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lunes, 12 de octubre de 2015

CAPITALISMO MAFIOSO: VOLKSWAGEN, DEUSTCHE BANK Y SIEMENS, EL CUENTO ALEMÁN





Naiz
12-10-2015

Alemania es el motor, los países PIGS un lastre. ¿Dónde queda aquello de que los empresarios al estar motivados por sus propios beneficios terminarían por competir haciendo mejores productos que beneficiarían a los clientes? Los mitos se montan en un laboratorio palaciego y se deshacen en las cloacas. Los latinos somos vagos, no pagamos las deudas y echamos la siesta. Los alemanes son metódicos, guapos y honestos. Sirven para mandar.

Dejando a un lado a German Lubitz, el piloto que estrelló el vuelo 9525 de Germanwings en Marzo, parece haber pruebas de que la sacrosanta trinidad del capitalismo alemán, no es trigo limpio. Volkswagen, Deustche Bank y Siemens, las 3 joyas de la corona carolingia. Los paradigmas de la nueva Europa. Y nos pondremos el buzo más recio con la nariz tapada, para abrir la alcantarilla. Este motor echa demasiado humo.

Resulta que ahora nos fijamos más en si mi coche está trucado, para cobrar los mil euros que quizá me ofrezcan, en si tal comunidad (Navarra sin ir más lejos) se perderán puestos de trabajo, o si la publicidad ha sido en parte engañosa. El asunto principal es que el coche mata más por el gas que sale por su tubo de escape, que por los accidentes que provoca; que ya es decir. Y que los vigilantes de nuestra salud sólo aparentan cubrir el expediente.

¿Pero quién controla al controlador? «Puesta la ley, puesta la trampa» dice el vulgo. El ministro Soria se pone de rodillas a rezar para que no se lleven a otro país las fábricas, pero no le preocupa lo más mínimo la salud de sus administrados. Nos venden el automóvil como un portentoso artefacto que nos da la vida y resulta que es al contrario. Existe un atentado gravísimo a la salud pública y un engaño a usuarias y consumidores. Un ejemplo perfecto del sistema (capitalista) inmoral que nos gobierna, con el permiso de una importante mayoría electoral. Deberíamos plantearnos qué puñetas hacemos en nuestras ciudades rodeados de coches por todas partes. Usemos de una vez las piernas, la bici o el bus.

¿Cuánto puede ganar una empresa que sabe se está arriesgando a pagar multas de 16.000 millones de euros? ¿O es que les sale mejor pagar la multa, aunque les pillen? La buena reputación de la economía alemana se basa en la credibilidad de estas tres empresas, que han tenido graves problemas con la justicia y el fisco. Veamos con la poca luz que entra por las rendijas.

VW, el coche del pueblo (en alemán), no es el único caso de fraude. Este año, Deutsche Bank, el mayor banco de Alemania con 45.000 trabajadores, y el sexto del mundo, acordó pagar a las autoridades de EEUU y Reino Unido 2.300 millones de euros, por su implicación en el escándalo del Libor, un caso de manipulación en el tipo de interés del mercado interbancario de Londres. Otro ejemplo. La quiebra de Grecia fue planificada minuciosamente por el DB. «Es inaudito que una de las partes interesadas, el Deutsche Bank, claramente involucrado en el sector financiero, presente una propuesta y que ésta se adopte sin más y se presente como la posición de Alemania en Europa», dijo en su día Carsten Schneider, diputado del SPD. «Eso quiere decir que no están representando los intereses generales, sino los de una gran corporación alemana».

Más. El DB fue el banco personal de Hitler, según Vicenç Navarro y jugó un papel clave en el desarrollo del nazismo. En parte, su gran riqueza derivó de las confiscaciones de las propiedades derivadas de su expansión por Europa, empezando por la misma Alemania. Ingresó en sus arcas joyas, obras de arte y dinero de judíos, comunistas, anarquistas o socialistas opositores al régimen, del mismo modo que expropió bienes de republicanos ibéricos. El DB fue un generoso apoyo al régimen de Franco, y la complicidad de las autoridades españolas en este olvido histórico, es un indicador más de la baja calidad de nuestra democracia «Marca España». Jugó un papel clave en el escándalo Enron, cuando aquella compañía ocultó enormes pérdidas que causaron la miseria de millones de ciudadanos estadounidenses. El DB ha sido también uno de los bancos que más promocionó hipotecas basura en EEUU (y probablemente en España), claramente a sabiendas y conscientes de las consecuencias tan negativas que luego tendría. Hoy está financiando enormes violaciones de derechos humanos, tales como las guerras del Congo por el coltán, los horrores de Darfur en Sudán, o como en Indonesia, a la empresa minera de oro y cobre Freeport-McMoRan, conocida por haber destruido regiones enteras del país contaminando sus ríos y manantiales, siendo, además, una de las mayores accionistas de empresas productoras de bombas atómicas y uranio.

Y qué decir de Siemens, la empresa relacionada con las supuestas donaciones al PSN, que costaron las dimisiones de Urralburu, Otano, Esparza y Roldán; y que tanto perjudicaron a las políticas de cambio. El gigante germano tiene a nivel mundial 362.000 trabajadoras. En 2013, sobre Peter Löscher cayó la responsabilidad de hacer olvidar el escándalo por el que Siemens tuvo que desembolsar la pasada década unos 2.500 millones de euros en multas en EEUU y Alemania para poner fin a una serie de investigaciones sobre un sistema de sobornos ideado para obtener contratos en países como Rusia, Israel, Grecia, Italia, Irak, Nigeria, Argentina, Venezuela y Bangladesh. A este escándalo se le puso la etiqueta del «mayor caso de sobornos en la historia del mundo empresarial».

La legitimidad social de nuestro sistema se basa en modelos como estos, que dirigen nuestra vida con nuestro permiso. No basta con ganar las elecciones, hay que tumbar al capitalismo, un modelo insostenible en lo social, lo económico y lo ambiental. Ahí es nada. No crean los cuentos de la tele... aunque sean alemanes.


miércoles, 7 de octubre de 2015

VOLKSWAGEN: LA ESTAFA DE LA EMPRESA ALEMANA REVELA TAMBIÉN EL ENTRAMADO DE CORRUPCIÓN Y POLÍTICA QUE RIGE LA VIDA DE LAS GRANDES EMPRESAS





07-10-2015 

Las ramificaciones

Una vez hecha pública la práctica fraudulenta de la Volkswagen -programa informático que burlaba las exigencias de los organismos de control medio ambiental-, han llovido denuncias que tienden a confirmar que otras empresas automotrices aplican prácticas similares para ocupar espacios dentro del mercado automotor mediante el engaño a clientes y autoridades. Abarcan desde la obsolescencia programada de piezas hasta el volumen de combustible por kilómetro recorrido, incluyendo, por supuesto, los indicadores de los efectos contaminantes.

El fraude hecho por la Volkswagen abarca diversos sujetos e instituciones. Cuando menos tendríamos que incluir en el listado a:

En primer lugar, a los clientes que compraron un vehículo supuestamente dotado de dispositivos especiales que lo hacían altamente eficiente y con mínimos efectos contaminantes. En segundo lugar, a los organismos de control ambiental que evaluaron y dieron la certificación de los bajos índices de contaminación que arrojaban al aire estos vehículos. También a diversos países cuyos gobiernos otorgaron estímulos financieros o de exoneración fiscal a la empresa por comercializar vehículos de baja contaminación. En cuarto lugar, a los inversores que compraron acciones con la convicción de que las ganancias y el crecimiento de la empresa obedecían a los avances tecnológicos incorporados trasparentemente a los vehículos comercializados, con apego a las leyes y a las normativas del sector automovilístico. Finalmente, los habitantes de las ciudades que reciben las emisiones contaminantes y tienen un aire menos saludable para sus pulmones.

Los afectados comienzan a movilizarse en términos de denuncias, protestas, exigencias de indemnización, acciones judiciales y proposiciones de ejecutorias de control sobre la industria y sus productos. Pero esta lucha no es fácil y su victoria no está garantizada de antemano.

La letra pequeña

Hay quienes piensan, con cierta ingenuidad, que si bien es cierto que el fraude de la Volkswagen hace un retrato moral del capitalismo, también revela que la denuncia permite la rectificación, la condena a los culpables y la indemnización a las víctimas. Es decir, que la misma sociedad impone regulaciones que hacen cada día más difícil el desboque de las tendencias codiciosas e inmorales del capital y somete su actividad a la esfera del respeto a los contratos, a las normas y a las leyes.

Abundan los ejemplos que demuestran que no es así como funcionan las cosas. En una sociedad capitalista, la superestructura jurídica política está definida en función de proteger los intereses del capital. Aunque los trabajadores y, en general, la gente organizada alrededor de reivindicaciones y derechos específicos (consumidores, ecologistas, luchadores sociales, etc.) libre decididas batallas y logre incorporar leyes y normas que reflejen comportamientos más responsables en las empresas, siempre el capital se las ingenia para burlar su aplicación, negar su pertinencia, minimizar los castigos y los montos y, si no hay más remedio que pagar, posponerlo en el tiempo.

Veamos un ejemplo del mes pasado. Durante la década del sesenta se comercializó en España la talidomida, un fármaco que se usó para controlar el insomnio, las náuseas y el vómito en mujeres durante el embarazo. Este medicamento, fabricado por la empresa alemana Chemie Grünenthal, provocó malformaciones, sobre todo en brazos, antebrazos y problemas en órganos internos de niños cuyas madres lo habían ingerido durante la gestación. Por cincuenta años las víctimas sobrevivientes de España, o sus familiares, impulsaron demandas de indemnización contra la empresa alemana. Para ello presentaron pruebas en las cuales se demostraba que las malformaciones fueron provocadas por el fármaco, descartando otros agentes: otros fármacos, orígenes genéticos o factores ambientales de riesgo. Sin embargo, el pasado septiembre, el Tribunal Supremo de España, rechazó el pago de indemnización a las víctimas, argumentando que la responsabilidad civil de la empresa había prescrito. Ante tal muestra de injusticia y de cinismo, AVITE (Asociación de Víctimas de Talidomida en España) colgó en internet un video en que aparecen algunos sobrevivientes, con gran tristeza y desamparo en el rostro, aplaudiendo torpemente, con sus manos o brazos malformados, para "felicitar" a la farmacéutica por la decisión inmoral del alto tribunal. (http://bit.ly/1B2nkOR)

A dos semanas de haberse destapado el fraude Volkswagen, ya comienzan a operar los mecanismos judiciales y gubernamentales destinados a proteger a la empresa. Así, en España donde se habla de la colocación de más de seiscientos mil vehículos con motores trucados que fueron favorecidos por la política de estímulo a productos no contaminantes (mil euros por vehículo), el Ministro de Economía e Industria ha dicho que, en principio, no se recuperarán los montos entregados porque fueron otorgados para la disminución de dióxido de carbono y no para la reducción del óxido de nitrógeno que es el gas cuyas mediciones ha burlado la Volkswagen. Por otra parte, en Alemania se ha iniciado la conformación de una comisión de investigación que, una vez nombrado sus miembros y constituida en términos de status y ámbito, realizará una investigación de lo sucedido y, a la vuelta de algunos años, dos o tres dicen los optimistas, presentará unas conclusiones a partir de las cuales se discutirá sobre responsabilidades y sanciones.

Lo demás son leyendas urbanas sobre la seriedad, la responsabilidad y los principios éticos de las grandes empresas. Cuentos de camino, como decimos en Achaguas.