Mostrando entradas con la etiqueta Feminismo. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Feminismo. Mostrar todas las entradas

sábado, 6 de julio de 2024

“EL ESTADO NUNCA VA A RESPONDER A LAS NECESIDADES REALES, COMO LA TIERRA, EL TECHO Y EL TRABAJO”

 


julio 5, 2024

El Encuentro de Organizaciones (EO) es un espacio social de referencia en Córdoba, con trabajo territorial donde confluyen los barrios populares, los feminismos, la lucha por el cumplimiento de derechos y la construcción de otras realidades. Noelia Feldman repasa el pasado, hace autocrítica y piensa horizontes desde los movimientos sociales. “Nos eligen como enemigos porque vienen por lo que estamos defendiendo, el tejido social”, afirma.


Para las que vivimos en la orilla 

buscando un ahora que pueda engendrar futuros

 para las que fuimos marcadas por el miedo

Para todas nosotras 

este instante y este triunfo

 no se suponía que íbamos a sobrevivir.


Audre Lorde (Letanía de la supervivencia)

 

Por Lucía Maina Waisman

Desde Córdoba

Para dialogar sobre esta época del país, Noelia Feldman cita el poema "Letanía de la supervivencia", de Audre Lorde. Después, agrega capas de tensiones, esperanzas, preguntas y desafíos. Noelia es politóloga y desde 2014 integra el Encuentro de Organizaciones (EO), un movimiento social con experiencias comunitarias en distintos territorios de la ciudad de Córdoba. Con 33 años, integró el colectivo de investigación El Llano en Llamas, militó en movimientos contra la violencia policial, acompañó asambleas barriales, tomas de tierras y el Registro Nacional de Barrios Populares en Proceso de Integración Urbana (Renabap).

Hoy integra la Coordinación del EO y desde allí reflexiona sobre las transformaciones que las organizaciones sociales vivieron en los últimos años. Para intentar explicar cómo se llegó a este presente sombrío, realiza algunas autocríticas pero subraya que son las victorias conseguidas desde el 2001 y los privilegios que se afectaron con ellas lo que impulsa esta avanzada de la derecha en el poder. “Nos elijen porque defendemos exactamente eso que ellos necesitan desestabilizar para crear una nueva base material, una nueva subjetividad y una nueva sociedad”,expresa NoeliaY relata cómo la pandemia demostró la importancia de tejer comunidad en los barrios populares ante el avance de actores como la trata o el narcotráfico, que en este momento de crisis de lo comunitario vuelven a encontrar oportunidades para desplegarse.

Foto: Encuentro de Organizaciones

Una década de transformaciones

El Salario Social Complementario aparece una y otra vez como un “parte aguas”, en palabras de Noelia, en la experiencia de su organización. Impulsado por la CTEP, hoy UTEP (Unión de Trabajadores de la Economía Popular), e implementado a partir de 2016, significó el reconocimiento de muchos trabajos comunitarios y de la economía popular. Pero el desafío de gestionarlos marcó una transformación para muchas organizaciones como el EO, que se vio obligado a reestructurarse ya no solo en función del trabajo barrial sino de discusiones gremiales. Esto generó fragmentación y el desafío de orientar esta medida desde un proyecto político propio, sin perder de vista la construcción territorial.

Haciendo un recorrido por tu militancia. ¿Qué dirías que se transformó en las organizaciones en la última década?

—¿Qué no se transformó? Yo empecé en una organización de composición fuertemente de estudiantes universitarios y algunas asambleas territoriales puntuales. En 2016 empezamos una campaña de lucha por lo que en ese momento llamábamos salario universal, y empalma con un debate a nivel nacional de lo que terminó siendo el Salario Social Complementario. Esto fue un parte aguas muy importante, porque implicó ampliar muchísimo los márgenes de la organización sobre trabajos que habíamos identificado -como el barrendero, la compañera del comedor-, y que fueron reconocidos. Pero de pronto implicó un crecimiento y un desafío enorme. Cambió muchísimo la composición de la organización en términos de clase, de raza, de género. Hoy el EO es una organización fuertemente de base y de mujeres, 90 por ciento somos mujeres en todos los espacios y territorios.

—¿Cómo afectó en esas transformaciones la relación que se fue tejiendo con el Estado?

—El salario social es uno de los factores que impactó en la relación con el Estado pero puedo nombrar otros, como el Renabap. Entre 2010 y 2015 hay un aumento de conflictividad en torno a la tierra y la vivienda en Córdoba. El auge de esa lucha empalma a nivel nacional en 2016 con la propuesta del Renabap: fue una acumulación muy grande de debates históricos que logran traducirse en políticas públicas en pleno macrismo. A la vez, la CTEP logra reconocimiento y la Ley de Emergencia Social también sale en el macrismo. Recuerdo asambleas debatiendo si tenía sentido que nosotros trabajásemos en el Renabap, si le íbamos a entregar al Estado los datos de los barrios cuando estuvimos militando muchísimo tiempo en contra de este Estado, opresor, desigual, extractivista. Fue un debate tremendo y extraño porque no se condecía con el momento político. Finalmente concluyó en que había que probar las herramientas, y proteger lo que teníamos hasta acá.

Foto: Encuentro de Organizaciones

—Con la destrucción que vemos hoy de los lazos sociales ¿cómo analizan la construcción política de las organizaciones en los territorios, los modos de construir comunidad durante los últimos años?

—El horizonte más certero al cual apostar es el alimentar los lazos comunitarios. Nosotros teníamos una construcción más bien territorial, asamblearia, que cuando aparecen los salarios sociales nos obliga a un reordenamiento en función de áreas de trabajo, la rama textil, la rama cartoneros, y de pronto es difícil modular que formamos parte de una misma organización y una misma agenda. Entonces se apostó por volver a las asambleas zonales y ver que los territorios no podían quedar por fuera de esa discusión. Y el hito de ese acierto se vio en la pandemia, cuando los barrios donde había referencias claras y lazos que iban mucho más allá, lograban articular alimentos, barbijos, información, lo que hiciera falta.

Ahora lo sigo viendo de la misma manera, solo que hoy, y en la pandemia también, así como nosotros estábamos desplegando territorialmente, el narcotráfico hizo lo mismo, la trata hizo lo mismo. Los momentos más tremendos, de autos que circulaban llevándose pibas secuestradas, fueron en la pandemia.

El territorio tiene una centralidad fundamental para el capital y para la construcción de poder popular. Y hoy estamos perdiendo territorio, quedamos debilitados frente al avance de todas estas otras fuerzas.

Foto: Encuentro de Organizaciones

—¿Qué rol jugó el feminismo en todos estos procesos?

—Fue central pero absolutamente subterráneo y orgánicamente muy peleado: creo que fui y fuimos muy conservadores cuando las compañeras planteaban discusiones desde el feminismo, y lo lamento mucho porque implicó rupturas, desgastes. En plena pandemia, cuando estaban las redes de trata, tuvimos una asamblea para decir: ¿qué hacemos? Bueno, salir a armarnos, armar un grupo de choque de mujeres, rondas nocturnas, y ninguna de esas ideas hubieran sido posibles si no hubiese habido una marea subterránea. Desde eso hasta la conformación concreta de nuestra organización, que hoy seamos tantas mujeres, que también tiene que ver con la metodología de trabajo.

Soberbias y revanchas

—¿Se cometieron errores en la relación que mantuvieron las organizaciones sociales con el Estado? ¿Hay una autocrítica al respecto?

—Las compañeras en el barrio lo que dicen hoy es “el salario social nos rompió”. No lo dicen todas, pero lo dicen, también con la frustración de que muchas hoy deciden irse cuando les llega el Whatsapp de Milei diciendo “no cuentes más con las organizaciones”. Hay que hacer una autocrítica de cómo tuvimos o no la capacidad de convertir el salario social en algo más, si podríamos haber hecho algo superador. Y sí tengo una crítica severa sobre ciertas organizaciones por ver lo que hacen en el barrio. Hubo una soberbia de clase que no sirvió para nada para la oportunidad que teníamos. Se cagaron en la gente, en para qué era el salario: el otro tiene que ser un sujeto que se dignifique en el proceso, no un perro que vos llevas y traes. Por otro lado, sí noté una separación de intereses muy clara tanto de las conducciones nacionales como en lo local. La premisa nuestra es que el Estado nunca va a responder a las necesidades reales: lo que estamos discutiendo es la redistribución de la tierra, del techo y del trabajo ¡pues nunca lo va a hacer! Entonces nunca tiene que poder dejarnos cómodos. En otras esferas provinciales esos límites no estaban claros, entonces muy poca conquista y reconocimiento es suficiente para que no hagamos más nada.

—¿Qué factores influyen en que esta estigmatización del feminismo y de las organizaciones como sinónimo de “no trabajan y cortan calle” impulsada por este Gobierno tenga eco en la sociedad?

—Por un lado hay un relato subterráneo que tiene que ver con el 99 por ciento: creo que no pudimos construir un relato de mayorías, y hay que ver qué no estábamos pudiendo dilucidar de lo que estaba ocurriendo. Y después saber que en todo este periodo que logramos ciertas victorias, desde el 2000 hasta hoy, tocamos privilegios. Los barrios populares se urbanizan con la plata del aporte de las grandes fortunas, el reconocimiento de los barrios implica que no puedan desalojar, cuando la ciudad de Córdoba entera se fundó desalojando 300 villas. Esto se replica en la Patagonia, en el norte, les estábamos diciendo “hasta acá”. El Ministerio de la Mujer, así fuese simbólico, es lo primero que eligieron como enemigo público. Elegimos como enemigo al uno por ciento, y es muy revanchista lo que estamos viendo, casi infantil. Nos han elegido como enemigos no por una incapacidad sino porque efectivamente vienen por lo que nosotros y nosotras estamos defendiendo. Lo que están atacando es el tejido social, lo que somos como seres humanos. Y lo que promueven es el “me salvo solo”, odiando al resto.

Foto: Encuentro de Organizaciones

Balances y ensayos de futuro

Según Noelia, hay que pensar el origen de este ciclo en los ´70, y reconocer que desde entonces hubo conquistas y aprendizajes, incluso en la reacción actual de las organizaciones, que sigue siendo política frente a un Gobierno que ataca continuamente al sector, con represión y retomando discursos de la dictadura militar. En cuanto a los gobiernos kirchneristas, reflexiona que se trató de “una inclusión extraña, individualizante”, que no promovía los espacios organizativos: “Lo noto mucho al día de hoy con las militancias kirchneristas que conozco: no hay construcción territorial, hay referentas con ideas, pero no una construcción de base”.

—¿Podés detectar alguna similitud entre el macrismo y el Gobierno actual?

—Fue la antesala sin duda, pero lo triste es que encuentro más similitudes entre Macri y Alberto Fernández, que es un loteo del estado nacional, con áreas que no se hablan entre sí, ineficientes en el accionar. Y sí existe hoy un antipobrismo que Macri no logró llevar adelante con éxito. ¿Te acordás de él en la playa sacándose la foto con los pibes? Él tenía que hacer eso, tocar un pobre cada tanto. Milei puede decir que espera que los pobres se mueran en la calle sin problema. Creo que es ese relato con la libertad de serlo.

—El cambio que se ve hoy a nivel estatal y todo lo que eso implica, ¿está llevando a repensar la institucionalidad, la instancia electoral y partidaria como espacio de disputa para los movimientos sociales?

—Hoy hay una acumulación muy fuerte en experiencia de gestión comunitaria y de gestión estatal. La perspectiva más optimista creo que es ensayable en geografías más pequeñas. Otra perspectiva en vinculación con el Estado en el futuro debería tener seriamente en consideración la descentralización y desconcentración de las ciudades, y de los recursos, y con eso viene la desconcentración del poder. Lo que está pasando también es que se desarma lo que no pudimos parar autogestivamente, y hay una parte de realidad absoluta, que es que no se podía sostener de otra manera. Hay que poder ensayar otra forma de intercambio, basada en otras ideas. Y hay un impulso: esto no se terminó, no hay un final sino parte de un tiempo. Pero creo que hay que acompañar mejor los tiempos, porque por algo llegamos acá. Entonces toca hacer de tripas corazón, esperar, ver qué queda y volver a armar sobre las pocas certezas que pudimos conseguir.

Foto: Encuentro de Organizaciones


Fuente: https://agenciatierraviva.com.ar/pensar-la-epoca-el-estado-nunca-va-a-responder-a-las-necesidades-reales-a-la-tierra-al-techo-y-al-trabajo/

 


lunes, 25 de diciembre de 2023

JULIA EXPÓSITO: “LOS GOBIERNOS PROGRESISTAS Y LOS FEMINISMOS TENEMOS QUE HACER AUTOCRÍTICA”

 


En la ciudad de Rosario, conversamos con la socióloga Julia Expósito en busca de algunas claves económicas y sociales que expliquen el éxito de Milei y la derrota de la izquierda.


23 dic 2023 06:00

Cada vez es más importante mantener una dieta informativa sana, sin noticias procesadas por las multinacionales y libre de medias verdades. Si quieres alimentar tu lado crítico y que El Salto llegue más lejos que nunca, este es tu medio. ¡Suscríbete!

Javier Milei asumió la presidencia el pasado 10 de diciembre en una puesta en escena mesiánica y llena de simbolismo y con un discurso repleto de datos falsos o erróneos. Mientras Argentina se despierta de la gran resaca electoral, desde diversas posiciones se multiplican los análisis para explicar cómo se ha llegado hasta aquí. En la ciudad de Rosario, conversamos con la socióloga Julia Expósito en busca de algunas claves económicas y sociales que expliquen el éxito de Milei y la derrota de la izquierda. 

Politóloga, feminista, marxista y doctora en la Universidad de Buenos Aires, Expósito ha centrado sus investigaciones en la teoría feminista del capitalismo patriarco-colonial. Autora del libroFeminismos revolucionarios (Buenos Aires, Red Editorial, 2021), una suerte de mapeo de las tensiones internas del feminismo marxista, en torno a la consideración del trabajo reproductivo, y de El marxismo inquieto(Buenos Aires, Prometeo Libros, 2018), sobre los nuevos retos del marxismo como herramienta de análisis de la contemporaneidad, además de numerosos artículos académicos. Docente de la cátedra Análisis Político y del Centro de InvestigacionesFeministas y estudios de género y en la Maestría en Cultura Pública, es una de las miles de investigadoras que se encuentran ahora en el punto de mira de las políticas de ajuste del nuevo Gobierno de la Libertad Avanza.

Tras ganar las elecciones primarias, Javier Milei ratificó que eliminaría el Ministerio de Ciencia y Tecnología en caso de ser electo presidente. ¿Crees que realmente va a desaparecer la ciencia del sistema público argentino?

Hice mi estudio de posgrado como becaria doctoral y postdoctoral de Conicet (Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas de Argentina), que es uno de los frentes que el Gobierno de Milei quiere hacer desaparecer.  

Desde las elecciones nos han bombardeado con toda una serie de medidas que supuestamente se van a tomar y luego no. Todo eso genera una especie de terror. Uno de esos frentes es la ciencia, la tecnología, la investigación y la educación. Ahora parece que no lo va a cerrar, sino que lo va a definanciar, que es otra forma de reventar la ciencia y la tecnología del país.

Ese terror se da en todos los espacios. La dolarización también va en esa clave. Amenaza con ir a por todo y después en realidad lo que sucede es la estanflación y los ajustes. Y así la gente se va conformando. Tiene que ver con el proceso de precarización en el trabajo que sucede desde hace tiempo a nivel internacional. Ese proceso de implementación neoliberal es un proceso violento en América Latina con las dictaduras de los 70 y 80. En toda América Latina, el neoliberalismo nace con violencia, con recortes y con ajustes. 

El Gobierno de Milei viene a reponer algo de esa clave neoliberal cuando dice en su discurso que “los planes contra la pobreza generan más pobreza”, que “la única forma de salir a la pobreza es con más libertad”.  

En España se habla mucho de la aporafobia, el odio a los pobres, incluso por parte de gente que tienen pocos recursos.  

Sí, gente que es pobre te va a hablar mal de la gente que vive de prestaciones sociales y no trabaja. Me parece que la batalla ideológica que se perdió es justamente esa. Hay algo de este plan económico que está totalmente ligado a una forma de construcción de la subjetividad.  

En los 90 comienza ese neoliberalismo de las empresas y, de ahí hasta ahora, esa batalla ideológica la ganó la derecha. Y la perdimos en términos de clase. La clase trabajadora no se siente trabajadora o siente que no es pobre. Como que el pobre siempre es el otro, el negro siempre es el otro, el violento siempre es el otro.

El ultraliberalismo de Milei proviene de un discurso viejísimo, pero el envoltorio es totalmente contemporáneo con TikTok, las fake news

Milei no se monta sobre la nada. Se monta sobre un proceso que viene sucediendo hace años. Hace 15 años empezamos a tener linchamientos a pibitos en situación de calle que robaban un celular o una billetera.  

En los 90 comienza ese neoliberalismo de las empresas y, de ahí hasta ahora, esa batalla ideológica la ganó la derecha. Y la perdimos en términos de clase

Acá le llaman “planeros” a aquellos que reciben ayudas del Estado. Ahora son percibidos como vagos, lumpen, que no quieren trabajar y que viven de la teta del Estado. Pero eso sucede tanto con gente que cobra para el agua, la asignación universal por hijo o los becarios de Conicet. 

Fue una de las luchas que se dio en el sector bajo la consigna de “investigar es trabajar”. La investigación como una inversión, no como un gasto del Estado. Es importante que un Estado pueda tener ciencia, tecnología, investigación y educación propias, y no coloniales. La discusión de fondo es una discusión colonial clásica en Argentina.  

Milei dice que “no hay plata”. Sin embargo, según el Instituto Internacional de Finanzas, los argentinos poseen 260.000 millones de dólares en depósitos y cuentas del exterior. 

Eso de que “no hay plata”, es una falacia, a diferencia de lo que fue el menemismo, hoy en Argentina hay sobrante de pesos. No es que no haya plata, hay pesos circulantes. Todo el plan de las Leliq —instrumento de deuda remunerada por el Central por el Banco Central— y los plazos fijos para los trabajadores precisamente era un gesto para mantener la plata en el banco. Lo que no hay son dólares. 

Esos dólares se materializan en esa fuga de divisas de la que estás hablando, que es el problema sobre el que habría que ir y no en ajustar sobre lo público. Además, lo público no representa la cantidad de dinero suficiente para sacarnos de la situación inflacionaria y devaluatoria en la que en la que nos encontramos en este momento. 

Otra de las cuestiones es la deuda con el FMI y que hay que pagarla este mes. 

Claro, vence el acuerdo. Sobre eso no hay nada en concreto. No conocemos el proyecto económico concreto de Milei, sí sabemos que vamos a ser cada vez más pobres. 

Y esa deuda de la que hablan y de la que culpan a la “pesada herencia de los últimos cuatro años”, nombrando específicamente el Gobierno de Alberto Fernández, es la deuda que tomó el Gobierno de Mauricio Macri con Luis Caputo, el mismo ministro de Economía de Milei. 

Otra de las cosas que dijo Milei en su campaña es que iba a cerrar el Banco Central.

El concepto de ir contra la casta está asociado en el discurso electoral de Milei al cierre del Banco Central y al proceso de dolarización. Hoy esas medidas no parecen que vayan a ocurrir. La casta ya nos son los políticos corruptos, sino todos los trabajadores del Estado.

El mileísmo cambia de piel y habla de negociar con la casta para formar gobierno. Sale en un tono muy tranquilo, reivindica al padre de Macri y al propio Macri como los mejores políticos y empresarios, y empieza este plan donde la dolarización y el Banco Central pasan a un segundo plano. Lo que vuelve es el ajuste y la deuda, cosas que conocemos muy bien. 

A diferencia de las ofensivas de la derecha de otra época en América Latina, hoy esos golpes se hacen por la vía institucional.

Eso no es un dato menor respecto a cómo se construyeron los mecanismos democráticos en nuestro país. En Argentina, no hay un debate sobre cómo fue esa transición a la democracia, sobre cómo se generaron los mecanismos de la memoria. ¿Qué le sucede a la memoria cuando se institucionaliza? Ahí creo que hay una pregunta interesante para pensar por qué prende tan rápido un discurso fascistoide, de derecha, en lo popular. Ahí hay algo en relación a otras reflexiones: ¿cómo construimos memoria?, ¿cómo hicimos esa transición en la democracia?, ¿cómo se pensó la institución democrática?, ¿y cómo se pensó el mundo del trabajo?  

En Argentina vivimos procesos de precarización sobre los cuales se activó el consumo de las clases populares vía deuda. Finanzas y deuda son importantes para entender por qué hoy puede ganar un tipo como Milei.

Milei te está amenazando con quitarte la beca, la ayuda del comedor, el subsidio. Los sectores populares están en el puro presente, solucionando el cómo comer hoy 

¿Qué representa la actual vicepresidenta de Argentina, Victoria Villarruel, familiar de genocidas, y Patricia Bullrich, actual ministra de Seguridad?

Villarruel y Bullrich son dos figuras con una disputa interna en la coalición de Gobierno respecto al eje de seguridad. Las dos representan lugares de represión y violencia. Bullrich es la responsable de la represión policial de los últimos años, del asesinato de Santiago Maldonado, por ejemplo. Pero Villarruel representa a los militares más duros de la dictadura. Pretende volver a la teoría de los “dos demonios” según la cual no hubo un genocidio, sino que había un enemigo interno que había que exterminar. Ese discurso, si bien no había desaparecido socialmente, de alguna manera no se podía decir públicamente. Algo de eso se empezó a quebrar y se puso en el debate. Por ejemplo, frente a la denuncia de los 30.000 desaparecidos, Milei dice que fueron 8.000. Y volvemos a esa teoría del enemigo interno, del “algo habrán hecho”, que es el discurso de la dictadura cívico militar. Nos han ganado la batalla de alguna manera y vuelven a habilitarse estos lugares tremendos de la violencia política, de la violencia social y de culpabilizar al otro.

¿Qué significa la frase de Milei “el que corta no cobra”?

En 2001 con el proceso de resistencia que se dio a la crisis del horror neoliberal surgen los piqueteros. Ahí se junta la clase trabajadora que estaba totalmente desempleada y la privatización de empresas públicas, o sea, nada muy distinto a lo que se está gestando ahora. Cuando se le toca el bolsillo a la clase media es cuando todo salta, ¿te acordás del corralito?  

Tradicionalmente los trabajadores hacían huelga tomando su lugar de trabajo. Pero cuando no tienen trabajo, ¿cómo se hace para generar algún tipo de escucha? Se cortan las calles, se hacen ollas populares, se generan mecanismos de reproducción social súper interesantes de sostenibilidad de la vida de forma colectiva, popular y callejera. Y en términos de organización eso hasta hoy persiste. 

Pero también ha ido generando algo de este discurso que hablábamos antes de derechización de lo social. Se pone al resto de los trabajadores contra los piqueteros porque no les cortan las calles y no pueden llegar a tiempo al trabajo. 

Cuando Milei dice “El que corta no cobra”, está hablando de esa figura. De un piquetero muy relacionado a los planes sociales. Hay una amenaza: “Yo sostengo mientras ustedes no corten”. Esa frase marca la represión a la movilización. 

Milei te está amenazando con quitarte la beca, la ayuda del comedor, el subsidio. Los sectores populares están en el puro presente, solucionando el cómo comer hoy. ¿Cuál es la proyección a futuro cuando vos solo podés cerrar hoy? ¿Cómo discutís que estos mecanismos que Milei tiene no son democráticos cuando tenés a parte de la población que no accede a derechos? Es muy complejo cuando nosotros decimos “nos van a quitar los derechos”, y la gente más pobre nos dice “pero si yo ya no los tengo”.

Hay algo de eso por lo que gana Milei y ahí es donde me parece que tanto los gobiernos progresistas como los feminismos tenemos que pensar qué pasó en estos años que no funcionó. Jugar ahí con la autocrítica. El concepto de democracia es el que está puesto en tensión y también los derechos humanos. No hemos sido capaces de generar un discurso que sea atractivo para la gente joven o que lo entienda y lo sienta como propio.

El ultraliberalismo de Milei proviene de un discurso viejísimo, pero el envoltorio es totalmente contemporáneo con TikTok, las fake news. Lo que hace a Milei un líder carismático y atractivo que prende entre la gente joven es esa contemporaneidad. 

El concepto de libertad viene siendo disputado y no supimos ver lo que estaba gestando. El movimiento feminista a nivel internacional también puso en cuestión y en disputa lo que era pensar la libertad. Se puso en la discusión y la pelea por la libertad y no sobre la social, por la libertad y no sobre la igualdad y eso sucedió tanto en los feminismos como en la ultraderecha. 

La libertad en el feminismo apareció en frases como “mi cuerpo, mi decisión”. Pero si esa libertad no está vinculada al debate sobre la igualdad, es una libertad solo para blancas o ricas

Hay un problema muy serio, porque dentro de los feminismos —un movimiento plural, heterogéneo, complejo— apareció esa libertad en frases como “mi cuerpo, mi decisión”, por ejemplo, pero si esa libertad no está vinculada al debate sobre la igualdad, es una libertad solo para blancas o ricas. Eso explicaba también por qué podíamos pensar un proceso tan complejo como el de un feminismo neoliberal. 

Pero el feminismo está siendo utilizado como arma arrojadiza por esta derecha que habla de ideología de género. 

Se disputa ese concepto de libertad y lo hace de otra manera, y también responde a la libertad de masculinidades que se sintieron agredidas. Milei no habla de familia. ¿Cuál es la familia de Milei? Cinco perros, tres clonados y su hermana. Eso es una familia queer en los términos feministas. El peligro neoliberal de lo queer que había en los feminismos, ¿no? 

Pero, sin embargo, en los feminismos sí hay una puesta en cuestión más allá de esos términos liberales, de las estructuras de reproducción social del capitalismo, de la colonialidad y de las formas del patriarcado y por eso podemos decir que el feminismo es un movimiento revolucionario en esos términos, y ese es el peligro para las nuevas derechas. 

El concepto de libertad lo que viene a defender es a la propiedad, que es un concepto claramente capitalista, pero también colonial y patriarcal. Traes la libertad para vender lo que quieras.  

¿Y se están organizando los grupos feministas?

No es un momento fácil de pensar cómo salir y no es momento para apurarse. Hay algo de eso de entender la gravedad, la urgencia de esta situación y lo que está pasando en términos de movimiento. Es más bien un repliegue organizativo, de ver qué forma de cuidado vamos a tener y cómo nos vamos a organizar cuando la clave de lo acostumbrado cambia. Salir a la calle así nomás es convertirse en carne de cañón. 

No hemos sido capaces de generar un discurso que sea atractivo para la gente joven o que lo entienda y lo sienta como propio

Vimos muchos elementos de la extrema derecha internacional en la toma de posesión de Milei. Parece que Argentina se puede convertir en un laboratorio de la extrema derecha. 

Sí, y con financiación extranjera. En sus orígenes, el laboratorio del neoliberalismo también fue América Latina. Pensar en Milei solamente como un fenómeno nacional es un error, hay que ligarlo a toda la coyuntura internacional que se hizo fuerte en la pandemia.  

Parece que es más fácil pensar y construir distopías que construir utopías 

Sí, me parece que la utopía es un lugar en crisis desde hace mucho tiempo. Además tenemos una experiencia histórica de la crisis del marxismo respecto a lo que a lo que fueron las utopías socialistas. 

Hay que volver a esa pregunta por el futuro. Hay algo en el feminismo que es interesante, la pluralidad, no aparecer como un movimiento, sino como algo heterogéneo que puede pensar quizá heterotopías y no utopías o generar otra apertura. Pero hay que pensar el futuro, no se lo podemos regalar. 

Porque esa idea de que no hay futuro es la única que toma como guante la derecha. Para la derecha este es el futuro y nos van a reventar, vamos a sufrir. Es casi religioso el discurso de Milei: sufra y después ya vamos a ser potencia internacional. 

Fuente: https://www.elsaltodiario.com/argentina/entrevista-julia-exposito-milei-feminismo-argentina-aborto

 

viernes, 7 de julio de 2023

OCHO TESIS PARA PROFUNDIZAR LA LUCHA FEMINISTA

 


SILVIA FEDERICI / VERÓNICA GAGO

Requerimos discutir cuáles son las prospectivas políticas y los horizontes actuales de las luchas feministas, y elaborar un análisis feminista sobre 'el plan del capital'

Vivimos un momento crucial, de aceleración de la crisis que el capitalismo está produciendo en la vida de millones de personas, y de movilizaciones y formas diversas de subversión de la vida cotidiana empujada por los feminismos.

Tenemos ante nosotras muchas temáticas que necesitamos abordar y debatir.

Requerimos discutir cuáles son las prospectivas políticas y los horizontes actuales de las luchas feministas, y elaborar un análisis feminista sobre 'el plan del capital', las nuevas formas de explotación y de imperialismo, y las formas más contundentes de resistencia y de construcción de una nueva realidad social.

En lo que sigue, vamos a enunciar algunas tesis que pueden servir para abrir un debate y una elaboración colectiva sobre estas temáticas.

 

I

Las luchas feministas y las políticas feministas no tienen como finalidad solamente mejorar las condiciones de vida de las mujeres y de las personas disidentes de la heteronorma, sino que tienen como objetivo cambiar el mundo.

No hay cambio sustancial en la vida de nuestras comunidades sin una profunda transformación social. Como mujeres, somos el sujeto fundamental que hace posible la reproducción de la vida y, en esta sociedad capitalista, que hace posible la reproducción de la fuerza trabajo, la reproducción de lxs trabajadorxs.

Por eso, hay acuerdo entre los movimiento feministas que nuestro terreno de lucha y análisis, que nuestras perspectivas principales, se asientan en la reproducción social.

Afirmamos, entonces, que los feminismos en lucha deben tener un punto de vista sobre todos los aspectos de la vida social, una mirada que logramos gracias a la ampliación y conexión entre luchas muy diversas. Eso significa que podemos y debemos intervenir en cualquier temática, en todas las temáticas.

No hay cambio social, no hay perspectiva ni problemática que no afecte la reproducción de la vida. La reproducción de la vida es el punto de partida de la metodología de análisis y de la producción de nuestras estrategias.

 

II

Es esencial presentar una visión comprensiva del plan del capital: entender cuáles son las formas en que el capitalismo está avanzando, cómo está organizando sus formas de explotación y extracción, sus guerras imperialistas, sus pugnas inter-capitalistas.

¿Cuál es el plan del capital hoy?

Descifrándolo podemos comprender cómo interviene en políticas específicas y también cómo responde a las luchas concretas que estamos protagonizando.

Un ejemplo de esto es la lucha contra el extractivismo, que es una lucha contra una política que destruye la vida y una lucha antisistémica. Es así porque el extractivismo es un pilar fundamental del avance del capitalismo.

Además de condenar y luchar contra el daño específico que el extractivismo hace en lugares particulares, requerimos entender en conjunto este sistema monstruoso de destrucción.

 

III

Necesitamos una metodología y una visión comprensiva que pueda poner en contacto el conjunto de luchas que se están desplegando-- las luchas en defensa de los cuerpos con las luchas en defensa de los territorios, las luchas contra la deuda y contra la destrucción ecológica, entre otras-- y ampliar los horizontes de cada una de ellas.

En cualquier lucha, aunque sea pequeña, se puede, se debe, manifestar la razón y los objetivos por los cuales luchamos, y aquello que queremos construir. Desde ahí podemos unirnos con compañeras de otras partes del mundo y elaborar un programa común.

Requerimos unir la comprensión de lo que el capital está haciendo y de lo que queremos conseguir con nuestras luchas y producir una mirada más abarcativa para orientarnos.

¿Qué está haciendo y planeando ahora el Fondo Monetario Internacional (FMI)? ¿Cómo sus decisiones van otra vez en contra de las distintas luchas por una justicia estructural? ¿En qué dirección van las inversiones--o la falta de inversión--del capital internacional? ¿Cuál es el impacto de esas inversiones en la reproducción social?

Así, cuando vayamos a proponer y organizar acciones, tendremos una visión comprensiva de lo que está ocurriendo.

 

IV

Hay tres temáticas que están íntimamente conectadas en el plan general del capital: la guerra, la crisis y la deuda.

Vivimos en un orden social en el cual millones están endeudadxs y no pueden pagar, y la crisis del capital y la guerra son permanentes.

Por eso hoy, a nivel international, el movimiento feminista debe elaborar una teoría feminista de la guerra. Necesitamos definir qué entendemos por guerra y cómo la guerra se enmarca en el orden del capital.

Debemos demostrar que más allá de la guerra clásica, del enfrentamiento y de las armas, hay otra guerra, que la economía es también una guerra, las deudas son formas de guerra.

Ahora, en EEUU, la tasa de interés sigue subiendo, diez veces desde el 2022, y esto va a incrementar todas las deudas, sea en EEUU como en todos los países 'endeudados'. Es preciso entender esta decisión como una declaración de guerra. Con cada subida de la tasa de interés la parte de la riqueza que extrae el capital financiero aumenta y hay una destrucción consecutiva de economías, de vidas, de países.

Explotación, empobrecimiento y guerra están inextricablemente conectados.

Si vamos a ver, por ejemplo, las guerras que han devastado África, encontramos que siempre, al inicio, hubo un gran proceso de empobrecimiento estructural causado por los programas de austeridad.

En Sudán, como una vez en Ruanda, al inicio hubo una intervención del FMI; es decir, una guerra financiera.

Lo mismo ocurre hoy en Argentina.

La imposición de programas de austeridad crea un terreno donde los conflictos sociales se agudizan.

Reclutan jóvenes para sus ejércitos (regulares e irregulares) a través de la cooptación y captura de economías informales y también con motivo de los sueldos de miseria en el mundo laboral formal. Lo que está sucediendo en El Salvador de Bukele, con cárceles masivas pobladas de jóvenes y festejo de una economía de bitcoin parece la utopía punitiva-financiera propuesta para América Latina.

Con estas guerras financieras y económicas, pero también coercitivas a través del aparato represivo del estado y el paramilitarismo, comienza todo un proceso de desestructuración social.

Los jóvenes emigran, otros que se quedan son reclutados por ejércitos formales e informales que van destruyendo los países.

Parece que el gobierno de los EEUU y la Comunidad Europea tienen un catálogo sobre cómo se pueden destruir países. Y ya lo han aplicado en varios países: Somalia, Irak, Afganistán, Libia y Sudán, que está siendo destruido ahora.

Es importante ver que el discurso de la guerra es multidimensional. No se pueden separar los actos de guerra armada de los actos de las finanzas. Las finanzas son guerra.

 

V

El movimiento feminista tiene una posición privilegiada para entender y analizar esto porque lo estamos viendo desde los territorios y el terreno de la reproducción social.

A nivel económico, sea en torno a las finanzas o a las armas, son acciones que afectan sobre todo a las mujeres, porque son quienes deben ocuparse de la reproducción de la vida, de lxs niñxs, de las personas enfermas o heridas, de la comida, de la sobrevivencia.

Con guerra o sin guerra la gente requiere comer, beber, vestirse, seguir naciendo, y son las mujeres las que aseguran que la vida, a pesar de todo, continúa.

Este enorme precio de la destrucción de la vida, de las condiciones de sostén de la reproducción, por lo general, lo pagan las mujeres. Cada guerra es una guerra de destrucción de las posibilidades de la vida. Por eso hay tanta desesperación.

La guerra es parte de la economía cotidiana del capital, sobre todo en tiempos de crisis.

Lo que hemos visto en este período es un incremento brutal de los fondos destinados a la guerra y a la militarización de la vida. EEUU tiene un fondo increíblemente grande para financiar guerras.

El presupuesto para la defensa nacional del año fiscal 2023 en los EEUU es de $816.7 mil millones. Y parece que Alemania enviará tres mil millones de euros para que Ucrania siga comprando armas.

Biden también ha informado que añade otros dos mil millones a los $64.000 millones que ya ha destinado para enviar armas a Ucrania. Ahora ya no se habla de millones. Ahora se habla directamente de miles de millones.

Alemania es el país que tiene mayor peso en Europa. Ahora hay una discusión parecida a la de la época de Rosa Luxemburgo, hace más de 100 años, sobre los recursos destinados para la guerra.

 

VI

El capitalismo está en crisis y se sostiene principalmente a través del saqueo y de la destrucción.

¿Eso nos recuerda la idea de Joseph Shumpeter de la necesidad de una "destrucción creativa"? "Creativa" porque elimina las partes muertas, inútiles, del capital.

El capital con la guerra se moderniza, se libera de lo que ya no le sirve, crea nuevas condiciones de acumulación y derrota muchas resistencias. Quizá más bien, como dice Maurizio Lazzarato, vivimos un momento de "destrucción destructiva."

Pensamos que esta situación de guerra permanente es una de las causas de la falta de natalidad en varios países. El colapso de la natalidad es quizá una manera en que las mujeres han rechazado la guerra.

En Alemania y en Italia la natalidad ha caído bajo cero después del final de la segunda guerra mundial. Las mujeres han rechazado producir soldados para las guerras, han rechazado trabajar días y noches para que sus hijos fueran enviados a las guerras a morir.

Sin embargo, es claro que el colapso de la natalidad nace también del deseo de no parir en condiciones de miseria, del deseo de otros planes vitales.

En Argentina, un informe reciente reportó que bajó el índice de natalidad, pero sobre todo de embarazo adolescente en los últimos cinco años. Los diarios lo catalogaban como crisis de la natalidad, pero la lectura feminista es que esto está sucediendo gracias a la despenalización del aborto y a los debates sobre educación sexual, donde se afirma que la maternidad será deseada o no será.

Las mujeres que rechazan parir son parte de lo que está sucediendo como lucha. Si estamos en países que viven en estado de empobrecimiento constante o de guerra declarada, armada o financiera, el rechazo a la procreación se entiende de otra manera.

 

VII

Las consecuencias de las guerras son muchas y siempre destruyen comunidades, vidas, esperanzas para el futuro.

En los EEUU, hoy la policía está militarizada, tanto en sus armas como en sus tácticas.

Los varones que vuelven de la guerra traen toda la violencia, a la cual se les acostumbró, a las casas y a los barrios.

El uso generalizado de armas de guerra en EEUU hoy es un gran problema, causa de continuas matanzas. Por eso es importante entender que la guerra se ha convertido en parte de nuestra vida cotidiana. Es una guerra que tiene caras diferentes, que se hace en diferentes niveles y de distintas formas, pero que necesitamos conectar como un problema fundamental.

 

VIII

Cerramos con la cuestión de la autodefensa. Pensamos, por ejemplo, en lxs comunerxs de Cherán, México, que han creado una guardia comunitaria. ¿Cómo organizamos rondas de mujeres, o formas de apoyo?

Hay experiencias de cooperativas de mujeres taxistas en distintos países que organizan traslados seguros. Hubo grupos de apoyo mutuo en la crisis intensificada por la pandemia. Hay acompañamientos permanentes que son los lazos cercanos y de confianza que funcionan como verdadera infraestructura de fuga ante la violencia en las casas. Pero es necesario mucho más.

Una perspectiva feminista tiene que incluir la dimensión de la autodefensa. La eliminación física es siempre la respuesta del capital a las luchas.

Pensar y programar formas de autodefensa, es especialmente importante en una perspectiva feminista abolicionista. Si apoyamos la abolición de la policía tenemos que construir alternativas.

La disputa por cómo entender y lidiar con la violencia en los territorios es central. Las ultraderechas están interviniendo directamente ahí.

Cuando la reproducción social es sistemáticamente agredida y se generaliza la inseguridad y la violencia, la "seguridad" policial viene a proponer como solución una guerra civil ya desatada entre quienes menos tienen.

Crear alternativas en la forma de autodefensa feminista es una estrategia crucial.

 

Fuente: https://www.lahaine.org/mundo.php/ocho-tesis-para-profundizar-la