El cualquier caso Estados Unidos sería perjudicado.

Tres vías gasísticas que cambiarían Europa. Políticamente, al hacerla menos dependiente energéticamente del suministro ucraniano podría priorizar otros intereses que no fuera preocuparse por su asfixia energética. Económicamente la diversidad de oferta bajaría los costes mundiales, lo cual perjudicaría a USA y sus técnicas de fracking. Socialmente aumentarían los lazos europeos con su entorno, lo cual disminuiría las tensiones, afectando tanto a flujos migratorios como a la orientación de los negocios o al desarrollo armamentístico y al equilibrio de alianzas. Todo en detrimento de los intereses americanos. Tres sucesos inaceptables.


Soluciones imaginativas del Pentágono

El Pentágono se da perfecta cuenta de dos cosas. Primero que quien suministra manda, por eso mantener el control del suministro de gas a Europa es vital, más si tenemos en cuenta que si no es EEUU serán Rusia, Arabia o Irán quien lo suministre. Segundo que es cuestión de tiempo que los sistemas de transporte se desarrollen. Por lo tanto el Pentágono ha propuesto arreglos temporales y una solución definitiva. 




Solución Definitiva: hacerse con el control de los países productores. Un clásico

No hay mucho que decir, desde que se inventó el motor de combustión el petróleo y sus derivados suponen más de un 70% de la energía mundial consumida y el 95% de la energía consumida en transporte. Quien controla el petróleo controla más que el comercio y la economía, también la alimentación, la industria y muchos servicios.

EEUU es el mayor productor mundial de petróleo gracias al fracking y controla directa o indirectamente el 60-70% del petróleo mundial. Podríamos decir que va por el buen camino.

Temporal: bloquear y disminuir el suministro de sus competidores.

Destruye proyectos e infrastructuras, invade países, crear naciones tapón, sanciona el comercio de productos. 

- Presión a los productores: Sanciones a Irán y Rusia. Guerra en Siria y Libia. Altercados en Egipto, Tunez y Argelia.

- Presión sobre los transportistas: Sanciones a Bielorrusia. Intervención en Ucrania. Creación del Interrem Europeo sobre la política de los Tres Mares.

... todo lo que nos podamos imaginar.

Resultado: Una Europa dependiente

- El Nord Stream 2 sigue adelante a pesar de llevar un atraso de más de 15 años.

Actualmente EEUU está invirtiendo cantidades ingentes de dinero tanto en Ucrania con el golpe de estado de 2014 como en Polonia. Es decir, por alguna extraña razón parece ser que no cree mucho en que este proyecto se pueda realizar.

El gasoducto Nabucco, originalmente americano, fue paralizado desde su inicio, boicoteado primero por los rusos. Finalmente por los propios americanos cuando a partir de 2013 se inicia el acercamiento de Turquía a Irán y Rusia.

Si Turquía hubiese acabado el Gasoducto Nabucco se hubiese convertido en el país clave de la zona, como así lo son Ucrania y en menor medida Polonia.
El gasoducto Qatar-Turquía ha provocado la Guerra de Siria en 2012, ha conducido a su destrucción, y finalmente EEUU ha logrado detener el proyecto por completo. Tanto es así que después de acabada oficialmente la guerra los distintos organismos y empresas internacionales no han iniciado su reconstrucción.

Saca el petroleo sirio vía Israel y el kurdo vía Irak a precio de saldo. Por lo que EEUU sigue manteniendo el poder, Arabia Saudí su estatus y todo el mundo tiene que atravesar el golfo pérsico y mar rojo usando los cauces de siempre.

Reabastecer Europa

Pero aquí no acaba la cosa. USA plantea un acuerdo de suministro de Gas 3 veces más caro que el actual y posiblemente 5 veces más que si se ejecutasen dichos proyectos.

La UE acordó ser comprador masivo de gas de EEUU - Sputnik Mundo 26.7.2018

Las tareas de adaptación de infrastructuras y puertos llevan ya más de un año de trabajos y progresan a buen ritmo. USA realiza el acuerdo del siglo.

Doctrina Rumsfeld-Cebrowski del caos neoliberal

Quien siga pensando que USA ha perdido la guerra de Siria está realmente equivocada, ya que la intención nunca fue conquistarla, sino explotarla bajo una política extractivista ya vista en Afganistán bajo la doctrina Rumsfeld-Cebrowski del caos creativo, consiguiendo todos sus objetivos:

- Rumsfeld: externalización de la guerra. 

Aplicación práctica de las políticas neoliberales en el ámbito militar. El externalizar la guerra reduce costes y disminuye riesgos, esto es, bajas de otro modo políticamente inadmisibles, de soldados y material bélico.

Para ello hay que organizar equipos de mercenarios. Haciendo una analogía con el mundo empresarial USA contrata a jefes militares que son los directores de empresas militares, a los que les da un presupuesto, se impone con condiciones. Este contrata a sus soldados, su equipo militar y espera a que se le ofrezcan misiones. Estos grupos no deben lealtad a ningún estado, ideología, territorio ni patria. Cumplen misiones. Se calcula que los más de 200 grupos armados que participaban en Siria organizaban en sus distintas facciones a más 150.000 soldados, la mayoría de ellos extranjeros. Intentar etiquetar las facciones, soldados y maniobras con tendencias es prácticamente imposible más allá de las fuerzas regulares.

De este modo es posible ver, como se ha visto, a un mismo grupo ostentando varias banderas; a soldados miembros de varios grupos; terroristas al asalto mañana en operaciones de rescate como los cascos blancos; milicianos mezclados con clérigos y regulares; a las milicias armadas por estados unidos siendo bombardeadas por los propios americanos y extraídas de la zona de combate a hospitales de retaguardia, a fascistas colaborando con yihadistas; y todo tipo de situaciones distópicas y anómalas que atentan contra la lógica más fundamental. Obviamente, con la cantidad de "empresas" implicadas es inevitable que cambien su parecer y lleven a cabo su propia agenda, lo cuál aumenta aún más la confusión sobre el conflicto. Añadamos después una capa de desinformación de los medios masivos y psy-ops del Pentágono y qué tenemos: un auténtico y verdadero caos.

- Cebrowski: controlar a través del caos.

La idea tradicional de guerra supone que un país invade a otro, le impone su gobierno, sus costumbres, sus instituciones, lo hace tributario y consigue las materias primas más baratas. Este es el principio del colonialismo y el imperialismo. Este es el pasado.

Bajo la nueva perspectiva lo importante de un país no es el territorio, ni sus gentes, sino sus recursos y su riqueza. Estos son más explotados produciendo mayor beneficio cuanto menores son los costes de producción. Para abaratar estos costes se reducen al mínimo el salarios de producción y reproducción, los servicios y las calidades, y se evita la intervención de reguladores y mediadores. Es decir, es imprescindible evitar la organización. Por lo tanto, para mantener bajos los precios de producción en una zona, hay que destruir sus infrastructuras, instituciones, gobierno, las relaciones sociales, familiares y personales, mantener al mínimo los estándares de vida y crear una dependencia de los suministros, como en las zonas de catástrofe, de modo que la única opción viable sea la que se le ofrece. Este es el principio del extractivismo.

Un efecto secundario de la doctrina Cebrowski es que el poder pasa a manos de estos "empresarios armados" que ofrecen servicios al Departamento de Defensa, como en Libia o Afganistán; o a paramilitares de las selvas sudamericanas. Los líderes militares a sueldo del Pentágono se convierten en las nuevas élites territoriales locales. Es decir, el modelo elimina a las élites tradicionales, incluidos banqueros, militares y políticos, atomizando los territorios y reconfigurándolos desde cero, como tábula rasa. El gobierno sirio logró evitarlo aliándose temporalmente con Rusia e Irán, y a pesar de todo no consigue reconstruir el país ni retomar el control de la producción de crudo, quedándose sin recursos.

USA consigue en Siria todos sus Objetivos y más

Usa evita el suministro de sus competidores a Europa, manteniendo alto los precios de gas mundiales, y asegurando su dominio por décadas.

Europa le compra el Gas Natural Liquado de Fracking a precio de oro a EEUU. Al ser la compradora de última estancia es quien verdaderamente está pagando los gastos generados por la devastación del fracking.

EEUU se beneficia del pirateo de petróleo a bajo costo proveniente de las zonas de conflictos extraídos por kurdistan hacia los puertos de Irak e Israel, y compensando así las pérdidas del fracking. Mencionar que es un dinero que jamás verá la población americana, ya que el cauce habitual son los mercados de inversión de lavado de dinero y circuitos financieros.

EEUU mantiene rutas e infraestructuras marítimas en el medio oriente que de otro modo deberían ser desmanteladas al inaugurarse los gaseoductos. Se asegura su poder naval.

EEUU estrecha lazos con Arabia Saudita, Israel, Ucrania, Polonia y todo el Interem de europa del este.

Aumenta las tensiones militares entre Este y Oeste, y con estas el militarismo y las ventas de armas.

Evita la integración de Alemania, y con ella de Europa, en el proyecto One Belt One Road chino. 

Mantiene las rutas marítimas gasísticas, y gracias a su control sobre los mares, el control sobre el comercio mundial.

Invierte en infraestructuras en Polonia intentando deslocalizar empresas alemanas atraídas por los bajos salarios. 

Por estos y muchos otros motivos se puede considerar que Estados Unidos verdadero vencedor de la guerra de Siria y a Europa la mayor organización de peleles lamebotas de toda la historia.

Bajo esta perspectiva a Europa solo le queda una esperanza, que de uno u otro modo China bata a USA de modo que se desplome lo suficiente como para que se puedan realizar estos tres proyectos antes de que sí misma empiece a hacer aguas. A pesar de todo, el gasto en infrastructuras ya estará hecho y se habrán desperdiciado miles de millones de dolares en infrastructuras inútiles. Cosas del capitalismo salvaje.