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domingo, 14 de noviembre de 2021

EL PARTIDO DE MARIÁTEGUI VIII: TRES TENDENCIAS, TRES FACCIONES Y TRES LÍNEAS


El PRIMER CONGRESO DEL PARTIDO

 

I

La primera generación del Socialismo Peruano desarrolló su gestión en dos etapas importantes: la primera, de 1918 a 1930, bajo la dirección de JCM; la segunda, de 1930 -después de su fallecimiento- hasta 1945. Y realizó dos importantes certámenes: la Constitución del Partido (07.10.28) y su Primer Congreso (IX.42)

En la primera etapa, la tendencia de avance había deslindado los campos con el anarquismo, anarcosindicalismo, mutualismo, y con la desviación aprista. Ante su fracaso, la tendencia del mutualismo pretendió salir como partido laborista, del cual dijo JCM que “pertenece a la crónica, no a la historia, y desde el punto de vista folklórico está por debajo de cualquier tondero o resbalosa” (T.13-205) La tendencia aprista pretendió salir como partido nacionalista, ante lo cual señaló JCM que “reafirmamos nuestra absoluta independencia frente a la idea de un partido nacionalista, pequeño-burgués y demagógico” (T.13-246)

Por su inmensa labor de crítica y preparación, la facción de JCM había logrado la hegemonía ante las otras fuerzas que contendían en el frente unido, y se desarrollaba impetuosamente según plan. La facción anarcosindicalista no volvió a aparecer en la actividad política. En cambio, después de la muerte de JCM la facción aprista vería acrecentar sus fuerzas.

Los 18 meses, de la Constitución del Partido a la muerte de JCM, por su extrema importancia deben tener tratamiento aparte. En ese lapso, JCM publicó sus 7 Ensayos, dio a la imprenta dos de sus tres libros fundamentales (Defensa del Marxismo, Ideología y Política. De su cuarto libro fundamental, Invitación a la Vida Heroica, sólo se sabría después); elaboró sus tres Tesis Fundamentales, y se aprestaba a viajar a Buenos Aires, sede de la Sección Latinoamericana de la Komintern. Es una etapa de crucial importancia, de creciente lucha interna en torno a la forma nacional del socialismo en el Perú.

Es evidente que la desaparición de JCM constituyó una inmensa pérdida para el Socialismo Peruano. El Partido que construía JCM era sui generis, diferente a los partidos de la II Internacional y diferente también a los partidos de la III Internacional. Se debe indicar, en primer lugar, que el Perú, por su atraso económico y político y por no ser país de ciudades, tampoco era un país de partidos. No obstante, la preocupación del imperialismo inglés en el siglo pasado, la burguesía peruana bajo su influencia no consolidó partidos políticos. Por eso es que, en la mitad del presente siglo los dos únicos partidos orgánicos fueron el partido proletario y el partido aprista.

En segundo lugar, este partido proletario tiene una característica singular. Por lo general, todos los partidos proletarios han tenido una infancia difusa, y sólo después de muchos errores han podido consolidar una fisonomía propia, una forma nacional de su contenido internacional; en cambio, el partido proletario peruano logró su fisonomía propia precisamente en su infancia, para perderla temporalmente después. Y si en otros partidos la tarea de los continuadores ha sido el lograr esta fisonomía, en este partido la tarea ha sido encontrarla nuevamente, tarea compleja y específica. Esta difícil labor, por lo general es soslayada en el análisis del proceso del Socialismo Peruano.

Construir un partido diferente a los partidos de la II Internacional no era una idea nueva. Pero construir un partido diferente a los partidos de la III Internacional sí lo era, ciertamente. Y toda idea nueva experimenta dificultades y tropiezos en sus comienzos. Así, el concepto de dictadura de Marx, el concepto de alianza obrero-campesina de Lenin, el concepto de guerra campesina de Mao, no surgieron al azar ni se impusieron de la noche a la mañana. Esto por lo general es conocido; pero lo que se difunde poco es que su surgimiento y aceptación enfrentaron primero el silencio, indiferencia y oposición en sus propias filas de origen.

Igual ha ocurrido en el Perú. Los esfuerzos de JCM por desarrollar el estudio de los problemas peruanos y su programa de estudios sociales y económicos cayeron en el vacío, y recibieron por respuesta la indiferencia. Y aún más, fueron objeto de sarcástica oposición. Baste recordar el calificativo de “monólogo insípido” que le lanzó Luis Alberto Sánchez. Pero si esto era por fuera, lo más grave era por dentro del partido en construcción. Los detractores, apenas si aguardaron la muerte de JCM para pasar a la ofensiva. Ravines echó abajo Amauta; Martínez echó abajo los 7 Ensayos. Y ambos echaron abajo la inmensa obra de aglutinar, organizar y conducir el factor humano en torno a la idea socialista.

El marxismo señala que la contradicción es el motor del desarrollo de la naturaleza, de la sociedad y del pensamiento. Y que las causas externas son condicionantes para el cambio; pero las que lo determinan son, en última instancia, las causas internas. El partido proletario iba en ascenso, y las demás fuerzas reconocían su dirección o se batían en retirada. El aprismo no tenía cabida en el frente unido de la revolución. Pero después se invirtieron los papeles, el partido aprista se consolidó como partido fascista, y el partido proletario se sumió en sus contradicciones. La revolución de nueva democracia sufrió su primera derrota.

¿Por qué ocurrieron estos cambios y esta derrota? No se puede conocer la historia del país si no se comprende la situación mundial; no se puede comprender la nueva democracia si no se comprende la vieja democracia; y no se puede comprender la labor de JCM si no se comprende la labor de sus detractores. Y sin análisis no hay valoración del pasado, comprensión del presente ni visión del futuro.

 

II

La estabilización capitalista terminaba y el mundo se sumía en la gran depresión, que conduciría después a la II GM. El terror blanco batía al proletariado europeo, a los revolucionarios chinos, y en nuestra América se imponía la bota militar. Aislada, acosada, agredida, la Unión Soviética construía el socialismo en un solo y atrasado país. Si el inicio de la crisis propiciaba el desarrollo del izquierdismo, la necesidad de hacer frente a la guerra mundial que todos veían venir, propiciaba el desarrollo del derechismo.

La crisis también golpeaba el país; y también la bota militar se imponía, para luego dar paso al mejor representante de la oligarquía financiera que ha tenido la reaccionaria clase dominante del país, Manuel Prado.

En estas circunstancias, la nueva democracia fue derrotada no tanto por la situación internacional, por la vieja democracia o por la interferencia aprista, sino fundamentalmente porque no supo orientarse en la situación, porque perdió la brújula.

En 1930, el Partido de JCM había logrado la hegemonía en el frente unido de la nueva democracia. Pero la obra de JCM no había logrado la hegemonía al interior del Partido. Al hacerse clara la desviación aprista, JCM deslindó resueltamente los campos con ella; por ejemplo, con su célebre Polémica Finita. Sin embargo, trató siempre de aglutinar a todas las fuerzas unibles; por ejemplo, al año de su polémica con Sánchez, comentó positivamente su trabajo sobre literatura peruana.

Esta línea política no podía sino fortalecer las propias filas y desintegrar las fuerzas del enemigo. Así, el propio Sánchez, que había llamado a la obra de JCM como “monólogo insípido”, a tres meses de su fallecimiento publicó Datos para una semblanza de José Carlos Mariátegui, hasta ahora insuperada semblanza política del gran luchador. (La Polémica del Indigenismo, Mosca Azul Editores, 1978, pp. 151-172)

La investigación aprista acerca de la realidad nacional no deja de tener sus méritos. La calidad de Haya era reconocida por el propio JCM; sus observaciones acerca del imperialismo tienen aspectos que no se pueden desechar; pero una conclusión teórica correcta puede derivar en una conclusión política incorrecta, porque una cosa es la limitación del conocimiento y otra cosa es la limitación de clase. P.e., el análisis de Hilferding acerca del imperialismo, y el análisis de Plejanov acerca del papel del individuo, tienen validez hasta el presente; pero políticamente ambos no pasaron de mediocres reformistas; y Haya no pasó de “justicialista” corporativo.

La primera generación dio un gran maestro por ejemplo positivo, pero también dio dos grandes maestros por ejemplo negativo. Ravines lideró la línea de izquierda, Martínez lideró la línea de derecha. Pero dos grandes maestros por el ejemplo negativo no son suficientes para acabar con un gran maestro proletario. Y mil que fueran. Pero han hecho mucho daño; y jamás debemos olvidar esta lección; forma parte del tesoro del Socialismo Peruano; ignorarla, sería seguir siendo “un mendigo sentado en banco de oro”

El contenido de cada línea se puede apreciar en el siguiente esquema:

 

TEMAS

LÍNEA DE JCM

LÍNEA DE ERP

LÍNEA DE RMT

1.-Revolución proletaria

Lucha de Clases

Clase contra Clase

Conciliación de Clases

2.-Dictadura del Proletariado

Dictadura y Democracia

Dictadura

Democracia

3.-Cuestión Nacional

Perú Integral

Nación Quechua

Nación

Criolla.

4.-Carácter de la Sociedad

Semifeudal-Semicolonial

Colonial

Independiente

5.- Frente Unido

Unidad y Lucha

Lucha sin Unión

Unión sin Lucha

6.-Formas de Lucha

Económica-Política-Teórica

Putchista

Parlamentaria

7.- Factor Humano

Obreros y Campesinos

Campesinos

sin Obreros

Obreros sin Campesinos

8.- Organización

Clandestina y Abierta

Ilegalismo

Legalismo

 

III

Analizando el esquema se tiene:    

 

1.- JCM siempre enseñó al proletariado a tener “al mismo tiempo que un sentido realista de la historia, una voluntad heroica de creación y realización” Ni determinismo ni volitismo por separados, sino unidad e integración entre ambas coordenadas del marxismo. Por eso no partió jamás de que el socialismo no podía actuarse sin que se desarrollara previamente el capitalismo, ni menos que la victoria de la revolución estuviera a la vuelta de la esquina. Siguió estrictamente la estrategia de la revolución prolongada. Por eso actuó siempre con el criterio de crítica y preparación, crítica de ideas y preparación de la organización.

Pero Ravines actuó con el arrebato de “quien mucho corre pronto para”, y por luchar contra todo terminó luchando contra nada. Es un claro ejemplo de los que creen “que la empresa de crear un nuevo orden social, superior al orden capitalista, incumba a una amorfa masa de parias y de oprimidos, guiada por evangélicos predicadores del bien” Suplantó la audacia con el arrebato, y al final mostró no tener lo uno ni lo otro.

Y Martínez es un claro ejemplo del “snobismo universitario con que los estudiantes de su generación se entregaron a una lectura rabiosa de Marx; el aflojamiento súbito de su impulso al choque con el escandalizado ambiente doméstico y con los primeros bastonazos de la policía; la decepción, el escepticismo, más o menos disfrazado de retorno a la sageese (prudencia)” Suplantó la perseverancia con la paciencia, y al final demostró que para él “el movimiento lo es todo, el objetivo no es nada”

2.- JCM hizo una clara distinción entre dictadura burguesa y dictadura proletaria, entre democracia burguesa y democracia proletaria. Por eso pudo señalar que “el Poder se conquista a través de la violencia” y que “se conserva el Poder sólo través de la dictadura” (T.8-81) Pero esta dictadura no niega la democracia en general sino la democracia burguesa; por eso señaló también que la conquista de la democracia había pasado a ser tarea del proletariado. Tuvo un concepto claro de la nueva democracia; y de la necesidad de enfrentar democracia con democracia y dictadura con dictadura.

Pero Ravines, al propagandizar dogmáticamente la dictadura, lo que hacía era implantar su autoritarismo, su sectarismo, su mandonismo. Así, negó a la dictadura democrática y terminó desprestigiando a la clase, al partido y a la revolución.

Y Martínez hizo otro tanto, ignorando la dictadura y propagandizando la democracia “en general”, que así no es otra cosa que la vieja democracia, la democracia burguesa, que en nuestra realidad no es sino un democracia bastarda, minusválida y vergonzante.

3.- El aporte original de JCM, el aporte teórico como verdad particular se expresa en su interpretación de la realidad peruana, en su esclarecimiento de la cuestión nacional. Con ello estableció la forma nacional del Socialismo Peruano, y deslindó los campos con el pasadismo de la burguesía intermediaria y el indigenismo de la pequeña burguesía, señalando la necesidad de un Perú Integral.

Pero Ravines desechó la verdad particular, y blandió dogmáticamente la verdad universal en el problema nacional, imponiendo como camisa de fuerza la “autodeterminación de las naciones quechua y aymara” Con ello, tergiversó la verdad universal, despreció y rechazó la verdad particular en aras de los planteamientos de la pequeña burguesía.

Y Martínez desechó pronto una y otra verdad en aras de la “nación criolla”, nueva versión del pasadismo de la burguesía intermediaria. Con ello tiró por la borda el marxismo como doctrina y como método.

4.- En su interpretación de la realidad peruana, al esclarecer la cuestión nacional JCM esclareció también, como corolario, el carácter de la sociedad peruana. Al reivindicar como tercera tradición el aporte de la República señaló el carácter capitalista del Perú, en su esencia semifeudal y semicolonial (políticamente independiente y económicamente colonial) Precisamente de ello pudo derivar que el objetivo de la revolución de la nueva democracia es la solución del problema de la tierra, base de toda otra solución. Por ello la revolución peruana es en primer lugar democrática (antifeudal) y en segundo lugar nacional (antimperialista) Así, señaló las bases para el establecimiento de la política concreta a seguir.

Pero Ravines ni Martínez podían tener planteamiento alguno en torno a esta importante cuestión. Ravines, si no analizaba el modo de producción del país, menos podía interesarse por el modo de producción de sus futuras “naciones quechua y aymara”. Igualmente, Martínez tampoco podía interesarse del modo de producción de su “nación criolla”. Divagaron entre el carácter “colonial” o “independiente” de sus “naciones”

La experiencia enseña que el problema de la verdad particular, el problema de la teoría propia, el problema de “aplicar el método marxista al conocimiento y definición de los problemas del Perú” es el problema clave, el problema dirimente con el que se ha de juzgar la orientación de cada línea política. Una línea que no tiene una posición definida ante la verdad particular, no tendrá tampoco una posición definida ante la verdad universal. Y sólo seguirá el bastón de mando en turno. Y, lo que es más grave, al no interpretar la realidad menos podrá intentar siquiera transformarla, y mucho menos podrá seguir una política consecuente.

5.- JCM tuvo desde el principio una posición definida ante el problema del frente unido. Llevó una lucha medida por medida buscando siempre, por un lado, unir a los afines y por otro lado unir a todas las fuerzas unibles ante un enemigo común.

Pero Ravines aplicó la torpe política de “luchas implacables y golpes despiadados” Para él, quien no era un reaccionario declarado era un contra-revolucionario en potencia. Por ello, en poco tiempo la revolución perdió el 100% del trabajo en el campo y el 90% del trabajo en la ciudad.

Y del 10 % restante se encargó Martínez de dar cuenta; so pretexto de corregir la desviación de izquierda, de lucha sin unión, se empeñó en una unión total y sin lucha alguna con el representante de su nación criolla. Así, el proletariado perdió temporalmente la hegemonía política en la revolución de nueva democracia.

6.- JCM señaló siempre dos aspectos en cualquier forma de lucha. Al señalar que el Poder se conquista a través de la violencia, señalaba una posición cardinal al respecto. Sin embargo, señaló también que “trabajan por el advenimiento de una sociedad nueva los que todo el año, disciplinada, obstinadamente, combaten por el socialismo; no los que en esta u otra fecha sienten un momentáneo impulso de motín o asonada” (T.13-118) Por eso tuvo una actitud definida ante la lucha legal y ante la lucha legítima. Al enseñar que “los parlamentarios comunistas no parlamentan. El parlamento es para ellos únicamente una tribuna de agitación y de crítica” (T.1-136), señalaba que había que utilizar el sufragio, las elecciones, el parlamento, pero para llevar la lucha hasta las mismas instituciones de las clases dominantes. Al señalar que la revolución necesita armas, programa, doctrina, estaba señalando la segunda estrategia de la revolución de nueva democracia.

Pero Ravines, al desechar la lucha legal desechaba también la lucha legítima, por mucho que alardeara de ella al comienzo. Y Martínez, al desechar la lucha legítima desechaba también la lucha legal, por mucho que también alardeara de ella al comienzo. Y ambos destruyeron una y otra lucha porque, sencillamente, habían destruido la lucha ideológica. Tomaron el marxismo como dogma, o no lo tomaron siquiera como tal. Ni lucha armada, ni lucha política, ni lucha ideológica.

7.- JCM, en su trabajo por unir a los afines y a todas las fuerzas unibles siempre privilegió el factor humano. Por eso planteó “la organización de obreros y campesinos con carácter netamente clasista” No planteó el origen obrero como exclusivo ni excluyente. Rompió resueltamente con los estereotipos de entonces, sencillamente porque partió de la realidad de un país atrasado y fundamentalmente campesino. Por eso llamó a obreros, campesinos, intelectuales y demás trabajadores que no explotan trabajo ajeno, a unirse primero por la ideología.

Pero Ravines identificó torpemente origen de clase con carácter de clase, extracción de clase con posición de clase, raíz obrera con esencia proletaria; y así acabó con el trabajo intelectual primero, con el trabajo campesino después, y finalmente con el propio trabajo obrero sindical. Y Martínez no se quedó atrás, y terminó entregando el trabajo obrero sindical a la reacción, convirtiéndose él mismo en jefe de la oficina obrera de la casa política de Prado, el oligarca.

8.- Así como tenía un claro concepto de la dictadura, JCM también tuvo un claro concepto del centralismo democrático. Ni centralismo sin democracia ni democracia sin centralismo. Por eso señaló las “relaciones estrictamente disciplinadas”; por eso planteó siempre la necesidad del debate, la “contrastación permanente”

Pero Ravines, al echar de lado la democracia interna, no promovió el centralismo sino el caciquismo, y no la clandestinidad sino el ocultismo e ilegalismo. Y Martínez, al unirse a la democracia formal, no promovió la democracia sino el liberalismo y el legalismo.

 

IV

 El corolario de este esquema y su desarrollo demuestra que “la revolución no puede ser actuada sino por un partido de clase” Sólo un partido de acuerdo a la línea de Mariátegui puede sobreponerse a la situación adversa, a las acometidas de los enemigos y puede llevar al triunfo la revolución de nueva democracia. Para ello, primero tiene que fortalecer sus filas depurándose de sus detractores. Ésta es la gran lección de la primera etapa del socialismo peruano.

De las tres líneas señaladas han quedado huellas imborrables, tanto en el recuerdo como en el papel. De JCM están publicadas ya sus obras completas, que sólo requieren ahora ordenamiento sistemático, estudio exhaustivo y aplicación consecuente. Sus tres artículos, tres libros, tres documentos y tres tesis señalan la quinta esencia de su contribución al Socialismo Peruano. Y todos ellos giran en torno a la cuestión del Poder, la cuestión principal del comunismo científico.

Ravines también ha dejado huellas imborrables. Se pueden señalar dos: su Editorial para el primer número de Hoz y Martillo, y su libro La Gran Estafa. Además, se puede señalar su leit motiv: la negación del Camino de Mariátegui. Es menester trascribir este editorial, porque ahora es ya poco conocido. Fundamentalmente señala: “Hoz y Martillo... es la voz de nuestra vanguardia combatiente, es la palabra oficial del Partido del proletariado: recibidla y encumbradla como tal. Aquí se alza no la voz de un hombre ni la labor de un grupo periodístico. Es la voz y la orientación de un partido de clase... Hoz y Martillo es el órgano oficial del Partido Comunista del Perú, órgano revolucionario, voz de millares de combatientes, de los mejores hijos de la clase obrera, que os llaman a estrechar filas y os incitan a ingresar en nuestro partido, el Partido Comunista... Hoz y Martillo es la herencia superada, depurada y proletarizada de Amauta y de Labor. Es el periódico con que soñó JCM y que no pudo ver impreso” (27.07.31)

Hay que reconocer que Ravines es el único que ha podido sintetizar en tan pocos párrafos toda una línea. Es un retrato de cuerpo entero de su felonía. Al señalar que su periódico es “la voz de los mejores hijos de la clase obrera”, ¿dónde quedan los campesinos?, ¿dónde queda el problema primario del Perú?, ¿dónde queda el mayor problema histórico? ¡Qué aberración!

Al señalar que en su periódico “no se alza la voz de un hombre ni la labor de un grupo periodístico”, ¿no está señalando que el trabajo de JCM no pasa de ser “la labor de un hombre”, y el partido de Mariátegui no pasa de ser “un grupo periodístico? ¡Qué ignominia!

Al señalar que su periódico “es la esencia superada, depurada, proletarizada de Amauta y de Labor”, ¿no está señalando que no había que asimilar la herencia de JCM sino “superarla” y “depurarla” ?, ¿no está señalando que no había que desarrollar Amauta y Labor sino “proletarizarlas”? ¡Qué desvergüenza!

Al señalar que su periódico es “el periódico con que soñó JCM y que no pudo ver impreso”, ¿no está señalando entonces que JCM no soñó con Amauta y con Labor ni los convirtió en perdurable realidad, sino que soñó con un periódico “clandestino”? ¡Qué mediocridad!

De su libro La Gran Estafa, sólo en necesario indicar que es la demostración de que así se porta siempre el izquierdismo, que de tanto irse a la izquierda termina siempre apareciendo por la derecha.

Y su leit motiv se puede apreciar temprano, en los tres números de Amauta después de la muerte de JCM. Entre otras estupideces, allí señala la necesidad de “reconocer el derecho de los indios no sólo a la reconquista de sus tierras sino también a disponer de sí mismos organizando sus propias repúblicas aymaras y keshuas” (N° 32, p. 10) ¡Así superaba, depuraba y proletarizaba la verdad de JCM!

Martínez también ha dejado huellas imborrables. Se pueden señalar dos: su artículo Cómo Organizamos el Partido, y su mamotreto Apuntes para una interpretación marxista de historia social del Perú. Y un leit motiv: la negación del Camino de Mariátegui.

El artículo sobre la constitución del Partido es una tergiversación grosera de la inmensa obra de JCM al respecto, y una crítica desvergonzada del aporte más importante de este trabajo: “la organización de los obreros y campesinos con carácter netamente clasista” Martínez sólo años después se atrevió a formular su “crítica”, después de haber callado cuando JCM lo enunció, señalando que con campesinos “íbamos de error en error” Ésa es la actitud de quien, como secretario personal fungió siempre de “íntimo compañero” de JCM. Y, en verdad, lo que hizo Martínez con la memoria de JCM demuestra que jamás le perdonó haberlo desenmascarado tan pronto como “criollamente oportunista y equívoco” (T.13-182)

Los cuatro gruesos tomos de sus Apuntes, pesados por fuera y por dentro, hasta por el título resultan una burda parodia de los 7 Ensayos (Apuntes = 7 Ensayos; para una interpretación marxista = de Interpretación; de historia social del Perú = de la Realidad Peruana) El secretario no se preocupó jamás de publicar las obras de JCM (ni siquiera de republicar 7 Ensayos), ni menos de conservar los originales, sino de publicar cuatro gruesos volúmenes, que se salvan sólo por tener algunos escritos de JCM.

Y su leit motiv, la negación del Camino de JCM, lo llevó al extremo de seguir el camino de Eróstrato, perpetrando latrocinio contra uno de los tres libros fundamentales de JCM. Es necesario correr el “misterio” que rodea la desaparición de Ideología y Política; pero esta tarea requiere todo un artículo aparte.

Y este leit motiv también se puede apreciar temprano, en los tres últimos números de Amauta. Ya en el N° 30 comienza a publicar su La Reforma Universitaria en Argentina, que contradice punto por punto a El Proceso de la Instrucción Pública, cuarto de los 7 Ensayos. Así actuaba Martínez, sin dejar siquiera que se secara la tinta de lo que había escrito: “Mariátegui pertenece al proletariado. Todo aquel que quiera comprenderlo y seguirlo tiene que situarse en un terreno de lucha de clases proletaria” (N° 30, p. 96)

 

V

 Estas tres tendencias, tres facciones y tres líneas se vienen repitiendo en cada etapa del proceso del Socialismo Peruano. Y cada generación tiene sus mílites en cada una de ellas. La actual tercera generación, en sus dos lustros y pico de gestión, ¿acaso no los tiene? Basta analizar el panorama político actual.

Pero la línea de Mariátegui se impone siempre, y marca la orientación fundamental en cada etapa. Al cerrarse el ciclo de la primera generación, Ravines quedó desenmascarado como un estafador político, y Martínez como un capitulero de pacotilla. Y cualesquier otros estafadores y capituleros, no hacen sino pisarles los talones.

No debemos olvidar jamás a JCM, maestro conductor y guía de la revolución peruana. Pero tampoco debemos olvidar jamás a los Ravines y Martínez, maestros sin igual por el ejemplo negativo. Porque en todo proceso siempre hay tres tendencias, tres facciones y tres líneas. Una de avance, y otras dos de izquierda o de derecha. El más grave error que cometer se puede es empeñar la lucha unilateralmente en la lucha en dos frentes y la lucha entre dos líneas.

Y, si hay tres líneas pero sólo una es la correcta, ¿tienen algo de común las otras dos? Sí, y no poco de común. En sus orígenes de clase son iguales, y en sus planteamientos terminan siéndolo también, y más pronto que tarde. Ravines y Martínez procedían de la intelectualidad burguesa, pequeña y mediana. La pequeña burguesía (p.b.), por su “angustia existencial” en que se desarrolla, tiende al izquierdismo; y la mediana burguesía (m.b.) tiende al compromiso y a la moderación. Pero, en uno y otro caso, esos intelectuales transitan “por el campo socialista con un pasaje de ida y vuelta” (T.16-131) No han logrado en definitiva la ruptura con su origen de clase, y así no pueden asimilar el “carácter netamente clasista” de la organización del proletariado. Por eso la izquierda, al terminar su periplo “asciende” de pequeña burguesía a mediana burguesía identificándose con la derecha. Y como el marxismo no es de izquierda ni de derecha sino de avance, lo que hacen la izquierda y la derecha es demostrar que nunca fueron más que la izquierda radicalizada de la burguesía (Y por eso se acostumbra poner el término izquierda entre comillas, para diferenciarlo del marxismo como izquierda, aunque ambos usos son incorrectos)

Y tanto la pequeña burguesía como la mediana burguesía, cuando adhieren orgánicamente al proletariado, mentalmente arrastran con su socialismo burgués su sociología burguesa. Por eso, la primera tarea del militante, en general, es deslindar los campos entre socialismo burgués y socialismo proletario, entre sociología burguesa y sociología marxista (materialismo histórico) Porque, en cuanto teoría, este socialismo y esta sociología burgueses han logrado importantes avances y tienen respetables representantes; pero en cuanto ideología de clase jamás traspasan el marco burgués. Y sus representantes son ilustres, pero ilustres burgueses y nada más.

En fin, la primera generación terminó su ciclo desenmascarando la línea de Ravines primero, y la línea de Martínez después. Pero esta lucha agotó sus posibilidades, lo que dice mucho de la intensidad con que se efectuó. El Primer Congreso cerró su gestión, cuando la situación internacional se orientaba hacia la restauración de la democracia burguesa bajo hegemonía norteamericana y el establecimiento del sistema socialista bajo hegemonía soviética.

El m.c.i. entraba en un nuevo período con la disolución de la III Internacional (1943) y la necesidad de cada partido de formular su propia línea política, lo que llevó al cuestionamiento del partido único y el nacimiento del m.c.n. en cada país.

En el Perú, se pone a la orden del día la necesidad de retomar el Camino de Mariategui, en una situación inicial de vieja democracia consolidada. Así inicia su tarea la segunda generación del Socialismo Peruano.

 

Ragarro

25.07.82

 

         Nota.- Difundido internamente en 1982, y luego por Internet el 20.09.06. El proyecto era completar los análisis del artículo y llegar hasta la V Conferencia. Pero se logró conmemorar el Aniversario 80 de la Creación Heroica 1928-2008 (7E - PSP)

Ragarro

26.02.15

lunes, 17 de agosto de 2020

TENDENCIAS DE LA EVOLUCIÓN ECONÓMICA EN EL PERÚ


(01 de febrero de 1971)

Miguel Aragón

 

Culminando el ensayo “Esquema de la evolución económica”, José Carlos Mariátegui, a manera de síntesis, expresó: “Apuntaré una constatación final: la de que  en el Perú actual coexisten elementos de tres economías diferentes. Bajo el régimen de economía feudal nacido  de la Conquista  subsisten en la sierra algunos residuos vivos todavía de la economía comunista indígena. En la costa, sobre un suelo feudal, crece una economía burguesa que, por lo menos en su desarrollo mental, da la impresión de una economía retardada.” (José Carlos Mariátegui, Esquema de evolución económica, 7 Ensayos de interpretación de la realidad peruana, pg. 28)

El ensayo “Esquema de la  evolución económica” lo comenzó a preparar en setiembre de 1924. Culminada la investigación, lo escribió y publicó en cuatro artículos en la revista “Mundial”,  entre el 15 de enero y el 5 de febrero de 1926. Estos cuatro artículos fueron agrupados y reproducidos como  un ensayo en  la revista “Amauta” Nº 2, en octubre de 1926. Posteriormente le agregó la quinta parte, “Economía agraria y latifundismo feudal”, y en su conjunto pasó a ser el primero de los   “7 Ensayos…”, libro que se publicó en noviembre de 1928.    

            Han transcurrido más de cuarenta años  [estos apuntes fueron escritos al comenzar el año  1971] y es necesario  analizar el proceso de evolución de los  elementos de las tres economías diferentes que coexisten en el país: economía comunista indígena, economía feudal y economía burguesa. Las preguntas que nos inquietan y que demandan una explicación, son las siguientes: ¿en el Perú hasta el presente subsisten  los elementos de esas tres economías diferentes?, ¿Los elementos de economía feudal siguen siendo predominantes sobre los elementos de economía burguesa,  como  ocurrió en el siglo XIX? ¿La economía burguesa ha pasado a ser predominante  sobre la economía feudal  en la segunda mitad del siglo XX?, en fin nos preguntamos  ¿Cuáles son las tendencias fundamentales de la evolución económica en el Perú actual?  

 

I

Comencemos por ubicar el cuadro general, o panorama de conjunto, de  evolución de la sociedad peruana. “El feudalismo español se superpuso al agrarismo indígena, respetando en parte sus formas comunitarias; pero esta misma adaptación creaba un orden extático, un  sistema económico cuyos factores de estagnación eran la mejor garantía de la servidumbre indígena. La industria capitalista rompe este equilibrio, interrumpe este estancamiento, creando nuevas fuerzas productoras y nuevas relaciones de producción. El proletariado crece gradualmente a expensas del artesanado y  la servidumbre. La evolución económica y social de la nación  entra en una era de actividad y contradicciones que, en el plano ideológico, causa la aparición y desarrollo del pensamiento socialista” (José Carlos Mariátegui, Esquema del problema indígena, mayo de1929; publicado en Amauta Nº 25,pg.69,  julio-agosto de 1929; reproducido en el libro Ideología y Política, pag. 31); “El capitalismo se desarrolla en un pueblo semi-feudal como el nuestro, en instantes en que, llegado a la etapa de los monopolios y del imperialismo, toda la ideología liberal, correspondiente  a la etapa de la libre concurrencia, ha cesado de ser válida ” (JCM, propuesta de Principios Programáticos del Partido Socialista del Perú, sin fecha conocida; Ideología y Política, pg.160); “El imperialismo no consiente a ninguno de estos pueblos semi-coloniales que explota como mercado de su capital y sus mercaderías y como depósito de materias primas, un programa económico de nacionalización e industrialismo. Los obliga a la especialización, a la monocultura (Petróleo, cobre, azúcar, algodón, en el Perú)” (Ibid, pg.160). “La condición económica de estas repúblicas (las “latinoamericanas”), es, sin duda, semi-colonial, y, a medida que crezca su capitalismo y, en consecuencia, la penetración imperialista, tiene que acentuarse este carácter de su economía. Pero las burguesías nacionales, que ven en la cooperación con el imperialismo la mejor fuente de provechos, se sienten lo bastante dueñas del poder político para no preocuparse seriamente de la soberanía nacional” (JCM, Punto de Vista  Anti-imperialista, 21 de mayo de 1929, Ideología y Política, pg.87).

Es decir, como explicó Mariátegui,  la penetración del capital extranjero impulsa el crecimiento del capitalismo en  un país feudal, y a su vez, obstaculiza el desarrollo del capitalismo nacional. De esa manera deforma nuestra economía, haciéndonos devenir en un país capitalista semi-feudal y semi-colonial.

Continuando con José Carlos Mariátegui: “La propiedad de la tierra es la raíz de toda organización social, política y económica. En el Perú, en particular, esta cuestión domina todas las otras cuestiones de la economía nacional. El problema del indio es, en último análisis, el problema de la tierra”. (JCM, Un programa de estudios sociales y económicos, 17 de julio de 1925; Peruanicemos  al Perú, pg.56) El desenvolvimiento de una clase capitalista, dentro de la cual cesa de prevalecer como antes la antigua aristocracia. La propiedad agraria conserva su potencia; pero declina la de los apellidos virreinales. Se constata el robustecimiento de la burguesía” (JCM, Esquema de la evolución económica, febrero de 1926, 7 Ensayos…, pg.26).

Luego, Mariátegui explicó: “La supervivencia de la feudalidad no debe ser buscada, ciertamente, en la subsistencia de instituciones y formas políticas o jurídicas del orden feudal. Formalmente el Perú es un estado republicano y demo-burgués. La feudalidad o semi-feudalidad supervive en la estructura de nuestra economía agraria. Y, por ser el Perú un país principalmente agrícola, las condiciones de su economía agraria, en las que aún es visible la herencia colonial, se reflejan de modo decisivo en su práctica e instituciones políticas. No ocurriría, por cierto, lo mismo, si la industria, el comercio, la urbe fueran más fuertes que la agricultura. El latifundismo no es la sola prueba de la feudalidad o semi-feudalidad agraria. En la Sierra, tenemos la prueba concluyente de su típica expresión económica: la servidumbre. En las relaciones de la producción y el trabajo, el salariado señala el tránsito al capitalismo. No hay régimen capitalista propiamente dicho allí donde no hay, en el trabajo, régimen de salario” (JCM, Tesis sobre la situación Económica, respuesta al Cuestionario de la revista La Sierra, mayo de 1929; Ideología y Política, pg.263). “Un formal capitalismo está ya establecido. Aunque no se ha logrado aún la liquidación de la feudalidad y nuestra incipiente y mediocre burguesía se muestra incapaz de realizarla, el Perú está en un período de crecimiento capitalista” (JCM, Ibid, pg. 266) “El Estado actual en estos países reposa en la alianza de la clase feudal terrateniente y la burguesía mercantil. Abatida la feudalidad latifundista, el capitalismo urbano carecerá de fuerzas para resistir a la creciente obrera. Lo representa una burguesía mediocre, débil, formada en el privilegio, sin espíritu combativo y organizado que pierde cada día más su ascendiente sobre la fluctuante capa intelectual” (José Carlos Mariátegui, Esquema del problema indígena, mayo de 1929,  Ideología y Política, pg.33). Todas estas constataciones tan profundas, que hizo  Mariátegui son producto de la investigación  de la realidad, del análisis de los hechos que ocurrían en la sociedad peruana al comenzar el siglo XX.

 

 

II

 

   Bueno, hasta aquí no hay ningún problema de interpretación, ¿Dónde surge “el problema”? El problema teórico es que la sociedad peruana no se ha quedado estática, y nunca lo ha estado, ni lo va a estar –tal como lo constató y fue delineando Mariátegui-, sino que la sociedad peruana se encuentra en evolución semi-feudal y semi-colonial. La primera parte, de este último concepto, hay que aclararla ¿“evolución semi-feudal” o “evolución capitalista sobre base feudal”?.

    Analicemos algunos datos sobre la situación económica de nuestro país en los últimos años. Estos datos son estadísticos y tienen una serie de limitaciones, por lo cual no pueden ser los determinantes en la definición de conceptos que describan el proceso de desarrollo real de la sociedad. Además, no podemos basarnos en ellos únicamente desde un punto de vista matemático o numérico, tenemos que  descubrir las leyes y fenómenos económicos y sociales que son la base de estas cifras estadísticas. Mariátegui explicaba “Recibo libros, revistas, periódicos de muchas partes, no tantos como quisiera. Pero el dato no es sino dato. Yo no me fío demasiado del dato. Lo empleo como material. Me esfuerzo por llegar a la interpretación” (JCM, Una encuesta a José Carlos Mariátegui, 23 de julio de 1926; La novela y la vida, pg. 156)

   En primer lugar, comprobamos que en los últimos veinte años el Producto Bruto Nacional ha tenido ciertos cambios, como se ve en el siguiente cuadro.

 

PERU: CAMBIOS EN LA COMPOSICION SECTORIAL

DEL PRODUCTO BRUTO

(Porcentaje del Producto Bruto Total)

 

Sector                         1950                1955                1960                1965                1968  

Manufactura               13.6                14.8                16.6                18.5                20.1

Agricultura y Silvic.   22.6                21.5                20.9                16.9                15.3

Minería y Canteras       4.5                    5.1                   7.1                   6.0                   6.1

Pesca                             0.4                   0.6                   1.6                   1.7                   2.2

Construcción                 5.1                   6.2                   4.2                   4.4                   3.8   

Electric, gas y aguas      0.6                   0.5                   0.7                   1.0                   1.0

Prop. de vivienda          8.7                   7.3                   6.8                   5.7                   5.6

Gobierno                       8.8                   8.0                   7.9                   8.3                   8.3

Otros                          35.7                36.0                34.2                37.5                37.6

 

Fuente: “Cuentas Nacionales del Perú 1950-1967”, pg. 24, Banco Central de Reserva

 del  Perú, 1968.

             “Memoria 1968”, pg. 99, Banco Central de Reserva del Perú, 1969

             Citado por Eduardo Dibos en la CADE 1969

 

  En el cuadro anterior podemos comprobar la importancia que va tomando la producción manufacturera en la década pasada [década de 1960], que llegó a superar en porcentaje a la Agricultura y Silvicultura entre 1960 y 1965, y esa diferencia se incrementó en 1968.

   Hay quienes se basan únicamente en estos datos de “lo que se produce” para afirmar que la economía peruana “ya es capitalista”. Carlos Marx nos explicó que no podemos apoyarnos únicamente en ese argumento, cuando nos dijo: “…lo que distingue a las épocas económicas unas de otras no es lo que se hace, sino el cómo se hace, con que instrumentos de trabajo se hace…”, (Carlos Marx, El Capital, Tomo I, pg. 132).

  Tomemos claramente esa ideas “..no es lo que se hace, sino el cómo se hace…”. Pero, algo es innegable, estas variaciones en la composición del Producto Bruto son reflejos de algunos fenómenos que vienen ocurriendo en el país, especialmente  después de la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), y a su vez “esas variaciones”  que vienen ocurriendo en la evolución económica  influyen de alguna manera en lo concerniente al poder político establecido en el país.

   Veamos, en segundo lugar, lo que viene ocurriendo con la evolución de la población económicamente activa.

PERU: ESTIMACIONES SOBRE LA DISTRIBUCION

                          DE LA POBLACION ACTIVA (1940-1968)

(Población en miles y en porcentajes entre paréntesis)

 

SECTORES       1940                     1950                     1965                     1968

TOTAL           2,010.1(100.0)     2,583.6(100.0)     3,655.0(100.0)     4,000.0( 100.0)

Agri,Caz,Pes.   1,230.7(  61.0)     1,522.0(  53.5)     1,742.0(  47.8)      1,848.5(  46.2)

Industria             230.6(  11.4)        335.1(  11.8)        506.0(  13.9)         574.2(  14.4)

Minería                 44.7(    2.2)           55.9                   78.0                        85.5(    2.1)

Construc.              45.7(    2.2)           70.5                  138.0                     140.2(     3.5)

Comercio            112.1(    5.6)         170.1                   338.0                     383.5(    9.6)

Transport.             51.0(    2.5)           70.0                   128.0                     147.8(    3.7)

Servicios             295.2(  14.6)         360.0                   725.0                     820.3(  20.5)

 

Fuente:”Diagnóstico de la situación de los Recursos Humanos”, pg,28; “Recursos

            Humanos del Perú” 1965-1967, pg. 13, Servicio del Empleo y Recursos

            Humanos 1966-1967

            Citado por Eduardo Dibos en la CADE 1969

 

   Estos datos son más interesantes, aunque también tienen sus respectivas limitaciones, pero  permiten irnos aproximando a la esencia del problema: el análisis de la historia de la evolución del trabajo, como la clave para comprender toda la historia de la sociedad peruana.

   El porcentaje del Producto Bruto del Sector Industrial, según vimos anteriormente, ha pasado a ser mayor que el porcentaje de la producción agropecuaria en los últimos años; pero, los trabajadores agropecuarios siguen siendo, en términos absolutos, la mayoría, aunque no tanto como eran antes. Mariátegui en sus “7 Ensayos de interpretación de la realidad peruana” nos dijo: “El Perú, mantiene, no obstante el incremento de la minería, su carácter de país agrícola. El cultivo de la tierra ocupa a la gran mayoría de la población nacional. El indio que representa las cuatro quintas partes de esa, es tradicional y habitualmente agricultor” (JCM, 7 Ensayos…, octubre de 1928, pag. 28). “La minería de otra parte, ocupa un número reducido aun de trabajadores. Conforme al extracto estadístico, en 1926 trabajaban en esta industria 28,592 obreros. La industria manufacturera emplea también un contingente modesto de brazos” (Ibid, pg. 29). Mariátegui, precisando conceptos sobre la condición del indio nos dijo: “esta sumaria descripción de las condiciones económicas sociales de la población indígena del Perú, establece que al lado de un reducido número de asalariados mineros y un asalariado agrícola aún incipiente, existe, más o menos atenuado en el latifundio, un régimen de servidumbre; y que en las lejanas regiones de la Montaña se somete, en frecuentes casos, a los aborígenes a un sistema esclavista” (JCM ,Esquema del problema indígena;  Ideología y   Política, pg. 39)

   En los datos consignados, es notoria la tendencia existente, el incremento de la producción industrial y de la población económicamente activa en dicho campo, tanto en términos absolutos como en términos relativos o porcentajes. Aquí, tenemos que hacer una salvedad, de ese medio millón que consigna la estadística en la industria, no significa que todos ellos sean “obreros libres asalariados”, separados de sus medios de producción, que trabajen en la manufactura o la gran industria de tipo capitalista, y por lo tanto aptos para concebir y asimilar  el socialismo, por las condiciones de trabajo en las que se desenvuelven; sino que, entendemos que muchos de ellos son artesanos, que no emplean obreros asalariados modernos, sino oficiales y aprendices, cuando no a sus hijos y otros familiares. Aproximadamente hay 200,000 obreros que laboran en centros de trabajo de más de 5 trabajadores, según consignan en el semanario “Unidad” del 5 de noviembre de 1970.

 

PARTICIPACION RELATIVA DE LOS SECTORES

CAPITALISTAS Y PRECAPITALISTAS EN LA PRODUCCION INDUSTRIAL

(Información de aproximadamente el año 1968)

 

Industria de                                       Cantidad de trabajadores       Participación en

Transformación                                  miles                %                  la    producción      

Estrato capitalista                              195.3               37%                            90%

Estrato semiartesanal (1-5 trabj.)         62.7               11%                              2%

Estrato artesanal                                269.3               51%                               8%

Total:                                                  527.3             100%                           100%              

 

 

III

 

   Bueno, el lector se preguntará cual es “el problema” al cual hicimos alusión en un comienzo. “El problema” es justamente ese, la tendencia que se constata en los hechos, en la realidad de nuestra economía, en los últimos treinta años. El incremento del aspecto capitalista en  nuestra economía y el detrimento del aspecto feudal. Si bien las comparaciones las hemos  hecho únicamente entre la agricultura y la industria, consideramos que la minería, la pesca, la construcción, el comercio y los servicios, también desempeñan un papel importante en el mecanismo de la evolución de nuestra sociedad.

 

   Consideramos que esta tendencia va a continuar, y va a producir un problema teórico de interpretación de nuestra realidad de magnitud muy importante. Con los beneficios que la Ley de Industrias para el capital extranjero [ley decretada durante  el gobierno militar de Juan Velasco],  se va a intensificar la inversión de capitales en la producción industrial. Con la aplicación de la Ley de Reforma Agraria, de carácter terrateniente, se realizará uno de los procesos de mayor saqueo y explotación del campesinado, para ser entregado en  “dinero contante y sonante” y en bonos industriales, a los terratenientes, que continuarán  aburguesándose, “urbanizándose”, y desplazándose del campo a la urbe. 

 

   Este capital extraído por la violencia al campesinado, y la agudización de la pobreza de estos últimos, que serán arrojados del campo condenándolos a la peor miseria y a “la libertad de no tener nada”, posibilitarán la aparición de nuevas formas de explotación del trabajador peruano. No es que esta tendencia sea para liberar de la explotación al trabajador, sino para seguir explotándolo, pero bajo nuevas formas, que obedecen a otro tipo de leyes económicas, y su análisis es diferente.

 

IV

   Volviendo a la tendencia de evolución que se nota en nuestra sociedad, esta ha de tener alguna explicación. Revisando a los maestros del proletariado encuentro  las  siguientes ideas rectoras:

  

  Carlos Marx expuso el cómo se da el desarrollo inicial de las relaciones  económicas capitalistas, cuando ingresa a regiones en las cuales todavía subsiste el feudalismo. Él explicó: “…las mismas circunstancias que determinan la condición fundamental de la producción capitalista –la existencia de una clase obrera asalariada- exigen que toda la producción de mercancías adquiera la forma capitalista. A medida que ésta se desarrolla, descompone y disuelve todas las formas anteriores de producción, que encaminadas preferentemente al consumo directo del productor, sólo convierten en mercancía el sobrante de lo producido. La producción capitalista de mercancías hace de la venta del producto el interés primordial, sin que, al principio, esto afecte aparentemente al mismo modo de producción, que es, por ejemplo, el primer efecto que el comercio capitalista mundial ejerce en pueblos como China, India, Arabia, etc.” (Carlos Marx, El Capital, Tomo II, pg. 37)

  Y continuando la explicación, Carlos Marx describió el resultado: “Pero allí donde echa raíces, destruye todas las formas de la producción de mercancías basadas en el trabajo del propio productor o concebidas simplemente a base de vender como mercancías los productos sobrantes. Empieza generalizando la producción de mercancías y luego va convirtiendo, poco a poco, toda la producción de mercancías en producción capitalista” (Ibid, Tomo II, pg.37 )

Por su parte,   Lenin en “El imperialismo fase superior del capitalismo” (1916), nos dijo: “La exportación de capital influye sobre el desarrollo del capitalismo en los países en que aquel es invertido, acelerándolo extraordinariamente” (pg. 80); y en “El Programa Militar de la Revolución Proletaria”, nos expuso claramente que: “la historia del siglo XX, el siglo del imperialismo desenfrenado, está llena de guerras coloniales(…) Una de las propiedades más esenciales del imperialismo consiste, precisamente, en que acelera el desarrollo del capitalismo en los países más atrasados, ampliando y recrudeciendo así la lucha contra la opresión nacional. Esto es un hecho. Y de él se deduce inevitablemente que, en muchos casos, el imperialismo tiene que engendrar guerras nacionales” (pg. 10)

 

 

 

AGREGADO POSTERIOR (octubre 2011).-

 

Entre nosotros, todavía hay quienes piensan erróneamente que “en los países de economía colonial, como el Perú, no es posible el crecimiento capitalista”. Conclusión equívoca, de inspiración nacionalista solapada, que se contradice las conclusiones de Marx, Lenin y Mariátegui.

 

Esta negación (“no es posible el crecimiento capitalista”)   me parece una conclusión  totalmente absurda, cuando no un simple “capricho” que encubre una real deshonestidad intelectual.