Mostrando entradas con la etiqueta Luis Hernández Navarro. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Luis Hernández Navarro. Mostrar todas las entradas

martes, 17 de febrero de 2015

MÉXICO: UN ESTADO NARCO Y LAS ELECCIONES EN GUERRERO




Luis Hernández Navarro

A Norma Angélica Bruno Román la ejecutaron el pasado 13 de febrero a las 11:45 de la mañana enfrente del panteón Cristo Rey, en la ciudad de Iguala. Caminaba rumbo al cementerio cuando, a unos 20 metros de la puerta principal, dos individuos en una motoneta le dispararon a quemarropa y le dieron el tiro de gracia en la cabeza. Los homicidas la esculcaron, le quitaron su teléfono celular y huyeron tranquilamente.

Esa mañana, Norma Angélica vestía short de mezclilla azul, blusa negra transparente y alpargatas rosas. Acompañada de sus dos hijos, iba al funeral de José Ramón Bernabé Armenta, asesinado por la espalda dos días antes en una cancha de futbol rápido en el centro de la ciudad. Había recibido amenazas de muerte.

La señora Bruno Román tenía 25 años de edad. Se ganaba la vida vendiendo rosas, tarjetas y pequeños regalos. Ayudaba a una tía suya a buscar a su hija desaparecida. No era una dirigente, pero colaboraba con la Comisión de Búsqueda y Familiares y Desaparecidos de Iguala.

Era pareja sentimental de Luis Alberto José Gaspar, apodado El Tongo, preso en el penal de alta seguridad de Tepic, acusado de la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa. Según el ex procurador de Guerrero Iñaki Blanco, Luis Alberto ingresó a Guerreros Unidos para ser halcón, es decir, cuidar y avisar de la presencia de federales, estatales, ministeriales, marinos y militares (averiguación previa FGE/DGCAP/4035/2014). De acuerdo con el fiscal del estado, Norma Angélica era parte del mismo grupo delincuencial y trabajaba también de halcón (http://goo.gl/xlj1RV ).

Los homicidios de la señora Bruno Román y de José Ramón Bernabé se produjeron en una ciudad bajo el resguardo de la Gendarmería y la Policía Federal. El 8 de octubre pasado llegaron al municipio para hacerse cargo de la seguridad pública. Los crímenes muestran que nada cambió. Como dijeron a Blanche Petrich los familiares de los desaparecidos que no son normalistas: En Iguala nadie está a salvo; quienes ordenan las desapariciones no se han ido.

Sin embargo, el problema no se limita a Iguala. La situación de violencia e inseguridad abarca casi todo el estado y ha prendido las luces de alarma fuera de México. Entrevistado por el periódico español El País, el gobernador interino Rogelio Ortega declaró: Si les da miedo a los de fuera, imagínese a los que vivimos ahí todos los días.
Interrogado sobre el poder del crimen organizado en la entidad, el mandatario estatal respondió: “Desde hace más de 10 años hay una infiltración de la delincuencia organizada en las instituciones, no sólo en la burocracia, en los jueces o los procuradores, sino también en los partidos políticos. Estos les abrieron las puertas para financiar candidaturas; luego el narco se dio cuenta de que ellos podían ser el alcalde, el diputado y hasta el gobernador”.

Precisamente por ello, numerosos grupos de ciudadanos, comunidades y hasta consejos distritales del Instituto Nacional Electoral (INE) sostienen que no se pueden efectuar comicios en Guerrero. Ese es el caso del consejo distrital 07, que abarca los municipios de Chilpancingo, Tixtla, Quechultenango, Mochitlán y Coyuca de Benítez. El 16 de diciembre de 2014 este organismo publicó en El Sur de Acapulco un desplegado en el que reconoció que no existen las condiciones para llevar a buen fin este proceso electoral. Los siete consejeros distritales demandaron reconocer al movimiento de la Asamblea Nacional Popular, que exige la presentación con vida de los normalistas desaparecidos y justicia para los estudiantes masacrados en Iguala, como un factor de cambio.

El consejo distrital señaló que, cuando se instaló el 20 de noviembre, los consejeros hicieron un llamado urgente a las autoridades para generar las condiciones que permitieran el sano desarrollo del proceso electoral. Sin embargo, su petición no fue atendida.

Ahora, ese consejo distrital estableció que las 248 secciones que forman su demarcación, son secciones de atención especial (SAE). Esto debido a las circunstancias y complejidades derivadas del movimiento social que se suscita en nuestro distrito a consecuencia de la desaparición de los jóvenes de la Escuela Normal Rural Raúl Isidro Burgos de Ayotzinapa.

Lo mismo sucedió en el consejo distrital 05, con sede en Tlapa. Las 306 secciones distribuidas en sus 19 municipios se declararon SAE porque son secciones en zonas de conflictos políticos, y por esa razón los ciudadanos rechazan participar con organismos o instituciones gubernamentales o de otro carácter.

Y como si no fuera este llamado de atención, el distrito 09 de Acapulco declaró que la mitad de las secciones de ese distrito se identificaron como SAE, porque hay problemas de inseguridad para encontrar a los ciudadanos en sus domicilios.

En Guerrero existen nueve distritos electorales federales y, al menos en dos y medio de ellos el INE reconoce que existen serios problemas para organizar los comicios del próximo 7 de junio. Sin embargo, la situación es aún mucho más grave. En el resto de la entidad existen grupos organizados que exigen la anulación de las elecciones y que están dispuestos a emprender acciones para abortar su realización. Una encuesta efectuada a comienzos de este año señalaba que 71 por ciento de los guerrerenses duda que los comicios se lleven a cabo con normalidad.

Por supuesto, además de la inercia institucional también hay en la entidad grupos ciudadanos y poderes fácticos en favor de que las elecciones se efectúen. Unos por convicción y otros por interés desean que por ninguna razón se suspendan.

Pero nadie puede garantizar que eso vaya a suceder. Los candidatos guerrerenses son más de lo mismo. El tren electoral en Guerrero puede descarrilarse con más facilidad de lo que las instituciones quieren admitir. Las candidaturas de Beatriz Mógica, Héctor Astudillo y el ex gobernador Zeferino Torreblanca (postulado por el PAN a la alcaldía de Acapulco) huelen acedo. El hartazgo ciudadano es muy fuerte y muy profundo. Y crímenes como el de Norma Angélica no hacen más que agrandarlo.

Twitter: @lhan55

miércoles, 22 de enero de 2014

MICHOACÁN EN LLAMAS - REBELIÓN EN MÉXICO SACA A LA LUZ COMO NACIERON LOS ESTADOS


MICHOACÁN EN LLAMAS

22-01-2014

Michoacán está en llamas, pero por optimismo gubernamental no queda. Según Monte Alejandro Rubido, vocero de la Comisión para la Seguridad y Desarrollo Integral, el eficaz despliegue de las fuerzas federales y la sustitución de los policías de 27 municipios ha generado que el margen de maniobra de los grupos delincuenciales esté prácticamente reducido a cero.

Palabras parecidas se escucharon durante las dos ofensivas anteriores. Hoy sabemos que eran mentira, meras ráfagas de saliva y papel en la batalla por la opinión pública. Sus estrategias fueron un fracaso. Los malosos conservan el control del territorio, hicieron crecer sus negocios y ampliaron su influencia en todos los ámbitos de la sociedad y el poder del estado. No hay elementos para suponer que ahora las cosas serán diferentes.

Entre otros, tres hechos nuevos distinguen el actual plan gubernamental de los previos. Primero, la presión de los inversionistas extranjeros para resolver el problema de la inseguridad pública. Segundo, la guerra contra los templarios por grupos de autodefensa, expresión simultánea del descontento ciudadano y criatura gubernamental. Y tercero, la intervención directa del grupo mexiquense en la vida política de Michoacán, al margen del pacto federal.

A finales de 2013, las operaciones militares de los grupos de autodefensa se convirtieron en un escándalo internacional. La narcoguerra en Michoacán se convirtió en noticia para la prensa extrajera. Los inversionistas foráneos advirtieron: de nada servirán las reformas estructurales si no se resuelve el problema de la inseguridad pública. Como señaló una nota de Reuters a propósito de la narcominería: “el futuro es incierto, a menos que el gobierno mexicano pueda restaurar el orden y ganar la batalla contra Los caballeros templarios.

La gota que derramó el vaso corrió a cargo del secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong. Después de que se accidentó la avioneta en que viajaba el líder de las autodefensas José Manuel Mireles, el responsable de la política interna declaró: “Sí (lo) cuidamos porque es una persona que ha venido lastimando a los grupos de los cárteles, particularmente a los templarios”.

A confesión de parte, relevo de pruebas. Cier­tamente, las autodefensas están integradas por muchos afectados por los templarios; detrás de ellas hay un malestar social genuino. Son expresión legítima del hartazgo ciudadano. Pero, simultáneamente, puede verse la huella del gobierno federal en su nacimiento, armamento y en la permisividad de sus operaciones. Su existencia es parte de una arriesgada política de Estado. El accidente de Mireles transparentó esa estrategia y obligó al gobierno federal a dar un viraje: la formación de grupos paramilitares no es muy bien vista internacionalmente.

El nombramiento de Alfredo Castillo, personaje cercano a Enrique Peña Nieto, como un moderno virrey, arropado con la figura de comisionado para la seguridad y el desarrollo integral de Michoacán, coloca al grupo mexiquense en una posición clave para la definición de la política de seguridad nacional. De paso, acota la zona de influencia del secretario de Gobernación en el asunto.

¿Por qué se pone en duda el éxito de esta nueva ofensiva gubernamental? Por el enraizamiento del fenómeno del narcotráfico en la la vida del estado. Los templarios se abrieron paso en la sociedad michoacana como grupo justiciero local de autodefensa para enfrentar la barbaridad de otros cárteles. Desde allí, tejieron una imbricada malla de relaciones con la economía, la política, la justicia, los aparatos de seguridad estatales y la sociedad. Esa red les proporciona simultáneamente una base social real y una enorme masa de damnificados que los odia y teme.

Los centros geográficos clave de la actual disputa son la Tierra Caliente michoacana, el puerto de Lázaro Cárdenas y la escarpada Sierra Madre del Sur que separa una ciudad de otra.

Apatzingán y su valle son el epicentro de la vida económica y política de Tierra Caliente. Allí se concentran las sedes de las instituciones y los poderes formales. También está la 43 Zona Militar, que tan poco eficaz ha sido en el combate al narcotráfico. Los malosos establecieron en esa ciudad una especie de centro financiero, desde el cual controlan la recaudación de los demás municipios. Su cuartel general se encuentra en Tumbiscatio.

Pese a que la carencia de agua es evidente en la agreste Sierra de Coalcomán, una interminable red de mangueras negras cruza amplias extensiones. Sirven para trasladar el líquido vital, desde los ojos de agua de los que brota hasta los productivos sembradíos de mariguana, a través de los 60 mil kilómetros cuadrados de escarpado terreno. Habitantes de las rancherías siembran allí la hierba con técnicas agrícolas cada vez sofisticadas, en predios cercados para evitar que los animales se la coman.

La sierra michoacana ocupa el segundo lugar nacional en la producción de amapola y mariguana. Pero no es la única región de la entidad en la que opera el narcotráfico. En los 217 kilómetros de costa del litoral Pacífico llegan lanchas rápidas con motores fuera de borda, capaces de transportar cocaína proveniente de Colombia sin ser detectadas por radares o descubiertas por guardacostas, para trasladarla hacia Estados Unidos. A Lázaro Cárdenas, puerto de contenedores en rápida expansión, arriban, desde Asia, los precursores que permiten fabricar metanfetaminas en laboratorios clandestinos; desde allí salen cargamentos de todo tipo de drogas.

Sobre esta base material, generadora de ingresos multimillonarios, los templarios han construido una próspera industria criminal de la que forman parte otras actividades ilícitas, como la venta de protección a agricultores y empresarios, la extorsión, el cobro de derecho de piso y la venta de productos piratas a través del comercio ambulante. Se trata de negocios que blanquean sus ganancias mediante empresas lícitas, como las que exportan hierro a China.

Michoacán está en llamas. Para apagar el incendio no basta una ocupación policíaco-militar del territorio. Hay que rehacer desde abajo el conjunto de las relaciones sociales. Nada parece indicar que la actual estrategia pueda hacer algo así.

Twitter: @lhan55
http://www.rebelion.org/noticia.php?id=179787


+++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++


Quizás no lo hayáis visto, pero deberíais; el relato del heroico médico de Michoacán, Méjico, no sólo es una descripción de una batalla que enaltece la dignidad humana sino que, al tiempo que nos cuenta lo que está sucediendo allí, ¡podemos enterarnos de cómo surgió el “Estado”; todos los Estados! Al describir cómo una región cae en el caos y desaparece la Ley y la Autoridad, se nos cuenta cómo se instaura otro estado.
Resumiendo: al desaparecer el Estado, una banda de criminales perfectamente organizados (evidentemente, dirigidos por otro poder mayor, posiblemente una logia) toman el mando de unas poblaciones tras deshacerse de otra pandilla de criminales y, bajo el pretexto de asegurar el tráfico de una sustancia (en este caso, la cocaína), convencen a la población de que no interferirán con su vida diaria.
Tiempo más tarde, comienzan a matar a vecinos y a violar a sus hijas (¡de 11 años!: ¿no os recuerda al “derecho de pernada” del feudalismo?), hundiendo al pueblo en el terror hasta que aceptan su autoridad para ¡darles seguridad! ¡Exactamente igual que la Operación Gladio y el concepto mismo de policía y ejército!
Acto seguido, comienzan a cobrarles impuestos por cualquier cosa: vender en un mercado, acudir al colegio, brindarles “seguridad”…
Así se crearon los estados: los criminales dirigidos por los señores feudales mataron a nuestros antepasados (mediante pandillas de “forajidos” que ellos mismos controlaban como en el “Salvaje Oeste”) y de esta manera asumieron la necesidad de un “sheriff”, un policía.
Cuando ya habían sucumbido ante el esquema “acción-reacción-solución”, les obligaron a pagarles impuestos por cualquier cosa.
No olvidéis que la palabra original del vocablo “impuesto” es un “tributo”, es decir, un acto de veneración a un dios (con minúscula, por supuesto). Cada vez que un pueblo vencía a otro, el perdedor rendía tributo a su “dios” y debía pagar un impuesto.


Fuente: http://lahoradedespertar.wordpress.com/2014/01/21/la-rebelion-de-michoacan-saca-a-la-luz-como-nacieron-los-estados-fue-el-terror-prefabricado-su-origen/