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jueves, 24 de marzo de 2016

¿OTRO MUNDO ES POSIBLE?




24-03-2016

¿Otro mundo es posible? ¿Existe alguna posibilidad de modificar las grandes desigualdades socio-económicas existentes entre un ínfimo número de personas y la gran mayoría de la población?

¿Es posible eliminar todos los efectos perversos del actual sistema socio-económico, tales como el desempleo masivo, la pobreza extrema, la corrupción generalizada, la política como negocio, el sicariato, los paraísos fiscales, las fuerzas armadas y policiales al servicio del dinero, la droga, la corrupción, etc., etc.?

A principios del año 2016, Winnie Byanyima, directora ejecutiva de Oxfam Internacional, afirmó: “Simplemente no podemos aceptar que la mitad más pobre de la población mundial posea la misma riqueza que un puñado de personas ricas que cabrían sin problemas en un autobús” [1].

Que 62 personas sean más ricas que la suma de riquezas de tres mil seiscientos millones de personas, es más que escandaloso. Y que de esas 62 personas más ricas del mundo, 59 sean hombres y sólo 3 sean mujeres, nos muestra juntas todas las aberraciones de la “civilización occidental”.

Una civilización que bajo el manto de “democracia” continúa miles de años de dominación, exterminio, rapiña, esclavitud, servilismo y apropiación total de los bienes duramente producidos y construidos por los pueblos del mundo y, en especial, del Sur. Con el manto del “terrorismo” o “invasión de inmigrantes” pretenden ocultar las grandes desigualdades socio-económicas generadas durante estos miles de años de oprobio y humillación.

Sobre el particular, existe algo substancial a precisar. Una cosa son las desigualdades y otra, muy distinta, son las diferencias.

Las diferencias entre las personas, como entre los dedos de una misma mano, son de orden físico, intelectual, e incluso psíquico. Las diferencias tienen relación directa con las particularidades de cada ser humano. En cambio, las desigualdades tienen una naturaleza muy distinta.

Que la mayoría de la población mundial nazca pobre y muera extremadamente pobre, o que unas cuantas personas nazcan ricas y mueran inmensamente ricas, no tiene relación con la naturaleza propia del ser humano. Este fenómeno de lesa humanidad obedece a una forma de organización socio-económica impuesta a sangre y fuego. Además, este modus vivendi bien interiorizado en nuestro comportamiento, es relativamente reciente en la Historia de la Humanidad.

Y este será el substrato fundamental de todo el contenido de este libro: mostrar la causa fundamental de estas grandes desigualdades socio-económicas así como su alternativa de solución.

Todo indica que la solución está al alcance de nuestras manos, y que otro mundo es realmente posible. Para demostrarlo, utilizaremos algunos nuevos conceptos, redefiniremos otros, así como nos serviremos de una nueva visión de la economía y de la sociedad que, en su conjunto, constituye lo que se podría llamar una Teoría del Cambio. No tengamos temor a enfrentar nuestra realidad, ni seamos indiferentes a lo que, tanto “a los de arriba” como “a los de abajo”, hace mucho daño y obliga a vivir en un clima de inseguridad permanente.

Construyamos una sociedad de Libertad, Igualdad, y Fraternidad. Hagamos realidad estas hermosas frases que nos han legado nuestros padres. En otros términos, construyamos la sociedad del Buen Vivir, muy caro a nuestros orígenes, la civilización tawantinsuyana.

Nota:

[1] 62 personas poseen la misma riqueza que la mitad de la población mundial | Oxfam International


viernes, 22 de enero de 2016

10 AÑOS DE PROCESO DE CAMBIO EN BOLIVIA: UNA MIRADA GEOPOLÍTICA




Katu Arkonada

ALAI AMLATINA, 21/01/2016.-
Hoy aparece una Bolivia de las luces, de los ejemplos, de las victorias y de los optimismos y esto nos coloca en un sitial muy importante y hay que saberlo aprovechar en el sentido colectivo del término, que esta visibilización de Bolivia nos sirva para apalancar un mayor crecimiento económico, presencia y liderazgo internacional, todo apuntando al temar del mar.

Álvaro García Linera


21 de enero de 2006: Evo Morales Ayma, en una ceremonia ancestral en Tiwanaku, es investido Apu Mallku (líder) de los pueblos indígenas de América Latina. Un día después, el 22 de enero, en la Asamblea Legislativa, fue posesionado como Presidente de la República de Bolivia. La misma secuencia se repetiría el 21 y 22 de enero de 2010 y 2015, tras ser electo Presidente constitucional esta vez ya del Estado Plurinacional de Bolivia.

21 de febrero de 2016: En 339 municipios, incluidas 11 autonomías indígena originario campesinas constituidas o en proceso, que conforman los 9 departamentos de Bolivia, se producirá un referéndum constitucional para que el pueblo boliviano de manera soberana y democrática, decida si se puede reformar parcialmente la Constitución para permitir que el Presidente Evo Morales y el Vicepresidente Álvaro García Linera puedan presentarse a la reelección en las elecciones generales de 2019.

En el plazo de un mes la revolución democrática y cultural boliviana va a vivir momentos trascendentales en su historia reciente. Por un lado, el 21 y 22 de enero se conmemora el aniversario del Estado Plurinacional y los 10 años del proceso de cambio, y un mes después, el 21 de febrero, se va a producir una votación histórica que va a simbolizar la fortaleza de la nueva democracia boliviana frente a la democracia fósil neoliberal.

El referéndum constitucional es probablemente la votación más importante que el proceso de cambio enfrenta desde la primera victoria de Evo Morales y el MAS-IPSP en diciembre de 2005. Las espadas están en alto, y la derecha boliviana, que ya logró introducir el “candado” de la no reelección durante la Asamblea Constituyente, se ha unido detrás del no en el referéndum, convenientemente financiada por el Departamento de Estado, como recientemente ha denunciado[1] el Vicepresidente Álvaro García Linera.

Es la votación más importante porque por primera vez está en juego, en primer lugar, la posibilidad de que Evo Morales no sea el candidato de las mayorías sociales en 2019; y en segundo lugar porque en caso de perder el Sí, el MAS-IPSP enfrentará el difícil reto de seguir profundizando el proceso sin que su líder nacional sea Presidente del Estado Plurinacional.

Y es que la figura de Evo trasciende los límites de un líder partidario, de un Presidente de un país, para cristalizar los sueños y aspiraciones de las clases populares, del movimiento indígena originario campesino boliviano, marginado por siglos de colonialidad. Evo sintetiza las luchas anticoloniales emprendidas por Túpac Katari y Bartolina Sisa, pero también las luchas anticapitalistas libradas durante la Guerra del Agua y del Gas. Evo lleva en su ajayu (espíritu en aymara, la fuerza que contiene tanto los sentimientos como la razón) un antiimperialismo forjado en su lucha contra la DEA y la USAID en el Chapare, contra la injerencia de la Embajada de Estados Unidos que hizo que lo expulsaran del Congreso cuando era Diputado; un anticolonialismo que le hizo convertirse en líder internacional del movimiento sindical y campesino durante la Campaña “500 años de resistencia indígena, negra y popular” que culminó en 1992, a 500 años de la invasión de Nuestra América; y a partir de esa campaña nació en 1993 la Vía Campesina, en la que Evo terminó de definir su propio horizonte anticapitalista y en favor de la soberanía alimentaria.

Es por eso que todos los grandes avances del proceso de cambio boliviano podemos situarlos en estas tres coordenadas, comenzando por una nacionalización de los recursos naturales que devolvió su soberanía al pueblo boliviano, permitiendo una redistribución de la riqueza sin precedentes en los casi 200 años de historia republicana e iniciar un proceso de transición hacia el socialismo que necesariamente pasaba por reforzar el Estado para dejar atrás el neoliberalismo y marcar las coordenadas de un horizonte anticapitalista a partir de las formas de economía estatal y comunitarias. A partir de esa base de mejora de las condiciones materiales del pueblo boliviano, se trazó también un horizonte anticolonial, que transformó los imaginarios de la sociedad y comenzó un lento pero a la vez imparable proceso de descolonización y despatriarcalización del Estado y de la sociedad, rompiendo además los viejos paradigmas y comenzando a definir ese socialismo comunitario del Vivir Bien que es la estación final de un proyecto político de liberación nacional y social, todo ello además a partir de una nueva relación con la Madre Tierra. Y como no podía ser de otra manera, Bolivia ha adoptado una sólida posición antiimperialista tanto en la política nacional como internacional, que comienza por la expulsión de la DEA, USAID y el Embajador estadounidense, y continua por la denuncia de todas las agresiones imperialistas y la defensa de la soberanía nacional de cualquier país del mundo atacado por el imperio.

Diplomacia de los Pueblos

Pero esta conciencia antiimperialista no es sino parte de una nueva doctrina de las relaciones internacionales y una nueva visión geopolítica del mundo multipolar que Bolivia viene construyendo, y que podemos definir bajo el nuevo paradigma de la Diplomacia de los Pueblos.

Son numerosas las referencias que podemos encontrar dentro de esta nueva Diplomacia de los Pueblos impulsada por el Presidente Evo y el Canciller Choquehuanca, pero queremos destacar 4:

•    En primer lugar, trasladar esa recuperación de la soberanía nacional y de la dignidad del pueblo boliviano a la esfera internacional mediante la interposición en la Corte Internacional de Justicia de La Haya de la demanda para reclamar a Chile una salida al mar con soberanía. No podemos olvidar que Chile arrebató mediante una agresión bélica 400 kilómetros de costa a Bolivia, una costa además (o precisamente por eso) rica en recursos naturales como guano, salitre, bórax, cobre y plata. Pero además el sello de Evo está presente logrando unificar los intereses de una nación detrás de la demanda marítima, e incluyendo en el mismo equipo a la mayor parte de ex presidentes de Bolivia, e incluso colocando como vocero de la causa a un ex Presidente del periodo neoliberal como es Carlos Mesa. Esta unidad del pueblo boliviano, pero también la solidaridad internacional que ha recibido la causa boliviana, sería impensable con cualquier otro Presidente.


•    Un Presidente que ha sido el principal impulsor de la integración latinoamericana junto a los arquitectos de la misma, los comandantes Fidel Castro y Hugo Chávez. Bolivia no solo incorporó el apellido TCP (Tratado de Comercio de los Pueblos) al ALBA, sino que ha sido un pilar importante de la constitución de la Unasur y CELAC, mecanismo de integración regional que presidirá en 2017 y a la que en palabras del propio Evo: “Todos los presidentes están convocados para participar. La mayoría asistirán, excepto Canadá y EE.UU. (...) eso también es una forma de liberarnos del dominio del imperio norteamericano”. Tampoco podemos olvidarnos del acercamiento, e ingreso, de Bolivia al Mercosur, y la posición crítica mantenida sobre el mecanismo de desintegración regional conocido como Alianza del Pacífico.


•    La apuesta por la integración latinoamericana y caribeña ha venido acompañada de una profundización de las relaciones Sur-Sur. Y en este ámbito es de destacar la presidencia del G77+China ostentada por Bolivia durante el 2014 y la realización de la Cumbre del grupo de Naciones Unidas en Santa Cruz de la Sierra en junio de ese año. Trabajo y liderazgo que se vio recompensado con la nominación de Bolivia para presidir precisamente en la ONU el Comité sobre el Proceso de Reestructuración de la Deuda Soberana en el marco de la defensa de la soberanía argentina frente a los fondos buitre.

•    Pero no solo Bolivia ha destacado en el ámbito de la diplomacia multilateral. La nueva Diplomacia de los Pueblos y relacionamiento Sur-Sur también se ha traducido en el plano bilateral. En este carril debemos destacar en primer lugar las inmejorables relaciones que existen con la República Popular China conducida por el PCCh y plasmadas en un impulso a la soberanía científica y tecnológica boliviana con la construcción en China del satélite Túpac Katari (TKSAT-1), primer satélite de telecomunicaciones propiedad del Estado Plurinacional de Bolivia. Tampoco podemos olvidarnos de las relaciones con Rusia, la otra potencia BRICS, país con el que se ha firmado un acuerdo para la construcción de un centro de investigación nuclear y capacitación de personal para desarrollar energía nuclear con fines no solo pacíficos, sino médicos.

Pero además de la nueva Diplomacia de los Pueblos, de Bolivia hacia el mundo, el mundo también tiene sus ojos puestos en el corazón de Sudamérica principalmente por 2 aspectos:

•    Primero, la buena marcha de la economía boliviana. En un contexto de crisis del capitalismo y descenso del precio petróleo hasta mínimos históricos, Bolivia sigue creciendo en torno a un 5%, algo inédito en una América Latina que roza el 1% de crecimiento medio en 2015. A pesar de que el precio del gas está indexado al del petróleo, que en estos momentos bordea los 25 dólares el barril, la buena marcha de la economía boliviana es algo que se estudia[2] incluso en la Facultad de Economía de la Universidad de Chicago, cuna y laboratorio del neoliberalismo.

•    En segundo lugar Bolivia está construyendo ante el mundo un nuevo paradigma de relación con la naturaleza. Ante un planeta que ha alcanzado sus límites de sustentabilidad, y un modelo de crecimiento que implosiona ante la necesidad de mantener la tasa de ganancia del capital, Bolivia impulsa un modelo de desarrollo que no implique crecer a costa de la explotación de los pueblos, las personas o la naturaleza. Es necesario destacar aquí la aprobación de la Ley Marco de la Madre Tierra y Desarrollo Integral para Vivir Bien, que debe convertirse en un modelo para una humanidad en la búsqueda de otro modelo de desarrollo.

•    Pero todos estos avances y el aporte boliviano a la construcción de un nuevo mundo multipolar se ven amenazados por una derecha que, con la complicidad del imperialismo, quiere impulsar también en Bolivia la restauración conservadora que ha triunfado en Argentina y obtenido un éxito parcial en Venezuela. Sin olvidar la necesidad de la formación política y creación de nuevos cuadros para continuar profundizando la revolución democrática y cultural, es necesario terminar la refundación del Estado comenzada el 21 de enero de 2006, refundación que debe culminar en 2025 cuando se complete la Agenda Patriótica y Bolivia alcance una segunda y definitiva independencia donde la extrema pobreza haya sido erradicada, y se llegue a la plena soberanía económica, científica, tecnológica o cultural.

El proceso de cambio boliviano es ahora mismo, por factores tanto endógenos como exógenos, el más sólido y estable de la región. Pero para que esa estabilidad no se vea amenazada, es necesario el triunfo del Sí en el referéndum del 21 de febrero. Ese triunfo no solo permitirá que Evo y Álvaro puedan volver a ser los candidatos del pueblo en 2019, sino que será un soplo de aire fresco para el proceso de cambio continental, que debe volver a tomar impulso tras las derrotas electorales en Argentina y Venezuela.

- Katu Arkonada es diplomado en Políticas Públicas. Ex asesor del Viceministerio de Planificación Estratégica y de la Cancillería de Bolivia.  Miembro de la Red de Intelectuales en Defensa de la Humanidad.

________________________________________
[1] http://www.hispantv.com/newsdetail/Bolivia/200723/morales-oposicion-bolivia-eeuu-referendo-linera
[2] Conferencia del Ministro de Economía del Estado Plurinacional de Bolivia Luis Arce Catacora en la Universidad de Chicago, abril de 2015 http://medios.economiayfinanzas.gob.bo/MH/documentos/Presentaciones/Presentaciones%202015/1_Pres.Chicago_University_(16.04.15)_Espa%C3%B1ol_2.pdf


URL de este artículo:  http://www.alainet.org/es/articulo/174919

viernes, 3 de julio de 2015

EL DILEMA DE NUESTRO TIEMPO: EXTRACTIVISMO O INDUSTRIALIZACIÓN PARA EL “BUEN VIVIR”




“El extractivismo es autoritario, contaminador, destructor de la naturaleza”

Gran Angular
03-07-2015

Alberto Acosta, político de izquierdas, fue uno de los padres de la Constitución de Ecuador y ex ministro de Energía y Minas. Desde esta posición impulsó una iniciativa para no explotar petróleo en el Parque Yasuní, que fue finalmente archivada por el Ejecutivo de Correa en 2013. Fue presidente de la Asamblea Constituyente (hasta junio 2008). Sus divergencias con Correa provocaron su renuncia en el cargo. Tras este período, el economista se desempeña como profesor en la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso) y ha publicado diversos libros donde critica el modelo económico imperante basado en la extracción de recursos naturales y materias primas en toda América Latina. En esta entrevista Acosta señala que Perú y Ecuador tienen muchas similitudes, ya que ambos son “países producto”, porque basan su economía en actividades extractivas, que traen como consecuencia múltiples conflictos sociales.

¿A qué se debe que los países con mayores recursos naturales tengan mucha pobreza?

Los países que tienen una enorme dotación de recursos naturales, son los que tiene más dificultades para que crezca su economía, son países que se caracterizan por prácticas económicas rentistas, por una estructura social marcada por el clientelismo y por gobiernos autoritarios y represivos; entonces, ¿somos pobres porque somos ricos? Parecería que hay una suerte de maldición de la abundancia. Hay quienes dicen que sí se puede salir esa maldición, pero plantean una salida con una mayor utilización de los recursos naturales, abriendo la puerta a una mayor transnacionalización de las economías y creo que esa salida neoliberal no da respuestas adecuadas, tampoco la salida neo-desarrollista de los llamados gobiernos progresistas que, a la postre, lo que hacen es usar el extractivismo.

Además de la política autoritaria, ¿qué otros factores nos conducen a la maldición de la abundancia?

El extractivismo en sí es autoritario, contaminador, destructor de la naturaleza, depredador de la vida y de las comunidades. No puede haber un buen extractivismo, no puede haber un extractivismo sustentable, ya que es un esquema que sofoca todo lo que tiene que ver con la vida, sea el trabajo, la comunidad o la naturaleza. Entonces el punto medular acá es que el autoritarismo es esencial dentro del extractivismo, debido a que no es democrático porque no hay democracia en un proceso que está depredando a la naturaleza, la Pachamama (Madre Tierra) y a las comunidades.

La postura de los gobiernos progresistas, como el de Ecuador, ha sido la de procurar un mayor acceso y control por parte del Estado sobre los recursos y beneficios que genera la actividad, sin cuestionarse el modelo extractivista en sí. ¿Cómo se ha puesto en práctica este reclamo? 

 Bueno, de alguna manera, lo que hay es un discurso, pero no una práctica. Se habla de la necesidad de que el Estado tenga una mayor participación en la renta petrolera y en la renta minera, pero este es un discurso que en la práctica es muy difícil de poner en marcha, en la medida que el gobierno ecuatoriano sigue dependiendo de las empresas transnacionales para ampliar la frontera petrolera o para abrir la puerta a la megaminería. Adicionalmente, la propuesta del Gobierno ecuatoriano dice que debemos liberarnos del extractivismo, pero ampliando las actividades extractivas (petroleras, mineras, agrarias) y eso en sí lleva a una enorme contradicción; es como que un médico le proponga a un paciente-que tiene un grave problema de drogas-, salir de esa afección aumentando la dosis de estupefacientes que consume y diciendo que después vamos a necesitar menos drogas. Eso es una verdadera aberración, es ilógico.

¿El gobierno de Correa está implementando políticas públicas a favor del extractivismo?

 Lo que se ha hecho es una mejor redistribución del ingreso, pero a la vez se ha permitido que los grupos económico obtengan mayores beneficios; por ejemplo, se ha incrementado mucho la inversión en salud y está bien, pero no se llega todavía a la meta propuesta por la Constitución, aprobada incluso con apoyo de este gobierno que se caracteriza por ser el que mayor tiempo ha estado en función en toda la historia de la república ecuatoriana, y es el que mayor cantidad de ingresos económicos ha tenido; ningún gobierno ha tenido tanto dinero como este. Ecuador exporta petróleo desde agosto de 1972, son casi 43 años exportando. Si ponemos todos los ingresos petroleros en valor del año 2007 (año en que empieza el gobierno de Correa) para arriba y hacemos una comparación, este ejecutivo ha recibido más del 41 % de todos los ingresos petroleros; entonces, con tanto dinero, se ha realizado una importante inversión en educación, salud, obra pública, bienestar social, vivienda popular; pero si bien ha logrado reducir la pobreza medida a través de los ingresos, no ha reducido la excesiva concentración de la riqueza.

¿Se quiere imponer la megaminería metálica en Ecuador? 

 Ecuador se caracteriza por ser un país producto, exportamos cacao, banano, espárragos, flores, frutas tropicales, petrolero, camarones, y ahora el Gobierno pretende transformarlo en un país minero. Aquí solo hubo la mediana, pequeña, y microminería artesanal; pero nunca la megaminería. Los gobiernos neoliberales no lograron abrirle la puerta; sin embargo, este gobierno progresista lo hace y es una de sus grandes contradicciones.

¿Por qué se quieren iniciar actividades extractivas mineras? 

 Porque las reservas de petróleo están declinando y yo sostengo, como tesis para el debate, que hay una suerte de ‘ADN extractivista’ en la sociedad ecuatoriana y en las sociedades latinoamericanas, no somos capaces de imaginarnos un país que no sea dependiente.

¿La salida es la industrialización?

 No necesariamente la industrialización tradicional, sino la construcción de otro esquema de vida, lo que llamamos el “Buen Vivir”, que es en sí una alternativa al desarrollo y al progreso. El petróleo sigue siendo una fuente importante de financiamiento de la economía ecuatoriana, todavía el 50% y, a veces, el 60% de las exportaciones provienen del petróleo. El 13% del Producto Bruto Interno (PBI) se gesta a través del petróleo, un 30% de los ingresos fiscales tienen que ver con petróleo, y ahora el Gobierno está planteando la megaminería; es simplemente pasar de ser un país petrolero, a ser un país minero. Seguir siendo un país producto sin capacidad de dar respuestas de fondo, eso no va a resolver la pobreza ni la dependencia.

¿Qué consecuencias traería el extractivismo minero a grande escala en Ecuador? 

 Sabemos que las actividades extractivas al ser depredadoras de la vida, provocan muchas luchas sociales, deterioro ambiental y más inequidad. El hecho aquí es que a través de una mayor explotación de los recursos naturales, no estamos dando una respuesta clara y categórica a los problemas. El caso peruano es paradigmático, la mayoría de conflictos sociales tienen que ver con cuestiones ambientales y con afectaciones de derechos humanos, provocadas particularmente por la minería y por el petróleo.

¿Cuál es el marco legal en Ecuador para proteger los derechos de las comunidades y el medio ambiente?

 En la constitución de Ecuador tenemos una serie de normas muy importantes; por ejemplo, el artículo 57 de nuestra Constitución establece con claridad que en aquellas zonas donde se determine la existencia de indicios de pueblos en aislamiento voluntario, se deben detener todas las actividades extractivas. El Gobierno no cumple esa norma, está abriendo la puerta para explotar el Yasuní, un parque natural donde hay evidencias de comunidades indígenas. Hay otras normas importantes que no se aplican como la que manifiesta que el agua es un derecho humano fundamental, por lo que se prohíbe toda forma de privatización del agua y acaparamiento de este recurso; es una situación realmente lacerante. Además, la Constitución prohíbe la importación y los cultivos de semillas transgénicas, pero se está abriendo la puerta paulatinamente a la llegada de los estos cultivos y de estas semillas, cambiando la norma constitucional.

El avance de la minería a gran escala en América Latina ha llevado a sus gobernantes a tener una política de criminalización de la protesta, en Perú los activistas ambientales vienen siendo calificados como terroristas antimineros… 

 Lo que se hace en el Perú se hace en el Ecuador, hay un discurso de desprestigio de ataque en contra de quienes defienden la vida, se les acusa de terroristas, de infantiles, de locos, igual que en otras partes de América Latina, militarizan las zonas donde se quiere hacer actividad petrolera o minera; todavía no ha terminado la colonización, somos repúblicas, pero repúblicas colonizadoras y eso tiene que decirse con claridad.

¿Qué propone para que Ecuador no se base en el extractivismo sino en otras formas de economía?  

Tenemos que entender que se requiere un proceso de transiciones múltiples para salir del extractivismo; por ejemplo, no podemos suspender de la noche a la mañana la actividad petrolera, pero no se puede seguir ampliando la frontera petrolera. Ecuador extrae y exporta petróleo con alto costo social y ambiental, pero no tiene la capacidad suficiente de refinación y tiene que importar derivados de crudo para satisfacer la demanda interna. Gran parte de éstos, se destinan a la generación de energía térmica para electricidad, generada a través de diesel o de gas. Segundo, habría que aprovechar mejor las fuentes alternas de energía como la energía solar y la energía eólica. Tercero y fundamental, plantearnos para qué necesitamos tanta energía, hay que cambiar la forma de consumir energía. Por ejemplo en el caso peruano, leí un estudio que demuestra que gran parte de la mayor capacidad de energía que se está construyendo, no es para satisfacer la demanda de los seres humanos, sino para satisfacer las demandas de las empresas mineras que generan una enorme destrucción.

¿Qué se necesita para que Ecuador y Perú sean países desarrollados? 

 Necesitamos comenzar a pensar en algo diferente al desarrollo, ya que éste es un mandato mundial que venimos persiguiendo desde hace mucho tiempo atrás igual que el progreso. En nombre del progreso y en nombre del desarrollo aceptamos todo, la destrucción de la naturaleza, la afectación de las comunidades. La pregunta que nos hacemos luego de tantas décadas de perseguir el desarrollo es: ¿Cuántos países se han desarrollado en el mundo? El asunto es mucho más complejo, incluso los países llamados desarrollados están mal desarrollados, tienen un estilo de vida depredador, que va más allá de su capacidad de incidencia sobre la naturaleza, están viviendo sobre sus capacidades ecológicas, son países que no han resuelto sus temas sociales ni sus niveles de inequidad. Además son países que están con elevados niveles de contaminación. Entonces, ¿hasta cuándo vamos a seguir persiguiendo ese fantasma que más parece un muerto viviente? La idea es liberarnos de las ideas de desarrollo y construir el Buen Vivir.