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viernes, 6 de diciembre de 2019

¿POR QUÉ ALGUNOS INTELECTUALES INDIGENISTAS Y FEMINISTAS NEGARON EL GOLPE DE ESTADO EN BOLIVIA?




 La autoproclamada presidenta Jeanine Áñez

Análisis
05/12/2019

¿Qué les motivó a estos indigenistas y feministas a negar lo que el mundo, ahora, constata como Golpe de Estado? ¿Acaso desconocían el concepto básico de lo que es un Golpe de Estado? ¿Por qué asumieron el discurso del fraude electoral, falacia que ni la propia OEA es capaz de demostrar técnicamente?

Parte de la estrategia del Golpe del Estado en Bolivia[1] fue mostrar al país y al mundo que la renuncia forzada de Evo Morales era un acto democrático de “sucesión constitucional”. Para ello se pactó previamente con los medios corporativos de información, se cerraron los medios estatales y/o comunitarios, para luego reabrirlos ya ocupados. Expulsar a los medios extranjeros… Y aplicar la “jaula mediática” a los bolivianos.

Pero, desde la solidaridad y comunicación internacional se logró posicionar lo ocurrido en Bolivia como Golpe de Estado. Incluso Bernie Sanders, ex candidato presidencial norteamericano, concluye que en Bolivia hubo Golpe de Estado[2].

Sorprendentemente, en esa constatación narrativa sobre lo sucedido en Bolivia, intelectuales indigenistas y feministas como Silvia Rivera[3], Raquel Gutiérrez[4], Eduardo Gudynas[5], Raúl Zibechi[6], Rita Segato[7]…o activistas como Pablo Solón[8], y otros, coincidieron en afirmar que “Evo Morales cayó por sus propios errores”. “Que lo que había ocurrido fue fraude electoral. No un Golpe de Estado”.

¿Qué les motivó a estos indigenistas y feministas a negar lo que el mundo, ahora, constata como Golpe de Estado? ¿Acaso desconocían el concepto básico de lo que es un Golpe de Estado? ¿Por qué asumieron el discurso del fraude electoral, falacia que ni la propia OEA es capaz de demostrar técnicamente?

¿Cómo se explica esa “adulación” discursiva a los indígenas sometidos, y la repulsa a los indígenas en proceso de emancipación?

Estos y otros intelectuales, opinadores y activistas "progres", desde hace un tiempo atrás fueron construyendo y difundiendo el correlato de “Evo Morales dictador, corrupto, narcotraficante…”, en diferentes escenarios internacionales y nacionales.

De esta manera, abonaron a la construcción de las condiciones subjetivas golpistas de la clase media tradicional que sería el puntal de lanza del Golpe (junto a los policías y militares). Instalaron la fijación y el odio contra el “indio gobernante”, en sus estudiantes universitarios, colegas, ONG, y en la ciudadanía progre que leía sus críticas destructivas contra el “indio macho y tirano”, según ellos. ¿Por qué?

Individualismo metodológico. Estos intelectuales, por sus categorías de comprensión/explicación de la realidad, redujeron el proceso de cambio boliviano a la persona de Evo Morales. Se fijaron tanto en Morales que asumieron que el proceso de cambio boliviano fue producto de un caudillo “ignorante”. ¿Acaso Morales no fue producto de un proceso social masivo? ¿No fue refrendado en las urnas como gobernante?

Jamás consideraron las posibles consecuencias sociales que ocasionaría "el repudio al indio” que estaban sembrando en contra del “dictador”. Cayó Morales, masacraron a más de 30 indígenas, y se reparten, ahora, el botín estatal.

Revancha intelectual. Ante las permanentes críticas de algunos de estos intelectuales, García Linera, Vicepresidente de Bolivia, lejos de entrar en debate, escribió un libro en el que los descalificó llamándolos “infantiles”, y jamás los tomó en cuenta. Desde entonces las críticas al gobierno de Morales se tornaron en revancha casi visceral. Se mofaban no sólo de la carencia del título académico de Linera, sino hasta de las metáforas performativas dichas por éste.

Mientras Silvia Rivero, Pablo Solón, Raúl Prada…, ocupaban puestos/cobraban del Estado Plurinacional, el gobierno indígena era el arquetipo ideal. Pero, una vez que fueron despedidos de sus puestos laborales se convirtieron de apologetas en detractores del proceso de cambio impulsado por movimientos indígenas y campesinos.

Racismo intelectual. El indigenista o feminista profesional, por lo regular, adula al indígena o la mujer mientras éste o ésta son subalternos. En la medida que el indígena comienza a caminar con sus propios pies y pensar con su propia cabeza, el indigenista se incomoda. Mucho más, si las mujeres o indígenas ya no requieren de sus asesoramientos teóricos para proseguir con sus procesos.

A estos intelectuales sólo les interesa el indígena como objeto de caridad intelectual. En la medida que el indígena o la mujer se constituyen en sujetos con ideas propias, aquellos lo desacreditan amparados en sus títulos.

Postura anti estatista. Por leer y creer en demasía a Jhonn Holloway, estos intelectuales indigenistas/ambientalistas asumieron que el Estado era un aparato obsoleto del pasado. Ellos creen estar ya en la era post estatal.

Su consigna es: el Estado no importa. Importa la comunidad. De allí el idílico sueño del “comunitarismo apolítico”. Por tanto, qué importa si hay o no Golpe de Estado. Mucho menos importa el injerencismo norteamericano. Lo que importa es la armónica estructura comunitaria que imaginan.

Postura a imperialista. Toni Negri dijo que la época de la expansión territorial de los imperios era del pasado porque el poder, ahora, estaba centrado en el conocimiento, ya no en el control territorial como antes. "El conocimiento no tiene territorio. Por tanto, no hay Imperio invadiendo territorios o promoviendo golpes de Estado". Su fe en esta elucubración mental los lleva a no ver el intervencionismo norteamericano en América Latina.

Ambientalismo fashion. Para estos pensadores, el respeto a la Madre Tierra consiste en no tocar, no extraer, los bienes de la Tierra. Quizás creen que lo que consumen se produce o se extrae del supermercado.

Esa idílica lógica conservacionista les lleva a rasgarse las vestiduras frente a la muerte de los animales en la Amazonía, pero guardar un sepulcral silencio cómplice ante la masacre desalmada de indígenas y campesinos insubordinados en la ciudad de El Alto o Cochabamba.

Quizás porque el ambientalismo cotiza más en el mercado financiero de la cooperación internacional que la idea de la defensa del “indio bueno”.

No hay indio insumiso sin culpa. Estos intelectuales coincidieron en decir que “Evo Morales dejó el poder producto de sus errores”. Morales fue culpable de su defenestración.

Incluso las feministas, lejos de protestar contra el Golpe, repetían el correlato de lo “autoritario, dictatorial, corrupto…” que había sido Evo Morales. “Se lo merecía y fue culpable de su violación por llevar pollerita corta” dirían los machistas refiriéndose a una mujer violada. Algo así dicen algunas feministas del Golpe de Estado en Bolivia.

Lo triste es que progresivamente el mundo se entera que nunca se comprobó técnicamente de la existencia del mentado fraude electoral del 20 de octubre en Bolivia. Lo que sí existe, luego del Golpe de Estado, y las masacres indígenas, es un proceso acelerado de ocupación de las empresas públicas por agentes de empresas privadas golpistas, persecución/criminalización abierta de los dirigentes de los movimientos sociales, reocupación de Bolivia por las Embajadas norteamericana e israelí, y hostigamiento/expulsión de toda mano solidaria con los sectores subalterno en el país.

Notas
 

Ollantay Itzamná
Defensor latinoamericano de los Derechos de la Madre Tierra y Derechos Humanos
@JubenalQ


lunes, 21 de noviembre de 2016

GUATEMALA COSTO SOCIOPOLÍTICO DE LOS “ERRORES” DE LA IZQUIERDA POLÍTICA


En Guatemala también se cuecen habas…

GUATEMALA

COSTO SOCIOPOLÍTICO DE LOS

“ERRORES” DE LA IZQUIERDA POLÍTICA

18/11/2016
Opinión


El pasado año, el actual Presidente de la República, Jimmy Morales, entonces, candidato político outsider, ante la pregunta de la presa sobre los crecientes conflictos sociales en el país, respondió con la fábula del “gato y el ratón”. En ese momento, casi nadie le prestó atención al entonces cómico candidato.

La ciudadanía indignada (luego de destituir y celebrar el encarcelamiento de su ex gobernante corrupto, Otto Pérez Molina) fue a las urnas y terminó eligiendo como su Presidente nada menos que a Jimmy Morales, candidato del partido Frente de Convergencia Nacional (FCN-Nación) organizado por militares activos y retirados más recalcitrantes del país.

En la corriente de la izquierda política, URNG y WINAQ presentaron su candidatura en coalición, y lograron mantener a sus ya conocidos únicos diputados (su entonces candidato derrotado a la presidencia, inmediatamente fue contratado como asesor principal del Presidente del Congreso de la República).

Uno de los aún denominados comandantes de uno de los grupos guerrilleros del pasado siglo, Pablo Monsanto, logró aglutinar electoralmente a algunas organizaciones indígenas y sectores de la sociedad civil emergentes. Así apareció el “nuevo” partido denominado Convergencia por la Revolución Democrática (CDR) que en las urnas logró catalizar la bronca política de un sector indígena y de la clase media urbana indignada, y logró colocar 3 diputados en el Congreso Nacional, denominándolos Bancada de la Dignidad, bajo la promesa de ser “trigo limpio” en la mazmorra de la corrupción.

Moraleja del gato y el ratón

En días pasados, como en un zarpazo felino estratégico el Presidente de la República logró capturar a la mayoría de los “ratones” del Congreso de la República y los “obligó” políticamente a votar por la única planilla oficial para la directiva del Órgano Legislativo. ¡Capturo incluso a los tres diputados de la Dignidad, y al único y reelecto diputado de la URNG. El de WINAQ apareció ausente en el tablero de votos.

Con qué “bocado” fue que cayeron los tres diputados outsider de la nueva izquierda digna. No lo dicen. El secretario general de la URNG confiesa que fue a cambio de “promesa de proyectos de desarrollo” que la población exige a su Diputado Walter Félix.

Ante esta captura política, las y los electores de la Banca Dignidad protestaron en las redes sociales. Incluso, la dirección nacional del partido de Convergencia pidió la renuncia de los tres diputados. Éstos se negaron a renunciar. URNG, guardó silencio.

Consecuencias sociopolíticas de los “errores” de la izquierda política para Guatemala

Control total del Estado por ex militares y empresarios anti movimientos sociales. El partido FCN-Nación, cuyo candidato cómico endilgó al electorado con la consigna de “ni corrupto, ni ladrón”, con la captura de la dirección del Órgano Legislativo, ahora, tiene el control de los tres órganos del Estado (Ejecutivo, Legislativo y Judicial).

Esto tendrá severas consecuencias, no sólo para la “supuesta independencia y equilibrio de poderes” en la semántica de la teoría de la democracia, sino para las dinámicas de defensa y resistencias que los pueblos indígenas y campesinos emprenden en y desde sus territorios ante la invasión de empresas extractivas.

Hasta hace unos días atrás, el sector de militares y empresarios conservadores en función de gobierno sólo contaban con el control del aparato del Ejecutivo. FCN-Nación, apenas tenía un poco más de una decena de diputados.

En los últimos meses, este partido fue cooptando a diputados tránsfugas de los tradicionales partidos políticos repudiados por actos de corrupción, y ahora, se constituye en la primera fuerza política en el Legislativo. Y estos partidos tradicionales continúan ejerciendo el control casi total sobre los actores del aparato judicial del país.

¿Cuál es la suerte de defensores/as indígenas y comunitarias criminalizadas y perseguidas en este contexto de hegemonía política neoliberal? ¿Qué futuro tienen las luchas de resistencia desde los territorios en esta ya desigual guerra abierta no declarada?

Afianzamiento del desgano/hundimiento político en los sectores sociales excluidos. La autoafirmación social creciente de: “ni de izquierda, ni de derecha”, sumada a la apatía generalizada, es una de las enfermedades colectivas que carcome a la ciudadanía urbana del país. Peor es, en el área rural.

Construir fuerza social sostenible y conciencia política acumulada es un desafío incluso casi superior al mito de Sísifo en la Guatemala actual. El desgano político es grande.

La gente que votó por los cinco diputados de la izquierda política lo hicieron abrigando esperanzas de trasladar su voluntad política hacia genuinas políticas públicas de transformación.

Ahora, ¿cómo seguir motivando a los históricamente derrotados, en un contexto político de sistemáticas equivocaciones (traiciones) de sus promisorios representantes de izquierda? ¿Cómo convencer a los desganados que los errores son a cambio de nada?

Garrotazo a la demandan de la democracia participativa desde los sectores sociales. Con leguajes diferentes, núcleos organizados de las grandes mayorías excluidas y saqueadas del país, sueñan con transitar de la corrupta y excluyente democracia representativa hacia una democracia participativa. Lo dicen en sus propuestas de transformaciones estructurales al sistema político vigente.

Si bien en la legislación nacional no está contemplada la figura de la revocatoria de mandato, los movimientos indígenas campesinos sueñan con incorporar dicha figura en la nueva Constitución Política Plurinacional.

Pero, este cambio implica ante todo la predisposición de las y los representantes sociales y políticos electos por estos sectores. Creo que ése era el sentido performativo que el partido de Convergencia quiso dar a su solicitud de renuncia a sus tres diputados que los “traicionó”.

La desobediencia de éstos, más allá de los cálculos políticos, es una puñalada letal al proceso de la transición hacia la democracia participativa impulsada desde lo cotidiano y desde abajo.

Estas son algunas de las consecuencias a mediano y largo plazo del “desliz” político persistente en la izquierda política de Guatemala. Una izquierda ampliamente adjetiva de neoliberal por prestarse políticamente a los intereses neoliberales con tal de mantener las migajas o privilegios que le provee su presencia en los intersticios sumergidos del Estado.

Uno de los activistas de las redes sociales resumía su desgano en los siguientes términos: “de la derecha lo sabíamos, de la izquierda sospechábamos”.

Un costo sociopolítico que los representantes electos de izquierda no supieron medir. Más aún, algunos de ellos trataron de tontos a sus electores con su explicación de: “fue un error político sin beneficio a cambio”, intentando justifica su voto a favor del afianzamiento del violento sistema neoliberal que nos saquea en los territorios.

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de: Alai-AmLatina <alai-amlatina@alai.info>
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fecha: 18 de noviembre de 2016, 17:11
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21 de noviembre 2016