sábado, 30 de abril de 2022

HACIA UNA JORNADA DE SEIS HORAS DE TRABAJO: UNA REFORMA NECESARIA Y URGENTE


Imagen tomada de: http://pacarinadelsur.com/home/huellas-y-voces/1611-jose-carlos-mariategui-la-amistad-y-la-politica

Constructores del presente, soldados del futuro, obreros del planeta. Esta noche recordaremos algo que ustedes conocen mejor que nosotros: Robert Owen en 1817 fue el primero que formuló el objetivo de la jornada de ocho horas y acuñó el lema: ocho horas de trabajo, ocho horas de recreación, ocho horas de descanso. 

Tuvieron que pasar 70 años para que el llamamiento casi personal de Owen se hiciera realidad: un 1° de mayo de 1886, 200.000 trabajadores iniciaron una huelga mientras que otros 200.000 conquistaron las ocho horas con la simple amenaza de parar. En Chicago las movilizaciones siguieron los días 2 y 3 de mayo. A finales de mayo de 1886 varios sectores patronales estadounidenses accedieron a otorgar la jornada de 8 horas a varios centenares de miles de obreros. El éxito fue tal, que la Federación de Gremios y Uniones Organizadas expresó su júbilo con estas palabras: «Jamás en la historia de este país ha habido un levantamiento tan general entre las masas industriales. El deseo de una disminución de la jornada de trabajo ha impulsado a millones de trabajadores a afiliarse a las organizaciones existentes, cuando hasta ahora habían permanecido indiferentes a la agitación sindical».

Pues bien. Los obreros del planeta en 1886 habían iniciado la conquista de la jornada de 8 horas. Pero lo que con lucha, sacrificio, solidaridad y CONCIENCIA de CLASE se conquista; también se pierde si la clase obrera baja la guardia en la permanente guerra que libra con la patronal, el capitalismo y la burguesía. Hoy la ofensiva neoliberal está convirtiendo los “derechos de los trabajadores” en un tema de arqueólogos, dice Eduardo Galeano. Hoy estos derechos están siendo despedazados por un huracán despiadado que se lleva todo por delante, que castiga el trabajo y recompensa la especulación, el robo, la estafa. Hoy, el capitalismo está arrojando al tacho de la basura más de dos siglos de conquistas obreras. Obreros, constructores del futuro, os pregunto ¿debemos permitirlo? ¿Permitiréis esta nueva infamia del capital? ¿Estáis dispuestos a vivir de rodillas?  

Hace unos días el filósofo español, Antonio Fornés, señaló: actualmente trabajamos más horas que un esclavo romano y, sin embargo, creemos (nos imaginamos) que vivimos en una sociedad súper libre. El esclavo romano tenía asegurada vivienda, alimento, salud y trabajo; los asalariados del planeta, en cambio, lo único que tienen asegurado es morirse de hambre. El vértigo de la competencia y la lucha por el pan de cada día no nos deja tiempo para ver a los amigos ni reflexionar en voz alta con ellos. No tenemos tiempo para estar con nuestros hijos, para estar de verdad con nuestros niños. Hay que madrugar, no tenemos tiempo de hacer el amor con la persona que hemos elegido: la pasión se marchita. Lunes, martes, miércoles, jueves, viernes... La rutina devora nuestra vida a cambio de algún capricho, otro chaleco negro que luciremos en la oficina, un mes de vacaciones si es que eres afortunado, un coche nuevo para el atasco del domingo, un nuevo iPhone o el último Galaxy S5. Siento… siento mucho, amargarles la noche, pero ¿eso es vivir?…  ¿Renunciar a la vida para que tus hijos se resignen el día de mañana de la suya? Mi gato –dice Antonio Fornés- vive mucho, muchísimo mejor.

¿Qué es lo que nos obliga a seguir ese ritmo de vida que no es vida, qué nos esclaviza al ritmo impuesto por los capitales? ¿Será el miedo?… Estamos dispuestos a trabajar más por menos dinero por miedo a perder el puesto de trabajo. Dostoyevski decía: preferimos ser esclavos y no pensar y no temer, pero eso, eso también nos deshumaniza, nos destruye, nos aniquila como seres humanos.

El sistema no va a cambiar porque los dueños del gran capital  se conmuevan de la miseria del trabajo asalariado. Platón decía que el mejor sistema político es aquel que tiene a los mejores ciudadanos. Debemos cambiar nosotros, recuperarnos como seres humanos, vencer el miedo y construir un nuevo orden sin explotados, donde el trabajo esté garantizado, donde la vida se disfrute en el trabajo.

El periodista revolucionario, Eduardo Galeano, que vivirá por siempre, con la maestría de un cirujano de las palabras señaló: “En el mundo del revés, la libertad oprime. La libertad del dinero exige trabajadores presos, presos de la cárcel del miedo, que es más cárcel que todas las cárceles. El Dios del mercado amenaza y castiga, y bien lo sabe cualquier trabajador en cualquier lugar. El miedo al desempleo que sirve a los empleadores para reducir sus costos de mano de obra y multiplicar la productividad, eso hoy por hoy es la fuente de angustia más universal de todas las angustias. A esa angustia –agrega Galeano- se le suma que cada 15 segundos muere un obrero asesinado por eso que llaman “accidentes de trabajo”.

¿Quién está a salvo del pánico, de ser arrojado a las largas colas de los que buscan trabajo? ¿Quién no teme convertirse en un obstáculo interno, para decirlo con las palabras del presidente de Coca-Cola, que explicó el despido de miles de trabajadores diciendo: “hemos eliminado los obstáculos internos”? Los trabajadores –para los caballeros del capital- son COSAS absolutamente desechables.

El consumismo alentado por el sacrosanto mercado nos acaba convirtiendo en drogadictos. ¡Consumimos lo que la publicidad nos impone! No, no vale la pena trabajar para consumir en Burger King o MacDonald´s. No, no vale la pena trabajar un minuto más para presumir el último coche. No, no vale la pena trabajar un minuto más para desahogarse en unas cuantas botellas de licor. La sofisticación y el placer están en cosas mucho más importantes y fáciles que nos mejoran como personas; desde una buena conversación hasta implicarnos con nuestro hermano y nuestro vecino en la organización de la resistencia a la infamia capitalista.

¿Qué es más importante que vivir? Sí, así como escuchan: ¿qué es más importante que vivir? Vive el orate, vive el drogadicto, vive el alcohólico; pero, ¡eso no es vida! Lo estamos perdiendo todo cada día, deberíamos arriesgar porque tenemos mucho que ganar: vivir la vida en plenitud, estar orgullosos de haber vivido. ¿Qué nos quedará al final del camino tras haber sido tan buenos trabajadores? ¿Qué nos quedará cuando no tienes nada que perder?

¡Obreros humanos! Hoy que la deshumanización capitalista parece dominar el planeta recordamos, a dos años del bicentenario (1817 -2017), el pronunciamiento de Robert Owen, quien formuló por vez primera el gran objetivo de la jornada de ocho horas y acuñó el lema: ocho horas de trabajo, ocho horas de recreación, ocho horas de descanso. Ayer eran las 8 horas de trabajo; hoy, tenemos que proponernos un NUEVO GRAN OBJETIVO: Reducir la jornada laboral de 8 a 6 horas diarias (o 30 horas semanales) sin que esto signifique reducción salarial. La jornada laboral de 6 horas es una propuesta realista y concreta, urgente y necesaria, que aliviaría las crecientes tensiones en las filas del trabajo y le daría una válvula de escape a la profunda crisis general del régimen capitalista. Es claro que esta propuesta, que esta REFORMA, en principio, no reduciría la injusta distribución del ingreso en la sociedad capitalista (que es una preocupación paralela), pero sí sería un modo concreto de RECUPERAR, a gran escala, parte de la riqueza que los trabajadores producen, ya que se traduciría en un incremento del valor hora para todos los trabajadores. 

Constructores del presente, soldados del futuro, obreros del planeta. ¿Es una locura soñar con una Jornada de 6 horas? Soñó Owen hace 198 años con la jornada laboral de 8 horas. Soñaron los trabajadores franceses con la jornada de 6 horas y la obtuvieron en 1998, aunque la hayan perdido 10 años más tarde. Soñaron los trabajadores suecos con las 6 horas y la están consiguiendo. Los trabajadores peruanos tenemos derecho a soñar no sólo con la jornada laboral de 6 horas sino con un Perú nuevo dentro de un mundo nuevo.  

 

¡Por un trabajo para vivir, y no un vivir para trabajar!

¡Por una jornada laboral de 6 horas!

¡Viva el internacionalismo de la clase obrera!

 

Gracias

Tacna, 29 abril 2015

Edgar Bolaños Marín

(Discurso por el día del trabajo en el Sindicato de Construcción Civil Tacna - Perú)



 

¡¡VIVA EL 1 DE MAYO!!

 




jueves, 28 de abril de 2022

NUEVA CONSTITUCIÓN: ¿UNA TÁCTICA CORRECTA O UN DISTRACTIVO POLÍTICO?

 


Por razones que sería largo explicar, soy bastante escéptico en los logros de un movimiento dirigido a cambiar la constitución peruana, en las actuales condiciones en nuestro Perú. No estoy en contra de una nueva constitución, pero, para resumir brevemente, mi escepticismo en el sentido de que ella sea garantía de un nuevo Perú, nace de que no hay una columna vertebral ni cabeza que conciban, planifiquen y potencien la lucha del pueblo, incluida la lucha por una nueva constitución. Lograr esa cabeza y columna vertebral es una tarea estratégica a largo plazo que demanda sacrificio y disposición a correr riesgos, incluso con pérdida de vida, debido a la reacción violenta de las clases y Estado opresores. Es decir, demanda la creación heroica a la que se refería Mariátegui.

La lucha por una nueva constitución es un recurso táctico importante pero llamado a diluirse, incluso si resulta triunfante en el recuento de votos, sin ese requisito de la visión y acción estratégicas. La estrategia demanda incluso la prioridad de revivir las hoy semi-difuntas organizaciones de la clase trabajadora, aplastadas por el aluvión neoliberal. Dónde están hoy los sindicatos, dónde el movimiento campesino organizado el cual, mal que bien, comandó y fue capaz de librar inmensas y muchas veces victoriosas luchas por la tierra hasta los años 60. Incluso el movimiento intelectual progresista actual está impregnado de neoliberalismo en cuanto no ve más allá de lo que le permite sus anteojeras neoliberales y el endiosamiento de la democracia abstracta, la que no pasa de ser una entelequia bajo el sistema económico burgués y de la sociedad burguesa en general. Se hacen extrañar, por ejemplo, los trabajos literarios de Alegría, Scorza, Arguedas, Salazar Bondy, etc., los cuales, mucho más allá del posterior relumbrón hueco de la literatura vargallosiana, anunciaban el surgimiento de una elevada literatura nacional con profundo contenido social. Incluso en el terreno político, el intelectualmente brillante movimiento social progresista de Ruiz Eldredge y sus compañeros sería visto hoy como extremista e incómodo para una izquierda que se afana en llegar a gobernar en la creencia de que pueden modificar el estado burgués semi-colonial peruano y que tiene miedo y vergüenza de definirse como socialista (¿comunista yo, nosotros, nuestro partido revolucionario?? ¡Horror!! No somos terroristas, no somos comunistas. ¡Somos demócratas!!, estamos en primera línea contra el terrorismo; acaso no defendimos al estado y a la República contra el terrorismo cuando gobernaba Fujimori??!! ¿Acaso no apoyamos a Alan, a Toledo, a Humala, etc. para salir de la crisis, aunque fuese con la constitución de Fujimori??). Por eso, puede parecer muy cuerdo ese llamado a centrarse en la reforma de la constitución, pero ésta no pasará de ser una versión más de las muchísimas que en nuestra historia republicana muestra el hueco contenido del activismo político izquierdizante sin el  norte de la lucha por la realización de los intereses de la clase trabajadora, sea ésta obrera fabril, campesina, o de los nuevos estratos de la fuerza de trabajo creados por el desarrollo del capitalismo computarizado  especialmente en los llamados servicios.

Al ver el activismo político que agita y amenaza como si tratara de tirar el libraco de la nueva constitución en la cabeza de la pérfida burguesía, uno no puede menos que preguntarse: y ¿quién se encargará de hacer cumplir la constitución? ¿O es que se piensa que la constitución, como varita mágica, va a atontar y finalmente hacer humo al imperialismo y a su servil burguesía semi- o neo-colonial? ¿En qué país estamos? ¿Es que se cree que la constitución va a pulverizar al gran monopolio minero, industrial y de servicios, y especialmente el monopolio del capital bancario (extranjeros por lo demás, pues los “grandes” banqueros peruanos y la “gran” burguesía peruana no son más que enclenques prestanombres del gran capital imperialista)? ¿Es que se piensa que la corrupción que permea todo el aparato estatal (y no solamente el gobierno) va a disolverse de muto proprio debido a que los corruptos son observantes fieles de la ley?? (Para quien no se haya enterado de la realidad de la corrupta semi-colonialidad peruana, le sería bueno leer atentamente los trabajos de Durand publicados por el IEP y la U. Católica). Y se dirá seguramente que el pueblo hará respetar la constitución. ¿Pero cómo? ¿Sin cabeza y con un cuerpo malaguoso?


Argumentar los ejemplos boliviano, chileno y mexicano como respaldando la lucha por la nueva constitución es ignorar la especificidad de las luchas y desarrollos históricos de esos pueblos. En todos ellos, sobrevivieron movimientos revolucionarios que, con mayores o menores éxitos, no pudieron ser derrotados. En el caso boliviano es conocida la importancia de los sindicatos y organizaciones campesinas; en el caso mexicano, existió siempre una intelectualidad y partidos con un marcado sentimiento nacionalista anti-imperialista, además del importante movimiento campesino. En el caso chileno, el movimiento popular es heredero del movimiento revolucionario reprimido por el pinochetismo y por ello pudo tener consignas y movimientos reivindicativos claramente revolucionarios y progresistas aún en medio de la violenta represión pinochetista. El caso peruano es otro. El conjunto del movimiento popular aquí está descabezado, desorganizado en su conjunto, su "dirección" si de ella se puede hablar, totalmente subsumida en los vericuetos corruptos del parlamentarismo y legalismo burgueses.

Es comprensible entonces que la mayoría del pueblo peruano no crea más en los partidos políticos, incluidos los de "izquierda". Pero eso no puede ni debe ser razón para negar la urgencia de darle cabeza y columna vertebral a la clase trabajadora, a sus organizaciones y aliados. La lucha por una nueva constitución y la lucha por los derechos de los trabajadores y el pueblo en general no deben estar desligadas de la persistencia en este trabajo organizativo, sacrificado y altamente idealista, heroico y con fe en el mito mariateguiano. Pensar que sin pensamiento ni acción consciente, coordinada y valiente, pensar que sólo con el activismo y la agitación se va a crear consciencia y marchar al socialismo es tremendamente irresponsable e históricamente condenado al fracaso, una vez más al fracaso del espontaneismo.

Son cuarenta años de neoliberalismo, es cierto, pero son también cuarenta años de una prédica reformista electorera acobardada por la represión, que sirvió para adormecer al movimiento popular y que logró sustituirlo con activismo reinvindicacionista desligado de los intereses de la única clase social que hoy por hoy podría emprender una lucha por la real transformación del Perú si tuviera la dirección y organización requeridas por los grandes cambios históricos, insuflando y englobando las luchas de las regiones y  las luchas sectoriales como aquellas  contra la represión de las mujeres -especialmente las de las mujeres trabajadoras-, contra la hipocresía y la represión machista y de género, por la satisfacción de sus demandas de salud, vivienda, alimentación, educación y otras. Cuarenta años, pues, durante los cuales el reformismo electorero izquierdizante sirvió para apuntalar el sistema burgués semicolonial, durante los cuales la principal obsesión era hacerse del cargo burocrático parlamentario. Hay que acabar con ese activismo sin norte y con el oportunismo liquidador del movimiento popular y de la clase trabajadora.

¿Quién lo va a hacer? ¿Quién va a reconstituir el partido de Mariátegui y las organizaciones, especialmente los sindicatos, de la clase trabajadora? No va a ser por cierto una izquierda embebida en los rituales congresísticos y leguleyos. La nueva cabeza, la nueva columna vertebral sindical y frentista será decididamente obra de nuevos actores, de jóvenes, de una nueva generación con el deseo profundo de luchar por un Perú nuevo arriesgando incluso su bienestar y seguridad, una nueva generación idealista como también lo fue en tiempo de Mariátegui y en la que él puso sus esperanzas, sueños que no se concretaron por su partida y, sobre todo, por el oportunismo y el arribismo que cundió entonces. ¿Quiere decir esto que hay que esperar a tener la gran organización antes de luchar por las reivindicaciones de los trabajadores y del pueblo en general? Por supuesto que no. De lo que se trata es de combinar ambas tareas, de liquidar el electorerismo y el activismo sin norte de clase, de estudiar nuestra realidad pues el socialismo peruano no será calco ni copia sino producto de la reflexión, del estudio y de la acción planificada para lograr el cambio. Y de no tener vergüenza de tener ideales ni de llamarse socialista o comunista o marxista. Dejemos al arribismo que se regocije con los títulos como señor senador de la república, señor alcalde, dejemos que se chante al cuerpo y deshonre esas bandas rojiblancas que satisfacen sus pequeños y mezquinos egos caciquiles.

 

En cuanto al papel de la religión en la historia del pueblo peruano, creo que hasta ahora el ensayo de Mariátegui sobre el factor religioso, después de un siglo, no ha sido superado y sigue totalmente vigente.  Ese ensayo, de validez universal, no es solo valioso por su penetrante análisis del factor religioso en una determinada formación social, sino porque es también un extraordinario ejemplo de la aplicación de la teoría marxista al problema de la relación entre estructura y superestructura. En ese ensayo, su dominio del método marxista de análisis de la realidad es brillante y es quizás lo más valioso, junto a sus descubrimientos y conclusiones sobre la historia y desarrollo del sentimiento religioso y de la religiosidad del pueblo peruano. En las universidades, por ejemplo, los marxistas recurrían a las pocas referencias explícitas de Marx que en sus obras mayores se encuentra respecto a la relación entre literatura y la economía.  Y generalmente hacían referencia a las escuetas referencias de Marx al brillo de la literatura griega clásica. Pues bien, en el ensayo mencionado, Mariátegui hace un brillante análisis lógico-histórico de la religiosidad del pueblo peruano y su relación con la organización económica del imperio incaico. Un torpe intento de contraponer el método dialectico en filosofía y en su aplicación a la historia, cree encontrar justificación en la distinción que hace Mariátegui entre materialismo filosófico y materialismo histórico. Lo único que demuestra ese aserto de Mariátegui es que él, contrariamente a lo que muchos sostienen, conocía muy bien la filosofía dialéctica marxista y no la confundía con su aplicación concreta al análisis de la sociedad.  De paso: quien pudiera sorprenderse por ese tratamiento objetivo, dialéctico, y por la tipificación del incanato por Mariátegui como una economía socialista,  seguramente se escandalizaría al enterarse que Frederick Engels (en su obra "Sobre la Religión") sostiene y demuestra que la predica de Jesús y sus seguidores fue una prédica socialista, que ellos fueron los primeros socialistas, pero que su doctrina fue corrompida por charlatanes y aventureros y más tarde entronizada como opresivo instrumento ideológico del imperialismo romano.

28/04/2022

Rebelde marxista

PARA CONSTRUIR ORGANIZACIÓN ES NECESARIO RECONECTAR, REAGRUPAR, COORDINAR

 


La realidad de la guerra de las potencias imperialistas occidentales, por medio del gobierno títere ucraniano, contra Rusia, y las consecuentes medidas de censura absoluta y propaganda de guerra a todo meter, despeja cualquier tipo de ilusiones sobre la democracia burguesa.

Con el ascenso del fascismo descarado y el protofascismo de los partidos “democráticos” -incluidos los que se proclaman de “izquierda” o incluso de “izquierda radical”- los comunistas de Europa y de sus colonias no podemos continuar como un ejército en desbandada, convertidos en grupúsculos residuales y totalmente separados de las masas.

No podemos limitarnos a enfadarnos. Tampoco podemos seguir con lo de siempre, intentando participar en la agenda electoral que marca el enemigo. Es perder el tiempo y quemar -aún más- militantes. Como comunistas nuestro objetivo es tomar el poder. Y de forma efectiva, no “parlamentariamente”.

Qué lejos estamos de eso, camaradas.

Es comprensible la desmoralización. Más cuando en nuestro propio bando sólo domina el sectarismo, las discusiones a muerte y la fragmentación. Y, lo que es peor, la hegemonía durante décadas de dirigentes burgueses que nos han ido vendiendo una y otra vez para sus propios proyectos “realistas”.

Es hora de, al menos, empezar a encontrarnos. Discrepemos de esto o lo otro, es preciso que nos reconectemos, aunque sigamos en tal o cual grupo o en nuestras casas. Tenemos que crear puntos de encuentro. Somos los malditos de la Tierra: debemos hablar entre nosotros, respetarnos y tratarnos con calor, como camaradas. Y dejar de ser esclavos encadenados en las bodegas que pelean entre sí por un trozo de pan.

Además, debemos coordinarnos. Todavía no como partido, pero sí de manera concreta, de forma que lo que hagamos vaya ganando efectividad. Como enseñaba Lenin, “la revolución no se hace, sino que se organiza”. De momento no “grandes” partidos, sino quizá pequeños y ágiles comités revolucionarios, donde podamos encontrarnos, sin que nadie tenga que renunciar a su propia militancia.

Por supuesto, debemos dejar fuera a los señoritos, a los posibilistas, a los trepas de siempre que sólo buscan carne de cañón para hacer carrera política y personal vendiéndonos el “asalto a los cielos”. Ya los conocemos.

Y, por último, debemos empezar a cultivarnos en las normas de clandestinidad. Las redes sociales son muy golosas, y un descargue para nuestra frustración. Pero, salvo aquellos que somos ya muy conocidos por el enemigo y no tengamos marcha atrás, debemos velar por que los aparatos del Estado no tengan conocimiento de quienes somos ni de cuántos somos. Lo que es especialmente importante si vemos cómo el Estado se salta sus propias leyes sin despeinarse para reprimir sin contemplaciones. Con el cuento de la “democracia”, hemos sido muy descuidados con esto. No estamos a salvo. Y mucho menos si vamos en serio.

Decía Mao, refiriéndose a los grandes contextos históricos, que “a veces sopla el viento del Este y otras veces sopla el viento del Oeste”. Están cambiando los tiempos, y el viento del Este va acumulando las nubes a favor de la historia. Pero el ejército ruso no va a hacer nuestro trabajo, así que pongámonos a ello.

Por Teodoro Santana

Fuente: banderarojacanarias.org

Diario Octubre

Publicado: abril 26, 2022

 

miércoles, 27 de abril de 2022

JOSÉ CARLOS MARIÁTEGUI Y EL PENSAMIENTO LATINOAMERICANO DE SU ÉPOCA



 JOSÉ CARLOS MARIÁTEGUI Y EL PENSAMIENTO LATINOAMERICANO DE SU ÉPOCA



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DERROTAS DEL FUJIMORISMO

 


¡¡¡OCHO DERROTAS

CONSECUTIVAS

DEL FUJIMORISMO

EN ONCE AÑOS!!!

UNO. 5 de abril 1992 Golpe de Estado de Alberto Fujimori (renuncia fuera del país, por Internet: 21 de nov. 2000)

DOS. 31 de marzo 2022 Fujimorismo derrotado OCHO VECES CONSECUTIVAS EN ONCE AÑOS

2011

Ollanta Humala

OH Presidente

28 julio

Fujimori K derrotada

2016

Pedro Kuczynski

PK Presidente

28 julio

Fujimori K derrotada

2021

Pedro Castillo

PC Presidente

28 julio

Fujimori K derrotada

2021

Pedro Castillo

PC cien días

4 nov

Fujimorismo derrotado

68 - 56

2021

Pedro Castillo

PC vacancia

7 dic

Fujimorismo derrotado

2022

Pedro Castillo

PC Gabinete

3 marzo

Fujimorismo derrotado

64 - 58

2022

Pedro Castillo

PC vacancia

28 marzo

Fujimorismo derrotado

55 - 54

2022

Alberto Fujimori

AF indulto

31 marzo

Fujimorismo derrotado

 

Pero el fujimorismo insiste: 1°: vacancia, 2°: renuncia, 3°: nueva elección, etc. etc. etc.

La ofensiva en propaganda es TIC del pueblo contra TIC del fujimorismo (vacancia, renuncia, nueva elección)

25/04/2022

Ragarro

¡UN POCO DE COMPRENSIÓN PARA LOS EX COMANDOS DE LA OPERACIÓN “CHAVIN DE HUANTAR”!

 



“¡Ah de los trenes de tropas,

fríos al amanecer,

en duros rieles de sangre

corriendo a todo correr,

para aplastar una huelga

o estrangular un batey!

Soldado así no he de ser.

¡Ah de los ojos con vendas,

porque vendados no ven!

¡Ah de las manos atadas

y la cadena en los pies!

¡Ah de los tristes soldados

esclavos del coronel!

Soldado así no he de ser”.

 

Nicolás Guillén “Soldado así no he de ser”

 

¡UN POCO DE COMPRENSIÓN PARA LOS EX COMANDOS DE LA OPERACIÓN “CHAVIN DE HUANTAR”!

 

Ha levantado revuelo y causado la indignación de unos y de otros la Celebración de los 25 años de la operación militar denominada “Chavin de Huantar” por la cual un grupo de élite de intervención, integrado por infantes de Marina y comandos del Ejército del Perú, intervino para rescatar a los rehenes de la Casa del Embajador de Japón.

La Celebración, convocada por el alto mando de las Fuerzas Armadas, tenía como finalidad recordar los 25 años de esta operación militar y homenajear a los ex Comandos participantes de ésta.

No obstante, la propia realización de esta “Celebración”, por un Gobierno constitucionalmente electo, sin vinculación con la extinta Dictadura Fujimontesinista, resulta discutible, porque se trata de una operación militar de las Fuerzas Armadas ordenada por un Gobierno inconstitucional, y por tanto ilegítimo, producto por un autogolpe de Estado perpetrado por él, antes Presidente, Alberto Fujimori. Operación militar sobre cuya realización pesa un proceso legal por la “ejecución extrajudicial”, y en el propio teatro de operaciones, de los “emerretistas” rendidos, en su mayoría jóvenes sin mayor formación militar (el propio Embajador de Japón, entre otros, testimonió que vio a los rendidos arrodillados y con las manos en la nuca, y la autopsia reveló disparos en la cabeza realizados a corta distancia, de arriba hacia abajo).

En ese marco la participación del Presidente y representantes de un gobierno constitucionalmente electo, era un acto que comprometía a éste, con la convalidación de una acción tan inconstitucional y cuestionable como sería la celebración, por el actual de Gobierno de Goric, de la ejecución de miles de ciudadanos chilenos por la Dictadura de Pinochet.

Como es de conocimiento público, el Presidente Castillo y su Ministro de Defensa, entre otros, acudieron a esta Celebración, y fueron expresamente desairados por los ex comandos participantes de la operación Chavin de Huantar, allí presentes, los cuales no se pararon para recibirlos y abandonaron el acto, realizando declaraciones públicas contra el Gobierno de Castillo, calificándolo de “usurpador y terrorista” y llamándolo a renunciar o deponerlo, encabezando luego una marcha de protesta con sus familiares y vecinos de los distritos económicamente más acomodados de Lima, acto que ha sido calificado por el Primer Ministro, como pro golpista.

No obstante, ni la opinión pública ni el ciudadano de “a pie”, se han preocupado de analizar el lado personal y humano de los ex comandos participantes en la Operación “Chavin de Huantar”.

Muchos de ellos no se sienten recompensados y por el contrario cuestionados por su participación en esta acción en la que incluso pudieron perder la vida, y ello es un drama digno de analizar.

Imaginémonos por un momento el lado personal y humano de los militares peruanos, principalmente oficiales y tropa de élite, que participaron en defensa del Rey y de su Virreynato en el Perú. Que se batieron en cruentos combates a sable y lanza como en Junín, y que luego de la batalla de Ayacucho, que selló nuestra independencia de España, no fueron reconocidos por su sacrificio “heroico”, por parte del nuevo Gobierno de la República peruana.

¡Qué trauma el de sus almas viéndose despreciados y condenados por defender los intereses de un Rey y sus autoridades, sus tierras y posesiones, que no eran las de ellos ni los representaban!

Piensen que, por suerte para la historia, oficiales como el propio Pío Tristan (que participó en la batalla de Ayacucho por el lado “realista” y fue nombrado el último Virrey), la Mar y Castilla, de seguro se preguntaron: ¿Si mueres en nombre de quién morirás? y pasaron al lado de la Patria.

Pero esto es un largo y difícil proceso mental y del alma humanos, que debemos comprender, en que muchos militares tendrán que auto preguntarse por la validez legal y moral, de la desaparición, descuartizamiento, tortura e incineración, en lugares como el tenebroso Cuartel “Los Cabitos” o por la masacre de los periodistas de Uchurajay o el secuestro e incineración de los estudiantes de La Cantuta o aún la masacre de los presos encerrados en los penales (más humano hubiese sido soltarlos y dejarlos que corran por su vida); y finalmente tendrán que pedir perdón al pueblo peruano como lo han hecho actualmente las Fuerzas Armadas chilenas.

Es difícil para ellos comprenderlo, y ¿acaso no lo es también para nosotros ver que calles y monumentos llevan el nombre de traidores, primeros Padres de la Patria, que como Torre Tagle y Riva Agüero, pasaron finalmente al lado de los realistas?

 

En fin, como dice Vallejo: “Otro poco de muchísima calma, camaradas”.

Gustavo Pérez Hinojoza

 

lunes, 25 de abril de 2022

INCERTIDUMBRE GLOBAL


 

Escribe: Milciades Ruiz

La invasión de Rusia a Ucrania, ha develado las ataduras de la globalización y su tiranía sin piedad contra inocentes. Sus lazos estrangulan los circuitos económicos en que nos tiene encerrados. Sufrimos los impactos, aunque estemos lejos del conflicto y la incertidumbre nos agobia porque no sabemos en qué, terminará todo esto, ni hasta cuándo, porque EE UU sigue alimentando el fuego.

No es la guerra misma, entre dichos países, la que nos impacta, sino la intervención en el conflicto, de EE UU y su férula internacional. Sus misiles económicos lanzados contra Rusia en forma de sanciones, rebotan y nos hieren donde más nos duele: nuestro bolsillo. Las heridas sangran en los más indefensos, que no atinan a ver de dónde vienen los disparos. Suben los precios y el dinero no alcanza. Es la inflación globalizada.

No es una guerra convencional. Es la guerra hegemónica por el dominio mundial, utilizando también, armamento financiero, comercial, político y hasta racista. EE UU invadió Afganistán, a costa de gastar millones de dólares diarios durante 20 años de guerra, sin acabar con los talibanes. Pero, esa guerra no nos involucró.

Ahora en cambio, sentimos los efectos secundarios de la guerra hegemónica, pues genera inflación internacional que desbarajusta toda la estructura de costos en la economía mundial, tanto en los procesos productivos, como en los servicios. También en las proyecciones de mejoramiento social, planes de inversión y desarrollo, debido a los riesgos de incertidumbre.

Ya se pronostica que, el crecimiento económico mundial bajará. Por efecto dominó, caerán los negocios y el PBI en diversos países, lo que significa mayor pobreza, más hambre. En este panorama, el encarecimiento de los alimentos en el mundo es alarmante y la gente sale a protestar culpando de esto, a sus gobernantes.

En los países andinos, no lo sentimos tan fuerte todavía, porque estamos en época de cosecha. Salvo en aquellos alimentos que tienen componente importado. Pero en agosto, empezaremos la nueva campaña agrícola y la incertidumbre es angustiosa. Los altos costos de los insumos, harán que muchos productores de alimentos no fertilicen o, lo hagan muy poco, por falta de dinero. Esto significa, caída de la producción por baja productividad y menores ingresos campesinos.

Salvo que se tomen medidas oportunas, la oferta alimentaria se irá reduciendo a partir de agosto y para el próximo año, los precios se elevarán, por menor abastecimiento, aunque haya terminado la guerra en Ucrania. Pero la inflación no es solo en alimentos y sus derivados, que es lo más sensible, sino también, en todos los rubros impactados por las represalias de la guerra.


Los bancos centrales que manejan los mecanismos inflacionarios están tomando medidas para contrarrestar la inflación. Una de estas es subir la tasa de interés bancario para reducir el dinero circulante y el volumen de gastos. Eso, bajará la demanda y los precios. Por el lado de la oferta, se podría limitar la exportación de alimentos poniendo topes para que no haya el desabastecimiento que hace subir los precios.

En plena crisis alimentaria estamos exportando abundantes alimentos. En vez de socorrer a los países ricos con nuestra quinua, frutas, hortalizas, productos marinos y de agua dulce, ajos, cebolla, tubérculos, alimentos congelados, alimentos preparados, etc., primero deberíamos socorrer a nuestra población. Solo así, evitaremos la escasez haciendo que la oferta sea mayor a la demanda.

De lo contrario, las agroexportadoras multinacionales nos quitarán el alimento de la boca para dárselo a nuestros depredadores, quedando poco para nosotros, a precios elevados. Estas empresas subsidiadas con la tributación, reducen el stock alimentario, llevándose lo de mejor calidad, dejando para nosotros lo no exportable y a precios elevados. En palta, lo que antes costaba S/. 2/kg, hoy pagamos por encima de 10 soles y lo mismo pasa con la quinua, harina de maca, cacao, etc.


En Perú, según el BCR, la tasa de inflación anualizada aumentó de 6,15% en febrero a 6,82% en marzo, ubicándose por encima del rango meta (máximo 3%) “por el recrudecimiento de alzas significativas de los precios internacionales de insumos alimenticios y combustibles”. La situación en abril está empeorando y ya, hay paros de protesta en diversas regiones, por el alto costo de vida e ineptitud gubernativa.


Todas las proyecciones apuntan a que la zozobra continuará hasta después del 2023. Lo que significa creciente malestar social, protestas, inestabilidad política, hambre, etc. Sin embargo, estamos tan sumidos en la comidilla política coyuntural interna que, no vemos los nubarrones de la tempestad en días venideros. Si no tomamos las medidas preventivas para contrarrestar esta amenaza, lo lamentaremos.

Los que no tenemos poder, nada podremos hacer, salvo movilizarnos masivamente para lograr decisiones en las altas esferas, tan sumisas a los grupos de poder. Es preciso enarbolar las banderas de la independencia real, que rompa las cadenas de la globalización. No habrá democracia alimentaria si no construimos una nueva república sin colonialismo de ningún tipo.

La globalización anula nuestra la libertad, nos quita la soberanía nacional, y nos mantiene prisioneros del sistema, a cadena perpetua. Estamos expuestos a sanciones arbitrarias, directas e indirectas. Es necesario recuperar nuestros hábitos de consumo originarios, sustituyamos los alimentos importados con nuestra propia producción y, hagamos intercambios internacionales equitativos.

La difícil situación que se avecina, también podría darnos la oportunidad para cambiar el modelo republicano que establecieron los colonialistas tras el virreinato. Las convulsiones sociales en la historia suelen ser decisivas. ¿Estamos preparados para asumir el rol histórico que nos demanda la situación actual? Ustedes qué dicen.

Abril 24- 2022

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