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sábado, 30 de noviembre de 2024

LA IA PODRÍA EVOLUCIONAR APRENDIENDO DEL GENOMA HUMANO: EL ALGORITMO


Un algoritmo informático que pliega montones de datos en un paquete ordenado, de forma similar a nuestro genoma, podría marcar la nueva evolución de la IA

Utilizando una versión informática de la estructura o diseño del genoma humano comprimida en un algoritmo, los científicos han dado los primeros pasos para lograr que las redes neuronales artificiales aprendan y evolucionen de una manera que refleja los procesos humanos y de todas las criaturas vivientes en la naturaleza, abriendo nuevas posibilidades de investigación en IA.

Científicos del Laboratorio Cold Spring Harbor, en Estados Unidos, explican en un nuevo estudio publicado recientemente en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS) que la creación de un algoritmo que comprime la información siguiendo los patrones del código genético humano les ha permitido activar redes neuronales artificiales que superan en sus habilidades a los sistemas actuales de Inteligencia Artificial (IA).

El hallazgo, que podría dar paso a una nueva fase de evolución de la IA, comenzó con una inquietud sobre el poder para comprimir la información del genoma humano y de los códigos genéticos del resto de las especies en la naturaleza. Los investigadores se preguntaron cómo nuestro genoma puede acumular en una pequeña fracción del código genético la información necesaria para formar los billones de conexiones neuronales necesarios para controlar comportamientos complejos. Este esquema, con menor complejidad, se repite en el resto de las especies.

Información comprimida y evolución

Los científicos pensaron que esa condición es quizás una estrategia evolutiva natural: somos capaces de aprender rápidamente porque los límites del genoma nos obligan a adaptarnos con velocidad. Así nació la idea del “algoritmo de cuello de botella genómico”: un código informático que replica la forma de comprimir grandes cantidades de datos en poco espacio que utilizan el genoma humano y otros códigos genéticos en la naturaleza.

“La arquitectura cortical del cerebro humano permite la acumulación de alrededor de 280 terabytes de información, o sea el equivalente a 32 años de video de alta definición. Sin embargo, nuestros genomas tienen capacidad para almacenar aproximadamente una hora: esto implica que funciona una tecnología de compresión de 400.000 veces, algo que la IA no puede alcanzar aún”, indicó en una nota de prensa el profesor Alexei Koulakov, uno de los autores del estudio.

Sin embargo, el algoritmo creado por los investigadores busca acercarse a esta proeza de nuestro código genético: pliega montones de datos en un paquete ordenado de forma similar a nuestro genoma, comprimiendo la información necesaria para formar y hacer funcionar redes neuronales artificiales, de manera semejante a los datos requeridos por los circuitos cerebrales naturales que comprime el genoma humano.

Hacia una IA más rápida y avanzada

Al probar el “algoritmo de cuello de botella genómico” contra redes de IA que se someten a múltiples rondas de entrenamiento, los especialistas descubrieron que el nuevo algoritmo realiza tareas como el reconocimiento de imágenes casi tan efectivamente como la IA de última generación. Incluso, el algoritmo puede ejecutar videojuegos de forma inmediata: es como si entendiera de manera innata cómo jugar.

Aunque la tecnología disponible aún no permite alcanzar la capacidad del cerebro humano y de nuestro genoma, el algoritmo desarrollado facilita niveles de compresión hasta ahora no vistos en la IA. Esa característica podría tener usos impresionantes y altamente innovadores en tecnología, permitiendo el desarrollo de aplicaciones para una IA más evolucionada y con tiempos de ejecución más rápidos.

Referencia

Encoding innate ability through a genomic bottleneck. Sergey Shuvaev et al. PNAS (2024). DOI:https://doi.org/10.1073/pnas.2409160121

Fuente: https://www.levante-emv.com/tendencias21/2024/11/28/ia-evolucionar-aprendiendo-genoma-humano-112139517.html

 

jueves, 10 de agosto de 2017

LOS MULTIMILLONARIOS DICEN QUE ACABARÁN CON LA ENFERMEDAD, LA EVOLUCIÓN DICE OTRA COSA, Y LA EXTRAÑA FILANTROPÍA DE MARK SUCKERBERG Y OTROS MILLONARIOS




A finales de 2016, el dueño de Facebook, Mark Suckerberg y su esposa, se comprometieron a invertir unos 3 mil millones de dólares para “curar, tratar y prevenir todas las enfermedades”, a través de la creación de Biohub, una compañía sin ánimo de lucro –libre de impuestos– que sin embargo se quedará con todos los derechos para comercializar sus inventos. El cofundador de Facebook Sean Parker invertirá algo menos pero igual retendrá las patentes sobre los resultados de las investigaciones en cáncer. Los filantropistas Eli Broad y Ted Stanley han destinado 1.4 mil millones a la fundación del centro de investigación Broad Institute, ya enzarzado en peleas por patentes, y el asociado Stanley Center para Investigación Psiquiátrica, que se propone abrir la “caja negra de la esquizofrenia” y apropiarse de la genética de la psiquiatría.

A diferencia de sus antecesores como Andrew Carnegie y John D. Rockefeller, quienes donaron sus riquezas para la construcción de bibliotecas públicas y establecieron fundaciones, los multimillonarios de Silicon Valley quieren dejar un legado esta vez en el campo de la salud y la enfermedad.

Buscan estas versiones modernas de los alquimistas encerrar la vida y toda su complejidad en cuerpos perfectos de silicona y plástico. Y así como ellos reducen la conciencia humana a un algoritmo, reducen la biología a una colección de algoritmos. 

Pero aquí aparece un problema. Comparar el cuerpo a una máquina, usar las técnicas de la ingeniería genética sin más, para corregir errores, entra en conflicto con la teoría de la evolución de Darwin: las máquinas y los computadores no evolucionan, lo que sí hacen los organismos. La evolución importa, y mucho, pues partes de un código que comprometen una función, con frecuencia aumentan otra función o pueden ser usadas de nuevo cuando el ambiente cambia. En la evolución una parte que se daña puede ser la siguiente pieza buena, necesaria y útil.

El concepto de tiempo evolutivo puede no ser entendido por los tecnólogos que piensan que más datos y más dinero acabarán con la enfermedad. Para Darwin la evolución de las especies se dio por la selección natural en un organismo individual. El descubrimiento del ADN, llevaría a establecer un marco unificador entre esas pequeñas cosas que son los genes y las grandes que son las poblaciones, todo ello bajo el principio clave de Darwin de que la selección actúa en el individuo. Así, versiones raras de genes pueden permanecer en una población pues añaden diversidad genética. Ser heterogéneo o tener una sola copia de una forma rara de un gen, aún éste no sea buenísimo o, peor aún, lleve cierto riesgo, podría beneficiar a un individuo, permaneciendo así en una población en baja frecuencia.

Las variantes genéticas raras son la base de la innovación y pueden mantenerse circulando, no por azar, sino porque añaden un beneficio adaptativo a la población o al menos a algunos miembros de ella.

En contraste, los datos científicos modernos con frecuencia adoptan una posición reduccionista: mientras más datos y mejores análisis estén disponibles en la biología, más cercana la solución de los problemas. Como lo dijo el biólogo molecular James Watson en 1989, “Pensábamos que nuestro destino estaba en nuestras estrellas pero ahora sabemos que en gran medida está en nuestros genes”. La razón para favorecer esta explicación es que nuestros cerebros están cableados para encontrar respuestas, relaciones causa-efecto, simples. Pero tenemos muy pocos medicamentos y soluciones dos décadas después de que se secuenció el código genético humano. Y esto puede tener que ver más con los principios biológicos de la evolución que con la calidad de los análisis. 

En lugar de pensar en la humanidad como un sistema cerrado, haríamos mejor en mirarla a través del ojo de la ecología, en la que el mismo sistema está sujeto a las influencias de fuera. En lo que dura una vida, nuestros cuerpos sufren un montón de mutaciones genéticas, cientos de miles de millones de sinapsis recablean nuestros cerebros en un momento y los patógenos nos bombardean, penetrando nuestros órganos, creando un microbioma que también se transforma para mejorar o erosionar la salud.

En la evolución nada es gratis. El estrés puede, al mismo tiempo, disparar la creatividad o un abanico de dolencias. Una variante de un gen puede bajar el colesterol “malo” pero puede incrementar el riesgo de un accidente cerebro vascular. La transferencia de genes puede en efecto tratar enfermedades causadas por un único gen descarriado pero variantes riesgosas que influyen en la enfermedad no se irán porque con frecuencia ellas proveen ventajas que se verán solo con el paso del tiempo.

El cáncer, del que se piensa como si fuera una máquina con circuitos celulares que se han desajustado, es más una entidad en evolución que sufre cambios en tiempo real. Todos los trucos que hacen las células tumorales para cambiarse la forma y así escapar a los tratamientos, pueden ser independientes de lo que dicta el código genético. Una de las razones de porqué la inmunoterapia puede ser uno de los mejores tratamientos contra el cáncer reside en que lo trata con los principios de la ecología. El cáncer evoluciona pero el sistema inmunológico desafiado por ese tipo de pelea puede también seguirle el paso.

Darwin introdujo una visión que puede ser muy turbadora: no progresamos a una forma más perfecta pero sí nos adaptamos a los ambientes locales. Si los humanos fuesen máquinas, se podrían reparar de forma simple las partes dañadas. Pero si hay algo más fundamental en los problemas de la vida que los meros mecanismos de la biología, entonces el riesgo y un elemento de peligro siempre estarán con nosotros. Y puesto que la diversidad genética es la base de la innovación y la diversidad, volvernos tan perfectos podría significar nuestra condena.

(Josefina Cano, 08/2017)

Más información en el Blog de Josefina Cano: Cierta Ciencia
Este articulo está basado en un escrito del biólogo de la computación Jim Knozubek, quien escribe sobre ciencia en diversos periódicos y revistas en Estados Unidos.

sábado, 20 de mayo de 2017

¿QUIÉNES AMENAZAN LA ESPECIE HUMANA? ALGO SALIÓ MAL




17/05/2017

La teoría de la Evolución de Darwin es increíblemente efectiva para explicar el desarrollo de los fenómenos biológicos hasta en los diseños más complejos de la naturaleza, como el ojo falso en la cola de un pez, o las franjas estampadas en la piel de las cebras para confundir la mirada de sus depredadores, etc. Su complejidad tiene un principio extremadamente simple: no hay nada que hasta el más azaroso método de prueba y error con algunos millones de ocurrencias no pueda corregir y adaptar.

Antes de Darwin, Adam Smith había sentado las bases del liberalismo económico según la cual cada individuo, al perseguir su propio beneficio, inevitablemente conduce a un “equilibrio natural” y al “bienestar general”. El éxito de los mercaderes parecía confirmarlo: a lo largo de la historia, fueron ellos agentes relevantes, no sólo en el intercambio de bienes sino también en el intercambio de cultura y de conocimiento.

La exitosa (y maldita, para los creyentes de Noé) teoría de la Evolución de Darwin ha sido actualizada varias veces, por ejemplo, para explicar el hecho de que un individuo se sacrifique en beneficio del grupo o de la especie. Un pájaro que con su canto alerta a sus iguales es presa fácil de un depredador, pero con su sacrificio el individuo salva al grupo. Distintas particularidades intelectuales en los seres humanos (como un estado de alerta patológico en algunas personas) se pueden explicar como un perjuicio para el individuo en beneficio para la especie, al menos en tiempos pasados.

En casi todas las sociedades contemporáneas, el “menos apto” sobrevive gracias a la solidaridad y la compasión del grupo. Tal vez el bullying es un resabio de tiempos prehistóricos cuando el grupo entendía que los débiles eran una carga inconveniente, pero hoy la cultura y la sensibilidad moral han revertido esa práctica a fuerza de educación en nuevos valores. La eterna disputa dialéctica entre el Poder y la Justicia (entre las posibilidades del beneficio del individuo y las del beneficio del grupo) se ha balanceado en favor de esta última. La disputa práctica, en cambio, parece definirse otra vez por el Poder, por la imposición de los más fuertes, no sin primero secuestrar la dialéctica de sus adversarios, aquellos que luchan por la justicia, generalmente una dialéctica igualitaria en favor del grupo. Para verlo, basta con echar una mirada al poder económico y militar acumulado por el uno por ciento de la población del mundo, lo cual, en principio, está en consonancia con la teoría y justificación moral de “la sobrevivencia del más apto”, que tanto sedujo a la Europa imperial del siglo XIX, a los estadounidenses del siglo XX y a los ricos y poderosos de todos los siglos.

Por el contrario, el hecho de que los menos aptos, los más pobres, se reproduzcan más que los más aptos, lo más ricos, parecería indicar que la cultura contradice el principio evolucionista de la “sobrevivencia del más apto”. Entonces, ¿los valores morales confirman o contradicen la teoría de la Evolución?

Lo más probable es lo primero. La moral, la cultura y la educación pueden significar la supresión o limitación de la violencia del más fuerte (del más apto) contra el resto del grupo, contra el resto de la especie. Es decir, la Justicia no es una contradicción de los principios básicos de la Evolución darwiniana sino uno de sus elementos necesarios para la sobrevivencia del grupo.

En contraposición con todo lo planteado anteriormente, llegamos, finalmente, a un posible elemento de contradicción, de quiebre o a una patología terminal, como puede serlo el cáncer en la lógica de un cuerpo sano. La historia reciente de la humanidad, parece mostrar una seria y critica excepción a la lógica de la evolución. No son las sociedades más pobres, los países menos desarrollados los que están amenazando la existencia de la especie en la faz de la Tierra sino los más poderosos, “los más aptos”.

Este peligro no sólo radica en la mayor potencia de destrucción militar de los países más poderosos sino en sus capacidades de destrucción del medio ambiente. Son los más aptos (los más fuertes, los más ricos, los ganadores) los más capacitados para poner en peligro la existencia de la especie humana. Peligro que ha dejado de ser una potencialidad y comienza a concretarse.

Es posible que la inteligencia humana (al menos aquella al servicio del poder) sea una anormalidad cancerosa de nuestra especie, si consideramos que los tiburones y las hormigas han estado en este planeta millones de años antes que nosotros. En apenas unos pocos miles de años y, sobre todo como consecuencia de los últimos siglos, la especie humana se ha acercado peligrosamente, como nunca antes, a la extinción por suicidio propio.

No obstante, si es la inteligencia la enfermedad de nuestra especie, es también la conciencia la cura y el recurso de nuestra evolución. En el triunfo de una de ellas nos jugamos nuestro futuro en este planeta y, probablemente, nuestra existencia en este Universo.

Jorge Majfud
Escritor uruguayo estadounidense, autor de Crisis y otras novelas.​



martes, 13 de octubre de 2015

SILVIO RODRÍGUEZ: "HABRÁ OTRA REVOLUCIÓN EN EL FUTURO, PERO MIENTRAS LLEGA, LO QUE NOS TOCA ES EVOLUCIONAR"



El cantautor cubano, que celebra el quinto aniversario de la gira de conciertos gratuitos por los barrios más humildes de Cuba, repasa la situación de su país y el proceso de acercamiento a Estados Unidos.

FERNANDO RAVSBERG
LA HABANA.— El cantautor cubano Silvio Rodríguez concede una entrevista a Público en la misma semana que celebra el quinto aniversario de la gira de conciertos gratuitos por los barrios más humildes de Cuba. Silvio hace un repaso de los retos que enfrenta Cuba en su acercamiento a Estados Unidos; analiza los desafíos de la cultura cubana ante las reformas económicas que se desarrollan en el país; hace una apasionada defensa de la poesía y expresa sus deseos de hacer una gira en España tras nueve años de ausencia de los escenarios españoles.


El acercamiento de Cuba y Estados Unidos abre muchas posibilidades pero también representa desafíos para la cultura cubana.
A nivel cultural siempre ha habido intercambio con Estados Unidos. Que haya condiciones para que se incremente ese intercambio, será como levantar barreras para que todo fluya con más naturalidad. Si hay algo frustrante no es porque sea negativo el contacto, sino porque pudiera aumentar la distorsión de los proclives a deslumbrarse acríticamente. Digamos que el mimetismo puede volverse aún más pedestre, si tal cosa fuera posible.

Cuba es también una potencia cultural pero sin el poder económico de la cultura estadounidense. ¿No teme que la cultura cubana se vea obligada a "pasar por el aro" para acceder al mercado de Estados Unidos?
Siempre ha habido artistas que piensan en mercados y en conveniencias, y artistas que anteponen el arte a todo lo demás. Nunca olvido aquello martiano de que nuestras ramas pueden ser del mundo, pero que el tronco se mantenga nuestro. Satyajit Ray empezó su célebre trilogía de Apú con un pensamiento muy lúcido: "Cuenta tu aldea y contarás el mundo". Sólo la banalidad es capaz de maquillarse de "mundo" y dar la espalda a lo propio, pensando en el éxito fácil.

¿Cuáles son las principales fortalezas de la cultura cubana para
enfrentar el reto del nuevo acercamiento con Estados Unidos?
Creo en la identidad. Sin confundirla con lo característico a ultranza, que puede resultar caricaturesco, como esa pinturita de lo cubano que parece seducir a tantos. Y es que la identidad también evoluciona con la instrucción de un pueblo, como ha sido el caso. Incluso cuando no teníamos la consciencia que nos ha dado medio siglo de confrontación política, Cuba resistió y siguió siendo Cuba. ¿Por qué no habría de hacerlo ahora?

¿Cuáles serían sus principales debilidades?
Supongo que la superficialidad, que también pulula como la verdolaga. Y, ocasionalmente, algunos brotes de oportunismo.

En un momento en el que las reformas buscan la autofinanciación de todos los sectores, ¿como puede hacerlo la cultura? ¿Lo pueden hacer el ballet o el cine?
Actividades artísticas que requieren infraestructuras más o menos complejas, como el ballet y el cine, son impracticables en países en desarrollo. Pero mucho más si no existe la voluntad de construirlas y sostenerlas. En Cuba se han desarrollado por la vocación humanista de Fidel Castro y por el empuje de personalidades como Haydeé Santamaría, Alicia y Fernando Alonso, Alfredo Guevara, Julio García Espinosa y luego otros. Incluso países con desarrollo, como España, están en constante lucha por presupuestos para el cine, la música clásica y otras manifestaciones. Esto aún cuando en muchos lugares esas expresiones sobreviven gracias al mecenazgo. Pero se supone que un Estado socialista debe ser más responsable, más benévolo. Incluso tratándose de un Estado pobre, bloqueado, cada vez con menos ayudas y para colmo con una crisis económica mundial, como telón de fondo. Cabe preguntarse qué pude significar para Cuba salir del bloqueo y caer en manos del FMI. Sea como sea, hay que ser muy valiente para declarar que no renunciamos al socialismo.

Los cineastas cubanos se muestran conscientes de la realidad; también de ahí sus planteos de independencia y de una ley cinematográfica. No creo que el ballet vaya a desaparecer, pero las instituciones difícilmente sobrevivirán sin cambios. Es admirable que figuras como Liz Alfonso y ahora Carlos Acosta lleven adelante sus proyectos. Por otra parte también hay otras experiencias nuevas e interesantes, como la Fábrica de Arte, de X Alfonso.

Estructuras como las Fundaciones fueron tomadas en Cuba con reserva, acaso por temor a que se independizaran demasiado. Así hay proyectos que llevan años esperando por una anunciada revisión de la Ley de Fundaciones. Pues yo creo que una forma de salvar algunas buenas actividades que empezaron con la Revolución es transformándolas precisamente en fundaciones, o instituciones semejantes. Y que cada iniciativa pruebe en la práctica su capacidad y su vigencia.

El turismo en Cuba ha crecido mucho, dicen que muchos turistas quieren conocer el país "antes de que lleguen los americanos". ¿Cree que realmente Cuba corre el riesgo de americanizarse, de que los McDonald’s suplanten al pan con lechón?
No se puede subestimar la chispa de los cubanos. No hay más ver el auge vertiginoso de los restaurantes y otros servicios. Si llega a Cuba, no dudo que McDonald’s acabe vendiendo pan con lechón, aunque habrá que ver cómo los hacen. Yo quisiera que no cambiáramos en lo sano que todavía comemos: ese es un valor nuestro a defender. Algunos listillos presionan la naturaleza para que las frutas maduren más rápido, lo que les cambia el sabor, además del daño de los agentes químicos. Yo espero que esos malos hábitos no se generalicen y que nunca cambiemos salud por falso crecimiento. Puede que a cosas así se refieran con lo de "antes que lleguen los americanos".

Sus conciertos por los barrios han sonado mucho a nivel nacional e internacional.
Empezamos haciéndolos muy discretamente; rechazábamos que el trabajo que hacíamos en esos lugares se transformara en show. Pero con el tiempo ha sido inevitable que trascienda. Algunos documentales han ayudado. El primero lo hizo el español Nico García, y se llama Ojalá. También se hizo una exposición de pasteles de Tony Guerrero y fotos mías en el Centro Cultural Pablo de la Torriente. Fueron ocurriendo cosas que sacaron el proyecto a la luz.

¿Por qué decidió hacerlos?
El primer concierto me lo pidió José Alberto Álvarez, un policía que atendía al barriecito de La Corbata. Pero resulta que ir a los barrios es adictivo. Llegas allí y ves a las familias, a los niños, a los viejitos en portales y balcones, a jóvenes colgados de los techos, y te traspasa la belleza y ves que hace falta y que la gente lo agradece. No hay mejores razones.

¿Cuántos ha realizado?
Hoy haremos el concierto número 68, y ayer, 9 de septiembre,cumplimos cinco años de gira.

¿Cómo los financia?
Recibo un poco de ayuda estatal. Me prestan la tarima, la planta de electricidad y las luces, que son cosas que no tenemos. También nos ayuda algún personal del departamento de Giras del Ministerio de Cultura. Todo lo demás, el sonido, los micrófonos, los instrumentos y los sueldos de algunos trabajadores, lo pone el proyecto Ojalá. Estos gastos son un acápite fijo de nuestra economía. Las giras al exterior nos sirven para ir mejorando condiciones, sobre todo la calidad de las bocinas, las mesas de sonido, los cables, que poco a poco han llegado a ser muy profesionales. No está de más puntualizar que todos los músicos y artistas que se ofrecen para la gira lo hacen con absoluto desinterés material.

Sus opiniones sobre la situación social que ha encontrado en los barrios ha despertado todo tipo de comentarios. ¿Qué encontró realmente en esos lugares?
No es que yo ignorara que hubiera barrios así. El proyecto Ojalá lleva más de 20 años al lado de El Romerillo. Todo el que vive en Cuba y quiere ver que eso existe, lo ve. Es que el trabajo constante en esos lugares hace profundizar no sólo en las carencias y las condiciones de vida, sino en la lucha constante contra la indolencia y la burocracia. Por eso se hizo de esa forma Canción de Barrio, el documental de Alejandro Ramírez que resume los dos primeros años de la gira: descarnado, como es la realidad. Y por eso el día del estreno invitamos a los dirigentes de los lugares que iban a ser expuestos. Algunos fueron.

¿Qué le aportan, como artista y como persona, estos conciertos?
Lo empecé a experimentar desde niño, a principios de la Revolución. Yo vi ballet no por formación familiar o por posibilidades económicas, sino porque de pronto Alicia Alonso bailaba en una plaza. ¿Qué es lo que cuenta el primer documental de Octavio Cortazar, Por primera vez?: la visita de un camión proyector a las montañas, donde nunca había estado el cine. ¿Qué hacíamos en nuestra juventud nosotros mismos, constantemente, sino cantar en todas partes?... Yo nunca he dejado de cantar así, sobre todo en mi país.

Puede que no se sepa, pero jamás he cobrado un concierto en Cuba. Bueno: una vez Luis Eduardo Aute y yo cobramos uno, en el Karl Marx, y donamos el dinero a San Antonio de los Baños, para que la alcaldía tuviera un fondo (que decía no tener) y pudiera pagar a trabajadores que limpiaran el río Ariguanabo. Pero también afuera he cantado así. Lo he hecho muchísimo en México, a donde empecé a ir por aquellas Jornadas de Solidaridad con Uruguay. Lo hice en Colombia, en Venezuela, en Angola, en República Dominicana, en Ecuador, en Bolivia, en Paraguay. Lo hice en alta mar, durante meses, cuando la Flota Cubana de Pesca. Lo hice en las prisiones varias veces. Hace muy poco hicimos un concierto en el barrio de Lugano, en Buenos Aires. En Chile hablé con Michelle Bachelet para que hiciera una ley que obligara a los extranjeros a hacer un concierto gratuito. Parece que no se pudo.

Lograr la sistematización de la Gira por los Barrios en Cuba (también conocida como la Gira Interminable) me ha dado una satisfacción muy grande. Más que cualquier otra cosa.

¿Cómo ve las posibilidades de que se mantenga el proyecto social de la revolución?
Los proyectos sociales humanistas, revolucionarios, se van a mantener siempre que existan quienes los lleven a cabo.

Cuando en Segunda Cita leemos blog en evolución uno piensa si en algún otro momento no hubiera dicho blog en revolución. ¿Hay alguna contradicción entre esos conceptos?
No hay contradicción, lo que hay es consecuencia. La Revolución Cubana ha sido una realidad inmensa, reconocida en un legado incuestionable. Yo he sido partícula de ese torbellino todo el tiempo. No dudo que haya otra revolución en el futuro. Pero mientras llega ese momento extraordinario, lo que nos toca es evolucionar.

¿Cuál cree que debe ser el papel de los artistas en medio de esta transformación que vive cuba?
Eso de los papeles me resulta angustioso. Llegamos a lo que llaman arte, o a lo que sea, de distintas maneras; por claves a veces colectivas pero también personales. Entonces no siempre hay fáciles respuestas generales; todo tiene aspectos que son asunto de cada cual, y eso es muy respetable.

Creo que a todos nos toca halar hacia donde creemos correcto. ¿Pensamos igual? Obviamente no. Pero hay matices. Yo podré tener sueños complicados, pero me identifico con cosas muy básicas. Estoy en contra del bloqueo, y a todo el que esté contra el bloqueo lo considero familia. Los que están por una sociedad responsable con el planeta y con los menos favorecidos, también son mi familia.

¿Qué es la poesía para ustedes? ¿Cómo la concibe en estos tiempos? ¿Es necesaria dentro del proceso de cambio de Cuba?
La poesía es imprescindible donde quiera que existan seres humanos. Es alcanzable de muchas formas, sin duda también con el periodismo. Cuando era joven leí Arte poética, de José Zacarías Tallet, y me pareció un disparate fabuloso; pero hoy podría suscribir cada uno de esos versos. Por eso te garantizo que hay poesía "hasta en la catalina de una bicicleta" y que, en cualquier circunstancia, "el problema es dar con ella".

¿Quiere enviar algún mensaje a sus seguidores españoles?
Siempre he sentido que le debo mucho a España. Llegué allí en 1977, cuando muchos pueblos latinoamericanos tenían gobiernos militares. Algunos exiliados llevaron mi música a sus países porque en España se podían conseguir mis discos. Los camuflaban con otras portadas… En el 2016 hará nueve años que no hago conciertos allá. Lo he intentado en varias ocasiones, pero la crisis económica no lo ha permitido. Yo quisiera volver siquiera una vez más y hacer algunas presentaciones para, al final, darme el gusto de hacer un concierto bien lindo en un barrio de los más necesitados; acaso en uno donde también haya inmigrantes. Sueño con hacer ese regalo. Ojalá podamos vernos allí.