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lunes, 21 de agosto de 2023

TINA MODOTTI Y JULIO ANTONIO MELLA, DOS REVOLUCIONARIOS

 


I

NECROLOGIA

JULIO ANTONIO MELLA

Ha caído asesinado Julio Antonio Mella. Asilado en México, trabajaba en estrecha solidaridad, en absoluta identificación con la vanguardia del proletariado mexicano. Combatía con extrema energía a la dictadura de su patria, considerada como órgano de la clase capitalista cubana. No luchaba contra un gobierno, ni contra un dictador, sino contra la burguesía. Colaboraba en “El Libertador”, “El Machete”, “Tren Blindado”. Redactaba “Cuba Libre”.

Con este asesinato, el terror blanco adquiere en América una fisonomía aleve. A la vez que la masacre brutal, el fusilamiento en masa de los obreros insurgentes o protestatarios, se emplea el brazo irresponsable del asesino mercenario. Mella y los cien huelguistas de Colombia: he ahí las víctimas, las gloriosas víctimas, de ambos sistemas. Las muchedumbres revolucionarias no las olvidarán. Los nombres del joven y brillante líder y de los oscuros obreros, quedan inscritos en la historia de la revolución proletaria.

Mella era uno de los verdaderos revolucionarios salidos de las filas de la Reforma Universitaria, de esa variada y extensa gama de renovadores de toda especie, que no han sabido en su mayor parte superar un confuso ánimo pre revolucionario. Había tomado posición franca y neta. Por esto mismo, reaccionó quizá con exceso contra los que no se decidían a seguir, sin reservas, la misma vía. En la polémica se reconocía su tono tropical, su temperamento fogoso. Pero su sinceridad y su convicción revolucionarios, primaban, sobre todo, en sus campañas.

“Amauta” saluda con emoción la memoria del valiente camarada y se asocia a la protesta contra el crimen.

(Sin firma, pero el estilo y agudeza en la nota proviene sin duda de José Carlos Mariátegui)

Publicado en la Revista AMAUTA n° 20, enero 1929, pág. 96



II

TINA MODOTTI, DE ACTRIZ DE HOLLYWOOD A MILITANTE COMUNISTA


 

Actualizado el 19 de agosto de 2023 / Por Lois Pérez Leira

El 17 de agosto se cumplen 127 años del nacimiento de la artista y militante italiana Tina Modotti. Actriz y fotógrafa, fue la primera mujer que se desnudó ante la cámara de sus colegas. Fue amiga de los artistas y escritores más importantes de su época.

Assunta Adelaide Luigia Modotti nació en Udine, Italia, el 17 de agosto de 1896. A los diecisiete años emigra a los Estados Unidos con su familia. Fue actriz en Hollywood, siendo protagonista de varias películas mudas.

En 1921 conoció a Edward Weston, fotógrafo norteamericano que le enseñó a usar la cámara, convirtiéndose en una destacada fotógrafa.

Para su época fue una adelantada, posando desnuda para otros fotógrafos o deslumbrando con su personalidad en los círculos, tanto intelectuales como políticos. Era bella. Su mirada era melancólica, de grandes ojos. Su forma de ser era impactante, a pesar de su sencillez y de su modestia.

En 1922 llegó a México donde conoció a Diego Rivera, José Clemente Orozco y David Alfaro Siqueiros. Fue íntima amiga de Frida Khalo, a quien retrato magistralmente. Su compromiso político la llevo a afiliarse al Partido Comunista Mexicano en 1927. Tina se convirtió en una activa militante revolucionaria. Tanto retrataba con su cámara, la vida cotidiana mexicana, como realizaba las más variadas actividades partidarias.

Participó activamente en la campaña «Manos fuera de Nicaragua» en apoyo a la lucha de Augusto César Sandino y ayudó a fundar el primer comité antifascista italiano. En 1928 conoció a Julio Antonio Mella, Mella dirigente estudiantil cubano, en una manifestación en protesta por la ejecución de Sacco y Vanzetti.

Mella había sido presidente de la Federación de Estudiantes Universitarios. Fundó junto a Carlos Baliño en agosto de 1925 el Partido Comunista de Cuba. Fue fundador con otros revolucionarios de la Liga Antiimperialista de las Americas. En Cuba había protagonizado una huelga de hambre contra el gobierno de Gerardo Machado. Por aquellos años se había convertido en un intelectual brillante, seguía el camino de otros marxistas revolucionarios latinoamericanos como Emilio Ponce o José Carlos Mariátegui.

Los cuales concebían un marxismo creativo, arraigado en la tierra americana. En México participo de la Tercera Internacional escribiendo en el periódico del Partido Comunista Mexicano “El Machete”. En su exilio mexicano en 1926 escribió: “Ya no hay patria. Solo hay clases enemigas. La guerra clasista ha estallado brutal, violenta, sanguinaria… ¡Silencio a las bocas que gritan asustadas! ¡Desprecio al cobarde que lloran! ¡Castigo a los miserables que no luchan! ¡Leer a los valientes que están en la vanguardia! ¡Que la discusión teórica y el bizantinismo estúpido cesen y la acción hable con su elocuencia definitiva!

El pasado heroico de nuestra clase nos guía y nos alienta. El grito de las victima inmoladas en los fosos de la Comuna del 71, los alaridos de los mártires del 1905 inmolados en las nieves de la Rusia zarista, el clamor mundial de rebelión de 1917, tal es la música triunfal de nuestra guerra…”

En 1928 Julio Antonio y Tina comienzan un profundo romance, a los pocos meses terminara trágicamente con el asesinato de Mella, el 10 de enero de 1929, por las balas asesinas del machadísimo. Esa noche salían ambos de participar de una reunión del Socorro Rojo Internacional.

Dirá el periodista e intelectual comunista cubano Pablo de la Torriente Brau, sobre Julio Antonio: “Mella es la síntesis perfecta de la audacia y la abnegación en la lucha por la justicia social…y el ejemplo formidable de lo que debe ser un joven revolucionario.”

A principios de 1930, Tina fue expulsada de México, acusada injustamente de conspirar para asesinar al Presidente. Llegó a Alemania a mediados de 1930.Viajó a la Unión Soviética donde se reencontró con Vittorio Vidali, a quien había conocido en México. En aquel país se incorporo al Socorro Rojo Internacional. Partiendo para España en 1934 para participar e impulsar la solidaridad internacional con la segunda republica después, de la revolución de Asturias.

Con el alzamiento fascista del 1936, se alistó al Quinto Regimiento y trabajó con las Brigadas Internacionales, con el nombre de María. Fue una de las dirigentes más importantes del Socorro Rojo Internacional.

Durante la guerra conoció a Robert Capa, Gerda Taro, Ernest Hemingway, Malraux, Rafael Alberti y Antonio Machado, entre otros artistas.

La histórica dirigente comunista Argentina Fanny Edelmán quien fuera compañera y amiga de Tina la recordara en su libro de memorias: “María era un ser excepcional. Fina, dulce, frágil, comprensiva, valiente, generosa, con un enorme poder de persuasión y una impresionante fuerza interior. Su temple de revolucionaria, si era necesario que se pusiera de manifiesto una vez más, estuvo presente en la trágica evacuación de Málaga, cuando esa marea humana constituida fundamentalmente por mujeres y niños, era ametrallada impiadosamente por los aviones italianos y los cañones alemanes.

Ella se preocupo por los heridos en los inolvidables días de Madrid en noviembre de 1936. A ella le cupo organizar la asistencia a los refugiados catalanes que bajaban a Barcelona en doloroso éxodo y no se detuvo hasta llegar a la frontera de Francia… María era nada menos que Tina Modotti, la excepcional fotógrafa…”

En 1939 regresó como asilada a México, donde continuó con su actividad política a través de la Alianza Antifascista Giuseppe Garibaldi.

Murió, de un ataque cardiaco, el 5 de enero de 1942, tenía en ese momento 46 años. En su tumba, en el Distrito Federal de México, un poema de Pablo Neruda, la recuerda:»Tina Modotti, hermana, no duermes, no, no duermes; tal vez tu corazón oye crecer la rosa de ayer, la última rosa de ayer, la nueva rosa…».

Fuente: https://kaosenlared.net/tina-modotti-de-actriz-de-hollywood-a-militante-comunista/

 

III

JULIO ANTONIO MELLA, MÁS VIVO QUE NUNCA A 93 AÑOS DE SU ASESINATO



Por: Lic. Lilianis Becerra Paz

10 enero 2022

El 10 de enero, hace 93 años fue asesinado por sicarios de, “asno con garras”, a balazos por la espalda, como había vaticinado, el joven líder estudiantil y antiimperialista cubano, Julio Antonio Mella Mc Partland, de noche cuando caminaba por una calle de la ciudad de México con su compañera, Tina Modotti.

Cortaron su fecunda vida, con solo 25 años, convirtiéndose en uno de los héroes eternos de la Patria, con una obra tan extraordinaria que resulta difícil comprender cómo pudo hacer tanto, en tan corta vida. Su mensaje antiimperialista mantiene hoy plena vigencia, cuando decía: “La hora es de lucha, de lucha ardorosa; quien no tome las armas y se lance al combate pretextando pequeños desprecios, puede calificarse de traidor o cobarde. Mañana se podrá discutir, hoy solo es honrado luchar”.

Sus primeros trabajos periodísticos aparecieron en la revista universitaria Alma Máter, de la que fue fundador y administrador, es uno de los fundadores de la FEU, se convierte en el líder de la lucha estudiantil por la reforma universitaria y presidente de la organización, organiza y dirige el Primer Congreso Nacional de Estudiantes, y crea la Universidad Popular José Martí.

Al interés por la renovación universitaria, unió la preocupación política por la modernización de la sociedad, en busca de la ampliación de la democracia y la participación de los estudiantes en la vida nacional. Sobre la función social de la Universidad expresó: “El más alto centro de cultura no debe ni puede ser una simple fábrica de títulos. Una universidad latina no es una escuela de comercio a donde se va a buscar tan solo el medio de ganarse la vida: la universidad moderna debe influir de manera directa en la vida social, debe señalar las rutas del progreso, debe ocasionar por medio de la acción ese progreso entre los individuos, debe por medio de sus profesores arrancar los misterios de la ciencia y exponerlos al conocimiento de los humanos”.

Fue director y redactor de la revista Juventud, fundador de la Liga Anticlerical y de la sección cubana de la Liga Antiimperialista de Cuba junto a Carlos Baliño y Rubén Martínez Villena, llegó a convertirse en el máximo orientador de la organización en toda Latinoamérica, ingresa en la Agrupación Comunista de La Habana y desde ella despliega un trabajo muy activo entre el proletariado.

Fundó junto a Carlos Baliño el 1er Partido Marxista-Leninista en Cuba, siendo su primer secretario de organización. Expulsado de la Universidad de la Habana por sus acciones revolucionarias y de rebeldía, siendo además detenido por las autoridades, en la cárcel, se declara en huelga de hambre indefinida, es liberado tras campaña del comité Pro- Libertad de Mella.

Exiliado en México, se vincula al movimiento revolucionario continental e internacional del que es nombrado secretario general, establece contacto con los revolucionarios y demócratas de toda la región e impulsa las actividades preparatorias para un evento internacional.  Desde esa condición asiste al Congreso Mundial contra la opresión colonial y el imperialismo, celebrado en Bruselas, donde contacta con los revolucionarios y luchadores anticolonialistas de 37 países y 137 organizaciones progresistas del mundo.

Ya herido de muerte ratifica “Muero por la Revolución”, legado que trasciende hasta nuestros días. Tina lo recalcó al declarar: “En la persona de Mella asesinaron no solo al enemigo del dictador cubano, sino al enemigo de todas las dictaduras… Esta noche, un mes después del cobarde asesinato, honramos la memoria de Mella prometiendo seguir su camino hasta lograr la victoria de todos los explotados de la tierra. De esta manera lo recordamos como él lo hubiera preferido: no llorando, sino luchando”.

Las cenizas de Mella fueron trasladadas a La Habana el 29 de septiembre de 1933, y reposan frente a la escalinata universitaria por la cual tanto luchó. Los estudiantes universitarios han sabido ser fiel a su legado al asumir las tareas del nuevo tiempo histórico y, los de Ciencias Médicas en particular, han estado a la Vanguardia en estos momentos en que la Patria necesita enfrentar con dignidad las adversidades de la pandemia y la despiadada política imperial del gobierno de los Estados Unidos y sus acólitos.

Fuente: https://instituciones.sld.cu/fcmfajardo/2022/01/10/julio-antonio-mella-mas-vivo-que-nunca-a-93-anos-de-su-asesinato/

 

JULIO ANTONIO MELLA Y SU APORTE AL ESTUDIANTE COMO ACTOR REVOLUCIONARIO

 

Resumen

 

Estudio de la praxis de Julio Antonio Mella, recuperándolo desde la categoría gramsciana de intelectual, que aunó el pensamiento y acción revolucionaria en un contexto político dictatorial en la Cuba machadista. Se señalan los aportes a la praxis militante en lo que refiere a la unidad obrera estudiantil, la necesidad de abrir la universidad al pueblo – con la creación de la Universidad Popular José Martí- , la claridad para caracterizar y difundir, desde la matriz marxista leninista, la necesidad de una “revolución social”, como parte fundamental de la lucha contra el imperialismo norteamericano que debe darse desde la unidad de nuestrAmérica. Se señala lo precursor de su pensamiento en el plano cultural, anticipándose al movimiento estudiantil de los años ’60 y se señala como “puente” entre el pensamiento de José Martí y la misma Revolución Cubana.

Referencia bibliográfica

Tejada Gómez, M. N. & Pianesi, J. M. (2013). Julio Antonio Mella y su aporte al estudiante como actor revolucionario. Revista NuestrAmerica, 2, 54-65. Recuperado dehttp://www.revistanuestramerica.cl/ojs/index.php/nuestramerica/mella

Colecciones

Artículos de revistas [441]

Fuente: https://repositoriodigital.uns.edu.ar/handle/123456789/3840

 

 

 


miércoles, 9 de diciembre de 2020

INVITACIÓN A LA VIDA HEROICA. (Evocación de Mariátegui)

  


 

INVITACIÓN A LA VIDA HEROICA.

(Evocación de Mariátegui)

 

EL destino de los hombres es múltiple como múltiples son las manifestaciones de la actividad humana. Algunos, de su tránsito por la vida apenas sí dejan huellas: existencias oscuras deslizan sus horas en una monotonía mediocre. Días quietos, casi sin emociones, encerrados en un individualismo crudo: el mundo comienza y termina en ellos y si se extiende algo, sólo alcanza hasta sus familiares; otros hay -son el polo opuesto-, combativos. Cada minuto es una emoción, cada palabra lleva un sentido; un afán de justicia espolea el ánimo y allí donde van y en cada cosa que tocan dejan impreso el sello de su personalidad. Terminadas sus existencias, el correr de los años no cubre sus acciones con el polvo del olvido. Lejos de ello agudiza sus caracteres, revela la magnitud de sus acciones y la distancia (tiempo) nos da en una visión panorámica de sus vidas, la grandeza de sus destinos.

La conformación moral de los hombres no se estructura ni en la escuela, ni en las universidades. Casi diríamos que éstas atentan contra aquélla, pues los caracteres más ejemplares, siempre estuvieron en abierta rebeldía contra estas instituciones. Es que, representando a la cultura burguesa, ya en plena bancarrota, el ritmo que llevan hace que vayan a la zaga del verdadero progreso.

La civilización moderna se halla impulsada por una auténtica corriente filosófica que debemos a Marx. Ella entraña, el cuerpo de doctrina más seria, destinada a ser el eje sobre el que girará la organización de un nuevo orden social. que reemplazará al ya caduco y agonizante régimen capitalista.

Los nuevos valores, para ser tales, tienen necesariamente que templarse al calor de esa doctrina y la determinación es ya clara y neta, como que son dos etapas más de la civi1ización la una recorrida, la otra por recorrer: aquélla la capitalista, ésta la proletaria.

Toda concepción filosófica que prescinda de la doctrina de Marx es decadente, pues prescindir de ella es hacer tabla rasa de la realidad social que nos circunda.

La certeza de esta afirmación la sostiene el hecho de que todo escritor, filósofo, artista, hombre de ciencia, si quiere aportar algo eficaz a su disciplina; debe preñarla de un contenido marxista.

Hay sólo un camino que lleva al porvenir y los que se apartan de la ruta tienen el destino oscuro que les está deparado a quienes, ciegos ante la realidad presente, marchan por el camino que conduce al abismo, sepulcro donde terminarán sus andanzas de cadáveres vivientes.

El carácter de los hombres, repetimos, no se conforma ni en la escuela ni en la Universidad que hoy tenemos. Es en el contraste de un espíritu congénitamente bueno chocando con el actual orden social, congénitamente malo, donde cada hombre halla los elementos formativos de su carácter. Es por eso que los que se destacan no hicieron sus enseñanzas entre las cuatro paredes de un templo en cuyo frontispicio graban las letras de una palabra que suena a hueco y que pretende ser el patrimonio de la cultura de 1os pueblos; y si esos caracteres fueron a la Universidad en busca de mayor capacitación técnica, niegan ellos mismos poseer espíritu universitario, porque comprendieron en la frecuentación de sus aulas lo artificioso de la cultura allí impuesta.

J. C. Mariátegui fue precisamente una personalidad formada al margen de la influencia universitaria. "Estoy lo más distante posible de la técnica profesional y del espíritu universitario”.

Inicióse desde joven en el periodismo y jamás su pluma se mojó en la descolorida tinta en que las grandes empresas de diarios humedecen sus tipos de imprenta.

Hay en sus escritos, como en su obra, fibra revolucionaria. No el revolucionarismo criollo, postura improvisada, actitud amenazante y quieta de "espantapájaros". Revolucionaría en la acepción certera del término, ganóse el calificativo, no en lo bullanguero y fácil, sino en lo medular de sus concepciones y en la seriedad que imprimió a todos sus actos.

Recorrió Europa: estudió sus problemas; contempló el panorama del mundo. En “Escena Contemporánea” pasa en rápida revista los aspectos, más interesantes de la época. El ritmo de los acontecimientos impide que esas impresiones se transformen en las páginas de un libro más orgánico en que desarrolle con la debida intensidad la interpretación de los fenómenos sociales. Pero no por eso dejan de ser profundas sus concepciones. Y así como en "Escena Contemporánea" utiliza para su libro una técnica periodística (la visión cinematográfica lo exige), pasa también revista a las realidades de su país: "Siete ensayos de interpretación de la realidad peruana”, en donde realiza una crítica socialista a los problemas del Perú que son en sustancia los problemas de América toda.

Con la noción exacta del alcance de su obra, aclara en este nuevo libro, que tampoco es orgánico. Hay en él una influencia nietzchiana; este carácter nos hace recordar a la producción de Ingenieros ...

Nietzche (el mismo Mariátegui lo expresa), "no amaba al autor contenido a la producción intencional, deliberada, de un libro, sino a aquel cuyos pensamientos formaban un libro espontánea e inadvertidamente".

Pero ponía en sus páginas todo el fervor de sus ideas, por eso vemos fluir de ellas la vena cálida de sus sentimientos y vemos descorrerse el velo que impide a los ojos profanos visualizar el contenido y forma de las cosas. Logra así introducir en el Perú el todo dialéctico del materialismo histórico, atento siempre al expresado anhelo de "concurrir a la creación del socialismo peruano".

Sería interesante pasar una revista crítica de todas sus producciones, pero por ahora ensayaremos sólo una evocación rápida de su personalidad en un deseo de divulgar la obra interesante y vasta de uno de los hombres a quien el proletariado de América admirará a medida que le conozca.

Brillante polemista, hace en su libro "Defensa del marxismo" una disección acabada a la tendencia reformista de Henri de Man. Crítico sagaz, clarifica en forma magistral la concepción marxista y al par que muestra la inconsistencia de la argumentación del adversario va revelando su potencia intelectual.

Todos sus escritos tienen cuidadoso estilo y un fuerte armazón ideológico; de ahí que sus producciones estén llamadas a perdurar en el tiempo. El sentido de su obra es claro y terminante: despertar la conciencia de clase en el proletariado peruano.

Su pensamiento limpio de oscuridades no admite sino una sola interpretación ni tergiversa ni se presta a ser tergiversado.

Ante el espectáculo de un proletariado que lucha por instinto de clase, irrumpe en escena Mariátegui, da a esa lucha una base científica y transforma así un impulso de instintivo en revolucionario.

Porque no es revolucionario toda bulla callejera, ni tampoco lo es todo grito de protesta; un movimiento de masas para ser cierto debe poseer una base doctrinaria firme y las masas deben tener conciencia plena de lo que quieren y a dónde van. Los “revolucionarios” burgueses ponen antes de armarla una venda en sus ojos y luego hacen que griten y protesten y así el grito se quedó en grito, la protesta en protesta y la revolución en palabra bonita.

Mariátegui, conjuntamente con los hombres que en torno a él se reunieron, llena en el Perú una necesidad que es real en nuestro país; la formación de un grupo dirigente con una base doctrinaría firme, desposeída de declamaciones vanas, que oriente al proletariado a fin de que los elementos revolucionarios que existen en la clase proletaria se ordenen con un sentido y un fin precisos, encausando la lucha que los acontecimientos mundiales precipitan día a día. De no ser así sobrevendrá el caos no-constructivo y la retardación del proceso socialista, culminación de la lucha entablada entre el proletariado y la sociedad capitalista.

Dentro de esta tarea clarificadora, los medios eficaces para hacerla efectiva, además de la organización en partidos o grupos, además del libro y de la tribuna, las revistas llenan una función por su agilidad incalculable. Lo comprendió así Mariátegui y organizó la revista “Amauta”, cuyas páginas leídas en todos los países de habla castellana y preferentemente, en América iba ganando adeptos y es precisamente por la difusión de este órgano, que la obra de Mariátegui ha tenido repercusión americana.

Cuando alguien quiera historiar el movimiento de las ideas en América, tendrá que recurrir a esta revista, pues compendia el más hermoso esfuerzo de una generación genuinamente inquieta que sacudirá el estatismo de la cultura de un continente.

José Carlos - ya necesitamos llamarlo así, como lo llamaban sus amigos íntimos, porque a esta altura se ha penetrado en nosotros mismos, se ha confundido en nuestros sentimientos, se ha mezclado en el haz de nuestras ideas, ofrece el espectáculo de una vida heroica que invita a repetirla.

José Carlos, atado a su sillón, de inválido, “carreta de mutilado, impregnada -al decir de uno de sus comentadores- de una filosofía de acción, personifica al hombre creador, que domina los elementos superiores de la inteligencia."

El ataúd que guarda sus restos fue llevado en hombros por el proletariado peruano. Ninguna carga fue tan pesada por el dolor de la pérdida; ninguna, también, más liviana, porque José Carlos era la liberación de la otra carga, ésta sí peso muerta que hunde en una trágica angustia a las masas laboriosas.

Lima la colonial y católica se estremeció ese día de emoción al oír los sones de la Internacional. Era al caer de la tarde y antes que la noche extendiese su negro velo, el sol que se escondía, había teñido de rojo un girón del cielo de Occidente.


ROBERTO MIRANDA.

Bs. Aires, febrero de 1934 .

 

Fuente: Miranda, Roberto, “Invitación a la vida heroica (Evocación de Mariátegui”, Revista Claridad No.276, abril, 1934, Buenos Aires.

Nota: Agradecemos a Ondina González y Emigdio Aquino por hacernos llegar esta joya del marxismo latinoamericano. 

lunes, 7 de septiembre de 2020

JULIO DAGNINO COMBATIENTE



Escribe: Milcíades Ruiz

El 1 de septiembre pasado, la pandemia del COVID -19 apagó la vida del combatiente revolucionario Julio Dagnino Pacheco, cuyo nombre de combate fue “Sánchez” y cariñosamente “Tio”, para sus compañeros del Ejército de Liberación Nacional. Tenía 91 años, en gran parte dedicados a lo que fue su ilusión de construir una patria socialista. Hacer la revolución fue la misión que se impuso y lo arriesgó todo, con gran convicción consecuente.

Cuando un combatiente muere, no hay redoble de campanas, pero si un estruendo de recuerdos que reimpulsan el coraje de sus compañeros y seguidores. Nos entristece que su deceso haya ocurrido cuando estamos en cuarentena impedidos de despedirnos de él, por los peligros de la pandemia asesina que enlutece al mundo, en este momento histórico. El último tramo al sepulcro lo hizo en la inmensidad del silencio. Pero eso no impide abrazarlo en nuestro pensamiento reconociendo su heroicidad.

El silencio fue parte de su vida de combatiente desde que decidió dedicarla a la lucha revolucionaria. Hizo su trayectoria sorteando todos los peligros de la clandestinidad y, manteniéndose incógnito después de la campaña guerrillera de la década de 1960. Nunca buscó la figuración ni el acomodo oportunista, aun cuando méritos le sobraban para el liderazgo político.

Habiendo militado en el partido comunista peruano, no pudo sustraerse al llamado de la historia cuando la euforia revolucionaria se expandía en Latinoamérica tras el triunfo de la Revolución Cubana. La “Convivencia pacífica” como línea política enarbolada por la Unión Soviética y seguida por los partidos comunistas, incluyendo del Perú, era incompatible con las aspiraciones de la generación revolucionaria de esa época. Entonces, formó con otros militantes el movimiento leninista que optó por la lucha armada.

En un gesto digno de ejemplo revolucionario, los leninistas se presentaron ante el Ejército de Liberación Nacional- ELN, que en esa época preparaba su segunda campaña guerrillera después de la incursión por Puerto Maldonado. Dijeron entonces: “Venimos a incorporarnos sin ninguna condición. Como simples soldados de la revolución”. ¡Qué lección tan digna, para los que ahora trafican con la palabra unidad!

De ese grupo, murieron combatiendo en la guerrilla “Javier Heraud”, de Ayacucho, Luis Zapata Bodero “Hernán”, Guillermo Mercado – “Rosendo”, en tanto que, Juan Pablo Chang quedó a cargo de la red urbana, conjuntamente con Julio Dagnino, Santiago Zapata, “Chomo” Verástegui y otros. Chang consiguió que Alfonso Barrantes L. “Frejolito” se haga cargo del periódico “Masas” que clandestinamente circulaba entre los sindicatos y universidades, mientras Julio Dagnino dirigía la célula de prensa y propaganda: Ediciones ELN.

Cuando Juan P. Chang - “Francisco”, asistió a la I Conferencia Tricontinental de La Habana con los líderes revolucionarios de Asia, África y Latinoamérica, a inicios de 1966, se había comprometido con el “Che” Guevara, incorporalo a nuestra guerrilla en Ayacucho viajando este, de inmediato. Con la dispersión de nuestro grupo guerrillero se tuvo que cambiar el plan y Julio Dagnino viajó a Bolivia para hacerse cargo de las coordinaciones. Allí se puso a órdenes del “Che”.

El 2 de diciembre de 1966, estando en el campamento de Ñancahuazú, el “Che” escribió: “Temprano llega el Chino, muy efusivo. … irá a Cuba e informará personalmente de la situación, dentro de dos meses podrán incorporarse 5 peruanos, … por ahora vendrán dos, un técnico en radio (Lucio Galván Hidalgo) y un médico (Restituto José Cabrera Flores) que estarán algún tiempo con nosotros. …. Se despidió con el mismo entusiasmo partiendo para la Paz; lleva fotos nuestras. Coco tiene instrucciones de preparar contactos con Sánchez (Julio Dagnino) a quien veré posteriormente”.

1 Enero 1967

…. “Con Sánchez, precisamos sus tareas” …. “Mito (Máximo Núñez, ELN Perú) viajará por la zona de Sucre para ver donde se podría instalar”. … “Sánchez contactará a Guevara (Dirigente sindical boliviano). para tener una entrevista con él”.

Este documento histórico deja fuera de toda duda, la participación de Julio Dagnino en la gesta continental emprendida por el “Che”. Julio, sobrevivió hasta el final y tras su apresamiento en Bolivia en 1968, regresó al Perú cuando se iniciaba el proceso de la Revolución Peruana que encabezó el Gral. Juan Velasco Alvarado. Ante el cambio de condiciones, se dedicó de lleno a trabajar por más de tres décadas al servicio de la educación popular.

Nos vimos por última vez el año pasado con ocasión de la presentación en la Casa de la Literatura, de su libro: “Los escritores en la Escuela”, una compilación de versiones de vida escolar de diversos escritores. Me habló del libro que estaba escribiendo sobre sus memorias en la trayectoria de lucha que le tocó vivir en el marco de la historia del ELN. Esta obra que fue su gran pasión, ha quedado inédita.

Culmino esta breve reseña, invocando su reconocimiento histórico. No podemos ser ingratos con quienes lucharon y dieron su vida por una patria de mejores condiciones de vida para todos nosotros. Hagamos algo por evitar su olvido. Una nota, un homenaje, una placa, una sala, en escenario, algo que perennice su nombre. Ha muerto Julio, pero no su ejemplo de vida. Perdurará, “Hasta ala Victoria. Siempre”

Septiembre, 2020

viernes, 10 de enero de 2020

HOMENAJE AL CIUDADANO HISTORIADOR PABLO MACERA DALL'ORSO





Amigos y compañeros:      
Ayer 9 de enero del 2020, muy temprano nos dejó nuestro historiador Pablo Macera Dall’Orso. Su fallecimiento ha causado mucha consternación a todos los peruanos que vivimos pendientes de lo que ocurre día a día en nuestra república.

Don Pablo, porque así lo traté, con respeto y admiración, resulta ser un ciudadano que por vocación fue historiador; y en su calidad de académico de la historia y de la vida, los peruanos sabemos de las virtudes y las atribuciones que don Pablo mostró en su absoluta independencia para enseñar y para escribir sus libros. 

Asimismo el doctor Macera fue libre de opinar, aún en épocas en que mejor era guardar silencio, y si no, terminabas en las oficinas de la policía política o en los tribunales de justicia por quienes se sentían ofendidos por la forma espontánea e inteligente con que opinaba.

Macera era un personaje y un ciudadano historiador, que hizo de su vida la lectura y las ensañas que impartió en las aulas de San Marcos, o en artículos que en los diarios publicara sobre la historia peruana; Macera historiador no se ocupaba sólo de nuestro pasado histórico, sino también por su formación fue un militante del conocimiento de la vida cultural, económica y política. Dictaba lecciones para aprender e interpretar el Perú como patria, como decía Víctor Andrés Belaúnde, Basadre y José Carlos Mariátegui.

Macera fue el ciudadano que quiso, y a la vez llegó a saber del hombre peruano y de sus colectividades, como maestro no fue egoísta, nos comunicó para decirnos, sobre el hombre del Perú de ayer, del hoy y del mañana.

Lo conocí, a partir del año 1974 gracias a la presentación de otro gran peruano, don Jorge Basadre; de la fecha mencionada que lo conocí, pasaron varios años para hacerme amigo de don Pablo, particularmente cuando asistía a su seminario “Rural Andino” de la Universidad de San Marcos en el jirón Andahuaylas (calle Real), fui asiduo visitante por el gran interés que tenía por saber de sus trabajos y de los míos, en especial de la Contraloría General, institución donde trabajé.

Don Pablo, al que repito, lo traté con gran respeto porque siempre es bueno los respetos y consideraciones de orden personal, nunca le pregunté sobre su posición política en la década del 90, que por cierto no íbamos a coincidir; pienso que gracias a dicho respeto nuestra amistad se fortaleció más, con otros amigos y compañeros, Jaime Castro Contreras y a veces también don Ernesto Yépez, en un tiempo a fines del 90 y comienzos del siglo XXI nos reuníamos a tomar desayuno en el chifa situado en el jirón Paruro (calle Púlpitos), porque a don Pablo le gustaba tomar desayunos con sabor chino.

Del doctor Macera tengo grandes recuerdos, porque cada vez que iba a publicar un libro le pedía su prólogo o un comentario para cada presentación, él lo hizo con gran voluntad y cariño. No quiero hacerle un homenaje recordando sus diversos y variados estudios sobre el Perú andino, virreinal y republicano, eso queda para aquellos que quieran investigar sus obras, yo en mi último trabajo “El Estado en el Perú debe ser para todos”, en su cuarto capítulo del libro sobre aspectos de cultura, nación e institucionalidad, en su punto III, ahí menciono que Macera en su libro “Tres Etapas en el Desarrollo de la Conciencia Nacional”, escrito en la década del 60.

En este estudio decía que el proceso de emancipación significó cambios de orden ideológico en los intelectuales criollos peruanos, cuyo objetivo final sería la libertad del dominio colonial, lo sustantivo en estos cambios que se centraron: “en los últimos años coloniales en que se ha distinguido tres etapas ideológicas en cuanto a la formación de la conciencia nacional. Para conocer el desarrollo de esa conciencia es indispensable no sólo estudiar las doctrinas de la evolución que lo concluye y simboliza, sino también el proceso cultural peruano durante el siglo XVIII, sin el cual sí podríamos considerar la independencia de extranjeros”.

La conceptualización, como su acuciosa información en sus “Trabajos de Historia” “y en la mencionada “Tres Etapas en el Desarrollo de la Conciencia Nacional” asumo de esas lecturas que lo circunstancial y la indiferencia en la historia no es aislado, no se escapa de lo que él dice: “aquella predisposición a favor de lo nacional, de lo peruano resultante de la conjunción del criollismo y de racionalismo moderno, y ver qué lugar ocupó el indio dentro de esas nuevas perspectivas. Por desgracia el modernismo fue entre nosotros un entusiasmo de minorías, recluido geográfica y socialmente en las ciudades y en un pequeño grupo de hombres de raza blanca, el indígena que sus antecesores habían conquistado fue un personaje extraño al que difícilmente comprendieron”.

En esta línea de más o menos ocuparse sobre lo indígena, Pablo Macera nos dice que: “Hipólito Unanue para escribir su Idea General de los Monumentos del Antiguo Perú. Aunque su estudio fue superficial y somero, limitándose a señalar algunos de nuestros principales lugares arqueológicos del Perú (Tiahuanaco, Chachapoyas, Cuzco, Quito, Pachacamac, Lucanas, etc.) y a elogiar los adelantos obtenidos por los antiguos indios en la metalurgia, medicina y ciencias matemáticas. Lo principal en el artículo de Unanue fue no tanto esas velocísimas referencias, ni su defensa de Garcilazo sino el entusiasmo que denotan por una tradición que a pesar de todo no era ni podía ser la suya, el entusiasmo por derecho de sangre, Unanue no vacilaba en condenar la profanación de las tumbas y palacios indios y culpar de esta destrucción al execrable ‘hambre de oro’ de los conquistadores españoles” (Ver Trabajos de Historia de Pablo Macera, tomo 2, página 313).

Esa forma amplia y a la vez profunda era la escritura de don Pablo Macera, cómo fuera que los nuevos historiadores consideren al maestro que en sus libros nos enseñó no sólo historia, sino economía y política de nuestro Perú milenario, del actual y de su perspectiva por la redención nacional.

Gracias doctor Pablo Macera Dall’Orso por su gran amistad que me brindó y por las enseñanzas de su cátedra que salió de San Marcos para todo el Perú y a los ciudadanos que no perdemos la lucha por ser república completa, autónoma y soberana.

Fernando Arce Meza                              Surco, 10 de Enero del 2020