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miércoles, 22 de abril de 2020

“GLOBAFASCISTIZACIÓN” EN MARCHA” (I)


22/04/2020
Introducción

En octubre del año 1999 utilicé por vez primera el término “Globafascistización”, en un artículo publicado en la prensa escrita en un país centroamericano (1), texto que precisamente intitulé con ese concepto.

La síntesis de este escrito se relacionaba con el planteamiento de que, en el siglo XXI, la única forma en la cual el neoliberalismo podría sostenerse, sería a través del establecimiento de un régimen fascista de carácter global o semi-planetario. 

Este término creado a propósito del “nuevo desorden internacional” post-1989, era una derivación lógica del análisis del curso que tomaría la profundización del modelo económico neoliberal, brutal y deshumanizante, que a partir de los años noventa, se mostraba alentado y envalentonado por la extinción/desaparición del “mundo socialista” (la URSS y sus países satélites), y propulsado por la agenda imperial que anunciaba el triunfo y establecimiento sin contendientes de un orden hegemónico global centrado en los EEUU.

Varios años después, a raíz de las graves crisis financieras y bursátiles de inicios del siglo XXI (la crisis de las Punto.com y la Enron), y posteriormente, a partir de la crisis financiera de los años 2008-9 (la crisis de las “hipotecas basura”), continué desarrollando la noción de “Globafascistización”, a través de un segundo artículo, publicado esta vez en la revista Alainet (en el año 2008), el cual puede ser consultado en sus archivos digitales (2).

En ese contexto general, el planteamiento central detrás del concepto de “Globafascistización”, es que las crisis cada vez más profundas, recurrentes y sistémicas del  capitalismo neoliberal, son provocadas en gran medida por el desenfreno especulativo del sistema financiero de EEUU y Occidente, en acción articulada con esa modalidad de “Keynesianismo pentagonista” (expansión ilimitada del gasto militar por todo el planeta), que a la postre llevarían a la humanidad entera a un punto tal de ingobernabilidad, que este modelo económico desquiciante y antisocial solo podría sostenerse en base a la fuerza bruta, la represión institucionalizada, el autoritarismo y el control social extremo.

La actual coyuntura mundial pareciera mostrar un panorama similar al descrito hace 21 años a través del concepto arriba citado. Hoy el fenómeno de las cada vez más recurrentes crisis financieras globales, en combinación con la creciente militarización de la sociedad global no parece ser pasajera ni circunstancial.   

El propio Fidel Castro (por cierto, una singular mente brillante con la cual era o es difícil compararse), en algunos de sus últimos artículos publicados poco antes de su muerte, desde el reposado retiro en su hogar, advirtió al mundo entero de la posibilidad de que el sistema sufriera un repentino y brutal “Shock financiero global”, que pusiera en grave peligro la existencia misma de la humanidad.  Gracias a la internet esos artículos también pueden ser consultados y revisados por los interesados.

Si Wall Street falla, ahí está la FED; si ambos fallan, ahí está el Pentágono.

Todo indica que “está planificada destrucción de la economía global” (según lo califica Peter Koening) (3), disfrazada u oportunistamente utilizada a través de la pandemia, en realidad esconde un violento remezón a las estructuras más sensibles del capitalismo global, que bien sabemos se incubó mucho tiempo antes en la Fed y la banca internacional y no en Wuhan.  

Como bien se sabe a partir del estudio de las experiencias históricas del capitalismo central (ante todo anglo-norteamericano), en particular, en base al análisis de las más importantes crisis sistémicas que el sistema ha enfrentado al menos durante el último siglo, sucede que cuando el sistema financiero no puede ya resolver sus propios problemas, como aquellos causados por el estallido de las burbujas financieras que la compulsiva especulación desenfrenada desata, el banco de la Reserva Federal (FED), acude en auxilio.

Por su infinita capacidad para emitir papel moneda la FED no puede quebrar. Una de sus principales funciones es inyectar liquidez al mercado, y ello incluye rescatar bancos y corporaciones en quiebra (en particular, las entidades públicas o privadas de mayor peso e influencia política), ya sea a través de bonos, préstamos de emergencia a muy bajo interés y mediante garantías especiales, o a través de la emisión de “papelitos de colores”, como Lenin solía llamar al papel moneda inorgánico, al papel moneda sin ningún respaldo en algún valor real de aceptación general.

Si bien es cierto que estas operaciones económicas y financieras de emergencia (o de “contención bomberil” si se quiere), en el largo plazo no resuelven los problemas de fondo del sistema (la tendencia recurrente a la desenfrenada especulación con valores ficticios, o a insolubles contradicciones estructurales propias de la naturaleza inherente del capitalismo, relacionadas con su modelo de acumulación y reproducción), en efecto, en el corto y mediano plazo (al menos en “recesiones normales”), logran la reactivación parcial de segmentos importantes de la economía. 

La historia económica de los Estados Unidos y Europa Occidental nos muestra que cuando la recesión es demasiado severa y se torna en una profunda depresión (como la de 1929 y años subsiguientes), al punto que ni Wall Street ni la FED pueden resolver, entonces aparece el Pentágono, para poner en marcha la maquinaria de guerra como medio de reactivación de la economía.

De hecho, como bien se sabe y está plenamente estudiado y documentado, las dos grandes guerras del siglo pasado estuvieron antecedidas por fuertes problemas recesivos de la economía mundial, y por una intensa pugna entre potencias por el dominio de mercados internacionales. Es la guerra interviniendo en (y resolviendo a su manera) problemas de mercados. ¿Alguna coincidencia con el momento actual?

Sin lugar a dudas, el capitalismo se asienta y re-estabiliza en/ y a partir de la violencia, sea esta monetaria, especulativa, estructural o militar. Dados estos poderosos “instrumentos operativos” de los cuales históricamente ha echado mano el sistema, no podemos ni debemos subestimar la capacidad del viejo capitalismo para “resetearse”, para reestablecer su frágil estabilidad.  Por ello, suena precipitado anunciar su pronto final.

Al menos por ahora, pareciera que una parte de estos “instrumentos operativos” clave del capitalismo global arriba citados, aunque están parcial y temporalmente agotados, aún pueden dinamizar ciertas “cosas”, ciertas “externalidades” como dicen los economistas.

Si bien es cierto que el problema fundamental del capitalismo global en estos momentos, es la incapacidad del sistema financiero especulativo para reconectarse con la esfera real de la economía, con esa dimensión real y concreta del trabajo productivo (la cual Wallerstein diferencia del supra-capitalismo al denominarle el “mercado”), el sistema puede echar mano de laviolencia estructural (la quiebra en serie de numerosas empresas y del desempleo masivo; el masivo endeudamiento de economías nacionales en apuros a cambio de más privatización y más extractivismo de recursos naturales), así como también echar mano del ya mencionado pentagonismo, bajo la forma de despliegue del expansionismo militarista, en términos presupuestarios y de presencia operativa a través de bases y movilizaciones de tropas en múltiples regiones del mundo. 

Y en efecto, el acrecentamiento de ambos fenómenos está ya presente.  Solo en los EEUU la OIT reporta un número alarmante de personas que han perdido sus empleos formales en las últimas semanas (22 millones de trabajadores al 15 de abril del presente año) (4). Y esta entidad prevé que a nivel mundial los números de desempleo asciendan a más de un centenar de millones en los próximos meses.  

Pareciera que estamos a las puertas de un violento y creciente proceso de derrumbe de capitales de distinta magnitud (donde los medianos y pequeños sufrirán sin duda alguna la peor parte), en esta especie de “autofagia” o “canibalismo capitalista”.

¿Portaaviones o bitcoins?

Mientras tanto, el otro recurso estratégico e instrumento predilecto de salvataje del sistema (el pentagonismo), renueva en medio de la presente crisis su protagonismo, con el inicio de una movilización de gran escala de portaaviones y buques de guerra, diverso arsenal ofensivo de gran alcance, y tropas a lo largo y ancho de distintas regiones del mundo, incluyendo la frontera colombo-venezolana, el sureste asiático y el caribe latinoamericano.

De momento, aquí en nuestras vecindades, Venezuela es el pretexto inmediato para tal despliegue militarista.  El gobierno ruso ha elevado ante Washington su protesta (5). Irán y el Oriente Medio también son “puntos calientes”, y por muy “novedosas” que parezcan las aparentes “alianzas tácticas” entre Trump, Putin y el gobierno de China, la solidez de esta “entente” no pareciera estar garantizada, ante todo, por la agudización de la recesión económica, y ante los agudos antagonismos comerciales y geopolíticos entre estos bloques de poder antagónicos, el Euro-Asiático y el Occidental.

En estos momentos es muy difícil ser optimista, y menos sobre acuerdos (públicos o secretos), entre potencias que luchan abiertamente por agendas opuestas.  Occidente está en una grave situación. Su moneda histórica – el dólar- está en crisis terminal. La Fed y la banca internacional pueden intentar paliar la crisis lanzando –aún más- cantidades diluvianas de papel moneda (o peor aún, derivados financieros), pero eso solo será como apagar un incendio con gasolina.

Europa está muy limitada por si sola para liderar la gestión efectiva de la crisis internacional. ¿Transición hacia una moneda digital? ¿Con qué respaldo?  Esta no parece una salida realista, pues no soluciona el verdadero problema de fondo, que es la sobresaturación del sector financiero con valores ficticios (entre 20 y 40 trillones de dólares según calculan analistas especializados) (6), no resuelve el problema del enorme déficit fiscal de EEUU, calculado solo para este año en 3.8 billones de dólares adicionales, ascendiendo en total a la astronómica cifra de $ 984 billones (7), en camino de representar alrededor del 18.7 del PIB de EEUU, la tasa de déficit público más alta desde la Segunda Guerra Mundial (8), y más importante aún, una moneda digital tampoco resolvería la pronunciada desconexión del sector financiero-especulativo con el sector productivo.

En síntesis, Occidente, con todas las contradicciones internas de sus élites y sus diversos bloques de poder, nuevamente requiere de guerra, pero no de una guerra cualquiera. Como en 1914 y en 1939, requiere de un conflicto de grandes proporciones. Si no acuden a ese expediente tan extremo, parece que lo más seguro e inminente es la implementación del “shock estructural”, una medida igualmente desastrosa; dejar que la bancarrota en serie desplome numerosos sectores de la economía mundial, como ya está ocurriendo ahora en numerosos países con el sector del turismo, restaurantes, aerolíneas, hotelería y el mercado petrolero, entre muchos otros segmentos.

De cualquier forma, el capitalismo neoliberal no pierde. Como dice el profesor Chossudovsky, “la evidencia ampliamente confirma que el neoliberalismo no ha sido derrotado. Es totalmente lo opuesto”. Lo que se viene, según su perspectiva, es una virtual reprivatización (por la vía del re-endeudamiento masivo ante el FMI/BM), pero esta vez de mayor escala. Es lo que él denomina “del ajuste estructural al ajuste global” (9).

Por todo ello, inquieta saber si el actual confinamiento planetario al cual se somete a gran parte de la humanidad, tiene únicamente como principales objetivos, el evitar levantamientos masivos ante la quiebra en cadena de empresas de toda escala, el desempleo y el hambre rampante, “arrodillar” a gobiernos y empresas privadas ante la banca internacional prestamista, o si, además, se trata de prepararnos para otros eventos de gran magnitud, como podría ser, un “ataque nuclear preventivo”.

Notas:

1.      El artículo en mención fue publicado en 1999 en “El Nuevo Diario”, Nicaragua.

2.    Este texto fue publicado el 23/06/2008 y lleva por título “Globafascistización: un concepto nuevo para un problema viejo”. Puede consultarse en el siguiente enlace virtual; https://www.alainet.org/es/active/24868

3.    IMF Projects Global Economy in 2020 to Contract by Mere 3 %. Is this a joke?; Peter Koening, Global Research, April, 15 2020. https://www.globalresearch.ca/imf-projects-global-economy-2020-contract-3/5709691

4.    “Más de 22 millones de trabajadores estadounidenses solicitan prestaciones por desempleo en solo cuatro semanas”. Democracia Ahora; 16/04/2020: https://www.democracynow.org/es/2020/4/16/titulares

5.     Moscú (Sputnik): “El Ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia rechazó el bloqueo que impuso Estados Unidos a Venezuela bajo el pretexto de operaciones antidrogas. 14.04.2020.

6.    Understanding Great Recessiones. The Dynamics of Epic Recession” (Part 1): Dr. Jack Rasmus; Global Research, April 13, 2020.

7.     “All levels of goverments habe been precipitated into a debt stranglehold. The debt cannot be rapaid. In the US, the federal déficit “has increased by 26 % to $ 984 billion for fiscal 2019, highest in 7 years”. And that is just de beginning”;“Towards A Ney World Order? The Global Debt Crisis and The Privatization of the State”; Prof. Michel Chossudovsky, Global Research, April 17, 2020 https://www.globalresearch.ca/towards-a-new-world-order-the-global-debt-crisis-and-the-privatization-of-the-state/5709755

8.    Democracy Now: Boletín del 15/04/2020:

9.    M. Chosudovsky, artículo citado.


Sergio Barrios Escalante
Científico social e investigador. Editor de la Revista virtual RafTulum.

    


miércoles, 24 de enero de 2018

“SISTEMA-MUNDO CAPITALISTA EN FASE TERMINAL” (I)





La polarización política y social es de manera indudable uno de los principales fenómenos transversales que atraviesan a todos los países del orbe, en unas regiones más que en otras, pero de forma indiscutible, aparece como el más relevante fenómeno en este siglo XXI.

Una polarización que tiene su principal fuente de origen en la extrema y creciente desigualdad económica, y cuya expresión más ilustrativa es la radical división entre el 1 y el 99 % de la población planetaria.

El 1 % de la población mundial acaparando alrededor del 82 % de la riqueza mundial, y las grandes mayorías, el 99 % de la población planetaria, hundida en diferentes niveles de pobreza y precariedad.

En las últimas décadas este fenómeno de desigualdad e inequidad en los ingresos viene siendo señalado de manera persistente año con año, en particular, a través de informes de diversas entidades internacionales (2).

Esta polarización social y económica mundial crispa por todas partes los antagonismos de clase, y se potencia con la mezcla explosiva de otras tendencias globales, tales como la creciente militarización de las democracias pauperizadas, la privatización ilimitada de la esfera pública, la incursión cada vez más directa y abierta del crimen transnacionalizado en los ámbitos de decisión política, y la criminalización y represión abierta o sutil de la protesta y la movilización de los sectores populares en rebeldía contra este desorden planificado.

Nada hace pensar que este estado de cosas va a cambiar en el corto o mediano plazo. Por el contrario, tenderá a empeorar, sencillamente porque ahora se ha incorporado de manera decisiva el factor medioambiental a esta dinámica de entropía global (3).

Ya no es solo el propio capitalismo como “sistema-mundo” el que se encuentra amenazado (por sobre todo, por la naturaleza irresoluble de sus propias contradicciones antagónicas), sino además, es la propia existencia de la civilización humana la que se encuentra en cuestionamiento.

Un cuestionamiento fuerte y poderoso que viene de la propia naturaleza, que bajo la forma de cambio climático se torna en abierta rebelión, quizá en aliento y en defensa a una rebeldía social que aquí y en todas partes aparece muy pálida y debilitada, ante el avasallador poder del dinero, ese producto cultural e instrumento comercial que en estos tiempos aparece transmutado en deidad cosmogónica.

Notas:

1.     Término acuñado por Immanuel Wallerstein.
2.     Véase por ejemplo, el más reciente informe publicado por Oxfam: “Premiar el trabajo, no la riqueza”.
3.     “Científicos advierten del inminente colapso de la civilización humana”: https://arxiv.org/ftp/arxiv/papers/1801/1801.00052.pdf

Sergio Barrios Escalante
Científico social e investigador. Editor de la revista virtual RafTulum. Activista por los derechos de la niñez y adolescencia en el Proyecto ADINA. https://revistatulum.wordpress.com/
https://www.alainet.org/es/articulo/190534


martes, 20 de septiembre de 2016

MARCELO COLUSSI: “NUEVAS FORMAS DE DOMINACIÓN RECORREN LATINOAMÉRICA”




20/09/2016

Entrevista a Marcelo Colussi: sobre los Contenidos y alcances del Seminario “Desafíos de la Izquierda Latinoamericana”, recientemente llevado a cabo y facilitado por él en la Universidad de San Carlos de Guatemala.

SBE: ¿Cuáles son los antecedentes inmediatos y el contexto general en el cual se organizó este seminario?

MC: Surgió como actividad del Centro de Estudios Latinoamericanos Manuel Galich, de la Escuela de Ciencia Política de la Universidad de San Carlos; posteriormente la Cátedra Carlos Marx, de esa misma casa de estudios, se sumó a la iniciativa. La idea básica fue reflexionar sobre la situación de las izquierdas en Latinoamérica al día de hoy, viendo alternativas reales de por dónde caminar.

En estos momentos el campo popular y las izquierdas viven un proceso de retroceso. Ello obedece a una avanzada sin precedentes del capitalismo global y a la reversión de las primeras experiencias socialistas del siglo XX, sin dejar de considerar errores propios y elementos que deberían revisare críticamente en la misma izquierda.

Este fenómeno de derechización se vive en todo el planeta; en América Latina tiene características particulares, por cuanto ese retroceso asienta en una fabulosa represión que tuvo lugar en las décadas de los 70 y 80 del pasado siglo, con miles de muertos y una pedagogía del terror que aún subsiste.

Las izquierdas, como voz cantante de la protesta social, quedaron diezmadas, desestructuradas y sin proyecto. De todos modos, las injusticias de base no desaparecieron, lo que lleva a entender la dinámica que se vive en la actualidad: aún sin proyecto claro, la reacción y las protestas continúan, y la derecha continúa, en forma conservadora, la defensa de su posición, ahora vilipendiando al marxismo, supuestamente por fracasado.

Entrado el siglo XXI asistimos a diversos gobiernos de centro-izquierda, los que hacen pensar en un nuevo ciclo de luchas populares. En realidad, estos planteamientos no han pasado de propuestas populistas, de capitalismo “suave”.

Hoy por hoy, finalizado el ciclo de auge del precio de materias primas que los posibilitó, asistimos a un nuevo endurecimiento de la derecha y al retiro de esos gobiernos de neo-izquierda.

En el medio del neoliberalismo que ha hecho retroceder conquistas sociales históricas ampliando la brecha entre ricos y pobres, y junto a la tradicional presencia militar estadounidense (más de 70 bases en la región), nuevas formas de dominación recorren Latinoamérica: golpes suaves, revoluciones de color, lucha contra la corrupción, distractores varios y/o mecanismos de control como los cultos neoevangélicos o el aluvión de fútbol profesional.

Los proyectos de izquierda se muestran desorientados; no hay propuesta clara. La derecha parece haber tomado abiertamente la iniciativa. En ese escenario: ¿qué retos enfrentan hoy las izquierdas y qué se puede plantear como propuesta alternativa?

Desde el Seminario intentamos abrir preguntas críticas al respecto: ¿es la integración continental una vía? ¿Qué sujetos de cambio son hoy día los principales actores? ¿Sigue siendo válido el marxismo? ¿Dónde va Latinoamérica? En otros términos: ¿qué debe hacer hoy la izquierda?

SBE: ¿Cuáles fueron sus objetivos principales y en qué medida se alcanzaron?

MC: En realidad, el objetivo final de toda la iniciativa es volver a colocar el discurso crítico del materialismo histórico en la agenda de la academia. Sabemos que, desde hace décadas, luego de las furiosas represiones que se vivieron en todos los países latinoamericanos, y en Guatemala de un modo especial (fue el país más golpeado de toda la región, con 200,000 muertos, 45,000 desaparecidos, política de tierra arrasada y genocidio, y luego con un manto de total impunidad sobre lo acontecido), y más aún con la avanzada de los planteamientos neoliberales de los 89 y 90 del siglo pasado, la propuesta marxista desapareció.

Marx pasó a ser satanizado. Los jóvenes de estos últimos años están alejados del pensamiento crítico, y la ideología de derecha, complaciente y consumista, ganó prácticamente todo el espacio. La realización del Seminario apunta a volver a hablar de temas desaparecidos en estos últimos años, que por supuesto siguen siendo absolutamente vigentes.

Las injusticias no desaparecieron, por tanto, el discurso crítico que habla de ellas no perdió vigencia. El objetivo fue ese: mostrar que toda esta discusión sobre lo social sigue siendo totalmente vigente, necesaria, impostergable. Y que la obra de Marx sigue tan vigente como antes. Que la experiencia de los socialismos reales -primeras y balbuceantes experiencias- no haya sido la que se pensó no invalida, en modo alguno, las luchas por mayor justicia, que siguen siendo impostergables.
SBE: ¿Quiénes fueron sus más relevantes expositores y sobre qué temas centrales ahondaron?

MC: El Seminario estuvo conducido los tres días por una sola persona: yo. Por supuesto que se podría haber hecho algo mejor, con más expositores, trayendo gente de buen nivel. Pero eso es lo que hay al día de hoy (la mediocridad es una de las secuelas de la represión vivida años atrás). De todos modos, consideramos que esto es un arranque, un primer esfuerzo. Ya vendrán cosas mejores.

Los temas abordados en los tres días fueron: ¿Qué es la izquierda? ¿Está vigente el marxismo en la actualidad? Nuevos retos en un mundo global. Una triste historia: represión y silencio del campo popular. Recomponiendo la izquierda: los populismos. Integración latinoamericana. Geopolítica y globalización: América Latina como “patio trasero”. Movimientos populares y nuevas luchas. Retos actuales para la izquierda.

SBE: ¿Hubo algún tipo predominante de público asistente al evento?

MC: En cuanto a la asistencia, tuvimos una grata sorpresa: esperábamos unas 25 a 30 personas, y vinieron más de 90, además de haber sido seguido vía Skype desde el CUNOC, en Quetzaltenango, donde hubo 40 personas más. En ese sentido, fue un éxito.

Hubo de todo un poco en la asistencia: viejos cuadros de la militancia de izquierda, algunos docentes de la universidad, pero fundamentalmente -y esto es lo que más nos alegra- jóvenes. Era lo que se buscaba, y felizmente se consiguió.

Además, me alegró mucho el hecho que esos jóvenes hayan asistido en forma espontánea: no fueron acarreados por catedráticos como parte de alguna clase. Todos los que vinieron, lo hicieron por decisión propia. Son los jóvenes, las nuevas generaciones, las que tienen que perder el miedo a discutir sobre estos temas, empezar a retomar conceptos que por años nos hicieron creer que habían quedado desactualizados.

SBE: ¿Se identificaron conclusiones finales y/o propuestas? ¿Se produjeron acuerdos de algún tipo ó declaraciones y cuáles?

MC: Como actividad académica que fue, y no un acto político, no hubo una conclusión final en sentido estricto, no hubo una declaración de cierre del congreso. Quedaron cuatro preguntas abiertas a su discusión, a su profundización. Resumidamente podríamos decir que son estas:

1) Hoy día, ¿es posible el socialismo en un solo país? Eso se pregunta a partir de ver la dificultad/imposibilidad de mantener procesos autónomos en contra del capitalismo global, como el caso de Nicaragua por ejemplo en la década de los 80 del siglo pasado, o la actual soledad de Cuba. ¿Habrá que pensar en alianzas, en bloques de países? La discusión está abierta.

2) ¿Cuál es en la actualidad el sujeto revolucionario, el sujeto de la transformación? La clase obrera industrial urbana parece que no. ¿Qué otros sujetos son factor de cambio: las movilizaciones campesinas e indígenas? Por allí se habló de la categoría de “pobretariado” (conjunto variado de pobres diversos), propuesta por Frei Betto, como algo que puede empezar a explicar el panorama actual. También es un tema para polemizar y profundizar.

3) ¿Quién es la vanguardia revolucionaria hoy día? Menudo problema: ¿partido revolucionario de cuadros?, ¿frente popular?, ¿gobernar desobedeciendo como dicen los zapatistas?, ¿retomar las experiencias autogestionarias, como las fábricas bajo control obrero, los movimientos cooperativos, la CPR que se dieron en Guatemala? ¿Es necesaria una vanguardia? Todo otro gran tema de debate.

4) Y por último: la cuestión del poder. Sin apelar necesariamente a una visión foucaultiana del asunto, revisar este tópico: ¿qué es el poder popular? ¿Qué relación tiene la izquierda con este tema del poder? ¿Por qué en todas las experiencias socialistas es tan fácil que aparezcan burocracias que van secuestrando el calor revolucionario? Todo esto da para continuar el Seminario. No son conclusiones en sentido estricto, sino puertas que se abrieron para profundizar el debate, tal como debe ser en el ámbito académico.

SBE: ¿Habrá actividades de réplica en otros lugares o de seguimiento?

MC: La actividad se enmarcó en algo que pretende la Cátedra Carlos Marx: volver a poner en el debate académico estas problemáticas, no teniéndole miedo al texto marxista, sin caer en rechazos viscerales como ha hecho el discurso neoliberal, ni tampoco en fanatismos dogmáticos como hizo el estalinismo de otras épocas.

Simplemente: hay que estudiarlo, y hay que estudiar con método, con rigor sistemático, la situación político-social del país y del mundo. El Seminario se encaminó a abrir ese camino. En relación a eso, por ejemplo, ahora para fines de mes se realizarán varias actividades con la visita de un destacado pensador y sociólogo argentino: Néstor Kohan que, de algún modo, son continuación y seguimiento al Seminario (en adjunto va afiche con información).

Por último, por si a alguien le interesara, me permito dejar recomendada esta bibliografía mínima que usamos estos días, y que constituye apenas un primer arranque para estudiar estos temas:

Colussi, M. (Compilador) (2013) Sembrando utopía. Crisis del capitalismo y refundación de la Humanidad. Versión electrónica disponible en: http://www.albedrio.org/htm/documentos/vvaaSembrandoutopia.pdf

_______ (2016) Izquierda en Latinoamérica: una agenda pendiente. Portal electrónico de Prensa Latina. Versión digital disponible en la dirección: http://firmas.prensa-latina.cu/index.php?opcion=ver-article&cat=C&articleID=961&SEO=colussi-marcelo-izquierda-en-latinoamerica-una-agenda-pendiente

Sergio Barrios Escalante, Editor de la Revista virtual RafTulum.

http://www.alainet.org/es/articulo/180373