viernes, 31 de enero de 2020

HAN GANADO TODAS LAS SANGRES



¿Rechazo al conservadorismo y al fascismo?

El Perú cívico se acerca a la realidad, a través de las elecciones extraordinarias para el congreso los ciudadanos que viven en el milenario territorio de costa, sierra y selva, tal vez por primera vez hacen llegar al congreso de la república a agrupaciones que ya son partidos y/o están caminando a convertirse en partidos políticos, siempre y cuando practiquen la democracia interna y tengan adherentes prestos a trabajar para fortificar a sus respectivos partidos.  

La sorpresa de estas elecciones es el movimiento religioso comunitario agrario –frepap- el mismo que vendría a redondear de lo que hemos dicho sobre que ganaron todas las sangres, expresión formulada por el escritor -literato y etnólogo- don José María Arguedas, un ilustrado compatriota que se educó siguiendo las costumbres y vivencias de los valores de la civilización milenaria peruana y en especial de la cultura andina inca/quechua. 

Arguedas no solo empleó la lengua quechua y la hispana para transmitir los aspectos de la civilización andina en cuanto a su manera de vivir y de organizarse hasta siglo XVI, en especial de la cultura inca, y que, a la llegada de los españoles todavía no se consolidaría como nación, esto último perjudicó su unidad imperial nacional en razón a tener menos de cien años de existencia. 

Sin embargo, llegó a ser un imperio poderoso gracias no solo a su rápida expansión y la de sus guerreros, encabezados por el mismo Inca; sino que tuvo un permanente trabajo destinado a una infraestructura material en caminos y en la construcción de acueductos que permitieron un avanzado proceso de  producción agraria, dirigido al autoabastecimiento alimentario para millones de habitantes; asimismo el desarrollo alcanzado estuvo en la forma de organizar a la población tanto en distribuir las tierras de cultivo, como de contar con los niveles de aprovisionamiento a consecuencia de la variedad de productos que rendían gracias al trabajo comunitario, teniendo los sistemas solidarios en el trabajo y en la vida de relación social a través del ayni, la minka y la mita.

Qué hubiera pasado si los españoles en lugar de llegar al comienzo del siglo XVI, hubiesen llegado pasado la mitad de ese siglo, es muy probable que los Incas estuvieran mucho mejor organizados y a la vez estarían en un proceso de perfeccionamiento del sistema de trabajo comunitario, elementos claves para su permanente tasa de crecimiento en la producción, ello estaría estrechamente relacionado en lograr unidad y promoción que conectaría a la autoridad de gobierno (Inca) y los señoríos organizados bajo los términos de una amplia y compartida solidaridad humana, de trabajo y de producción. Igualmente, habrían perfeccionado su utilización de los frutos de la tierra, respetando la naturaleza y la ecología, incluido lo que significaba los tambos o depósitos de bienes como prevención ante las catástrofes naturales.

Este nivel alcanzado lo convertía en un país territorialmente capaz de dar respuesta como nación organizada a elevar su poderío y el liderazgo en la región, asegurando su existencia imperial que lo llevaría a no esperar al conquistador europeo, y más bien, teniendo conocimiento de su llegada al nuevo mundo, irían al encuentro de ellos hasta las tierras del istmo de Panamá.

Otra hubiese sido la suerte de los andinos de costa/sierra/selva que al encontrarse con los conquistadores españoles medirían fuerzas en igualdad de condiciones, esto habría ocurrido gracias al mayor tiempo de la existencia del imperio, pues ello le permitió contar con mayores ventajas para sus ejércitos quechuas; pero esto no ocurrió, porque en realidad los españoles llegaron primero, y ellos intentaron colonizar a un imperio que, en puridad no necesitaba de ser sometido dado que la civilización andina había creado una cultura avanzada y tenía los elementos humanos capaces de producir lo suficiente para la vida individual y colectiva. Como también tenía un ejército organizado y aguerrido que fue materialmente el que ayudó a someter a las otras culturas.

Lo que ocurrió es que la fuerza bélica de los españoles era superior a la incaica y contando con ayuda de los señoríos sometidos por los incas, resultó que los conquistadores reforzaron sus fuerzas, aun cuando se vertiera mucha sangre para apoderarse de un imperio no consolidado y que todavía no había alcanzado a ser nación. La hazaña de los españoles no se debe medir en términos de una colonización, solamente fue una conquista militar y religiosa, por eso el Perú pasó la etapa de la conquista la cual permitiría tres siglos de existencia bajo los designios del virreinato de Lima, el mismo que se conocería  en el mundo entero gracias a su riqueza de oro y plata, connotando porque ese virreinato del reino español tuvo mucha riqueza y poder; sin embargo, los peruanos lograrían a través de la ayuda de los libertadores sudamericanos su independencia.

Empero, los andinos oriundos llamados los indios del Perú durante la república, eran no solo vistos como rezagos de una milenaria civilización; sino por el complejo de superioridad del centrismo occidental, el nuevo peruano criollo y mestizo le dio la espalda a los excluidos compatriotas indios. En estos doscientos años los peruanos originarios del Perú milenario hasta hace poco, inclusive hoy los peruanos, no han tenido la capacidad dispuesta para ser solidarios y reencontrarse con los indios del Perú.

Esto último se debe tomar con las miras de una perspectiva dirigida a afianzar la unidad ciudadana, pues desde ese momento todos los peruanos recuperarían la prestancia y fortaleza que se gozó en el imperio incaico y también durante el virreinato, poderío reconocido tanto en la América conquistada, como en el occidente y el mundo por la presencia del virreinato.  

Han tenido que pasar casi doscientos años para que el Perú independizado despierte del cerco de dominación de los caudillos militares, del autoritarismo y la presencia indomable de los grupos de poder político y económico de criollos y mestizos encumbrados, quienes fueron gobiernos y dirigieron la república -libre en apariencia- porque los poderes extranjeros en los distintos momentos de los años centenarios ejercieron la prelación neo colonial; sin embargo, en el siglo XIX, a través de los dos periodos de gobierno de don Ramón Castilla y la primera vez en que la civilidad gobernó bajo la presidencia de don Manuel Pardo, se presentarían los intentos de alcanzar a ser una república soberana.

En el siglo XX las cosas no cambiaron, siguieron igual, la república aristocrática y el piérolismo no se convirtieron en un ordenado despertar después de la catastrófica guerra del Pacífico; y luego el leguiísmo nunca llegó a convertir a la república en patria nueva, la misma que siguió sometida al autoritarismo entreguista, tanto de los gobiernos de los caudillos militares, como de los caudillos civiles (asolapados autoritarios) que no solamente aparecen en el siglo XX; sino también continuaron en el presente siglo XXI. 

Los caudillos que todavía gobiernan no pudieron formar partidos políticos, ni representaron nada nuevo que fortificara también a la sociedad civil, más bien se comportan tan igual que los autócratas militares como Cáceres, Benavides, Odría, y el de Fujimori con su alianza militar dirigida por el general “victorioso” Nicolás de Bari Hermoza, que resultaron tan corruptos y autócratas como los generales de principios de la república.

En consecuencia, el Perú no se desarrolló de acuerdo a los ideales libertarios, no hubo un liberalismo solidificado, más bien tuvo un desarrollo incompleto, porque su economía siguió dependiendo de los recursos naturales no renovables, esta situación continuó imparable en estos doscientos años de república. Asimismo, no podía ser una república de ciudadanos, ya que la mayoría india (indígena) en general, tuvieron una economía bajo el sistema de hacienda en el trabajo de la tierra, donde la explotación de las mayorías se daba en dichas haciendas, caso de la costa en que hubo el uso de técnicas modernas y la presencia sindical, en la sierra los predios estuvieron atrasados bajo el servilismo (casi semifeudal) donde la ignorancia era compartida entre los latifundistas y campesinos sometidos y explotados lejos de ser asalariados. 

En consecuencia, el Perú no fue una república completa, dado que postergó a las mayorías que eran la fuerza laboral agraria por excelencia, como también el hombre de la costa trabajó la hacienda la que, ya no lo manejaron los criollos herederos hispánicos, sino aparecían como dueños los consorcios extranjeros, esto último se trasladó también al trabajo de las minas, del comercio, los servicios de la banca y de la poca industria que existe, lo que tipificó un predominio de la economía internacional, cuyos propietarios son invisibles, porque representan intereses extra nacionales, como ocurre hasta ahora.

Estos acontecimientos desgarradores que sufrieron los ciudadanos del campo y de la ciudad, tuvo y tiene eco en la vida cultural y económica, pues al pasar y vivir bajo el neo colonialismo sin hacer caso a los valores universales de los pueblos que hicieron suyo los ideales de la democracia política, social y económica, esto no ocurrió en el Perú; sin embargo, hubo intentos de amaneceres de democracia política ya entrado el siglo XX, con gobiernos como el de 1945/48 presidido por el doctor José Bustamante y Rivero, que llegó al poder elegido por las bases apristas y medias, e igualmente otros intentos se grafican en la década del 60 con la presidencia de Fernando Belaúnde y la alianza AP/DC y después con la constitucionalidad vuelta realidad en 1980.

Estos intentos con Bustamante y Fernando Belaúnde estuvieron cerca de que el Perú republicano se encausara por la historia milenaria y por ello se valoró a los ciudadanos del Perú profundo, expresión elaborada por el historiador Jorge Basadre, y de otros intelectuales contemporáneos como los antropólogos Luís E. Valcárcel, Hidelbrando Castro Pozo y Uriel García y los científicos sociales como, José Matos, José María Arguedas, Aníbal Quijano e historiadores como Raúl Porras, Carlos Aranibar, Pablo Macera y los que han seguido a los ciudadanos mencionados, sin olvidar a los egregios Víctor Andrés Belaúnde que elevó la ideología del social cristianismo, y José Carlos Mariátegui de promover el socialismo que no sería ni calco ni copia (creación heroica). 

El trabajo de quienes mencionamos pareciera estar dando frutos, porque todos ellos hablaron de la reivindicación de los derechos humanos y sociales, como propugnaron la reforma agraria que, recién después de ciento cincuenta años, tuvo leyes en la década del 60: una, la que no pudo ser aplicada durante el primer gobierno de Belaúnde, porque la ley aprobada por el congreso de mayoría apro/odriísta entrampó su auténtica aplicación; y dos, son los militares octubristas de 1968 quienes batieron palmas con una ley de reforma agraria de carácter revolucionario. Empero, el tiempo pasado por reformar el campo, así como la precipitación en las decisiones sobre políticas de Estado en el campo agropecuario no se distinguieron por ser  exitosas en cuanto a su realización en términos de las formas de la propiedad y de gestión que dieran dichos frutos en favor del autoabastecimiento alimentario, tan importante para la vida de los peruanos que solamente fue plena durante la época prehispánica. 

Esto último volviendo al principio de lo que estamos escribiendo, ha tenido una importante narrativa en los movimientos políticos y sociales como pareciera con la agrupación del frepap que, por su propia decisión desde 1960 a la actualidad ha volcado su accionar en el campo agrario y la comercialización de alimentos. 

Este despertar, este descubrimiento, y esta sorpresa tienen ahora un actuar probablemente mucho más definido en favor de las reformas que se han intentado promover por parte del poder ejecutivo presidido por el ciudadano presidente Martín Vizcarra. Ello habrá de incluir, aparte del frepap, los comportamientos renovadores de los partidos –acción popular y somos Perú-, y en otros casos de quienes aparecen recientemente como el partido morado; es de suponer que los resultados electorales todavía no son definitivos y oficiales de parte de la ONPE, pues hay movimientos que si bien no tienen las cualidades históricas por la renovación de los cuatro partidos arriba  mencionados, también están sumándose a las reformas políticas, electorales y del sistema judicial: la alianza para el progreso y el movimiento podemos, acaudillado por el discutido general en retiro Daniel Urréstegui Elera. 

Expresamos nuestras disculpas por el olvido de otros movimientos como los de la izquierda, la cual indiscutiblemente se suma a este nuevo escenario de reformas, por supuesto que nunca podemos dejar de pensar que todavía tienen existencia movimientos aunque bastante disminuidos en su representación congresal, caso del fujimorismo filo fascista portador del anticambio neoliberal.    

Este último pertenece a los movimientos conservadores que ahora tienen una pequeña representación en el congreso. Asimismo, el pueblo peruano también ha licenciado a otros movimientos conservadores, como el alanismo/aprista y solidaridad de Castañeda y del fascista López Aliaga; igual licencia ha recibido el partido ppc, este movimiento que no cuajó porque trató de esconder su conservadorismo, sus caudillos como Bedoya Reyes, Antero Flores Araoz y Lourdes Flores, conciente o inconcientemente manipularon la doctrina social cristiana intentando introducirla al credo conservador, la ideología socialcristiana es distante como para ser concordada con la derecha.  

En una palabra, la ciudadanía cancela la presencia en este congreso extraordinario de estos movimientos y de otras “agrupaciones” si es que se pueden llamar así, caso de vamos Perú (ex chimpún Callao de Álex Kouri) de Juan Sotomayor García y el Perú nación de Francisco Diez Canseco Távara. Es de esperar que nunca más vuelvan al campo político, porque nada  aportaron, pero sí restaron la importancia a los cambios sociales y públicos.

Empero, no todo resulta color de rosa, por ejemplo el caso del frepac, después de dos décadas alcanza una sorprendente mayor votación, de un movimiento que ideológicamente responde a una forma religiosa que aparece combinando los contenidos del viejo testamento y alguna simbología andina. Este es un precedente en un movimiento que tiene enraizado lo religioso, que forma parte de una ideología que practican y las mentalidades de sus cercanos adherentes no escapan de su sectarismo que lo haría reaccionario, contrario a la conceptualización renovada dirigida a fortalecer aspectos relacionados con el principio de respetar la dignidad de la persona humana y la equidad ciudadana, en especial en lo referente a vivencias de género en términos de igualdad entre mujeres y hombres así como su paridad y reconocimiento de las minorías. 

El frepac tiene que tener presente que la constitución dispone que el Estado es laico y no puede accionar bajo consignas religiosas, perturbar aspectos tan precisos e imprescindibles de lo que es laicidad se hace importante en la vida pública, no cabe cambiar estas políticas de Estado y de gobiernos, el comportamiento ciudadano se desarrolla en el contexto de la democracia, lo que resulta contrario a las ideas fundamentalistas, porque ellas se acercan a los gobiernos para infiltrar ideas autoritarias, poniendo en riesgo la democracia. 

Finalmente adelantamos juicios sobre los ganadores de las elecciones 

Hay partidos que ganaron por razones circunstanciales. Otros pudieron tener mayores votaciones como AP y el PM que se han renovado, dejando atrás los pasados recientes de quienes dudan de las reformas en  democracia; sin embargo, la lista de acción popular tuvo fallas porque no aparecen liderazgos, a pesar de pertenecer a la tercera generación partidaria, debieron responder haciendo notar que son diferentes a los anteriores y que ellos representan a un porvenir diferente. Los ataques no reflexivos y la carencia de las reacciones inmediatas y sustentadas de sus miembros para clarificar el panorama los ha hecho perder votos cuando en la encuestas  estuvieron cerca del 15% del total, en especial de Lima Metropolitana, “votos que pierdes los ganan los otros movimientos”.

El caso del partido morado, también perdió votos, en especial en grupos medios, les faltó agresividad para debatir sobre sus propuestas, este hecho le restó votos, pero lo más contrario fue que uno de sus candidatos de trayectoria fue expulsado por su conducta en el maltrato dado a su mujer; a este hecho se  sumó que su presidente y jefe tuvo un comportamiento bochornoso y que no se supo defender, estos dos hechos fueron clave para restarle votos.

La lista de izquierda de nuevo Perú sufrió la pérdida de votos, y que lo ha llevado a que no cruce la valla del 5%; los votos potenciales de la izquierda se trasladaron a la upp que encabeza Antauro Humala; sin embargo, es pertinente dudar de que upp sea un movimiento neto de izquierda, pareciera que es un movimiento nacionalista y con evidentes rasgos autoritarios, a ello se agrega que estaría cerca al frepap en cuanto a no considerar las minorías sexuales y se dudaría de sus votos en el plenario de que sus representantes estén necesariamente, a favor de las reformas públicas porque parece que no se ajustan al ideario y accionar de lo democrático representativo, es una fuerza política que estaría viviendo el confuso ideario de un nacionalismo irreflexivo.

El frepap apoyado por votos de la protesta, de la honestidad escondida de los pobres que votaban por el fujimorismo, y como hemos comentado es un movimiento que conlleva en su ideología el fundamentalismo religioso nada favorable a la vida de la democracia laica que señala la constitución, tal vez en conocimiento de las reformas dado lo variopinto de sus representantes, dudamos de su integridad para sacar dispositivos que canalicen las reformas públicas: políticas y judiciales, por decir lo menos. ¿Estarán en condiciones de dictar dispositivos básicos que conduzcan a la reforma del Estado en cuanto a su organización?

Los movimientos últimos como frepap y upp no están lejos de una alianza, como también de formar un frente con el fujimorismo disminuido, no olvidar que Martha Chávez dijo que podía aliarse con el frepap, lo cual sería efectivo porque a nuestro entender el voto escondido de la plantilla fujimorista del sector popular y de los pobres se trasladaron a votar por el frepap.

En el otro frente, vemos que existiría entendimiento entre el partido morado, acción popular, alianza para el progreso, somos Perú e inclusive el frente amplio de izquierda, porque están mejor enterados de una agenda que de prioridad a las reformas quedadas truncadas y que dejaron los congresistas del parlamento disuelto. Asimismo, no necesariamente este grupo de partidos es de extremismos, ni de izquierda ni derecha, son representantes de organizaciones que demuestran en su accionar político su moderación, no se espera de ellos ningún tipo de obstaculización y confrontación con el ejecutivo.

Atentamente,
Fernando Arce Meza                              Surco, 30 de enero del 2020

jueves, 30 de enero de 2020

LOS RESULTADOS ELECTORALES




Escribe: Milcíades Ruiz 

Las elecciones congresales complementarias del 26 de enero, pueden ser analizadas desde diversa perspectiva y esta, es una más, pero entre nos. Ellas se han dado en condiciones de degradación moral de líderes y partidos políticos comprometidos con la corrupción. Los resultados electorales reflejan la animosidad con que la población ha tomado la coyuntura. Habría que ver la génesis de esta situación para tener una apreciación consistente.

Hay factores que han influido notablemente en la psicología social. La indignación ciudadana por la conducta de los líderes y sus partidos políticos manchados por la corrupción crearon condiciones electorales adversas para estos. En la lógica social había una predisposición a patear el tablero y por eso, tenemos un alto porcentaje de votos en blanco, viciados y no emitidos, alrededor del 50% de electores.

Otros han preferido probar como se hizo con el “chinito” y han derivado sus votos a los partidos menos manchados que han elevado su votación en razón inversa a los partidos más corruptos. Los que han perdido la fe en la política, se han refugiado en la religión, como lo hacen muchas personas frustradas. En tanto que otras, piensan que el caos se arregla con militarismo radical. Religiosos y radicales militaristas sumaron 16% de la votación.

No es la primera vez que el desengaño político ocurre en la historia de nuestro país clamando cambiar de raíz la podredumbre gubernamental. La bonanza pasajera derivada de las concesiones de nuestros recursos naturales genera condiciones de corrupción. Sucedió con el salitre, guano de islas, caucho, petróleo y otros recursos. Esta vez, ha sido el mal uso de la carroña de la inversión extranjera minera con la bonanza de precios.

Otro factor ha sido la poca importancia que se ha dado al evento. Los partidos han probado con candidatos de baja solvencia política dado el poco tiempo disponible y el escaso periodo de gobierno por complementar. Los principales se han guardado para el 2021 y entonces los partidos han sido poco serios en la conformación de listas, de modo tal que, muchos de los designados no tenían ni idea de las condiciones del trabajo legislativo.

No podemos quitarle mérito al poder de la prensa en la manipulación política de la población. La prensa ha escarbado y exacerbado hasta el sadismo lo que los fiscales anticorrupción iban desbrozando. La explotación mediática de casos guardados estratégicamente, han generado simpatías y antipatías políticas dirigidas. Por ejemplo, sacar a la luz un vídeo vergonzoso en la antesala de las elecciones le ha mermado votos a un partido favorito en las encuestas. 

Pero son muchos los casos de manipulación mediática de este poder fáctico que genera las condiciones subjetivas políticas. El presidente Vizcarra, ha sido y es constantemente azuzado para obrar como lo ha hecho. Lo mismo han hecho con las bancadas de izquierda parlamentaria y los resultados electorales reflejan los efectos. La composición política del Parlamento ha variado como resultado de la coyuntura, pero es solo una pichanga antes de jugar de a verdad.

Por lo que hemos visto de este proceso político, se avizora entonces un Parlamento precario de menor calidad ideológica, puesto que la gran mayoría son aprendices y carecen de formación política. La desadaptación de fanáticos religiosos y militaristas a los procesos políticos será una limitación que restará eficiencia para un breve periodo de gobierno legislativo, en un año de dificultades económicas, agudización de conflictos sociales y con interferencia de intereses de campañas electorales con miras al 2021.

Este panorama de incertidumbre política para el 2020, resulta nociva para los negocios pequeños y grandes, desalienta la inversión y la productividad, reduciendo el PBI. El riesgo político social, es alto. Habrá descontento en la población y nuevas frustraciones. En el 2019 solo hemos crecido 2.4%, por debajo del crecimiento de nuestras necesidades, y del aumento de población, incluyendo venezolanos. Aunque la ministra de economía anuncia que este año creceremos 4%, la verdad es otra. La delincuencia crecerá mucho más.

En cuanto a la participación electoral de la izquierda, también el repudio ha llegado a los partidos más manchados por la corrupción y malos manejos. Un buen sector ha viciado sus votos en protesta, o por desencanto. Con mayor número de partidos participantes en las elecciones, la izquierda ha obtenido menor número de escaños. En el 2016 el FA obtuvo 20 curules, 11 de Tierra y libertad y 9 de los demás partidos del frente. El movimiento “Sembrar” de Verónica Mendoza sacó por lo menos 2 curules, uno en Cusco y otro en Lima (Vilca). 

Esta vez, como Nuevo Perú, perdió todas sus curules a pesar de su alianza con los partidos tradicionales. La soberbia y los ataques a los gobiernos de Cuba, Venezuela y Bolivia, parece haberle pasado la factura, lo que quizá amerite una revisión de su desempeño como lideresa y candidata. En cambio, el FA sin ella, ha obtenido el 6° puesto a nivel nacional (7,24%) por encima de UPP, APP y Somos Perú. lo que revela las diferencias de manejo político.

Entre los partidos de izquierda solo el FA pasó la valla electoral con 808,559 votantes, (6,21%- 9 escaños). Juntos por el Perú con 7 partidos y otros grupos, 619,901 votos (4,76%) y Patria Libre, 447,334 (3,44%). Toda la izquierda sacó 1´875,794 votos (14,41%). Como se puede apreciar, JPP y PL, que estuvieron aliados, han sumado 8,2% que no solo hubieran superado la valla, sino también al FA.

La izquierda ha sacado importante votación en provincias: FA en 11 regiones, JPP en 10 y PL en 5, siendo Apurímac la de mayor apoyo con el 30,6% de votos, estando Cusco entre los de menor apoyo. El siguiente cuadro nos da una visión más detallada.

RESULTADO ELECTORAL DE LA IZQUIERDA
%
ORDEN
Cajamarca
FA
9,04
3

JPP
6,00
7
Cusco
FA
5,33
8
Arequipa
FA
7,85
4
Apurímac
FA
18,16
1

JPP
7,43
5

Perú Libre
5,01
8
Puno
FA
14,1
2

Perú libre
8,6
4
L Libertad
FA
9,78
3
Huánuco
JPP
4,25
8
Hcavelica
FA
9,53
4

Perú libre
6,40
5
Ancash
FA
5,36
7
Amazonas
FA
20,52
1
Piura
JJP
5,16
7

FA
5,13
8
Lima + exterior
FA
5,69
6

JJP
4,90
8
Callao
Perú libre
8,57
3
Lambayeque
JPP
11,47
2
San Martín
JPP
4,96
5
Junín
Perú Libre
11,32
1

JPP
6,45
6
Loreto
JPP
7,93
4
Pasco
JPP
8,07
3
Lima provincias, Ica, Ucayali, Madre de Dios no reportan votos de izquierda Fuente: ONPE

Estas elecciones sirven también para evaluar la gestión de los líderes de la izquierda, aunque el evento es circunstancial solamente. En términos de derecha e izquierda, la nueva conformación del congreso tendrá siempre una abrumadora mayoría de bancadas de derecha defensoras del neoliberalismo y contrarias a una nueva constitución. Estos son los resultados a nivel nacional.


Espero que lo dicho sirva para la reflexión y no para lamentaciones ni señalamientos irracionales. Lo importante es lo que se haga para la siguiente campaña electoral mejorando nuestro trabajo político. Salvo mejor parecer.

Enero, 2020



EL FRACASO DE LAS ELECCIONES DEL 26 DE ENERO

Foto: OtraMirada

Las elecciones del 26 de enero han sido un fracaso para el Perú y, en especial, para la izquierda. Estas elecciones fueron convocadas por la disolución del parlamento el 30 de setiembre de 2019 y se suponía debían ser el inicio de una salida política a la misma. Sin embargo, por los resultados electorales, tendremos un Congreso conformado mayoritariamente por partidos que no tienen propuesta política y que suelen moverse de acuerdo al dictado de los medios que expresan el ánimo conservador de las élites o peor todavía, de las ambiciones personales de sus integrantes. Si las cosas discurren como señalamos la crisis se profundizará con imprevisibles consecuencias en el corto plazo.

Es bueno recapitular y señalar que estamos en este punto porque la renuncia del hoy ex presidente Kuczynsky dos años atrás, señaló un hito muy importante en el agotamiento del régimen instaurado por Fujimori y Montesinos en abril de 1992. Esta renuncia abrió un período en que la ultraderecha fujiaprista intentó tomar el poder por medio de un golpe parlamentario lo que fue impedido por el Presidente Vizcarra con la disolución del Congreso. Los neoliberales a ultranza fueron derrotados por los neoliberales reformistas con el apoyo poco diferenciado de la izquierda. Estas idas y vueltas en las alturas, en las que la presión de la movilización popular nunca llegó a ser decisiva, buscaban un momento de resolución, aunque fuera provisorio. Este era el sentido de la iniciativa de Vizcarra —disolución más elecciones congresales— pero la resolución no se ha producido. Estamos, nuevamente, con una crisis de régimen abierta pero sin salida a la vista.

Algunos señalan que el gran logro de estas elecciones extraordinarias es la casi desaparición de la extrema derecha, expresada en el fujimorismo, el APRA y Solidaridad Nacional. Es verdad, es un alivio no verlos más como protagonistas. Sin embargo, el más importante de ellos Fuerza Popular, nombre actual del fujimorismo, se reduce al 7% y está golpeado pero allí sigue. Los otros dos sí están en cuidados intensivos y con pronóstico reservado.

La agenda central del Congreso elegido debería ser culminar la reforma política, pero por lo que han dicho en campaña los ganadores esta no parece ser su intención. Menos todavía ligar reforma política con debate constitucional. Peor aún, partidos como Acción Popular y Alianza para el Progreso han opinado en el pasado de todas las formas posibles, muchas veces a favor y en contra de lo mismo. De Podemos, el partido de José Luna, se puede esperar cualquier cosa, ya lo ha demostrado en legislaturas pasadas. El FREPAP, por otra parte, la gran novedad por el número de curules, tampoco tiene un programa claro, más allá de la defensa de los fueros de su culto. ¿Cuál podrá ser entonces la dinámica de un parlamento corto, apenas dieciséis meses, con una agenda apretada?

Creo que la respuesta no puede estar sino en la campaña electoral para las elecciones generales del 2021. Si el parlamento no da la talla, esperamos que la campaña electoral presidencial pueda levantar los problemas de fondo y las propuestas necesarias para encararlos. Esto significa que los liderazgos en competencia presidencial señalen unos y otros y le den así un sentido al parlamento elegido y a la campaña electoral misma. De esta forma, las elecciones generales de 2021 puedan llevarnos a una salida para la crisis de régimen.

Esta vez no habrá disculpas, los liderazgos que no estuvieron en la campaña de 2020 “para no desgastarse” deberán estar el 2021 para legitimarse o desparecer. Las ausencias de Julio Guzmán o Verónika Mendoza como cabezas de lista de sus agrupaciones tienen relación directa con la pobre perfomance de las mismas. Salvador del Solar pasa caleta porque esté “ausente”, qué pena. De igual manera, que no hayan existido banderas centrales sobre las cuales debatir, sino a lo sumo “listas de lavandería” como agenda parlamentaria o simple ausencia de propuestas, dice de la falta de seriedad con que se ha encarado la elección.

Vizcarra, por su parte, si el parlamento cae en la malagüa, podrá seguir gobernando como si no hubiera Congreso, con la agenda neoliberal de la que ha hecho gala en las últimas semanas. Toca al movimiento social organizar una respuesta contundente y señalar que la reforma política no significa liquidar los derechos sociales. La ventaja para los que reclamen será que pronto empieza la campaña presidencial y la posibilidad de enlazar sus reivindicaciones con los programas electorales que se presenten, desnudando a unos y encumbrando a otros, de acuerdo a su sintonía con el pueblo.

Para la izquierda el reto sigue siendo el mismo: levantar la necesidad de un proceso constituyente como salida para la crisis de régimen o ahogarse en la mazamorra. Muchos dicen que su falta de unidad es la responsable de sus pocos congresistas, que sumando los votos de las tres o cuatro organizaciones de izquierda se ganaba la elección. Hay algo de cierto en ello y ojalá que la próxima vez solucionen los problemas internos con primarias bien hechas y un candidato unitario. Frente a la plata de la derecha el recurso de la izquierda es la unidad. Pero me atrevo a decir que esto no es suficiente, una unidad pegada con babas serviría de poco. La unidad debe estar sellada por un liderazgo elegido democráticamente y con un propuesta de futuro para el Perú.

Por favor, no volvamos a llorar sobre leche derramada que sigue estando en juego el país.