Mostrando entradas con la etiqueta Medicina. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Medicina. Mostrar todas las entradas

jueves, 11 de enero de 2018

MARX Y LA MEDICINA





Viento Sur
11-01-2018

En su discurso ante al 19º Congreso Nacional del Partido Comunista de China, celebrado el pasado mes de octubre, el presidente Xi Jinping habló de "la verdad científica del marxismo-leninismo". El marxismo (con rasgos chinos), como siguió declarando el presidente Xi, ha de ser el fundamento de una China saludable. ¿Quién se atrevería hoy en día, en Occidente, a ensalzar a Karl Marx como garante de nuestra buena salud?

Marx murió hace tiempo. Falleció físicamente el 14 de marzo de 1883. Falleció metafísicamente en 1991, cuando la Unión Soviética desapareció dando lugar a un Estado ruso de nuevo independiente. El experimento comunista había trastabillado, flaqueado y, finalmente, quebrado. ¿Su legado? Como escribió Michel Kazatchkine en The Lancet el mes pasado, el sistema sanitario de la era soviética "se deterioró rápidamente" en sus últimos años, dando lugar a una "disponibilidad insuficiente de medicamentos y tecnologías médicas, instalaciones mal mantenidas, calidad menguante del servicio sanitario y descenso de la esperanza de vida".

Sin embargo, ¿es justo condenar a Marx a la cuneta de la historia de la salud? El 5 de mayo de 2018 se conmemora el bicentenario de su nacimiento. Es un buen momento para reevaluar la contribución de Marx a la medicina y descubrir si su influencia es tan nociva como parece sugerir el sentido común contemporáneo.

La medicina y el marxismo tienen historias imbricadas, cercanas y respetables. La salud pública fue la comadrona del marxismo. La condición de la clase obrera en Inglaterra (1845), de Friedrich Engels, contribuyó a desvelar el coste humano del capitalismo. El ex redactor jefe del New England Journal of Medicine, Bud Relman, acuñó el término "complejo médico-industrial", haciéndose eco de los temores marxistas sobre la mercantilización de todo lo que con más esmero cuidamos en la vida. Howard Waitzkin lo formuló de este modo en un artículo de 1978 publicado en Annals of Internal Medicine, titulado "Una visión marxista de la atención médica":

El enfoque marxista duda de que puedan producirse importantes mejoras en el sistema sanitario sin un cambio fundamental del orden social en general.

The Economist, difícilmente calificable de bastión del pensamiento de izquierda, escribió hace unos meses que "hay muchísimo que aprender de Marx. En efecto, gran parte de lo que dijo Marx parece adquirir mayor relevancia en nuestros días." Wolfgang Streeck, en su libro titulado con ánimo provocador How Will Capitalism End? (2016), emplea metáforas médicas para describir las "multipatologías" a que se enfrenta el capitalismo desde la crisis financiera mundial de 2007. El capitalismo ha acumulado un montón de flaquezas y ha agotado su arsenal de remedios, señala.

Fue un ex economista del Fondo Monetario Internacional, Ken Rogoff, quien escribió en 2005 que "la próxima gran batalla entre el socialismo y el capitalismo se librará en torno a la salud humana y la esperanza de vida". La primera ministra británica, Theresa May, ha dicho que el capitalismo es "el mayor agente de progreso humano colectivo que jamás se ha creado". Sin embargo, cada vez más personas, especialmente las generaciones más jóvenes, creen que una economía basada exclusivamente en el libre mercado no es necesariamente el mejor medio para crear sociedades más justas o más sanas. La nueva primera ministra de Nueva Zelanda, Jacinda Ardern, afirmó el mes pasado que "si permites que los mercados decidan el destino de tu pueblo…, no le estás haciendo un favor al país o al pueblo". Las ideas marxistas han vuelto a entrar en el debate político.

Como expone Terry Eagleton en Why Marx Was Right (2011), el marxismo no trata de la revolución mundial violenta, dictaduras tiránicas ni fantasías utópicas irrealizables. Pienso que Marx interesa a la medicina por tres razones. En primer lugar, Marx plantea una crítica de la sociedad, un método de análisis, que permite explicar tendencias inquietantes de la medicina moderna y de la salud pública: la privatización de la sanidad, el poder de las élites profesionales conservadoras, el crecimiento del tecnooptimismo, el filantrocapitalismo, la importancia de los factores políticos determinantes de la salud, las tendencias neoimperialistas de la salud mundial, definiciones de la enfermedad en función del producto y la exclusión de comunidades estigmatizadas de nuestras sociedades. Estos aspectos de la sanidad del siglo XXI se estudian e interpretan mejor con una lente marxista.

En segundo lugar, el marxismo defiende un conjunto de valores. La libre autodeterminación del individuo, una sociedad igualitaria, el fin de la explotación, mayores posibilidades de participación pública en la adopción de decisiones colectivas, la negativa a aceptar la predeterminación de la naturaleza humana y la afirmación de nuestra capacidad de cambiar y un sentido de la interdependencia e indivisibilidad de nuestra humanidad común. Finalmente, el marxismo es un llamamiento a comprometerse, una invitación a unirse a la lucha por proteger los valores que compartimos. No hace falta ser marxista para apreciar a Marx. Ahora que se aproxima el bicentenario de su nacimiento, podemos estar de acuerdo en que la medicina tiene mucho que aprender de Marx. 

Traducción: viento sur

http://www.rebelion.org/noticia.php?id=236429
 

jueves, 10 de agosto de 2017

LOS MULTIMILLONARIOS DICEN QUE ACABARÁN CON LA ENFERMEDAD, LA EVOLUCIÓN DICE OTRA COSA, Y LA EXTRAÑA FILANTROPÍA DE MARK SUCKERBERG Y OTROS MILLONARIOS




A finales de 2016, el dueño de Facebook, Mark Suckerberg y su esposa, se comprometieron a invertir unos 3 mil millones de dólares para “curar, tratar y prevenir todas las enfermedades”, a través de la creación de Biohub, una compañía sin ánimo de lucro –libre de impuestos– que sin embargo se quedará con todos los derechos para comercializar sus inventos. El cofundador de Facebook Sean Parker invertirá algo menos pero igual retendrá las patentes sobre los resultados de las investigaciones en cáncer. Los filantropistas Eli Broad y Ted Stanley han destinado 1.4 mil millones a la fundación del centro de investigación Broad Institute, ya enzarzado en peleas por patentes, y el asociado Stanley Center para Investigación Psiquiátrica, que se propone abrir la “caja negra de la esquizofrenia” y apropiarse de la genética de la psiquiatría.

A diferencia de sus antecesores como Andrew Carnegie y John D. Rockefeller, quienes donaron sus riquezas para la construcción de bibliotecas públicas y establecieron fundaciones, los multimillonarios de Silicon Valley quieren dejar un legado esta vez en el campo de la salud y la enfermedad.

Buscan estas versiones modernas de los alquimistas encerrar la vida y toda su complejidad en cuerpos perfectos de silicona y plástico. Y así como ellos reducen la conciencia humana a un algoritmo, reducen la biología a una colección de algoritmos. 

Pero aquí aparece un problema. Comparar el cuerpo a una máquina, usar las técnicas de la ingeniería genética sin más, para corregir errores, entra en conflicto con la teoría de la evolución de Darwin: las máquinas y los computadores no evolucionan, lo que sí hacen los organismos. La evolución importa, y mucho, pues partes de un código que comprometen una función, con frecuencia aumentan otra función o pueden ser usadas de nuevo cuando el ambiente cambia. En la evolución una parte que se daña puede ser la siguiente pieza buena, necesaria y útil.

El concepto de tiempo evolutivo puede no ser entendido por los tecnólogos que piensan que más datos y más dinero acabarán con la enfermedad. Para Darwin la evolución de las especies se dio por la selección natural en un organismo individual. El descubrimiento del ADN, llevaría a establecer un marco unificador entre esas pequeñas cosas que son los genes y las grandes que son las poblaciones, todo ello bajo el principio clave de Darwin de que la selección actúa en el individuo. Así, versiones raras de genes pueden permanecer en una población pues añaden diversidad genética. Ser heterogéneo o tener una sola copia de una forma rara de un gen, aún éste no sea buenísimo o, peor aún, lleve cierto riesgo, podría beneficiar a un individuo, permaneciendo así en una población en baja frecuencia.

Las variantes genéticas raras son la base de la innovación y pueden mantenerse circulando, no por azar, sino porque añaden un beneficio adaptativo a la población o al menos a algunos miembros de ella.

En contraste, los datos científicos modernos con frecuencia adoptan una posición reduccionista: mientras más datos y mejores análisis estén disponibles en la biología, más cercana la solución de los problemas. Como lo dijo el biólogo molecular James Watson en 1989, “Pensábamos que nuestro destino estaba en nuestras estrellas pero ahora sabemos que en gran medida está en nuestros genes”. La razón para favorecer esta explicación es que nuestros cerebros están cableados para encontrar respuestas, relaciones causa-efecto, simples. Pero tenemos muy pocos medicamentos y soluciones dos décadas después de que se secuenció el código genético humano. Y esto puede tener que ver más con los principios biológicos de la evolución que con la calidad de los análisis. 

En lugar de pensar en la humanidad como un sistema cerrado, haríamos mejor en mirarla a través del ojo de la ecología, en la que el mismo sistema está sujeto a las influencias de fuera. En lo que dura una vida, nuestros cuerpos sufren un montón de mutaciones genéticas, cientos de miles de millones de sinapsis recablean nuestros cerebros en un momento y los patógenos nos bombardean, penetrando nuestros órganos, creando un microbioma que también se transforma para mejorar o erosionar la salud.

En la evolución nada es gratis. El estrés puede, al mismo tiempo, disparar la creatividad o un abanico de dolencias. Una variante de un gen puede bajar el colesterol “malo” pero puede incrementar el riesgo de un accidente cerebro vascular. La transferencia de genes puede en efecto tratar enfermedades causadas por un único gen descarriado pero variantes riesgosas que influyen en la enfermedad no se irán porque con frecuencia ellas proveen ventajas que se verán solo con el paso del tiempo.

El cáncer, del que se piensa como si fuera una máquina con circuitos celulares que se han desajustado, es más una entidad en evolución que sufre cambios en tiempo real. Todos los trucos que hacen las células tumorales para cambiarse la forma y así escapar a los tratamientos, pueden ser independientes de lo que dicta el código genético. Una de las razones de porqué la inmunoterapia puede ser uno de los mejores tratamientos contra el cáncer reside en que lo trata con los principios de la ecología. El cáncer evoluciona pero el sistema inmunológico desafiado por ese tipo de pelea puede también seguirle el paso.

Darwin introdujo una visión que puede ser muy turbadora: no progresamos a una forma más perfecta pero sí nos adaptamos a los ambientes locales. Si los humanos fuesen máquinas, se podrían reparar de forma simple las partes dañadas. Pero si hay algo más fundamental en los problemas de la vida que los meros mecanismos de la biología, entonces el riesgo y un elemento de peligro siempre estarán con nosotros. Y puesto que la diversidad genética es la base de la innovación y la diversidad, volvernos tan perfectos podría significar nuestra condena.

(Josefina Cano, 08/2017)

Más información en el Blog de Josefina Cano: Cierta Ciencia
Este articulo está basado en un escrito del biólogo de la computación Jim Knozubek, quien escribe sobre ciencia en diversos periódicos y revistas en Estados Unidos.

viernes, 24 de marzo de 2017

EL 80 POR CIENTO DE LA RADIACIÓN ULTRAVIOLETA SE ACUMULA ANTES DE LOS 20 AÑOS




Jueves, 23 marzo 2017
Medicina

La exposición a este tipo de radiación es la principal causa del cáncer de piel, patología que se divide principalmente en dos grandes segmentos: el cáncer de piel tipo melanoma -que se caracteriza por ser más agresivo y letal-, y el cáncer de piel tipo no melanoma, el más frecuente en la población. Sobre la prevención de esta enfermedad, sus causas, tratamientos y los signos que deben alertarnos a consultar a un especialista, habla en la siguiente entrevista el dermatólogo del Hospital Clínico de la Universidad de Chile (HCUCH).

“El 80 por ciento de la radiación ultravioleta se acumula antes de los 20 años”, afirma el especialista en cirugía dermatológica de nuestro plantel, Dr. Andrés Figueroa, advirtiendo respecto a las consecuencias que hoy sufre la población, dada la falta de cultura respecto a fotoprotegerse que existía hasta hace pocos años.

“Hoy vemos cada vez más pacientes de 30, 40, 50 años que están consultando porque ya tienen un cáncer de piel”, explicó el Dr. Figueroa, quien señaló que esta patología se divide en dos grandes segmentos: Uno es el cáncer de piel tipo melanoma y otro que se llama cáncer de piel no melanoma. Hay otros más infrecuentes como el carcinoma de merkel o los linfomas, pero no son los que normalmente se percibe uno como cáncer de piel.

“El melanoma se asocia a la exposición de radiación ultravioleta de forma intensa e intermitente. Por ejemplo, esa gente que va a la playa, se quema y queda roja, y lo repite así varias veces en su vida, eso se relaciona con el cáncer de piel tipo melanoma. En cambio, la exposición crónica de los agricultores y la gente que trabaja mucho al sol, se relaciona con el cáncer de piel tipo no melanoma. Y en este grupo, existe el carcinoma basocelular y el carcinoma espinocelular”, detalló.

-En términos de riesgo, ¿son similares ambos tipos?

El melanoma –que es un cáncer que se origina de las células que dan el pigmento de la piel, los melanocitos–, es mucho más agresivo, el compromiso de distancia (metástasis) es mucho más rápido, por lo tanto, es más letal. Afortunadamente es menos frecuente. El no melanoma es mucho más frecuente, de hecho el principal cáncer a nivel mundial en frecuencia es no melanoma, y en específico el basocelular, y ese no tiene la capacidad de desarrollar metástasis, o sea, compromiso a distancia.

-¿Cuáles son los signos que deben alertarnos a consultar a un dermatólogo en estos casos?

Hay una regla que nosotros utilizamos harto que se llama A,B,C, D y E. Esto es: Hay que fijarse A, en un lunar que es asimétrico; B, que los bordes sean difuminados; C, que tenga dos o más colores o un color negro muy intenso; D, que el diámetro sea mayor de seis milímetro; y E, de evolución, cualquier lunar que pique, que crezca, que sangre o llama la atención. Esto no significa que estos lunares sean malos, sino que hay que evaluarlos. Eso en el caso de los melanomas.

-¿Y cómo se presenta el cáncer de piel tipo no melanoma?

Generalmente se presenta como un tumorcito que empieza a crecer, que se ulcera o sangra y que no sana, o como una herida que en el tiempo no sana. Eso no tiene nada que ver con los lunares y se presenta en forma espontánea.

-Para actuar preventivamente frente al cáncer de piel, ¿qué protocolo debemos seguir en términos de control médico?

La idea es que sea una cosa complementaria: las personas que tienen antecedentes familiares de cáncer de piel, pacientes que tienen un carcinoma previo ellos mismos, pacientes que son de piel clara, pelirrojos, o que trabajan mucho al sol, o quienes tienen lunares atípicos, deben ser controlados regularmente. Aun así, es útil también que la gente se empiece a examinar sus lunares.

-¿Quiénes son los pacientes que corren más riesgo de poder desarrollar un cáncer de piel?

Las personas que se exponen más a la radiación ultravioleta, quienes tienen menos defensas contra la radiación también tienen más riesgos, por ejemplo, la gente de piel clara, pelirrojos, rubios de ojos azules, esas personas tienen muchas menos defensas contra el sol, por lo tanto son más expuestas a desarrollar este tipo de cáncer.

-¿Qué tipos de tratamiento existe para el cáncer de piel?

Generalmente depende de cuánto compromiso tenga. Si es un melanoma que llamamos in situ, que está recién partiendo, muchas veces la parte quirúrgica es lo óptimo. En cambio, cuando tienen compromiso a distancia, hay gángleos comprometidos o algún otro órgano que está con el tumor, lo que hacemos es un tratamiento mixto, que lleva cirugía, quimioterapia, radioterapia e incluso a veces inmunoterapia. Se hacen varias cosas para tratar de alargar la sobrevida de esos pacientes. Eso por la parte del melanoma. En cambio, en el carcinoma basocelular y espinocelular, principalmente lo que se usa es la cirugía y ahí cabe una mención especial para una cirugía que se llama, cirugía micrográfica de Mohs, que es una cirugía para el tipo de carcinoma no melanoma, que consiste en ir sacando el tumor por capas, y analizándola, una a una, para estar seguros que se removió completamente todo el tumor.

-¿Cuáles son las indicaciones de cuidado?

Hay que hacer una fotoprotección tanto activa como pasiva. La activa es aplicarse el protector solar, cada tres horas, en cantidad suficiente, 30 minutos antes de la exposición solar, eso es súper importante. Y la otra fotoprotección que también es muy importante es la pasiva, que es usar vestimenta adecuada, lentes para el sol, un sombrero, tratar de no exponerse al sol entre las 10 de la mañana y las 4 de la tarde, que son las horas de más radiación, y buscar siempre la sombra.

-Y en el caso de lactantes y niños, ¿cuál es la indicación?

La idea es que ninguna guagua sea expuesta a la radiación solar antes del año de edad. Después de eso está recomendado el uso de algunas pantallas solares que filtran el 100 por ciento de la radiación, por lo tanto, son adecuadas para su uso después del año de edad. (Fuente: UCHILE/DICYT)

miércoles, 9 de noviembre de 2016

LA FUSIÓN DE BAYER Y MONSANTO JUEGO DE TRONOS

Monsanto ¿domina, se une o se rinde?


LA FUSIÓN DE BAYER Y MONSANTO
JUEGO DE TRONOS

Por: Alberto Acevedo*

De perfeccionarse la fusión, Bayer se coinvertiría en el mayor productor de semillas y pesticidas en el mundo. Junto a otras operaciones similares, la producción alimenticia del mundo estaría en manos de tres grandes multinacionales. Bayer y Monsanto tienen a su vez un amplio prontuario criminal contra la humanidad y el medio ambiente

 El anuncio hecho en el mundo financiero el pasado 14 de septiembre, en el sentido de que la alemana Bayer AG pagó 66 mil millones de dólares por la compra de Monsanto, una de las más tradicionales empresas agrícolas norteamericanas, dará paso al posicionamiento de la mayor empresa productora de pesticidas y semillas genéticamente modificadas, que junto a otras dos poderosas transnacionales, estarán en capacidad de controlar el 60 por ciento de las semillas convencionales, el 100 por ciento de las transgénicas y el 65 por ciento de toda la producción global de pesticidas.
 
 Las dos firmas tendrán ahora la fuerza económica y política suficiente  para influir en los gobiernos, y moldear a su favor los acuerdos de comercio agrícola, los programas rurales, las leyes laborales, la programación de semillas y patentes y las normas de uso del suelo, en favor de sus negocios.
 
 El anuncio ha conmocionado a organizaciones defensoras del medio ambiente como Greenpeace, o de derechos humanos, que alertan a las autoridades y a las organizaciones sociales en el mundo, porque las dos empresas fusionadas no solo controlarán la producción global en sus especialidades, sino que impondrán a su antojo el precio de sus productos y el monopolio en la distribución, sin que, además, reciban sanción alguna por los daños que causan en el medio ambiente y en la salud de las personas.
 
 La organización Global Justice Now, dijo: “El anuncio de hoy acerca de la adquisición de Monsanto por parte de Bayer es un  desastre para el sistema alimentario mundial. En una industria que ya está dominada por seis grandes agroindustrias, esta noticia hará que el mercado este aún más controlado, ya que otras fusiones y adquisidores se volverán algo inevitable. Vamos directamente hacia una situación en la que nuestro sistema alimentario mundial estará en manos de unas cuantas entidades corporativas gigantes que tendrán todo el control sobre nuestros alimentos, qué comemos y cómo se cultiva”.

No solo aspirinas

En un mundo globalizado, la aparición de Monbayer, o como se le quiera llamar, presupone la existencia de una empresa tan poderosa como indestructible. Se habla ya de empresas de “tecnología infinita”, capaces de llegar “a cualquier lugar”, esta vez con sus semillas mágicas y sus pesticidas infalibles. En contraste, los pueblos se muestran impotentes para decidir respecto a su agricultura y su alimentación.

 Monsanto, con la imposición de semillas transgénicas, ha dado un vigoroso impulso a la producción  de maíz, trigo, cebada, soya y algodón en Estados Unidos, la India y otros países. Bayer, por su parte, famosa en el mundo por la producción de aspirina, estuvo en lo fundamental vinculada a la producción de fármacos esenciales para la salud humana. Pero ambas firmas, con sus experimentos, han  causado grandes daños a la salud de las personas, por lo que han debido enfrentar demandas judiciales en varios países y pagado millonarias indemnizaciones. Pero ambas empresas además, han  estado vinculadas a la industria armamentista, a la guerra y a crímenes de lesa humanidad.
 
 Monsanto, fundada en Missouri en 1901, con su producción está vinculada a muchas marcas de productos que consumimos cada día. En Canadá y Francia, los consumidores han condenado el consumo de no pocos de esos productos, donde se han encontrado rastros de los pesticidas que produce la compañía.

Sin controles

En Argentina, por ejemplo, se estableció que el 85 por ciento de los productos con algodón generados por la industria de ese país, contenían glifosato. Los países en general, no tienen controles para detectar los efectos de organismos genéticamente modificados.

 Una especie de maíz transgénico, cuya semilla distribuye Monsanto, produce una toxina para matar a un insecto que daña los cultivos. Pero también elimina a otros insectos beneficiosos para el ecosistema. Recientemente se han encontrado rastros del herbicida en productos de amplio consumo como el Tampax y la línea Always.
 
 Una línea de productos que la Organización Mundial de la Salud considera cancerígenos, elaborados por Monsanto, están vinculados a la producción de otros como Cocacola Light, jugos Tropicana, tés Lipton, Nescafé, Neskquik, Ricore, chocolates como Toblerone, galletas, caramelos, helados, cereales como Kelloggs, All Bran; shampoos, desodorantes, pañales, productos, tipo Pantene, Dove, Rexona, y una larga lista, elaborada por Greenpeace.

El negocio de la guerra

Monsanto, desde su nacimiento ha estado vinculado a la carrera armamentista y la guerra. Además del glifosato, que destruye el medio ambiente, Monsanto produjo el llamado Agente Naranja, arrojado por la aviación norteamericana durante la guerra de Vietnam, causante de defoliaciones ambientales y numerosos tipos de cáncer entre la población.

También produjo en sus laboratorios el conocido DDT y el aspartame, un endulzante artificial catalogado como cancerígeno. Monsanto fue coparticipe del Proyecto Manhattan, para construir la primera bomba atómica, por lo que ha sido considerado aliado estratégico de los gobiernos de los Estados Unidos.

Dos monstruos que se fusionan

Bayer por su parte, no es tampoco un angelito. Fundada en Alemania en 1863, además de producir una amplia gama de medicamentos básicos, ha estado vinculada a la producción de peligrosos venenos. Durante la segunda guerra mundial, en sus laboratorios se produjo el gas Zyklon B, utilizado en las cámaras de gas de los campos de concentración nazis, donde fueron eliminados 11 millones de judíos. 

 En junio de 2015, una ONG de derechos humanos recordó que Bayer estuvo involucrada en atrocidades de experimentos humanos cometidos por Josef Mengele, en los campos de Auschwitz. Para esa época, Bayer compró al comandante de Auschwitz 150 mujeres sanas para probar en ellas un medicamento para dormir. Todas murieron.
 
 Según la Agencia Latinoamericana de Información, Alai, en 2013 se reveló que Bayer vendió un una medicina para coagular sangre, contaminada con el virus VIH, en mercados de Europa, Asia y América Latina. En los 14 años que estuvo circulando el medicamento Trasyloy, de Bayer, para controlar hemorragias en cirugías, provocó más de mil muertes, por los efectos secundarios causados. Elementos nocivos de Bayer, a menudo cancerígenos, se han encontrado también en anticonceptivos y en vitaminas para niños.
 
 Lo cierto es que estamos ante la realidad de que dos organizaciones criminales se han convertido en una sola. Dos monstruos que se fusionan para controlar el mercado mundial de semillas y organismos genéticamente modificados. Dos transnacionales que destruyen el medio ambiente y la vida y que ahora, gracias a las leyes del mercado, tendremos menos herramientas legales para controlar su actividad desbordada. FIN

*Tomado del Semanario VOZ – Ed.2858
Semana del 19 al 25 de octubre de 2016
de: Victor Manuel Matiz <vimas04@gmail.com>
responder a: vimas04@gmail.com
para: Víctor Manuel Matiz <vimas04@gmail.com>
(…)
fecha: 3 de noviembre de 2016, 12:31
asunto: LA FUSIÓN DE BAYER Y MONSANTO
enviado por: gmail.com
firmado por: gmail.com
cifrado: Estándar (TLS) Más información
Mensaje importante principalmente por los integrantes de la conversación




COLECTIVO PERÚ INTEGRAL
9 de noviembre 2016