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miércoles, 30 de enero de 2019

PLANES DE EEUU CONTRA CARACAS SON PEORES



29/01/2019

Contrariamente a lo que creen los venezolanos, el objetivo de Estados Unidos no es derrocar al ‎presidente Maduro sino aplicar en la Cuenca del Caribe la doctrina Rumsfeld-Cebrowski y destruir las ‎ estructuras estatales en los países de la región. Ello exige eliminar a Nicolás Maduro, pero también a Juan Guaidó”.

‎Así lo ve el francés Thierry Meyssan, presidente fundador de la Red Voltaire radicada en Damasco y brillante especialista en temas del Medio Oriente.

Este esquema ya fue usado en 2011 para hacer aparecer los incidentes internos que tenían lugar en Siria ‎ como una agresión externa perpetrada por un ejército de mercenarios. En ‎el caso de Venezuela, la Organización de Estados Americanos (OEA) – conocida en el mundo como ministerio de colonias yanqui, cuyo secretario general ‎reconoció inmediatamente a Guaidó como presidente– asumió el papel que tuvo la Liga Árabe‎ en el ‎caso de Siria. El papel de los supuestos Amigos de Siria (que en realidad lo eran de Washington) fue desempeñado por el Grupo de Lima, igualmente bajo control de Estados Unidos.

Burhan Ghalioun, un viejo colaborador de la ‎estadounidense NED, hizo el papel de jefe de la oposición en Siria. Pronto fue reemplazado por otro personajillo, a su vez fue sustituido por otro, ‎luego por otro y por otro más, tantas veces que ya nadie recuerda su nombre. Puede pronosticarse que Juan Guaidó será desechado ‎rápidamente de la misma manera. ‎

Pero el esquema sirio de Estados Unidos funcionó sólo en parte en Venezuela. En primer lugar porque Rusia y China se le opusieron en el Consejo de Seguridad de la ONU ‎reiteradamente. En segundo lugar, porque el pueblo sirio ‎apoyó a su gobierno y dio pruebas de excepcional resistencia. Y, finalmente, porque ‎Rusia logró respaldar y equipar a tiempo al Ejército Árabe Sirio en su enfrentamiento a la OTAN y los mercenarios extranjeros.

‎Se conoce que Washington, a sabiendas de que el Pentágono no podrá seguir utilizando a los yihadistas para debilitar al Estado ‎sirio, se propone poner ahora el caso sirio en manos de su Departamento del Tesoro, ‎ que a su vez hará todo lo posible por impedir la reconstrucción del país y del Estado sirios. ‎

Se pretende que el autoproclamado presidente interino Guaidó pueda encabezar una ‎administración paralela que centre su objetivo en obtener el dinero del petróleo en varios litigios; “resuelva” el diferendo territorial con Guyana; negocie “satisfactoriamente” la cuestión de los refugiados; “coincida” con Washington en todos los asuntos de política exterior y haga encarcelar en Estados Unidos a los dirigentes ‎chavistas venezolanos con diversos pretextos.‎

A partir de la experiencia de los últimos ocho años en el Medio ‎Oriente, no se puede comparar lo que sucede en Venezuela con lo ocurrido en Chile en 1973. ‎ Estados Unidos trataba entonces de controlar las Américas y cerrar el paso a ‎toda forma de influencia soviética. Quería explotar las riquezas naturales de aquella parte del ‎mundo dejando el menor control posible en manos de gobiernos nacionales… al menor costo dable. ‎

Hoy, contrariamente, Estados Unidos se obstina en considerar unipolar al mundo. No tiene amigos ni enemigos. Según su visión, toda población integrada a la ‎economía globalizada o que viva en un territorio que contenga recursos naturales que Estados Unidos quiera controlar (no necesariamente explotar de inmediato), tales recursos deben estar bajo control compartido del Pentágono de las naciones donde se encuentran. De ahí que, Washington trate de impedir el funcionamiento adecuado de las estructuras ‎estatales de esos países.

“‎Es posible que Juan Guaidó se crea realmente capaz de resolver la crisis y servir a su país ‎autoproclamándose presidente interino. Pero en realidad sería todo lo contrario porque se crearía ‎una situación semejante a una guerra civil. Él, o sus sucesores, pedirán ayuda a ‎Brasil, Guyana y Colombia, que desplegarán fuerzas “de paz” con apoyo de Israel, Reino Unido ‎y EEUU. Y la violencia continuaría hasta que ciudades enteras estén en ruinas.

“No importa que el gobierno de Venezuela sea bolivariano o liberal, que sus relaciones con ‎Washington sean buenas o no. El objetivo no es lograr un “cambio de régimen” como en Siria, sino debilitar ‎el Estado lo más posible. Ese proceso comenzaría en Venezuela para extenderse de inmediato ‎a otros países de la región -como Nicaragua- hasta que no quede verdadero poder político alguno en el ‎conjunto de esa región”, predice Thierry Meyssen. ‎

Esta situación es muy clara para numerosos árabes cuyos países ya cayeron en esa trampa. ‎Pero, por el momento, no parece verse con suficiente claridad en Latinoamérica, advierte el experto. ‎ “Por supuesto, también es posible que los venezolanos tomen conciencia de la manipulación, dejen ‎de lado sus divisiones y salven a su país”, concluye Meyssen.

28 de enero de 2019.

Publicado originalmente en el diario ¡POR ESTO! de Mérida, México.


martes, 4 de diciembre de 2018

LA ILUSIÓN DE DEMOCRACIA EN ESTADOS UNIDOS



04/12/2018

Neil Clark es un periodista independiente, escritor, locutor y bloguero inglés que publica en diversos medios de prensa en el Reino Unido, como The Guardian, el Morning Star, el Sunday Express, la BBC y medios de otros países, incluyendo Russia Today, y varios más de Estados Unidos.

Confiesa que él fue uno de los que ingenuamente creyó hace dos años que Trump sería preferible a Hillary Clinton debido al historial belicista de ésta como canciller de Obama. Pero la triste verdad resultó ser que no había ninguna diferencia. Durante la campaña electoral, Trump se refirió repetidamente a su oponente como "la sinuosa Hillary" y prometió que, si él ganaba, la Clinton sería investigada por un fiscal especial. Sin embargo, tras ser elegido, cambió el discurso: "No quiero hacerles daño (a los Clinton). Son buena gente."

Hillary ha hecho nuevas trastadas desde entonces y Trump ya está en la Casa Blanca, pero la Clinton, ¿acaso ha sido procesada? Las recientes elecciones de medio término no despertaron mucho interés en Estados Unidos. ¿Por qué? La realidad es que las elecciones en Estados Unidos no cambian mucho, si es que algo cambian, porque allí la democracia es apenas una ilusión.

“Cada dos años se celebran elecciones en Estados Unidos y se nos ofrece el mismo espectáculo. Gente ordinariamente inteligente hace el ridículo defendiendo la idea de que las elecciones son muy importantes. ¿Cuándo aprenderán que lo mejor que se puede hacer en Estados Unidos en noches de elecciones es acostarse temprano con una botella de agua tibia y un buen libro?”, ironiza Clark.

En 1992, William Clinton fue electo presidente tras 12 años de republicanismo en la Casa Blanca. Bill Clinton desreguló el sector financiero en beneficio de Wall Street que, gracias a ello, disfrutó de una gran bonanza. En el 2000 George W. Bush proclamó que "no se entrometería en los asuntos internos de otros países aludiendo en contraste al hecho de que William Clinton había bombardeado Yugoslavia, Irak y Sudán… Pero Bush invadió Afganistán e Irak.

Su sucesor, Barack Obama, iba a detener las guerras, incluso aceptó el Premio Nobel de la Paz. Seguidamente, bombardeó Libia y ayudó a avivar el fuego de la guerra en Siria. La reestructuración de las relaciones con Rusia terminó convirtiéndose en aplicación de sanciones a Rusia. El cierre de la ilegal prisión de la Bahía de Guantánamo en Cuba, nunca ocurrió.

Entonces, en 2016, Donald Trump dijo que iba a ser él quien “secaría el pantano”, pero lo que ha hecho es nombrar a gente del pantano para su círculo íntimo. También iba a dejar de bombardear países y a reconstruir las relaciones con Rusia. Pero lo que hizo fue seguir bombardeando países y llevar las relaciones ruso-estadounidenses a su punto más crítico. El presidente que iba a poner es su lugar a los neoconservadores en inequívocos términos, les ha dicho: “¡Únanse a mi equipo, hagamos lo de Irán!”

El poder político no reside en los votantes, sino en los poderosos grupos de presión que "compran" a los representantes electos, que luego actúan en su propio interés, y no en el del pueblo. “No son aquellos que vemos en tiempo de elecciones los que realmente toman las decisiones, sino los que no se ven. Los que están escondidos detrás de la cortina y escriben los cheques”.

Es difícil escapar a la conclusión de que todo ha sido una farsa, como todo lo demás relacionado con la política estadounidense. Los ricos, que se atacan unos a otros en público para el disfrute de los votantes, se conocen entre sí y con sus familias, son todos amigos. Asisten a las mismas bodas, duelos y celebraciones.

En los recientes comicios parciales se vio nuevamente cómo la gente invierte una enorme cantidad de energía emocional en tratar de “detener a Trump”, como si se tratara de una aberración- en vez de reconocer que Trump es un típico presidente de Estados Unidos. “Los demócratas, la otra mitad un poco más liberal del sistema, fueron aclamados hace dos semanas como "salvadores de la democracia" por haber dominado en la Cámara, pero a sabiendas de que en los temas que más importan no habrá cambios importantes. Porque si en Estados Unidos las cosas pudieran ser cambiadas de manera significativa con elecciones, éstas no se efectuarían.

Las elecciones desempeñan una valiosa función de válvula de seguridad, en la medida que brindan una ilusión de democracia a quienes sin tal recurso estarían marchando ante el Capitolio con antorchas y carteles, a gritos de ¡Ya basta!,

Algunos se esfuerzan por convencernos de que los demócratas se están "moviendo a la izquierda". Falso. Es solo que se necesitan radicales con licencia para mantener a bordo a los radicales genuinos. Los que se esconden detrás de la cortina lo saben. Pero nunca dejarán que los radicales con licencia tengan éxito, concluye el periodista Neil Clark.

3 de diciembre de 2018

Publicado originalmente en el diario ¡POR ESTO! de Mérida, México.



lunes, 5 de noviembre de 2018

LO QUÉ ES CHINA EN REALIDAD



04/11/2018

Uno de los recursos más mentirosos y reiterados de la propaganda anticomunista estadounidense– es exponer que los envidiables ritmo y nivel de desarrollo actuales de China son resultantes de su renuncia a los objetivos del socialismo y por haber adoptado el gran país asiático proyecciones capitalistas.

Con esta engañosa propaganda, los promotores de capitalismo han logrado no pocos avances en la siembra de confusión en las filas de la izquierda y en las masas progresistas en todo el mundo.

Un ensayo de Andre Vltchek, filósofo, novelista, cineasta, autor de numerosos libros y periodista investigador ruso-norteamericano especializado en temas asiáticos, publicado el 27 de octubre en la revista New Eastern Outlook (NEO), comenta que: ofensas

“La locura y la vileza de lo que divulga la propaganda occidental sobre China en Estados Unidos y Europa solía hacer llorar de vergüenza a algunos de mis amigos chinos. Pero las cosas están cambiando por efecto de la frustración y las malas maneras de los perdedores. Los propagandistas del Imperio, sus expertos y periodistas no acaban de ponerse de acuerdo acerca de lo que realmente anda mal en China. Pero como se les paga muy bien por encontrar nuevos escarnios, compiten constantemente entre sí en busca de las historias más jugosas y escandalosas. A menudo parece que encuentran malo absolutamente todo lo que ven en este país, el más poblado del mundo que, además, es comunista”.

China pondrá fin a la pobreza extrema para 2020, pero ello no encuentra aplausos en Berlín, París, Londres y Washington. China está muy por delante de todos los grandes países del mundo en la construcción de la “civilización ecológica”, pero éstos no lo notan. Y tampoco advierten que el gobierno chino está introduciendo amplias reformas educativas, al tiempo que llena el país con grandes salas de conciertos, museos y teatros propios para un avance cultural incontenible.

La propaganda occidental trata, literalmente, de desacreditar a China tanto desde la izquierda como desde la derecha. Lo mismo es acusada por ser demasiado comunista que a causa de no serlo suficientemente.

El New York Times publicó un trabajo en primera plana el 5 de octubre de 2018, destacando que un reportero suyo visitó la ciudad china de Huizhou, donde “descubrió” a un grupo de juvenil marxista que protestaba y exigía que las cosas se hicieran como en tiempos de Mao. De ello, el periódico extrajo como conclusión digna de salir en primera plana que China está enfrentando una amenaza muy seria desde la izquierda.

Véase que ignorancia, China sigue avanzado hacia el mismo objetivo, un comunismo democrático y socialmente orientado, bajo la misma dirección política comunista de entonces. Definitivamente el NYT no es una publicación pro-comunista, pero para atacar a China aparentó sus simpatías (¡al punto de destacar el reportaje en portada!) a un pequeño grupo de jóvenes marxistas celosos de sus ideas, con el fin de esparcir dudas entre los lectores, y sugerir que el gobierno chino ya no es tan rojo como antes.

Al día siguiente (edición de sábado y domingo, 6 y 7 de octubre de 2018), el mismo NYT se contradijo en dos portadas sobre China que decían que “China cortará las alas de las empresas privadas de los EE.UU.” y que “Beijing está volviendo a los negocios”.

La doctrina de miles de periódicos norteamericanos y europeos que Washington manipula es hacer que se publique todo lo que pueda perjudicar a China. “Mientras peores, más lóbregas y más negativas sean las noticias sobre China, mejor. Todo vale.”

Se le señala por tener demasiado comunismo o por tener muy poco. Pero, ¿Qué es China en realidad? ¿Como clasificarla ante tal dicotomía?. Vltchek brinda su criterio:

“China es un país comunista (o socialista) con miles de años de una historia larga y relativamente igualitaria. Tiene una economía mixta pero con una planificación central (el gobierno les dice a las empresas qué hacer, y no a la inversa). Es claramente la nación más exitosa de la tierra cuando se trata de trabajar en nombre de y para el beneficio de sus ciudadanos. También es la nación más grande y pacífica de la tierra. Y aquí hay dos puntos esenciales más: China está a la vanguardia para salvar al mundo del inminente desastre ecológico. No posee colonias ni neocolonias, es un estado esencialmente internacionalista. Su sistema político, economía y su cultura son diametralmente diferentes de los de Occidente”.

Por eso es elemental que los encargados de la tarea de definir lo que es o no es China y lo que son o no son las naciones  del mundo entero, deben ser, en primera y última instancias los propios gobernantes, la intelectualidad y el pueblo todo de cada país.

Y si China se declara país socialista con características chinas, ese es el criterio que debía prevalecer, sin la arrogancia de tratar de imponer a la mayor civilización de la tierra el calificativo que convenga a los intereses imperialistas o a los de otras fuerzas políticas ajenas a los mejores intereses del pueblo chino.

Noviembre 1º de 2018.

Especial para el diario POR ESTO! de Mérida, México.



miércoles, 14 de marzo de 2018

LA DEMOCRACIA EN CUBA Y EN ESTADOS UNIDOS




14/03/2018

Democracia y libertad, son dos categorías muy manipuladas por la élite que gobierna Estados Unidos, hasta el punto que las ha instalado en la mente de la mayor parte de sus ciudadanos de la nación como calificativos del modelo de sistema capitalista que rige en esa nación norteamericana, al que le asignan como destino manifiesto extenderse por todo el mundo.

El “mérito” de sus ideólogos por haber logrado controlar las psiquis de sus habitantes es mayor aún si se advierte que se trata de dos categorías -democracia y libertad- que en la sociedad actual de Estados Unidos han adquirido características diametralmente opuestas a las que semánticamente les correspondería.

Hay otros conceptos comúnmente manipulados por la élite que gobierna en la superpotencia mundial, como derechos humanos y gobernabilidad, de los que se valen sistemáticamente, apoyándose en sus inmensos recursos y las posibilidades que les están dadas por el control de los medios de comunicación que ejercen a escala global.

Es, por ejemplo, insultantemente irónico y engañoso el hecho de que Estados Unidos utilice el bloqueo económico como medida coercitiva contra muchas naciones que, como es el caso de Cuba, ha visto vulnerados todos los derechos de su pueblo durante más de medio siglo y, no obstante, presumen ante la opinión pública mundial como principales defensores de la vigencia de los derechos humanos de los pueblos. Pretender actuar al mismo tiempo como fiscal acusador y juez en los casos de violaciones que solo detecta en los gobiernos que no subordinan sus soberanías a la voluntad y conveniencia de Washington, es el colmo del cinismo.

La práctica de presentarse como modelo del mundo responde a la intención de cuestionar y controlar el manejo de los asuntos internos de los países que se les están sometidos. Siempre vinculan las características de tal sumisión a sus respuestas a pedidos de asistencia financiera, transferencia de tecnología o apoyo en conflictos políticos con terceros país.

Debe saberse que, cuando la revolución cubana llegó al poder en 1959, la lucha que unificaba al pueblo cubano en aras de su autodeterminación era, en primer lugar, y por sobre todas las cosas, la lucha por los derechos humanos y la justicia, aspiraciones que tenían como principal oponente a las autoridades de Washington. Cuba es probablemente el único país en el mundo donde nunca, desde 1959, ha sido torturado un solo prisionero, donde nunca en este período ha tenido lugar ejecución extrajudicial alguna y donde jamás las fuerzas policiales han usado chorros de agua, golpes de toletes u otras formas humillantes de represión contra manifestantes. Cuba es en la actualidad el único país en América Latina donde, en los últimos 58 años, no han existido fuerzas paramilitares ni escuadrones de la muerte, ni asesinatos, ni desapariciones o tortura de prisioneros, ni se ha utilizado violencia alguna contra el pueblo.

En Cuba, desde 1959, (si se exceptúa la Base Naval de los Estados Unidos en Guantánamo), ningún prisionero ha sido jamás asesinado, torturado, violado sexualmente, llevado al exterior para ser torturado a distancia, encerrado sin juicio o “desaparecido” simplemente, al estilo de las brutales dictaduras latinoamericanas patrocinadas Washington durante el vergonzoso Plan Cóndor.

En Cuba, desde 1959, solo en la base naval que Washington mantiene ilegalmente junto a la bahía de Guantánamo, pudiera uno encontrar dirigentes civiles y militares que promuevan o permitan la tortura física u otras formas equivalentes de humillación contra detenidos. Tales vergonzosas prácticas fueron introducidas en Latinoamérica por la Escuela de las Américas del Departamento de Defensa de Estados Unidos, donde se forman oficiales para las fuerzas armadas de los países que controla la superpotencia.

Métodos para quebrar prisioneros mediante técnicas de depresión sensorial, aislamiento, negación de sueño, nudismo forzoso, miedo inspirado por animales entrenados para ello, actos de humillación sexual o cultural, ejecución  simulada y amenazas de violencia o muerte contra detenidos o sus seres queridos, entre otras prácticas inhumanas, se extendieron por los cuarteles y  estaciones militares y policiales del continente a partir de la asesoría de consejeros e instructores venidos de Estados Unidos. En Cuba no hay presos políticos, si por tal se entiende gente encarcelada por propagar o profesar ideas políticas contrarias al gobierno.

Quien tenga dudas acerca de dónde la democracia funciona y dónde es pura ficción puede comparar, con objetividad y amplitud, el sistema electoral de Cuba -donde el pueblo es quien postula, elige y controla a sus líderes sin intermediarios- con el que llevó a la presidencia de Estados Unidos al señor Donald Trump. O, sin ir más lejos, con las recientes elecciones en Colombia que aplaude Washington.

Marzo 13 de 2018.

Manuel E. Yepe
Publicado originalmente en el diario POR ESTO! de Mérida, México.
Blog del autor: http://manuelyepe.wordpress.com/