sábado, 21 de diciembre de 2024

VIVIMOS TIEMPOS DECISIVOS

 


 

El capitalismo ya no es sinónimo de progreso sino de destrucción de vidas y la morada humana (la Tierra).

El factor trabajo tiene que someter al capital porque de ello depende la supervivencia de la humanidad. Inteligencia Artificial + Robótica se convertirá en la espada que extermine a los humanos, si los trabajadores no toman el control de sus vidas y la administración del poder global.

IA + robótica + propiedad social = socialismo

La defensa del derecho a la vida es prioritaria frente a la política de destrucción y muerte que impone la agonía de occidente colectivo. Podemos decir, a manera de síntesis, que el socialismo no es un problema a resolver, ni un misterio que vivir sino una realidad a crear. Socialismo es sinónimo de vida, de humanidad.

¡Un nuevo orden está en la orden del día!

¡Trabajadores de todos los países, uníos!

Tacnacomunitaria

Tacna, 18 noviembre 2023

 

jueves, 19 de diciembre de 2024

COLECTIVO PERÚ INTEGRAL: PASAR LA POSTA

 


Construcción de Perú Integral

PASAR LA POSTA

ACOGER LA POSTA

Estimados lectores del Colectivo Perú Integral:

Durante años el C-PI ha difundido diferentes textos, básicamente acerca de tres aspectos:

-Internacional, poniendo el acento en Financierismo, etapa terminal del capitalismo

-Regional, poniendo el acento en Bolivarismo contra monroísmo

-Nacional, poniendo el acento en Programa de Acción basado en Trabajo-Educación-Salud

Y reiterando que, básicamente, todo texto difundido es de responsabilidad de quien lo firma.

El C-PI agradece a quienes han acusado recibo, a quienes han comentado lo difundido, a quienes han presentado sus escritos. Recordando y subrayando que “los silencios también hablan”.

De lo difundido y su acogida se puede obtener algunas enseñanzas vitales; entre ellas que en los pares colectivo-individuocolectividad-individualidadcolectivismo-individualismo está la clave para comprender nuestro pasado y presente, así como su proyección futura próxima y distante.

Como en todo orden de cosas, respecto a individualismo hay dos aspectos: lo positivo: pionerismo (peón, obrero, trabajador ejemplar) y lo negativo: yoísmo (individualismo huachafo mediocre cursi y ramplón que “ni raja ni presta el hacha”, “de qué se trata para oponerme”, etc.) Precisamente esto se constata aún más en la etapa actual.

Es la conclusión a que se llega en el C-PI con su actividad de difusión semana a semana. Y, por lo mismo, que ya es hora de pasar la posta a las Nuevas Oleadas de Activistas NOA.

Debemos, pues, pasar la posta. Esperamos, deseamos, solicitamos que nuevos activistas nos hagan saber sus deseos de acoger la posta; de manejar, mejorar, desarrollar el C-PI.

La etapa actual tiene gran contenido, que bien puede centrarse en el Centenario de la Creación Heroica de José Carlos Mariátegui, el más universal de los peruanos, y que abarca tres temas:

-Centenario del Frente Único Proletario1º de Mayo de 1924

-Centenario de la Edición de 7 Ensayos de Interpretación de la Realidad Peruana, 7 de octubre de 1928

-Centenario de la Constitución del Partido Socialista del Perú, 7 de octubre de 1928

JCM, al regresar al país, 1923, en sólo cinco años (1923-1928) logró realizar en práctica y teoría lo que hasta ahora se rechaza, se menosprecia o se silencia ¡hasta en las propias filas!. Muchos no hemos podido continuar similar labor en cincuenta años. Es la pugna actual entre pionerismo y egotismo.

Las NOA tienen, pues, la gran oportunidad, con su práctica teórica y su teoría práctica, de activar orgánicamente en esta etapa crucial de lucha por un Perú Nuevo en el Mundo Nuevo, por un Perú Integral como lo propusiera nítidamente José Carlos Mariátegui.

Por eso, el C-PI aguarda sus llamadas para participación activa en su tarea de difusión.

Mientras tanto, y muy a su pesar, el C-PI entra en receso indefinido. De todos modos,

¡¡FELIZ FIN DE AÑO 2021 Y

PRÓSPERO AÑO NUEVO 2022!!

COLECTIVO PERÚ INTEGRAL

18 de diciembre 2021

18 de diciembre 2022

18 de diciembre 2023

18 de diciembre 2024

 

EL FACTOR HUMANO EN EL PRIMER SIGLO DEL TERCER MILENIO

 

Construcción de Perú Integral

 

Los grandes nos parecen grandes

porque estamos de rodillas

Pongámonos de pie

 

EL FACTOR HUMANO

La situación internacional, regional, nacional, en lo social, económico, político, militar, es grave, muy grave. Es muy cierto que se avecinan tiempos muy oscuros. Pero el pueblo señala que “nunca es más oscuro que cuando va a amanecer” Cuando las estrellas “se apagan”, de inmediato comienza la luz del sol que “despierta” Si analizamos la realidad actual desde el punto de vista central de la propiedad, comprenderemos el porqué de esta realidad y podremos emprender la solución acertada.

¿Por qué la realidad actual? Los primitivos seres humanos descienden de unos simios que pasaron de recolectar (las hembras) y cazar (los machos) a sembrar y criar animales. Así se desarrolló la agricultura y ganadería; y se formaron tribus y luego naciones, países, ¡imperios!

Dentro de las tribus y luego dentro de las naciones, lo que se producía era para todos, era propiedad social; y lo que quedaba se daba a guardar. Pero estos guardadores terminaron apropiándose de lo que guardaban, y así surgió la propiedad privada: apropiación del trabajo ajeno. Y hubo guerras para apropiarse de lo producido y guardado por otras tribus, naciones, países. Así surgieron los imperios. Y así como la guerra es continuación de la política por otros medios (Clausewitz), la política es continuación de la economía por otros medios.

La propiedad puede ser social, personal privada. Esta propiedad privada comenzó no hace más de diez a quince mil años. Todo Estado es expresión de este dominio, pasando del Estado señorial (como el Tawantinsuyu), al Estado esclavista (como el griego), feudal (como el español), capitalista (como el actual estadounidense)

En el Tawantinsuyu todavía predominaba la propiedad comunal, en el Ayllu. Su base era la propiedad comunal de los medios de producción como la tierra, los instrumentos de producción. Pero ya lo producido se distribuía en tres partes: para el Pueblo Ayllu, para el Sol Inti, para el Soberano Inka. Es decir, dos tercios para la soberanía religiosa-política. Pero es la propiedad comunal la que sorprendió a los invasores, pues nadie pasaba hambre ni sobrevivía sin el trabajo comunal. El Ayllu hasta hacía las casas Wasi para los habitantes.

En el esclavismo, del cual se menciona sólo la “democracia”, había 20 esclavos por cada “demócrata” libre y dueño de los medios de producción ¡en la propia Atenas!. Así se desarrolló la Grecia que conocemos, con el auge de la propiedad privada.

En el feudalismo, del cual se menciona sólo la “república” de Roma, la población estaba organizada principalmente en campesinos y señores feudales (y estos en estamentos como la nobleza y el clero); y en las ciudades existían los maestros-oficiales-aprendices y el trabajador no calificado. Y lo producido era propiedad privada y se expresaba en renta en producto-renta en especie-renta en dinero. Y fue de esta última la que derivó en su mayoría el nuevo modo de producción.

En el capitalismo primaba en su etapa inicial de desarrollo la propiedad privada industrial sobre los medios de producción, que dio lugar a la producción fabril y la obtención de la plusvalía. Así como el agro era expresión de los anteriores modos de producción, la fábrica fue expresión dominante del capitalismo en su primera etapa, para pasar después al dominante capital financiero como su etapa superior y final, contra la que se está luchando ahora.

Con el colonialismo se impuso la propiedad feudal hispana en nuestro país. Pero en el mundo surgía ya la propiedad capitalista. Por eso, en general el feudalismo fue un avance respecto a la producción tawantinsuyana, pero a su vez fue un retraso respecto a la producción capitalista que ya se desarrollaba en Europa. Con la Independencia se rompió con la dominación feudal colonial, pero se cayó en manos de la dominación capitalista neocolonial. No es casual el surgimiento de la “Doctrina Monroe” para la dominación de todo el continente, como tampoco es casual el desarrollo del Congreso Anfictiónico para su liberación.

Esta realidad económica influyó, influye y seguirá influyendo en las luchas del pueblo llano y en sus activistas, militantes e intelectuales, a lo largo y ancho del país.

Es el trasfondo de nuestra realidad actual. Es la esencia de la lucha de nuestra realidad profunda contra nuestra realidad superficial. Es la lucha contra la hegemonía de la propiedad privada. Es la lucha por la hegemonía de la propiedad social.

 

Pobres los peruanos

pobre mi nación

Todo lo perdemos por la desunión

 

Con las pasadas elecciones generales, 2021, que dieron como presidente al “serrano” maestro de escuela Pedro Castillo, se ha reiniciado la construcción de un Perú Integral, llamado poéticamente Perú de Todas las Sangres. Pero ocurrió, por un lado la hasta asquerosa reacción fujimorista para derrocarlo de inmediato, y por otro lado la lucha interna entre los grupos que lo llevaron a la presidencia y que ha dejado con las manos libres a la reacción de turno en el Ejecutivo, Congreso, Regiones, Municipios.

Luego de tres hasta mediocres y burdos intentos fallidos, la reacción logró su objetivo con burdas maniobras incluso anticonstitucionales de su propia constitución fujimorista. Castillo no fue destituido, fue simple y llanamente secuestrado y luego sometido a prisión. Incluso ocurrió algo en extremo grave y aberrante: para separarlo de su familia, su menor hija fue amenazada con ametralladora ¡a la vista de su propio padre!

Entre otros, hay dos motivos básicos para rechazar el cuento de su “destitución”. Se silencia que los votos para destituirlo fueron constitucionalmente insuficientes. Pero, lo más grave, se silencia que el argumento presentado (“incapacidad moral”) no es el que postula la propia constitución fujimorista:

Artículo 117 Excepción a la inmunidad presidencial. El Presidente de la República sólo puede ser acusado, durante su período, por traición a la Patria; por impedir las elecciones presidenciales, parlamentarias, regionales o municipales; por disolver el Congreso, salvo en los casos previstos en el artículo 134 de la Constitución, y por impedir su reunión o funcionamiento, o los del Jurado Nacional de Elecciones y otros organismos del sistema electoral.

Pero respecto a la “disolución del Congreso” hasta ahora sigue el “misterio” de quién redactó el discurso que hicieron leer a Castillo, quién se lo dio a leer, por qué no fue presentado primero ante el Consejo de Ministros, en qué situación física y mental estaba al leerlo y luego ser detenido. Hay mil y un etcéteras más al respecto.

Pero, ¿se centra el debate y la lucha del pueblo en este tema cardinal y dirimente?

Cuando el paleocolonialismo, el imperio encubría su dominio con la expresión de “Vale un Perú” Con el neocolonialismo, el imperio actual encubre su dominio con la expresión de “Crecimiento económico superior a China” ¡Y hubo y hay quienes se sienten hasta orgullosos con estas expresiones!. Ignoran u ocultan que no hay ni puede haber crecimiento si no hay crecimiento-desarrollo-progreso. ¿Hay crecimiento en nuestro país? Sí, pero sólo del extractivismo de materias primas en manos del imperio. ¿Hay desarrollo en nuestro país? Sí, pero del desempleo y subempleo; de la educación ajena a la ciencia, tecnología y capacitación laboral; de la privatización de la salud. ¿Hay progreso en nuestro país? Sí, pero de tugurios, vagabundos, desclasados, prostitución.

Para muestra, lo que ocurre en la propia capital. Lima tiene, con los desplazados de costa sierra selva, ¡más de un tercio de la población del país!, que no teniendo ocupación laboral en su sitio se desplazan a la capital donde menos se logra obtenerlo. ¿Por qué se calla esto?

Pero el pueblo-pueblo está reaccionando. Con las “tomas de Lima”, el pueblo-pueblo se ha desplazado miles de kms, ¡incluso a pie!, y desde los más alejados puntos de la capital, para expresar su rechazo a la situación actual. Así, el pueblo-pueblo en los hechos está descartando a la izquierda, que ahora más que antes es sólo izquierda de la derecha; pues si la derecha está en bancarrota, con mayor razón lo está su “izquierda”. Y como consecuencia de esta realidad está descartando a los grupos sectarios, ajenos a la construcción de un Perú IntegralEstá descartando a más de un intelectual de universidad, de cenáculo, de café”. Y está haciendo visible la imperiosa necesidad de tener que debatir, aprobar y activar un Programa de Acción, en una Conferencia Consultiva Política.

Sin un Programa de Acción unitario, cuya base no puede ser otra que Trabajo-Educación-Salud, ¿puede haber unidad entre los de “arriba” e incluso con los de “abajo”?

La realidad actual está señalando que no sólo en Lima está la “mafia gobernante” En costa sierra y selva hay quienes fungen de demócratas, izquierdistas, progresistas. El Ejecutivo actual, ¿acaso está en manos de alguna “limeñita”? Todo el poder político-jurídico-militar actual (en costa sierra y selva) tiene que asumir su responsabilidad ante las horrendas masacres, matanzas, persecuciones a lo largo y ancho del país. Por si fuera poco, el Ejecutivo actual hasta ha acatado la libre presencia del dominio militar del imperio yanqui! presentado con la burda treta de “capacitación y entrenamiento policial”

Entre los que activan en la política nacional están exponentes del modo de producción precolombino (ayni-minga-llankay, reciprocidad-colectividad-tradición socialista, sobre todo del legado del más universal de los peruanos, el Amauta Mariátegui. Y que por eso “mientras no son sino una masa inorgánica, una muchedumbre dispersa, son incapaces de decidir su rumbo histórico” (JCM 17.12.26)

Entonces, por lo señalado tenemos por delante:

-Organizar y realizar la

CONFERENCIA CONSULTIVA POLÍTICA

-Para debatir y aprobar un

PROGRAMA DE ACCIÓN

-Cuya base no puede ser otra que

TRABAJO - EDUCACIÓN - SALUD

-Por eso debemos

 

-Rechazar TENACO Terruco-Narco-Corrupto

-Esgrimir TREDSA Trabajo-Educación-Salud

 

COLECTIVO PERÚ INTEGRAL

diciembre 2022

diciembre 2023

18 de diciembre 2024

 

RESILIENCIA POPULAR PARA RESURGIR

 


Escribe: Milciades Ruiz

Toda persona que reacciona ante el sufrimiento de los grupos humanos indefensos, asume una posición política. De algún modo, repudia el sistema de dominación que lo ocasiona. Surgen así, los ideales que impulsan a la militancia política, según el grado de convicción. Visto el proceso a la inversa, tendremos explicación al deterioro político, ubicando las perturbaciones.

Resiliencia es la capacidad de una persona o, de un grupo, para resistir, sobreponerse a la adversidad y seguir proyectándose en el futuro a pesar de las dificultades. Al finalizar el año 2025, tengo confianza en la resiliencia de nuestras filas, por su sensibilidad y coraje. Nuestra historia política está plena de heroísmo, porque nos rebelamos contra todo abuso social, enfrentando a los opresores que detentan el poder de la fuerza bruta.

Tenemos una misión revolucionaria. Activemos nuestros ideales, con optimismo realista, para superar la caída en nuestras condiciones de vida política. Tenemos la ventaja de la sustentación dialéctica que nos da seguridad ideológica de ir en la dirección correcta. Por ello, sabemos que no hay acción sin reacción. Si accionamos, habrá reacciones y, la sumatoria en la cantidad nos dará el cambio a la calidad de nuestro accionar.

Es el movimiento el que activa las interacciones. A mayor movimiento, tendremos mayor calidad grupal e institucional. Lo vemos en el deporte y en nuestra vida cotidiana. Como en la economía, si no hay movimiento ocurre recesión, en la política, sucede igual. La inactividad institucional, congela todo, y nos saca del escenario político.

La historia nos dice que, enarbolar los derechos de los oprimidos, generó un gran movimiento social con la revolución francesa, porque caló en el sentimiento de un pueblo pobre, oprimido y cansado de las injusticias, de un sistema absolutista monárquico. Similar es la situación de la mayoría nacional en nuestro país, segregada por su origen nativo, aunque estamos bajo otras condiciones históricas.

Suele suceder en todo proceso revolucionario cuando las ideas reivindicativas reaccionan ante el sufrimiento popular. Pero el pueblo asume las banderas y lucha por ellas, cuando siente que son las suyas. Estas, no están en los textos ideológicos, ni en los dogmas, ni en los escritorios. Están en la realidad viviente. Allí, está la fuente energética de nuestra reactivación.

Los Censos del 2017 revelaron que, 5 millones 771 mil 885 personas se auto identificaron como indígenas u originarias de los Andes, lo que equivalen al 24,9% de la población censada de 12 y más años de edad. Están en todos los departamentos del país, principalmente en Lima 23,7%, (1´330,894 peruanos), Puno 14,9%, (857,312), Cusco 12,4% (716,013), entre otros.



El 60,2% (13´965,254) se identifica como mestizo o, cholo. Cholos y nativos andinos somos el 86%, en tanto que, el 1% es de origen amazónico y, 3,6% (828,841) son afrodescendientes. Pero todos en conjunto, los marginados somos el 90%, sin derechos de justicia social, sin derecho de justicia política, sin derechos de justicia económica. Todos, impedidos de acceder a la oficialidad de las fuerzas armadas, a cargos diplomáticos, y a otras exclusividades sociales.

Incluso, aunque el 5,9% se identifica como blanco (1´366,931), la mayoría de ellos, también sufre las inequidades del sistema y tampoco están de acuerdo con las injusticias del régimen imperante. Muchos luchan junto a nosotros por una sociedad más justa y equitativa. ¿Por qué un afroperuano no puede ser vicealmirante de la naval? ¿Por qué, un nativo amazónico no puede ser autoridad judicial ni en su propio suelo? ¿Por qué, no enarbolar sus derechos?

Claro está que, estamos condicionados por el sistema para mantenernos en la indiferencia, frente a las desigualdades. Nos adormecen con el neuro marketing político para no reaccionar ante la impunidad de los opresores. Los psicosociales políticos nos condicionan al conformismo y, a la pasividad. Nos predispone a deponer nuestra lucha social y, orienta nuestra preferencia electoral por las opciones políticas de nuestros enemigos.

¿Por qué, si la mayoría de origen nativo y africano está en Lima, terminamos eligiendo a un alcalde metropolitano de las filas contrarias? ¿Por qué, la representación política en el Parlamento no refleja la real composición demográfica de la población peruana? ¿Por qué, los pobres, los marginados, los nativos, no tienen derecho a la representación política? Pues, porque lo permitimos.

Si predomina lo ilógico, es porque hay factores distorsionantes. Si nuestra conducta social está condicionada por el sistema, haremos lo contrario a nuestros intereses y los oprimidos, siempre elegirán como gobernantes a sus opresores. Entonces, nuestra lucha es también contra las condicionantes que están en toda la estructura jurídica y administrativa del estado que, el sistema tiene bajo sus control.

Bueno pues, hay mucho por analizar y formular estrategias de recuperación. Ideas, puede haber muchas, pero que sean efectivas en la práctica, es lo más importante. Muchas cosas se pueden hacer en nombre del pueblo, pero sin el pueblo, todo será vano. Si no podemos acceder por ahora, al gobierno nacional, por lo menos capturemos el primer peldaño y desde allí, avanzar a los peldaños superiores.

Salvo mejor parecer.

19 diciembre 2024

Mayor información en https://wordpress.com/view/republicaequitativa.wordpress.com

LA DIALÉCTICA, O CÓMO PERDERSE EN LA LUCHA

 

Portada de la edición en inglés de "Descolonizando la dialéctica".


George Ciccariello-Maher

 Por Perla Valero

 

Formamos parte del movimiento de la historia, nos dice George Ciccariello-Maher, y esa dialéctica nos rodea y nos envuelve como el aire que respiramos. Tenemos que perdernos en la lucha sin saber con toda certeza hacia dónde vamos o cómo. Solo así las oposiciones dialécticas nos permitirán acumular impulso.

Descolonizar la dialéctica (AKAL, 2022) de George Ciccariello-Maher reconstruye los caminos de una dialéctica descolonizante y descolonizadora, forjada en el fuego de las luchas contra la colonialidad. La dialéctica, como ese «movimiento dinámico de oposiciones conflictivas», no se reduce a las lecturas de Sócrates, Hegel y Marx: también se ha desdoblado en praxis y en desarrollos teórico-políticos que, desde los márgenes, se han sacudido de teleologías, de determinismos y de la centralidad de la clase social que excluye a otras contradicciones del mundo capitalista.

Luchando contra múltiples usos ortodoxos, la dialéctica descolonizadora es reconocida por el autor en tres pensadores, a los que dedica los capítulos de su obra: el sindicalista francés Georges Sorel (con sus estudios de las relaciones sociales concretas sobre las abstracciones cosificadas), el médico martiniqués y revolucionario argelino Frantz Fanon (con su dialéctica colonizador-colonizado, situado éste último en la zona del no-ser que lo racializa e imposibilita su reconocimiento) y el filósofo argentino-mexicano Enrique Dussel (con sus preocupaciones sobre la otredad y su propuesta analéctica, como la relación entre totalidad y exterioridad). Cada uno de ellos, a su manera, da cuenta de una dialéctica crítica y compleja, activa y múltiple, que rechaza los dogmas y se aleja de las armonías; una dialéctica en la que los antagonismos producen una «fusión dinámica de oposiciones internas y apelación descolonial a exterioridades excluidas».

Por las sendas que rastrea y reconstruye Ciccariello-Maher desfilan también una pléyade de pensadores militantes que han forjado la tradición de la dialéctica descolonizadora, como Frederick Douglass, José Carlos MariáteguiC.L.R. JamesAngela Davis y Aníbal Quijano, en un recorrido que culmina con la experiencia histórica del pueblo venezolano. Pues su lucha bolivariana ha devenido en una dialéctica combativa, logrando romper la visión eurocéntrica y tradicional del pueblo como una unidad cerrada, homogénea y homogeneizadora, al transformarse en una unidad popular descolonizada.

 

PV

En su trabajo se recuperan distintas concepciones y usos de la dialéctica, de tal forma que podríamos hablar de dialécticas, en plural, donde se alojaría una forma radical que sería la dialéctica descolonizadora. ¿Cómo podríamos definir la dialéctica que existe entre la dialéctica ortodoxa y la descolonizadora?

GCM

Bueno, existe todo un debate interminable y a veces quisquilloso sobre cuál es la interpretación «correcta» de la dialéctica. ¿Es la de Hegel o de Marx? Y de hecho, ¿cuál Hegel y cuál Marx, o cuál de los numerosísimos marxismos que recorren el mundo como un fantasma fragmentada? Pero la verdad es que no me interesa ningún debate que no esté anclado en lo concreto. 

Para mí, la cuestión fundamental es otra: ¿qué concepto de la dialéctica —y lo dialéctico— abarca, explica y esclarece mejor nuestra realidad? ¿Qué visión dialéctica refleja mejor y contribuye a las luchas desencadenadas por los movimientos populares en la calle? ¿Cuál dialéctica o cuáles dialécticas nos sirven más para enfrentar las tareas urgentes de la actualidad? Si los conceptos son armas, la dialéctica es una suerte de «arma de armas». 

Ya se ve que no estamos hablando de la dialéctica como un ojo de Dios, observando a grandes rasgos el movimiento dinámico de la historia desde un punto de vista exterior y por encima de las particularidades humanas. Es muy difícil analizar y diagnosticar el movimiento de esa totalidad transhistórica sin caer en lo que Santiago Castro-Gómez llama la hybris del punto cero. 

Nosotros formamos parte del movimiento de la historia; y esa dialéctica —si lo llamamos así— nos rodea y nos envuelve como el aire que respiramos. Además, nos encontramos en el pleno centro de la dialéctica, lo que tiene implicaciones tanto objetivas como subjetivas. Tenemos que perdernos en la lucha, en palabras de Fanon, sin saber con toda certeza hacia dónde vamos o cómo, y es solo así que las oposiciones dialécticas ganan peso y permiten acumular impulso.

Esto implica que la dialéctica tiene que entenderse como algo más activo que diagnóstico. E implica que, aunque a veces hablamos de «la dialéctica», no hay una sola, sino un conjunto medio caótico y arremolinante de oposiciones grandes y microdialécticas pequeñas que entran en movimiento de maneras complejas e impredecibles, acumulándose en oposiciones mayores e identidades más amplias. 

Lo explico en el libro en términos de la dialéctica radicalizada y la descolonizada. La primera se refiere a una dialéctica despojada de todo determinismo, toda inevitabilidad, toda teleología, en la que el único motor es la lucha misma. La segunda dialéctica se refiere al no-Ser de Fanon o a la exterioridad de Dussel, de los colonizados y racializados que se excluyen hasta al nivel ontológico, y que por ende tienen la capacidad de desencadenar futuros menos predecibles aún. Es por esto que digo que toda dialéctica descolonizada tiene que ser radicalizada, pero no lo contrario. 

 PV

El ejercicio de descolonizar la dialéctica, que implica un combate contra las lecturas eurocentradas, ¿se reduce al pensamiento y la praxis que se hacen en y desde las periferias?

GCM

No, aunque existe cierta visión descolonial que tiende a reforzar las mismas categorías y distinciones constituidas por el proyecto colonial, es decir la jerarquía racial y étnica, las naciones e incluso divisiones más amplias, como el tercer mundo, la periferia, o el Sur Global, y que a veces llega a esencializar e idealizar a las comunidades colonizadas o indígenas.

Pero hay que insistir en dos cosas fundamentales: la primera —y ojo que esto es muy importante— es que no nos interesa disolver a estas categorías de manera inmediata, siendo ellas un escudo identitario para las luchas descoloniales. Son categorías que tienen peso real en el mundo, y por ende peso dialéctico. Se debe revisar atentamente la crítica que hace Fanon a su camarada Jean-Paul Sartre, cuando éste último descarta de manera prematura a la identidad negra. No es que Fanon crea que la raza existe al nivel biológico, para nada: es que lo dialéctico siempre es una cuestión de timing, de la temporalidad de las cosas.

La segunda es que, claro, el colonialismo y la colonialidad son aparatos sumamente globales: el Norte también tiene su Sur, y la descolonización es un proceso y un proyecto también global, con consecuencias internacionales que no dejan intacta ninguna identidad, sea del centro o de las periferias. Esto lo vimos claramente durante las revueltas desencadenadas por el asesinato de George Floyd en Minneapolis, que se extendieron y se difundieron velozmente al nivel global. Lo importante acá es que una revuelta contra el racismo antinegro se extendió a la cuestión colonial más ampliamente, pero además que fueron derrumbados monumentos racistas y coloniales no solo en América Latina y Sudáfrica sino también —y centralmente— en EE.UU. y el mismo corazón de Europa.

Nuestra lucha, aunque parte de las estructuras e identidades forjados por el colonialismo )y su inversión, el primer paso de asumir como lo propio lo condenado) apunta obstinadamente hacia un horizonte universalizante. Lo que no significa universal: no se trata de una categoría fija y sofocante, sino sobre todo de una orientación y un horizonte. Nos orientamos hacia lo universal, aunque quede desplazado o diferido infinitamente, como bien enseña Fanon, y esto es —como dice su maestro Aimé Césaire— un universal enriquecido por todo lo particular.

Todo esto significa que nuestra lucha es fundamentalmente internacionalista, y que la descolonización es un proceso tanto de destrucción como de la construcción de un mundo nuevo. Visto así, queda claro que es algo que libera no solo a los oprimidos sino también a los opresores, embrutecidos como están por su propia brutalidad, para citar otra vez a Césaire.

 

PV

Si bien es cierto que su libro no trata sobre la concepción de la dialéctica en Karl Marx y Friedrich Engels, los desarrollos teórico-políticos de dichas figuras son recuperados como insumos para los planteamientos de la dialéctica descolonizadora de otros personajes. ¿Cree usted que pueden encontrarse visos de una dialéctica descolonizada en los textos de Marx sobre la Guerra Civil estadounidense (dónde reconoce el problema racial y los antagonismos entre los grandes plantadores, los esclavizados y los blancos libres) y en los trabajos de Marx y Engels sobre el imperialismo colonial británico en Irlanda?

GCM

Bueno, creo que los comentarios tempranos de Engels sobre Irlanda comparten los mismos errores de Marx sobre la India. En lugar de identificar el colonialismo como el problema fundamental, ambos guardaron sus críticas mas fuertes para las estructuras tradicionales precoloniales. Lo que es aún peor, en algunos momentos hasta reivindicaron el papel progresista de la dominación colonial, que al aniquilar las estructuras antiguas estaba haciendo el trabajo invisible de la famosa «astucia de la historia» de Hegel y preparando el terreno para un futuro comunismo. Posición absolutamente indefendible, producto de una visión no solo eurocentrada sino también fuertemente unilineal y teleológica. 

Quizás por su proximidad o por las simpatías políticas que provocaba, tanto Marx como Engels rompieron con esta perspectiva con respecto al colonialismo en Irlanda, llegando a reconocer que Irlanda no era un país naturalmente subdesarrollado sino que, como diría más tarde Walter Rodney sobre África, el subdesarrollo era sobre todo un proceso activo y producto del colonialismo. Inglaterra había subdesarrollado a Irlanda, y el colonialismo ya no tenía ningún papel progresista ni modernizador, sino todo lo contrario. 

Lo que es más: también reconocieron en el contexto irlandés cómo la mano de obra colonizada fue utilizada para disciplinar simultáneamente a los trabajadores ingleses. Lo que nos lleva directamente al grano del desafío estadounidense, y al modo en que la segmentación racial de la clase obrera fue el arma más importante del capital. Como lo dijo el mismo Marx en una carta en 1866: «el trabajador de piel blanca no puede emanciparse donde la piel negra queda marcada». Dinámica mejor delineada en el texto esencial La Reconstrucción Negra de W.E.B. Du Bois de 1935, pero que sobrevivió a la esclavitud como la colonialidad sobrevivió al colonialismo.

Todo esto apunta hacia otra ruptura subyacente y más fundamental aún en la que el Marx maduro rompe con el carácter unilineal y teleológico de su perspectiva histórica a favor de algo más complejo, una complejidad que tiene todo que ver con la cuestión de la descolonización epistémica y sus consecuencias prácticas. La ocasión fue una carta de la militante rusa Vera Zasulich en 1881 y la respuesta ya bien conocida de Marx. La pregunta de la socialista periférica fue la siguiente: ¿la Rusia todavía precapitalista tiene que pasar necesariamente por el capitalismo —con toda su fuerza destructiva— para llegar luego a un comunismo superior y plenamente «moderno»? 

La respuesta de Marx dejó bien claro cuánto había avanzado hacia una visión global y plurilineal de la lucha comunista: existía la posibilidad de saltar directamente hacia el socialismo, y además hacerlo sobre la base de las comunas tradicionales conocidas como los obshchina o mir.

 

PV

Usted señala que Frantz Fanon descolonizó la dialéctica hegeliana mediante su reformulación para acomodar la experiencia negra. ¿Cómo piensa que ha cambiado la dialéctica de esta experiencia negra, condenada a habitar un «apartheid ontológico», en el siglo XXI?

GCM

Mira, muy poco. Fanon mismo lidió con el universal falso de la emancipación y la igualdad formal que los sujetos coloniales supuestamente disfrutaban bajo el imperio francés. La superficie lisa de la ciudadanía, tal como la experimentó, siempre estuvo socavada por una ruptura ontológica fundamental que siempre amenazó con fragmentar el suelo (el Grund hegeliano) y abrir un sumidero a la no existencia. 

¿Qué pasa hoy? En Francia (y muchas partes de Europa), el supuesto universalismo del laïcité sirve como pretexto para la continuación del racismo colonial e islamofóbico (fenómeno que tanto Cédric Robinson como Nelson Maldonado-Torres han señalado como elemento integral del racismo antinegro). En Estados Unidos, bajo un régimen de integración multicultural y aparentemente «posracial», los derechos universales y supuestamente inalienables no se aplican de forma simétrica. Así, un tal George Zimmerman puede apelar a la autodefensa contra un niño negro, Trayvon Martin, pero éste no puede avalarse del mismo para defenderse de Zimmerman. No hay simetría ni reciprocidad, cosa que Hegel nunca podía entender. 

Lo que no quiere decir que no haya cambiado nada. Cierto, existe toda una lectura de Fanon —el llamado Afropesimismo— que insiste que la emancipación y la igualdad formal no representan ningún cambio fundamental. Tal visión, fundamentada como está en una hipostatización de lo ontológico, fracasa al nivel filosófico pero aún mas al nivel de la praxis. Se olvida que, a pesar de las derrotas y los retrocesos ineluctables, quedamos «condenados», en el léxico fanoniano, a una lucha hegemónica en que los derechos e igualdad formales funcionan como una palanca débil pero necesaria para abrir una brecha a la descolonización verdadera. 

 

PV

A lo largo de su trabajo aparecen de forma recurrente, además de Frantz Fanon, otras figuras de lo que algunos autores —como Cédric Robinson— han denominado la «tradición negra radical». ¿Cuáles serían las particularidades de la dialéctica descolonizadora, desdoblada en la lucha antiesclavista y antirracista de estos autores (como C.L.R. James y Angela Davis)?

GCM

Mira —y lo digo con toda brutalidad frente a las ofuscaciones académicas del presente—: la esclavitud es hija del colonialismo, y los dos quedan no solo genéticamente sino funcionalmente vinculados hoy en día. Rechazo la sugerencia de que esto sea otra cuestión distinta. Incluso cuando hablamos de comunidades no negras, y a pesar de las diferencias contextuales que existen, el colonialismo sigue siendo, como bien reconocía Fanon, una maquinaria para la producción económica pero también (y como consecuencia para la producción del no-Ser) de las exclusiones ontológicas que marcan el limite de lo humano y los (no-)seres que habitan la «zona del no-ser» más allá.

Partiendo de allí, hay que decir claramente que la «tradición negra radical« no es otra cosa que el comunismo anticolonial visto a través del prisma de la lucha abolicionista en toda su amplitud (que busca abolir no solo la esclavitud sino también toda la estructura de dominación racial). Lo interesante, y esto es mi punto de partida en el libro, es cómo históricamente la frase «comunismo negro» evoca una relación sumamente tensa. Y si mi análisis está anclado en personajes como James, Césaire, Davis y también Richard Wright, es porque encarnan de cierta manera esta tensión. La pregunta es la siguiente: ¿cuál es la torsión particular que introducen tales pensadores y militantes a las cuestiones dialécticas? 

 

PV

Así como existe una tradición de dialéctica descolonizadora que pareciera entrelazarse con la tradición negra radical, ¿podría existir algo similar en una tradición de dialéctica descolonizadora indígena y una dialéctica descolonizadora feminista?

GCM

Sí, cómo no. Pero esto no quiere decir, y no debemos presumir, que toda dialéctica y todo parámetro de oposición funcione según la misma dinámica. Estas no son cuestiones abstractas sino fundamentalmente materiales, que tienen todo que ver con los contenidos históricos depositados en las categorías operantes y en el modo en que funcionan en su contexto concreto. Por ejemplo, la cuestión indígena se puede ubicar en un espectro de lo que Dussel llama la exterioridad, según la ubicación, nivel de contacto histórico, vigencia de la cultura comunal y grado de exclusión de la sociedad colonial. Esto no es naturalizar las diferencias entre las comunidades, sino entender el terreno de la tarea que nos enfrenta, es decir, de comprometernos al trabajo difícil y lento de entrelazar los movimientos antirracistas y anticoloniales al nivel global.

La cuestión del género, del sexo e incluso de la sexualidad introduce otra torsión complejizante, porque existen muchos debates inconclusos con respecto al estatus —tanto ontológico como normativo— de las categorías en disputa. En Venezuela, por ejemplo, el movimiento de mujeres ha tenido que pelear dentro del marco del pueblo, al igual que los movimiento afro e indígena, pero ese conflicto siempre ha existido en una relación un poco más compleja vis-a-vis la cuestión de la totalidad. ¿Qué significa esto? Que la autonomía femenina o feminista muy pocas veces se había formulado en términos de una ruptura absoluta, aunque esto no significa decir que no puede llegar a tal punto. Lo digo de nuevo: en la dialéctica todo es cuestión de tiempo, y por el momento la tarea sigue siendo la misma: profundizar el aspecto anticolonial del movimiento feminista y viceversa, permitiendo la traducción e incluso la contaminación mutua de las categorías en cuestión.

 

PV

En la dialéctica combativa del pueblo venezolano que analiza en su libro identifica una guerra de posiciones que se disputa el significado del pueblo y deviene una guerra abierta, de maniobras, donde irrumpe la «polarización» como respuesta al mito de la unidad perdida y de una supuesta era dorada y armónica destruida. ¿Cómo se ha expresado esta maniobra de polarización en los Estados Unidos tras la era Trump y con las respuestas al movimiento Black Lives Matter?

GCM

Muy buena pregunta, y lo interesante es que este es un libro ante-Trump como lo es anti-Trump. Es decir, fue concebido y escrito como tesis doctoral en la época de Obama y bajo el marco mítico de lo que llamo el espejismo posracial, y que representa el ejemplo más reciente de universal falso (intento que fracasó casi inmediatamente con el surgimiento de Trump y una oleada de movimientos abiertamente racistas y fascistas). Pero el libro también fue escrito al calor de la lucha venezolana, en un país que hasta 1989 había permanecido bajo semejante ilusión: una supuesta armonía social cuya premisa constitutiva fue la exclusión de las mayorías populares. En este sentido, la experiencia venezolana nos ofrece ejemplo de concebir y profundizar las divisiones dialécticas, como forjar las identidades generativas en el crisol del conflicto social. 

Pero recordemos que el mismo Fanon escribió para ambos contextos: Piel negra, máscaras blancas dirigió sus flechas contra los universales falsos prevalecientes en Francia y buscaba profundizar la polarización dinámica, mientras que Los condenados de la tierra fue escrita en un contexto totalmente distinto, en la Argelia colonial, donde la división fue totalmente innegable, una polarización tan absoluta que Fanon la llamaba «maniquea». No son realidades totalmente distintas, sino dos modalidades de nuestra realidad, y dos maniobras estratégicas —de vanguardia y retaguardia— para mantener un sistema todavía profundamente colonial. 

 

PV

Al igual que ocurrió en Venezuela, tras la victoria de Andrés Manuel López Obrador en México en 2018 se ha activado el discurso de la polarización, ampliamente difundido por la oposición y las industrias mediáticas, logrando hacerse de eco entre las «clases medias». Usted afirma que en este fenómeno discursivo de la polarización se reflejan los efectos concretos de una dialéctica popular descolonial. ¿Se trata, entonces, de una particularidad del caso venezolano y de la revolución bolivariana, o bien podría ser una constante en aquellas experiencias donde irrumpe la dialéctica popular?

GCM

Mira, hablando estrictamente, una dialéctica descolonial no se manifiesta en la división limpia y sin restante, sino que —y acá sigo cercanamente a la obra de Dussel— corta y abre una brecha en la exterioridad que descansa más allá del sistema predominante, juntando y agrupando a los excluidos en un bloque radical que entra por la fuerza al sistema y lo transforma en el mismo gesto. Entonces resulta que tampoco estamos hablando de la polarización como reflejo de tal división, aunque suele denominarse así en los medios, en el pánico y hasta terror de las clases pudientes cuando «aparecen» (en términos de Fanon) los pobres y excluidos. 

Estamos hablando del momento en que los condenados de la tierra se fugan de la cárcel ontológica de la zona del no-Ser y, como dijo Marx, asaltan al cielo. Cuando los más sistemáticamente excluidos hacen su entrada a la zona del Ser humano, no puede ser menos que un verdadero terremoto ontológico, una erupción volcánica desde abajo, como discuto en mi nuevo libro, Erupciones Anticoloniales. Quizás es muy obvio, pero todo esto es decir que el discurso predominante sobre la polarización no puede entender lo que es un proceso sumamente humano y necesario, el nacer de una nueva sociedad más incluyente. 

Ahora bien, polarizar como estrategia política es otra cosa, aunque en Venezuela ambas han sido parte de un proceso mas amplio. Si los ricos descansaron al borde del Vesubio sin saberlo, en palabras de C.L.R. James, Chávez sí entendía algo sobre la dinámica subterránea y que había que soltar. La polarización hay que saber manejarla bien, y en eso Chávez fue un maestro.

George Ciccariello-Maher

George Ciccariello-Maher es autor de We Created Chávez: A People's History of the Venezuelan Revolution (Duke, 2013); Building the Commune: Radical Democracy in Venezuela (Jacobin-Verso: 2016); y Decolonizing Dialectics (Duke, 2017).

 

Fuente: https://jacobinlat.com/2024/12/la-dialectica-o-como-perderse-en-la-lucha/