Los hechos
nos llevan a pensar que cuando intentamos buscar una explicación al ataque del
3 de enero —cuando EEUU asesinó en territorio iraquí al general Soleimani— se
debe partir necesariamente de aceptar que mientras en las decisiones políticas
prime la ignorancia, resultará difícil, por no decir imposible, recurrir a un
análisis racional.
En el siglo
VI antes de Cristo, específicamente durante el año 550 (un poco más de 2.300
años antes que surgiera Estados Unidos) Ciro II el Grande, quien había
unificado a los persas, conquistó Babilonia, Siria, Irak y parte del Asia
Menor. Una de las características de su gobierno fue tratar a los países
sometidos con respeto a sus costumbres y tradiciones y hasta con magnanimidad,
generando un concepto novedoso en la antigüedad. Su hijo Cambises II continuó
su labor tomando Egipto y creando el mayor imperio conocido en la región en
toda la historia.
© AFP 2019 / Yasin Akgul
Mucho más recientemente, durante la penúltima
década del siglo pasado, Irán derrotó a Irak tras una guerra de ocho años a
pesar que Saddam Hussein recibió el apoyo financiero, militar y político de
Occidente en el afán de destruir la revolución islámica.
Solo Donald
Trump con su ignorancia y arrogancia habitual puede justificar la barbarie
cometida diciendo que "Irán nunca ganó una guerra, pero nunca perdió una
negociación".
Eso nos
lleva a pensar que cuando intentamos buscar una explicación a los hechos
ocurridos a partir del 3 de enero —cuando Estados Unidos asesinó en territorio iraquí al general Soleimani— se debe partir necesariamente de
aceptar que mientras en las decisiones políticas prime la ignorancia resultará
difícil, por no decir imposible, recurrir a un análisis racional que determine
causas de tales acontecimientos.
Cuando no
hay causas racionales, solo la prepotencia imperial y —en este caso— el afán de
Donald Trump de relegirse en la presidencia de Estados Unidos recurriendo para
ello a cualquier método, podría arrojar una explicación que entregue
instrumentos para entender por qué se pretende llevar al mundo a la guerra
permanente, destruir el sistema internacional, echar abajo todo lo avanzado por
la humanidad para lograr una convivencia pacífica a través de un cuerpo de normas
incluidas en el derecho internacional y que haga suponer que la utilización de
la fuerza, la amenaza, el chantaje, la prepotencia y la guerra deben ser los
instrumentos a través de los cuales se establezcan las relaciones entre las
naciones y los pueblos en el planeta.
© AP Photo / Koji Sasahara
Pero incluso, cualquiera podría preguntarse si los
designios que se propuso Estados Unidos fueron obtenidos. La contundente
respuesta es no. Se produjo todo lo contrario, consiguieron propósitos que
habían sido imposibles de lograr en el pasado.
Lo primero
es que el Ayatola Ali Jameneí, líder supremo de Irán se demoró
menos de 12 horas en nombrar al general de brigada Esmail Qaani como sucesor de
Soleimani, dando cuenta de la existencia de una fuerza militar estructurada a
partir de un liderazgo compartido a través del cual los caídos pueden ser
rápidamente sustituidos sin que se creen contratiempos ni alteraciones en el
mando. Jameneí además expuso un alto contenido simbólico al expresar en el
decreto de nombramiento: "Traspaso el comando de la Fuerza Quds al mayor
general Esmail Qaani". Es decir, fue una transferencia del mando o, dicho
en otras palabras, dio a entender claramente la continuidad en la conducción de
la Fuerza. Si el objetivo era 'descabezar' a Al Quds, el mismo no fue
logrado.
De otra
parte, las declaraciones de Trump y Pompeo exponen un total desconocimiento del
islam y de la relación que tienen los musulmanes con la
muerte a diferencia de Occidente. Mucho menos del martirologio como la
expresión más alta y el deseo supremo de todo musulmán para finalizar su vida.
Lo dijo el
secretario General de Hezbola Hassan Nasrallah: "Soleimani, quien ha visto
cumplirse sus esperanzas y cuyos últimos deseos se le han otorgado, recibió la
honorable medalla de martirio para convertirse con mérito en el maestro de
mártires del Eje de la Resistencia". Agregando posteriormente: "Así
es como vemos la escena y la situación. En cuanto a nosotros, que nos quedamos
detrás de él, seguiremos su camino, trabajaremos día y noche para lograr sus
objetivos y llevaremos su estandarte en todas los campos y frentes. Con la
bendición de su sangre pura, las victorias del Eje de Resistencia se
amplificarán aún más del mismo modo que este se vio fortalecido por su
presencia continua y su lucha implacable”. Si el objetivo era suprimir una
figura descollante en la lucha contra el terrorismo, la respuesta señala lo
opuesto, su presencia estará activa en la lucha de los pueblos de la región por
sacudirse la opresión imperial.
En esa lógica, si se trataba de insuflar miedo en
el pueblo iraní para que retiraran su apoyo al Gobierno y a la república
islámica vale decir que millones de ciudadanos salieron a las calles para
pedir venganza por el asesinato del general Soleimani. En muchas ciudades de
todo el país el pueblo persa mostró su determinación de vengar al
general Soleimani, cerrando las oraciones alabando a Heydar calificativo de Alí
Bin Abi Taleb, yerno del profeta Mahoma y símbolo principal de los chiíes. No
logaron amedrentar ni aterrorizar. El efecto fue contrario, generando unidad y
pasión nacional
Pero además,
como resultado colindante del ataque se debe resaltar la unanimidad no
existente en el pasado para que las fuerzas políticas de Irak decidieran la
inmediata salida de las fuerzas militares extranjera del territorio de su país.
Si el objetivo era atraerse el apoyo de un sector de la opinión pública iraquí
contra Irán, no lo lograron.
Tras el
ataque del 3 de enero los dirigentes del partido demócrata de estados Unidos
reaccionaron con vehemencia en contra de la decisión de Trump. Nancy Pelosi,
presidenta de la Cámara de Representantes denunció que la acción era ilegal porque en el marco de la
Constitución de Estados Unidos debió haber recibido aprobación del Congreso.
Así mismo, todos los precandidatos demócratas, desde Bernie Sanders hasta Joe
Biden criticaron la acción bélica alegando que era una provocación Este último
aseveró que: "La declaración de la Administración dice que el objetivo fue
disuadir futuros ataques de Irán, pero esta acción casi seguramente tendrá el
efecto opuesto", advirtiendo que Teherán "seguramente
responderá", como efectivamente ocurrió. Si el objetivo era dividir a los
demócratas atrayendo a un sector del mismo y generar unidad nacional, eso no
ocurrió.
La acción
terrorista de Estados Unidos del 3 de enero solo fue apoyada por Israel, Gran
Bretaña, Alemania, Brasil y la ultraderecha fascista mundial. Esta vez no
funcionó el "o están con ellos o están con nosotros" que le permitió
a Bush instalar transitoriamente un mundo unipolar en 2001. Si el objetivo era
generar apoyo mundial a Estados Unidos, eso no se logró.
De manera inmediata a la acción, el Gobierno de
Israel convocó a su Consejo de Seguridad Nacional, y puso a su Ejército en
estado de máxima alerta, no antes de la acción, sino después que ella fue
realizada, informando de inmediato y con terror a su opinión pública que no
estaban tras el evento, aunque le dieron su apoyo. En este caso, si bien Trump
logró el objetivo de pulsar positivamente la lealtad ilimitada de Israel, este
pudo constatar que ante una acción de tal magnitud Washington no se siente
obligado a informarle por lo que, si hubiera habido una respuesta inmediata
contra objetivos israelíes, estos debían valerse por sí mismos. En el ajedrez
de Oriente Medio, Israel debe haber entendido que es peón, no rey. Si el
objetivo era generar tranquilidad en su principal aliado, el mismo no fue
cumplido.
En ese mismo
ámbito el terror forjado entre os aliados de Estados Unidos, la actitud de
Arabia Saudí y los Emiratos Árabes Unidos es patética. En ese ámbito, David
Byman investigador del Centro de Política Estadounidense en Oriente Medio del
Brookings Institute y profesor de la Universidad de Georgetown, conocido por su
profundo sentimiento antiraní lamentó "la falta de aliados de Estados
Unidos en estos momentos, salvo quizás Arabia Saudí, aunque tanto esta última
como los Emiratos están ya pidiendo una desescalada". Si el objetivo fue
cohesionar sus fuerzas, esto no fue posible.
Rusia y China reaccionaron de inmediato rechazando la
acción, posesionándose aún más en contra de la utilización de la intimidación y
la fuerza en las relaciones internacionales. Así mismo, ambas potencias
decidieron asumir un papel más activo en la lucha por la contención de las
acciones terroristas y a favor de la paz. Si el objetivo era sacar provecho del
ataque, mandando una señal de fuerza a sus enemigos estratégicos, ese objetivo
tampoco se
cumplió. Sin poder afirmar si tal visita
estaba planificada de antemano, es menester reconocer la presencia del
presidente Putin en Siria y Turquía tan solo dos días después del asesinato de
Soleimani. Cierta racionalidad que era fácilmente comprensible, podría haber
indicado que el presidente ruso suspendiera tales visitas, sin embargo, no lo
hizo, enviando así una fuerte señal, al estar en persona en el lugar de los
acontecimientos.
Por supuesto
que tenía que haber una respuesta, pero quienes esperaban bombas en las
capitales europeas y misiles lanzados sin control contra objetivos civiles de
los países cercanos, deberían saber que contrario a lo que habitualmente se
afirma (y que los medios de comunicación se han encargado de sembrar) hay que
decir que Irán tiene una larga tradición de racionalidad en su política
exterior.
Actúa a
partir de sus objetivos estratégicos que no serán abandonados. Ante una acción militar,
la respuesta ha sido militar, dirigida a blancos precisos muy bien
seleccionados. Su venganza fue demostrar que Estados Unidos no es intocable
como pregona Trump. Desde Pearl Harbor en 1941, nunca (salvo incursiones de los
vietnamitas en su guerra de liberación) una base militar de Estados Unidos
había sido atacada directamente en una acción reivindicada oficialmente por
otro Estado. Si el objetivo era mostrar poder y supremacía, el objetivo no fue
logrado. Ha quedado claro que las fuerzas armadas de Estados Unidos pueden ser
golpeadas en su propia madriguera, causado el temor de ellas y de sus aliados y
la moralización de Irán y de los combatientes del eje de la resistencia.
Cuando se
hizo evidente que Irán respondería, asomó el terror por un lado y la hipocresía
por otro. Alemania que apoyó irrestrictamente a Estados Unidos, después de
manera vergonzosa, (como viene siendo la tónica de Europa en los asuntos
internacionales) llamó a Teherán a actuar con moderación en su respuesta.
El ministro de Relaciones Exteriores alemán, Heiko
Maas, afirmó que buscaría conversaciones con Irán para tratar de reducir las
tensiones y "hacer todo lo posible para contrarrestar una nueva
escalada de la situación: en las Naciones Unidas, la Unión Europea y
en el diálogo con nuestros socios en la región, incluso en conversaciones con
Irán". Afirmó con miedo contenido que cualquier provocación ahora podría
conducir a una espiral incontrolable de violencia, con
consecuencias imprevisibles para toda la región y también para nuestra
seguridad en Europa".
Así mismo,
el antes mencionado profesor Byman opinó a este respecto que esperaba que en
cualquier caso Irán no permitiera "que estos ataques se salgan de control
de tal forma que Estados Unidos [no] se vea obligado a movilizar sus fuerzas e
ir directamente a una gran guerra que Trump siempre ha temido". ¿Quién
está asustado, Irán o los aliados de Estados Unidos? No cumplido.
El propio
asesor de seguridad nacional de la Casa Blanca, Robert O'Brien, dijo que
cualquier represalia iraní en respuesta al asesinato de Soleimani por
parte de Estados Unidos sería una "decisión muy mala", manifestado la
esperanza de que Estados Unidos mantenga buenas relaciones con Irak tras el ataque realizado en su territorio.
En el colmo
de la desfachatez, Estados Unidos envió a través de Suiza y de Catar por
separado un mensaje oficial solicitando "que el tamaño de la respuesta
iraní no exceda el límite de venganza solo por Soleimani". Si el objetivo
era causar temor en Irán, pareciera que el temor está del lado de los
atacantes. Tampoco fue cumplido.
Estados
Unidos se enfrenta ahora a la posibilidad de escalamiento del conflicto. Eso
incluye la posibilidad de cierre del estrecho de Ormuz paralizando todo el
comercio marítimo de petróleo del golfo Pérsico, provocando una debacle
económica mundial de la que no saldría bien parado. Si el atentado terrorista
tenía la intención de mandar un mensaje a la OPEP, tampoco se cumplió, los
precios del petróleo comenzaron a subir como antecedente de un desastre mayor
que podría ocurrir. Vale agregar el desplome de las bolsas en todo el mundo,
causando zozobra e incertidumbre en los mercados y en los pronósticos de la
economía mundial.
Trump afirmó que con el asesinato de Soleimani se
proponía alcanzar la paz en la región y detener una guerra. ¿Por qué entonces
todas sus declaraciones posteriores han sido encaminadas a seguir amenazando y
escalando el conflicto? Si se trataba de alcanzar la paz y la tranquilidad,
¿por qué Estados Unidos ordenó a sus ciudadanos abandonar Bagdad? ¿Por qué
cerró su consulado en esa ciudad? ¿Por qué se suspendió el vuelo de aeronaves civiles
sobre el golfo Pérsico? ¿Por qué la selección de fútbol de Estados Unidos
suspendió sus entrenamientos en Catar? ¿Por qué la OTAN ha anunciado el retiro
de parte de sus tropas de la región? Objetivo no cumplido, en vez de generar
paz, crearon tensión, incertidumbre y zozobra
La respuesta
de las comunidades musulmanas fue inmediata, desde Cachemira en India hasta
Yemen hubo un clamor general por venganza produciendo un sentimiento de unidad
jamás antes visto. Vale resaltar que el Centro de Operaciones Conjuntas de las
Organizaciones Palestinas profundamente divididas condenaron de conjunto el
asesinato de Soleimani. Si pensaban dividir, fueron generadores de unidad. El
objetivo no fue cumplido.
En el propio
frente interno, parece que tampoco hay convencimiento de lo necesario de esta
acción. Da la impresión que los estrategas militares estadounidenses comienzan
a tomar nota de la magnitud del error. Desde el mando central del Ejército de
Estados Unidos ubicado en la base aérea de MacDill en Florida, el general Mark
Milley señaló que su país era "muy consciente de la magnitud de la
respuesta iraní", pero que están haciendo todo lo posible "para
reducir la tensión".
Byman cree que Trump y compañía han cometido una
"estupidez geoestratégica irreparable". Dijo que esta acción afectará
significativamente a la posición general de Estados Unidos en Oriente Medio.
Afirmó que el revés puede ser enorme, y depende en gran medida de la
preparación de Estados Unidos para la respuesta de Irán y la de sus muchos
representantes en Oriente Medio. Quisieron apagar el incendio lanzando gasolina
y ahora se están quemando. Objetivo no cumplido.
Por otra
parte, y quizás en el más significativo de los objetivos no cumplidos, hay que
destacar que se produjeron manifestaciones en contra de la guerra en más de 80
ciudades de Estados. Los participantes enarbolaron consignas como: "No
hagamos de Irán un Irak", "Fuera tropas de Irak" y "Esto ya
lo habíamos hecho antes", lo cual podría ser el preludio de un gran movimiento
estadounidense por la paz que fue tan determinante en el fin de la invasión
estadounidense a Vietnam. Si el objetivo era obtener votos para ganar las
elecciones, es probable que la acción del 3 de enero signifique la perdida de
votantes y de la elección. Otro objetivo no cumplido.
¿De qué
sirvió tal acción terrorista? Que cada quien saque sus propias conclusiones.
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