SIGLO XXI - QUINTO LUSTRO - "Un nuevo orden emerge de la desintegración del capitalismo que irá reemplazando la célula económica (familia) por una nueva matriz reproductiva (comunas) que cumplirá funciones defensivas, judiciales, productivas y administrativas."
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jueves, 3 de noviembre de 2016
lunes, 3 de octubre de 2016
PERFIL DEL ESTUDIANTE UNIVERSITARIO SEGÚN TRAHTEMBERG
Entre los diálogos
que tengo con docentes de la UPT y de la UNJBG he buscado respuestas para contestar
mi curiosidad sobre las características esenciales que debe tener el estudiante
universitario para ser considerado como tal.
Uno de mis
docentes, muy crítico en el asunto, me dijo que en su tiempo como universitario
la exigencia era mayor, ya que los trabajos eran presentados a mano o en el
mejor de los casos, escritos en máquina de escribir. Se imaginan hacer una
extensa monografía a mano, en estos tiempos resultaría un abuso. Y tiene
sentido, ya que hay más garantía de aprender porque cuando se escribe a mano
hay un trabajo óculo-manual que amerita gran esfuerzo que de por si resultaría
aversivo para los universitarios de ahora, y me incluyo.
Otro profesor me
dijo que con toda la tecnología y las maravillas que brinda el internet, él
hubiera podido ser un extraordinario estudiante, ya que tendría acceso a
información importante en cuestión de segundos. Las opiniones de mis docentes
no me dejaron conforme, sentía que era necesario conocer más sobre este asunto
y esto me impulsó a consultar en libros, revistas, etc.
Luego encontré un
artículo muy interesante de León Trahtemberg (especialista en educación) que
publicó hace algunos años. Este autor se valió de su experiencia como pedagogo
para señalar con objetividad que en el desenvolvimiento del universitario y
también del recién egresado hay una serie de deficiencias recurrentes,
definiendo a los universitarios promedios como: personas acostumbradas a
memorizar, más que razonar y con problemas para deducir una respuesta que no se
tiene en el momento; personas que no razonan lógicamente, predomina la forma
algorítmica de querer dar con la respuesta; personas que no leen, la lectura
representa una tortura y entiende con mucha demora y dificultad las expresiones
retóricas; no saben redactar un ensayo, una memoria, un documento explicativo o
una presentación; no tienen cultura general, mucho menos un sentido
histórico-cultural para entender los fenómenos sociales; son demasiado
pragmáticos e inmediatistas; tienen miedo al fracaso, por lo que no se arriesgan
a ensayar alternativas audaces para solucionar problemas nuevos; son además
profesor-dependientes, sin el profesor no saben qué hacer, tienen inculcada la
mentalidad del buen empleado esperando siempre lo que su jefe le ordene.
Ahora no todo es malo,
hay virtudes que es importante señalar, según Trahtemberg estas virtudes o
fortalezas son: el ingenio, el avispamiento o viveza, el ser hospitalario (el
que ayuda) y la cordialidad. Con esto no se podría competir con otros
universitarios del primer mundo. Como estudiantes universitarios hay que hacer
un mea culpa, y la pregunta del millón es: ¿cuándo nos vamos a desprender de
todas esas falencias que muchos arrastramos desde la educación básica? Bueno lo
que está claro es que las leyes actualmente no contribuyen en lo absoluto para
que el asunto cambie. Queda claro que en el Perú necesitamos con urgencia una
verdadera reforma en la educación. No basta conocer, describir y explicar los
fenómenos, sino que necesitamos conocer para transformar, crear, inventar y
reinventar.
El aspecto de la
innovación es fundamental en muchos países desarrollados y la investigación
juega un rol fundamental en las universidades. Sin embargo, en nuestro país
actualmente se investiga muy poco y en el peor de los casos no se investiga
nada. Los universitarios nos formamos para resolver las demandas o problemas
que hay en la sociedad, encarándolos con la ciencia, para luego como
profesionales guiar a nuestra sociedad hacia el crecimiento y desarrollo
sostenible que todos, sin excepción alguna, queremos y urgimos
imperiosamente...
(Fuente: diario
Caplina 02/10/16).
martes, 13 de mayo de 2014
LLAMAMIENTO INTERNACIONAL DE ESTUDIANTES DE ECONÓMICAS A FAVOR DE UNA ENSEÑANZA PLURALISTA
13-05-2014
No es sólo la economía mundial la que
está en crisis. La enseñanza de la economía también está en crisis, y esta
crisis tiene consecuencias que van más allá de la universidad. Lo que se enseña
en la universidad moldea la mentalidad de las próximas generaciones de
políticos y, por tanto, da forma a la sociedad en que vivimos. Nosotros, 42
asociaciones de estudiantes de economía de 19 países diferentes, creemos que es
hora de reconsiderar la manera en que se enseña la economía. Estamos
insatisfechos con el empobrecimiento progresivo del plan de estudios que ha
tenido lugar a lo largo del último par de décadas. Esta falta de diversidad
intelectual no sólo perjudica a la educación y a la investigación, sino que
limita nuestra capacidad para enfrentarnos a los retos del siglo veintiuno –
desde la estabilidad financiera hasta la seguridad alimentaria y el cambio
climático. Hay que dejar que el mundo real vuelva a entrar en las aulas, y que
con él vuelvan el debate y el pluralismo de teorías y métodos. Esto ayudaría a
renovar la disciplina y permitiría crear un espacio donde se puedan generar
soluciones a los problemas de la sociedad.
Desde todas las partes del mundo, llamamos a un cambio de rumbo. No pretendemos tener la respuesta perfecta, pero no nos cabe duda de que los estudiantes tendrán mucho que ganar con la presencia en los planes de estudios de perspectivas e ideas diversas. El pluralismo no sólo permitiría enriquecer la enseñanza y la investigación y revitalizar la disciplina, sino que conlleva también la promesa de poner la economía de nuevo al servicio de la sociedad. Los planes de estudio deberán incluir tres formas de pluralismo: pluralismo de teorías, métodos y disciplinas.
Pluralismo de teorías significa ampliar el rango de corrientes de pensamiento económico representadas en los planes de estudio. No nos oponemos a ninguna teoría en particular. No se trata de tomar partido, sino de promover debates intelectualmente ricos y de aprender a contrastar ideas críticamente. Mientras otras disciplinas abrazan la diversidad y enseñan teorías distintas aun cuando son incompatibles entre sí, la economía es presentada como un cuerpo de conocimiento unificado. Es cierto que la escuela de pensamiento dominante tiene variaciones dentro de sí, pero no deja de ser una única manera de hacer economía y de mirar al mundo. Esto es inaudito en otros campos: nadie tomaría en serio una carrera de psicología en la que sólo se oyera hablar de Freud, o una carrera de políticas en la que sólo se hablara de socialismo de Estado. Un plan de estudios completo debe promover una variedad de marcos teóricos, desde los enfoques neoclásicos frecuentemente enseñados, hasta los enfoques frecuentemente excluidos, tales como las escuelas clásicas, post-keynesianas, institucionalistas, ecológicas, feministas, marxistas y austríacas, entre otras. La mayoría de los estudiantes de económicas acaban la carrera sin haber visto dicha diversidad intelectual.
Asimismo, es esencial que los planes de estudios incluyan asignaturas que proporcionen una contextualización y fomenten la reflexión sobre la disciplina económica y sus métodos – asignaturas tales como la filosofía y epistemología de la economía. Y, puesto que ninguna teoría puede entenderse del todo sin tener en cuenta el contexto histórico en que fue formulada, los estudiantes habrán de ser expuestos sistemáticamente a la historia del pensamiento económico, a la literatura clásica y a la historia económica. Hoy en día dichas asignaturas o no existen o están relegadas a las márgenes de los planes de estudios.
Pluralismo metodológico significa ampliar el rango de herramientas a disposición de los estudiantes a la hora de analizar y entender fenómenos económicos. Está claro que las matemáticas y la estadística son indispensables para esta disciplina. Sin embargo, a menudo los estudiantes aprenden a dominar estas técnicas sin saber por qué ni cómo utilizarlas, sin discutir cómo se eligen las premisas ni hasta dónde son aplicables los resultados. Es más, hay aspectos importantes de la economía que no pueden ser aprehendidos mediante métodos cuantitativos exclusivamente; un análisis en profundidad requerirá complementar estos métodos con los utilizados por otras ciencias sociales. Por ejemplo, la comprensión de las instituciones y la cultura avanzaría bastante si los análisis cualitativos ocuparan mayor espacio en los planes de estudios. Sin embargo, casi ningún estudiante de económicas cursa clases sobre estos métodos.
Por último, la enseñanza de la economía debe incluir enfoques interdisciplinarios y permitir a los estudiantes interactuar con otras ciencias sociales y con las humanidades. La economía es una ciencia social; los fenómenos económicos son complejos y rara vez se pueden entender si se presentan en el vacío, aislados de sus contextos sociológicos, políticos e históricos. Y para poder discutir sobre política económica adecuadamente, los estudiantes han de entender los impactos sociales y las implicaciones morales de las decisiones económicas.
Aunque la puesta en práctica concreta de tales formas de pluralismo variará sin duda de un lugar a otro, ideas como las siguientes podrían ser de utilidad: la contratación de docentes e investigadores que puedan aportar diversidad teórica y metodológica a los planes de estudio; la creación de textos y otras herramientas pedagógicas que apoyen una oferta formativa pluralista; la formalización de colaboraciones entre departamentos de ciencias sociales y de humanidades, o el establecimiento de departamentos especiales que puedan supervisar programas interdisciplinarios que mezclen la economía y otros campos.
Desde todas las partes del mundo, llamamos a un cambio de rumbo. No pretendemos tener la respuesta perfecta, pero no nos cabe duda de que los estudiantes tendrán mucho que ganar con la presencia en los planes de estudios de perspectivas e ideas diversas. El pluralismo no sólo permitiría enriquecer la enseñanza y la investigación y revitalizar la disciplina, sino que conlleva también la promesa de poner la economía de nuevo al servicio de la sociedad. Los planes de estudio deberán incluir tres formas de pluralismo: pluralismo de teorías, métodos y disciplinas.
Pluralismo de teorías significa ampliar el rango de corrientes de pensamiento económico representadas en los planes de estudio. No nos oponemos a ninguna teoría en particular. No se trata de tomar partido, sino de promover debates intelectualmente ricos y de aprender a contrastar ideas críticamente. Mientras otras disciplinas abrazan la diversidad y enseñan teorías distintas aun cuando son incompatibles entre sí, la economía es presentada como un cuerpo de conocimiento unificado. Es cierto que la escuela de pensamiento dominante tiene variaciones dentro de sí, pero no deja de ser una única manera de hacer economía y de mirar al mundo. Esto es inaudito en otros campos: nadie tomaría en serio una carrera de psicología en la que sólo se oyera hablar de Freud, o una carrera de políticas en la que sólo se hablara de socialismo de Estado. Un plan de estudios completo debe promover una variedad de marcos teóricos, desde los enfoques neoclásicos frecuentemente enseñados, hasta los enfoques frecuentemente excluidos, tales como las escuelas clásicas, post-keynesianas, institucionalistas, ecológicas, feministas, marxistas y austríacas, entre otras. La mayoría de los estudiantes de económicas acaban la carrera sin haber visto dicha diversidad intelectual.
Asimismo, es esencial que los planes de estudios incluyan asignaturas que proporcionen una contextualización y fomenten la reflexión sobre la disciplina económica y sus métodos – asignaturas tales como la filosofía y epistemología de la economía. Y, puesto que ninguna teoría puede entenderse del todo sin tener en cuenta el contexto histórico en que fue formulada, los estudiantes habrán de ser expuestos sistemáticamente a la historia del pensamiento económico, a la literatura clásica y a la historia económica. Hoy en día dichas asignaturas o no existen o están relegadas a las márgenes de los planes de estudios.
Pluralismo metodológico significa ampliar el rango de herramientas a disposición de los estudiantes a la hora de analizar y entender fenómenos económicos. Está claro que las matemáticas y la estadística son indispensables para esta disciplina. Sin embargo, a menudo los estudiantes aprenden a dominar estas técnicas sin saber por qué ni cómo utilizarlas, sin discutir cómo se eligen las premisas ni hasta dónde son aplicables los resultados. Es más, hay aspectos importantes de la economía que no pueden ser aprehendidos mediante métodos cuantitativos exclusivamente; un análisis en profundidad requerirá complementar estos métodos con los utilizados por otras ciencias sociales. Por ejemplo, la comprensión de las instituciones y la cultura avanzaría bastante si los análisis cualitativos ocuparan mayor espacio en los planes de estudios. Sin embargo, casi ningún estudiante de económicas cursa clases sobre estos métodos.
Por último, la enseñanza de la economía debe incluir enfoques interdisciplinarios y permitir a los estudiantes interactuar con otras ciencias sociales y con las humanidades. La economía es una ciencia social; los fenómenos económicos son complejos y rara vez se pueden entender si se presentan en el vacío, aislados de sus contextos sociológicos, políticos e históricos. Y para poder discutir sobre política económica adecuadamente, los estudiantes han de entender los impactos sociales y las implicaciones morales de las decisiones económicas.
Aunque la puesta en práctica concreta de tales formas de pluralismo variará sin duda de un lugar a otro, ideas como las siguientes podrían ser de utilidad: la contratación de docentes e investigadores que puedan aportar diversidad teórica y metodológica a los planes de estudio; la creación de textos y otras herramientas pedagógicas que apoyen una oferta formativa pluralista; la formalización de colaboraciones entre departamentos de ciencias sociales y de humanidades, o el establecimiento de departamentos especiales que puedan supervisar programas interdisciplinarios que mezclen la economía y otros campos.
El cambio será difícil, siempre lo es. Pero ya está sucediendo. De hecho, estudiantes de todo el mundo ya hemos empezado a generar cambio poco a poco. Hemos llenado aulas con charlas semanales a cargo de profesores invitados sobre temas ausentes en los planes de estudio; hemos organizado grupos de lectura, talleres, conferencias; hemos analizado los planes de estudio actuales y elaborado programas alternativos; hemos empezado a enseñarnos a nosotros mismos y a otros las nuevas asignaturas que queremos ver en los planes de estudios; hemos fundado grupos universitarios y construido redes tanto a nivel nacional como internacional.
El cambio habrá de venir de muchos lugares. Así que ahora os invitamos – estudiantes, economistas y no economistas – a uniros a nosotros y a crear la masa crítica necesaria para el cambio. Visita www.isipe.net para ponerte en contacto con nuestra creciente red. En última instancia, el pluralismo en la economía es esencial para un debate público saludable. Es una cuestión de democracia.
Primeras adhesiones de asociaciones de estudiantes (de América Latina y el Estado español):
ARGENTINA Y URUGUAY :
Sociedad de Economía Crítica.
CHILE :
Estudios Nueva Economía ;
Grupo de estudiantes y egresados de la Facultad de Economía y Negocios de la Universidad de Chile.
ESPAÑA :
Post-Crash Barcelona ;
Asociación de Estudiantes de Económicas de la Universidad Autónoma de Madrid ;
Estudantes de Económicas e Empresariais, Universidade de Santiago de Compostela.
MÉXICO :
Grupo de Estudiantes por la Enseñanza Plural de la Economía, Universidad Nacional Autónoma de México.
—–
Primeras adhesiones de profesores e investigadores:
Albert Recio, Universitat Autònoma de Barcelona
Alberto Montero Soler, Universidad de Málaga
Alejandro Nadal, Centro de Estudios Económicos del Colegio de México (México)
Alfons Barceló, Universitat de Barcelona
Alfonso Herranz, Universitat de Barcelona
Antoni Domènech, Unviersitat de Barcelona
Arcadi Oliveres, Universitat Autònoma de Barcelona
Bibiana Medialdea García, Universidad Complutense de Madrid
Carlos Berzosa, Universidad Complutense de Madrid
Carlos Ochando Claramunt, Universidad de Valencia
Clara García Fernández-Muro, Universidad Complutense de Madrid
Cristina Carrasco, Universitat de Barcelona,
Enrique Casais Padilla, Universidade Federal do Espírito Santo (Brasil)
Enrique Palazuelos Manso, Universidad Complutense de Madrid
Fabrizico Germano, Universitat Pompeu Fabra
Fernando Luengo, Universidad Complutense de Madrid
Ignacio Álvarez Peralta, Universidad de Valladolid
Javier Murillo Arroyo, Universidad Complutense de Madrid
Javier Oyarzun de la Iglesia, Universidad Complutense de Madrid
Jon Bernat Zubiri Rey, Universidad del País Vasco / Euskal Herriko Unibertsitatea y Université de Grenoble (Francia)
Jordi Catalan, Universitat de Barcelona
Jordi Mundó, Universitat de Barcelona
Jordi Roca, Universitat de Barcelona,
Jorge Uxó, Universidad de Castilla y La Mancha
José Antonio Nieto Solís, Universidad Complutense de Madrid
Juan Manuel Ramírez Cendrero, Universidad Complutense de Madrid
Juan Pablo Mateo Tomé, Universidad Complutense de Madrid
Juan Torres López, Universidad de Sevilla
Koldo Unceta, Universidad del País Vasco / Euskal Herriko Unibertsitatea
Lina Gálvez Muñoz, Universidad Pablo Olavide de Sevilla
Lourdes Benería, Cornell University (Estados Unidos)
Luis Buendía García, Universidad Isabel I
Maite Ansa, Universidad del País Vasco / Euskal Herriko Unibertsitatea
María Jesús Vara Miranda, Universidad Autónoma de Madrid
María José Paz Antolín, Universidad Complutense de Madrid
Mikel Zurbano, , Universidad del País Vasco / Euskal Herriko Unibertsitatea
Óscar Carpintero, Universidad de Valladolid
Patxi Zabalo, , Universidad del País Vasco / Euskal Herriko Unibertsitatea
Pedro Fatjó, Universitat Autònoma de Barcelona
Rafael Fernández Sánchez, Universidad Complutense de Madrid
Ricardo Molero Simarro, Universidad Complutense de Madrid
Sergio Espuelas, Universidad de Valladolid
Vicenç Navarro, Universitat Pompeu Fabra y Johns Hopkins University (Estados Unidos)
Yolanda Blasco, Universitat de Barcelona
—–
Primeros adhesiones de otras asociaciones:
Econonuestra (http://econonuestra.org/)
Economía Crítica y Crítica de la Economía (http://www.economiacritica.net/)
domingo, 20 de abril de 2014
CUNDE LA REVUELTA DE LOS ESTUDIANTES DE ECONOMÍA
Alejandro Nadal /09/04/2014
La Jornada
En el año 2000 un grupo de estudiantes de economía en la
Universidad de París inició una protesta por el contenido del programa docente
que estaba vigente en la carrera. El alumnado se quejó de la imposición de un
enfoque unidimensional basado en un sólo conjunto de teorías y la exclusión de
cualquier visión alternativa.
El movimiento recibió más atención después de la crisis en
2008. Sin embargo, a pesar del descrédito en el que cayó la teoría dominante,
los planes de estudio en las escuelas de economía siguen siendo esencialmente
los mismos que existían antes de 2007. Esos planes están organizados alrededor
de un paradigma de investigación en el que, como señala Joseph Stiglitz, premio
Nobel de economía, domina la ideología sobre la ciencia. Por eso no es
exagerado afirmar que los estudiantes son “lobotomizados” para que asimilen una
forma de ver el mundo en lugar de proporcionales herramientas para acercarse al
conocimiento y la práctica científica. Los alumnos rebeldes tienen razón: esa
forma de pensar empobrece al despreciar cualquier visión alternativa y rechazar
todo cuestionamiento.
El paradigma que domina la docencia descansa en la creencia
de que los mercados funcionan bien y permiten encontrar ‘precios de equilibrio’
entre la oferta y la demanda de todo tipo de bienes y, de este modo, hacen
compatibles las decisiones de productores y compradores. Y como las decisiones
de los agentes individuales se hacen bajo una racionalidad de maximización de
satisfacción (para consumidores) y de ganancias (por parte de los productores),
el resultado al que se llega no es sólo de armonía social, sino de óptima
‘asignación de recursos’.
La teoría que más lejos ha llegado en el desarrollo de esta
línea de pensamiento es la teoría de equilibrio general (TEG). Es una teoría
que tiene muchos antecedentes, pero que se desarrolla sobre todo con las
aportaciones de Hicks, Samuelson, Arrow, Debreu, Hahn y otros entre los años
1936 y 1975. Hoy es la teoría más completa sobre precios flexibles y el
equilibrio en mercados conectados por sistemas de precios.
Pero ahora viene lo importante: decir que la TEG es la teoría
que más lejos ha llegado en el desarrollo de esta idea no significa que ha
alcanzado resultados satisfactorios y que ha logrado sus objetivos. En
realidad, el trabajo de la TEG se saldó por un estrepitoso fracaso en su
objetivo principal. Imagínense los lectores el escándalo en el mundo de la
ciencia. La teoría que más se desarrolló, en la que se invirtieron más recursos
(financieros y humanos), la que logró el mayor grado de sofisticación, en
especial por el empleo de herramientas matemáticas que le dan un ropaje de
cientificidad, esa teoría no pudo demostrar lo que se proponía demostrar (que
las fuerzas de la competencia en el mercado conducen a la formación de precios
de equilibrio). El año de 1974 marca la fecha en que se demostró (con los
teoremas de Sonnenschein-Mantel-Debreu) que la TEG nunca podría llegar a esa
demostración.
El fracaso es rotundo. Pero es cierto lo que dice Stiglitz:
en economía lo que domina es la ideología. Por eso no sorprende que los alumnos
de economía sigan pasando la mayor parte del tiempo estudiando los componentes
de la TEG y, en especial, la forma en que los agentes individuales en el modelo
realizan sus cálculos de optimización. Eso sí, cuando se llega al contenido
central de la TEG, cuando hay que enseñar cómo se forman los precios de
equilibrio, ahí la cosa cambia y se pasa rapidito y de puntitas sobre los temas
escabrosos del modelo. ¿Por qué? Porque ahí está inconfundible el fracaso de la
TEG y eso no hay que sacarlo a la luz del día.
Hoy la revuelta de los estudiantes de economía se propaga.
Los alumnos en la Universidad de Manchester, Inglaterra, han constituido una
sociedad de economía “post-derrumbe” y a través de ella presionan para
transformar el programa docente y enriquecerlo con visiones e interpretaciones
alternativas. Han recibido miles de adhesiones y el ejemplo ha cundido: los
estudiantes de Sheffield y Cambridge buscan activamente influir en el diseño
del programa docente para introducir cambios. Hasta los estudiantes en algunas
universidades en Estados Unidos han demostrado su descontento (véase la
protesta contra el curso de Mankiw en la Universidad Harvard), aunque siguen
siendo una minoría y su impacto es imperceptible. Ojalá algún día aquí en
México y en América Latina los estudiantes de economía arranquen sus propios
movimientos de protesta y de diálogo para reconstruir los programas docentes en
universidades y centros de enseñanza.
Pero los estudiantes en rebeldía deben ser cuidadosos: no
sólo se trata de abrir el espacio docente a visiones alternativas. Eso es,
desde luego indispensable. Pero también habría que exigir se cubra de manera
detallada el fracaso de la teoría económica dominante. Ese es el preludio a la
crítica de la teoría económica.
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