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jueves, 14 de junio de 2018

LA ENAJENACIÓN EN EL SOCIALISMO




La trinchera
14-06-2018

Los proyectos socialistas se levantan como respuesta al explotador y enajenante sistema capitalista. Como parte de la lógica de estos proyectos del socialismo real, están las nacionalizaciones y estatizaciones[1] de numerosas empresas. Con esto, la propiedad privada pasa legalmente a manos del pueblo, mediado por la administración el estado.

En tales circunstancias,-se dice-, que se está socializando el proceso de producción socialista de manera formal. De ahí deriva la idea de que el pueblo es formalmente dueño (como colectivo) de los medios de producción. Pero existe un problema: hay que lograr que el pueblo se sienta dueño de estos. Solo cuando eso se logre-afirma la teoría-, se habrá logrado socializar de manera real la producción, y habremos construido el socialismo.

Esa lógica mencionada, es evidentemente la forma de entendimiento que se aplica en nuestra construcción socialista en Cuba-y en nuestros planes de estudio-, donde nos proclamamos dueños colectivos que solo necesitamos concientizar nuestra condición de propietarios. Dada la importancia de este tema, me pregunto ¿qué puede aportar el pensamiento de Marx a la problemática?

Lo primero que debe hacerse es organizar cuál es la cuestión: hay una contradicción entre cómo se siente un individuo respecto a la propiedad (social), y cómo debiera ser realmente (según la teoría). Esto se concreta en: debe sentirse dueño el ciudadano, y no se siente así. Todo esto indica que hay una posición del individuo hacia a la sociedad, al resto de un colectivo que no es él, ya que tal y como afirma Abbagnano: “El pensar el mundo como otro, lleva implícito un reconocimiento de sí mismo como el yo.” (1 pág. 11)

Entonces podemos afirmar que el problema está en la separación que hace el individuo de él y del mundo (en su conciencia), donde el cómo se concibe a sí mismo, está determinando cómo se siente respecto al mundo. ¿Se puede entender cómo es que se siente ese individuo y explicar su relación con el resto de la sociedad? ¿Cómo puede llamarse este fenómeno?

Para buscar en Marx elementos teóricos se puede ir a sus Manuscritos de 44[2]. En estos, él describe una serie de relaciones del individuo respecto a la sociedad. Estas ideas las encierra en un concepto: enajenación. Como continuador de Hegel, en Marx (en los Manuscritos) se identifican tres tipos de enajenación: respecto al producto del trabajo, a la propia actividad del trabajo y al resto de la sociedad. Aquí se describe la situación de extrañamiento del hombre, es decir, sentirse extraño, respecto a los elementos mencionados.

Este extrañamiento a pesar de quedar relativamente vacío en la explicación de los manuscritos[3], pudiera entenderse como una generalidad: el hombre se siente ajeno a la sociedad, por lo que se siente ajeno también a cómo se produce la riqueza social y a cómo se distribuye, producto precisamente de cómo participa en la riqueza social en ambos momentos (hay que recordar que en la época que fueron escritos los Manuscritos aumentaba el grado de miseria en que vivían obreros). Es decir, Marx describe la enajenación del hombre respecto a cómo se produce la realidad capitalista, como si fuera la inadaptación al sistema en que se vive, una sensación de estar excluido de ese mundo.

El obrero se sentía excluido de la sociedad básicamente, por no sentirse parte de ella, porque en buena medida, todo lo que hacía en esta, había sido resultado de unas relaciones sociales impuestas por las clases capitalistas, y que además, eran obreros que todavía se sentían atados cultural y mentalmente al ancien régime[4]. Estamos hablando sin dudas, de un obrero, que su arraigo al estadio social anterior, y las condiciones de sometimiento a que debe resistir, lo hacen rechazar la sociedad en la que vive. Su mundo no era el mundo que ellos habían construido, era el mundo que los capitalistas habían construido para sí y no para ellos. Es por eso, que no resulta nada extraño, que un hombre al que se le mete en una realidad que solo le es útil a otro hombre, se sienta separa de esa realidad.

Sabiendo esto, ¿de qué hablamos exactamente al decir que el obrero cubano “no hace conciencia” de su “condición de dueño”?

Nos estamos refiriendo en primer lugar a que no hace con la mayor eficiencia su actividad laboral y comete indisciplinas, además de cierta corrupción(a pequeña escala); a que no se siente dueño de los medios de producción y además, se porta individualista dentro del colectivo, al poner sus intereses personales por encima del de los demás. ¿Cómo entender esto último?

No sentirse dueño de los medios de producción es no sentirse dueño de los resultados de la actividad humana. Recuerdo que los medios de producción han sido resultados de trabajo humano, lo cual indica que en realidad el obrero cubano, está tomando una posición hacia el resultado del trabajo humano. También, los bajos niveles de ingresos del obrero, condicionan que se considere el producto del trabajo (bienes sobre todo) como cosas a las que evidentemente no tiene acceso, cosas materiales separadas de él, que no le pertenecen y a las que no puede acceder.

¿Acaso lo descrito no es enajenación? La falta de compromiso durante la actividad laboral y las indisciplinas en esta, ese individualismo, no son más que el extrañamiento (enajenación) del obrero cubano respecto al propio proceso de trabajo y a la sociedad en su conjunto. El no sentirse “dueño” y el sentimiento de poseer bajos salarios no es más que la enajenación respecto a los productos del trabajo.

¿Me pregunto si un obrero con bajos ingresos puede sentirse des-enajenado respecto a su propia actividad, el producto de esta y el resto de la sociedad? En estos casos, es un poco más complicado alcanzar la “complicidad” con la forma en que se produce la realidad. Digo esto, porque es innegable la complicidad entre obreros y burgueses en determinadas sociedades capitalistas avanzadas de hoy, y que es un fenómeno descrito por Lenin.

¿Me pregunto también si al igual que el obrero del 40 del siglo XIX, al obrero cubano promedio de hoy -ese que comete indisciplinas- le parecerá su realidad una impuesta? Claro que mi pregunta es retórica, ya que el no sentirse dueño es en realidad sentirse extraño (enajenado), y esto es enajenación respecto a la forma en que se dice que hay que producir la realidad: la forma socialista.

Podríamos como sociedad dejarnos de eufemismos, y acabar de aceptar que en realidad, todas esas indisciplinas y resultados no deseados del trabajo, no es más que la enajenación socialista, o por si a alguien le gusta más: la enajenación en el socialismo.

No se trata de un simple nombre o cuestiones de lenguaje, sino de defender las formas y lógicas de pensamiento de las que decimos ser herederos. Si hasta ahora se habla y se defiende el marxismo, entonces pensemos desde Marx la realidad y nuestros problemas. Las formas en que pensemos esa cuestión dirá cuán certeros somos como sociedad a la hora de enfrentar un problema. Y respecto a este tema, creo que las diferencias son esenciales.

No es lo mismo decir que tan solo tenemos un problema de conciencia, donde la solución-desde esa lógica- dirá que hay que trabajar en crear esa conciencia. Por otro lado, reconocer el hecho como enajenación, además de dar continuidad a formas de pensamiento que perfectamente se adaptan a nuestra realidad, nos podrá conducirá a pensar la relación que existe entre el trabajador y las formas y condiciones en que este produce su realidad (2 pág. 34).

Entiendo entonces que aceptar la enajenación, además de los grandes problemas “ideológicos” que representaría, no solo dice que ha habido muchos que no han entendido la teoría de Marx y que otros se han hecho los de la vista gorda, sino que también encausaría el problema de otra forma, ya no sería culpable el obrero por no hacer tal conciencia deseada, sino todo nuestro modelo social que está generando ese extrañamiento de sus obreros respecto a nuestro modo de producir nuestra realidad.

Bibliografía:
1.  Abbagnano, Nicolas. Historia de la filosofía I. Barcelona : Montaner y Simón S.A, 1955.
2.  Marx, Carlos. Manuscritos económicos y filosóficos de 1844. s.l. : Proyecto Espartaco.
Notas:
[1] Pasar a ser propiedad estatal.
[2] Textos llamados normalmente Manuscritos económicos y filosóficos. Estos fueron apuntes de crítica a Hegel y a los economistas ingleses. No fueron hechos para ser publicados y se mantuvieron inéditos hasta la primera mitad del siglo pasado.
[3] Digo esto, porque a mi entender la explicación de la causa queda un poco pobre.
[4] antiguo régimen. Forma usada para hacer referencia al feudalismo.



jueves, 5 de abril de 2018

LA POSTURA POLÍTICA IMPLÍCITA EN EL CAPITAL: MARX NO ES PROUDHON





05-04-2018

Ese es el gran aporte: conocer objetivamente la realidad, para que los intentos de transformarlas sean certeros. Es esa, el arma que aporta El Capital, porque Marx entendía que desde la euforia y los deseos, no se garantizaba la lucha correcta. Por eso, Marx no es Proudhon.

Acercamiento a la cuestión:

Me gustaría comenzar aclarando que no tengo nada en contra,-del que pudiera llamar camarada- Proudhon. Para ser más sincero, leí primero Que es la propiedad, y luego, El Capital. Solamente asumo la postura tan avisada de este, cuando afirmó: ¡Es la Guerra Social! (1 p. 12), como referente práctico-político, que declaraba toda una lógica (desde lo utópico) de destrucción del capitalismo, que me sirve punto de referencia para compararlo con las ideas de Marx en El Capital.

Hace unos días escuchaba a la conocida intelectual y académica cubana Isabel Monal hablando sobre este excepcional libro. Afirmó que era un fuerte cuestionamiento al sistema capitalista. Alrededor de eso (aunque ella no lo dijo) está implícita la idea de que es un libro que critica el capitalismo y lleva consigo un llamado a la revolución social, es decir, la llamada postura anticapitalista. En donde se asume, que Marx esta criticando también que los capitalistas se apropien de la plusvalor -que no les corresponde- y por eso es un llamado a tomar el excedente que el capitalista se apropia ilegítimamente.

Evidentemente, tampoco el objetivo de este artículo es cuestionarse el pensamiento de tal intelectual cubana, sino de manera general, reflexionar sobre esas posturas, piénselas quien las piense. Es por eso, que la pregunta, que me hago es: ¿Es realmente El Capital un libro anticapitalista que propone una lucha contra este sistema?

Advierto al lector, de antemano, que mi respuesta será conducida a un no (o al menos de la manera que se entiende el carácter "anticapitalista"), y que lo contrario a esa que respuesta que asumo es solo una interpretación surgida de arrastrar los momentos de la euforia revolucionaria con la que fue escrita el Manifiesto y de las transgresiones que han hecho al marxismo corrientes utópicas más cercanas a Lassalle y las cuales en vida, Marx siempre se cuestionaba.

Lo tan explicito que se olvida y las palabras del propio Marx:

Para comenzar a descifrar lo propuesto, un buen camino es el de las propias citas e ideas explícitas de El Capital. Por eso, lo primer que sale a relucir, en mayúsculas casi, es el subtítulo que lleva: Crítica de la economía política. He visto muchos que olvidan esa idea, y no está ahí por gusto.

Me resulta redundante tener que mencionar la cita y hablar de ella, pero desgraciadamente es necesario. Está bien claro que ese libro se cuestiona en todo momento la economía política clásica. Es decir, es una crítica a todo un sistema teórico filosófico que le antecedió, y con el que evidentemente no estaba de acuerdo. Si bien no es un libro solo de valor teórico, está bien claro que está criticando las formas de entender el capitalismo que predominaban en su época. Si fuera una crítica al capitalismo, su subtítulo sería: Crítica al capitalismo.

Existe otra cita que aunque este fuera de El Capital, puede ser muy útil. Esta, la extraje de un artículo escrito por Marx titulado Glosas Marginales al ‘’Tratado de Economía Política’’ de Adolph Wagner. En ese texto, el propio Marx defiende la cientificidad de su Capital y de todas interpretaciones ideológicas (socialistas utópicas aún) que algunos como Wagner le imputaban y comenzaban a escudarse de ese libro para defender sus ideas políticos.

Marx afirma: ‘’Mientras no se haya hecho esta demostración, la ganancia del capital será también, de hecho, un elemento constitutivo del valor, y no como quieren los socialistas, algo que se le sustrae o se le ‘’roba al obrero’’…en mi exposición, en efecto, la ganancia del capital no es ‘’solo una sustracción o robo en detrimento del obrero’’. Por el contrario, yo represento al capitalista como un funcionario necesario para la producción…y muestro ampliamente que él no sustrae o roba, sino que arranca la producción del plusvalor, es decir comienza por ayudar a crear lo que ha de sustraer.’’ (2 p. 173)

Esto, puede decir mucho por sí solo. Ese plusvalor sustraído, no es precisamente un robo. Por lo que si Marx condena algo, no es claramente, que el capitalista se quede con el plusvalor; de hecho, casi me atrevo a decir, que hay cierta defensa al derecho de su apropiación (en el sentido jurídico) por parte de este.

También está claro que, siendo consecuente con su teoría, Marx expone toda una funcionalidad dentro de la estructura social que tienen los capitalistas. Engels, más adelante, en los tomo II y III sabe exponer certeramente eso. Así, por ejemplo, se destacan algunas ideas.

Entre ellas está que el capital tiene la función social de unir la capacidad creadora del hombre (fuerza de trabajo) con la de los resultados de la actividad humana (máquinas, instrumentos, etc.) en tiempo y espacio e iniciar el proceso de producción de lo que hoy conocemos como bienes y servicios. Y después, continuar el ciclo completo que termina con la realización de las mercancías al ser compradas con sus consumidores. Esto hace incluso, que el capitalista, como personificación del capital, tenga su función social dentro de la lógica del modo de producción (sentido hegeliano) capitalista.

De ahí que del propio Marx sale toda una explicación del sistema que más allá de condenar, lo que hace es entender con objetividad que es lo que realmente está pasando en las relaciones capitalistas.

Lo implícito que se olvida y lo que realmente aporta:

Pensando de manera articulada con la lógica de Marx, pueden argumentarse también los planteamientos anteriores. Hay que detenerse y usar la dialéctica materialista. Esta nos plantea la interconexión relacional y condicionada de la realidad. Eso nos hace pensar ¿tenía objetividad y condicionamiento el capitalismo como sistema? ¿Por que apareció el capitalismo?

Haciendo abstracción del eurocentrismo del que es acusado Marx, se puede entender que el capitalismo fue revolucionario en su momento. Fue el resultado del desarrollo de las capacidades productivas que existían en el feudalismo, es decir, que el desarrollo de este y sus contradicciones generaron un tránsito al capitalismo. Lo que lo convierte en salida a determinadas contradicciones y le da todo un condicionamiento histórico.

Si bien este capitalismo tiene sus propias contradicciones, ¿puede pensarse que el hombre que fundó ese pensamiento mencionado (el materialismo dialéctico) se plantearía en medio de un sistema en consolidación mundial (el capitalismo) que pronto se acabaría con él?

Estoy de acuerdo en que Marx estaba (al igual que yo) del lado de los más desposeídos, pero es muy raro que pensara que con entender el origen del plusvalor y la función del capital en la sociedad, y cómo se da el intercambio, le estaba declarando la guerra inmediata al capitalismo.

Tampoco está diciendo cómo funciona el capitalismo para atacarlo, al menos tal y como lo entienden muchos. En realidad, esa es una idea, que no está prevista en El Capital. Hay ciertos supuestos metodológicos y elementos que Marx no expone en El Capital. Uno de ellos (y no lo expondré aquí) es esa lógica de reproducción del hombre expuesta en los Manuscritos, y que al olvidarse esto se da lugar a algunos malos entendidos. En su exposición, Marx deja por alto explicar, que condiciones y necesidades de la propia actividad humana condicionan el capitalismo (escribiré sobre esto en otros artículos).

Desgraciadamente, muchos han pensado que al leer y entender (aparentemente) qué ocurre en el capitalismo, podemos los revolucionarios conscientemente ponernos de acuerdo e ignorar el mecanismo de mercado y demás elementos.

Entonces, si no es una crítica (en el sentido de ataque) al capitalismo El Capital, y tampoco es una explicación para racionalmente saltar el capitalismo, ¿cuál es el sentido político y liberador del capital?

Para comprender cuál es el sentido revolucionario (porque lo tiene) de este libro, hay que partir de fusionar tres elementos: la tradición teórica dialéctica a la que Marx indudablemente se suma, su compromiso político en la época y la evolución teórica de su pensamiento.

De lo primero, está la idea de la enajenación. Que mientras para Hegel, podía superarse sabiéndose dentro de una realidad, Marx comprendió que debía irse más allá: entender la realidad para cambiarla. También destaca, que esta tradición intenta romper con esas visiones fetichistas del mundo de otras filosofías y sistemas lógicos.

Esto se une con su compromiso con los obreros de la época. Hay que recordar que Marx pasó buena parte de sus obras criticando esos ‘’profetas socialistas’’ que llenaban la cabeza de los pobres obreros de esas fantasías y utopías políticas que lejos de liberar, aprisionaban más. Así se cuestionó a Proudhon, Weitling, Bakunin, Lassalle, el propio Wagner y todos los que entorpecieran con disparates el entendimiento de la realidad de los obreros.

De la evolución del pensamiento, hay que recordar esos elementos (que mencioné antes) que da en los Manuscritos, dónde afirma el desenvolvimiento del hombre en las reproducción de sus capacidades, y de la necesidad de armar una historia que fuera la historia natural del hombre.

Con eso, puede entenderse el sentido liberador de El Capital y esa postura "anticapitalista" de la siguiente manera: un libro que intenta dar a los obreros una verdadera explicación del sistema de relaciones capitalistas de producción, entendiendo la objetividad de estas, para no caer en voluntarismos ni utopías y comprender las verdaderas formas en que se puede cambiar las realidades que este genera. Con esto, se podría salir de todas aquellas formas de lucha obrera de su época que no aportaban mucho y solo despegaban al obrero de los puntos en que debía enfocarse.

Y si se sigue con la dialéctica materialista: no se trata entonces de atacar esas condiciones de frente y a golpe, sino en comenzar a generar los mecanismos de movimiento social que permitan ir condicionando la generación de relaciones sociales más justas.

Ese es el gran aporte: conocer objetivamente la realidad, para que los intentos de transformarlas sean certeros. Es esa el arma que aporta El Capital, porque Marx entendía que desde la euforia y los deseos, no se garantizaba la lucha correcta y había que sentar las bases en el pensamiento para que dejara de ser así. Por eso, Marx no es Proudhon.

Él no abogaba por revuelos ni aspavientos que como el mismo decía eran posturas pequeño-burguesas. Debe dejar de confundirse sus teorías, con acusaciones de robos a los capitalistas, que como el mismo dijo, nunca lo afirmó.

Con todo esto, puede concluirse entonces, que lejos de ser el libro en cuestión una crítica al capitalismo, es una explicación objetiva de este, en aras de liberar al obrero de la torpeza con que enfrentaba su realidad, y en eso radica su sentido “anticapitalista” y su carácter de teoría que acciona contra la alienación.

Es por eso que mi llamado, es a comprender el pensamiento de Marx tal y como lo expresó, y no confundamos su ciencia con las ideas de otros, y no lo otorguemos consignas que pueden llegar a ser contradictorias con su obra.


Bibliografía

1. Proudhon, Pierre Joseph. ¿Qué es la propiedad? Investigaciones sobre. Buenos Aires : Libros de Anarres, 2005.

2. Marx, Carlos. Glosas marginales al ''Tratado de economía política'' de Adolph Wagner. [aut. libro] Maurice Dobb, y otros. Estudios sobre El Capital. México: Siglo XXI.