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viernes, 13 de agosto de 2021

ZAPATA: DIGNIDAD, REBELDÍA Y UN PROYECTO POLÍTICO RADICAL. A 142 AÑOS DEL NATALICIO DEL REVOLUCIONARIO MEXICANO

11 de agosto. Fuente: Contrahegemonia

Anenecuilco, lugar de agua, lugar donde algo está torcido. Pueblo morelense, indígena y campesino, ubicado en la fértil y estratégica región de las Amilpas. Estos territorios eran para fines del siglo XIX la fuente de riqueza principal del Estado mexicano y sus aliados españoles.

El sistema colonial de expropiación territorial, de trabajo esclavo –africano, indígena y campesino– y de monopolización del comercio de la azúcar, estaba en estas tierras más vivo que nunca. Allí, la hacienda azucarera fundada por Hernán Cortés cuatro siglos atrás, se expandía y modernizaba, haciendo de Morelos el principal productor de azúcar a nivel nacional y entre los primeros exportadores a nivel mundial. Aquellos territorios que le pertenecían a los nahuas tecpanecas, texcocanos y chichimecas, habían sido arrasados por el genocidio español, por las pestes coloniales y por la sobrexplotación esclavista de la dictadura porfirista. La independencia aún era un deseo de aquellos pueblos que, aunque habían luchado junto al cura Hidalgo y Morelos, no creían que eso que llamaban libertad se asemejara a su realidad.

Allí mismo, en las entrañas del capitalismo colonial y dependiente, un 8 de agosto de 1879 nacía Emiliano Zapata, quien 30 años más tarde se convertiría en el dirigente del Ejército Libertador del Sur y en el referente principal de las luchas por la liberación nacional en México y América Latina. El movimiento que emprendió el pueblo mexicano a finales de 1910, y que comúnmente se conoce como Revolución Mexicana, fue la síntesis rabiosa de un pueblo que estaba en resistencia desde hacía siglos. Aquella revolución popular no sólo fue la primera del convulso siglo XX latinoamericano, sino la expresión más cabal de la búsqueda irrefrenable de los pueblos por lograr una verdadera independencia: “es formidable el empuje de los oprimidos cuando se deciden a hacerse justicia con las armas en la mano” escribía Emiliano en 1916.

 


Cuando se dice que Emiliano Zapata fue producto de su tiempo en parte se desdibuja la relevancia de su papel como dirigente –palabra tan desvalorada y tergiversada por el actual discurso dominante– de un movimiento popular. Sin embargo, lo cierto es que aquel joven referente respondió a las necesidades y urgencias de su época, y se convirtió en un sujeto político, colectivo, símbolo de la dignidad y de la lucha revolucionaria para su pueblo. Un guerrillero indómito que aún le sigue disputando al Estado neocolonial una idea distinta de nación, de independencia y de libertad.

En su Plan de Ayala, una declaración de guerra acompañado de un proyecto político concreto, Zapata y sus compañerxs expusieron las bases de lo que sería un modelo económico y social emancipador: se declaraba la restitución de las tierra, los montes y las aguas usurpadas desde la época colonial; se ordenaba la confiscación de los monopolios económicos (conformados por haciendas azucareras, comercializadoras y grandes empresas “transnacionales” exportadoras) y su consecuente nacionalización de los bienes del enemigo para la creación de empresas nacionales que satisfagan las necesidades básicas de los pueblos; y por último la conformación de un gobierno nacional compuesto por una junta de los principales jefes revolucionarios que nombraría un presidente interino y convocaría a elecciones nacionales.

Este proyecto –que no fue el que se plasmó en la Constitución firmada en 1917– pudo ponerse en la práctica en el territorio suriano a partir de 1915, cuando los zapatistas fueron expulsados de la capital. Gilly la llamó “Comuna de Morelos”: la expresión latinoamericana de una de las experiencias más radicales de la historia popular en contra de la dominación imperial. Se nacionalizaron las haciendas y se pusieron en funcionamiento como fábricas nacionales. Se escribieron las leyes populares de organización municipal y se dejó por escrito las bases de la emancipación de las mujeres (derecho universal al divorcio, nombramiento de mujeres generalas, igualdad ante la ley y organización de espacios gremiales femeninos). Se fundaron escuelas nacionales en los territorios más recónditos del campo suriano. Con el objetivo de defender y expandir los sentidos de la revolución, se crearon y multiplicaron por todos los municipios las juntas de reformas revolucionarias y las asociaciones defensoras de los principios revolucionarios. Y todo esto en manos de campesinos indígenas: aquellos que siguen apareciendo en la historia oficial y en el discurso actual como “los pueblos atrasados que no quieren cambiar”, como la piedra en el zapato para el supuesto desarrollo.

Hay documentado un sinfín de experiencias que dan cuenta de la proyección civilizatoria que los zapatistas y los pueblos levantados tenían y construyeron en la acción. Es evidente que en aquel momento estaban en disputa dos proyectos sociales antagónicos: uno que permitía la continuidad de la dominación colonial y otro que rompía completamente, que rescataba la poderosa cultura popular indígena y campesina propia de lo mesoamericano y que se disponía a conseguir la verdadera independencia. El triunfo del primero sobre el segundo se hizo bajo la premisa del genocidio: “El objetivo es exterminar a los zapatistas. Los principales medios serán: privarlos de víveres, reducirlos a pequeñas partidas y matarlos como a fieras dañinas” así dijo y así hizo Pablo González, el jefe de las operaciones militares de Carranza. Un genocidio sostenido en las premisas de la guerra contrainsurgente. Para todo esto, el apoyo logístico, económico y militar de Estados Unidos fue fundamental. Y no sorprende que un siglo después aquellas prácticas de asfixia y sometimiento económico, de bloqueo y de complicidad criminal sigan estando presentes en las fórmulas del pentágono para doblegar a nuestros pueblos.

 


A pesar de la incansable persecución, hostigamiento y exterminio, los pueblos rebeldes continuaron defendiendo su proyecto revolucionario con las armas en la mano. Inclusive frente al asedio imperial, Zapata y su bola llevaron adelante distintas campañas internacionalistas. Ante el triunfo de la revolución bolchevique, Emiliano le escribió a su corresponsal en La Habana, Jenaro Amezcua, una carta que éste último decidió publicar el 1° de Mayo de 1918. Un fragmento decía así: “Mucho ganaría la humana justicia si todos los pueblos de nuestra América y todas las naciones de la vieja Europa comprendiesen que la causa del México revolucionario y la causa de la Rusia irredenta, son y representan la causa de la humanidad, el interés supremo de todos los pueblos oprimidos…“

Versión PDF: Descargar artículo en PDF | Enlace permanente: https://info.nodo50.org/6392

Fuente: https://info.nodo50.org/Zapata-dignidad-rebeldia-y-un-proyecto-politico-radical-A-142-anos-del.html

 


sábado, 10 de abril de 2021

CARTA ABIERTA A VENUSTIANO CARRANZA

 


Emiliano Zapata Salazar


Cuartel General del Ejército Libertador en el Estado de Morelos, Marzo 17, 1919

Un sello que dice: República Mexicana.- Ejército Libertador.

Cuartel General del Ejército Libertador en el Estado de Morelos.

Al C. Venustiano Carranza.- México, D. F.

Como ciudadano que soy, como hombre poseedor del derecho de pensar y hablar alto, como campesino conocedor de las necesidades del pueblo humilde al que pertenezco, como revolucionario y caudillo de grandes multitudes, que en tal virtud y por eso mismo he tenido oportunidad de reconocer las reconditeces del alma nacional y he aprendido a escudriñar en sus intimidades y conozco de sus amarguras y de sus esperanzas; con el derecho que me da mi rebeldía de nueve años siempre encabezando huestes formadas por indígenas y por campesinos; voy a dirigirme a usted, C. Carranza, por vez primera y última.

No hablo al Presidente de la República, a quien no conozco, ni al político, del que desconfío; hablo al mexicano, al hombre de sentimiento y de razón, a quien creo imposible no conmuevan alguna vez (aunque sea un instante) las angustias de las madres, los sufrimientos de los huérfanos, las inquietudes y las congojas de la patria.

Voy a decir verdades amargas; pero nada expresaré a usted que no sea cierto, justo y honradamente dicho.

Desde que en el cerebro de usted germinó la idea de hacer revolución, primero contra Madero y después contra Huerta, cuando vió que aquél caía más pronto de lo que había pensado; desde que concibió usted el proyecto de erigirse en jefe y director de un movimiento que con toda malicia denominó «constitucionalista»; desde entonces pensó usted, primero que nada, en encumbrarse, y para ello, se propuso usted convertir la revolución en provecho propio y de un pequeño grupo de allegados, de amigos o de incondicionales que lo ayudaron a usted a subir y luego lo ayudasen a disfrutar el botín alcanzado: es decir, riquezas, honores, negocios, banquetes, fiestas suntuosas, bacanales de placer, orgías de hartamiento, de ambición de poder y de sangre.

Nunca pasó por la mente de usted que la revolución fuera benéfica a las grandes masas, a esa inmensa legión de oprimidos que usted y los suyos soliviantan con sus prédicas. ¡Magnífico pretexto y brillante recurso para oprimir y para engañar!

Sin embargo, para triunfar fué preciso pregonar grandes ideales, proclamar principios, anunciar reformas.

Pero para poder evitar que la conmoción popular (peligrosa arma de dos filos) se volviese contra el que la utilizaba y la esgrimía; para impedir que el pueblo, ya semilibre y sintiéndose fuerte, se hiciera justicia por sí mismo, se ideó la creación de una dictadura, a la que se dió el nombre novedoso de «dictadura revolucionaria».

Se encontró luego la fórmula apropiada; se pronunciaron palabras sugestivas; eran precisas, indispensables, la unidad de dirección y de impulso, la cohesión entre los revolucionarios, la rapidez para concebir, la energía y la prontitud para ejecutar.

Todo eso, que no podrá tener cabida en una asamblea deliberante, se otorgó a un solo hombre, que fué usted, y desde entonces fué el único amo de las filas del constitucionalismo.

Para hacer triunfar las reivindicaciones libertarias de la revolución, se necesitaba un dictador -se dijo entonces-. Los procedimientos autocráticos eran inevitables para imponerse a una sociedad refractaria a los principios nuevos.

En otros términos, la fórmula de la política llamada constitucionalista, fué esta: «Para establecer la libertad hay que valerse del despotismo.»

Sobre estos sofismas se fundó la autoridad de usted, el absolutismo y la omnipotencia de usted.

¿Cómo y de qué forma ha hecho usted uso de esos exorbitantes poderes, que habían de traer el triunfo de los principios?

Aquí es preciso, para no pecar de ligero, analizar con calma y pasar revista retrospectiva a los hechos desarrollados durante la ya bien larga dominación de usted.

En el terreno económico y hacendario, la gestión no puede haber sido más funesta.

Bancos saqueados; imposiciones de papel moneda, una, dos o tres veces, para luego desconocer, con mengua de la República, los billetes emitidos; el comercio desorganizado por estas fluctuaciones monetarias; la industria y las empresas de todo género, agonizando bajo el peso de contribuciones exorbitantes, casi confiscatorias; la agricultura y la minería pereciendo por falta de garantías y de seguridad en las comunicaciones; la gente humilde y trabajadora, reducida a la miseria, al hambre, a las privaciones de toda especie, por la paralización del trabajo, por la carestía de los víveres, por la insoportable elevación del costo de la vida.

En materia agraria, las haciendas cedidas o arrendadas a los generales favoritos; los antiguos latifundios de la alta burguesía, reemplazados en no pocos casos, por modernos terratenientes que gastan charreteras, kepí y pistola al cinto; los pueblos burlados en sus esperanzas.

Ni los ejidos se devuelven a los pueblos, que en su inmensa mayoría continúan despojados; ni las tierras se reparten entre la gente de trabajo, entre los campesinos pobres y verdaderamente necesitados.

En materia obrera, con intrigas, con sobornos, con maniobras disolventes, y apelando a la corrupción de los líderes, se han logrado la desorganización y la muerte efectiva de los sindicatos -única defensa, principal baluarte del proletariado en las luchas que tiene que emprender por su mejoramiento.

La mayor parte de los sindicatos sólo existen de nombre; los asociados han perdido la fe en sus antiguos directores, y los más conscientes, los que valen, se han dispersado llenos de desaliento.

Hoy se trata, al parecer, de infundirles vida nueva, pero con miras políticas (como siempre) y bajo la corruptora sombra del poder oficial. Acabamos de ver mítines obreros presididos y «patrocinados» (!) por un gobernador de provincia bien conocido como uno de los servidores incondicionales de usted.

Y ya que se trata de combinaciones de orden político, asomémonos al terreno de la política, en el que usted ha desplegado todo su arte, toda su voluntad y toda su experiencia.

¿ Existe el libre sufragio? ¡Mentira! En la mayoría, por no decir en la totalidad de los Estados, los gobernadores han sido impuestos por el centro; en el Congreso de la Unión figuran como diputados y senadores creaturas del Ejecutivo y en las elecciones municipales los escándalos han rebasado los límites de lo tolerable y aun de lo verosímil.

En materia electoral, ha imitado usted con maestría y en muchos casos superado a su antiguo jefe Porfirio Díaz.

Pero ¿qué digo? En algunos Estados no se ha creído necesario tomarse siquiera la molestia de hacer elecciones. Allí siguen imperando gobernadores militares impuestos por el Ejecutivo Federal que usted representa, y allí continúan los horrores, los abusos, los inauditos crímenes y atropellos del período preconstitucional.

Por eso decía yo al principio de esta carta, que usted llamó con toda malicia, al movimiento emanado del Plan de Guadalupe, revolución constitucionalista, siendo así que en el propósito y en la conciencia de usted estaba el violar a cada paso y sistemáticamente la Constitución.

No puede darse, en efecto, nada más anticonstitucional que el gobierno de usted; en su origen, en su fondo, en sus detalles, en sus tendencias.

Usted gobierna saliéndose de los límites fijados al Ejecutivo por la Constitución: usted no necesita de presupuestos aprobados por las Cámaras; usted establece y deroga impuestos y aranceles; usted usa de facultades discrecionales en Guerra, en Hacienda y en Gobernación; usted da consignas, impone gobernadores y diputados, se niega a informar a las Cámaras; protege al pretorianismo y ha instaurado en el país, desde el comienzo de la era «constitucional» hasta la fecha, una mezcla híbrida de gobierno militar y de gobierno civil, que de civil no tiene más que el nombre.

La soldadesca llamada constitucionalista se ha convertido en el azote de las poblaciones y de las campiñas. Según confesión de los más altos jefes de usted (nada menos que el secretario de Guerra, José Agustín Castro), la revolución se extiende y nuevos rebeldes aparecen cada día, en gran parte debido a los excesos y desmanes de jefes sin honor y carentes de todo escrúpulo, que, olvidando su carácter de guardianes del orden, son los primeros en trastornarlo con sus crímenes y sus actos de vandalismo.

Esa soldadesca, en los campos, roba semillas, ganados y animales de labranza; en los poblados pequeños, incendia o saquea los hogares de los humildes, y en las grandes poblaciones especula en grande escala con los cereales y semovientes robados, comete asesinatos a la luz del día, asalta automóviles y efectúa plagios en la vía pública, a la hora de mayor circulación, en las principales avenidas, y lleva su audacia hasta constituir temibles bandas de malhechores que allanan las ricas moradas, hacen acopio de alhajas y objetos preciosos, y organizan la industria del robo a la alta escuela y con procedimientos novísimos, como lo ha hecho ya la célebre maffia del «automóvil gris», cuyas feroces hazañas permanecen impunes hasta la fecha, por ser directores y principales cómplices personas allegadas a usted o de prominente posición en el ejército, hasta donde no puede llegar la acción de un Gobierno que se dice representante de la legalidad y del orden.

Y, sin embargo, usted acaudilló a todos esos hombres; usted, su Primer Jefe; usted sigue siendo el responsable ante la ley y ante la opinión civilizada, de la marcha de la administración y de la conducta del ejército, y sobre usted recaen esas manchas y a usted salpica ese lodo.

¡Con cuánta razón los gobiernos extranjeros no tienen confianza en el de usted, y con qué justo motivo el de Francia se ha negado a recibir al enviado constitucionalista, considerándolo como el representante de una facción y no como el funcionario de un gobierno!

Las naciones extranjeras recuerdan la conducta de usted durante el período del gran conflicto guerrero, y no tienen para usted sino recelos, desconfianza y hostilidad.

Usted protestó ser neutral, y se condujo como furioso germanizante; permitió y azuzó la propaganda contra las potencias aliadas, protegió el espionaje alemán, obstruccionó y perjudicó el capital, los intereses y las finanzas de los extranjeros hostiles al káiser.

Usted, con sus desaciertos y tortuosidades, con sus pasos en falso y sus deslealtades en la diplomacia, es la causa de que México se vea privado de todo apoyo por parte de las potencias triunfadoras, y si alguna complicación internacional sobreviene, usted será el único culpable.

Usted ha orillado a nuestro país a la ruina en lo económico, en lo financiero, en lo político y en el orden internacional.

La política de usted ha fracasado ruidosamente.

Usted ofreció y anunció que por medio de un régimen dictatorial que disfrazó con el nombre de Primera Jefatura, haría la paz en la República, mantendría la cohesión entre los revolucionarios, consolidaría el triunfo de los principios de reforma.

La paz no se ha hecho, ni se hará nunca con los procedimientos que usted emplea y con el desprestigio que sobre usted pesa. Los revolucionarios, los de la facción constitucionalista, los que usted ofreció unir, están cada vez más desunidos: así lo confesó usted en su último manifiesto, y en cuanto a los ideales revolucionarios, yacen maltrechos, destrozados, escarnecidos y vilipendiados por los mismos hombres que ofrecieron llevarlos a la cumbre.

Nadie cree ya en usted, ni en sus dotes de pacificador, ni en sus tamaños como político y como gobernante.

Es tiempo de retirarse, es tiempo de dejar el puesto a hombres más hábiles y más honrados. Sería un crimen prolongar esta situación de innegable bancarrota moral, económica y política.

La permanencia de usted en el poder es un obstáculo para hacer obra de unión y de reconstrucción.

Por la intransigencia y los errores de usted, se han visto imposibilitados de colaborar en su Gobierno, hombres progresistas y de buena fe que hubieran podido ser útiles a México.

Esos hombres, esos intelectuales, esa juventud pletórica de ideales, esa gente nueva, no mancillada, no corrompida ni gastada, esos revolucionarios de ayer, se han apartado de la cosa pública llenos de desencanto; esos jóvenes que se han iniciado en los grandes principios de la revolución y sienten infinita ansia de realizarlos; esos enamorados del ideal, que hoy llevan el alma impregnada de anhelo por un gobierno serio, honrado, fuerte, impulsado por anhelos generosos y atento a cumplir los compromisos contraídos en hora solemne.

Devuelva usted su libertad al pueblo, C. Carranza; abdique usted sus poderes dictatoriales, deje usted correr la savia juvenil de las generaciones nuevas. Ella purificará, ella dará vigor, ella salvará a la patria.

Y si usted, como simple ciudadano, puede colaborar en la magna obra de reconstrucción y de concordia, sea usted bienvenido.

Pero, por deber y por honradez, por humanidad y por patriotismo, renuncie usted al alto puesto que hoy ocupa y desde el cual ha producido la ruina de la República.

Nuevos horizontes se presentan para la patria. El señor doctor don Francisco Vázquez Gómez, hombre conciliador y atingente, antiguo y firme revolucionario, invita a la unión a los mexicanos, y ha encontrado una fórmula de unificación y de gobierno, dentro de la que caben todas las energías sanas, todos los impulsos legítimos, el esfuerzo de todos los intelectuales de buena fe y el impulso de todos los hombres de trabajo.

Bajo esa nueva dirección se podrá hacer patria, se fundará una paz definitiva, se reorganizará el progreso, se consolidará un gran Gobierno de la unificación revolucionaria.

Y para allanar esa obra que de todas maneras habrá de realizarse, sólo hace falta que usted cumpla con un deber de patriota y de hombre, retirándose de lo que usted ha llamado Primera Magistratura, en la que ha sido usted tan nocivo, tan perjudicial, tan funesto para la República.

Emiliano Zapata.

Fuente: https://www.elviejotopo.com/topoexpress/carta-abierta-a-venustiano-carranza/

 

jueves, 22 de febrero de 2018

PARA ENTENDER LA CUESTIÓN VENEZOLANA




21 de febrero de 2018
Estimados amigos:

En las amplias redes de Facebook, últimamente yo  he divulgado algunos comentarios polémicos sobre “la cuestión venezolana”.
 
Para contribuir al desarrollo de este intercambio y debate de ideas, ahora estoy enviando, un Esquema de estudio de la posición de José Carlos Mariátegui en la década de 1920, sobre la evolución y las perspectivas de la revolución mexicana.

Supongo que todos, o la mayoría, estamos de acuerdo en que, para todo materialista consecuente  es una verdad de Perogrullo que “la historia no comienza con nosotros”. 

Entonces, por eso mismo,  debemos de estudiar los antecedentes de la formación y desarrollo de los movimientos nacionalistas burgueses, populistas y demagógicos, que se han desarrollado   en nuestro continente, desde comienzos del siglo pasado. 

Este esquema de estudio lo preparé y lo divulgué inicialmente en febrero de 2014, hace cuatro años. Y como ya es costumbre nuestra, fue recibido con la tradicionalista conspiración del silencio.
 
Por el contrario, mis breves y modestas opiniones sobre la cuestión venezolana, que yo he escrito hace muy poco en Facebook, si han tenido acogida, y han merecido más de una crítica e incluso rechazo. Gracias, muy agradecido. 

Y no han faltado las opiniones individuales de algunos críticos que pretenden negarme el derecho a opinar. Otra vez, gracias.

No importa, ya estamos acostumbrados a este tipo de “polémicas”, Por mi parte, persistiré en aplicar las enseñanzas de “buscar la verdad en los hechos”, y “quien no ha investigado no tiene derecho a opinar”. 

Recomiendo la lectura y comentario del esquema de estudio propuesto más abajo. 

Por mi parte, continuaré opinando sobre la cuestión venezolana, y está demás decirlo, que también continuaré opinando sobre la cuestión peruana.

Un abrazo
Miguel Ángel Aragón.

MARIATEGUI,  ACERCA DE  LA REVOLUCIÓN
MEXICANA (Y LATINOAMERICANA)
(26 ene 2014)

Por Miguel Aragón

Primera Parte: 

Contribución a la revisión del Índice del libro “Historia de la Crisis Mundial”.-

1.- En el mes  de mayo de 1923, a escasamente  dos meses de su retorno al país, la UPGP (Universidad Popular González Prada) le ofrece su tribuna a Mariátegui, y él la acepta.   Ese mismo mes Mariátegui preparó el programa del curso de   conferencias sobre la crisis mundial, con el objetivo de “explicar el carácter revolucionario de esa crisis”.  El mencionado programa  fue publicado, por primera vez, en el diario La Crónica, el 19 de junio 1923, y estaba inserto dentro  del texto de la primera conferencia. Mariátegui leyó el programa,  como parte de  esa primera conversación, la cual tenía el carácter de  presentación del programa. A fines del mes siguiente, en julio de 1923, el programa del curso de  conferencias fue reproducido en la revista Claridad N° 2, pag.09. 

2.- Si bien la mayor parte de ese programa  de conferencias estuvo referida a la gran crisis europea (causas, desarrollo y consecuencias de la guerra mundial de 1914-1918 y de la revolución rusa), como  aspecto  central  de la crisis mundial, desde un inicio Mariátegui tenía previsto comentar la repercusión de la crisis en América. Así, él  incluyó como penúltimo tema del programa: “La repercusión de la crisis en América.- Los Estados Unidos. La revolución mexicana. Su obra constructiva. La situación argentina. La situación chilena. La situación peruana.” (Ver JCM, COC, T08, pag.11).

3.- La primera conferencia en la UPGP, que tuvo como título orginal La Revolución Social en marcha a través de los diversos  pueblos de Europa (y después se hizo más conocida como La Crisis Mundial y el proletariado peruano),  inicialmente estuvo programada para el viernes 25 de mayo de 1923. Así aparece en la información publicada en el diario La Crónica,  una semana antes de la conocida protesta  del 23 de mayo.

Como consecuencia de ese suceso político que conmocionó a toda la ciudad, los manifestantes fueron reprimidos por las fuerzas policiales,  muriendo un obrero y un estudiante. Los días jueves 24 y viernes 25 de mayo  se realizó el velatorio en el local de la Universidad de San Marcos, y el entierro de los dos muertos. Por ese motivo,  la primera  conferencia de Mariátegui se postergó  por tres semanas, hasta el viernes 15 de junio. El texto de su primera conferencia  Mariátegui ya lo tenía  redactado, con la debida anticipación,    desde mediados del mes de mayo,  desde antes de los sucesos del día miércoles 23 de mayo. Yo llego a esa conclusión, porque en el texto leido por Mariátegui el 15 de junio, no hay la menor alusión a los sucesos recién ocurridos tres semanas antes (Revisar JCM, La Crisis Mundial y el proletariado peruano, COC, T.08, pag15).  

4.-  En la primera conferencia, que tenía el carácter de exposición del programa  del curso,  Mariátegui a manera de preámbulo informó: “En esta conferencia –llamémosla conversación más bien que conferencia-- voy a limitarme a exponer el programa del curso, al mismo tiempo que algunas consideraciones sobre la necesidad de difundir en el proletariado el conocimiento de la crsisi mundial”. En esas palabras iniciales dirigidas a la vanguardia del proletariado limeño reunida ese día, Mariátegui  resaltó la relación existente entre el desarrollo de la crisis europea y el desarrollo de nuestros países americanos: 

“En la crisis europea se están jugando los destinos de todos los trabajadores del mundo. El desarrollo de la crisis debe interesar, pues, por igual, a los trabajadores del Perú que a los trabajadores del Extremo Oriente. La crisis tiene como teatro principal Europa; pero la crisis de las instituciones europeas es la crisis de las instituciones de  la civilización occidental. Y el Perú como los demás pueblos de América, gira dentro de la órbita de esta civilización, no solo porque se trata de países políticamente independientes pero económicamente coloniales, ligados al carro del capitalismo británico, del capitalismo americano o del capitalismo francés, sino porque europea es nuestra cultura, europeo es el tipo de nuestras instituciones. Y son, precisamente, estas instituciones democráticas, que nosotros copiamos de Europa, esta cultura, que nosotros copiamos  de Europa también, las que en Europa están ahora en un periodo de crisis definitiva, de crisis total. Sobre todo, la civilización capitalista ha internacionalizado la vida de la humanidad, ha creado entre todos los pueblos lazos materiales que establecen entre ellos una solidaridad inevitable. El internacionalismo no es sólo un ideal; es una realidad histórica” (JCM, COC. T08, pag.16).

Tres meses después, el 14 de setiembre de 1923, en la conferencia sobre Los problemas económicos de la paz, Mariátegui reiteró y desarrolló la misma idea: “Un país políticamente independiente puede ser económicamente colonial. Estos países sudamericanos, por ejemplo, políticamente independientes, son económicamente coloniales. Nuestros hacendados, nuestros mineros son vasallos, son tributarios de los trusts capitalistas europeos. Un algodonero nuestro, por ejemplo, no es en buena cuenta sino un yanacón de los grandes industriales ingleses o norteamericanos que gobiernan el mercado de algodón. Europa puede, pues,  acordar a los países coloniales, la soberanía política, sin que estos países se independicen, por esto, económicamente (*). Pero, actualmente Europa necesita perfeccionar en vasta escala la explotación económica de esas colonias. Y necesita, por tanto, manejarlas a su antojo, disponer de la mayor agilidad y libertad de acción sobre ellas” (JCM, COC, T08, pag.130). 

5.- Mariátegui tenía previsto exponer sobre “la repercusión de la crisis mundial en América”, en especial sobre “la realidad mexicana, argentina, chilena y peruana”. A fines del año 1923,  él  avanzó algunos apuntes sobre la  realidad de los  países  americanos. Hasta donde he podido investigar,  parece que por las interferencias que afrontó el desarrollo del curso, a Mariátegui no se le presentó la oportunidad de  exponer sobre  estos aspectos de la realidad de Nuestra América, salvo sobre la realidad mexicana (21 de diciembre de 1923), y sobre la realidad peruana (1° de mayo de 1924), esta última como  culminación del curso de conferencias. 

Sin embargo,  algunos párrafos  de los  apuntes trabajados a fines del año 1923, posteriormente los incluyó en la primera parte de su artículo La perspectiva de la política chilena, publicado recién el 13 de febrero de 1925, texto  que apareció incluido en el libro Temas de Nuestra América pag. 140. Me parece que la primera parte  de ese artículo debería ser incluida en el libro Historia de la Crisis Mundial.

En esos dos párrafos, introductorios al análisis de la perspectiva de la política chilena, Mariátegui  escribió: 

“En una época como la nuestra, en que el mundo entero se encuentra más o menos sacudido y agitado, la inquietud revolucionaria que fermenta en Chile no constituye, por cierto, un fenómeno solitario y excepcional. Nuestra América no puede aislarse de la corriente histórica contemporánea. Los pueblos de Europa, Asia y Africa están casi unánimente estremecidos. Y por América pasa, desde hace algunos años, una onda revolucionaria que, en algunos pueblos, se vuelve marejada. Con diferencia de intensidad, que corresponde a diferencias del clima social y político, la misma crisis histórica madura en todas las naciones. Crisis que parece ser crisis de crecimiento en unos pueblos y crisis de decadencia en otros; pero que en todos tiene, seguramente, raíces y funciones solidarias. La crisis chilena, por ejemplo, es, como otras, sólo un segmento de la crisis mundial

En la América indo-española se cumple, gradualmente, un proceso de liquidación de ese régimen oligárquico y feudal que ha frustrado, durante tantos años, el funcionamiento de la democracia formalmente inaugurada por los legisladores de la revolución de la independencia. Los reflejos de los acontecimientos europeos han acelerado, en los últimos años, ese proceso. En la Argentina, verbigracia, la ascensión al poder del Partido Radical canceló el  dominio de las viejas oligarquías plutocráticas. En México, la revolución arrojó del gobierno a los latifundistas y a su burocracia. En Chile, la elección de Alessandri, hace cinco años, tuvo también un sentido revolucionario” (JCM, COC,T12, pag.140).  

Años después, en cartas a Eudocio Ravines y Moisés Arroyo Posadas escritas el año 1929, Mariátegui volvería a analizar y comentar la relación existente  entre los ascensos al gobierno de Hipólito Irigoyen en Argentina, Alessandri en Chile y Augusto Leguía en el Perú, coincidiendo en que esos tres procesos políticos eran síntomas del crecimiento capitalista que en esos años vivian el Perú y otros países de América. (Ver cartas de Mariátegui a Ravines y a Moises Arroyo, en el libro Correspondencia T.II).  

6.- Mariátegui expuso en la UPGP la conferencia sobre La Revolución Mexicana a fines de diciembre de 1923, posiblemente el día viernes 21 de diciembre. La noticia del evento recién fue publicada el martes 25 de diciembre en los periódicos Información y La Crónica (revisar Biobibliografía de JCM), pero ambas publicaciones no incluyeron el texto de la mencionada conferencia. Existen dos posibilidades que motivaron esa omisión. O Mariátegui no llegó a  entregarles el texto el mismo día de la conferencia; o tal vez,  los directores de las mencionadas publicaciones, teniendo copia del texto,  decidieron no publicitarlo, por ser un texto político demasiado comprometedor, en la medida en que Mariátegui, comentando la realidad mexicana,  hizo una crítica indirecta a los grupos de poder en la realidad peruana.
 
Quince  días después,   el 05 de enero de 1924, en la revista  Variedades, Mariátegui  publicó el artículo México y la Revolución  (años después fue reproducido en el libro Temas de Nuestra América, cuya primera edición se publicó el año 1960).  Me parece que, precisamente  ese artículo  es el texto de la mencionada conferencia, y por lo tanto, también debería incluirse en el libro Historia de la Crisis Mundial. Y mientras no se publique una nueva edición ampliada del  libro, nosotros deberíamos leer ese artículo  como parte del ciclo  de conferencias.       

7.- Agregaré que el programa   del curso de conferencias en la UPGP, iniciado el 15 de junio de 1923,  no concluyó en enero de 1924, como erroneamente se supone y afirma en varios estudios. El desarrollo del curso  recién concluyó   el 1° de mayo de 1924 (revisar información divulgada por Guillermo Rouillon, en el segundo tomo de la Biografía de Mariátegui, pag. 235).
 
Mariátegui sufrió una grave crisis de salud a partir de la segunda quincena de abril de 1924, por eso no pudo asistir a la clausura del curso anual, que fue programado para el 1° de mayo de ese año, pero alcanzó a enviar el conocido texto El 1° de Mayo y el Frente Único, que fue publicado en periódico El Obrero Textil, y  leido el día de la clausura. Ese documento fue  el texto  de su  última conferencia. Con ese texto, sobre la situación y las tareas del proletariado limeño y peruano, se clausuró el ciclo de conferencias sobre la crisis mundial. 

Considero que el  texto El 1° de Mayo y el Frente Único también debería estar incluido en la recopilación Historia de la Crisis Mundial. Con la inclusión de estos tres textos (la introducción a “Perspectivas de la Política Chilena”, “México y la Revolución”, y sobre “El 1° de mayo y Frente Único” en el Perú),  entenderemos  mejor que para Mariátegui “la realidad peruana”, y “la realidad americana”, no eran parcelas aisladas, sino que eran partes de “la realidad  mundial”. (Además de esos tres textos, que se sugiere incluirlos en nuestras lecturas del libro de   conferencias en la UPGP, debo señalar que en los últimos años se han encontrado otros textos que también deberían incluirse dentro de libro Historia de la Crisis Mundial. El señalamiento  de estos, será  motivo de otro comentario, porque en este momento escapa a los alcances de estos apuntes).

8.- Con la inclusión de este tercer agregado, además  podremos apreciar el cambio de la táctica de organización propuesta  por   Mariátegui, cambio que ocurrió   entre marzo de 1923 y mayo de 1924. Comparando las propuestas concretas que presentó en los textos de la primera, de la tercera,  y de la última conferencia, se observa con total nitidez ese significativo cambio de táctica, cambio que en ese momento obedeció a las necesidades de adaptarse a las características  concretas que presentaba en esos años el movimiento proletario en Lima y en el Perú. 

Mariátegui regresó de Europa, en marzo de 1923,    “con el propósito de trabajar por la organización de un partido de clase” como él mismo declaró en su  Tesis Antecedentes y Desarrollo de la Acción Clasista (mayo de 1929). Ese, y no otro, fue su   objetivo inicial al regresar al país, incluso había un acuerdo de por medio, con los otros miembros de la célula comunista constituida en Italia. 

Mariátegui mantuvo ese propósito inicial, como tarea central  durante los tres primeros meses de su presencia en Lima (entre mediados de marzo y mediados de junio de 1923). Resulta completamente falsa la afirmación de que Mariategui “regresó al país con el propósto de formar un frente único”. Ese no fue su objetivo inicial. Proponer que “el 18 de marzo debe ser declarado el Día del Frente Unido”, no solo es una   tontería intrascendente, sino  una grosera tergiversación de un hecho histórico. 

Para alcanzar ese objetivo central inicial (es decir “organizar un partido de clase”), Mariátegui promovío de manera pública y explicita, en el texto de la primera conferencia,  superar la diferencia entre sindicalistas y socialistas en primer lugar, y  el deslinde entre revolucionarios y reformistas, en segundo lugar. Textualmente, el desafío y reto planteado por Mariátegui en su primera presentación en público fue el siguiente:

“Aquí, como en Europa, los proletarios tienen, pues, que dividirse no en sindicalistas y socialistas –clasificación anacrónica – sino en colaboracionistas y anticolaboracionistas, en reformistas y maximalistas” (Ver JCM, COC,T08, pag. 21).

Esa propuesta, a la cual se sumó la defensa de los postulados de la revolución rusa, presentada por Mariátegui  ante un nutrido auditorio, en el cual la mayoría eran obreros de tendencia anarco sindicalista y algunos estudiantes libertarios, de inmediato generó críticas y un amplio rechazo. 

En los días siguientes al 15 de junio,  Mariátegui se vió obligado a cambiar de táctica.  

Después de evaluar, durante varias semanas, en especial entre el 15 y el 30 de junio, la situación real del público asistente, Mariátegui se rectificó y  propuso: “somos todavía pocos para dividirnos. No hagamos cuestión de etiquetas ni de títulos”. Colocando así, en primer plano, el trabajo de replantear y  fortalecer el frente único, y postergando, para más adelante, el trabajo de “superar la influencia sindicalista”  y las necesidad de “dividirse en reformistas y maximalistas”,  y por lo tanto, postergando el propósito de “organización de un partido de clase”. 

Ese radical cambio de táctica, fue comunicado en los siguientes meses a su compañero de célula partidaria César Falcón, que continuaba residiendo en Europa. Esa información  produjo el reclamo airado de éste, tal como se puede comprobar en la carta que Falcón le escribió a Mariátegui en  setiembre de 1923, reclamándole a Mariátegui que cumpla fielmente con el acuerdo asumido por ellos en Europa, de “constituir de inmediato el Partido Comunista del Perú”.(revisar carta en la revista Anuario Mariáteguiano).

Aquí resulta necesario agregar y  señalar que Mariátegui nunca se propuso “construir” el frente único partiendo “de la nada a la existencia”, como suele proponer en la actualidad más de un caudillo personalista en nuestro medio. Por el contrario, Mariátegui se propuso  integrarse, reorientar, y fortalecer el frente único ya existente en Lima. Se equivocan quienes todavía piensan que el  frente único en Lima y en Perú, recién  “comenzó” con Mariátegui. 

Las primeras manifestaciones frente únitarias, inicialmente  de carácter sindical,  comenzaron a constituirse por acción y obra de los propios trabajadores a fines del siglo XIX. Con la intervención de Manuel González Prada y su prédica libertaria, desde 1905 comenzó a formarse el “frente único de trabajadores manuales y trabajadores intelectuales”. Esa fecha, 1° de mayo de 1905, en la cual el maestro libertario expuso ante un nutrido auditorio su propuesta El Intelectual y el Obrero, debería reivindicarse como un gran aporte en la formación  del  Frente Unido en el Perú. 

Las luchas de masas más importantes en el país, entre 1905 y 1923, han sido parte de la acción concreta del frente unido que se comenzó a formar en mayo de 1905. El Comité de Propaganda Socialista constituido en noviembre de 1918,  fue parte  de ese frente ya existente en Lima, y por otro lado, también fue la primera expresión concreta del movimiento socialista peruano, que como todos ya sabemos, “movimiento socialista”, no es lo mismo que “partido socialista”. 

La Universidad Popular Gonzalez Prada, constituida por acuerdo de la Federación de Estudiantes del Perú con la participación de los obreros y estudiantes de Lima, e inicialmente dirigida por Víctor Raúl Haya, también fue parte de ese frente de trabajadores manuales y trabajadores intelectuales. 

Cuando Mariátegui regresó al país, en marzo de 1923, ya existía el frente único en Lima y el Perú. La tarea de Mariategui no fue “crear un frente” acaudillado por él,  sino “fortalecer el frente ya existente”, comenzando por proponer el replanteamiento de su orientación, inicialmente  como “frente único proletario”, tal como lo declaró el 30 de junio de 1923. Posteriormente, Mariátegui continuaría replanteando su propuesta inicial (este análisis complementario escapa a los límites de este comentario).       

Para comprender y asimilar mejor el mensaje de las conferencias en la UPGP, destacando la propuesta práctica de carácter organizativo, se recomienda leer juntos los textos de la primera, la tercera  y la última conferencia, es decir La Crisis Mundial y el proletariado peruano (escrita a mediados de mayo, y expuesta el 15 de junio de 1923), El Fracaso de la Segunda Internacional (del 30 de junio) y El 1° de Mayo y el Frente Único (escrito éste último a fines de abril, y leido en la UPGP el mismo día 1° de mayo de 1924). 

Esta lectura conjunta de los tres  textos mencionados, debe ir acompañada de un ejercicio de análisis crítico, señalando tanto la continuidad, como las diferencias de las dos propuestas, del propio José Carlos Mariátegui, contrastando su nueva posición de mayo de 1924 (El 1° de mayo y el frente único), con su posición inicial de mayo de 1923 (El proletariado peruano y la crisis mundial)..       


Segunda Parte:

Contribución a la lectura de la evolución de las conclusiones de Mariátegui sobre la revolución mexicana.

9.- A través del tiempo, desde 1923 hasta 1930,   Mariátegui  experimentó una evolución en su apreciación del complejo desarrollo de la revolución mexicana. 

Inicialmente  él  consideró que la  revolución mexicana era “una estación del socialismo” (agosto de 1926), después, la consideró una revolución “democrático-burguesa” (setiembre de 1929), y por último, consideró que el proceso mexicano con su estado regulador (similar al “Estado anti-imperialista” que por imitación comenzó a proponer  Víctor Raúl Haya), se parecía a la tesis del “estado fascista” (marzo de 1930).

A continuación anotaré algunas ideas centrales del proceso de maduración del pensamiento de Mariátegui sobre la evolución de la revolución mexicana. 

En su conferencia del 21 de diciembre de 1923, cuyo texto se publicó el 5 de enero de 1924, Mariátegui afirmó “La dictadura de Porfirio Díaz produjo en México una situación de superficial bienestar económico, pero de hondo malestar social. Porfirio Díaz fue en el poder un instrumento, un apoderado y un prisionero de la plutocracia mexicana.(…) La política de Díaz fue una política esencialmente plutocrática (…) Los plutócratas, los latifundistas y su clientela de abogados e intelectuales constituían una facción estructuralmente análoga al civilismo peruano, que dominaba con el apoyo del capital extranjero al país feudalizado” (JCM, México y la revolución, COC T12, pag.39)

“Pero un pueblo que tan porfiadamente se había batido por su derecho a la posesión de la tierra, no podía resignarse a este régimen feudal y renunciar a sus reivindicaciones. Además el crecimiento de las fábricas creaba un proletariado industrial, al cual la inmigración extranjera aportaba el polen de las nuevas ideas sociales. Aparecían pequeños núcleos socialistas y sindicalistas. Flores Magón, desde Los Ángeles, inyectaba en México algunas dosis de ideología socialista. Y sobre todo, fermentaba en los campos un agrio humor revolucionario. Un caudillo, una escaramuza cualquiera podían encender y conflagrar al pais” (Ibid)

“(…)La revolución no tenía aún un programa, pero este programa empezaba a bosquejarse. Su primera reivindicación concreta era la reivindicación de la tierra usurpada por los latifundistas” (Ibid)   .

Dos años después, en agosto de 1926 escribió: “Las formas políticas y sociales vigentes en México no representan una estación del liberalismo sino del socialismo. Cuando el  proceso de la Revolución se haya cumplido plenamente, el Estado mexicano no se llamará neutral y laico sino socialista.

Y entonces no será posible considerarlo anti religioso. Pues el socialismo es, también, una religión, una mística (…)” (JCM, La Reacción en México, COC T12, pag. 43).

En octubre de 1927 afirmó: “La palabra revolución ha perdido en América, en un siglo de motines y pronunciamientos, la acepción que reivindica para ella la historia contemporánea” (JCM, La Guerra Civil en México, COC T12, pag. 46)

En julio de 1928 afirmaría: “El gobierno de Obregón representó un movimiento de concentración de las mejores fuerzas revolucionarias de México. Obregón inició un periodo de realización firme y sagaz de los principios revolucionarios, apoyado en el partido agrarista, en los sindicatos obreros y en los intelectuales renovadores.” (JCM, Obregón y la revolución mexicana” COC T12, pag.49)

“(…) Obregón no gobernaba a nombre de un partido, sino de una concentración revolucionaria, cuyas diversas reivindicaciones  constituían un programa. Pero esta aptitud para unificar y disciplinar las fuerzas revolucionarias, acusaba precisamente sus cualidades de líder, de conductor.” (Ibid)

“Obregón era  hasta hoy el hombre que merecía más confianza a las masas. En pueblos como los de América, que no han progresado políticamente lo bastante para que sus intereses se traduzcan nétamente en partidos  y programas, este factor personal juega todavía un rol decisivo(…) (Ibid)   

En setiembre de 1928 desarrollaría la misma idea señalada anteriormente: “La misma palabra Revolución, en esta América de las pequeñas revoluciones, se presta bastante al equívoco. Tenemos que reivindicarla rigurosa e intransigentemente. Tenemos que restituirle su sentido estricto y cabal. La revolución latino-americana será nada más y nada menos que una etapa, una fase de la revolución mundial. Será simple y puramente, la revolución socialista. A esta palabra agregad, según los casos, todos los adjetivos que queráis: “anti-imperialista”, “agrarista”, “nacionalista-revolucionaria”. El socialismo los supone, los antecede, los abarca a todos. (JCM, Aniversario y Balance, COC T13, pag. 146

(…) No queremos, ciertamente, que el socialismo sea en América calco y copia. Debe ser creación heroica. Tenemos que dar vida, con nuestra propia realidad, en nuestro propio lenguaje, al socialismo indo-americano. He aquí una misión digna de una generación nueva”. (Ibid) 

En setiembre de 1929 anotó: “Puesto que la Revolución mexicana se encuentra en su estadio de revolución democrático-burguesa, Vasconcelos puede significar, contra la tendencia fascista que se acentúa en el Partido Nacional Revolucionario, un periodo de estabilización liberal” (JCM, La lucha eleccionaria en México, COC T13, pag. 63

En marzo de 1930 concluyó: ”La observación atenta de los acontecimientos de México está destinada a esclarecer, a teóricos y prácticos del socialismo latinoamericano, las cuestiones que tan frecuentemente embrollan y desfiguran la interpretación diletantesca de los superamericanismos tropicales (…) México hizo concebir a apologistas apresurados y excesivos la esperanza tácita de que su revolución proporcionaría a la América Latina el patrón y el método de una revolución socialista, regida por factores esencialmente latinoamericanos, con el máximo ahorro de teorización europeizante. Los hechos se han encargado de dar al traste con esta esperanza tropical y mesiánica. Y ningún crítico circunspecto se arriesgaría hoy a suscribir la hipótesis de que los caudillos y planes de la revolución mexicana conduzcan al pueblo azteca al socialismo” (JCM, Al margen del nuevo curso de la política mexicana, COC T13, pag. 66)

“Pero el carácter y los objetivos de esta revolución, por los factores económicos a que obedeció y por la naturaleza de su proceso, son los de una revolución democrático-burguesa. El socialismo no puede ser actuado sino por un partido de clase, no puede ser sino el resultado de una teoría y una práctica socialistas.” (Ibid)

“Los políticos de la Revolución Mexicana, bastante distanciados entre ellos por otra parte, se muestran cada día menos dispuestos a proseguirla como revolución democrático-burguesa. Han dado ya máquina atrás. Y sus teóricos nos sirven, en tanto, con facundia latinoamericana, una tesis del Estado regulador, del estado intermedio, que se parece como una gota de agua a otra gota a la tesis del Estado fascista”. (Ibid)    

Me parece que tenemos el deber urgente de estudiar, en toda su amplitud y profundidad, el fallido experimento de la Revolución mexicana de inicios del siglo XX. Debemos   tener muy en cuenta, tanto sus aciertos, como  la lección de sus desviaciones y sus fracasos. Esa lección de comienzos del siglo XX nos servirá para evaluar los actuales  procesos “bolivarianos” que se vienen dando en Nuestra América en los últimos años. No podemos cometer el error de “volver a tropezar con la misma piedra”.

Miguel Aragón,
26 de enero de 2014   


RELACIÓN  DE ARTÍCULOS Y CORRESPONDENCIA  DE JCM, RELACIONADOS CON LA REVOLUCIÓN MEXICANA
(Y LATINOAMERICANA).

PRIMERA PARTE

1923, May                  JCM, Programa de las conferencias en la UPGP. Incluye: “La repercusión de la crisis en América.- Los Estados Unidos. La revolución mexicana. Su obra constructiva. La situación argentina. La situación chilena. La situación peruana.”, COC, T08, pag.11
1923, 15 Jun               JCM, 1a Conferencia en la UPGP: “La Revolución Social en marcha a través de los diversos pueblos de Europa”(La Crisis Mundial y el proletariado peruano), COC, T08, pag.15
1923, 30 Jun               JCM, El fracaso de la Segunda Internacional, COC, T08, pag.33
1923, 28 Set               JCM, Conferencia en la UPGP: ”La Agitación revolucionaria y socialista del mundo oriental”, COC,T08, pag.140
1923, 02 Nov              JCM, Conferencia en la UPGP: “Internacionalismo y Nacionalismo”, COC, T08, pag.156
1923, 21 Dic               JCM, Conferencia en la UPGP “La Revolución mexicana”, COC, T08, pag.166
1924, 05 Ene              JCM, México y la Revolución, COC, T12, pag.39
1924, 01 Ene              JCM, Conferencia en la UPGP: “El 1° de Mayo y el Frente Único”, COC, T.13, pag.107
1925, 13 Feb              JCM, La Perspectiva de la Política chilena, T12, pag. 140

SEGUNDA PARTE.- 

1924, Nov                   JCM, Fascismo sudamericano, Claridad N° 7, reproducido en LIR, pag.57
1924, 06 Dic               JCM, La Unidad de la América Indo-Española, T12, pag.13

1925, 01 Ene              JCM, Un Congreso de Escritores Hispano-americanos, T12, pag.17
1925, 13 Feb              JCM, La Perspectiva de la Política chilena, T12, pag. 140
1925, 20 Feb              JCM, Divagaciones sobre el tema de la latinidad, T03, pag.146
1925, 01 May             JCM, ¿Existe un pensamiento Hispano-americano?, T12, pag. 22
1925, 08 May             JCM, El Ibero-americanismo y pan-americanismo, T12, pag.26 
1925, 15 May             JCM, Introducción a un estudio sobre el problema de la educación Pública, T.14, pag.19
1925, 15 Ago             JCM, Oliverio Girondo, T12, pag. 106
1925, 07 Nov             JCM, José Ingenieros, T12, pag.103

1926, 07 Ago             JCM, La Reacción en México, T12, pag.43

1927, 01 Ene              JCM, Política uruguaya, T12, pag. 135
1927, 01 Ene              JCM, “Levante”, por Blanca Luz Brum, T12, pag.130
1927, 22 Ene              JCM, El Imperialismo Yanqui en Nicaragua, T12, pag. 144
1927, Feb                   JCM, El Problema Agrario, T13, pag.275
1927, 01 Jul                JCM, Principios de Política Agraria Nacional, T11, pag.149
1927, 09 Jul                JCM, Un libro de Discursos y Mensajes de Calles, T12, pag.95
1927, 24 Set               JCM, La Batalla de Martín Fierro, T12, pag. 115
1927, 08 Oct              JCM, Sanin Cano y la Nueva Generación, T12, pag.126
1927, 15 Oct              JCM, La Guerra Civil en México, T12, pag.46
1927, 22 Oct              JCM, “Indología” por José Vasconcelos, T12, pag.78

1828, Ene                   Carta de José A. Foncueva a José Carlos Mariátegui, desde La Habana, Corresp. TII, pag.345 
1928, 10 Ene              JCM, Las Elecciones en Estados Unidos y Nicaragua, T12, pag.147
1928, 21 Ene              JCM, “Los de Abajo” de Mariano Azuela, T12, pag. 84
1928, 01 Feb               Carta de Blanca Luz Brum a José Carlos Mariátegui, desde Santiago de Chile, Corresp.TII, pag.346
1928, 11 Feb              JCM, La Batalla Electoral de la Argentina, T12, pag.137
1928, 18 Feb              JCM, Itinerario de Diego Rivera, T06, pag.93
1928, 03 Mar              JCM, La Aventura de Tristan Marof, T12, pag. 124
1928, 10 Mar              JCM, La convención Internacional de Maestros de Buenos Aires, T14, pag.73
1928, 12 Mar              Carta de JCM a Emilio Roig L, en La Habana, Corresp.TII, pag.360
1928, 30 Mar              JCM, La Batalla del Libro, T12, pag.118
1928, 02 Abr              JCM, Carta Colectiva del Grupo de Lima (propuesta),
1928, 16 Abr              JCM, Carta al Grupo de México, Corresp, TII, pag.371
1928, 22 Abr              Carta de Tristan Marof a JCM, desde La Habana, Corresp.TII, pag.374
1928, 11 May             Carta de Esperanza Velázquez B a JCM, desde México, Corresp.TII, pag. 377
1928, 20 May             Carta de Víctor Raúl Haua a JCM, desde México, Corresp.TII, pag.378
1928, 20 May             Carta de César Sandino a JCM, desde Nicaragua, Corresp.TII, pag.380  
1928, 30 Jun               JCM, “El Nuevo Derecho” de Alfredo Palacios, T12, pag.99
1928, 15 Jul                Carta de Esteban Pavletich a JCM, desde El Salvador, Corresp.TII, pag.397
1928, 21 Jul                JCM, Obregón y la Revolución Mexicana, T12, pag.49
1928, 06 Ago             Carta de Tristan Marof a JCM, desde México, Corresp.TII, pag.208
1928, 16 Ago              Carta de Rafael Heliodoro Valle a JCM, desde México, Corresp.TII, pag.417
1928, 29 Ago              Carta de Alfredo Uruchurto a JCM, desde México, Corresp. TII, pag,427
1928, Set                    Carta de “Alejandro Rojas Z” (escrita por Haya)  a JCM, desde New York, Corresp.TII, pag.446,
1928, 08 Set               JCM, “Camino de Santidad” por Julio Navarro Monzo, T12, pag. 109
1928, 20 Set               Carta de José A. Foncueva, desde La Habana, Corresp.TII, pag. 438
1928, Set                    JCM, Aniversario y Balance, T13, pag.246
1928, 13 Oct              JCM, En el día de la Raza, T.04, pag.162
1928, 08 Nov              Carta de Rafael Heliodoro Valle a JCM, desde México, Corresp.TII, pag 470
1928, 01 Dic               JCM, Edwars Bello, Novelista, T12, pag.121          
1928, 22 Dic               La América Latina y la Disputa boliviano-paraguaya, T12, pag. 31

1929, 04 Ene              JCM, La Crisis de Reforma Educacional en Chile, T.14, pag.87
1929, 05 Ene              JCM, La Lucha Eleccionaria en México, T12, pag.52
1929, 19 Ene              JCM, Portes Gil contra la CROM, T12, pag.56
1929, Ene                   Carta de Carlos Manuel Cox a JCM, desde México, Corresp.TII, pag.710           
1929, 06 Mar              JCM, Veinticinco años de sucesos extranjeros, T08, pag.173
1929, 27 Mar              JCM, Orígenes y Perspectivas de la Insurrección Mexicana, T12, pag. 59
1929, 21 May             JCM, Punto de Vista Anti-imperialista, T13, pag.87
1929, May                  JCM, El Problema Indígena, T13, pag.21
1929, May                  JCM, El Congreso Sindical Latino-americano de Montevideo, T13, pag.119
1929, 11 Jun               Carta de JCM a José Malanca, en México, Corresp.TII, pag.578
1929, 28 Jun               JCM, “Seis Ensayos en busca de nuestra expresión”, por Pedro Henriquez Ureña, T12, pag. 73
1929, 02 Jul                Carta de JCM a José Malanca, Corresp. TII, pag.601
1929,10 Jul                 Carta de JCM a José Malanca, Corresp.TII, pag.604
1929, 14 Jul                Carta de Tristan Marof a JCM, desde México, Corresp.TII, pag. 607
1929, 30 Jul                Carta de Esteban Pavletich a JCM, desde México, Corresp.TII, pag.608
1929, 17 Ago              Carta de Esteban Pavletich a JCM, desde México, Corresp.TII, pag.615
1929, 23 Ago              JCM, Política colombiana, T12, pag.150
1929, 30 Ago             JCM, El movimiento revolucionario venezolano, T12, pag. 159
1929, 06 Set               JCM, Guillermo Valencia y Vasquez Cobos, T12, pag.151
1929, 06 Set               JCM, La reacción en México, T12, pag.62
1929, 11 Set               JCM, “La Revolución Mexicana” por luis Araquistain, T12, pag.89
1929, 13 Set               JCM, El Segundo Congreso Mundial de la Liga contra el imperialismo, T13, pag.212
1929, 25 Set               JCM, Instantanea del panorama eleccionario de Colombia, T12, pag.152
1929, 25 Set               Carta de JCM a Esteban Pavletich, en México, Corresp.TII, pag. 633      
1929, 27 Set               JCM, La lucha eleccionaria en México, T12, pag. 63
1929, 09 Oct              Carta de JCM a José Malanca, en México, Corresp.TII, pag.644
1929, 11 Oct              JCM, Política Argentina, T12, pag.140
1929, 15 Oct               Carta de Esteban Pavletich a JCM, desde México, Corresp.TII, pag.647
1929, 18 Oct               Carta de Blanca Luz Brum a JCM, desde México,Corresp.TII, pag. 651
1929, 25 Oct               JCM, La Federación Americana del Trabajo y la América Latina, T13, pag.173
1929, 07 Nov              Carta de JCM a Esteban Pavletich, en México, Corresp.TII, pag.662
1929, 07 Nov              Carta de Baltasar Dromundo a JCM, desde México, Corresp.TII, pag. 664
1929, 08 Nov              Carta de José Carlos Mariátegui a José Malanca, en México, Corresp.TII, pag. 666
1929, 22 Nov             JCM, La abstención liberal en Colombia,T12, pag. 155
1929, Nov                   Carta de Blanca Luz Brum a JCM, desde México, Corresp.TII, pag.688
1929, 13 Dic               JCM, La Ley Marcial en Haiti, T12, pag.161

1930, 27 Ene              Carta de José Malanca a JCM, desde “Villa Rica”-Chile, Corresp.TII, 721
1930, 15 Feb              JCM, Las Elecciones colombianas, T12, pag. 157
1930, 10 Mar              Carta de JCM a José Malanca, en Chile, Corresp.TII, pag.738
1930, 19 Mar              JCM, Al margen del nuevo curso de la política mexicana, T12,pag.66
1930, 12 Abr              Carta de Esteban Pavletich a JCM, desde México, Corresp.TII, pag.754

ANEXO.-

Como parte de esta recopilación, considero conveniente incluir la Relación de Fichas Bibliográficas sobre la Revolución Méxicana publicada por Jorge Falcón, que incluye  textos de varios autores publicados en Amauta y Labor. 

Jorge Falcón publicó dos relaciones de fichas en su libro Mariátegui: La revolución mexicana y el estado “anti” imperialista. Las cuales incluyen 30 fichas “México en Amauta”, y 10  fichas “México en Labor”.

X –X - X

 [La gran cantidad y variedad de artículos, de varios autores, sobre la Revolución Mexicana, que Mariátegui incluyó en la revista Amauta y en el priódico Labor, así como sus propios artículos publicados en las revistas Variedades y Mundial, nos dan una idea de la gran atención e interés que Mariátegui le dedicó a ese acontecimiento histórico que estremeció a todo el continente americano. 

Mariátegui apoyó el desarrollo de la revolución mexicana, pero no fue “un apoyo incondicional” y mucho menos una opinión servil. La opinión de Mariátegui fue sumamente crítica. 

Ese gran ejemplo de Mariátegui, debemos de asimilarlo y aplicarlo en el análisis de los procesos aparentemente revolucionarios, o reformistas,  que actualmente se están desarrollando en nuestro continente. (Agregado el 22 de febrero de 2018)].