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lunes, 2 de septiembre de 2019

EL FUTURO ES DE LOS PUEBLOS REBELDES



La decisión de las FARC-EP de retomar el accionar armado combinado con una ofensiva política sin precedentes, exige un análisis en profundidad más que una colección de bravos, hurras y demás frases hechas que poco o nada aportan.

Para empezar es necesario subrayar el gesto hacia el ELN que este recoge y que supone una unificación, no solo en el plano meramente armado, sino también en la estrategia política, situación que antes no se daba y que incluso en el pasado supuso algún choque armado entre ambos grupos insurgentes.

La reactivación del Movimiento Continental Bolivariano que, en otras palabras, es la reactivación del internacionalismo con mayúsculas, no esos internacionalismos pensados para dar cobertura ideológica a ciertos ególatras, es una pieza importantísima en este puzzle. Hablamos de un internacionalismo que retoma lo mejor de lo que fueron sus inicios y que recogía pueblos que no se resignaban a ser absorbidos por la estrategia bien imperialista, bien reformista.

Pueblos que a partir de una u otra estrategia de lucha (porque las condiciones no son las mismas en todas las partes del planeta) planteaban la vinculación de su futuro con una estrategia de resistencia al imperialismo que les llevase inequívocamente al socialismo, un socialismo que reconociese el derecho de los pueblos a la independencia, un socialismo feminista y respetuoso con los derechos LGTB, un socialismo encaminado a la construcción del ser humano nuevo…

La insurgencia ha apostado por una paz que plantea un escenario nuevo en Colombia. Ha sido respetuosa con sus compromisos hasta el último día, pero ha constatado que por una parte el Estado colombiano como todos los Estados imperialistas no fue a la negociación para acercarse a ese escenario de paz con justicia sino que iba con la única intención de desarmar a las FARC-EP, llevarla ideológicamente a la socialdemocracia y, por consiguiente, a la aceptación del capitalismo en Colombia y por último a la división y fragmentación de las FARC-EP. Una estrategia que en Euskal Herria conocemos de sobra.

Por otra parte el Estado colombiano se disponía a repetir la estrategia genocida de los años 80 con la aniquilación y asesinato de lideres sociales, cuadros políticos y exguerrilleros. En esta situación, mantener esa falsa paz, ese mal llamado proceso de paz, además de insostenible era suicida.

Las FARC-EP no solo plantean una vuelta a la lucha armada, de momento centrada en labores defensivas. Plantean un amplio diálogo con un sinfín de colectivos, partidos y movimientos sociales que como ellos mismos dicen definan las reformas y ajustes institucionales necesarios para atender los retos que la paz demande, poniendo en marcha un nuevo marco de convivencia política y social.

E insisten en que existen las herramientas para seguir intentando una salida concertada, impulsando un proceso constituyente abierto hacia la superación de la exclusión, la miseria y las inmensas desigualdades; hacia la democratización en profundidad del Estado y de la vida social, restableciendo la soberanía y garantizando el bienestar y el buen vivir de su pueblo.

Por descontado los reformistas de aquí y de allá han salido demonizando esta apuesta por la verdadera paz que ha lanzado la insurgencia. Nos lo esperábamos…

Tanto Timochenko como Sortu representan la misma podredumbre. Boltxe kolketiboa está con las FARC-EP en esta apuesta digna.

El futuro es de los pueblos rebeldes.

Boltxe Kolektiboa


miércoles, 16 de mayo de 2018

FARC – COLOMBIA: PAX CLAUDICANTE CON SEÑALES DE TRAICIÓN



ABP
16-05-2018

Hasta que me reuní con Timochenko en mi último viaje a Cuba, previo al sorpresivo anuncio del mal llamado Acuerdo de Paz de la Habana, firmado el 26 de septiembre del 2016, no sospechaba que al interior de las FARC-EP predominaba una corriente que aceptaría una Pax claudicante.

Previo a ese momento no conocía a ese personaje, ni su entorno, ni el significado real de su ascenso a la jefatura de las FARC después de la captura y asesinato del comandante Alfonso Cano.

Mis interlocutores a lo largo de las relaciones entre nuestras organizaciones revolucionarias habían sido principalmente los comandantes Manuel Marulanda, Jorge Briceño (Mono Jojoy), Raúl Reyes, Ricardo Téllez (Rodrigo Granda), Joaquín Gómez, Lucía, Jesús Santrich, Iván Márquez y otros.

Con Iván Márquez y Jesús Santrich sostuve incontables conversaciones y forjé una intensa camaradería y una gran amistad. Visité clandestinamente en muchas ocasiones sus campamentos móviles, como también en dos oportunidades pasé sendas semanas con comandante Raúl Reyes.

De todos ellos siempre recibí claridad de propósitos y expresiones de firmeza, en nada compatibles con el desarme y la desmovilización unilateral de las FARC, la aceptación pura y simple de la precaria legalidad ofrecida por un Estado Terrorista, la permanencia del paramilitarismo criminal y de la intervención militar de EEUU con sus 7 bases militares y la renuncia a una Asamblea Constituyente que ofreciera la posibilidad de refundar al Estado colombiano y democratizar la sociedad.

Primeras señales de la claudicación: intercambio con Timochenko 

Sin embargo, en el referido intercambio con Timochenko en Cuba (28 de octubre 2015), que duró casi dos horas, aprecié de su parte una marcada tendencia a aceptar un acuerdo sin esas garantías, sin esos “seguros de vida y existencia” bien merecidos; algo que me llenó de preocupaciones y traté de contrarrestar en el acto sin resultados favorables.

Sospeché y confirmé que tras la aparente férrea unidad de las FARC-EP se desarrollaban contradicciones de consecuencias impredecibles. Y a menos de un año de pensarlo y constatarlo, se precipitó ese acuerdo de cúpulas con la aceptación por el Secretariado de esa organización político-militar de una especie de Pax chueca, aupada por una tendencia claudicante que ha metido a sus combatientes desmovilizados y a sus activistas y líderes sociales en un gran trampa mortal.

Mi reacción crítica de ese desenlace indeseable -perjudicial para la insurgencia y el pueblo colombiano, para Venezuela bolivariana asediada por EEUU y las mafias derechistas, y para América Latina y el Caribe sometida a una feroz contraofensiva imperialista- es bien conocida: rechacé ese paso y señalé en múltiples formas y oportunidades, con toda responsabilidad, que no era cierto que en Colombia se iniciaba un real proceso de paz, sino más bien la rendición de la dirección hegemónica de su principal fuerza insurgente, que se traduciría en dispersión y pérdida de influencia del conjunto, en nuevos programas criminales contra sus cuadros más consecuentes, y en situaciones parecidas a las que se vivieron cuando la salida legal de la Unión Patriótica, víctima de 4000 asesinatos.

Clamé por qué no se entregaran las armas dejando intacta la maquinaria de guerra y todo el aparato criminal y para-estatal del régimen opresor y EEUU, emplazado en territorio colombiano.

Clamé por qué no se abandonara la demanda de la Asamblea Constituyente Soberana, los reclamos de cambios estructurales, el rescate de la soberanía y la constitucionalización de los acuerdos.

Apelé al pensamiento del Comandante Manuel Marulanda, siempre opuesto a disolver en una mesa de negociación el ejército popular fariano forjado a base enormes sacrificios e intrépidas hazañas.

No lo hice por joder.

No lo hice apegado a un simple radicalismo verbal.

Tampoco por la indignación que me causaba la “orden de captura del Estado colombiano” y la pérfida “ficha azul de la Interpol-CIA” que todavía pesan en mi contra.

En mi accionar político no priman las reacciones y/o intereses personales, sino principios.

Asumimos la solidaridad y alianza estratégica con las FARC-EP a plena conciencia de los riesgos, como lo hice con el FMLN de El Salvador, la URNG de Guatemala y el FRENTE SANDINISTA de Nicaragua, entre otros casos; a plena conciencia de que el tema FARC era más peligroso que los anteriores.

Por respuesta oficial recibí un ataque despiadado y mentiroso del entorno de Timochenko, especialmente de uno de sus principales asesores, un tal Gabriel Angel, el mismo que ahora le exige al comandante Santrich, vilmente calumniado que “pruebe su inocencia”; mientras Rodrigo Londoño (Timochenko) guardaba silencio frente a su injusta prisión y su eventual extradición a EEUU.

Súper-diligentes ante el apresamiento y la acusación de corrupción a Lula, pese a sus evidentes complicidades con la corruptela de Odebrecht; y negligentes en extremo ante la agresión ominosa a uno de sus más dignos compañeros de armas.

La decorosa rebeldía de Santricht explica esa represalia y el inicio del corte criminal en las alturas 

En esa ocasión, a manera de “reacción no oficial”, recibí una llamada telefónica del camarada Santrich desde la Habana, expresándome respeto y solidaridad y asegurándome que lucharía contra quienes pretendían disolver lo que tanta sangre y sacrificios había costado.

Consideraciones sobre la gravedad de ese viraje oportunista de la dirección hegemónica de FARC-EP fueron sustentadas posteriormente por el propio Santrich, así como su rebeldía unilateral en ocasión huelga de hambre por el incumplimiento de lo relacionado con la liberación de los presos de guerra de las FARC.

El ELN, por demás, ha dado constancia pública de la sabia advertencia de Santrich para que esa organización no cometa el grave error del Secretariado fariano en materia de gestión de paz.

Desde entonces me embargó una gran preocupación por la vida de ese valioso camarada en medio de la frágil legalidad establecida, como la que ahora me embarga por las amenazas que se ciernen contra Iván Márquez y contra todos/as aquellos/as capaces de reaccionar contestariamente frente a la trampa tendida, cada vez más evidente; que ha sido posible de instrumentar no solo por la perversidad de Santos, Uribe, CÍA, Mossad y comparsa, sino también por las traiciones internas y/o abandono definitivo del compromiso revolucionario de importantes dirigentes de la insurgencia.

En lo más íntimo de mí ser, no quería tener razón en lo que se derivaría de esa claudicación. Pero los hechos no dan lugar a equívocos, mientras las traiciones se evidencian y hieden.

Balance trágico 

La comisión fiscalizadora de la ONU ha declarado que el vulnerable acuerdo pactado, violado en alto grado por el Estado y el poder oligárquico colombiano y EEUU, solo se ha cumplido en un 18%.

Desde la firma de los “acuerdos de paz” han aumentado los asesinatos y las agresiones a líderes sociales y defensores de derechos humanos.

Más de 60 guerrilleros de las FARC-EP han sido asesinados por el ejército y fuerzas paramilitares.

El resultado de un estudio conjunto del Instituto de Estudios Políticos y Relaciones Internacionales de la Universidad Nacional (Iepri), el Centro de Investigación y Educación Popular (Cinep), el Instituto de Estudios para el Desarrollo y la Paz (Indepaz) y la Comisión Colombiana de Juristas (CCJ), titulado ‘Panorama de violaciones al derecho a la vida, libertad e integridad de líderes sociales y defensores de derechos humanos en 2016 y primer semestre del 2017’, da cuenta de que el año pasado hubo en total de 98 homicidios y 3 desapariciones forzadas de luchadores y luchadoras pertenecientes a Marcha Patriótica y dirigentes y activistas de los movimientos sociales en lucha.

En este 2018 se han incrementado los crímenes políticos y se ha estimado que desde la firma de los acuerdos a la fecha las víctimas del terrorismo de Estado sobrepasan el número de 200.

Y recientemente, con el apresamiento y la acusación mendaz contra el comandante Jesús Santrich, se ha iniciado la retaliación contra las principales figuras de las FARC-EP criminalizada por EEUU y el Gobierno colombiano, muy especialmente contra aquellos/as que no entienden la paz como renegación o traición.

Influyentes medios de presa estadounidenses y colombianos lucen estar preparando procesos similares contra los/as dirigentes calificados de “radicales” y, entre ellos se destacan los señalamientos contra Iván Márquez derivados del expediente que se le está fabricando a Santrich.

Sería tonto no pensar que los asesinatos, las extradiciones y otras diabluras del régimen no se extenderán y no se emplearán contra todos/as los/as que no han traicionado o renegado de sus ideas originales.

El espacio “legal” concedido a las FARC es una encerrona que actúa además, generando justas desconfianzas, dispersando sus fuerzas, reduciendo su influencia y condenándola a la marginalidad electoral como lo evidenciaron los recientes comicios.
Es, además, un espacio de alto riesgo para la existencia libre y la vida misma de quienes no abandonen las ideas revolucionarias.

En ese contexto, con ese cuadro dramático y esas amenazas por delante, persistir en respectar esa paz signada por la claudicación, raya en la traición, no solo a lo que por más de medio siglo representó la FARC de Manuel Marulanda, sino a todo el movimiento revolucionario colombiano.

Es obvio -y significativas deserciones iniciales frente al viraje derechoso, junto a la reciente actitud de rebeldía del comandante Hernán Darío Velásquez Saldarriaga (alias "El paisa", “Oscar Montero” o “El paisa Oscar”, comandante guerrillero de la FARC y jefe de la Columna Móvil Teófilo Forero, la que fuera una de las unidades más eficaces), confirman la tendencia de no pocos efectivos de la insurgencia fariana a resistirse a la desmovilización y al desarme unilateral en tales condiciones; mientras otros/as se podrían poner a buen reguardo y deben estar pensado en salir de la encerrona.

Por su parte para el ELN esta ha sido una gran y oportuna lección que le permite, como en efecto lo ha estado haciendo, mirarse en ese espejo para no aceptar una Pax claudicante.

No es que esa paz está en peligro como dice la alta jerarquía de la Iglesia Católica y ciertos políticos sensatos, es que ella no existe.

Ese proceso y ese acuerdo de PAX fracasaron y por esa ilusión inducida se está pagando un alto precio que hay que detener y revertir.

¿Cómo?

A las fuerzas que protagonizaron esa insurgencia heroica, por el momento sensiblemente diezmada y dislocada, y a todo el movimiento anti-imperialista y anticapitalista colombiano, les corresponde buscar formas y vías para hacerlo hasta lograr la recomposición y relanzamiento en grande de las luchas transformadoras.

¡Ojalá logren evitar ser masacrados, arrinconados y dispersados en mayor escala por las bestias al servicio de Santos, Uribe, el Pentágono, la CÍA y Trump!

¡Ojala!

El pueblo colombiano y Nuestra América se lo agradecerán.


lunes, 14 de mayo de 2018

CARTA ABIERTA A LOS EX COMBATIENTES DE LAS FARC - EP




14-05-2018


Nota de Rebelion.org: Hemos recibido el siguiente comunicado, elaborado por un grupo coordinado de personas provenientes de las FARC-EP que se declaran en quiebre con el acuerdo de paz. Lo publicamos en su integridad porque lo consideramos de interés como un documento para entender el momento y las contradicciones del presente. En este portal tendrán cabida siempre distintas expresiones de la izquierda, estemos o no de acuerdo con ellas.


La captura del ex comandante guerrillero Jesús Santrich, es lo menos que ha hecho esta oligarquía colombiana, si se tiene en cuenta el centenar de ex combatientes asesinados por las fuerzas oscuras del estado después de la firma del acuerdo de desmovilización, los centenares de líderes sociales asesinados, los montajes, los falsos positivos y la estigmatización a la campaña política contra candidatos de la izquierda colombiana, demuestra lo incoherente de este proceso. 

Desde las montañas de Colombia la dirección nacional de las FARC-EP hacemos un llamado a la reflexión a ex comandantes y ex combatientes que fueron engañados con el negocio de la desmovilización y maquillado a nombre de la paz, a que consideren los siguientes puntos: 

1. Tener en cuenta que la constitución, la justicia, la supuesta democracia, las garantías políticas y el acuerdo que ustedes firmaron, están subordinados a la voluntad del imperio norte americano con beneplácito de la oligarquía colombiana y serán destruidos, modificados o pisoteados cuando ellos lo consideren conveniente. La captura de Santrich, es el florero en la sala de recepción de Donald Trump. 

2. Hacer una evaluación de la implementación de los acuerdos y su avance, verán que todo se encamina a la destrucción de ustedes, llevando el movimiento y las organizaciones sociales al exterminio. 

3. El único camino que nos deja esta oligarquía, es la continuación de la lucha político-militar y estamos seguros que luego de otros años de lucha se darán las condiciones de alcanzar la verdadera paz con justicia social por la que hemos luchado y que reclama el pueblo colombiano. 

4. Nuestro llamado a ex comandantes y ex combatientes es a retomar las trincheras, el pueblo los espera. 

5. Hacemos un llamado al PCCC y organizaciones sociales a mantenerse en la clandestinidad, los momentos que se avecinan es de exterminio como ya lo hicieron con la Unión Patriótica. 

MONTAÑAS DE COLOMBIA. 

DIRECCIÓN NACIONAL DE LAS FARC-EP.