Publicado por Francisco Umpiérrez
Sánchez
Sábado, 9 de abril de 2022
La globalización
Vivimos en un mundo global, esto es, en mundo
altamente interdependiente. El mercado mundial, iniciado con el descubrimiento
de América, está viviendo un imparable desarrollo. Mercado y
división del trabajo son dos conceptos que se presuponen. Todos dependemos de
todos. De manera que cualquier acontecimiento que se produzca en cualquier
parte del mundo, mucho más con las dimensiones de este conflicto, se refleja en
todas las naciones de la Tierra. Pero la UE y EEUU actúan como si ellos fueran
los representantes del mundo global y quieren que todas las naciones del mundo
se alineen con sus posiciones y sus concepciones. China e India, con su
neutralidad, han impedido su egoísta pretensión. Lo que sucede es que la voz de
China e India no se oye en Occidente, como tantas otras voces de un sinfín de
naciones. Entre los países que votaron en contra de la resolución de la ONU de
condenar la invasión rusa de Ucrania y los que se abstuvieron suman dieciséis.
Pero como dije antes: en la UE y en EEUU las voces de esos dieciséis países no
se oyen. Y un mundo global también debería suponer que en cada nación se oyeran
las voces del resto del mundo. Pero sabemos que el mundo global está gobernado,
en parte, por el poder financiero mundial, y en parte, por un puñado de
empresas punteras, donde una buena parte de ellas reside en EEUU. El mundo
global debe ser creado en todos sus ámbitos por todas las naciones de la Tierra
y no solo por un grupo de ellas.
El mundo bipolar, que dominó el mundo desde el
final de la segunda guerra mundial hasta aproximadamente 1980, significó que
cualquier conflicto que se producía en cualquier parte del mundo se reflejaba
como pugna entre EEUU y la URSS. Pero desde ese entonces el mundo se hizo
multipolar, aunque las inercias mentales hacen que una buena parte de los
líderes mundiales sigan concibiendo el mundo de forma bipolar. La invasión rusa
de Ucrania es un ejemplo de que vivimos en un mundo multipolar, no es un
conflicto, como quiere plantear EEUU y la UE, entre el Occidente civilizado y
la barbarie rusa. Un mundo multipolar significa presentar más atención a las
diferencias particulares de las dos naciones en guerra y menos a la
contradicción entre EEUU y Rusia. No me parece adecuado utilizar el concepto de
imperialismo como tampoco el concepto de derecho a la autodeterminación para
explicar lo que está sucediendo. La constitución arquetípica de los estados
nacionales pertenece al siglo XIX, pero hubo muchas naciones que se
constituyeron en estados soberanos en el siglo XX. Las fronteras nacionales en
general tienen un carácter contingente y han sufrido a lo largo de la historia
muchas modificaciones. Ucrania como estado independiente y soberano solo existe
desde 1990. Es fruto de la disolución de la URSS. Y la posición de Ucrania con
la pretensión de ser avanzadilla de la OTAN y rompiendo los lazos históricos
que le han unido a la URSS han sido dos de los desencadenantes de la guerra.
Ucrania, como la mayoría de las naciones que vivían bajo la influencia
soviética, no se convirtió en un punto de encuentro y cooperación en los
ámbitos económico, político y cultural entre Rusia y la UE, sino todo lo
contrario, en una nación que arrinconaba y aislaba a Rusia. Según Pueblo
en Línea, “la ex congresista estadounidense Tulsi Gabbard indicó que la
guerra entre Rusia y Ucrania podría haberse evitado si Estados Unidos hubiera
prometido no permitir que Ucrania se uniera a la OTAN”.
Naciones y regiones económicas
Como dije antes, no nos encontramos en la época de
las revoluciones democrático burguesas y la constitución de Estados nacionales,
sino en la época de la regionalización de la economía. En todas las partes del
mundo, con mayor alcance en el sudeste asiático, distintas naciones han llegado
a acuerdos para crear espacios económicos comunes. No todas las
regionalizaciones económicas tienen que adoptar la forma acabada de la UE, pero
esa es la tendencia dominante. De ahí que cuando los países del Este europeo se
integran en la Unión Europea y en la OTAN, en la práctica las fronteras
regionales económicas, política y militares de la UE se han extendido.
Podríamos hablar en este caso en vez de estados nacionales de regiones
nacionales. Y el nacionalismo hoy imperante es el de las grandes regiones
económicas. Hablamos de soberanía de los Estados nacionales, pero una gran
parte de la soberanía existe como soberanía de las regiones económicas. Esta es
la razón por lo que no me parece adecuado hablar de imperialismo o de derecho
de autodeterminación de las naciones para explicar la invasión de Rusia de
Ucrania ni las tendencias dominantes en el mundo de hoy. Si consideramos que
EEUU, Rusia, China y la India, tanto por su extensión territorial como por su
valor económico, pueden ser consideradas como regiones económico nacionales, el
mundo de hoy está determinado por la rivalidad de la regiones económico
nacionales. Y la fuente del nacionalismo hoy día tiene ese carácter regional. Y
ese nacionalismo regional es el que en la actualidad domina la política de
guerra de la UE y EEUU con Rusia.
Hegemonía
Desde que se desencadenó la guerra entre Rusia y
Ucrania algunos analistas e ideólogos capitalistas se han congratulado del
fortalecimiento de la alianza entre EEUU y la UE en el ámbito militar. Pero
esto es un mal enfoque. Hasta el propio Zelenski hablaba de que Occidente
estaba interesada en debilitar a Rusia, aunque Ucrania desapareciera. EEUU busca
fortalecer la hegemonía en la Unión Europea, pero los intereses regional
nacionales de la UE pasan por tener autonomía e independencia frente a EEUU. La
Unión Europea no puede seguir dominada por la herencia de la segunda guerra
mundial y por el mundo bipolar que vino después. El hecho de que Alemania
quiera aumentar su gasto militar es buena noticia si con ello se pretende
fortalecer la independencia de la UE respecto de EEUU. Pero EEUU busca, y lo
hace desde hace décadas, debilitar a Rusia, debilitar su alianza con China y
acabar con un futuro de relaciones de cooperación económica y ayuda mutua de la
UE y Rusia. Yo soy más partidario de hablar de luchas por las hegemonías que
hablar de imperialismo, incluso en el caso de EEUU. No nos encontramos en la época
donde un puñado de naciones ricas se repartían el planeta.
El terror y el horror de la guerra
La invasión de Rusia de Ucrania nos está mostrando
unas imágenes de terror y horror extremadamente duras. Pero esto sucede con
todas las guerras. Este terror y horror que genera toda guerra fue notablemente
mayor en la guerra contra Irak y en la guerra de Afganistán. También este
horror y terror lo encontramos en la guerra en Siria, en la guerra contra el
Estado Islámico, y en el conflicto entre Israel y Palestina. La única
diferencia está en cómo se informa en la UE de estos conflictos. Los medios de
comunicación de la UE emplean una enorme carga informativa sobre la guerra en
Ucrania y ponen muchos ejemplos particulares del horror y del terror de la
guerra, mientras que de la guerra en Irak la carga informativa era notablemente
menor y la información tenía un carácter muy general en lo que afectaba al
sufrimiento de civiles. Bajo el punto de vista puramente humano el régimen de
Putin debe ser señalado como el mayor mal del mundo, pero es que EEUU y la UE
deberían ser igualmente señalados como el mayor mal del mundo si solo
consideramos su responsabilidad en la guerra de Irak. No hay nación del mundo
que no tenga las manos manchadas de sangre en su constitución histórica. Pero
si consideramos los últimos 100 años de historia, EEUU y la UE están a la
cabeza en esta materia. Resulta también del todo un sinsentido que EEUU se
presente como el principal garante de la paz y de la defensa de los derechos
humanos, cuando representa el 40 por ciento del gasto militar mundial y dispone
de 250 bases militares fuera de su país.
Estado y mercado
Desde que se inició la guerra, la UE y EEUU,
también Japón y algunas naciones más, han tomado medidas económico estatales:
exclusión de Rusia de la red internacional de pagos, conocida como SWIFT, e
inmovilización de los activos del Banco Central ruso. No han dudado en emplear
la economía estatal para castigar a Rusia por su política de guerra, y no hemos
oído voz alguna de políticos liberales argumentando que esas medidas van contra
la libertad de mercado. Pero si les pidiéramos a la UE y EEUU que empleen la
economía estatal para intervenir el mercado de la vivienda, el mercado
energético, el mercado farmacéutico, el mercado de la alimentación, el mercado
de los medios de comunicación de masas, y otros mercados más, con el fin de
mejorar la vida de las grandes mayorías sociales, los políticos liberales, de
derecha y de izquierda, nos dirán que no, puesto que atentan contra la libertad
de mercado. De manera que aquí se demuestra que lo que manda son los intereses
y valores del sistema capitalista y no el bienestar de las personas. Y hay una
enorme hipocresía ideológica y política a la hora de decidir qué valores
económicos y sociales son los importantes para las “democracias” y cuándo deben
emplearse y cuándo no.
La libertad de expresión
La libertad de expresión, si fuera verdadera,
debería ser plena y reflejar distintos pareceres y concepciones. Pero la UE y
EEUU han cortado las emisiones de las cadenas informativas de Rusia: Rusia
Today y Sputnik. La causa: que servían para hacer propaganda de los intereses militaristas
del régimen de Putin y porque eran medios para emitir noticias falsas. Pero no
hay un solo día en que la UE y EEUU no hagan propaganda de sus propios valores
y concepción del mundo a través de sus infinitos medios de comunicación e
información. Y en lo que afecta a noticias falsas, todos sabemos que la
invasión de Irak se basó en información falsa. Y todos los que vivimos en
España, y es solo un ejemplo de los países “democráticos”, sabemos que los
políticos y medios de comunicación propagan un sinfín de informaciones e ideas
falsas todos los días. Luego la prohibición de suspender las emisiones de las
cadenas informativas de Rusia nada tienen que ver con la libertad de expresión.
Sencillamente es un terreno más donde la UE y EEUU mantienen la lucha por la
hegemonía contra Rusia. Este hecho pone de manifiesto que la libertad de
expresión es la libertad de expresión de una minoría de pueblos del mundo y un
mecanismo ideológico puesto al servicio de los intereses geoestratégicos de la
UE y EEUU.
La economía
Todos sabemos que detrás de todas las guerras están
los intereses económicos. Y también sabemos que los grandes capitalistas, con
todas sus ramificaciones e instrumentos, aprovechan cualquier crisis para
enriquecerse. Y esta guerra está siendo aprovechadas para que, como siempre,
unos pocos puedan enriquecerse aún más de lo que están. Y todas las medidas que
han tomado la UE y EEUU contra Rusia, la han hecho sin tener en cuenta los
enormes perjuicios económicos ocasionados a todas las naciones que mantienen
relaciones económicas con la URSS y que no son la UE ni EEUU. Estas dos
regiones económicas no son el centro del mundo ni deben dictar al mundo cuando
una guerra es justa y cuando no lo es. Todos estamos a favor de que la guerra
acabe y que Rusia no aumente sus fronteras nacionales, pero para ello la UE y
EEUU deben tomar medidas que mejoren las relaciones económicas, políticas y
militares con Rusia. Todas las naciones tienen su dignidad, y en el caso de las
grandes naciones, y Rusia lo es, su dignidad es aún mayor. Pero la
UE y EEUU no la respetan, sino la denigran. La guerra pueda acabar, pero para
ello EEUU y la UE tienen que crean puntos de encuentro y cooperación con Rusia,
y no arrinconarla, asfixiarla y socavar su dignidad nacional. La UE necesita
de Rusia y Rusia necesita de la UE. Es impensable que ambas regiones económicas
lleguen a tener un exitoso futuro económico y cultural sin cooperación y
respeto mutuo.
Fuente:
https://fcoumpierrezblogspotcom.blogspot.com/2022/04/la-guerra-entre-rusia-y-ucrania.html
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